La razón del conocimiento en las ciencias sociales: un acercamiento a los programas de investigación científica
Alberto Arellano Ríos
¿Por qué consagrarse a algo que realmente no tiene ni puede tener nunca fin?
El conocimiento en las ciencias sociales
La construcción y articulación de la relación entre sujeto-objeto se hace posible en Occidente en el momento en que el primero evidencia una diferenciación y la extiende a la observación del segundo; esta tradición intelectual se diferencia de otras como la sabiduría y el pensamiento. La sabiduría es fuente de certezas irreflexivas en la medida que se sustentan en la magia y en la religión; el pensamiento por su parte, de certezas reflexionadas y sistematizadas pero sustentadas en la especulación filosófica, y finalmente, el conocimiento se deriva de la inquietud por buscar certezas verdaderas sobre la existencia del objeto y que no se limitan necesariamente sólo a su explicación descriptiva sino que por lo menos pretende comprender su existencia funcional desde la ciencia.
El siglo XIX marco una revolución en las ciencias sociales, influidas por la filosofía racionalista y de la Ilustración, se dio de una ruptura con las concepciones teológicas y las filosofías escolásticas ligadas al feudalismo en decadencia; todas se enlazaron en la propuesta que recibió el nombre de positivismo. Las nacientes ciencias sociales buscaron desde su aparición las leyes que rigen la sociedad, todas ellas independientes de la voluntad humana, invariables y que manifiestan una armonía natural en la vida social. La lógica en la que sustentaban su ambición académica se comprendía en la idea, según la cual, los fenómenos sociales se deben observar y explicar causalmente -con independencia de los juicios de valor ideológicos, de los prejuicios y preconceptos- así, se lograba la pretendida neutralidad y objetividad propias de una ciencia. Las ciencias naturales y sociales ponían generalmente sus esperanzas en las técnicas de investigación cuantitativas, que son una buena herramienta pero son insuficientes, porque aún en ellas es imprescindible la interpretación.
El espíritu anterior guío la discusión en la filosofía de la ciencia, pero mientras que las ciencias naturales lograron la unidad metodológica en el siglo XIX, las ciencias sociales con la misma pretensión quisieron descubrir las proposiciones generales sobre las mutuas relaciones de los hombres. Como ciencias se plantearon la búsqueda de la verdad, la explicación objetiva y racional del universo social como la fuente y la base para la comprobación del conocimiento; este anhelo sólo hizo de la filosofía de las ciencias sociales una especie de triste hermanastra de las ciencias naturales.
Sin embargo, desde que se reconoce que las ciencias sociales son diferentes a las ciencias naturales en virtud de que la compresión del mundo social, como la búsqueda de la Totalidad: historia y verdad total, es imposible; se les reconoce a éstas la legitimidad académica en cuanto se convierten en un instrumento de autocomprensión, autoconocimiento y autoconfianza del mundo social y logran una simple y ligera autonomía del pensamiento filosófico, del cual no prescinden totalmente. Los dogmas naturalistas en las ciencias sociales sólo generan tensión en el trabajo histórico-empírico, y la investigación social es un proceso continuo de revaloración y convalidación de los hechos históricos en la dimensión de espacio y tiempo; al respecto las ciencias sociales no niegan por completo su relación con la filosofía pero por su intención de autocomprensión de la sociedad moderna, no deben mantenerse bajo la tutela de las ciencias naturales y exigir disculpas por su supuesta inferioridad.
La ciencia es un universo de proposiciones sistemáticas y ordenadas lógicamente que la vuelven un lenguaje especializado de conocimiento empírico en este caso de la sociedad; pero la discusión epistemológica se hace errada en el momento en el que los teóricos sociales sólo centran su discusión en la naturaleza y articulación de los principios de pensamiento que se utilizan para observar y estudiar a la sociedad sin mirar sus aportaciones "prácticas". Ya lo decía Anthony Giddens, para quienes están interesados fundamentalmente en la investigación empírica, las escuelas y tradiciones en disputa, representan y confirman una idea muy clara y presente en ellos, la cual consiste en que los debates teóricos son de poco interés o de poco relevancia en su trabajo. Es cierto, que los teóricos se preocupan por la discusión sobre el status de las ciencias sociales en su relación con las ciencias naturales; la naturaleza de sus leyes y generalizaciones; la interpretación de la agencia humana y el carácter formal de sus instituciones, entre otros, pero lo más importante es que la teoría social conduzca a comprender o descubrir hechos nuevos y sirva realmente en la construcción de conocimiento.
El positivismo se presentó como la mejor filosofía científica para desentrañar las pautas culturales y la lógica interna de las instituciones sociales; pero tan pronto como se elevó, con el paso del tiempo, demostró su ingenuidad y cayó estrepitosamente, porque se revaloraron formas no positivas (formas rígidas, escépticas, pero antes que nada objetivas) como la hermenéutica y la historia con los cuales se comprendían de manera distinta las problemáticas actuales del humanidad y la sociedad.
El redescubrimiento de la hermenéutica y la historia en las ciencias sociales
Las ciencias sociales son ciencias de la realidad y se ocupan de la intervención de los procesos mentales para la interpretación. Son en realidad una labor distinta al proceso de conocimiento cabal que se pudiera obtener de la naturaleza. Las ciencias sociales tienen como objeto primordial de estudio la sociedad humana y, más concretamente, las diversas colectividades, asociaciones, grupos e instituciones sociales que los humanos forman, y su actitud ante ellos le bebe permitir subrayar la unidad y la diversidad del mundo social en una idea de interdependencia de todas las áreas de la realidad social. La interdependencia no significa que las ciencias sociales acepten el supuesto de que cada nivel de la realidad social posea igual peso en la causación de los fenómenos observados. Al contrario, es tarea de las ciencias sociales establecer qué factores son los predominantes en cada situación, por mucho que se considere que cada nivel de la realidad social -el económico, el cultural, el político, el comunitario- posea un cierto grado de autonomía.
Las ciencias sociales trabajan con certezas, plantea Agnes Heller, y aunque pueden aspirar a establecer leyes, métodos o reglas es imposible la solidificación de leyes universales. Para Heller las ciencias sociales no deben resolver problemas sino analizarlos e interpretarlos, idea que en principio se comparte pero que no significa que el conocimiento en las ciencias sociales no sea transformador de la realidad social. Las ciencias sociales en general han dejado de lado la tentación normativista y positivista, y se encuentran hoy en el punto de enunciar un código de principios básicos que le permitan al científico social trabajar y, conforme a ello, valorar e interpretar la realidad social.
Otra de las grandes "derrotas" que el positivismo ha tenido al interior de las ciencias sociales consiste en la revaloración de la historia en la investigación social en tanto es una parte fundamental para la comprensión de la realidad. La aspiración de las ciencias sociales es el conocimiento de un fenómeno histórico significativo. La historia permitió la renovación del pensamiento social luego de la crisis que sufrió en la primera mitad del siglo XX. La visión lineal en la idea de progreso en el que mantenía sus esperanzas la civilización occidental, provocaron que las interpretaciones del hombre y su mundo, pasado, presente y futuro no se vieran con actitud crítica. Las ciencias sociales comenzaron a mirar en la historia, otro pilar sobre el que se construía el futuro, no en una valoración historiográfica del mundo social sino en una comprensión refundadora de las ideas acerca de la realidad social, la objetividad del conocimiento científico, la relación entre el sujeto cognoscente y el objeto de estudio, y en la comprensión del encadenamiento de las acciones humanas.
El uso concreto de la historia radica en que después de la aproximación, la definición y delimitación del fenómeno a estudiar, se hace necesario recurrir al pasado en tanto permita comprender el proceso socio-histórico, Croce lo planteó de forma muy clara cuando afirmó que la "historia está en realidad relacionada con las necesidades actuales y la situación presente que vibran los hechos". No cabe duda, en que se hace necesario el conocimiento sobre el desenvolvimiento del acontecimiento que se quiere explicar. El tratamiento histórico que el científico social haga de la historia diferirá del historiador en tanto determina cuales hechos son relevantes para la explicación del fenómeno. El científico social indaga en el pasado para orientarse en este proceso de su investigación con la única certeza de que la base empírica de la cual se sirve es una interpretación no exacta de la realidad.
El problema principal que se plantea entonces es en cuanto a la manera de utilizar el acervo empírico disponible para el investigador y que en sí es un acervo interpretativo previo de la realidad. Las consecuencias que las distintas fuerzas sociales tienen en la realidad son palpables y revelan su verdadera magnitud hasta haber transformado el proceso social. Por ello, ni hay ni tanto historiadores ni científicos sociales, sino historiadores sociales que analizan leyes generales de sistemas particulares y las secuencias particulares mediante las que se han desarrollado los sistemas en una idea de ciencia social histórica. El estudio del devenir de los procesos sociales, y la idea de comprenderlos obliga al investigador social a indagar en el pasado para buscar respuestas a preguntas que se plantea en el presente; por lo que la historia se convierte en un elemento importante para la explicación de los fenómenos sociales. Por lo tanto, el conocimiento de leyes sociales no es un conocimiento socialmente real como no sea en razón del significado que la realidad le otorga en las relaciones específicas.
Una mirada a los programas de investigación científica
Los cultivadores de las ciencias sociales pasaron desde la adhesión irrestricta a un modelo positivista inspirado en las ciencias naturales que se ocupaba de la explicación de hechos mediante proposiciones cuyo valor de verdad no variaba de un conjunto de circunstancias a otro, a enfoques dotados de mayor apertura hacia otros estilos de trabajo. Las nuevas definiciones acerca del objeto de estudio de las ciencias sociales, de sus formas de elaboración teórica y estrategias metodológicas y de las relaciones con la aplicación del conocimiento, configuran hoy un modelo emergente que está cambiando radicalmente el rostro de las ciencias sociales.
Uno de ellos, es el que propone Imre Lakatos que se comprende en una nueva conducta científica, y por lo tanto del científico social, para guiarse con cierto escepticismo con relación a las teorías más estimadas; así, el valor científico del trabajo de investigación depende sólo del apoyo objetivo que prestan los hechos a las conjeturas. No es con el calculo y la previsión matemática como se puede dominar el conocimiento sobre la verdad de las cosas, el intérprete o científico social debe comprender y explicar el curso de una acción histórica al observar el comportamiento racional de acuerdo con la obtención del fin a través de un cálculo retrospectivo de posibilidades.
El trabajo científico, es decir, el estudio de la relación entre el concepto y lo empírico, pasa por la interpretación del sentido último para obtener el conocimiento de las cosas; el cual tiene como presupuesto de validez la estructura lógica y metodológica. En esta idea se despliega una ética científica de vocación, ya que la búsqueda de claridad despierta un sentido de responsabilidad cuando se está consciente de que la producción científica del investigador social se volverá arcaica dentro de diez, veinte o cincuenta años. En virtud de lo anterior, la propuesta de Lakatos específica el entorno de trabajo del científico social; su propuesta de trabajar por medio de programas de investigación científica encierra antes que nada, una actitud de honestidad científica, y logra la unión entre la investigación y la acción delimitando en forma precisa el proceso continuo de relación entre el análisis de los hechos y su conceptualización con la forma de construir la teoría.
La propuesta de Lakatos tiene dos aspectos: uno interno y otro externo. En el interno se considera que el contexto de la discusión racional se desarrolla entre conjeturas y refutaciones; y en el externo, se hace referencia a circunstancias psicológicas y sociológicas existentes en la actividad de investigación por lo que hay en su propuesta un alto contenido ético, ya que en el proceso de investigación, el científico social guarda una relación con sus valores que lo diferencian de las científicos naturales en tanto tiene que encontrar la significación de lo real al seleccionar temas, enfoques y documentos; esta selección se hace a partir de la relación del investigador social con sus valores.
Los programas de investigación científica son una aproximación a la forma sobre cómo construir conocimiento y desarrollar la ciencia social en términos concretos y prácticos. La ciencia se comprende, desde este punto, como un conjunto de principios que guían los programas de investigación que le permiten al científico plantearse un determinado tipo de problemas de investigación para resolverlos por medio de las teorías científicas. Planteamiento que nos sitúa en un plano intermedio de la discusión, es decir, entre el nivel macro de discusión teórico-abstracto, y el nivel micro de la investigación eminentemente empírica.
Las ciencias, para hablar en plural, son cuerpos de conocimiento que se vertebran en torno a conceptos fundamentales, y los resultados científicos de una investigación dependen del objeto que se estudia y de los métodos de análisis que se usan. Un programa de investigación en esta idea, se constituye a partir de un "núcleo firme" -conjunto de hipótesis o teoría irrefutable por decisiones de los científicos-, de una "heurística" que instruye los científicos a modificar el "cinturón protector" -conjunto de hipótesis auxiliares y métodos observacionales-, para adecuar el programa a los hechos. Un programa es "progresivo" cuando presupone hechos nuevos y alguna de estas presuposiciones son corroboradas; es "regresivo" cuando no presupone hechos nuevos, o, previendolos, no son corroborados.
Lakatos toma de Popper los ingredientes esenciales del racionalismo crítico. -la creencia de que el crecimiento del conocimiento científico es racional y que la crítica es el vehículo de tal crecimiento. De Kuhn toma la "tenacidad" de la ciencia y la importancia de "contextualizar" la explicación del crecimiento de la ciencia pero rechaza el relativismo de crecimiento de la ciencia.
Considerar la propuesta de Lakatos es tener en cuenta que los científicos sociales despliegan su racionalidad en combinación con el ingenio y la creatividad para hacer de su trabajo una actividad artesanal; de manera que en dicho trabajo se encuentran presentes una pluralidad de alternativas que reivindican el trabajo científico. En los programas de investigación científica se unen la teoría y la investigación para realmente dar paso realmente a un teoría científica de un fenómeno social.
Es cierto que la construcción de cuadros teórico-metodológicos en la teoría social configuran ordenes de argumentación pero estos sólo tienen sentido cuando se aplican al estudio de un fenómeno determinado. Los científicos sociales también asumen esta complejidad de lo real y la diversificación de posibilidades teóricas y epistemológicas, y saben que nadie está ajeno a las discusiones teóricas en la medida que son paradigmas para comprender la realidad; su uso ideológico o limitador de la creatividad intelectual es claro cuando en los programas de investigación científica no se orquesta coherentemente la metodología. Pretender ser un científico social por medio de los programas de investigación científica significa encontrar certezas verdaderas e interpretar el significado conforme a la tradición intelectual de occidente: el conocimiento. Weber lo plantea en las siguientes palabras:
...la ciencia en la actualidad, es una "vocación" llevada a efecto mediante las especializaciones puestas al servicio de la toma de conciencia de cada uno de nosotros, y del conocimiento basado en determinados enlaces enfáticos, constituye un testimonio de nuestra memoria histórica, al cual no podemos dejar de lado si pretendemos mantener la fidelidad para con nosotros. En estos tiempos la ciencia está lejos de ser un don de visionarios y profetas que reparten bendiciones y revelaciones; tampoco es parte integrante de las reflexiones de los sabios ni de filósofos, en lo referente al sentido del mundo.
Consideraciones finales
El presente ensayo buscó reflexionar sobre la situación en la que se encuentran las ciencias sociales, y no quiso limitarse a una discusión abstracta de filosofía de la ciencia o de teoría social sino que con base en una propuesta concreta sobre la forma en que trabaja el investigador social, como es la de Imre Lakatos, intenta construir un guía de trabajo; propuesta que se ve enriquecida con los planteamientos de Max Weber, Agnes Heller e Immanuel Wallerstein.
Para un científico la ciencia es su vida y la vida de cada se puede resumir como una permanente formulación de objetivos y logro de metas. El científico social crece en la medida que logra responder su preguntas y solucionar las problemáticas planteadas. En los programas de investigación científica el investigador social asume que uno de los resultados finales de su labor es la divulgación de su trabajo, lo que la hace una actividad socialmente sustancial. Cuando el conocimiento fluye e influye en la sociedad contribuye a concebirla cada vez más compleja, por lo que es imprescindible que los investigadores sociales se esfuercen por hacer de su actividad una profesión creadora de primera magnitud y hagan del mundo que nos rodea un ente inteligible.
Los programas de investigación científica, en combinación con la sociología comprensiva de Weber y la hermenéutica de Heller, recuerdan reiteradamente que hay una diversidad de métodos y no hay ninguna verdad absolutamente establecida, aunque el descubrimiento técnico requiere de una formación especializada. El conocimiento del mundo social es el puente y vínculo entre la ciencia y la sociedad y los programas de investigación científica, son antes que nada, una actitud de trabajo en el científico social. En la propuesta de Lakatos es primordial considerar por igual las reflexiones de Weber y Heller en cuanto que la verdad se enuncia en un sentido argumentativo. Desde que la ciencia es la explicación dominante del mundo por medio del conocimiento, se llega a la conclusión de que éste carece de la actitud de certeza. Proposición que se demuestra en el momento de que el conocimiento puede ser falsificable; podemos buscar certezas en la metafísica, en el arte, la religión, el vínculo humano y a veces encontrarla, pero la ciencia, y concretamente la ciencia social, no dice Heller:
... no nos prometerá certeza: al contrario; nos dará libertad: no es necesario estar de acuerdo con la gran narrativa hegeliana de la historia para llegar a su conclusión: aquí está Rhodus, aquí saltamos"
La inquietud de las ciencias sociales por el condicionamiento de los valores en el trabajo científico, es decir, por la "objetividad" de los resultados científicos y sus "límites", depende del método, la fecundidad científica, la coherencia lógica y la objetividad empírica, y no tanto en la validez de los resultados. El investigador social es, en la mayoría de los casos, un sujeto público que debe guiarse por una ética privada y pública que le garanticen a sus investigaciones el mayor acercamiento posible con la "verdad". Si hay algo que distingue al investigador y al científico social es que su trabajo se desarrolla en un todo complejo del que forma parte.
En ningún momento es la intención enarbolar cierto relativismo cognitivo o una discusión de significados abstractos sino buscar las condiciones para el consenso en las ciencias sociales; y lograr con esta actitud, la imparcialidad necesaria y el uso de herramientas que permitan la acumulación de conocimiento verdadero del hombre y la sociedad. Toda vez que el desarrollo científico-tecnológico de las ciencias naturales y duras le han permitido al hombre demostrar su enorme capacidad para la transformación de la misma naturaleza; sin embargo, muchas de las aspiraciones humanas siguen postergándose o alejándose y el peligro de la destrucción del género humano obligan a que las ciencias sociales desmenucen al hombre y la sociedad para reelaborar las bases en las que se sustentan la organización social.
La ciencia social no debe limitarse en la crítica radical sino que también debe centrar se propuestas para cambiar el orden social o político. La aplicación concreta del conocimiento social en la realidad, se explica en su auxilio para la formulación de las políticas públicas. Con esta actitud reflexiva se refuerza la vigencia de las ciencias sociales para construir teorías, modelos, relaciones, categorías y métodos de análisis con los cuales comprender los fenómenos sociales a investigar, pero también buscar y diseñar soluciones concretas a problemas concretos.
Lejanos están los tiempos de la exclusión teórica y la intolerancia intelectual, el valor de las ciencias sociales al día de hoy está determinado por la renovación de las relaciones entre la ciencia y el ciudadano, la investigación y la sociedad y por reinterpretar la idea de progreso, si es que todavía es considerada, en una idea de sustentabilidad; es decir, en que la liberación frente a la naturaleza no tiene como propósito ir en su contra ni contra el género humano.
Notas
1. Max Weber, "La ciencia como vocación", El político y el científico, México: Colofón, 1997, p. 94.
2. Humberto Cerroni, Política. Método, teorías, procesos, sujetos, instituciones y categorías, México: Siglo XXI, (2 ed.), 1997, p.19.
3. Ibid, p. 21.
4. Richard Bernstein, La reestructuración de la teoría social y política, México: FCE, 1983, p.13.
5. Agnes Heller, "De la hermenéutica en las ciencias sociales a la hermenéutica de las ciencias sociales", Agnes Heller y Ferenc Fehér, Políticas de las postmodernidad. Ensayos de critica cultural, Barcelona: Península, 1989, pp. 9-22.
6. Agnes Heller, op. cit.
7. Humberto Cerroni, op. cit. p.24.
8. Giovanni Sartori, La política. Lógica y métodos en las ciencias sociales, México: FCE, 1996, p. 229.
9. Anthony Gidenns y Jonathn Turner, "Introducción", La teoría social hoy, Madrid: Alianza Universidad, pp. 9-21.
10. Idem.
11. Max Weber, Sobre la teoría de las ciencias sociales, México: Premia (3 ed.), 1988, p. 29.
12. La sociedad es un concepto fundamental para las ciencias sociales y se usa para referirse a una amplia red de relaciones que incluyen ciertos fenómenos más específicos que son los objetos de análisis, Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, Madrid: Aguilar, 1977, p. 31.
13. Humberto Cerroni, op. cit. p. 24
14. Max Weber. Sobre la teoría..., p. 33.
15. Benedetto Croce, La historia como hazaña de la libertad, México: FCE, 1992. p. 11.
16. Immanuel Wallerstein, "Análisis de los sistemas mundiales" en Giddens y Turner (coords.), La teoría social hoy, Madrid: Alianza Universidad, 1998, p. 416.
17. Max Weber. Sobre la teoría..., p. 35.
18. Imre Lakatos, La metodología de los programas de investigación científica, Madrid: Alianza Universidad, 1993, p.10.
19. Max Weber, La ciencia como..., p. 96.
20. Ibid. p. 94.
21. Imre Lakatos, op. cit. p. 21.
22. Max Weber, Ensayos sobre metodología sociológica, Buenos Aires: Amorrortu, 1973, pp. 61-73.
23. Imre Lakatos, op. cit. p. 13.
24. Ibid. pp. 20-23.
25. Sartori, op. cit. p. 95.
26. En la metodología se orquestan los procesos de investigación, análisis de la información y la presentación de unos resultados, en ella se delimita el objeto de estudio, por medio de su conceptualización y las técnicas de investigación a emplear para su estudio.
27. Max Weber, La ciencia como..., pp. 115-116.
28. Agnes Heller, op. cit. p. 98.
Bibliografía
Bernstein, Richard, La reestructuración de la teoría social y política, México: FCE, 1983.
Cerroni, Humberto, Política. Método, teorías, procesos, sujetos, instituciones y categorías, México: Siglo XXI, (2 ed.), 1997.
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Wallerstein, Immanuel, "Análisis de los sistemas mundiales" en Giddens y Turner (coords.), La teoría social hoy, Madrid: Alianza Universidad, 1998, pp. 398-417.
Weber, Max
"La ciencia como vocación", El político y el científico, México: Colofón, 1997, pp. 81-121.
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Sobre la teoría de las ciencias sociales, México: Premia, 1988.
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