La poesía visual de José Luis Castillejo. La aspiración de una escritura de lo inefable. The visual poetry of José Luis Castillejo. The aspiration to achieve a writing of the ineffable. Patricia Martínez Cruz Recibido: 29/03/2018
José Luis Castillejo (Sevilla, 1930 - Houston, 9 de septiembre de 2014) basa su producción escrita en una singular teoría sobre la escritura, influenciada por el budismo zen, el cual repercute primero en Zaj, el colectivo artístico al que el escritor se sumó de 1966 a 1969 . Bajo este influjo, mundo, realidad y vida tratan de presentarse principalmente como experiencia de libertad y comprensión de lo inefable. La grafía se escribe fuera de la significación convencional; pues colocada desnuda, se pretende suscitar vivencias artísticas que tratan de erguirse por encima de la represión política y cultural de la época, respuesta de un escritor que, habiendo observado el exterior, pudo comparar y ser partícipe de las acciones de un grupo de artistas que, como él, estaban intranquilos por lo que descubrían en otros países.
Comenzó la vigilancia, no porque sus acciones llegaran a las masas y éstas las comprendieran y aceptaran , sino porque se tiene miedo de lo que rompe esquemas y se sitúa abiertamente fuera de los cánones impuestos. Acostumbrados al modo franquista de hacer arte, costaba trabajo respirar otro viento. Sin embargo, aunque suscitar la expectación y la molestia era parte del juego Zaj, a veces cundía el desaliento en los partícipes, como se expresa en la correspondencia entre los integrantes de Zaj y Dick Higgins, integrante de Fluxus. Así pues, José Luis Castillejo escribe a Dick Higgins en abril de 1967:
La práctica de arte interdisciplinar, el cruce de lenguajes y su postura subversiva que confrontaba no sólo el sistema político, sino las convenciones del mercado cultural, al realizar acciones únicas que permitían experiencias alternas, de otro modo ni pensadas, creaban incertidumbre en unos y asfixia en otros. De allí que se decidieran los segundos por el exterior. Así lo escribe Juan Hidalgo a Higgins en diciembre de 1971: “A causa de la muerte de mi padre, recibiré algún dinero e intentamos dejar España y sus problemas políticos y morales para siempre e irnos a vivir a Italia” (p. 80).
Escritura sin palabras, música sin notas, pintura sin pincel, etc. resultaban muy extrañas en una sociedad reacia al cambio. Zaj construyó un puente entre el interior y el exterior, entre la servidumbre y la libertad y entre una única forma de concebir la realidad y otras muchas posibilidades. La inconformidad con lo estipulado y el anhelo de renovación situaron al movimiento fuera del franquismo, pues intuían que había algo más. Ese algo más que los hizo voltear hacia el sin sentido, la vacuidad y lo inefable. Si el lenguaje artístico convencional establecía servidumbre y estancamiento, había que buscar más allá. John Cage y el budismo zen se incorporaron a la teoría y la práctica artística de Zaj. Esto desembocó en la elaboración de La nueva escritura, la propuesta-reflexión de José Luis Castillejo, sobre la escritura alejada de la palabra o mejor, del enunciado narrativo, descriptivo, argumentativo, con el cual se manipula la realidad o con el cual se manifiesta una única forma de ver, la interpretación de una sola persona a digerir por un lector adiestrado a leer igualmente, de una única determinada manera. El acto de escribir en La nueva escritura rechaza el enunciado, la historia, la descripción, la música, la pintura, el dibujo, la caligrafía. Queda el signo, desnudo de todo ornamento y de todo pensamiento, en un intento por librarlo del lenguaje, el cual según Zhuang Zi es “artesano de una construcción de nosotros mismos y de nuestra realidad, que, al designar las cosas las manipula” (citado en: Robinet, 1999, p.28). La realidad descrita por el enunciado sólo es una posibilidad entre muchas. La escritura de Castillejo intenta suscitar experiencias antes inconcebibles, en las cuales se sea partícipe de la libertad buscada, pretensión de hacer percibir lo inefable: “La escritura que yo busco es la que libera de la marca, la que no siempre está escrita. Símbolo de lo absoluto, de la totalidad, de la integración de los contrarios, del Tao, de la Totalidad…” (Castillejo, en entrevista con Mancebo, 1995). Por ello, esta nueva escritura está dirigida sólo a unos pocos, a quienes les interese , pues dice Zhuang Zi: “No se le puede hablar del océano a una rana de pozo; está atada a su espacio. No se le puede hablar del hielo a la efímera de verano; está limitada por su estación” (Citado en: Robinet, 1999, p.31).
Para luego reiterar en entrevistas y escritos su intención de resaltar el simbolismo, resonancia del inconsciente, arquetipos ocultos en la profundidad: “Mi letra no es la letra neurótica de que habla Lacan porque no es una ‘marca’ sino un ‘símbolo’” (en entrevista con Mancebo, 1995). La liberación de la escritura, bajo este supuesto, implicaría hacer ver o reconocer los arquetipos (como tomar conciencia de ellos), para recuperar la capacidad de significar: “En la nueva escritura la abstracción no es total. Cada letra tiene restos semánticos históricos, psicológicos, gráficos. Potenciar esos restos que se despreciaban, como si no fueran escritura, es lo que intenta una nueva escritura o moderna escritura” (Castillejo, citado en López Gradolí, 2008, p. 172).
El sinsentido lleva al sentido. La no escritura a la escritura, la vacuidad a lo pleno. Así pues Castillejo declara:
La aprehensión de lo que hay más allá, sólo se puede obtener de una no escritura, es decir, una escritura a la que se le ha quitado la marca, la predisposición para leer de una determinada manera, buscando de antemano significados, prolongación de una determinada política cultural. Por lo tanto, leer se entiende como una visión manipulada de la experiencia. La salida que propone Castillejo es la escritura no escrita “la de los arquetipos, es inextinguible porque no marca, sino que es el opuesto complementario de la escritura. Precisamente, el símbolo se completa con una transformación” (Castillejo en entrevista con Mancebo, 1995). Bajo esta perspectiva, la escritura no escrita sería para el autor la oportunidad de tener experiencias de libertad, significaría:
La escritura y la no escritura actúan o se conciben como complementarias e integradoras, dependen mutuamente, existe una porque existe la otra. En este supuesto, explica Castillejo:
Una realidad manipuladora y tirana, en gran medida construida con lenguaje, la construcción de discursos justificadores del dominio de unos sobre otros, los cuales una vez institucionalizados se extienden a todos los campos de la vida cotidiana y se convierten en costumbres que son difíciles de erradicar. El problema no es el lenguaje, sino el uso del lenguaje. La propuesta de Castillejo es una búsqueda de pureza, la vuelta a casa: “La nueva escritura que deseo hacer nada tiene contra la palabra hablada y sólo es enemiga de la dominación verborreica, pretenciosa, trivial o ajena al arte de la escritura” (p. 198). La vuelta a casa significa concientizar la esencia, por decirlo así, de la escritura. Por ello se comprende que un escritor es un escritor y no un psicólogo, un biólogo o sociólogo, ni dibujante o artista plástico. Castillejo busca la autonomía en la escritura, casi como si buscara el absoluto. Sin embargo, la idea taoísta, según Robinet (1999) de que “una afirmación implica la posibilidad de su negación” (p. 15), que los contrarios se incluyen y se originan mutuamente, conduce al planteamiento de que nada es absoluto, y esta creencia es la fuente de inspiración del autor:
Pensar la escritura en términos taoístas es concebir que se puede provocar una experiencia artística abierta y múltiple, capaz de hacer sentir la realidad, no sólo conformada por la represión, pues ésta únicamente es una pequeña parte de la realidad compleja en la cual los contrarios se reconcilian y hacen sentir en esa reconciliación la experiencia de ese más allá, lo inefable:
El punto de partida para llegar a tal visón sobre la escritura es el reconocimiento de la relatividad o la incertidumbre. Pues la pretensión de inducirnos a dicha experiencia parte de reconocer “que poco o nada es seguro” (p. 152). Nada puede ser afirmado como la verdad última, pareciera que la condición es el dinamismo y la flexibilidad. La percepción de la realidad con base en los cambios de forma. Por esa causa ceñir la forma a una determinada manera de pensar el arte es reducirla a la servidumbre: “en las artes como en la vida no debe haber servidumbres” —escribe Castillejo (p. 155). Ni siquiera una forma es fija cuando se encuentra en un soporte. ¿Qué hace Castillejo para inducir la reflexión sobre el movimiento flexible? Propone que las grafías no ocupan el espacio, sólo están, por ello pueden cambiar de lugar o de forma.
La flexibilidad de la grafía es consecuencia del intento del escritor por hacer percibir una realidad compleja, en la cual las posibilidades son múltiples y mutantes: La propuesta conlleva la idea de alterar o inducir otra u otras formas de leer; primero, lo inusual sorprende, se produce el extrañamiento; de allí las reacciones de rechazo o aceptación y el disparo de la reflexión sobre el hecho observado, llamado por su autor escritura artística. Segundo, tal abstracción nos presenta desafíos y posibilidades de otro modo, no imaginadas; el involucramiento del lector a través de la abstracción. Escribe Castillejo:
La intención de manifestar o hacer descubrir la experiencia de lo inefable es bastante ambiciosa; despojar a la palabra de cualquier significado también lo es, así como apelar a un simbolismo que se encuentra más allá del lenguaje, pero la propuesta de Castillejo sí nos plantea considerar otras posibilidades de otro modo impensables. Utiliza el mínimo de recursos para ello, repetición, disposición en el espacio, escritura de una sola grafía, página en blanco. Por ello, muchos lo han clasificado como minimalista; sin embargo, él no cree ser un escritor minimalista:
La búsqueda de lo inefable lo aleja de la metáfora y de la literalidad. Conforme reflexiona más sobre la escritura, se va quedando sólo con el trazo, como en The book of i’s, El libro de las dieciocho letras y El libro de la letra y otros libros, inéditos . Estos libros presentan en común el trazo reiterativo de unas cuantas grafías, colocados bajo determinada consigna, por ello, un tanto al azar y un tanto no azar. Por ejemplo The book of i’s, de 23x15.5 cm., encuadernado en pasta dura de tela gris, consta de cuatrocientas páginas en las que la protagonista es la i de 16 milímetros de altura, colocada en el centro de la página o no colocada, pues depende de la consigna, si la palabra en inglés que designa el número de página contiene una i, ésta se coloca en el centro. Son numerosas las páginas en blanco.
En cierto sentido, The book of i’s, parece ser un homenaje a libros antiguos, como el I Ching, cuyo principio fundamental es la transformación en la cual los opuestos fluyen de uno al otro. The book of i’s es un universo simbólico y, por ello abierto, pues el cambio es la constante, el principio. Páginas y páginas en blanco, la i al centro en un par, la i con una página en blanco. Aunque la consigna pudo haber sido otra, por ejemplo, tomar otro idioma, el resultado hubiera sido similar, pues la elección sólo es una eventualidad. La i interviniendo la página o la página interviniendo el trazo, como sea, la interacción de la mancha tipográfica y la página nos conducen a la visión de lo permanente —la grafía colocada en el mismo sitio— y lo impermanente —se trata de otra i, contenida en otra palabra, colocada en otro espacio—. De este modo se anula el contrario o mejor, se integra en una experiencia artística. La técnica usada en esta obra es por supuesto la repetición del trazo de círculos de manera uniforme en la página blanca, aunque no igual, pues los trazos se colocan de manera serial y periódica pero no son iguales. Existen relaciones de verticalidad y horizontalidad, destaca esta última por el recuerdo que se tiene de la página escrita en un libro en cualquier lengua occidental, sin embargo, la verticalidad de la página sugiere un monolito, una piedra, y la grafía, la incisión, el gesto que trata de poner orden y registrar la memoria. De allí la uniformidad, la quietud y el equilibrio.
De esta manera, se manifiesta la transformación latente y el movimiento en la estabilidad o quietud. En otros poemas, la colocación de la grafía creará dinamismo e inestabilidad, sin embargo, al mismo tiempo, también la sensación contraria. Como en la siguiente página de El libro de la letra.
En esta página, las grafías, al parecer colocadas aleatoriamente, forman una mancha tipográfica amplia y dinámica; una mancha que sugiere un enjambre, una parvada o tan solo partículas en movimiento. Estas posibilidades surgen por las leyes de prägnanz, de proximidad y de similitud. Sin embargo, bien podrían plantearse otras posibilidades. Lo interesante es la relación entre las grafías entre sí y con el espacio, pues la colocación aleatoria de las grafías, una N mayúscula o una Z, aportan cierta inestabilidad a la obra, más el énfasis de la diagonal en contraste con las delgadas verticales. La inestabilidad se neutraliza por la forma de la misma grafía, pues la N, igual que la aleph judía א , es una letra que lo mismo puede estar de pie o de cabeza, y mantener su forma. Lo mismo ocurre en el caso de la z. Además la colocación aleatoria es ordenada; ninguna grafía se encima con otra, entre ellas se encuentra suficiente espacio para guardar su independencia, o su autonomía; sin embargo, al mismo tiempo se presentan como parte de un cuerpo. Por analogía, como ya se mencionó anteriormente, un enjambre, una parvada o partículas. En términos taoístas podríamos pensar que la inestabilidad y el movimiento pasaron a la estabilidad y quietud del vuelo. El desequilibrio es aparente, pues el vuelo organizado persigue un fin, la unión del grupo lo consigue. De esta manera, Castillejo activa la energía de las grafías, en relación con y en el espacio. La obra en la que se “desnuda” al signo lo transforma, lo convierte en animal, persona, ave, partícula que, a su vez se comporta de determinada manera a partir del ojo del observador. Es así como la dialéctica de los opuestos que fluyen y se generan mutuamente crean una escritura que permite que la lectura sea abierta y múltiple y ¿por qué no? Libre. Si se oye el zumbido del enjambre, el aleteo de la parvada o el ir y venir de las partículas de polvo, quizá la escritura haya logrado ir más allá del lenguaje. Referencias: ___________________________________________ Con Zaj editó en 1967, La caída del avión en el terreno baldío, título tomado de Silence, de John Cage y en 1968, La política. El primero se presentó en hojas sueltas dentro de una caja, el lector podía leerlas como quisiera, por ello, se considera un libro de artista. Primero como hijo de un exiliado en Francia y Argentina, luego como estudiante en Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos; posteriormente, como diplomático. Nada más lejano. Sólo unos pocos se volvieron hacia Zaj, por lo general el público reaccionaba con agresión y en caso de los libros publicados, estos tan sólo se repartían entre los amigos. Las publicaciones de Castillejo estaban financiadas por él, eran casi manuales y las repartía a sus amigos. Aún así libros como La caída del avión en terreno baldío o The book of i’s son piezas referentes en la poesía experimental y en los libros de artista. Clement Greenberg, el crítico de arte estadounidense que apoyó el Expresionismo abstracto y al pintor Jackson Pollock. El autor depositó en la Staatsgalerie de Stuttgart obra en la que trabajó desde 1969: El libro de las cuatro figuras, El libro de los tríos, El libro de las mitades, El libro del libro, El libro de los errores, etc. Castillejo habla sobre su preferencia por la verticalidad en entrevista con Létourneau (2000): “Je veux parler des éléments constants de mon écriture; la verticalité. Pour moi, c’est une écriture assez masculine. Vous savez, la verticalité, c’est l’esprit. Moi je parle de l’esprit psychologique, je ne parle pas de l’esprit métaphysique, théologique et tout ça. Je suis beaucoup plus avec le pied à terre et, psychologiquement, la verticalité c’est cette fonction de notre personnalité qu’on appelle l’esprit. Vous savez que le tableaux sublimes en peinture ont la verticalité. Aussi, la verticalité détruit un peu l’élément objet du livre. Je ne veux pas faire ni de livre objet ni de livre de luxe. La verticalité fait que le livre soit plus livre et moins objet“. [Quiero hablar sobre uno de los elementos constantes de mi escritura: la verticalidad. Para mí, mi escritura es bastante masculina. Usted sabe, la verticalidad es el espíritu. Estoy hablando del espíritu psicológico, no estoy hablando de lo que se entiende en metafísica, en la teología. Soy mucho más realista y, psicológicamente, la verticalidad es esa función de nuestra personalidad que llamamos espíritu. Usted sabe que las obras sublimes de pintura tienen verticalidad. Además, la verticalidad destruye un poco el elemento objeto del libro. No quiero hacer ni un libro objeto ni un libro de lujo. La verticalidad hace que el libro sea más libro y menos objeto].
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