Sincronía Spring 2010

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“Espacios vacíos”  y “la estructura apelativa de los textos”: Wolfgang Iser y la escuela de Constanza

 

Alfredo Barragán Cabral

Universidad de Guadalajara

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Los textos tienen sin duda aspectos estimulantes

que perturban y con esto se causa esa nerviosidad

que Susan Sontag quiere designar

como el erotismo de las artes

Wolfgang Iser

Junto con Hans Robert Jauß, Wolfgang Iser (1926-2007) es considerado fundador de la reconocida „Escuela de Constanza“, la que junto con el Grupo de investigación “Poética y Hermenéutica” marcaron una renovación decisiva en el ámbito de la teoría literaria, especialmente en el desarrollo de la recepción estética, la que posteriormente ampliaría en una Antropología literaria. Wolfgang Iser se desempeñó de 1967 a 1991 como profesor de Anglística y Estudios Literarios en la Universidad de Constanza, ubicada en la ciudad y a la orilla del famoso lago del mismo nombre. Esta universidad lo designó como uno de los más importantes exponentes alemanes en el área de teoría literaria del siglo XX. Por su contribución a la discusión teórica literaria recibió varios doctorados honoris causa e incluso en 2006 fue elegido en Estados Unidos como „El hombre del año” en su disciplina. Iser estudió Anglística, Filosofía y Germanística en las universidades alemanas de Leipzig, Tubinga y Heidelberg, doctorándose en esta última en 1950.

Dimensión internacional de su obra

La teoría de la Deconstrucción en Francia y la teoría de la Recepción Estética en Alemania en los años sesentas tuvieron el mismo impacto y trascendencia en la teoría de la recepción, no así la recepción que ambas teorías tuvieron a nivel internacional. Mientras la teoría de la deconstrucción se basa en un concepto utilizado originalmente por Heidegger en su congrasado estudio Ser y Tiempo, fueron realmente los trabajos de Derrida los que al recurrir a este concepto y proponer una nueva noción de deconstrucción recibieron una gran aceptación y difusión en los Estados Unidos.

El trabajo de Wolfgang Iser alcanzó reconocimiento internacional a través de su teoria del Acto de Leer en la teoría literaria, postulado que presentó por primera vez en 1968 en su lección inaugural La estructura apelativa de los textos (1970). Dos años más tarde ejemplifica su concepto a través de algunos ejemplos literarios en el texto El lector implícito (1972), publicación que lo lleva a la fama y le asegura un lugar importante no solamente en el área de la teoría literaria, sino también en muchas otras disciplinas – la música, el cine, entre otros. Los trabajos de Iser contribuyeron, en general, a hacer comprensible, hasta cierto punto, la esencia del arte, especialmente para la literatura. Una especie de recuento de su pensamiento fue publicado posteriormente en 1991 en la monumental obra titulada Das Fiktive und das Imaginäre. Perspektiven literarischer Anthropologie. 

            Una de las principales contribuciones de Iser no solamente a la literatura sino a las artes en general fue el que cuestionó a la hermenéutica tradicional y la reducción de los textos literarios a significados predeterminados, lo que plantea ya en 1970 en el mencionado ensayo La estructura apelativa de los textos. En este estudio Iser desarrolla una fenomenología del acto de leer al manifestarse en contra de dos convenciones existentes en la crítica literaria: que los significados literarios se encuentran “escondidos en el texto mismo” y que el acto de la interpretación puede ser reducido a un proceso a través del cual se limita al texto a una significación ya existente y predeterminada. A tres años de la muerte de Iser nos gustaría hacer un recuento y un minucioso análisis de este texto, el cual se ha convertido en una lectura obligatoria para cualquier estudioso de las ciencias sociales.

 

“La estructura apelativa de los textos”. Los espacios vacios (Leerstellen) como señal de calidad estética.

 

El texto inicia con una frase de Susan Sontag contenida en su famoso ensayo Against interpretation: „En lugar de una hermenéutica, necesitamos una erótica del arte“ (Iser 1993: 99),  a través de la que Iser fundamenta su concepción general de la intepretación de textos literarios. Es decir, Iser cuestiona a través de la frase de Sontag a la hermenéutica tradicional que tiende a creer encontrar en los textos literarios el significado de los mismos. Iser critica entonces las interpretaciones enfocadas a indagar el significado de los textos, tendencia del análisis literario tradicional que solamente ha empobrecido y neutralizado los textos. Para Iser la interpretación es más que nada una experiencia. Y en este contexto plantea que el texto toma vida a través de la lectura: „los significados literarios son generados apenas en el proceso de la lectura; son el producto de una interacción entre el texto y el lector y no son ningún factor, oculto en el texto, cuyo rastreo esté reservado tan sólo a la interpretación“ (Iser 1987: 100). Este proceso constituye, por lo tanto, una „actualización del texto“ (Iser 1987:100), lo que obliga a cuestionar si tal actualización puede ser descrita sin caer, de nuevo, en una mera interpretación subjetiva. Los textos, afirma Iser, contienen un sustrato histórico, el cual ha sido entendido de diferentes maneras y por diversos lectores de acuerdo a diferentes épocas históricas en las que se han leído (Iser 1987: 101).  

            Es en este contexto en el que Iser cuestiona el cómo puede ser descrita la relación entre texto y lector, para lo que propone tres pasos a seguir: el primero tiene que ver con la delimitación del texto literario frente a otros tipos de texto; el segundo paso se relaciona con los diferentes grados de indeterminación en el texto y el tercero con el crecimiento desde hace un par de siglos, del grado de indeterminación con los que se han producido los textos literarios. A Iser le interesa con especial interés el abordar cómo el grado de indeterminación, una de las condiciones elementales para la interacción entre texto y lector, así como también de la calidad del texto literario, se ha „expandido“ de manera significativa desde el siglo XVIII.

 

I.- El texto literario frente a otros tipos de texto

El primer punto a seguir, de acuerdo a Iser, para poder describir la relación entre texto y lector inicia con un claro cuestionamiento: “¿cómo se puede describir el estatus de un texto literario?” (Iser 1987: 101).

         Wolfgang Iser diferencia a los textos literarios de otros tipos de texto en cuanto a que los primeros no tienen ninguna correspondencia exacta con el objeto descrito, es decir, que el texto literario “no reproduce objetos, ni crea objetos en el sentido estricto”, sino que se ocupa de “la representación de reacciones a objetos” (Iser 1987: 102). Iser critica las creencias que durante mucho tiempo imperaron en los estudios de literatura en cuanto a que suponían que el texto literario era un simple reflejo de la realidad. Por el contrario, en su ensayo postula que el texto, al presentar “reacciones a objetos” proporciona automáticamente puntos de vista diferentes sobre el mundo conformado por él mismo texto. De esta forma el texto, al constituirse como una toma de actitud frente la realidad, presenta juicios sobre ella y consigue su concretización hasta el momento en que el lector se enfrenta a las reacciones brindadas por el mismo texto. En este contexto Iser hace hincapié en el carácter fictivo del texto literario, lo que ubica al texto solamente en el proceso de lectura, pero no en el mundo.

 

Conclusión

De acuerdo a Iser el texto literario no puede ser comparado con el arbitraje de conceptos subjetivos ni con algunos significados predeterminados y “escondidos” en el texto.  El texto surge más que nada a través de una serie de “interacciones entre el texto y el lector”, ya sean dirigidas y muy diversas: es a través del proceso de lectura que “despierta”, se le da vida a un texto determinado. La condición de recepción fundamental en la construcción de este significado es la indeterminación en la relación entre lector y texto. Porque entre más determinación pierde un texto es aún más activa la participación del lector. Por el contrario una reducción de indeterminación lleva a la reducción de su participación y su interés. El grado de indeterminación es, por consiguiente, la condición para la activa participación del lector en la construcción de significado del texto, lo que se ha convertido en una de las particularidades fundamentales de la literatura moderna.

 

 

Bibliografía

 

Iser, Wolfgang, Der Akt des Lesens. Theorie ästhetischer Wirkung. München: Fink, 1976.

 

______, Die Appellstruktur der Texte. Unbestimmbarkeit als Wirkungsbedingung literarischer Prosa. Universitätsverlag, Konstanz, 1970.

 

______, La estructura apelativa de los textos. En: Rall, Dieter: En busca del texto. Teoría de la recepción literaria. México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 1993, pp. 99- 119.

 

______, El acto de la lectura: consideraciones previas sobre una teoría del efecto estético. En: Rall, Dieter: En busca del texto. Teoría de la recepción literaria. México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 1993, pp.121-143.

 

______, Das Fiktive und das Imaginäre : Perspektiven literarischer Anthropologie. Frankfurt : Suhrkamp, 1991.

 

______, Rutas de la interpretación.  México: FCE, 2005.

 

Jauß, Hans Robert, Literaturgeschichte als Provokation der Literaturwissenschaft. Konstanz: Univ. Verlag, 1969.

 

Warning, Rainer, Rezeptionsästhetik. Theorie und Praxis. München: Fink, 1979.

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