Ciencia, Desarrollo Humano y calidad de vida
Dra. Rocío
Calderón García[1]
Resumen
La
ciencia y la tecnología se han convertido en la sociedad contemporánea en el centro
alrededor del cual se entretejen las relaciones sociales y la vida social. La sociedad del
conocimiento como se le ha denominado al modelo de la sociedad a la que aspiraríamos,
precisamente por el desarrollo que ha tenido el conocimiento tecnológico y científico en
estos momentos, se convierte en el ámbito natural para que el tema de la tecnociencia
forme parte de los procesos formativos y constitutivos de las nuevas identidades sociales.
El
entender como la población incorpora los conceptos de ciencia y tecnología en sus
agendas de discusión, en la toma de decisiones sobre su vida y en sus actividades
cotidianas, se convierte hoy en día en una explicación necesaria para entender los
procesos de formación y expresión del ser humano contemporáneo.
Palabras
claves: ciencia, calidad de vida y desarrollo humano.
Science
and technology have become the contemporary society in the center around which weave the
social relations and social life. The knowledge society as it has been called the model
for the society to which they aspire, precisely because of the development that has taken
the scientific and technological knowledge at the moment, it becomes natural to the area
of the technoscience item is part of the training and establishing new social identities.
The population has understood the concepts of science and technology into their agendas
for discussion, in making decisions about their lives and in their daily activities,
becomes today in an explanation to understand the processes of formation and expression of
contemporary human beings.
Key
words: science, quality of life and human development.
Introducción
El actual
escenario a nivel mundial se caracteriza por ser altamente turbulento; en este, los
cambios son continuos, todo está en permanente transformación. Exige de los países
mayores niveles de competitividad. Ahora bien, un país alcanzará esta si, al mismo
tiempo, logra consolidar su estabilidad macroeconómica, su institucionalidad y
desarrollar sobre todo la Ciencia y Tecnología.
Hoy más que
nunca, la ciencia y la tecnología son herramientas indispensables en la construcción de
sociedades modernas e incluyentes. El fortalecimiento de la investigación científica y
la innovación tecnológica son tareas imprescindibles para apoyar el desarrollo del país
y para competir en un entorno cada vez más dominado por el conocimiento y la
información.
Siendo
el conocimiento científico y técnico, su producción y su aplicación a todos los
ámbitos de la vida de nuestras sociedades, una de las fuerzas motrices de los procesos de
crecimiento económico y de mejora del bienestar social.
Dentro del
marco normativo que regula la actividad en ciencia y tecnología en México tenemos en
primer término a la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos,
que en su Artículo 3, Fracción V, dispone
que el Estado, además de impartir la educación preescolar, primaria y secundaria,
promoverá y atenderá todos los tipos y modalidades educativos - incluyendo la educación
superior - necesarios para el desarrollo de la Nación, apoyará la investigación
científica y tecnológica, y alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura.
Derivado de lo anterior tenemos que el 29 de
diciembre de 1970, se crea el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por disposición
del H. Congreso de la Unión como un organismo público descentralizado de la
Administración Pública Federal, integrante del Sector Educativo, con personalidad
jurídica y patrimonio propio.
Este organismo es el responsable de elaborar
las políticas de ciencia y tecnología en México. Desde su creación hasta 1999 se
presentaron dos reformas y una ley para coordinar y promover el desarrollo científico y
tecnológico y el 5 de junio del 2002 se promulgó una nueva Ley de Ciencia y Tecnología.
En esta Ley publicada en el Diario Oficial de la Federación el 05 de junio del 2002 en su
capítulo III (Principios Orientadores del Apoyo a la Actividad Científica y
Tecnológica) en su Artículo XII establece que Se promoverá la divulgación de la
ciencia y la tecnología con el propósito de ampliar y fortalecer la cultura científica
y tecnológica en la sociedad. Indicando que el Gobierno del Estado de Jalisco y el
Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología (CONACYT) con base en los dispuesto en la Ley de
Ciencia y Tecnología han constituido un fideicomiso con recursos concurrentes denominado
Fondo Mixto CONACYT-Gobierno del Estado de Jalisco, siendo uno de los propósitos en atender
problemas, necesidades y oportunidades del Estado.
En este contexto en el Plan Nacional de
Desarrollo 2007-2012 se destaca que la investigación científica, así como el
desarrollo y la innovación tecnológica son precursores esenciales de la competitividad y
el crecimiento económico, la presente administración se ha propuesto darles fuerte
impulso, promoviendo vínculos más profundos y estrechos entre el sector productivo y los
centros educativos y de investigación, además de favorecer el desarrollo de mecanismos
de financiamiento adicionales a la asignación directa de recursos fiscales, así como
asegurar que los recursos públicos se canalicen a áreas prioritarias para el
país.
En el Plan Estatal de Desarrollo del Estado de
Jalisco con visión al 2030 se establece que la Ciencia y la Tecnología y el Desarrollo
de Jalisco estarán en estrecha vinculación así el Programa Sectorial 2007-2013 señala
la ciencia, la tecnología y la innovación son elementos básicos en el desarrollo
económico y social de un estado y sus regiones enfatizando que el aspecto
social, la ciencia, la tecnología y la innovación juegan un papel fundamental en la
movilidad social, los niveles educativos y la generación de oportunidades que
caracterizan a las nuevas sociedades basadas en el conocimiento.
Asimismo,
relacionando el presupuesto de ciencia y tecnología del año 2007 como porcentaje del PIB
estatal, respecto a la meta planteada para el año 2013 cuantificada en 0.30 por ciento,
existe un incremento del 0.59 por ciento.
Para el año
2008 el presupuesto asignado es de 236 millones de pesos, con un porcentaje de incremento
de 168 por ciento respecto al año 2007; esto representa 1.99 por ciento del presupuesto
federal asignado para ciencia y tecnología que asciende a 11 millones 876 mil pesos.
Con respecto al
tamaño de la economía en el estado de Jalisco, medido por el valor del Producto Interno
Bruto (PIB), las erogaciones realizadas en ciencia y tecnología, en el año 2006
representaron un 0.0120 por ciento, mientras en el año 2007, las aportaciones al
presupuesto en ciencia y tecnología administradas por el COECYTJAL significan un 0.0137
por ciento del valor del PIB en ese año, lo cual muestra un avance en el año 2007 del 14
por ciento, en relación a la proporción observada en 2006.
En 2007 se
incrementó en un 62 por ciento el número de las instituciones académicas y empresas
proponentes de proyectos en ciencia, tecnología e innovación, respecto al año 2006 (de
64 a 104). Asimismo, se ha logrado la formación de redes institucionales de acuerdo con
las necesidades del sector productivo y social. Tal es el caso del grupo de homólogos del
sector de tecnologías de la información, microelectrónica y multimedia.
Es
así como en el ámbito económico, el conocimiento es fuente crucial de valor añadido en
la producción de bienes y servicios. Fenómenos tan variados como la extraordinaria
productividad de los vegetales transgénicos, la efectividad de los medicamentos, o el
rápido envejecimiento de los teléfonos móviles, el software, junto con el asesoramiento
especializado muestran ese papel central del conocimiento en el mundo productivo. Pero
también en la política pública éste juega un rol decisivo con la creciente
institucionalización del consejo científico en los ámbitos más diversos, ya sea salud
pública, obras públicas, agricultura, educación, cultura o deporte.
En
este marco, dos de los grandes desafíos de la sociedad del conocimiento son, por un lado,
la apropiación de ese conocimiento por el sistema productivo y, por otro, su apropiación
por la sociedad civil.
Introducción
La historia de
la humanidad puede ser vista como una permanente búsqueda del conocimiento para
comprender la realidad, y así modificarla en beneficio de los individuos, grupos o
poblaciones. El uso manual de un objeto, el fuego, la rueda o los fundamentos de la
agricultura rudimentaria fueron avances extraordinarios en esa búsqueda, antes de que se
establecieran reglas y procedimientos generales para la observación y el análisis de
datos e información que caracterizan el conocimiento científico.
Este tipo de
conocimiento implica un progreso o avance en un campo disciplinar, ello impacta en la vida
del ser humano, puede innovar en la solución de necesidades y hacer más llevadera la
vida en sociedad, pero lo ideal será que este conocimiento lleve a la armonía tanto del
sujeto como de la sociedad. Que los conocimientos no provoquen la insatisfacción del
individuo. La manera en que se equilibren avances científicos, desarrollo y calidad de
vida, son los retos que un gobierno puede plantearse para el diseño y evaluación de
políticas públicas que vayan orientadas hacia este objetivo, el bienestar de los
individuos y su mejor inserción social.
El papel de la ciencia
La
investigación precede a la ciencia. La creación del método (una forma de organizar) es,
sin embargo, una plataforma desde la cual la administración del conocimiento ha dado
saltos cada vez mayores. El conocimiento ya no depende exclusivamente de la
genialidad o perseverancia individual y del descubrimiento.
La construcción
de una memoria sienta la base para la acumulación que, a su vez, exige más y más la
articulación de esfuerzos y multiplica la capacidad de creación. En este sentido Munch L
y Angeles E (2005) indican que la espiral virtuosa se expande continuamente, alimentada
también por demandas y apoyos sociales en expansión.
1. Aun en los períodos en que
los valores e instituciones sociales prevalentes coartaron la libertad de pensar y de
crear como en la Edad Media y durante el orden feudal, la fuerza modificadora
de la búsqueda del conocimiento y de su utilización estuvo presente, alimentando las
transformaciones del modo de producción y la estructuración de las ideas que finalmente
rompieron las amarras del viejo orden.
Algunas
conclusiones claras resultan de esa mirada a la historia:
· La producción
y la utilización del conocimiento son funciones sociales: responden a demandas sociales
expresadas de diferentes maneras que las legitiman y las hacen posibles.
· Es posible y
necesario organizar los esfuerzos para la producción y la utilización del conocimiento.
La organización legitimada socialmente potencia la capacidad de creación y aunque
discipline, en ciertos parámetros, la libertad individual de investigación, al final
· incrementa su
eficacia y la estimula.
· El desarrollo
de la ciencia y de la técnica es promovido dentro de cada contexto social y económico.
· Hoy vivimos la
plenitud de ese proceso. La ciencia y la técnica son los motores principales de la
producción. La competitividad y la productividad son otros nombres de la innovación.
El progreso y la innovación
Cada 20 meses
una tercera parte de la tecnología en uso se vuelve obsoleta y debe ser sustituida por
otra que, muchas veces, ni siquiera se había previsto anteriormente. Los instrumentos de
investigación son cada vez más potentes y los investigadores están mejor preparados y
son más numerosos; la actividad científica es más compleja y más productiva, y cuenta
con más recursos.
Esta situación
abre un mundo de promesas para la humanidad pero plantea al mismo tiempo dudas y amenazas.
Entre ellas, las que se refieren a la propiedad y al acceso al conocimiento, a la
tecnología y a los bienes y servicios producidos con ellos. En un mundo globalizado por
intereses económicos y estructurado sobre los principios del mercado, la competencia
impone más rigor en la aceptación de la propiedad intelectual que, de hecho, estará
bien protegida en los acuerdos multilaterales y en la legislación nacional resultante de
los mismos.
Las sociedades
marginales o pobres, con una participación casi nula en el proceso de
creación científica moderna, tendrán un acceso más difícil y más costoso a los
resultados de esa creación. Más grave todavía, sus problemas específicos estarán
relegados y olvidados y quedarán sin solución.
La dependencia
es definitiva y las posibilidades de desarrollo son menores y condicionadas. Ese dilema
está presente también en el área de la salud. Es en ese contexto global de promesas
milagrosas y de dolorosa amenaza de dependencia permanente y marginación que se plantea
la situación de la actividad científica en América Latina y el Caribe, especialmente en
relación con la salud. Las enseñanzas de la historia del conocimiento son cruciales para
encontrar posibles soluciones.
El
mundo moderno exige respuestas inmediatas y continuas que logren que el ser humano se
enfrente consigo mismo y con sus valores
Se
necesita pensar en el ser humano como persona que siente, sufre, que goza y sobre todo,
como un ser libre trascendental, espiritual, digno de respeto y reconocimiento.
De acuerdo a los
estudios realizados por Méndez C. (2005) se debería reconocer es que ninguna forma
específica de conocimiento puede hacer justicia a toda la gama y complejidad de la
experiencia humana, pues si no se admite esto, continuará el debate infructuoso y
estéril entre los humanistas y los científicos.
La
investigación científica es tan humanista como la filosofía y la literatura. El ser
humano ha sido siempre ya l mismo tiempo, hombre de letras, hombre filosófico.
Por ello el
reconocimiento de este hecho, es el tipo de conocimiento que se necesita en una edad o
época como la actual, cuando el ser humano parece vivir un vacío existencial y en donde
el uso de la ciencia parece no tener conciencia.
Una ciencia con
conciencia, esto es, con ideologías e instrumentos que se utilicen de manera correcta. No
hay que olvidar como menciona Umberto Eco (2000) que así como la ciencia ha generado
progreso, también ha generado destrucción y aniquilamiento.
El uso
inadecuado de la ciencia según Jaki, puede convertir a ésta en una empresa sin
alma, en una aniquiladora del alma, si se le lleva a la categoría de filosofía
fundamental, como parece suceder hoy, cuando el ser humano está al servicio de la ciencia
y no la ciencia a su servicio.
Por eso la
imperiosa necesidad de una ética en la ciencia, de manera que ésta, vaya orientada a
formar mejores personas, más humanas y respetuosas de sí mismas, de los demás y del
medio en donde viven.
Popper
consideraba que la Ciencia, más que una teoría del conocimiento, debe concebirse como
una actitud de respeto a la vida humana y a la moral, y propender al bienestar, procurando
el mejoramiento de las condiciones de vida de toda la sociedad en pro de un mundo mejor.
Ciencia y calidad de vida
De
acuerdo a lo anterior, en un intento de aproximación hacia
un concepto de calidad de vida, que se integre de las distintas
dimensiones, como la dimensión física, social o mental, incluidas en las definiciones de
"salud", "estado de salud" y "nivel de vida", todo ello
desde un punto de vista de Augsto Bernal (2006) fundamentalmente subjetivo, en tanto que
se tiene en cuenta esencialmente la percepción que el individuo experimenta directamente.
En este mismo
sentido René Dubos nos señala que la salud es aquel estado de la vida basado en un
relativo equilibrio psíquico y unas funciones orgánicas intactas que permite a la
persona llevar a cabo objetivos propios o ajenos por sus propias acciones este punto
de vista, junto a la definición de salud de la O.M.S.
Generalmente nos
indica Zapata O. (2005) que los componentes utilizados habitualmente en las herramientas
para la evaluación de la calidad de vida se corresponden con las dimensiones definidas
por la Organización Mundial de la Salud: Bienestar físico, bienestar emocional y
bienestar social, considerando fundamentalmente las variables relacionadas con las
condiciones de salud/enfermedad y el tratamiento concreto que recibe cada colectivo de
pacientes. Además de descomponerlo en tres dimensiones, es interesante hacer la
diferenciación entre calidad de vida objetiva y subjetiva. La primera hace referencia a
los componentes de cada una de las tres dimensiones que pueden ser cuantificables en
función de criterios externos y la segunda en función de la valoración que cada persona
hace de su propia experiencia física, emocional y social.
Es por
ello, que al pensar en calidad de vida, debería de estar presente el concepto de
desarrollo tecnológico en armonía con la calidad de vida que cada individuo experimenta
en su rutina cotidiana. Del equilibrio entre ambos componentes, los individuos gozarían
de un bienestar en su comunidad, desde el plano individual hacia el social.
El
desface que puede presentarse entre la ciencia, progreso tecnológico y la calidad de
vida, son temas que pueden integrar la definición de políticas públicas promovidas e
impulsadas por cada gobierno, en beneficio de sus ciudadanos. Su evaluación permanente y
acorde a los lineamientos establecidos por las Organizaciones internacionales como la ONU
y la OMS, haría más clara la estrategia que debe promoverse para asegurar la armonía
entre ciencia, progreso tecnológico y la calidad de vida de las personas. Los eslabones
comienzan a construirse desde el ámbito del gobierno municipal, estatal y federal.
Pertinencia
de los estudios en calidad de vida
En este sentido
Colobrans (2001) nos dice que el primer paso hacia una valoración con éxito de la
calidad de vida en la investigación, deberá
consistir en clarificar la definición de la misma y
en enumerar las dimensiones que la componen. La herramienta básica y estándar de medida
es el cuestionario, bien sea autoadministrado o con apoyo de un entrevistador entrenado.
Dado que un
cuestionario pretende medir variables intangibles no calculables por medios directos, este
debe cumplir tres requisitos que determinan su eficacia: validez, fiabilidad y
sensibilidad a los cambios.
Por validez
de un cuestionario entendemos la capacidad de este para medir con la mayor exactitud
posible la variable objeto de estudio .
Además debe de
haber un alto grado de fiabilidad o
repetitividad en los resultados en circunstancias similares, es decir, ante la misma
situación el cuestionario debe de dar los mismos valores de medida.
Por último, un
cuestionario debe ser sensible a los cambios o
modificaciones en las variables que se están midiendo, lo que nos permite la
comparabilidad de resultados entre distintos momentos el cual es un criterio estadístico
importante, pues en los cambios ocurridos en una persona a lo largo del tiempo está el
verdadero interés de la investigación de la calidad de vida, siendo el valor de partida
individual de la primera medición el valor de referencia para los resultados de las
sucesivas mediciones.
Desarrollo Humano y Calidad
de Vida
Las contribuciones del PNUD, realizadas bajo
el liderazgo de Mahbub ul Haq y Amartya Sen, han llamado la atención de la comunidad
internacional sobre la necesidad de construir consensos en torno a la idea básica de que
la generación de riqueza no es un fin en sí mismo, sino un medio privilegiado para
impulsar el proceso conducente a la ampliación de opciones y capacidades de las personas
en todas las esferas. De acuerdo con esta perspectiva, la posesión de bienes materiales o
la satisfacción de los deseos del individuo no constituyen los ámbitos adecuados para
medir y evaluar el bienestar.
El espacio ideal para hacerlo es el de las
capacidades para lograr aquello que los individuos valoran. En este marco, en diversos
foros se ha propuesto que el objetivo principal de las políticas públicas es el de
contribuir a mejorar la calidad de vida y el bienestar de la población mediante el
diseño e instrumentación de programas encaminados a ampliar las capacidades y opciones
de las personas y aprovechar todo su potencial.
Esta perspectiva reconoce que en todos los
niveles de desarrollo hay algunas capacidades y opciones que son esenciales para que las
personas participen en la sociedad, contribuyan a ella y se desarrollen plenamente.
Algunas de estas capacidades básicas, sin las cuales muchas otras oportunidades
permanecerían inaccesibles, son: la de permanecer vivo y gozar de una vida larga y
saludable; la de adquirir conocimientos, comunicarse y participar en la vida de la
comunidad; y la de contar con acceso a los recursos necesarios para disfrutar de un nivel
de vida digno.
Algunas otras capacidades y opciones
relevantes incluyen la libertad política, económica, social y cultural; la
disponibilidad de oportunidades con fines productivos o de creación; el respeto por sí
mismo; el ejercicio pleno de los derechos humanos; y la conciencia de pertenecer a una
comunidad.
De acuerdo con esta perspectiva, el desarrollo
humano no consiste solamente en contar con todas esas capacidades y ampliarlas
permanentemente, sino también en procurarlas de manera productiva, equitativa,
sustentable y participativa.
Un desarrollo humano inequitativo y
contrastante se refleja, entre otros aspectos, en comportamientos demográficos muy
diferenciados. Diversos estudios revelan que factores demográficos tales como el
crecimiento natural de la población, los niveles de fecundidad y la razón de dependencia
demográfica guardan estrecha correspondencia con el grado de desarrollo humano alcanzado.
Ello sugiere que la evolución demográfica de
países como México depende en buena medida de la ampliación de las libertades,
capacidades y opciones de las personas y del control que tengan sobre las decisiones clave
para configurar su destino. El desarrollo humano es una condición indispensable para
garantizar que las personas ejerzan con plenitud sus derechos. A su vez, el disfrute de
otras muchas libertades y derechos de ciudadanía social se ve favorecido por la
expansión de las capacidades de las personas para cristalizar sus preferencias
reproductivas.
El Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) publica año con año el Informe sobre Desarrollo Humano. En cada nuevo
informe anual, el PNUD se ha preocupado por explorar y reflexionar sobre el devenir de
diversos fenómenos relevantes que influyen en el bienestar y la calidad de vida de la
población. Asimismo, ha introducido nuevos conceptos, promovido debates y formulado
propuestas que apuntan hacia un nuevo paradigma de desarrollo, al tiempo que ha propiciado
un mayor interés por la evaluación de los esfuerzos realizados en materia de desarrollo
humano. De hecho, desde su lanzamiento, la propuesta conceptual y metodológica del
llamado Índice de Desarrollo Humano (IDH) ha sido enriquecida en cada publicación anual
y en el curso de la década fueron incorporados otros índices, como son el de Desarrollo
relativo al Género (IDG), el Índice de Potenciación de Género (IPG) y el Índice de
Pobreza Humana (IPH).
Como se sabe, es difícil contar con una
medida que capture adecuada e integralmente la compleja realidad que el paradigma del
desarrollo humano busca aprehender. No obstante, el IDH es una medida innovadora y útil
que pone de manifiesto que el bienestar y el ingreso no son dimensiones equiparables. En
esencia, se trata de un indicador compuesto, comparable internacionalmente, que combina:
(i) la longevidad (medida mediante la esperanza de vida al nacer); (ii) el logro
educacional (a través de la alfabetización de adultos y la matrícula combinada de
varios niveles educativos); y (iii) el nivel de vida, mediante el PIB per cápita anual
ajustado (paridad del poder adquisitivo en dólares).
Al incluir los logros en los tres campos
indicados, el IDH ha logrado abrir el abanico de indicadores que pueden utilizarse en la
medición del desarrollo, al tiempo que ha buscado medir el progreso socioeconómico de
casi todos los países del mundo a través de unos cuantos indicadores suficientemente
homogéneos y relativamente universales. En este sentido, puede decirse que la propia
construcción del IDH prescribe el diseño e instrumentación de políticas públicas para
combinar los esfuerzos económicos dirigidos a incrementar los ingresos de las personas (y
una distribución más equitativa de los mismos) con aquellos orientados a abatir los
rezagos en materia de educación y salud.
Para construir este indicador, es necesario
establecer valores mínimos y máximos en cada dimensión crítica del desarrollo humano,
los cuales, al ser normalizados, se transforman a una escala lineal que va de 0 a 1 y que
indica la distancia socioeconómica que tiene que ser recorrida para alcanzar ciertas
metas u objetivos deseables. Los indicadores de aquellas tres dimensiones se combinan en
un índice global (el IDH) mediante un promedio aritmético de los mismos.
Cada país puede ser ubicado en algún punto
de esa escala, de modo que la diferencia entre el valor máximo posible y el valor
registrado indica el grado de insuficiencia en cada uno de estos indicadores. De esta
manera, cuánto más cercano esté un país de un IDH con valor igual a 1, tanto menor es
la distancia que le queda por recorrer.
El IDH es un valioso instrumento de
comparación entre distintos países y dentro de un mismo país. Sin embargo, conviene
reconocer que el IDH no puede reflejar en toda su magnitud la complejidad del concepto de
desarrollo humano. Por esta razón, la información proporcionada por el IDH y otros
índices semejantes propuestos por el PNUD suelen complementarse mediante el análisis de
otras muchas dimensiones relevantes del desarrollo humano. De cualquier forma, este tipo
de aproximaciones presenta una visión poderosa de las condiciones básicas en que viven
las personas e incluso pueden contribuir a orientar las políticas públicas hacia
objetivos concretos, generar debate e informar a la opinión pública sobre las diversas
cuestiones vinculadas con el desarrollo social. De hecho, una de las principales ventajas
del índice de desarrollo humano es la posibilidad de establecer una jerarquía casi
visual sobre quien está mejor y quien peor.
El
desarrollo de un país no puede ser entendido solamente como crecimiento económico
general. El desarrollo de un país se encuentra en cada uno de sus habitantes y en las
posibilidades que ellos tienen para vivir una vida en la que puedan realizar a plenitud su
potencial como seres humanos.
Así
podemos concluir que el desarrollo humano consiste en la libertad de que gozan los
individuos para elegir entre distintas opciones y formas de vida. Los factores que
permiten a las personas ser libres en ese sentido son la posibilidad de alcanzar una vida
larga y saludable, el poder adquirir conocimientos individual y socialmente valiosos, y el
tener la oportunidad de obtener los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida
decoroso.
En
el núcleo del concepto de desarrollo humano se encuentran las personas y sus
oportunidades, no la riqueza que poseen, el ingreso que devengan, o las mercancías y
servicios que consumen.
Conclusiones
La ciencia y el
progreso tecnológico, responden a una necesidad de conocimiento e innovación, aunque
esto pueda implicar un desconocimiento del impacto que tiene esa novedad en conocimiento
en la calidad de vida de los individuos.
Uno de los
problemas a los que se enfrenta el estudio de la Calidad de Vida, es al hecho de no estar
establecida una única definición consensuada y delimitada conceptualmente.
Cuando se
progresa y esto produce un desarrollo tecnológico, no necesariamente trasciende en la
calidad de vida de las personas. Hay ocasiones en que el riesgo de progresar en el saber
tecnológico implica una afectación a la calidad de vida y bienestar de los individuos.
La manera de
equilibrar los factores, puede ser desde la instrumentación de políticas públicas
diseñadas y evaluadas por los distintos niveles de gobierno (municipal, estatal y
federal). Esta evaluación, se puede realizar siguiendo los indicadores sugeridos por la
comunidad internacional.
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ZAPATA
O. (2005). La aventura del pensamiento crítico. Herramientas para elaborar tesis e investigaciones
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[1]
Doctora en Cooperación y Bienestar
Social por la Universidad de Oviedo, España, Profesora e Investigadora del Departamento
de Estudios Internacionales de la Universidad de Guadalajara, Miembro de la Academia
Jalisciense de Ciencia y del Sistema Nacional de Investigadores.