Construcción de una identidad etnica por oposición al moro, al judío, al indio en el teatro del Siglo de Oro
Université
de Bordeaux III
Introducción
Según Christiane
Stallaert, la consciencia étnica nace de la confrontación con otro pueblo, el
catolicismo afirmado de la confrontación con el moro, el anti-español por antonomasia,
la negación de los valores étnicos propios[1]. Sigue siendo la quinta
esencia de lo extranjero. El indio, recién descubierto reviste las características moras[2]
y el judío las asume de forma aún más aguda.
En expresiones y
refranes, el mundo se sigue dividiendo en dos categorías, los cristianos y los moros. Los
que están en la norma son cristianos por excelencia, todo lo demás moro o algarabía. El
bautismo conserva un alto valor simbólico de iniciación a la comunidad cristiana y el
matrimonio se opone al concubinato[3].
Hasta hoy en día la
adscripción al grupo viene determinada por la ascendencia religiosa por eso se puede
hablar de un cristianismo biológico. El estudio diacrónico y sincrónico del casticismo
como eje vertebrador de la conciencia étnica en España pone al descubierto las
fluctuaciones de la frontera étnica entre moros y cristianos, su maleabilidad su empleo
simbólico y metafórico y la consiguiente manipulación de los parámetros culturales
históricos y genealógicos[4].
Cuando el grupo étnico despliega una resistencia contra el proceso de asimilación cabe
hablar de etnicismo (movimiento de resistencia, regeneración y reintegración). Las
estructuras metales desarrolladas hacia los judíos, hacia los moros, se va a repetir
hacia el indio.
Oposición
al moro
Los moriscos
constituyen para el castellano una quinta columna dispuesta a asociarse con el turco, a
asumir el poder y a profanar por todo los medios los símbolos de la religión
cristiana : en ârticumar en Los moriscos de
Hornacho, atribuido a Tárrega, según un mito que se desarrolla antes y después de
la expulsión a partir de hechos históricos puntuales.
Esa oposición se
desarrolla en la comedia que nos presenta a un rey morisco en un reino dentro del Reino.
Nos da un cuadro[5]
de costumbres preciso, describe el centro de la resistencia morisca. Está muy
documentada, parece ser que el dramaturgo copia documentos del proceso que ponen de
relieve el castigo frente al supuesto gobierno preparado para la rebelión :
« Condeno
a Hernando Merino (rey morisco) y Alvaro González el viejo, que sean ahorcados y sus
cabezas puestas en la picota por quanto se les provó que eran juezes del govierno secreto
y se carteavan con los moros del África, Valencia y Aragón y otros ».
Se justifica la
condena con la declaración de un testigo que afirma que han matado los del pueblo a diez
y siete cristianos en un mes. Los encuentran mutilados y tirados en las minas vecinas.
Esta obra destinada a la lectura privada tenía como objetivo sostener a la coalición de
los devotos que impulsó a la expulsión en contra de los intereses de las órdenes
militares y de los señores de moriscos que se beneficiaban del trabajo de los siervos en
las tierras. En ella, se utiliza un romance morisco idealizante en el principio que
termina con una caída burlesca de rechazo del amor de la reina Jarifa, por parte del
galán. La destrucción de la imagen del morisco caballero introduce en el espectáculo
que desarrolla el anti-islamismo pues pone en escena además diversas matanzas durante el
espectáculo. La maurofilia desviada puede ser instrumento de anti-islamismo.
Tirso de Molina va
más allá en el proceso de asimilación del musulmán al diablo. No olvidemos que
pertenece al clero y que debe de conocer la literatura referente a demonología. Habla de
un rey moro en La reina de los Reyes y relaciona
su alimentación con la del macho cabrío, representación del demonio en los aquelarres,
símbolo de reproducción y de vida sexual intensa :
« su
ordinaria comida ha sido macho »[6]
El peligro aquí es
la multiplicación de la población musulmana, otra forma de invasión. Al peligro
doctrinal se añade el peligro político en los textos literarios el moro se asimila al
turco considerado como el mayor enemigo de la nación española, y así en Viaje de Turquía[7] se considera que :
« Aquel
monstruo, vituperio de la naturaleza humana se ha destruido, no sólo por el peligro del
dominio de la media luna sobre la cruz, pero también por su crueldad : el afán por
la tortura y en particular por la crucifixión ».
Este último punto
nos acerca a la acusación de deicida pero sin llegar a alcanzarla como es el caso de los
judeo-conversos : la crucifixión es sólo un medio para cumplir el castigo.
El teatro del Siglo
de Oro refleja como el relato una imagen del moro-turco destructor del mundo cristiano en
la vida cotidiana y en el mundo del poder.
La
oposición al judío cobra otra dimensión
En la literatura
española del Siglo de Oro, según estos principios, se construye un mito que se
desarrolla en particular en las obras teatrales de Lope y de Calderón contra los judíos
que aparecen como una microsociedad secreta en lucha contra el poder por medios mágicos,
por la profanación de las imágenes religiosas : El santo niño de la Guardia y Las paces de los reyes y judía de Toledo de Lope
de Vega.
La
judía hermosa y hechicera usurpadora del poder político y económico :
En
las paces de los reyes y Judía de Toledo[8], tema tratado por
otros muchos, (en esta obra y en otras del mismo tema producidas después[9]),
se refiere Lope al mito de la mujer encantadora o hechicera. El rey se casa con Leonor de
Inglaterra pero en Toledo ve a Raquel, joven y hermosa judía, que se baña. Se enamora al
instante. Ya las circunstancias entroncan con el mito de la Cava al origen de la pérdida
de España. Durante siete años va a mantener con ella una relación intensa que le aparta
de la gestión del gobierno : se trata de un amor pecaminoso que aparta al rey de
representación del poder terrenal y divino.
En el acto
III la reina pide venganza a los ricos hombres castellanos a causa del peligro
musulmán. El rey se ha marchado, Raquel y su hermana se encuentran solas en el palacio.
Tienen miedo y llegan los nobles incitados por la reina y las matan. El rey furioso contra
su mujer y su hijo llega a hacer las paces con su familia ante la imagen de la Virgen.
En esta obra se
dibujan los retratos del moro y el anti-islamismo[10] así como el retrato de los
personajes judíos y el antisemitismo : Raquel y su hermana Sibila, el padre y el
hermano[11]
sospechosos de hechicería[12] :
por su pecado el rey pierde el poder, no entra en el mito de las parejas famosas de
enamorados, sino en él de las famosas hechiceras que por medios mágicos conquistan el
poder y reducen los hombres a su estado primitivo.
La fuente de esta
comedia es la Crónica General de Alfonso X el
Sabio, de redacción bastante inmediata a los sucesos. Lope altera los hechos para dar
mayor interés y dramatismo a la obra, pues en la crónica,
la hermosa judía fue matada por venganza de los ricoshombres castellanos, sin embargo en
la comedia muere por celos de la reina hecho menos odioso y más humano. La judía se
caracteriza por su singular belleza que le permitió retener durante siete años o siete
meses a su lado al monarca y poner por ello el estado en peligro. La matan por considerar
que ella le ha hechizado y que el le dejó el poder monárquico. Al monarca anonadado, se
le aparece un ángel para admonestarle. Existe una interacción entre la relación del rey
con una judía y la Reconquista sobre los musulmanes : Don Alfonso gana a los
musulmanes en la batalla de las Navas[13] señal del perdón de Dios
cuando vuelve a su vida matrimonial y recibe el castigo por su pecado cuando pierde con
deshonra la batalla de Alarcos[14]. En este encadenamiento, el
antisemitismo resulta más fuerte que el anti-islamismo. El primero es de entronque
religioso (se les acusa de la muerte de Cristo) en el segundo domina la oposición
guerrera, real de la Reconquista hasta atenuar el aspecto religioso. La judía Raquel de
Lope, dulce y apasionada se vuelve cristiana antes de morir. La Raquel de Diamante[15]
es hermosa, interesada y fría. La repetición del tema muestra su fuerza y el temor que
infundían los judeo-conversos por su posición social y financiera. Se cristaliza en el
mito de Raquel, nueva Circe de otro Ulises, hechicera todopoderosa. El hechizo de la
belleza de Raquel que llega a monopolizar el poder se transforma en otra comedia en pacto
con el demonio para conseguir el amor deseado.
La reina Isabel
sigue en la misma línea del antisemitismo en el texto[16] de la comedia del Niño inocente de la Guardia :
« Fernando,
esta gente fiera,
que
la fe y la paz altera ;
desterradla
a tierra extraña.
Vayan
al Africa viva,
al
Asia ; no les sustente
vuestra
tierra, pues es gente
tan
pertinaz y nociva. »
Los judíos están
presentados como la esencia de lo salvaje y del mal. Lo que justifica que sean capaces de
los peores pensamientos y hechos. Para matar los judíos quieren recurrir a la hechicería
de un rabino de Francia con una preparación compuesta con el corazón de un niño y pan
del altar cristiano, lo que significa profanación de la hostia consagrada y muerte de un
inocente, como lo fue Cristo lo que justifica el desenlace final. La asimilación de la
muerte del niño con la de Cristo se expresa en estas palabras de la madre[17] :
« ¡
Ay Virgen, con ojos tristes
os
tengo yo de mirar !
Alegradlos,
gran Señora ;
mas
no traéis hijo agora,
para
que os pueda obligar,
porque
es hoy vuestra Asunción ;
mas
perdístele también ;
¡ Si
vos en Jerusalén,
yo en
la Puerta del Perdón ! »
El niño es Jesús
perdido en el templo primero, luego muerto en el calvario. En la comedia van a cambiar el
nombre del niño, pasan de Cristóbal a Juan que dicen adoran hasta los moros de Africa.
En el acto tercero se multiplican los recuerdos bíblicos y las referencias a Cristo, el
niño se resigna al sacrificio y aparece un ángel que afirma : « has de servir
de medalla como retrato de Cristo ». Entonces toma todos los atributos tradicionales
con las manos atadas, una corona de espinas y una caña en la mano. Le quieren hacer vivir
la pasión y termina la obra con un canto religioso que alaba la santidad del niño que
accede al paraíso :
« Serafín
crucificado,
tened
ánimo, que ya
Cristo
aguardándoos está
para
mirar su traslado.
En
vos, como en cristal puro.
Se
quiere Cristo mirar,
que
le habéis de retratar
limpio,
inocente y seguro.
Tened
ánimo, clavel,
que,
como la cruz os da,
Cristo
aguardándoos está
para
mirar su translado. »
Estos rechazos
literarios del musulmán y del judío que se sitúan a nivel mítico a partir de
recuerdos históricos permiten construir y justificar por oposición el casticismo
sostenido por el Estado con la expulsión de judíos y moriscos, por el grupo social con
las polémicas religiosas de moros, judíos, cristianos, y por el ejemplo individual de la
conversión del príncipe de Fez en Calderón[18] : un ser bueno no puede
hacer más que convertirse al catolicismo.
Oposición
al indio
Desde el principio,
la pluralidad étnica que Occidente descubre va en contra del ideal de hombre universal
cuando llega a América.. El otro es el indio es decir todo los indígenas del Nuevo Mundo
que entra en el proceso occidental de dominación y de alienación. Bajo el pretexto de
cumplir con una misión civilizadora el occidental impone sus creencias religiosas para
disimular la necesidad de mano de obra que tiene y la política de aculturación y de
hispanización del indio. Gracias a este proceso el conquistador se hace pasar por
libertador, así se puede medir el eurocentrismo del vencedor. La universalidad a la que
pretende la cultura occidental vuelve la alteridad incongrua. No hay sitio en los primeros
siglos de la conquista para la indianidad concepto dinámico que se irá construyendo[19]
después.
La oposición al
indio se manifiesta históricamente en las ordenanzas administrativas de los virreyes. En
particular en Perú, Don Francisco de Toledo representa a Felipe Segundo entre 1569 y
1581. Se interesa por el indio que ha venido sublevando numeras polémicas en España,
pues los castellanos se interrogan sobre su naturaleza y sobre la legitimidad de la
dominación española. No corresponde a ningún esquema mental del castellano, buen
salvaje de la Edad de Oro para algunos, para otros cuestionamiento sobre su humanidad. En
los siglos anteriores para el castellano el otro era el moro o el judío y después el
converso.
Ya en 1511 el
dominico Antonio de Montesinos afirma en una de sus predicaciones que el indio no es un
animal sino un ser humano con alma y acusa a los españoles de abandono espiritual :
« ¿ Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y conozcan a su Dios y creador,
sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos ?... »
« Tened por cierto que en el estado que estáis no os podéis más salvar que los
moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesús Cristo[20].
En efecto los indios se dedican a sacrificios humanos.
El debate instituido
en la comisión de juristas y teólogos reunidos por el rey llega a afirmar que
únicamente por la difusión del evangelio se podía justificar la presencia española en
América que resulta ser un regalo divino como en otros tiempos lo había sido la tierra
prometida para los judíos, recompensa por la unificación religiosa de España.
El indio idolatra
debe de ser convertido a la religión católica por la fuerza si es necesario[21].
El papado asiente y la bula Sublimus Deus de
Pablo III en 1537 afirma que los indios son seres libres y que tienen derecho a la fe. La
declaración que corresponde a esta ideología la hace Pedro de Candía en la comedia de
Calderón La aurora en Copacabana.
Calderón recoge las
ideas divulgadas de su tiempo :
« noble
cacique
no de
tus minas el oro,
no la
plata de sus venas,
me
trae en su busca ; el celo
si la
religión suprema
de un
solo dios,
y el
sacarte de idolatría tan ciega
como
padeces, a cuyo,
efeto
esta es la bandera
de su
cristiana milicia
la
más estima prenda
(levanta
en alto la cruz). »[22]
Se pretende que si
los españoles guerrean es decir Francisoco Pizarro en 150 hombres liberan a los indios de
la tiranía y opresión en que estaban. Así cesaron los sacrificios de indios que se
hacían al demonio. Los Incas son acusados de la responsabilidad de la idolatría de los
indios. Por eso mismo las leyes autorizan a que la corona se aproveche de los bienes que
servían al culto de la idolatría. En las leyes hay un aspecto moral y religioso esencial
al lado de otros políticos y económicos que dice que hay que cristianizar a los indios y
que hay que enseñarles a vivir como seres civilizados, pues se afirma que antes de la
llegada de los españoles vivían como bárbaros. Los castellanos se consideran como
modelos con una actitud etnocentrista que se elabora en función de la tradición
judeo-cristiana de la cual brotan las dicotomías judío/gentil, cristiano/pagano. Se
procede a una división dual de la humanidad entre cristianos civilizados frente a
bárbaros paganos. A los indios se les atribuyen las mismas características y no se
salvan más que por su adhesión incondicional a la religión dominante.
A través de la
comedia de Calderón no transparece lo que era y lo que es ser indio según Eve Marie Fell[23] :
« ser indio es disponer de un estatuto poco envidiable y el individuo tiende a
dejarlo incluso si el medio ambiente le sitúa en él. Ser indio es situarse en lo bajo de
la escala social, pero se modifica la herencia biológica con las condiciones
socio-económicas. El indio Yupangui y Gualcola, aceptan su condición de indio convertido
al catolicismo en la comedia.
Toledo pone de
relieve en sus informaciones la aparente religiosidad de los indios que persisten en su
idolatría. La evangelización es un deber que se cumple para su bien porque si no viven
en la barbarie y bajo el dominio del demonio. De hecho la Conquista prolonga la
Reconquista y se presenta como una nueva guerra santa. Par incitarlos a la conversión
solo autorizan a ser caciques a los cristianos. Le impresionas con el fausto de la
ceremonia religiosa si los indios son paganos, tienen que ser convertidos y si no
renuncian a sus ritos son apóstatas como los judíos y los moriscos conversos. Hay que
salvar al indio por la fuerza y extirpar la idolatría como los antiguos ritos la
adoración de objetos y el culto de los muertos[24] :
« Ordeno
y mando que cada juez en su distrito haga que todas las sepulturas se derruequen y hagan a
ser un hoyo grande donde se pongan revueltos todo los huesos de los difuntos que murieron
en su gentilidad »[25].
Por el contrario en
la comedia aparece la humilde veneración de la Virgen y la terquedad en esculpir con
pocas arte su estatua. A veces se asimila el indio con el negro y se les califica de gente
ocioso, este último considerado de carácter infrahumano. Se considera que fueron nacidos
para servir. Y por ser bárbaros deben de ser educados por los españoles. El indio es el
súbdito de su majestad el rey de España, su señor natural. Por ello en sus ordenanzas
la meta de Toledo es persuadir a los indios de que vivirán mejor bajo la dominación
española. Quiere afirmar que la colonización es necesaria y justa. En realidad los
indios son el motor de la economía colonial, por eso es necesario protegerlos para que
sobrevivan.
Calderón se
preocupa por el ideal cristiano y deja de lado las preocupaciones políticas pero hereda
de la problemática. Para él, como para los contemporáneos la civilización occidental
es la mejor y de ese sentimiento de superioridad brota un comportamiento proteccionista
del que sale el casticismo. El indio igual al castellano desde el punto de vista divino,
resulta inferior como hombre.
La religión que
venera al sol como en La Aurora en Copacabana
forma parte de los mitos vinculados por los textos sagrados como el Popol Vuh[26] :
« Y
estaban esperando mirar el nacimiento del sol y miraban Iqoquih o lucero de la
mañana »...
« Y
también estaban con ellos los de Yaqui Viniac, o la gente sacrificadora, que son dignos
de respeto y veneración »...
« El
primer que salió cargado en ondas fue el ídolo Tohil que lo llevaba Balam Quitzé bajo
su cuidado. Y luego salió al ídolo Avilix ».
Nos hallamos frente
a los sacrificios que le corresponde en la comedia de Calderón :
Los
sacerdotes del sol
que
sus sacros ritos mandan
que
en echándose una vez
la
suerte porque no haya
favor
o pasión que escuse
aquella
sobre quien caiga
no
pueda, hasta que ella mesma
se
haya sacrificado.
echarse
otra suerte. »[27]
Sacar a los indios
de la idolatría es un pretexto cómodo ya que los objetos de oro abundan en los templos
dichos del demonio. Pero Calderón en su obra no mienta ni siquiera la esclavitud, el
trabajo forzosa, la encomienda, el servicio personal, el repartimiento, en los que
igualdad y dignidad del indio desaparecen. Al contrario el muestra los progresos
religiosos humanos y sociales realizados :
«
Que el que pone en María,
las
esperanzas,
de
mayores incendios
no
sólo salva
riesgos
de la vida,
pero
del alma ».[28]
Ya Las Casas había
denunciado la miseria moral y física de los indios :
« Iban
desnudos sin tener siquiera lo necesario para esconder las partes mas vergonzas ».
Los indios de
Calderón se construyen a partir de la ideología castellana y en función de los debates
teológicos hispánicos como nos lo demuestra el exotismo salpicado para dar color de
autenticidad con el chocolate o el maguey presentado como madera preciosa para realizar al
estatua cuando en realidad es un planto de hojas fibrosas.
En España algunos
se preguntan si los indios son judíos, lo cual hace brotar odios, ya que tienen que
soportan el anti-judaismo ambiente. Pero también hereden del anti-islamismo y en 1610 se
desarrolla una campaña extirpadora de la idolatría en el virreinato con virrey marqués
de Montesclaro y el arzobispo Lobo Guerrero a raíz de la denuncia en 1609 del cura
Francisco de Avila de la idolatría en la doctrina de Huarochiri, de la doble actividad de
los indios cristianizados que se venía denunciando desde los años 1550. Recuerda la
doble religiosidad aparente y oculta de los moriscos[29].
Los españoles y los
mestizos vivían a menudo con varias indias y les fue prohibido convivir en los mismos
pueblos. A causa de estas uniones se dejará por fin de asimilar el indio al judíos pues
entonces dejaría de ser un infiel privilegiado.
Según Arguedas[30]
el indio de los Andes nunca consigue ser católico y poco a poco se crea el mito de
Inkarri dios indígena martirado por los mistis y que volverá algún día para volver a
instaurar las antiguas estructuras que hace eco al mito de Quetzacoalt que iba a venir
barbudo y con ropa larga a liberar a su pueblo. Otros paralelismos literarios se puede
concebir, la defensa de los moriscos por Francisco Núñez Muley, la de los indios de
Felipe Guamán Poma de Ayal estudiados por Rolena Adorno[31].
Se comprende por
esta semejanzas que no quisieran las autoridades que llegaran a Hispano-américa judíos,
moros y conversos para que no se reforzaran los problemas planteados por los indios[32].
Nos encontramos
frente a la misma asimilacion moro / indio en el lenguaje de Cortés cuando escribe desde
México :
« No
hay año que no sacrifiquen cincuenta ánimas en cada mezquita que se plasma en la
asimilación moro/mezquita. »[33]
Para Cortés
suprimir esos sacrificios humanos a dioses paganos es una prioridad así como la
destrucción de los ídolos, situación inicial que incluye Calderón en su comedia.
Además los métodos de evangelización aplicados en Granada se utilizan con los aztecas[34].
Calderón lleva a
cabo esta transformación, expresada en boca de la idolatría :
« ...en
el ara de la cruz
cesó
todo lo cruento,
pues
desde ahí fueron
todas
hostias pacificas ».
Conclusión
El teatro del Siglo
de Oro pone en escenas al judío al moro al indio en el cruce de las ideas del tiempo que
tienden a formar una identidad étnica, individual, colectiva o estatal condicionada por
castas o razas.
España completa su
unidad expulsando a los judíos su recompensa es el descubrimiento de América. El propio
Fernando el Católico une los dos hechos y piensa que Dios otorga una misión a
España : el hacer reinar la verdadera fe y el orden divino. Teología e historia se
confunden y esta última no es más que una serie de sucesos humanos. Pero si se expulsó
a moros y a judíos se necesita conservar a los indios para la explotación de las tierras
de ultramar.
Por eso mismo
España aspira a la paz : en un acuerdo entre ciudadanos obedientes a los
mandamientos para vivir con tranquilidad y orden, cada uno en su sitio. Se niega a dejarse
contaminar. La mentalidad del español católico le empuja a creer que el es quien posee
la verdad[35].
La etnicidad de cada
grupo tiene que volver a fabricar raíces buscar en la memoria colectiva restos de
antiguas formas de solidaridad, vestigios de antiguos rituales y de antiguas prácticas y
volver a hallar símbolos olvidados.
Sinopsis
Jornada
primera : Celebran los indios a sus dioses, Guasca el inca en la tierra y el Sol en
el cielo. El indio Yupangui está enamorada de la sacerdotiza del sol Gualcola. Llegan los
conquistadores y para aplacar el peligro los indígenas quieren sacrificar primero a
fieras luego a Gualcola. Los españoles apresan a Tucapel y Pedro de Candía declara su
misión. Sale la idolatría en traje de india, negro y salpicado de estrellas con bengala
y plumas. Los indios piden sacrificios humanos ante el peligro. Gualcola confiesa su amor
por Yupangui pero el inca también quiere salvarla y da este encargo al galán. La
idolatría defiende su culto. Gualcola quiere huir. La idolatría sigue la evolución de
las practicas religiosas : Tiene que desaparecer el culto al sol. El inca tiene
remordimiento y desea sacrificar a Gualcola.
Jornada
segunda : Los españoles consideran a los indios como bárbaros Tucapel con Yupangui
tienen que buscar a Gualcola. El inca habla de los ritos de sacrificio :
Tucapel informa al
indio de las hazañas españolas. En el Cuzco, tiene lugar la destrucción del palacio
pero la Virgen sale intacta, señal del favor divino. Los indios ven al milagro y los
ángeles alaban la fe cristiana :
La idolatría pide
el sacrificio de Gualcola. Esta última y Glauca están en una alquería. Llega Tucapel,
esposo pesado de Glauca. Descubre a la sacerdotisa que solicita al inca Yucapel que
confiesa su traición, a parte. Guascar permanece fiel. Gualcola siente repugnancia por el
paganismo. La acusa el inca, llega y explica su amor por el galán. El inca les condena a
los dos.
Jornada
tercera : Los españolas hacen la crónica de la conquista : entre indios hubo
divisiones, en el templo del sol de Copacabana se celebran abominables ritos, humanos
sacrificios de vírgenes sacerdotisas. Se destruye la idolatría para imponer la fe.
Construyen una capilla y no tienen imagen de María. Yupangi intenta esculpirla y Gualcola
cierra la puerta. Pero riñen Glauca y Tucapel. Este último rompe la estatua y es lo que
ven los dos bandos de indios reñidos. Un dorador iba a preparar nueva imagen tosca pero
un milagro transforma la estatua de la Virgen.
[1]
Stallaert, Christiane, Etnogenesis et etnicidad,
una aproximación historico-antropologica al casticismo,
Barcelona, Proyecto A. Ediciones, 1998, 190 p, p. 7-44.
[2]
Mejías López, 1993, p. 630-633.
Castro, 1987, p. 114.
[3]
Stallaert,
Christiane, Etnogenesis et etnicidad, una
aproximación historico-antropologica al casticismo,
Barcelona, Proyecto A. Ediciones, 1998, 190 p, p. 12.
[4]
Stallaert,
Christiane, Etnogenesis et etnicidad, una
aproximación historico-antropologica al casticismo,
Barcelona, Proyecto A. Ediciones, 1998, 190 p, p. 10.
[5]
Pelorson Jean-Marc, « Recherches sur la Comedia », Los Moriscos de Hornachos, vol. LXXXIV,
Janvier-Juin 1972, Bulletin hispanique, p. 5-42. Obra editada por CB Burland, atribuida a Tárrega.
[6]
Nueva Biblioteca de
Autores Españoles, edición E. Cotarelo , Madrid, 1906, Tome V, p. 153.
[7]
Doctor Andrés
Laguna, Viaje de Turquía [1555], Madrid,
Cátedra, 1980, 514 p.
[8]
Vega Carpio, Lope de, Las paces de los reyes y Judía de Toledo, Obras escogidas, Madrid, Aguilar, 1946, 1723 p, p.
483-519, Tome I, Teatro, Impresa en 1617 en la parte VII de las comedias de Lope preparada
por el autor.
[9]
Diamante, Juan Bautista, La Judía de Toledo, in
Dramática posteriores a Lope de Vega, Madrid,
B.A.E., 1951, Tomo XLIX, p. 1-18, 1650, Don Luis de Celloa y Pereyra (poema en octavas
reales : Raquel, Mira de Amescria, la desdichada Raquel, 1635, García dela Huerta,
Raquel
[10] Lope de Vega, Judía de Toledo, p 489,500, 503.
Lope de Vega, Judía de Toledo p. 489 « el más rebelde
africano »
p. 500 « y
salga el moro de tu misma tierra / la frontera de Córdoba combate, pues cuando ve que
cuelgas las espuelas, / se calza el africano el acicate ».
p. 511 :
« No hay en el reino ya ciudad ni villa / que no murmure y sienta aquesta afrenta. /
Cobremos nuestro rey, que está cautiva ». / si yo reino en Castilla, / vos en
mí ».
p. 514 :
« La Circe que al rey cautiva / y la hechicera Medea ... / ... Si en la muerte desta Elena / vuestro remedio
consiste / y el de todo España ? ».
p. 503 : Rey a
Garcerán por traer a Raquel « Garcerán mi fe te empeño / que si me hubieras
traído / de Granada y de Sevilla / las llaves y hasta la silla / de Orán el pendón
subido / no recibieran contento / como el que en esto me has dado.
[11] Lope de Vega, Judía de Toledo, Belleza judía.
p 499 : « Raquel « como vemos los
cristianos / huir de la sangre nuestra ».
p. 500 :
Garcerán : « Así miró David otra hermosura, / que estaba haciendo cristalina
esfera / las aguas de una fuente pura / que le costó después fuentes de llanto ».
p. 501 :
Rey : « ... si por coral te alabas, vemos labios / vencen el árbol que en tu
seno crece / con fruta que enloquece a los más sabios ».
p. 502 :
Belardo al Rey : « ¿ Para que puede ser buena / una mujer mal nacida, / si
tenéis un hijo en ella. »
501 :
caracterización del judío,
[12]
p. 510, 511, 512, 513, 514 : Raquel / La Cava / Circe / Medea / Elena.
[13]
Vega Carpio, Lope
de, Los hechos de Garcillaso de la Vega y moro Tarfe,
Obras escogidas», Madrid, Aguilar, 1955, p.
1204-1223, Tome III, Teatro.
[14] 1195, derrota de
Alfonso VIII en Alarcón contra tropas Almohades.
1212 Derrota
musulmana en la batalla de las Navas de Tolosa, empieza la verdadera Reconquista
territorial cristiana en su segunda fase rápida.
[15] Diamante, Judía de Toledo.
[16]
Vega Carpio, El niño inocente
de la guardia, op.
cit, p. 386.
[17]
Vega Carpio, Obras escogidas, Op. Cit, p. 397.
[18] Calderón de la
Barca, Don Pedro, El gran príncipe de Fez Don
Baltasar de Loyola, in Obras completas,
Madrid, Aguilar, [1659], 1951, 1479 p.
[19]
Morin Françoise, « Indiens, indigénisme, indianité », Indianité, ethnocide, indigénisme, en Amérique
latine, Paris, CNRS, GRAL, 1982, 264 p, p. 3, p. 9, p. 258, p. 263.
[20] Citado por
Bartolomé de las Casas, Historia general de las
Indias, Madrid, BAE.
[21]
Jalal-Kermel Nejma, Limage de lIndien dans les
« ordenanzas gubernativas » de Don Francisco de Toledo,
Bordeaux, Université, 1992, DEA, 66 p., p. 4.
[22]
Calderón de la
Barca, La aurora en Copacabana, p. 405.
[23]
Fell, Eve Marie, Les indiens (sociétés et
idéologies en Amérique Hispaniques), Paris, Armand Colin, 1973, 268 p, p. 9.
[24]
Además matan
algunas mujeres e indios diciendo que van a servir a su caciques en la otra vida. La
idolatría es la característica de la barbarie india.
[25]
Jalal-Kermel Nejma, Limage de lIndien dans les
« ordenanzas gubernativas » de Don Francisco de Toledo,
Bordeaux, Université, 1992, DEA, 66 p., p. 30.
[26] Estrada, Monroy,
Popol Vuh, Guatemala, ed. José de Pineda Ibarra, 1973, 193 p, p. 125-126.
[27]
Calderón de la
Barca, La aurora en Copacabana.
[28]
Calderón de la
Barca, La aurora en Copacabana
[29]
Duviols, Pierre, La represión del
paganismo andino, « Anuario de Estudio
Americanas », Sevilla, Vol. XXVIII, 1971, 201.207.
[30] Arguedas José
María, Las comunidades de España y del Perú,
Lima, UNMSM, 1968.
[31] Adrono Rolena, Cronista y príncipe. La obra de Don Felipe Guamán
Poma de Ayala, Lima, Universidad Pontificia, 1989. « No permita Dios que nos
acabemos », p. 226-245.
[32] Mejías López
William, « Hernán Cortés y su intolerancia en el contexto de la situación de los
conversos y moriscos », Bulletin
hispanique, Tome 95 ? 1993 ? N° 2, p. 623-646.
[33] Cortés, Hernán, Cartas de relación, México, Porrúa, 1971, p. 22,
Primera carta.
[34] Guarido, Antonio,
« La educación de moros y méxicas como factor de asimilación cultural » in Estudios sobre política indigenista en América,
Valladolid, Seminario de historia de América de la Universidad, 1976.
[35]
Mechoulan Henry, Le sang de lautre ou
lhonneur de Dieu, indiens, juifs et morisques au siècle dor, Paris,
fayard, 1979, 302 p [Thèse de doctorat détat de 1977], p. 10.
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