Sincronía Invierno 2000


Una mujer empresaria de principios de siglo

Patricia Campos Rodríguez
CIH / Universidad de Guanajuato


La Universidad de Guanajuato posee dentro de sus bienes culturales el Archivo Plutarco Elías Calles gracias a que su   secretaria particular Soledad González Dávila tuvo la diligencia de conservar los documentos que se generaron en las diferentes gestiones del general.

A partir de 1917, con 19 años de edad, inicia su carrera como secretaria particular del Gobernador Plutarco Elías Calles en Hermosillo, Sonora. Señala A. H. Lyon[1]que, Soledad se transforma en la enciclopedia ambulante del Gobierno de Sonora. Más tarde tendrá otra tarea y tomará a su cargo la escritura a máquina del Plan de Agua Prieta. Con el éxito del desplegado Calles toma la cartera de Ministro de Guerra y Marina. Soledad continúa como su secretaria particular. Acompaña a Calles en sus diferentes puestos incluso, es la secretaria (1923) del Comité Pro-Calles. Con el movimiento delahuertista en 1924, permanece al lado del general en la pacificación del país. Termina los años veinte como su secretaria particular. Aún después, y durante los años del Maximato, Soledad sigue teniendo peso. En la correspondencia se continúa solicitando su ayuda, intervención y opinión.

 A su muerte los periódicos afirmaban: “(...) Su historia arranca desde la época de Francisco I. Madero, el prócer revolucionario, de quien fue taquígrafa. Ella conoció de todos los movimientos del iniciador de la Revolución de 1910, lo siguió a todos lados y peleó a su lado también”. La nota periodística continúa: “Más tarde, doña cholita, como popularmente se la conocía, se fue al norte de la Republica y regresó para figurar también como taquígrafa del general Alvaro Obregón, cuando este fue ministro de Guerra y Marina”.

Otra nota se tituló: Cholita: la mujer que ha triunfado en México. El comentario del periodista dice: “(...) su vida está íntimamente ligada con todos los grandes sucesos revolucionarios de los últimos dieciocho años (...) Recordando los días en que la conocí, en San Pedro, Coahulia donde nació y donde el polvo y el algodón son reyes, se me antoja Cholita la personificación del esfuerzo femenino en México (...) Veo en mi mente interminables días de trabajo asiduo, cientos de miles de conversaciones con toda clase de gente, intrigas tenebrosas que vencer, ensueños hechos trizas, sobresaltos sin fin (...)”.[2]

Al día siguiente de fallecer, otro diario capitalino se expresa así: “Cholita Secretaria de Calles, fue Mujer Extraordinaria en la Política. Chequera en Blanco: Una Dama que llegó a Actuar en las Altas Esferas”. En el pie de foto de la misma nota se afirma que: “Doña Soledad González de Ayala, “Cholita”, fue durante mucho tiempo la mujer más importante del país. Ministros, poderoso, líderes, influyentes, todo mundo se acercaba a ella porque ya se sabía que para ver a Calles, había que verla a ella primero (...)”, el epistolario así lo transcribe. La nota continúa: “Dos fueron, entonces, las frases que corrían de boca en boca, al referirse a ella: El único medio de acercase al Presidente es Cholita (...) y los Ministros conocerán los problemas de sus respectivas dependencias, pero Cholita conoce los de todas (...)”. Esta última frase a propósito de la memoria privilegiada que poseía.

Para participar en este Congreso se tomó uno de los aspectos que componen el proyecto: “De la provincia a la capital. Soledad González Dávila (1898-1953) que se lleva a cabo en el Centro de Investigaciones Humanísticas de la Universidad de Guanajuato.

Si  hacemos un recuento de la actividad de las mujeres en este país quedaríamos sorprendidos por los campos tan diversos en que ha destacado[3].

En los inicios del siglo XX la mujer mexicana despierta a la vida política organizada. Se considera 1910 como año en que la actividad política de la mujer va ligada a los movimientos revolucionarios[4]. Ésta tenía sus propios ideales: le preocupaba la justicia, la libertad, la tierra. Ella también sufría las vejaciones de los patrones, ya fuera en la hacienda, en la mina, en la fábrica, siendo trabajadora doméstica o al realizar trabajo intelectual.

En la primera década sobresalen María Teresa Farías de Isassi y Julia Nava de Ruisánchez. Durante la década de los veinte prolifera su talento en el teatro: Catalina D’Erzell, Amalia González Caballero de Castillo Ledón, Concepción Sada y María Luisa Ocampo, entre otras. “Fueron las dramaturgas que más se involucraron en el trabajo de establecer un cambio en la forma de sentir y vivir de la mujer”[5]. 

Los años de la posrevolución marcan un parteaguas para la mujer. Habían terminado largos años de la dictadura porfirista unidos también al período de la revolución mexicana, por lo que se necesitaba mover el ánimo de la mujer; hacerla sentir necesaria en la sociedad (...)”[6]. Así destaca, particularmente, la guanajuatense Catalina D’Erzell cuyas obras se presentaron por toda la geografía mexicana, trascendiendo las fronteras nacionales. Ella representaba la vanguardia de un teatro social; de un teatro que educaba. Despertaba las conciencias acerca de los problemas sociales políticos y económicos a los que se enfrentaban cotidianamente[7].

En el campo político, Soledad González (1927) funda el primer club de mujeres para apoyar la candidatura de un presidente. Acontecimiento que el Heraldo de México publicó en los Angeles como algo que nunca había sucedido en nuestro país.

Así que una mujer con las características de Soledad no podía permanecer quieta, de ahí los numerosos negocios que emprenderá, además de su participación en política, durante su vida. Muchos de éstos los realizará con los hombres políticos del momento. Algunos otros, por cuenta propia. Entre los más prósperos y novedosos, incluso en América Latina, serán la fábrica de algodón y las paleterías emprendidos en la Ciudad de México.

Los primeros años, como es natural, son de escasa iniciativa. Hasta que se fortalece en el ámbito de la política nacional sus contactos se amplían y emprenderá los más diversos negocios. 

Hay una carta con fecha febrero de 1923  que remite a los tiempos en que ella se encontraba con Obregón. Se trata de los trámites iniciados, años antes, para denunciar y explotar, en el Estado de Guerrero un  fundo minero. Negocio que se emprendió, afirma el señor Mariano Hernández Covantes: “Con los miembros del Estado Mayor del señor General Obregón y usted firmamos en 22 de agosto de 1916, minuta de contrato para denunciar y explotar en el Estado de Guerrero, [en Teloloapan] el fundo minero que denominamos “La Argentina”. No obstante, en 1919, otras dos personas denunciaron el mismo fundo. Desde 1921, ellos se encuentran haciendo trámites para que se les reconozca el denuncio. Le pide vea al lic. Eduardo Delhumeau, Procurador General de la Nación, para que la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo resuelva el asunto. Dos semanas más tarde Soledad, contesta que pase a la Secretaría para tratar el asunto[8]. El denuncio se resuelve a su favor, ya que, para 1927, entre los pagos que hace, se encuentra la cuota de 63 pesos como coopropietaria del fundo minero La argentina [9].

Este fue otro de los negocios que en sociedad funcionó bien. Por 1930, el licenciado Arturo H. Orcí escribe al señor Hermilio M. Nájera. Le comunica que sigue autorizado para “reanudar los trabajos en el fundo minero “La Argentina”. Y, para poder rendir cuentas a los coopropietarios, quiere remita un informe mensual. La carta lleva copia para una larga lista de viudas, revolucionarios y políticos que, como lo indica, formaron parte del Estado Mayor de Obregón[10]

En junio de 1924 el general Ramón F. Iturbe tiene en su poder la patente de un invento para hacer helados con un mango que compró la “compañía Explotadora de Productos Helados S.A del D.F.” Dicho invento se legaliza en mayo de 1925. En marzo del siguiente año Soledad recibe una lista de los aparatos que se compraron para las paletas y el hielo por un precio de 3520 dólares. Se adjuntan unas hojas con la propaganda. Para junio, Soledad recibe un documento con los impuestos que se pagaron, además la propaganda que se emitió en inglés para las paletas que se venderían en Cuba[11].

Tantas propuestas y peticiones recibe la secretaria de Calles que no siempre queda claro cuáles acepta. En 1925, le ofrecen unos terrenos  en el Lago de Chapala[12].

Uno de sus primeros negocios efectivos y reales es la introducción en el país, ya se dijo, de máquinas para fabricar paletas de hielo. Muchos negocios los emprendió con Arturo Calles, hermano de su Jefe. Este, siendo cónsul en Nueva York, le envía un telegrama el 2 de agosto de 1925 en los siguientes términos: “ Ya pidieronse máquinas a fábrica embarcanse mediados semana entrante oportunamente avisarele fecha cariñosamente”. Al día siguiente llega otro telegrama con la noticia de que consiguió, por seis mil dólares (en lugar de trece) seis máquinas refrigeradoras. De inmediato Soledad contesta que sí las quiere. Cinco días después llegan a Veracruz. El 22, el administrador de aduanas le comunica que tiene maquinaria para hacer hielo[13].

El cónsul adjunto (Manuel M. Prieto) comunica a Soledad, el 8 de septiembre, que los derechos consulares fueron cargados a la Presidencia de la República. Soledad rectifica y avisa que éstos sean transferidos a su cuenta particular. Con frecuencia la distancia ocasiona confusiones: el 13 de octubre, el Departamento de Contabilidad, informa a Soledad que los 377. 30 dólares aparecen en la cuenta del Ejecutivo. El 23 le comunican de nuevo que los derechos se le cobran a Don Arturo, hermano del general[14].              

Pasan seis meses (desde que se empezó a hablar de las máquinas para hacer paletas) cuando el diputado Salustio Hernández, por órdenes de Morones (el líder obrero) informa a Soledad que enviará los artículos que faltan para la maquinaria de hacer hielo.[15] El negocio de paletas no se inicia de inmediato.  

La memoria de María, hija de su tío José Dávila, retrocede. Ella dice que las máquinas se trajeron de Alemania. Fueron los familiares que trabajaron en la fábrica de paletas y también en la de algodón: “Y entonces ella puso las primeras paletas que hubo en México. Me acuerdo que hicimos 20, 000 paletas. Teníamos muy bien controlada a toda la gente  y la maquinaría. Entonces mi hermano Luis, él nos enseñó a todos a mí con el personal de las mujeres: empacar, poner etiquetas, como teníamos ahí (...) como se llama, obreros muy buenos. Nos enseñó el ingeniero a mi primero y luego les enseñó a ellos”. Los recuerdos de María van y vienen por momentos se traslapan, en su memoria se confunden las fábricas, retoma de nuevo el negocio de paletas o de algodón: (...) teníamos como 25 mujeres y vino un químico de Alemania a poner la maquinaria y un químico para armarla, ya entonces cholita procuró a mi hermano, mi hermano Luis, “ándale te le pegas ahí tu para que aprendas a manejarlas por que hay que echarle mano y para que aprendas, entre los dos, tu con las máquinas y mariola acá con las mujeres”. Y si este, ya después empezó la política ahí en contra de ella y todo eso y luego ya se acabó todo (...) la casa estaba muy bonita, si la de nosotros tenía tres pisos (...)”. En esta última parte de las vivencias de María es posible que se refiera a los tiempos de la fábrica de algodón y al ocaso del callismo. 

María recuerda el precio de las paletas y, señala: “A cinco, a diez centavos. Y ya decía Cholita “prepárenme unas de las mejores de las bien hechas para mandarlas”, es decir al general Calles[16]. La sobrina de Soledad (Patricia Castillo) conoció a Soledad a través de la memoria de su mamá, de su tía Emma y de la convivencia diaria con su tío Oscar, quienes les platicaban a ella y a su hermana Gabriela todo tipo de anécdotas. Dice  que las paleterías: “Estaban ahí en la esquina de Tacuba y Brasil. Paleteria Popo se llamaba”[17].  Este dato remite, sin duda, a la infancia de muchos,  las paletas el Popo eran famosas.

Antonieta Robles, (otra entrevistada) quien también convivió con  Soledad, interviene y dice[18]: “Nada más era una sola paletería, era en una esquina era grande Patricia puntualiza: Y tenía varias más, Antonieta retoma la conversación: Eso si no sabría, o debe ser cierto. Fue la primera fábrica de paletas en la Ciudad, la Ciudad era muy pequeña. No fue un éxito grande. Estuvo una temporada y luego la cerraron, supongo que la cerraron porque no les dio resultado. Pero fue la primera mujer empresaria aquí en tener un negocio con la modernidad en esa época que eran las máquinas”. Guadalupe Robles agrega dirigiéndose a su hermana: “Lo que te faltó decir, es que lo que tenía Cholita, era su dinamismo (...)”.     .

De nuevo, en 1927, hay correspondencia sobre el mismo asunto con el general Ramón F. Iturbe. Ahora aparece como propietario de las paletas heladas “Azteca” (así como de dos máquinas y motores marcas Remington y Broadwey establecido en La Habana, Cuba)[19]. Los inventores de la paleta con mango fueron los señores Silvestre Bravo y el general Alfredo García Liceaga y propietarios de la patente en abril de 1923. Justo al año, autorizan al señor Alfonso Manrique fabrique las paletas en Cuba y Estados Unidos. Ambas partes violan el contrato. De ahí que, en el año arriba citado, Iturbe adquiere por completo la patente. En septiembre de 1928, el nuevo propietario explica a Soledad que el hecho de que el negocio pertenecía a dos personas hizo que fracasara. Asegura no sucederá lo mismo ahora que hay un solo dueño, sobre todo que en Cuba hace mucho calor y los cubanos: “son afectos a las golosinas heladas”. Dos meses más tarde  pide se decida si entra al negocio o no ya que acaba de recibir carta del abogado. Necesita saber que hacer con las máquinas[20].     .

Al mismo tiempo que Soledad atiende sus propios negocios se ocupa, como es natural, de los de Calles[21].

La secretaria particular (y esposa) del Gobernador de Guanajuato (Enrique Colunga), a quien Soledad llama cariñosamente Nandita, por ser su paisana y amiga[22], le dice que recibió la tarjeta que trajo el diputado Silvestre Bravo. De acuerdo a su deseo  consiguió se le esperara hasta un mes para saldar su cuenta. Y puesto que Soledad tiene la intención de hacer negocios con  Bravo le advierte “Se sabe que tiene dinero aunque ahora no muy abundante, no es voluntario para pagar, mal querido en su distrito es mocho, y fue presidente municipal truncó algunas vidas”. Le manda saludos el Sr. Colunga. Al mes Soledad agradece los informes sobre Silvestre Bavo[23]. No se cuenta con mayor información para saber a qué préstamo se refiere y qué tipo de negocio iba a emprender con el diputado.

Si Arturo Calles hace favores a Soledad, ella le corresponde de igual manera. En enero de 1927 le comunica que trató el asunto del agua con la Secretaría de Agricultura y Fomento para que se le reconozca como cesionario de los derechos para utilizar el agua del Río Mante en Tamaulipas. Pasados unos meses, ella es la representante de Arturo en las gestiones para regar sus terrenos con las aguas del Río Mante[24]. Como más adelante se verá, ella también tiene negocios en ese estado.

Todo tipo de ofrecimientos llegan a su escritorio: el 22 de febrero de 1927, el señor Miguel Herrera Celis  de Construcciones Modernas S.A. a nombre del señor Rafael Esquivel, antes de ver a otras personas, le ofrece una casa que colinda con un lote de su propiedad. Ella rechaza la propuesta y le comunica que ya dio al señor Esquivel los nombres de las personas que pueden interesarse por la casa[25].

Otra propuesta más sobre tierras es la de mayo 31, Eduardo L. Arellano (...) “ me encontré a bordo del tren hacia el norte, a mi viejo amigo Don David S. Russek, y todo el viaje me habló de la conveniencia de que acometieramos el fraccionamiento de su hacienda Santa Clara, en Chichuahua (...) el asunto de Tamaulipas requiere tiempo, para que el propio gobierno defina su situación, con las tierras que ahí tratamos de colonizar, hizo que nos decidiéramos desde luego por Santa Clara, sin prejuicio de ocuparnos de las tierras de Tamaulipas, cuando el gobierno esté en posibilidades de disponer de dichas tierras”.   Ambos están bajo la razón social de Santa Clara Valley Land Company S.A. Termina diciendo “En todo caso nosotros fiamos y seguimos contando con la valiosisima ayuda de usted y pendiente de sus ordenes (...)”[26].

Con tres cartas finaliza el año. La primera es de Roberto Haberman (uno de sus amigos): afirma que pasó viendo lo de los anuncios eléctricos y piensa que será algo muy bueno. Se está preparando un rótulo especial que va a enviar con don Arturo. Al mismo tiempo ve todo lo que se necesita para "patentar esta invención en México para protegernos”. Tal vez se refiere al negocio de paletas o pudiera tratarse de ¿la fábrica de algodón?. Este fue un hombre que siempre pretendió a Soledad, o por lo menos, así parece. Continúa: “ Y quien esta de parranda en estos días con la Niña Bonita? Estoy muy triste porque mis asuntos domésticos andan muy mal debido a mis propias estupideces. Mucho cariño Roberto”. A los cuatro meses toca a Soledad escribir.  Pide  diga a su padrino que ya no compre los cojines, que están muy caros. Además, los que le envió, están muy feos[27].

La otra carta llega de Nueva York del cónsul Garza Zertuche. Se pone a las órdenes de Soledad. Comenta que, lo que más resintió en relación a Nueva Orleans, son las rentas (después de pagar 75 dólares ahora pagará 300 dólares). Para ello quiere una compensación. En este apartado las cartas transcriben la preocupación que las gentes tienen por complacer a Soledad y al mismo tiempo muestran un gran abanico de posibilidades para emprender todo tipo de negocios. Por ejemplo, Garza Zertuche dice: “voy a mandar unos catálogos de unas máquinas para una pequeña industria de encajes ya que Usted está siempre pendiente de llevar a cabo algunos negocitos”. Envía felicitaciones a Calles por dominar la última asonada. Le reitera su adhesión[28].

Un negocio que, tal vez no prosperó, fue el emprendido con Arturo Calles para instalar un galgodromo. Muy entusiasmado expresa: “la concesión que pretendemos obtener debe ser exclusiva por un período de diez años, cuando menos y para toda la República (...) Será conveniente que concesión sea dada personalmente a Usted y a mi y nosotros la traspasaremos a la compañía que se forme al efecto (...)".

El 28 de ese mismo mes envía un artículo sobre las carreras de perros en Estados Unidos. A mediados de diciembre, Soledad escribe a su futuro socio y le notifica que trató el asunto con el Jefe. Este piensa que no dará resultados económicos. En opinión de Calles deberían mejor incursionar en las carreras de caballos. El Ayuntamiento dará toda clase de facilidades. Sugiere no lo piense demasiado pues queda poco tiempo y el general está dispuesto a ayudarlos.

Para diciembre 20, Arturo piensa que deben incursionar en los dos negocios ya que, en todo caso, en el asunto de los perros sería la compañía estadounidense la que perdería.

El año de 1928 se inicia con las cartas de Arturo sobre las carreras de perros y caballos. El 9 de enero, el cónsul indica a la secretaria particular que la concesión deberá ser por diez años, como ya lo había propuesto y los estadounidenses se encargarán de los perros. En cuanto al negocio de los caballos, es otra cosa y con gentes diferentes.

Cartas van y cartas vienen sobre el asunto de los perros. Uno quiere que se haga. El otro sugiere se piense mejor. Así continúan hasta el 12 de septiembre Pasados unos días se reanudan los telegramas, algunos cifrados. El 19 de ese mismo mes, siguen ultimando detalles del futuro negocio y los jugosos dividendo que habrá. Llegan hasta el 26 de noviembre en que aún prosiguen con los tramites. Se supone que, en breve, quedarán listos[29].

Si Soledad se constituyó representante de Arturo (en Tamaulipas), ella también alcanza lo propio. El gobernador de Tabasco, Tomás Garrido Canabal, le dice que se ha enterado que tiene una propiedad agrícola en aquel estado y que quiere cultivar plátano roatán. Y, puesto que Tabasco produce el de mejor calidad en el país, le ofrece las cabezas de plátano que necesite. Garrido Canabal, uno de sus próximos, en febrero y junio, le obsequia 2 venaditos (uno para Calles) y dos pieles de pavo de monte[30].

Soledad ¿incursiona también en la cría de aves?. El ingeniero Luis S. González desde la Huerta, Michoacán, envía la lista del equipo que es necesario para cada 200 aves. Se disculpa por el retraso. La casa vendedora es: Jameswey Manufacturing Co., Elmira N.Y. Estados Unidos. Da la impresión que, por la proximidad del cambio de gobierno, se tenía que aprovechar hasta el último momento[31].

Pocos años pasaron para que el floreciente negocio de las paletas entrara en crisis (a causa de la competencia) en opinión de Mariola (nombre cariñoso de María) . Ella recuerda que las seis maquinas se vendieron: “a distintas partes de los estados”[32]. En carta del mes de noviembre, el general Cárdenas menciona el asunto de una maquina para hacer hielo[33]. No da más detalles porque lo hablarán cuando se vean. Tal vez quería vender una al gobierno de Michoacán. Este ejemplo corrobora lo señalado por su prima.

 Para marzo, Soledad escribe al señor Carlos F. Osuna (Gerente de la Lotería Nacional en Monterrey): quiere saber en qué momento  puede llamar para tratar el asunto de las máquinas. Al siguiente día, Osuna aclara, es su amigo Miguel Armijo Ramos, de Ciudad Victoria, quien está interesado por las máquinas de hacer paletas. Quiere facilidades de pago. Este señor se interesa por una de las chicas,  la de tres mil paletas diarias que vende ella en 700 dólares marca Brunswick. La grande, había pensado utilizarla en Monterrey, pero ha desistido (en esa ciudad ya existen más de 6 paleterias).

Unos días más tarde Soledad contesta al señor Osuna que el costo de la máquina es de 2500 dólares (según cotización de la General Electric Company de la cuidad de México[34]). Y, como ella pensó que era para él, por eso dio ese precio. Sostiene los 700, siempre y cuando paguen al contado.  La respuesta del señor Armijo, a través de Osuna,  es la siguiente: está en tratos con la “General Eléctrica” para adquirir una nueva por 1580, dólares a pagar en mensualidades. Ella tiene la palabra si acepta la propuesta de Armijo proceden si no, no hay trato.[35]En este caso era conveniente para Soledad hacer el trato: las máquinas nuevas le salieron en mil dólares cada una. Realmente no perdía.

A mediados de año recibe una carta del general Abelardo Rodríguez Gobernador de Baja California. Arturo Elías desea organizar un nuevo negocio en Tijuana. Por su parte no hay problema. Si se trata de juegos, deja a Soledad en libertad de “(...) pedir la concesión a favor de Don Arturo en su propio nombre y a nombre del Sr. Prieto pero sin considerarme como socio o participe de este negocio[36]. Oficialmente si así lo acuerdan ustedes el gobierno de mi cargo les dará la ayuda necesaria, tanto al Sr. Elías como a Ud. (...)”. Para fines de año Soledad, agradece el cheque por 2 mil pesos oro nacional: “que como obsequio de Navidad se sirvió Usted enviarme. Sabe que estimo en alto grado este regalo y que le estoy infinitamente agradecida”[37]. Así pues, el futuro Presidente de la República, sabe ser generoso con la secretaria particular de Calles.

En julio, Soledad envía a San Pedro de las Colonias el pagaré que la señorita María Carrillo firmó por el préstamo de $ 2.356.22 plata. Cubre, de esta forma, su adeudo. En octubre Soledad agradece el libro (no se anota el título) que María manda a su madre con motivo de su onomástico[38].

El 31 de agosto, el propietario de la hacienda donde fuera administrador su tío José Dávila, le ofrece venderla. El señor Hermenegildo Gutiérrez dice que la hacienda de Yllesca ya no resulta rentable a causa de: “estos tiempos de depresión económica”. Se propone darla a mitad de su valor. Pasan casi dos meses y ella contesta que mande los datos necesarios para ver qué se puede hacer por él.  Ante la esperanza de una solución favorable, el señor Gutiérrez, envía  4 chivitos “tatemados”. Desea que sean del agrado, especialmente de su mamá. Aprovecha para comentar que la Casa de Arozcua estaba interesada en la compra, pero desistió a causa de tanto ejido que tiene la hacienda[39]. Opina que se necesita dinero y “política” para sacarla adelante.

En los primeros días de noviembre, propone que sea el gobierno quien compre Yllescas, Cruces, Guamo y Sierra Hermosa todas colindantes. De esta forma se solucionaría el problema agrario.  Se queja de la situación de los hacendados. A principios del siguiente año, de nuevo escribe a Soledad. Explica el por qué de su silencio: los tiempos actuales no son oportunos para vender la hacienda. Pide la dirección de su tío José Dávila. Los meses transcurren, y en abril, dice a Soledad que cuando se enteró de movimiento militar apoyó a Calles con 113 caballos y 53 mulas que envió a Torreón. Quiere que le paguen. Pide un favor más: tiene problemas con los doce  ejidatarios de la hacienda[40]. Mariola recuerda cuando su papá José Dávila era el administrador de la hacienda: “Y le ayudó con el general de San Luis (...) le mandaba resguardo a mi papá para que le cuidaran la hacienda”[41].

La importancia que Soledad alcanza en el mundo de los negocios se puede ver en la carta que, para septiembre, La Compañía Mexicana de Transportes Rápidos, S.A.  envía con los planos para la constitución del Aeroclub de México. Planean que éste tenga pistas para carreras de caballos, de autos, albercas, campos deportivos. Ella será uno de los miembros distinguidos del club.[42]

En ese mismo mes,  de nuevo el general Iturbe,  la invita a participar en otro negocio sobre “derechos petroleros  en Veracruz. Ella llevará el 50 % de ganancia. Adjunta copias de las escrituras de propiedad.

No cabe duda: siempre, una de las mejores inversiones ha sido la compra de terrenos. Su amigo Alberto Blair pide cita  para proponerle la compra de dos terrenos, uno de ellos ubicado en la Calzada de Tlalpan (de 16 hectáreas). Es posible que se trate de los terrenos que ahora ocupa el Circo Atayde (en Villa de Cortés) y que adquirió por compra que realizó a Soledad.[43] Al año siguiente, escribe de nuevo para decirle que el ingeniero Fernando de la Balla quiere proponerle un negocio relacionado a la industria[44].

La última carta (de 1928) la escribe Franz Tessmann, representante en México de la Amadeus Kahl Nachf. Hamburg. Propone a Soledad un negocio sobre la venta de arena (incluso ya tiene localizado el terreno). Insiste, en febrero del siguiente año, para que instalen una fábrica de ladrillos de arena y cal. Como garantía de que  no perderá  ofrece, durante dos años, dejar sólo a ella el monopolio[45].

En una de las cartas que (desde Nueva York) escribe Oscar (el hermano menor de Soledad) a su mamá, en enero de 1929, manifiesta su complacencia: le parece muy bien que su hermana esté rentando “sus casitas”. Lydia, amiga de Soledad e hija de Arturo dijo que la casa de la colonia también quedó muy bonita y que la ampliaron[46].

El administrador, Delfino Castillo D., (de la hacienda de Chapingo) escribe, el 28 de enero de 1929, a Soledad: “Como se servirá usted recordar, desde mediados del año pasado no se ha dado ningún cultivo al terreno llamado “la Cerona” perteneciente a esta hacienda y arrendado a usted, y en tal virtud se ha vuelto a empastar y endurecer en grado sumo, por lo que le suplico que en beneficio del mismo terreno nos permita sembrarlo en el presente año, para devolvérselo en octubre o noviembre. (...) en la inteligencia de que se le eximirá del pago de renta del semestre mayo/octubre de 1929. Por otra parte, me permito recordarle que en mayo próximo se cumple un año de arrendamiento de la tierra que se trata, y que de acuerdo en lo estipulado en el contrato respectivo, la falta de pago de dos semestres consecutivos amerita la rescisión del referido contrato, pudiendo en ese caso recuperarse el terreno cualquiera que sea el estado en que se encuentre[47]. 

En su respuesta ella explica que el contrato quedó sin efecto ya que, primero investigó sobre las condiciones del terreno a través del Lic. Julio Mitchell abogado consultor de la Secretaría de Agricultura y Fomento[48]. Como esta carta, en muchas otras, parecen quedar inconclusos los asuntos. Posiblemente no se llegó a más o la continuación se perdió o se eliminó.

Estas son una serie de cartas fechadas (desde junio de 1921) sobre los precios y cantidad de fierro viejo que Alexandre Lipinski envía a la secretaria particular de Calles. Después, en julio 11 de 1929, le recuerda también su promesa de presentarlo en la “Tabacalera Mexicana” para venderles el papel para los cigarros. Piensa que es fácil hacer negocio, sólo hay que aprovechar las buenas relaciones con directores y compradores de la citada fábrica. Para julio 12, Lipinski pide  aclare una serie de dudas entre otras: “si Usted cree conveniente que me comunique con Usted o con los vendedores directamente [el fierro se va a llevar a Europa] (....) a la vez si es necesario cambiar cartas en las cuales esté garantizado su parte de las utilidades, y que expresen también, que todas las copias, documentos y correspondencia serán entregadas a usted (...)[49]”. Y no sólo eso, la compañía alemana que representa, también compra barcos viejos.

En otra carta le propone a cambio del fierro traer cemento de Polonia. En agosto pide cita quiere tratar varios asuntos entre ellos, la fabricación de algodón y la maquinaria que se encuentra en Puebla. Al respecto no se tienen mayores datos. Lo cierto es que, a su muerte, la fabrica se traslada a Puebla. También necesita su ayuda: quiere conseguir autorización para que “la Secretaría de Guerra compre unas mechas” [sic][50].

Así concluye la década de los veinte. Años en que la mente emprendedora e inquieta de esta mujer incursiona en los negocios que le permitirán destacar como una de las primeras mujeres que se desenvuelve con éxito en el mundo de la inversión.

E negocio de Ciudad Mante (productores de azúcar) se consolida con los años. Cuando eso sucede, la correspondencia permite rastrear, a través del tiempo los negocios que fueron más allá de meras propuestas. En enero de 1930 La Compañía Industrial y Colonizadora del Río Mante S.A. envía a Soledad, por indicación de Calles, Presidente de la Compañía[51], los estatutos de la misma así como una circular de Constitución fechada el 7 de mayo de 1928. Se adjunta una acta con los nombres siguientes: Plutarco Elías Calles, Carlos S. Vega, Fernando Torreblanca, Joaquín Amaro, Carlos Riva Palacio, Luis Benvenutti, Rodolfo Elias Calles. La pregunta ahora es: ¿con cuántas acciones se suscribe?. Un año más tarde recibe 6 sacos de azúcar por órdenes del Gerente Rodolfo Elías Calles[52].

En mayo Rodolfo Calles, recuerda a Soledad tratar con Freyssinier el nombramiento para el contador de la hacienda de Tamaulipas. Deja a su juicio la forma del contrato. Por el momento desea que los fondos sean situados oportunamente para pagar al empleado actual. En octubre, Soledad avisa a Rodolfo sobre la venta de una máquina Mc Cormick en 1150 pesos con rendimiento de 5 toneladas por hora. Otra máquina igual la vende Jhon Diree. Si le interesa debe avisar para encargarla. Unos días después, Rodolfo escribe a Soledad para informarle: “Asunto ingenio arreglado nuestra entera satisfacción, ya principiamos trabajos, urge me mande (...) títulos hacienda Mante que deben estar en Secretaría Particular Torreblanca o con encargado contabilidad (...)”. Los mensajes continúan sobre otros asuntos. A finales del siguiente año, Rodolfo pide a Soledad se entreviste, en su nombre, con Cárdenas y le recuerde “este asunto[53].

En febrero, Soledad agradece al gobernador de Coahulia, (Nazario S. Ortiz Garza) los informes sobre la fábrica de algodón. Continúa : (...) “ Me permití molestarlo en virtud de que la maquinaria ya viene en camino y tenía interés por cerciorarme  si iba a ser establecida otra en el país; pero sus noticias me han sido muy satisfactorias, en virtud de que ha quedado desvanecida la amenaza de una competencia para una industria que apenas va a empezar a desarrollarse[54]. Ella tuvo la visión de introducir en el país la primer fábrica, en América Latina, de algodón y útiles para hospital. Este es uno de sus mayores aciertos: la Fábrica de Algodón Chapultepec.

Y, tal vez previendo no pasara lo que sucedió con el negocio de paletas, Mariola, entre risas, comenta: “si la primera que hubo aquí y luego la tumbamos (....) Johnson (...) americano sí, esa era, pero la echamos abajo” . Ahí también trabajó con Soledad: (...) estaba rodeada de puros parientes no le robábamos y me decía “el día que Mariola me falle, estoy segura que ese día (...) es que ella me hace las compras de papel, las compras de cosas, los pedidos (...)”[55].

La penúltima carta de este año llega de Morelia: invitan a Soledad como socia en la Compañía Minera “Los Nogales” S.A. para explotar los yacimientos de plombagina. Acompaña la propuesta los costos de elaboración mecánica, fletes, plano. Los socios son: Felipe Iturbide del Moral, general Benito Serrato, Alfredo Reynaud, Remigio Barbier y Carlos Sorhouet[56].

Las invitaciones para emprender negocios (en 1932) se inician hasta marzo. Evaristo Madero (familiar de Francisco I. Madero) está en contacto con Soledad. Ahora, quiere audiencia con Calles. El 22 de abril propone se asocien para adquirir el negocio agrícola “Sacramento y Anexas”. Acaba de pasar a manos de la Comisión Monetaria. Es un  de los más prometedores en la Laguna. La superficie consta de 1500 hectáreas de riego para trigo y algodón. La Monetaria puede pasarles el negocio por un período de cinco años. Los socios, además de él, un amigo, Soledad y su marido. Piensa también en Calles. En condiciones normales se tienen utilidades de 100 a 150 mil pesos anuales. Aún más si se obtiene una alza en los precios las utilidades serían mayores.

Aprovecha para recordarle sobre la Agencia de la Lotería Nacional: quiere la concesión. Si el año pasado no lo obtuvo fue porque el actual encargado dio dinero: “por los canales que Usted ya sabe”. El 7 de mayo, mediante un telegrama, Soledad asegura: “En breve comunicarle resultado de su carta 22 de abril”. Es posible que la propuesta resultó atractiva para las inquietudes de la secretaria de Calles.

El 14 de mayo, Evaristo opina que es urgente tomen el negocio propuesto: “También le quiero aclarar que en este negocio si lo arreglamos como le he indicado, no habrá necesidad de que Uds. inviertan dinero propio, pues debemos conseguir que la Monetaria nos ayude con la refacción, como ha estado ayudando a otros muchos agricultores recientemente. Esto es importante, pues podemos hacer un buen negocio sin distraer elementos propios, que tanta falta hacen para otros negocios a Uds. (...)”. Evaristo quiere, además, la Gerencia de la Sucursal de la Monetaria. Pide a Soledad que llame al Comité Legislador para que activen su nombramiento. Retoma el asunto agrícola: también sembrarán maíz y frijol. Por otra parte, si logran tener la Agencia de la Lotería, la unirán con la de “California y Anexas” [57].

Muchas de las participaciones (que son ofrecidas a Soledad) tienen como propósito que ella facilite, a través de sus contactos, las cosas. A mediados de año, el señor Abel R. Pérez quiere que Calles hable con el Secretario de Industria y Comercio (Abelardo Rodríguez) sobre regalías en unos pozos petroleros que van a trabajar. Hace mención de la regalía que cedió a ella y la que Calles compró. Si logran que la Secretaría baje el porcentaje, todos saldrán beneficiados. Al mes remite copia legalizada de la cesión de derechos (y regalías) que otorgó a favor de Calles sobre la producción de los pozos petroleros en Minatitlan, Veracruz. En agosto, Soledad escribe a Abel Pérez: ya  informó al general sobre el asunto y éste, en cuanto pueda, lo tratará con el general Rodríguez[58].

En los últimos días de diciembre, el Presidente Ejecutivo de los Ferrocarriles Nacionales (Ingeniero Mariano Cabrera) obsequia a Soledad un pase que podrá utilizar todo el año. Se tiene registro hasta 1935. Esta deferencia se venía realizando desde 1927. Como agradecimiento, ella le envía a cambio una caja de tomates que se cultivan en Sonora. A mediados del año treinta y tres, Calles pide a Cabrera le informe cuál es la cuota de El Paso a México para traer algodón de Mexicali. De inmediato Cabrera envía los costos[59]. 

Soledad inicia el año de 1933 con una circular de Año Nuevo con su firma en papel membretado que dice en el encabezado Fábrica Mexicana de Algodones Absorventes S.A. El 10 de enero contesta  a la señora Guadalupe Reza Vda. de García de Torreón, Coahuila. El mensaje es breve: “Tu carta. Hoy envíe pedido Hospital Civil Victoria Durango. Cariñosamente S. González.”. Estos eran los magníficos contactos que tenía para vender los productos de su fábrica. Gente colocada en puestos públicos. Así surtía a varios Estados de la República[60].

En abril de este año, desde Tepic, el general Pablo Díaz Dávalos, su primo informa: “Hoy por Radio te giré un mensaje dándote cuenta de las gestiones que hice con diversos cosecheros de algodón para ver si lograba conseguirte el que deseas, pero todo fue infructuoso en virtud de que me dicen que como las cosechas ya terminaron ya no tienen existencia, pues todo lo lanzaron al mercado (...)”.

Curiosamente Soledad no tutea a Díaz con todo y el parentesco consanguíneo. Por el contrario lo llama general. Ella siempre fue muy cuidadosa en el trato que dio a cada persona. Agradece hiciera el intento de conseguir el algodón[61].  

En agosto, Plutarco hijo, propone a Soledad otro negocio sobre producción de plátano en Tuxpan. Comenta los abusos de las subsidiarias de la Trust United Fruit Co. en su opinión, este negocio tiene futuro, señala: “He estado estudiando este negocio y en mi concepto es de mucho porvenir por lo que te aconsejo te intereses y te animes a entrar como socia de estos señores [amigos de Monterrey de él] (...).   Adjunta memorandum de la Frutera Mexicana S.A[62]. Firma en papel membretado como Presidente Municipal de Monterrey. 

Para septiembre, Daniel Martínez Navarro escribe a Soledad en los siguientes términos: “Permitome adjuntarle a la presente, un memorandum relacionado con la instalación de una gran fábrica de sosa, que pretendo se instale con la influencia directa de nuestro ilustre general de división D. Plutarco Elías Calles (...)”. En el memorandum se anotan los datos para establecer una fábrica de sosa cáustica que se utiliza en la elaboración de jabón, pues la que se usa en México se importa de Estados Unidos y Alemania. “Es de suma importancia tener en cuenta que en los Estados Unidos no existen yacimientos de tequesquite (...) la importan de uno de los países de América del Sur, para después de elaborar la sosa exportarla a precios elevados a nuestro país (...)”[63]. Por el momento no hay más información sobre el asunto. 

En cuanto a las propiedades que Soledad llegó a acumular en la ciudad de México, los familiares que le sobreviven dicen que, los terrenos colindantes a la Quinta el Lago, abarcaban lo que ahora es Calzada de Tlalpan y Cumbres de Maltrata en la parte de atrás calle de Palermo y Privada Lago. La Quinta del Lago estaba en lo que hoy es la tienda comercial Walmart. En efecto, la propiedad debió crecer bastante, tal vez abarcaba unos 17 mil metros cuadrados[64].

El 2 de enero 1934, Julio Hoth vende un lote que colinda con los terrenos propiedad de ella. Quiere saber si se interesa en adquirirlo.  Soledad le da cita (un domingo, a las 11 de la mañana, en la Quinta del Lago) para tratar el asunto. Sin embargo, en esta ocasión, no se llegó a ningún arreglo. En octubre, del siguiente año, vuelve de nuevo a insistir. Ella se disculpa pues debido al trabajo de fin de año, no pudo contestar antes. Le da cita  el mismo día y lugar (la hora 12 del día).  Hoth no volvió a tener éxito ya que, en enero de 1936 reclama, con suavidad, el que Soledad ya no quiere adquirir uno de los dos lotes convenidos. Trata de convencerla: por el precio de 3 pesos metro es una ganga para ella. Después de esta fecha no hay más cartas  [65]. Entre los bienes que registra su testamento se mencionan los lotes 81 y 82 de Potrero llamado Tepanco o Ixtlahuaca, en el pueblo de Santa María Nativitas. Precisamente colindantes con terreno del señor Hoth[66].       

Soledad no descuida su fábrica. El 7 de enero, el gobernador de Baja California, señor Olachea, comunica que recibió las muestras de algodón y vendas “Chapultepec”. Ya dio ordenes para que en los hospitales (de todo el Estado) se usen sus productos. Enseguida se hará el pedido. Tan buenas noticias van acompañadas de “un regalito” de Año Nuevo. En febrero desde Mexicali recibe el comunicado de Olachea: “(...) le manifiesto que efectivamente el pedido de este gobierno de productos de la Fábrica “Chapultepec” se hizo por conducto del Señor Carlos Guzmán de esta ciudad, y será suficiente para cubrir el servicio de los Hospitales del Territorio durante un año (...)”[67].

El  señor Elías González[68], quien llegó a trabajar con Soledad (paso 38 años en la fábrica) y  recuerda que ella le dijo: (...)” tu te vas a ir a la fábrica. Y me fui a la fábrica y ya de ahí me metieron al taller mecánico (...) fui aprendiendo, fui aprendiendo y hasta que llegué a estar yo solo en el taller. Después yo metí como a unos siete mecánicos (...) yo ya sabía bien todo el movimiento y entonces dice la señora: “te vamos a sacar de ahí, porque parece que va bien te vamos a poner en otro departamento”. Me subieron de departamento, que era donde se hacía todo el cocimiento del algodón, por que era fábrica de algodón. (...) Fui pasando por varios departamentos (...) después pase a la planta en donde ya estaban todas las máquinas (....) a que aprendiera (...)”[69].

En marzo, el Dr. Teodoro Paredes y el señor Arturo González Carbajal, mandan a Soledad un memorandum acerca de las características de una “máquina elaboradora de agua” [sic], adjuntan fotografías[70]. Sin embargo, sobre el asunto no se encontró mayor información. 

Una carta, en el mes de abril, es enviada por Soledad al señor Walter Douglas a Maryland N.Y.: “le agradezco mucho las dos muestras de toallitas faciales que tuvo la amabilidad de enviarme, y vamos a proceder inmediatamente a manufacturarlas para ver si logramos hacerlas iguales. Le quedo muy reconocida (...)” [71].

Hasta la Secretaria de Hacienda llegan los pedidos de los productos de la Fábrica de Algodones Absorbentes. El señor Marte R. Gómez contesta a Soledad en el mes de julio. Informa que ya recibió el botiquín con material para curaciones: “tan cuidadosamente seleccionado para las necesidades domésticas (...) la felicito por los excelentes productos de esa fábrica".  Adjunta el importe de la factura por 75.00 pesos[72]. Sí eran productos de primera calidad a juzgar por el precio.

En septiembre, Soledad escribe al profesor Manuel Paez, Gobernador de Sonora: “Ruégole decirme a qué precio podría conseguir en ésa mil pacas algodón para mi fábrica de Algodones Absorbentes en ésta, puestos a bordo en punto de embarque y girando contra conocimientos (...)”[73].

El empresario cuando es inteligente diversifica sus negocios para proteger su capital. Eso hace Soledad. En enero de 1935, de Cuahutemoc, Chihuahua, Leo Heimpel de la tienda del mismo apellido escribe: “Uno de mis clientes está procurando unos dos perros grandes y que sean bravos para cuidar casa y corralones. Hace poco vi un anuncio de ud. Y para el caso que tenga aún unos daneses de venta y que sean buenos para el fin deseado le suplico a Ud. Me den su mejor precio”. La respuesta es: “ tan pronto como haya nueva cría de perros daneses volveré a comunicarme con Usted, por si aún necesita algún animal de esa raza, pues los anunciados en la prensa se agotaron totalmente”[74].

En este asunto de perros hay una primera referencia: en 1929,  Salubridad notifica que debe vacunar a sus perros. Ella responde que no tiene caninos en su propiedad. Sin embargo, al año siguiente, le solicitan proporcione las fotografías de sus animales para la Exposición Nacional Ganadera[75].   

Así como Soledad fue censurada, una vez que ya no tuvo el poder, hubo gentes que reconocieron la labor que realizó al lado de, (considerado para muchos) uno de los más grandes caudillos. El señor Rafael Malpica Roca quiere regalar a Soledad un terreno que contiene petróleo, de 600 hectáreas en Veracruz. El no puede explotarlo. Señala  dos motivos de su proceder: primero, por las grandes obras realizadas por ella; segundo, “con su preclara inteligencia, ayudó Ud. Muchas veces al Gral. Calles a resolver problemas difíciles”. Comenta que, a través de la prensa, sabe de la salud de Calles: “el día que desgraciadamente llegue a faltar él, México se verá en un caos horrible”[76].

En mayo, el ingeniero Pedro Sánchez G. y Santiago González Cordero, envían a Calles un documento sobre las riquezas naturales de la región de Chacahua, Oaxaca. En ese mismo mes, el primero, propone a Soledad formar una compañía para la explotación forestal de Río Verde en Oaxaca. Soledad inicia los trámites con el Jefe del Departamento Forestal de Caza y Pesca para explotar los bosques. La concesión será por 50 años. Argumenta que las poblaciones se verán beneficiadas pues su compañía los organizará por cooperativas. Más adelante hay una respuesta en donde se señala que la solicitud de concesión está mal planteada. Indican en qué términos se tiene que hacer[77].

En junio (1935) aparece una invitación más. Ahora, del señor Luis E. Suzan, para desarrollar los yacimientos de hierro y carbón en el Estado de Oaxaca. La propuesta considera que, de la explotación de esa riqueza, depende el desarrollo industrial y agrícola. Quiere que Soledad lea el informe a Calles. Propone al general Eulalio Gutiérrez para que con él se pongan al frente del proyecto. Muchos se resisten a creer que el Maximato llegó a su fin[78]. 

A finales de año, Soledad recomienda, inteligentemente,  a su primo de Nayarit, acerca de establecer una sucursal de su negocio en el Río Mayo. Lo hace reflexionar sobre los trastornos que surgen al no estar  personalmente al frente de un negocio. Aconseja siga su ejemplo: buscar distribuidores en toda la República. El sabe como se debe proteger la pequeña industria que tanto trabajo les ha costado encarrilar.

Al respecto el señor Elías recuerda que: “(...) cuando me metí a la fábrica, en el sindicato no les convino que yo estuviera así de confianza, dicen: lo queremos para la planta de nosotros; y la señora no quiso (...) y entonces (...) me empezaron a decir cosas (....) entonces dice la señora: tu no les hagas caso, tu sigue y entonces se ponían rebeldes con el encargado que era don Luis Dávila, su primo (....) llamaron a los secretarios [ y les dijo] Elías (...) es mi asesor el no se va, y yo seguí. Cuando ya me pasaron a la planta entonces, pues se hizo un pleito y dice la señora: vete, te vas al sindicato. Me fui al sindicato[79].   

En el año de 1936 se pueden precisar algunas de las casas que son propiedad de Soledad a través de un reclamo que dirige a la Compañía de Luz y Fuerza por los trastornos que causa la deficiencia en el servicio. Menciona las diez casas que padecen este problema y dice: “Seguramente que por ser quejas aisladas, hasta ahora no han sido atendidas (...)”[80]. Sus sobrinas segundas comentan al respecto: seis de las casas mencionadas se encontraban ubicadas en la Privada del Lago. Otra estaba en el lado poniente, que a su muerte es vendida a Aurrerá. Las otras posiblemente correspondan a la  Quinta y otra en la calle de Juan Escutia o Montes de Oca[81].

En mayo de 1936, Arturo Calles escribe a Soledad a la Fábrica Mexicana de Algodones Absorbentes. Dice que estuvo ahí, esperándola, hasta las doce del día, como no llegó y él tenía que cubrir un préstamo en el banco se fue sin verla. Parece que, a estas alturas, el cónsul ha mermado su capital: pide consejo a Soledad acerca de dos asuntos. Primero, ha tenido proposiciones de venta de sus acciones en el Banco Mercantil y Agrícola de Hermosillo, Sonora. No sabe que hacer: si el negocio continúa en estado pasivo (o bien el podría encargarse de reorganizarlo), sería conveniente citar a junta extraordinaria. Quiere que se le informe a Rodolfo “en la inteligencia de que es lo único que poseo actualmente y estoy dispuesto a vender mis acciones”. El segundo, desea saber su opinión sobre su rancho de Tabasco. Hay un señor de apellido Ryan, quien le ofrece 1500 dólares sin embargo, “en el papel de venta parece que se pagaron 2.500.00 [dólares] por el mismo[82].  

El espacio físico que ocupaba la fábrica se ubica en lo que ahora son las calles de Isabel la Católica y Privada del Lago. El señor Elías González recuerda que: “esa fábrica estaba en la colonia Santa Julia y de allá se vinieron para acá, aquí cerquita” [83](de la Privada del Lago). En la actualidad el inmueble se renta a la SEP como editorial. En Quinta del Lago se construyó Wal-Mart. [84]

La empresaria, Soledad González, no perdona una. En mayo, uno de sus inquilinos desocupa la casa No. 2 de la Privada del Lago. Pero, como lo hace antes de que el contrato concluya, con la fineza que le es característica indica que tiene que pagar los dos meses que faltan[85].

Para el mes de septiembre, la fábrica sufre un accidente. Alfredo Calles expresa su pesar por el incendio ocurrido. Ella lo tranquiliza y  dice que no fue grave; que las dos máquinas afectadas en los próximos días estarán trabajando[86].

Desde Orizaba, Veracruz, Juan García uno de los trabajadores próximos a Calles y que ahora trabaja para la Sociedad Nacional de Productores de Alcohol, informa a Soledad sobre las fábricas de borra de algodón: todas ya tienen compradores. Sin embargo, encontró una que es independiente. Vende a los rusos pero, como no hay contrato, así que le pueden vender a ella. Manda los precios y las muestras.

El 9 de diciembre, Juan comunica a Soledad que no encuentra la calidad apropiada de algodón de borra. Ya recorrió los municipios de Nogales, Río Blanco Santa Rosa, San Lorenzo, Zongolica, Tuxpango, Huatuxco, Córdoba y Cd. Mendoza. Como están organizadas en gremios, hay muchos problemas. Con frecuencia se dan enfrentamientos entre los soldados y los obreros. Hay destacamentos federales permanentes en todas las fábricas textiles.

Por su trabajo, Juan se encuentra en Huatuzco, Veracruz. Opina que, en cuanto al algodón, no hay nada por esos rumbos. Sólo existen beneficios de café e ingenios de azúcar y productores de alcohol[87].

El año de 1937 se inicia con las cartas de Juan. Proveniente de Amecameca y con la idea de emprender un negocio más. Ha visitado los pueblos de San Antonio, Miraflores, Tlalmanalco, Amecameca y Ozumba donde se cultiva trigo, maíz y árboles frutales. Por tanto, considera que les conviene cultivar trigo ya que alcanza muy buenos precios.  Señala que, cuando la vio, ya no tuvo tiempo de comentarle acerca de la demanda de semilla de cacahuate: en el mercado de la plaza de México, en las fábricas de manteca vegetal y en las que están usando exclusivamente aceite de cacahuate (como  en la Calzada de Guadalupe y la Copo de Nieve, ahora enfrente de la suya de algodón).

En cuanto al café, éste se cultiva exclusivamente en tres regiones del país: Córdoba, Huatusco/Coatepec en Veracruz; Uruapan en Michoacán y Soconusco en Chiapas. Toda esta información se la envía para que ella vea cuál es el que más les conviene y así estudiar de lleno el que ella “juzgue fijar”,  por supuesto, aparte del de las Borras de Orizaba[88].

Las cartas de Juan son un excelente indicador de la situación económica de algunos lugares del país. En febrero se encuentra en Mérida, Yucatán. De ahí informa que la ciudad tiene bastante movimiento comercial, excepto en su ramo más importante: el henequén. Este ha venido a menos ya que en los Estados Unidos: “han copiado tan a la perfección el sistema de beneficio de esta industria que ahora la producen en grandes cantidades, dejando la fibra en estos lugares sin mercado en el exterior”[89].   

Diez días más tarde Soledad contesta y da indicaciones para que cuando llegue a Villahermosa visite el rancho El Faisán, pida al encargado (que tiene la Stander Fruit) Ildelfonso Bocanegra le muestre los libros que se llevan. Quiere saber: cantidades que haya recibido en dinero y en qué fechas; número de hectáreas cultivadas; número de matas plantadas y cantidad de matas que están en producción. Agrega algo más: “el contrato de arrendamiento con la Stander Fruit lo tengo hecho desde el 27 de enero de 1932”. También quiere saber: desde cuando empezó a producir y la cantidad de racimos que se ha entregado a la compañía. Por otra parte, le han dicho que tienen una extensión de maderas preciosas. 

Le interesa la opinión que Juan se haga para seguir explotando el rancho directamente ya que el contrato está por terminar. Otro asunto que tiene que ver es el siguiente: “En Villahermosa el hermano del Dr. Manero me compró una máquina de paletas esta consignada al Banco si le es posible urgirle que la recoja para que entregue el dinero[90].

En marzo 7, Soledad comunica a Juan que los estadounidenses van a ampliar el contrato.  Y que: “Tío Arturito envió a una persona para tomar los datos relativos a la parte que él tiene, pero yo prefiero esperar hasta que usted lo pueda hacer (....) Le vuelvo a suplicar (...) gestione que el hermano del gobernador le haga efectivo el valor de la máquina de paletas (...)”[91]. En esta carta queda establecido que también Arturo tenía derechos de propiedad en ese rancho.

En abril, Elena, la esposa de Juan escribe a Soledad: su esposo tuvo que salir a Chihuahua. Le encomendó diera la siguiente información: la fábrica Dávalos sólo tiene borra de primera a .65 centavos de dólar. La cantidad que pueden entregar es de cien kilos semanales. Si realizan convenio pueden lograr un precio estable de 68 ya que los costos seguirán incrementándose.  

Para mediados de año, Juan se encuentra en Ciudad Juárez. Realiza con diligencia los encargos que Soledad le hace. Ella siempre fue partidaria de adquirir todo tipo de productos en Estados Unidos, desde prendas de vestir, hasta aparatos eléctricos. En octubre éste se encuentra en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Como siempre se pone a sus ordenes. Dice que, en el estado, se vive en una pobreza total. Tienen la esperanza de una mejoría a través de la distribución de las zonas cafetaleras del Soconuzco. Desafortunadamente, en la actualidad, gobernadores van y vienen y la riqueza del estado continúa en unas cuantas manos.

En noviembre, Soledad contesta a Juan. Lo pone al tanto de los planes de su rancho en Tabasco. Estos, por el momento, se encuentran suspendidos ya que la persona con quien podría realizar un buen convenio se encuentra ausente de México: viaja por Europa. Hay tiempo suficiente para realizar “las averiguaciones” que tienen en proyecto. La correspondencia con Juan continuará hasta los años cuarenta.      

Soledad consulta al Licenciado Luis Cabrera acerca de la compañía Frutera Standard de México, S. C. P., S.A., y envía una nota para saber cuáles son sus honorarios por el servicio[92].

Cuando los compromisos políticos o morales son muy fuertes, Soledad ayuda a los que quedaron sin protección con la caída de Calles (aunque en la correspondencia que se trabajó quedan pocas evidencias). Para 1938, año de aparente inmovilidad en los negocios, se encuentra una carta en la que José Camarena G. agradece el aumento de salario, aunque solicita 20 pesos en lugar de 15. Así concluye otra década de gran actividad en los negocios.

Durante veinte años la secretaria del general Calles incursiona en cerca de diez negocios sin tomar en cuenta los que no hay suficiente información o en los que no hay evidencia en la correspondencia que se trabajó para este apartado. Es evidente que muchas propuestas llevaban la intención de agilizar trámites y salvar obstáculos. La década de los treinta muestra mayor participación en los negocios. Destacan los militares como sus principales socios.

El epistolario de la secretaria particular de los generales Obregón y Calles manifiesta las alianzas políticas que en este apartado se traducen  en alianzas económicas de carácter personal. No es fácil deslindar asuntos, de ahí que, muchos de ellos, quedaron fuera.

En este apartado se descubre a la mujer de negocios, a la empresaria que siendo mujer incursiona en un mundo hasta entonces masculino. Soledad González Dávila se dibuja como un empresario hábil, astuto. A través del poder el ingenio, la inquietud, el espíritu emprendedor permite descubrir un sin número de negocios que en los que incursiona. Se le invita a participar como socia para la fabricación de ladrillos, arena y cal hasta la explotación de yacimientos de hierro y carbón. Se asocia con políticos desde los tiempos de Obregón hasta los de Calles. Por su parte se dedica desde la  cría de perros, bienes raíces, hasta su negocio más exitoso la fabrica de algodones absorbentes (primera en el país y en América Latina).

 

Sabe aprovechar los años de reconstrucción una vez pasada la revolución: inicia en los veinte, se consolida en los treinta y continúa diversificando su capital en los cuarenta (década que quedó fuera de este trabajo por razones de espacio).

Estos son algunos de los rasgos en la vida de la secretaria particular del general Calles. Fue un personaje histórico apasionante y polifacético. A través de su correspondencia se recorren múltiples caminos dentro de la política y de las preocupaciones de la vida cotidiana de las gentes que un día hicieron la Revolución. Supo aprovechar las coyunturas que le permitieron convertirse en la primera mujer  que desempeñó un cargo administrativo político y a la vez convertirse en  empresaria en los albores del siglo XX.



NOTAS

[1] Lyon, A.H. "New Orleans Item". "La primera mujer que fungirá como Secretario de una nación es una señorita mexicana". Domingo 11 de mayo de 1924. Archivo Plutarco Elías Calles. Soledad González. Serie 1. Caja 1. Carpeta 12.  1921-1953.

[2] Notas periodísticas proporcionadas por Patricia y Gabriela Castillo, hijas de una de las sobrinas de Soledad, cuyas referencias no siempre están completas. Los recortes carecen de datos para integrar las fichas hemerográficas.

[3] A mediados del siglo diecinueve algunas sobresalen como dramaturgas (es el caso de  Angela Prieto de Landázuri). Peña Doria,  Olga Martha. La sociología mexicana y el teatro escrito por mujeres en México. 1920-1930. VII Congreso Internacional de Sociocrítica  realizado en noviembre de 1999.

[4] Compilación de la ANFER. Op. Cit. 3-7 pp.

[5] Peña Doria, Olga Martha Op. Cit. p. 1.

[6] Continúa Peña Doria: “Lo más interesante de este período es escuchar por primera vez en el teatro mexicano palabras que siempre habían sido pronunciadas en voz baja y estas mujeres elevaron sus voces  con valentía para presentar en escena  palabras como divorcio, unión libre, libertad, honra, abandono del hogar, eutanasia, aventura, engaño, o lesbianismo (...)”. Peña Doria, Olga Martha Op. Cit. p. 2.

[7] Peña Doria, Olga Martha Op. Cit. pp. 4-5.

[8] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 11: 1919-1943. Expediente 332. Carta cotejada en el Archivo Plutarco Elías/Torreblanca. Expediente 503. Inventario 438.

[9]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1: Caja 10: 1919-1941. Expediente 310/1.

[10] Señoras: Amada viuda de Serrano, Laura Muñoz viuda de Garza, Rosalía Paliza viuda de Carpio, viuda de Piña; los señores: Adolfo Cienfuegos y Camus, General Alberto Montaño, Benito Rámirez, Carlos Roel, Enrique Lieckens, Ezequiel Ríos, Enrique Garza (Monterrey, Nuevo León), Joaquín Urrea (Alamos, Sonora), Dr. Enrique C. Osorno (México, D.F.), Manuel Bonfiglio, Manuel Vargas, Soledad González de Ayala (México), Lic. Aarón Sáenz, Trinidad Sánchez Benítez, Gral. Lorenzo Muñoz, Arturo del Saracho; sucesión del señor Josué Sáenz a cargo del Sr. Lic. Aarón Sáenz, Gral. Hector F. López (México, D.F.), Mariano y Federico Herández Govantes (México D.F.).

[11]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 10: 1919-1941. Expediente 315.

[12]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 8: 1916-1942. Expediente 246.

[13] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 5: 1917-1934. Expediente 165 3/11.

[14] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 16: 1920-1940. Expediente 558.

[15] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 9: 1921-1944. Expediente 284.

[16]María y Concepción Dávila/Patricia Campos. Asilo Arturo Mundet, Ciudad de México: 1998. Transcripción Daniel Hernández pasante de Historia.

[17]  Patricia Castillo/ Patricia Campos.  Privada de Lago no. 32, Calzada de Tlalpan Colonia Américas Unidas, Ciudad de México: 1997. Transcripción  Daniel Hernández pasante de Historia.

[18] Antonieta Robles/Patricia Campos. Privada del Lago no. 32, Calzada de Tlalpan Colonia Américas Unidas, Ciudad de México: 1997. Transcripción Daniel Hernández pasante de Historia.

[19] Al presentar la ponencia “Una mujer en la historia de México: Soledad González Dávila” en el Congreso: Siglo XX, cambalache. Balance cultural de un siglo en las Américas realizado en la Universidad de la Habana, Cuba uno de los asistentes recordó que su abuela le platicaba de las paletas “Azteca”.

[20] Archivo Calles Torreblanca. Expediente 394. Inventario 337.

[21] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 16: 1920-1940. Expediente 580.

[22] Emma Farías Avila hermana de María Teresa amiga de Soledad y Fernanda.  Emma Farías Avila/Patricia Campos Rodríguez. San Pedro de las Colonias, Choahuila:1999. Transcripción Daniel Hernández Hernández pasante de la carrera de Historia.  

[23] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 3: 1922-1943. Expediente 104.

[24] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 5: 1917-1934. Expediente 165 4/11.

[25] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 9: 1921-1944. Expediente 289.

[26] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 1: 1921-1953. Expediente 10.

[27] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 9: 1921-1944. Expediente 267.

[28] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 8: 1916-1942. Expediente 225.

[29]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 5: 1917-1934. Expediente 165 8/11.

[30]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 8: 1916-1942. Expediente 218 /1.

[31] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 8: 1916-1942. Expediente 251.

[32] María Dávila. Octubre 1998... Op. Cit.

[33] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 2: 1914-1942. Expediente 56.

[34] Archivo Calles Torreblanca. Expediente 577. Inventario 507.

[35]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 14: 1917-1941. Expediente 488.

[36] Para 1930 Abelardo (...) “ya era un empresario próspero y de intereses variados: el desarrollo de los recursos marítimos de la Baja California (la Gran Depresión le afectó en la medida que cerró sus mercados de exportación), el comercio de granos y los servicios a los visitantes norteamericanos en la frontera (hoteles, casinos, hipódromos, etc.) que posteriormente extendió al interior del país. (...)”.  Meyer, Lorenzo. Historia de la Revolución Méxicana 1928-1934. México, El Colegio de México,  1981. p 159.

[37] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 17: 1920-1935. Expediente 602 2/3

[38] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 2: 1914-1939. Expediente 63

[39] Hay que recordar que en el caso particular de San Luis Potosí durante el primer quinquenio de los veinte los campesinos se organizan. Hecho que ocasionó “una importante reforma agraria (...) Junto con el estado de Morelos y el de Yucatán, el agrarismo potosino bien podía ser calificado como uno de los más pujantes del país(...)”. Aunque con la llegada de Cedillo las cosas tomaron otro rumbo. Falcón, Romana. Revuelta, Rebelión y Revolución. Carisma y tradición: Consideraciones en torno a los liderazgos campesinos en la revolución mexicana. El caso de San Luis Potosí. T.2. México, Era, 1990. pp. 91 y 106.

[40] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 9: 1921-1944. Expediente 263.

[41]  María Dávila. Octubre 1998... Op. Cit.

[42]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 5: 1917-1934. Expediente 165 8/11

[43] Patricia y Gabriela Castillo. 1998... Op. Cit.

[44]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 1: 1921-1953. Expediente 26.

[45]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 189.

[46]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 8: 1916-1942. Expediente 255 ½.

[47] Archivo Calles Torreblanca. Expediente 115. Inventario 83.

[48]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 2: 1914-1939. Expediente 78.

[49] Archivo Calles Torreblanca. Expediente 285. Inventario 232.

[50]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 205.

[51] Hay un documento donde se anota los nombres de las compañías en las que Calles representa el 50%: Compañía Agrícola y Colonizadora Méxicana, S.A. constituida el 28 de junio de 1911; Compañía Agrícola de Xico y Anexas S.A. formada en 1897; Compañía Agricola “L a Santeña” S.A. constituida el 20 de mayo de 1907 y Compañía Agricola del Río Bravo S.A. Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 14: 1917-1941. Expediente 447.

[52]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 3: 1922-1943. Expediente 108.

[53] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 6: 1922-1943. Expediente 174 ½.

[54]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo soledad González. Serie 1. Caja 14: 1917-1946. Expediente 479.

[55]  María Dávila. Octubre 1998... Op. Cit.

[56]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 3: 1922-1943. Expediente 114.

[57] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 11: 1919-1943. Expediente 362.

[58]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 15: 1921-1943. Expediente 521.

[59]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 1: 1921-1953. Expediente 34.

[60] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 209.

[61] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 4: 1920-1943. Expediente 151.

[62] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 6: 1922-1943. Expediente 172 2/2

[63] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 190.

[64] Patricia y Gabriela Castillo. 1998. Op. Cit.

[65] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 9: 1921-1944. Expediente 306.

[66] Testamento de Soledad González facilitado para su consulta por las hermanas Patricia y Gabriela Castillo....

[67] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 14: 1917-1946. Expediente 463.

[68] Elías González / Patricia Campos. Privada de Lago no. 38 Calzada de Tlalpan Col Américas Unidas Ciudad de México: 1997. Transcripción José Juan Martínez Moctezuma pasante de Historia.

[69] Elías González. 1997... Op. Cit.

[70] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 15: 1921-1943. Expediente 521.

[71] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 5: 1917-1943. Expediente 161.

[72] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 8: 1916-1942. Expediente 234.

[73]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 15: 1921-1943. Expediente 500.

[74] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 9: 1921-1944. Expediente 273.

[75]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Cana 6: 1922-1943. Expediente 187.

[76] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 12: 1918-1939. Expediente 374.

[77] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 18: 1912-1943. Expediente 644.

[78] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 11: 1919-1943. Expediente 334.

[79] Elías González. 1997... Op. Cit.

[80]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 3: 1922-1943. Expediente 122.

[81]  Patricia y Gabriela Castillo / Patricia Campos... Op. Cit.

[82]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 5: 1917-1943. Expediente 165 11/11

[83] Elías González. 1997 ... Op. Cit.

[84]  Patricia y Gabriela Castillo. 1998... Op. Cit.

[85]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 10: 1919-1941. Expediente 323.

[86]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 8: 1916-1942. Expediente 239.

[87]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 217 4/4.

[88] Archivo Calles Torreblanca. Expediente 290. Inventario 237. Legajo 3/3.

[89] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 217 4/4.

[90]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 217 4/4.

[91] Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 7: 1921-1942. Expediente 217 4/4.

[92]  Archivo Plutarco Elías Calles. Fondo Soledad González. Serie 1. Caja 1: 1921-1953. Expediente 33.


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