Filosofía de la Educación: Contextualización y Concepto
Diana Guadalupe De La Luz Castillo
Introducción.
Escribir
sobre la Filosofía de la Educación significa abordar esencialmente un campo de
la investigación y del pensamiento que cubre, entre otros, tres aspectos: el
primero relacionado con el tipo de hombre deseado (antropología filosófica); el
segundo concerniente a los medios,
estrategias y valores para lograr la educación, es decir al campo axiológico; y
el tercero busca responder cuáles son los fines de la educación, esto es la
teleología (principios y fines). En este documento se aborda una
contextualización de las diferentes concepciones de hombre que se han tenido
dentro del campo de la educación en el devenir histórico, comenzando por los
grandes filósofos griegos y concluyendo con Marx. Liberadora. Asimismo, se
explican diferentes teorías y corrientes filosóficas como el esencialismo,
existencialismo, neotomismo, idealismo, pragmatismo, racionalismo y marxismo.
Finalmente, se presentan algunas precisiones sobre diferentes conceptos
relacionados a la educación como lo son: educabilidad, individualización,
socialización, actividad, intuición, juego, creatividad, criticidad y
cooperación.
¿Qué
tipo de hombre se quiere formar y con qué fin o principios? Esta pregunta lleva
a conceptualizar el ideal de hombre a ser formado o educado. De acuerdo con
Rizieriy Frondizi (1977), existen dos teorías sobre la esencia humana: la
concepción idealista-metafísica y la concepción Marxista. La primera se refiere
al esencialismo y al existencialismo y la segunda hace alusión a la esencia del
hombre definida como el “trabajo” en sí.
Bajo
el concepto de esencia humana, se entiende que ésta es una de las teorías más
antigua y utilizadas. La principal característica es el tener definiciones e
ideas metafísicas e históricas. Define a la existencia humana como fija, desde
los tiempos primitivos. La pedagogía de la esencia fue de dominio popular entre
los filósofos de la antigüedad y los de la edad media; abarca a grandes
pensadores como
Platón,
hasta los neotomistas de hoy.
El
idealismo es una forma de ver al hombre con una esencia o naturaleza inmutable
y eterna, metafísica e histórica. Entonces, si el hombre tiene una esencia
inmutable, los fines de la educación tienen que ser también inmutables,
universales, absolutos e iguales. Consecuentemente, las prácticas de la
educación serán repetitivas, autoritarias y pasivas. Bajo esta concepción,
tendrá mucha importancia el conocimiento y los planes de estudio son fijos. Son
motivo de rechazo: la iniciativa, la creación y la rebeldía. La verdad se
impone. Su método es la clase magistral. La obediencia significa temor. Los
principales neotomistas son: Jacques Maritaín y Roberto Hutching.
La
concepción fenomenólogica es una corriente idealista que indica que el concepto
central de todo el hacer humano es la intencionalidad. El hombre debe tener en
mente que no hay objeto sin sujeto. Esta posición fue descrita por Husser,
quien emplea como método la intuición. Él
índica que la intuición es el método sobre el cual se basa la filosofía de
la educación. Para ello, la educación tiene una función vital.
Retomando
el concepto idealista de la educación, es importante mencionar otra concepción
dentro de esta corriente denominada vitalismo. La doctrina platónica del alma
es la principal precursora del vitalismo. Adicionalmente, la teoría
aristotélica de la entelequia abona muchos de sus principios al vitalismo. Esta
corriente afirma que el racionalismo
sofoca la vida del espíritu. Para luchar contra el intelectualismo y el
ternísimo, propone una nueva forma de humanismo donde se restituya al ser
humano la vida plena. Los problemas reales son: el problema de la vida,
integridad y la educación.
Dentro
de la concepción idealista se encuentran también los racionalistas, que afirmaban la invariabilidad de la
naturaleza humana mediante la enseñanza de las "ideas innatas. Por ello, la
educación sólo puede entenderse, según Descartes, como una ayuda a la especial
disposición innata. Por otro lado, los sensualistas, señalaban que el niño era
una "tabula rasa" de experiencias, pero no comprendieron el proceso
evolutivo histórico del hombre. Las experiencias, de acuerdo con John Locke,
son importantes para el individuo, pero no son importantes para la evolución del
hombre. En otras palabras, para la humanidad no es importante que el ser tenga
experiencias, sino únicamente para la biografía individual. Por otra parte, el
pragmatismo
se opone, tibiamente, al
racionalismo
en su "carácter
abstracto" y rigidez.
El
pragmatista niega la historia como proceso
objetivo
y no alcanza a comprenderla en sí como parte del proceso educativo. Según el pragmatismo,
se desarrollan capacidades individuales en la vida, pero no concibe el
desarrollo de la humanidad. Cuando se habla de la historia, el pragmatismo se
remite a la
escuela
del
éxito
individual. Por eso los pragmáticos no se diferencian de los racionalistas,
sino que se revelan propiamente corno un racionalismo franco. Algunos
pragmatistas son: Charles Pierce, Williams James y John Dewey.
La
filosofía de la cultura parte de la filosofía de
Hegel.
Su discípulo más caracterizado en la educación fue Dilthey (también vitalista),
quién en sus obras expone el proceso de formación del "mundo
histórico" y el proceso de desarrollo histórico del hombre. Sin embargo
constituyó sólo un renacimiento del pensamiento metafísico, aunque con un velo
histórico. El verdadero contenido de la filosofía de la cultura fue buscar
eternas constantes de la naturaleza humana, que se ocultan en el curso del
desarrollo histórico.
El
existencialismo, según Sartre (1945), se opone desde
el renacimiento
a la teoría esencialista. El existencialismo cubre las corrientes filosóficas
que se surgieron en el mismo periodo de la actuación del
marxismo
y cuyos enunciados más importantes aparecen en el siglo XX. Abarca todas las todas
aquellas corrientes que no quieren solventar el problema de la enseñanza
considerando consideración del contenido existente de la vida humana. En esta
corriente, la existencia precede a la esencia. Los valores humanos tienen un
carácter cambiante: surgen en el proceso histórico y se enriquecen con el
desarrollo. La filosofía educativa existencialista tiene una multiplicidad de
fines cambiantes que varían según las circunstancias históricas y geográficas;
por ello, también tienen múltiples objetivos incluso de un individuo a otro. La
verdad es un proceso en constante perfeccionamiento. El proceso educativo es un
fin en sí mismo.
Los
experimentalistas, naturalista, instrumentalistas o progresistas consideran que
es importante el proceso educativo y todo lo que propicie al crecimiento. La
educación está en constante cambio y permanente experimento. El futuro es
importante. Le interesa el futuro y concibe a la educación en constante cambio
y permanente experimento. Entre sus principales precursores encontramos a
Rousseau,
Froebel y Pestalozzi. Esta corriente dio origen en el siglo XX a la Escuela
Nueva y a la Escuela Activa. Al surgir esta nueva corriente, surge también
cierta
resistencia
en todos los niveles. Se creía que la escuela nueva destruía el sentido y el
fin mismo de la educación. Desde el punto de vista de John Dewey, los
principios de continuidad e interacción no pueden separarse: es importante
conocer el valor de la experiencia y de sus consecuencias. Se consideran las
particularidades y capacidades de cada individuo, así como la flexibilidad del
plan
de estudios, horario,
métodos
y contenidos educativos. No es
importante lo que se aprende, sino que la medida en que se crece (proceso). Los cursos son
monográficos, la actividad dirigida por el intelecto. Los planes y la
evaluación
son hechas por los alumnos.
El
existencialismo cada vez se detecta más en las nuevas corrientes o variaciones
del naturalismo pedagógico, en la pedagogía liberal, en la pedagogía funcional
psicoanalítica y en la pedagogía pedocéntrica. Conduce a veces una maduración
irracional del niño.
En
el siglo XX surge el concepto de “hombre eterno" o de los "eternos
valores Culturales" y los seguidores que opinan que estos conceptos
expresan el impulso creador de la vida. Surge la pedagogía existencial
cristiana, especialmente protestante. Consecuentemente, la concepción tradicional
de la esencia del hombre es cada vez mas atacada por aquellos quieren
determinar al hombre sobre la base de su existencia. El modo de concebir esta
existencia es liquidando a la superestructura normativa, tal como quería la
teoría tradicional de la esencia del hombre.
Finalmente,
pese a la lucha constante del esencialismo y el existencialismo, en ambas
concepciones existen coincidencias en la convicción de que la educación debe
evitar revoluciones. Esta coincidencia resume su objetivo en fundar orden social
capitalista como justificado y eterno. Así mismo, para ambas existe una
oposición profunda entre la teoría y la práctica. También encuentran que la filosofía de la educación
ejerce una autoridad sobre la pedagogía. La educación, en la teoría de la
esencia, es un proceso
síntesis
o generalización. Mientras que, la educación es en la teoría de la existencia
un proceso de
construcción
pragmática.
Una
de las bases teleológicas del marxismo lo representa la idea de que el problema
pedagógico es la transformación de conciencia. Para el marxismo, el hombre es
un ente social, pero de transformación por medio de la revolución. Según Marx y
Hegels, Los educadores deben transformar a los hombres con su esfuerzo de
transformación revolucionaria. La
esencia del hombre es el trabajo, mismo que se caracteriza por ser consciente y
universal, independientemente de que el mismo trabajo ha dividido y alienado a
la sociedad. La existencia del hombre se transforma y evoluciona de acuerdo con
sus necesidades. Las raíces de la alienación son económicas. Algunas premisas
son: el obrero se vuelve más pobre entre
más riqueza produce, con la valorización del mundo viene la desvalorización del
ser humano, el trabajo arruina el espíritu y el cuerpo del hombre, el hombre
tiene que vivir y no enseñarse a vivir para reproducir (esto es el trabajo
alienado), y el trabajo alienado produce antagonismos y diferencias entre ellos
(surgimiento de la clase burguesa).
En
el año 1866, Marx articula la temática educativa en un programa que abarca tres
partes: formación intelectual, física y politécnica. La formación politécnica
era la unidad al trabajo productivo de
la integridad perdida, a causa de la división del trabajo. La formación espiritual
o enseñanza intelectual representaba la formación política-ideológica, moral y
estética. Para el comunista, el educador
no debe basarse en religión o en la tradición de la clase dominante, no hay una
vida eterna o interna. La moral es histórica, de actuación concreta y práctica
social. El hombre debe luchar por un futuro mejor, no por mantener el poder. El
socialismo es un factor moral básico para la consolidación de la nueva
sociedad. El papel le la educación en el proceso es de liberación: la educación desentraña las
teorías falsas y perjudiciales de la moral burguesa y establece la base
científica de la moral proletaria.
El
papel del método dialéctico en la educación marxista tiene primordial
importancia ya que se opone a la metafísica. Plantea que la educación ha sido y
es variable. De acuerdo con la dialéctica, la educación se desarrolla y
transforma, no es estática. En relación a la dialéctica y la educación, se
deben atender 3 áreas: La dialéctica de lo lógico y lo histórico, de lo concreto y lo abstracto, de lo teórico
y lo práctico.
Diversos
sociólogos, psicólogos, teóricos, pedagogos y educadores de la humanidad han
contribuido a establecer diferentes principios, considerando el contexto
económico, social, cultural y político. Entre los principios, encontramos el de
educabilidad. Este aspecto se refiere a que todo ser
humano es susceptible de ser educado avanzando a su propio ritmo, a excepción
de sujetos con deficiencia mental severa. Dentro de la educación, también se
cuenta con el concepto de individualización, cuyo significado se
remite a un conjunto de rasgos comunes en los hombres que hacen que tengan un
rostro perteneciente a un género, no
obstante la raza, lengua o cultura, pero guardando características que lo
diferencian de otros: intereses, capacidades, valores, entre otros. De tal modo
que no existen dos personas idénticas. Al respecto, Rousseau afirma que cada
uno avanza, según su
genio,
sus gustos, sus necesidades y su talento.
El
principio de la socialización no
excluye al de la individualización; al contrario, lo complementa. Al nacer el
ser humano desamparado y desprotegido, tiene la vocación de aprender a estar en
sociedad a través de procesos como el escolar. La educación es un proceso de
incorporación del sujeto a la cultura de su pueblo. Aquí aprende a convivir y
vivir, asimilando costumbres, creencias, valores y aspiraciones. En palabras de
Aristóteles, el hombre es un animal político, como habitante mismo de una
ciudad. Este proceso de socialización sumerge al hombre en un conjunto de
normas y patrones sociales y culturales. La educación tiene como principio,
cultivar la dimensión social. Entre los estudiosos representantes de este
principio encontramos a Natos, Durkheim y John Dewey.
La
Escuela Nueva se rige por el principio de la actividad. Comenius y Ratke expresaron las bases de esta
visión en el siglo XVI. De acuerdo con ellos, la actividad es fundamental en la niñez. No hay niños sin
actividad, ya que son activos por naturaleza. Los maestros y los padres deben
encaminar esta actividad como un recurso didáctico poniéndola en interacción
con el medio ambiente. Los niños piensan actuando. Lo abstracto no tiene
sentido a esta edad. La experiencia enseña a sí mismo: toda forma genuina es
autoformación. Las percepciones dan lugar al principio de la intuición, también promovido por
Comenius.
La
intuición es enseñar las cosas por las cosas mismas. Decir que un caballo es
una lámina no es tan significativo como verlo. Esto es el aprendizaje a través
de los sentidos. Pestalozzi es un ejemplo característico de los pensadores que
reconocen a la intuición como un fundamento absoluto para educar. Cuanto más
pequeño sea el niño, más objetiva tiene que ser la educación. La abstracción se
logra en la pubertad.
Algunos
pedagogos consideran que el juego es
para el niño lo que el trabajo es para el adulto: Niño que no juega es un niño
enfermo. Bajo este principio, la recreación y el juego son la base del
aprendizaje del niño, mismos que deben ser planeados de acuerdo con sus propios intereses, edades
y capacidades (juegos lúdicos). El juego también lleva a pensar en la creatividad. Este principio da un valor
menor a la rutina, improvisación, memorismo y ausencia de imaginación. El
cambio y la innovación no son ajenos en este aspecto.
El
principio
de la criticidad toma lugar al
trabajar en la apreciación de virtudes de un personaje histórico, al analizar
un trabajo televisivo o un periódico local. El aprender a hacer crítica, también conlleva
cierta tolerancia y un principio básico en la educación que es el de la cooperación. El neoliberalismo, la
economía de mercado, la competencia y el
individualismo llevan sin lugar a duda a recurrir a actividades de cooperación
para enfrentar pequeños y grandes retos. El trabajo grupal desarrolla en sí
mismo sentimientos de solidaridad y altruismo que la escuela propicia en sus
dinámicas grupales.
La
educación también debe ser funcional y adecuarse a la realidad psicofísica de
los educandos. Este es el principio de la adecuación,
donde re regionalizan las actividades educativas y se responde a las
situaciones reales y concretas. Por otra parte la calidad también representa un principio a ser privilegiado por la
educación, entendiéndola como la optimización de los recursos con que se
disponen. La calidad requiere de autonomía, fluidez, libertad, iniciativa y
autorregulación. Es una visión sistémica-integralista. No hay calidad si las
partes no son de calidad. Ésta a su vez requiere de de condicionamientos
socioculturales. Supone eficiencia y eficacia. No hay calidad si el personal no es de calidad. La calidad
total es calidad de vida y respeto a la dignidad de las personas con
remuneración e incentivos estimulantes, con un costo. La educación debe ser una
tarea de todos, es una tarea de calidad y es, o debe ser, remunerarte.
Conclusión
Es
evidente que el campo de la filosofía de la educación es vasto. Es indudable afirmar que este campo representa
una rama muy importante de la filosofía y que reflexiona profundamente sobre la educación y toda su
problemática, analiza teorías y principios generales, estudia fines y leyes
relacionadas con la pedagogía y entraña formas específicas de conceptualizar al
hombre. Este documento representa una síntesis de las diferentes formas de
concebir al hombre educable en el devenir histórico. También representa un
análisis de teorías educativas
representativas para este campo, sin hacer a un lado un sinfín de principios correlacionados a esta área. En
suma, es la materialización de una contextualización y conceptualización de la
filosofía de la educación.
Bibliografía y referencias.
·
Frondizi, Riziery ( 1977). Introducción a los problemas
fundamentales del hombre. México: Fondo de Cultura
Económica.
·
Sartre, P.(1945). El existencialismo.
Conferencia pronunciada el 29 de octubre de 1945 en el club Maintenant.
·
Moore, T.W. (1998) Introducción a la
filosofía de la educación. México: Trillas.
·
Groethuysen, B. (1975)
Antropología filosófica. Buenos Aires: Losada.
·
Follari, R. (1990)
"Filosofía y Educación: nuevas modalidades de una vieja relación",
en de Alba, A. (comp.): Teoría y
educación: en torno al carácter científico de la educación,UNAM, México:
CESU
·
Fullat, O. (1979) Filosofía de la Educación. España: ediciones
CEAC.