ANÁLISIS ICÓNICO DE LOS TEXTOS FILOSÓFICOS

José María Filgueiras Nodar

         

En las líneas que siguen, intentaremos dar a conocer el análisis icónico, siguiendo muy de cerca los textos en que el profesor Carlos A. Baliñas lo ha desarrollado. Por tratarse de una exposición sintética, será omitido cualquier tipo de especulación ajena a los mismos.

1.- HIPÓTESIS DE PARTIDA.

El análisis icónico arranca de una hipótesis de sólido sentido común: la obra de los filósofos está determinada por la existencia cotidiana, por el día a día de los filósofos en cuanto seres humanos. Si se quedara aquí, apenas pasaría de obviedad. Pero, además, afirma que ciertas vivencias cotidianas subsisten bajo el tono formal del sistema filosófico. Y que estas vivencias suelen traslucir en el texto por vía de símiles y metáforas.

Esto nos lleva, como se puede ver, a plantear una nueva orientación a la hora de enfrentarnos con los textos filosóficos. A atender a aspectos considerados hasta ahora como poco relevantes, así las metáforas y símiles. Lo cuál, creemos, constituye una forma de revitalizar el estudio de la Filosofía. Al mismo tiempo, se opone a alguna de las más enraizadas opiniones dentro de todo el pensamiento occidental. Así, frente a la que establece la primacía de la abstracción como medio para acceder al conocimiento, el análisis icónico reivindica el papel heurístico de la metáfora. Frente a las clásicas oposiciones Razón/Fantasía, y doxa/alétheia, nos propone una visión en la que ambas aparecen integradas en el texto. Del mismo modo, la tradicional opción a favor del Ser es sustituída por la preferencia otorgada al Sentido.

2.- PROPÓSITO:

El principal propósito de esta metodología de análisis textual es el inventariado de todo el material imaginario que, procedente de la vida cotidiana, aflora en el texto filosófico, así como su organización dentro de las pertinentes retículas de sentido. Es evidente que posee una faceta comprensiva, ya que contribuye a una mejor comprensión del contenido textual. A este respecto, debemos recordar que constituye un complemento del análisis conceptual, sin que pueda llegar a sustituírlo.

Igualmente, podemos decir que posee también una faceta predictiva, de la que carece el análisis de conceptos. Esta faceta anticipadora viene dada por el hecho de que, una vez se haya establecido el campo de sentido de acuerdo al cuál el autor organiza su obra, puede ser muy fácil prever los sucesivos desarrollos, o aclarar determinados puntos oscuros que escapan a la crítica de corte más clásico.

3.- TERMINOLOGÍA.

El análisis icónico, en sí mismo, es un método. Debemos, pues, dejar a un lado, aun siendo muy interesantes, las conexiones que fácilmente se pudieran establecer entre éste y ciertas parcelas de la Filosofía, en particular con la teoría de la mente que parece llevar aparejada, y centrarnos únicamente en el aspecto metodológico. Es evidente que, para llevar a cabo la tarea de análisis de un modo efectivo, se hará necesario contar con una terminología precisa y adecuada. A continuación, glosaremos algunos de los términos más usados dentro del análisis icónico, haciendo notar que la novedad del tema obliga a emplear neologismos, que a primera vista bien pudieran causar extrañeza,

1)Primordios: Se denominan “primordios”(del latín prima ordo, utilizado por Lucrecio para traducir el arkhé de los griegos) a las “unidades mínimas de sentido”¿[1]. Como sabemos, los datos del mundo no nos llegan aislados, sino instalados dentro de redes de sentido. Dado que el filósofo piensa siempre desde una determinada situación en el mundo, parece plausible pensar que su discurso tenderá a reflejar las redes de sentido de las cosas del mundo. A efectos del análisis icónico,entonces, se denominarán primordios a “aquellas categorías básicas del mundo de la experiencia cotidiana que aparecen influyendo sobre el discurso filosófico[2]. Distinguiremos los cuatro tipos básicos de primordios a través de los cuáles la vida cotidiana influye sobre el texto filosófico,aunque su número es mayor.

a) Iconos.

Iconos son las “imágenes plásticas de los campos pragmáticos que funcionen como tutores y guías del discurso conceptual. Por ``campo pragmático´´ designo cada uno de los ámbitos de sentido en la vida cuotidiana(Lebenswelt)[3]” Esto es,“un modelo de sentido con representación figurativa[4]”. Precisando un poco más, denominaremos icono a “toda imagen donde concurran las dos circunstancias siguientes:1)que adrede o involuntariamente pueda servir de signo para otra cosa por su semejanza, 2)que la semejanza pueda ser intensificada sin estropear la significación[5]El cumplimiento de estas dos condiciones nos permite diferenciar a los iconos de otros elementos con los que podrían ser confundidos, como los símbolos. En efecto, el símbolo vincula sólo por un rasgo señero, que no tiene que ir inserto en plexo alguno de sentido, de modo que si se intensificase la semejanza, la significación quedaría adulterada, o se haría imposible. Por el contrario, la semejanza del icono es tal que se extiende a toda la retícula de sentido.

Dado que los iconos se nos muestran en el texto y, por tanto, a través del lenguaje, cabría llamarles metáforas, siempre y cuando tengamos claro que las metáforas son sólo un accidente de las palabras, mientras que los iconos apuntan al proceso mismo del pensamiento. Veamos un ejemplo: “Platón ``comparó´´ los dos Mundos a una caverna de la que se sale hacia el exterior. Pero ¿no habrá ocurrido antes que se le ocurrió que hubiese Dos Mundos porque la vida cotidiana le ofrecía las parejas luz/obscuridad, aire libre y lugar cerrado? De suyo, la dualidad se cumple en ambos campos(en el filosófico y en el cotidiano) pero tenemos motivos para sospechar que la idea surja de la experiencia cotidiana.[6]

A pesar de que el término parezca remitir únicamente a una similitud visual, existen también iconos cenestésicos(el inspirar-aspirar), y auditivos( como el carmen, empleado por San Agustín para explicar el tiempo). Los más utilizados en la tradición filosófica son táctiles(componer, tejer, captar) y, por supuesto, visuales( el espejo, el camino, la luz).

Los iconos vienen enlazados en familias de sentido, cada una con su peculiar lógica intrínseca, irreductible a la de otra familia. Algunos, sin duda los que revisten mayor interés para el análisis, se repiten de autor en autor y de sistema en sistema, a través del tiempo.

b) Arquevivencias.

Son vivencias cotidianas, tan hondamente sentidas por el filósofo, que llegan a contagiar el modo en que el mundo es organizado dentro de su sistema. Un ejemplo muy claro sería la angustia en Heidegger.[7]

c) Arquepercepciones.

Hacen referencia al hecho de que todo sujeto pensante se halla inmerso en un espacio de tres dimensiones, cuyas coordenadas tienden a hacerse corresponder con las de la percepción intelectual. Así, la distribución vertical de los valores, o las bipolaridades dilemáticas(Bien/Mal, Tesis/Antítesis),etc.

d) Ortofiguras.

Son figuras modélicas que el filósofo toma como ideal,y se propone realizar en el texto. Un ejemplo sería la figura del “Buen Conductor de su Razón” cartesiano. Atendiendo a esta ortofigura se comprenderá mucho mejor la afirmación hecha por Descartes en el Prólogo a Los Principios de la filosofía, cuando invita a leer el libro “todo seguido tal como una novela”, novela en la cuál se desarrollan las peripecias de un personaje, precisamente el citado prototipo ejemplar.

2)Orama: De igual modo que el primordio se refiere al fenómeno de experiencia en cuanto patrón para la construcción de conceptos, el término “orama”(del griego orao, ver) se refiere “al constructo conceptual en referencia a su origen experiencial[8]. Así,de igual forma que hablamos de ontología o axiología, podemos hablar también de ontorama o axiorama, refiriéndonos a ese estrato del discurso que va latente y que hace de lo sensorial y lo intelectual dos orbes que, aun siendo paralelos, tienen numerosos puntos de contacto.

3) Facto-discurso y Ur-texto: El análisis icónico postula la existencia de diferentes estratos en el discurso. Así, el facto-discurso es “el discurso tal y como aparece en los textos[9]”, que se ha constituído como tal luego de pasar por numerosas mediaciones. Por debajo de éste se encuentra el Ur-texto, “un discurso icónico, compuesto de trechos de sentido de la vida cotidiana del que salen a la superficie fragmentos a completar[10]”. Es evidente que la inclusión del prefijo “Ur” quiere remarcar el carácter arcaico y oculto de este discurso, al mismo tiempo que plantear el carácter de reto que tiene todo descubrimiento arqueológico.

4.- PRUEBAS.

La primera prueba a favor de la hipótesis con que se inicia el análisis icónico es la propia abundancia de comparaciones con el mundo cotidiano que podemos observar en cualquier texto de Filosofía. En muchas ocasiones, el autor, para hacerse entender, recurre a una comparación con la vida cotidiana, consciente de que el sentido de tal símil será captado por los lectores, precisamente por estar ambos enraizados en un mismo mundo de experiencia. Esto nos lleva a considerar que tal vez la misma metáfora haya constituído un patrón para el autor en el momento heurístico.

Otra prueba nos viene suministrada por la etimología de los términos filosóficos, e incluso científicos. Hay gran cantidad de ejemplos, con los que no podemos extendernos. Con bastante probabilidad, podemos decir que no existe “concepto abstracto en cuyo étimo no vaya involucrado un dato experiencial, lo sea de la experiencia externa o íntima[11]

5.- CONCLUSIÓN.

Tras este breve panorama, habremos entendido que la metodología del análisis icónico nos ofrece un nuevo modo de leer los textos clásicos, atendiendo a aspectos que hasta ahora han pasado desapercibidos. Esta lectura tangencial, sin duda, enriquecerá nuestro conocimiento de los autores, y nos permitirá enfocar de un modo distinto la Historia de la Filosofía. Por supuesto, debemos ser cautos en cuanto a su aplicación, y no perder de vista su carácter complementario con respecto al análisis conceptual, pues no todo lo que aparece en el texto filosófico es de carácter icónico.

Al mismo tiempo, nos habremos dado cuenta de las múltiples cuestiones teóricas que plantea el análisis icónico,entre las que destacaremos las relacionadas con el papel de la imaginación en Filosofía,y el cambio de paradigma de las filosofías orientadas al Ser hacia aquellas orientadas al Sentido.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Baliñas,C.A.: “Pensamiento icónico”, en: AGORA,Vol IV, 1984

-------------------:“Filósofos Náufragos”, en: El Basilisco, nº2(segunda ápoca), Noviembre-Diciembre 1989

-------------------“El mundo icónico de la Crítica de la razón pura”. En: Conocimiento y Racionalidad. Ed. Universidad Complutense. Madrid, 1992

-------------------: “Análisis icónico de la Filosofía”, en: Letras de Deusto, vol.24,nº62,Enero-Marzo 1994. Traducido al italiano en: Il testo filosofico, tomo II. L´epos. Palermo, 1994.

-------------------:“Vivencia reflexiva del tiempo(Unamuno,Azorín, Valle-Inclán)”, en Anuario Filosófico,1998(31),



[1] Baliñas,C.A.: “Vivencia reflexiva del tiempo(Unamuno,Azorín, Valle-Inclán)”, en Anuario Filosófico,1998(31), pág 215..

[2] Baliñas,C.A. “Análisis icónico de la Filosofía”, en : Letras de Deusto, vol.24, nº 62. Enero-Marzo 1994.Pág.61-86

[3] Baliñas,C.A.: “El mundo icónico de la Crítica de la razón pura”. En: Conocimiento y Racionalidad. Ed. Universidad Complutense. Madrid, 1992. Pág. 582

[4] Baliñas, C.A.: “Filósofos Náufragos”, en: EL BASILISCO, nº2(segunda época), Noviembre-Diciembre 1989, Pág.13

[5] Baliñas, C.A.: “Análisis icónico de la Filosofía”, en : Letras de Deusto, vol.24, nº 62. Enero-Marzo 1994. Pág.78

[6] Ibid.Pág.79

[7] En el artículo “Vivencia reflexiva del tiempo(Unamuno,Azorín,Valle-Inclán)”,ya citado,el profesor Baliñas lleva a cabo un interesante análisis del modo en que esta arquevivencia empapa toda la obra de los tres literatos citados, constituyéndose en clave de su comprensión.

[8] Baliñas,C.A.: “Pensamiento icónico”, en: AGORA,Vol IV, 1984, pág.175

[9] Baliñas, C.A.: “Filósofos Náufragos”, en: El Basilisco,nº 2(segunda ápoca), Noviembre-Diciembre 1989, Pág.13

[10] Baliñas, C.A.: “Análisis icónico de la Filosofía”, en: LETRAS DE DEUSTO,vol.24,nº62,Enero-Marzo 1994. Pág. 83

[11] Baliñas,C.A.: “Pensamiento icónico”, en: AGORA,Vol IV, 1984, pág.177