Sincronia Spring 2010
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La pérdida funcional del subjuntivo en chicano
Adriana R. Galván Torres y Rosa M. Estrada García
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Partiendo de datos
dialectológicos, principalemnte del chicano (< me-xicano) queremos defender las ideas que mencionamos a
continuación, pero antes mencionaremos que por chicano entendemos la variedad
del español hablada por los mexicanos en Estados Unidos.
(1) El sincretismo no es
simplemente el resultado de procesos históricos sino que funge como indicador del estado original del
cambio lingüístico (van Loon 2005: 43)
(2) El
sincretismo se extiende gradualmente (van Loon 2005: 43)
(3) El
sincretismo es una neutralización hacia lo menos marcado (Bobaljik 2002:
64).
El maco teórco de esta
contribución está formado por la Teoría de la Naturalidad en su vertiente Dresslerana (Kilani-Schoch/Dressler
2005), cuya arquitectura teórica está basada en tres subteorías diferenciadas
especialmente en el grado de abstracción. En el plano más abstracto se ubica la
subteoría de los universales lingüísticos; en el segundo nivel de abstracción y
mediando entre las otras dos subteorías se encuentra la tipología lingüística.
En el nivel más concreto se sitúa la adecuación del sistema. Debido al carácter
empírico de este trabajo, cuya evidencia lingüística ha sido tomada de una
variedad del castellano hablada principalmente en el sureste de los Estados
Unidos, el enfoque teórico lo brinda la subteoría de la adecuación del sistema.
Así pues, el objetivo de esta contribución es presentar y analizar datos
dialectológicos de un fenómeno morfológico en proceso de difusión.
La subteoría de la
adecuación del sistema fue propuesta por el teórico naturalista Wolfgang U.
Wurzel en 1984. En dicha aportación Wurzel propone un nivel de análisis
morfológico que explique por qué ciertos cambios lingüísticos se imponen a
pesar de que esto implique la violación de algún principio universal. Wurzel
(1984: 82) define este nivel como adecuación del sistema (Systemangemessenheit en alemán) y lo operacionaliza con las
siguientes propiedades estructurales descriptivas (Systemdefinierende Struktureigenschaften en alemán):
(a) Inventario de categorías
y subcategorías morfológicas
(b) Tipo de flexión: de
palabra o de base
(c) Exponentes separados o
cumulativos
(d) Cantidad y forma de las
distinciones formales dentro de un paradigma
(e) Tipos de marcadores de
las distintas categorías
(f) La presencia o ausencia
de clases flexivas
La existencia de la
naturalidad al nivel de la adecuación del sistema queda establecida a partir de
Wurzel, mas sin embargo el concepto mismo sufre una profunda reestructuración,
pues Dressler (1998: 15) le da a la productividad el rango de propiedad
primitiva de los patrones gramaticales. Con el establecimiento de la
productividad como característica esencial de la adecuación del sistema queda
remodelada la concepción de este término (Dressler/Thornton 1991, 1996).
De esta manera se hace una distinción entre el sistema potencial de la
lengua, que está formado por las categorías, clases y reglas productivas, y la
parte de normas institucionales, que sería lo no productivo del sistema
lingüístico en cuestión.
Dressler le asigna a la
parte productiva el nombre de morfología dinámica y a la improductiva la llama
morfología estática (Kilani-Schoch/Dressler 2005: 171-21). Dentro de la
morfología estática se encuentran aquellos patrones gramaticales que debido a
su alta frecuencia se han podido mantener sin grandes modificaciones dentro de
la lengua y, por consiguiente se encuentran almacenados en el léxico mental. La
morfología dinámica, por el contrario, sigue adquiriendo nuevos miembros y
reformando antiguos, pues los patrones aquí incluidos gozan de la productividad
y por lo tanto son procesados en línea. El siguiente diagrama ejemplifica lo
antes dicho (Galván Torres 2008: 5).
Fig. 1: Morfología en el
léxico mental
2.1.
Productividad
Tomando en cuenta la
propuesta de Dressler de que la productividad funge como núcleo de la
naturalidad a nivel de la adecuación del sistema se delimitará en las
siguientes líneas la concepción Dresslerana de este concepto fundamental.
Dressler (1997, 1998, 2003) toma la definición de productividad propuesta por
Schultink (1961):
Onder productiviteit als
morphologisch fenomeen verstaan we dan de voor taalgebruikers bestaande mogelijkheid
door middel van het morfologisch procédé dat aan de
vormbetekeniscorrespondentie van sommige hun bekende woorden ten grondslag
ligt, onopzettelijk een principe niet telbaar aantal nieuwe formaties te
formen. (Schultink 1961: 113)
Por productividad como un
fenómeno morfológico entendemos la posibilidad que tienen los usuarios de la
lengua de acuñar involuntariamente, una cantidad en esencia infitina, de nuevas
formaciones, por medio de un proceso morfológico que fundamenta correspondencia
entre forma y significado en algunas palabras conocidas por ellos (traducción
propia, por una versión en inglés, cf. Bauer 2005: 317).
Siguiendo esta concepción
de poductividad, Dressler utiliza una definición cualitativa y gradual, pues
propone una escala de valores desde plenamente productivo hasta no productivo
para la operación analizada. En la siguiente tabla mostramos los distintos
grados de productividad propuestos por Dressler (1997, 1998, 2003). Tabla
adaptada de Galván Torres (2007 § 6.3).
Tabla
1. Productividad morfológica (Dressler
1997, 1998, 2003)
Grado de productividad |
Extensión |
Ejemplo |
Plenamente productivo |
Extranjerismos con productividad
secundaria |
guachar < ing. watch out |
Altamente productivo |
Extranjerismos con productividad primaria |
cortejar < it. Corteggiare |
Débilmente productivo |
Neologismos indígenas Flexión de
conversión Abreviaciones |
la cuenta ß cuenta |
Tenuemente productivo |
Cambio de clase flexiva |
haiga ß haya |
Estabilidad de la
microclase |
Afijación[1] |
flor-ecer ß flor |
Los dos primeros grados de productividad
fueron propuestos por Wurzel (1984) y se consideran como la productividad per se, pues las operaciones
morfológicas que llegan a estos niveles tienen la capacidad de producir nuevas
formaciones de cualquiera de los otros niveles de productividad. El grado
plenamente productivo se refiere a la adopción de extranjerismos con algún tipo
de incongruencia lingüística o extralingüística entre el extranjerismo y su
étimo; en el siguiente grado, el altamente productivo, esta incongruencia no se
presenta. En el ejemplo plenamente productivo que aquí se introduce el étimo
inglés de guachar carece de una vocal
temática, así que la nueva formación tiene que adaptarse a la morfología
española con la asignación de una vocal temática, que en este caso se trata de
la plenamente productiva –a– . En el
caso de cortejar, que fue tomado en
el siglo XVI del verbo italiano corteggiare (cf. BDLE) no hubo necesidad de hacer ese tipo de adaptación, pues todos
los elementos morfológicos necesarios en el verbo español se encuentran
presentes en el verbo italiano. En los tres niveles restantes se incorporan
solamente neologismos indígenas de distintos tipos.
Al nivel paradigmático no
hay disparidad entre el español mexicano y el ibérico, las peculiaridades se
dan dentro de los mismos paradigmas. Esta distinción dialectal es relevante en
este contexto, pues la morfología verbal del español mexicano es la variedad de
la cual ha partido el chicano. El nivel de la adecuación del sistema verbal
español presentado a continuación ha sido tomado de Aguirre/Dressler
(2006).
La flexión verbal del
español está compuesta por dos macroclases en el sentido de Dressler (2003:
35), quien propone la siguiente definición: “Sets of similar paradigms form
classes [...] in hierarchical order: macroclass, class […], subclass,
(subsubclass, if necessary, etc.), microclass”. La contabilización de los
verbos en las siguientes gráficas está basada en Alcoba (1999).
Fig. 2: Clases flexicas
del verbo español (Aguirre/Dressler 2006)
La flexión verbal del
español cuenta con dos macroclases, la primera es la macroclase de verbos con
vocal temática – a – y es la
macroclase con grado de productividad plena o la clase por defecto, cuyo verbo
representante es cantar. El siguiente
diagrama nos muestra las microclases incluidas en esta macroclase.
Fig. 3: Macroclase
productiva del verbo español (Aguirre/Dressler 2006)
La segunda macroclase se
caracteriza por englobar aquellos verbos con vocal temática – e –, como comer y aquellos con vocal temática – i –, como es el caso de sentir.
Esta segunda macroclase se divide a su vez en dos subclases de acuerdo a la
vocal temática. El grado de productividad de cada macroclase se establece de
acuerdo al número y grado de productividad de sus microclases.
An
inflectional microclass is the smallest subset of an inflectional class above
the paradigm, definable as the set of
paradigms which share exactly the same morphological generalizations, but may
differ via the application of phonological processes. (Dressler 2003: 35)
La primera subclase de
esta macroclase cuenta con un grado muy tenue de productividad, pues incluye la
microclase de verbos con el sufijo verbalizante de cualidad: –ecer:
florecer, enrojecer, palidecer,
atardecer, anochecer, etc. En la siguiente gráfica encontramos esta
subclase, en donde la microclase productiva se encuentra ejemplificada con el
verbo florecer. Las principal
característica flexivas de esta clase es que cuenta con una alternación, cuya
marca distintiva es la adición segmental del fonema velar oclusivo /k/: flore[s]er/florez[k]a.
Fig. 4: Primera subclase
de la macroclase no productiva del verbo español (Aguirre/Dressler 2006)
La segunda subclase de
esta macroclase, cuya vocal temática es – i
– no cuenta con ninguna microclase productiva, por lo tanto es completamente
improductiva. Como se puede ver en el siguiente diagrama, la división
jerárquica es mucho más profunda en las macroclases improductivas o poco
productivas.
Fig. 5: Segunda subclase
de la macroclase no productiva del verbo español (Aguirre/Dressler 2006)
Como se puede observar,
la morfología productiva del verbo español contiene, de acuerdo a Alcoba (1999)
aproximadamente el 90% de los verbos en la microclase del tipo cantar. Algunos verbos extras provienen
de la microclase del tipo florecer,
en el resto de las microclases encontramos única y exclusivamente microclases
improductivas. Este panorama es el mismo para las variedades del español
ibérico, para el mexicano y para el chicano. La peculiaridad del chicano no se
encuentra en la distribución de clases flexivas, sino en algunas formas
flexivas de estas. A continuación describiremos este fenómeno.
De acuerdo a la subteoría
de la adecuación del sistema presentaremos aquí el panorama morfológico del
sistema verbal del español, separando así la morfología dinámica de la
estática.
En este trabajo
analizaremos un cambio morfológico en estado de difusión que ya ha alcanzado
una gran extensión en algunas variedades dialectológicas del español,
especialmente en la variedad hablada en el sureste de los Estados Unidos. La
categoría morfológica que aquí se analiza es el subjuntivo del presente, en
particular la primera persona del plural.
Aquí mostraremos algunos
ejemplos de la primera persona plural del presente subjuntivo, que es la
innovación del chicano. Para esto utilizaremos distintas clases flexivas. De la
clase plenamente productiva encontramos en chicano cántemos del estándar cantémos.
El verbo tener, que pertenece a una
clase no productiva y que cuenta con un gran número de cambios en la base, se
presenta en chicano como téngamos,
cuya variente estándar es tengámos.
Del paradigma aislado del verbo jugar
se forma juéguemos. De la clase
productiva con alternación radical diptongo/monoptongo encontramos vuélemos, que viene de la forma volémos. También hay una clase no
productiva con triple alternación radical, como o/u/ue que se realiza como duérmamos
en chicano y proviene de la forma durmámos[2].
Ahora discutiremoss los
cambios estructurales que se observan en los ejemplos aquí expuestos. El verbo
chicano trabájemos pertenece a la
clase productiva y se diferencia del verbo estándar en la acentuación, la cual
se disloca del sufijo y se posa en la raíz verbal. Igual ocurre en la primera
persona del plural del presente del subjuntivo del verbo irregular por
excelencia tener. Ese mismo panorama
se encuentra en los verbos restantes sin alternancia vocálica en la base. Los
verbos con raíz vocálica alternantes como juguemos,
volemos y durmamos toman en
chicano las formas diptongadas: juéguemos,
vuélemos y duérmamos. Esto
independientemente de la microclase a la que pertenezcan los verbos
alternantes, pues en el caso de jugar
se trata de un paradigma aislado. “An isolated paradigm is a paradigm which
differs morphologically or morphonologically from all other paradigms.” (Dressler 2003: 35) En
los verbos alternantes podríamos hablar de dos cambios estructurales, el
primero sería la dislocación del acento y el segundo sería el cambio del
monoptongo al diptongo en la base verbal.
De esta forma se podría
analizar la innovación del chicano como distintos cambios estructurales ocurriendo
en una misma forma verbal, como lo hace Saltarelli (1975). Sin embargo, aquí
optamos por el análisis propuesto por Reyes (1978), que describe esta
innovación chicana como una analogía columnar, tratándose así de un solo cambio
que sería la homogenización de la base del paradigma afectado, como se
demostrará más adelante.
4.1.
Panorama sincrético de la
flexión verbal del español mexicano
Como lo hemos demostrado en las páginas anteriores la flexión verbal del
español posee una profunda jerarquía por sus varios niveles y con esto
demuestra su riqueza morfológica. A este respecto incluso Aguirre y Dressler
(2003) hablan de rasgos aglutinantes. A pesar de esto, la cantidad de
categorías sincréticas que encontramos en varios elementos morfológicos es
significante. A continuación y siguiendo el método de Baerman, Brown y Corbett
(2005) encerraremos en recuadros las formas sincréticas utilizando en la
siguiente tabla el paradigma de la microclase plenamente productiva del tipo cantar.
Fig. 6: Sincretismo en el
paradigma del verbo español
De acuerdo con la terminología de Baerman, Brown y Corbett (2005)
encontramos en el verbo español patrones múltiples de sincretismo (= multiple patterns of syncretism en
inglés).
Al nivel de la palabra tenemos sincretismo en las segunda y tercera
personas del plural. Este tipo de sincretismo se extiende a todas las
categorías morfológicas del verbo no sólo en su variedad mexicana, sino
latinoaméricana: (ustedes/ellos) cantan, canten, cantaron, cantaban, cantarán y cantarían. En el español europeo este
tipo de sincretismo no existe porque los morfemas flexivos de estas dos formas
son distintos, especialmente en las variedades del norte de la Península. Este
es el único tipo de sincretismo perteneciente al lenguaje estandarizado que no
se extiende a todas las variedades del español.
También encontramos formas sincréticas en la primera y tercera persona
de las categorías mofológicas del presente subjuntivo (cante), imperfecto (cantaba),
condicional (cantaría) y pretérito
imperfecto del subjuntivo (cantara).
Las formas no marcadas del verbo se sincretizan también; estas son la tercera
persona del presente indicativo y el imperativo singular, el ejemplo
correspondiente sería canta.
Información
relevante para nuestros datos es la homogeneidad de la raíz verbal, que se
extendería a nivel de la base, a no ser por tres excepciones, una del presente
indicativo (canto) y dos del pretérito (canté, cantó). En la siguiente tabla
ilustramos este dato marcando con negrita la raíz, que se muestra idéntica en
todos los verbos, sin excepción alguna.
Fig. 7: Uniformidad de la
raíz verbal
Cabe mencionar que esta uniformidad radical, aunque muy extendida, no es
general. Existe un grupo de verbos que no se comporta de la misma manera precisamente
por tener alternación en la raíz. El tipo más frecuente de estos verbos es el
de alternación monoptongo/diptongo, como negar/niega
o volar/vuela. Claramente menos
frecuentes son los verbos con alternancia c/g,
como por ejemplo hacer, bendecir, decir
y los verbos irregulares por excelencia tener
y venir. Por lo tanto, con esto
podemos observar que la homogeneidad de la base está presente en la mayoría de
las formas verbales. Tenemos que añadir empero, que esta homogeneidad es a
nivel segmental y no alcanza el nivel prosódico porque la primera persona
plural del presente subjuntivo tiene raíz débil en la variante estándar.
Después de la descripción de la innovación del chicano y la presentación
de la flexión verbal del español a nivel de la adecuación del sistema
continuaremos en el siguiente apartado con el análisis de la innovación del
chicano y presentaremos lo que aquí hemos optado por llamar sincretismo de
base.
4.2.
Peculiaridad sincrética
del chicano
Primeramente
presentaremos el paradigma del presente en la tabla siguiente, que es donde se
sitúa la innovación del chicano. Para esto empezaremos con la microclase
plenamente productiva del tipo cantar[3].
Fig. 8: Analogía columnar
del chicano comparado con el español mexiano
La analogía columnar se
expresa en el paradigma del presente del subjuntivo como una dislocación
acentual de la primera persona del plural, lo cual le da a la base verbal
uniformidad a nivel prosódico. La base sincrética sería en este caso: cánt-. Esta es la manera en la que se
expresa la analogía columnar de todos los verbos chicanos que no cuentan con
ninguna alternación.
Los verbos con algún tipo
de alteración en la base nos muestran la preferencia del chicano por una base
uniforme, pues este dialecto hace todos los cambios necesarios para que resulte
la base sincrética. En la siguiente tabla mostramos los ejemplos del verbo
alternante monoptongo/diptongo con vocales posteriores y su contraparte con
vocales anteriores volar y pensar, del verbo de flexión aislada jugar, como también del perteneciente a
la clase irregular por excelencia tener.
Fig. 9: Uniformidad de la
base en volar, pensar, jugar y tener
La preferencia por
uniformidad de base del chicano no nos debe sorprender, pues se trata de una
preferencia universal. En la teoría de la naturalidad (Kilani-Schoch/Dressler
2005) sería éste un caso de preferencia por transparencia morfotáctica, es
decir, que la unidad del morfema de base se muestra más clara porque no existe
ninguna alternancia opacificadora. En el caso de la innovación del chicano la
transparencia llega a su totalidad porque la uniformidad se da a nivel
prosódico, dislocando el acento, y a nivel segmental cuando es necesario, como
es el caso de los verbos alternantes, como en volar y pensar. A este
cambio es al que hemos llamado sincretismo de base.
Hay dos cuestiones muy
importantes que quedan por esclarecer a partir de esta descripción.
Primeramente tenemos que explicar dónde aparece el sincretismo de base.
Derivándose de esto, se tiene que explicar por qué ocurre precisamente en ese
contexto.
4.2.1.
Contexto del sincretismo
de base
Pasemos a la primera
interrogante y veamos dónde aparece el sincretismo de base. Este fenómeno de
regularización de la base pareciera como si fuera una forma de regularizar el sistema,
pues, a excepción de los paradigmas indicativo y subjuntivo del presente, las
bases de todos los paradigmas son idénticas a nivel segmental y prosódico.
Regularizándose la base del presente subjuntivo quedaría solamente la base del
presente indicativo con algún tipo de cambio, aunque sea éste solamente de
naturaleza prosódica.
4.2.2.
Extensión y explicación
del fenómeno
Es importante mencionar
que la innovación del chicano no se limita a esta variante, pues se hace
mención de su existencia en varios dialectos del español. Para la variedad
andaluza Rosenblat (1946: 197) y Mondejar (1970:57ff) dan ejemplos como téngais, háyamos, váyais, váyamos. Ya Cuervo (1872 § 312: 194) documenta
un ejemplo del sincretismo de base del verbo alternante morir usado en el lenguaje literario: muéramos.
Según Salvá, váyamos es la pronunciación de las dos Castillas; en Andalucía
dicen, téngais, váyais, y conservando el diptongo quiérais
(Cantos populares españoles, tomo I, pp. 439, 456); en gallego estas personas
del subjuntivo son siempre esdrújulas: bátamos, bátades, pídamos […]. Casos
patentes de influencia analógica: el singular impone su acento al plural: quiéras:quérais;
váya:váyamos: “Mañana, censor rígido, cuando los dos muéramos (!),
veremos a cuál de nosotros consumen sed más ardiente”. (Hist. de los musulmanes
españoles de Dozy, traducida por F. de Castro, tomo I, p.58). (Cuervo, 1872 §
312: 194, mi énfasis)
El sincretismo de base está
registrado, pues, en el español mexicano (Galván Torres 2007), chicano (Reyes
1978), andaluz (Mondejar 1970), colombiano (Cuervo 1872), como también en el de
las Islas Canarias (Catalán 1989), de Nuevo México (Espinosa 1946) y en otras
variantes (Rosenblat 1946), cf. Galván Torres (2007§9.2).
El sincretismo de base
también cuenta con el grado de productividad total, ya que los extranjerismos
se pueden adaptar sin ningún problema a la lengua. En el chicano se han
formado, por ejemplo, del inglés to park,
watch out y to check los verbos aparcar, guachar y checar, estos dos últimos ya muy extendidos en el español mexicano.
La forma que toman estos verbos en la primera persona plural del presente
subjuntivo apárquemos, guáchemos y chéquemos.
En todos los dialectos
mencionados existe el común denominador de que el contexto afectado es el
presente del subjuntivo. El sincretismo de base como cambio sincrónico
innovatorio tiene únicamente dos paradigmas en los que puede ocurrir, esto es,
en indicativo y subjuntivo del presente.
A nivel panhispánico esta innovación está registrada solamente en el presente
del subjuntivo. La pregunta que intentaremos aquí resolver es por qué este
cambio afecta al subjuntivo y no al indicativo del presente. En la gráfica
siguiente vemos que en el español mexicano existe simetría entre el presente
del indicativo y subjuntivo, lo cual no ocurre en chicano.
Fig. 10: Simetría vs.
asimetría en el paradigma verbal
Observando la
constelación de los paradigmas del presente podemos observar que la frecuencia
de formas con base fuerte pudo quizás haber motivado el cambio. Más sin embargo
la frecuencia no puede ser decisiva porque el paradigma del indicativo tiene la
misma constelación y no presenta ningún cambio. Formas como vuelamos se registran solamente cuando
la alternación se pierde completamente en el lexema. En muchas variedades del
español es muy común por ejemplo la generalización del diptongo en el verbo amueblar. En este caso podemos encontrar
una forma amueblamos, pero nunca **amuéblamos. Se descarta pues la
frecuencia como principal factor motivante de este cambio lingüístico.
Existe otra
caracteristica que nos ayudaría mejor a entender y explicar este fenómeno, nos
referimos aquí a la marquedad. Bobaljik (2002: 64)
menciona que el sincretismo es una neutralización hacia lo menos marcado.
Esta misma idea siguen Stump (2001) y Croft (2003) al decir que existe la
tendencia de que haya más formas sincretizadas en las categorías marcadas que
en las menos marcadas.
[T]he forms occupying the cells of a more marked subparadigm exhibit
less diversity than those occupying the
corresponding cells of a less marked subparadigm; the subparadigms
differ not in the range of morphosyntactic distinctions which they make, but in
the extent to which morphosyntactic distinctions are given formal substance. (Stump, 2001: 236)
A esto mismo se refiere
Croft (2003) con el concepto de potencial flexivo (inflectional potential en inglés):
[I]f the marked value has a certain number of formal distinctions in an
inflectional paradigm, then the unmarked value will have at least as many
formal distinctions in the same paradigm. (Croft, 1990: 97)
Enfocándonos en el sincretismo
de base esta hipótesis se corrobora en el plano sincrónico, pues la gran
mayoría de paradigmas lo tiene, a excepción del paradigma menos marcado que es
el del presente. En el plano diacrónico estas hipótesis también resultan
coherentes, pues la innovación del chicano afecta precisamente al subjuntivo y
no al indicativo, el cual es el paradigma más marcado dentro de la categoría
del presente.
Van Loon (2005: 43) menciona
que el sincretismo no es simplemente el resultado del proceso histórico, sino
que funge precisamente como el indicador del estado original del cambio
lingüístico. Según este autor, el sincretismo podría describirse como el
principio de la pérdida gradual de la categoría sincretizada. Ya que el
sincretismo de base está muy difundido entre los hablantes del chicano y muy
extendido en los dialectos del español, en este caso podríamos entonces hablar
de una pérdida gradual del subjuntivo en español. A continuación presentaremos
evidencia externa que apoya esta hipótesis.
Aparentemente el
subjuntivo tiene gran vitalidad ya que goza de una muy alta frecuencia de tipo
y de caso. La frecuencia de tipo se hace notar en la productividad total del
subjuntivo, pues cada verbo adquirido por la lengua puede adoptar esta forma.
La frecuencia de caso se dinstingue más en algunos verbos muy utilizados por
razones principalmente semánticas y pragmáticas. Sin embargo, las apariencias engañan.
Precisamente el
sincretismo de base es una muestra de que el subjuntivo se está debilitando, lo
que parece estar ocurriendo primeramente a nivel semántico. Existe evidencia
externa que indica que el nivel semántico del subjuntivo sufre un alto grado de
desgaste, en algunos hablantes puede incluso ya haberse perdido. Cotidianamente
se escuchan formas que se utilizan en lugar del subjuntivo, o el caso inverso,
que sería el uso del subjuntivo reemplazando otras formas semánticamente más
apropiadas en el contexto. La confusión semántica parece ser muy alta. Los
ejemplos siguientes corroboran lo que aquí mencionamos. Aquí podemos observar
el uso del indicativo en lugar del subjuntivo:
(1) Si lo he
sabido, claro que te lo traigo (Knauer 1998: 28)
(2) No creo que lo saben (Bosque 1990: 182)
Los siguientes ejemplos
muestran el uso del subjuntivo sin justificación semántica (tomados de Knauer
1998: 26-33):
(3) Y sin embargo se mueve, dijera Galileo (=dijo)
(4) Y entonces comprendí que todo lo que dijera (=había dicho)
(5) No le guardara
rencor si viniera a pedirme perdón pronto (= guardaría)
(6) No está mal, pero hubiera podido estar
mejor (= podría haber)
Fought (2003: 100)
menciona que en el inglés de Los Angeles can
es muy frecuentemente reemplazado por could
y la autora explica este fenómeno como influencia de la construcción subjuntiva
del español. Este es un claro ejemplo de que el subjuntivo cumple una función
puramente sintáctica.
(7) Nobody believes that you could fix anything
(8) Nadie cree que puedas arreglar algo
En la siguiente oración
tomada del jargón periodístico se hace uso del futuro (promoverán) en lugar del subjuntivo (promuevan).
(9) Por otra parte, se dieron
también detalles y recomendaciones respecto del programa sanitario preventivo
que se prepara para la FIL, y la serie de estrategias que se ensayarán para
hacer frente a la crisis económica y así “incentivar el mercado editorial”
mediante acciones que promoverán la
compra de libros. (La Jornada Jalisco 27octubre 2009)
Esta fluctuación
existente en relación con el subjuntivo nos muestra que para algunos hablantes
el subjuntivo ha perdido su valor semántico convirtiéndose en una simple
fórmula sintáctica. Las fórmulas sintácticas también llegan a perderse en
algunas ocasiones, pero ya que éstas pueden quedar grabadas en la memoria,
entonces tienen la oportunidad de ser más duraderas. No hay que olvidar que
entre fórmulas existen grados de dificultad y los más complejos son más
susceptibles al cambio, es decir los que más fácil se pueden perder.
Tomando en
cuenta la confusión existente entre los hablantes en el uso del subjuntivo,
podemos deducir que esta categoría morfológica se está desgastando poco a poco.
A esto se refiere van Loon (2005:43) cuando menciona que el sincretismo puede
servir como señalamiento de procesos históricos. Esta confusión es más evidente
en el plano semántico, pues es muy frecuente el uso del subjuntivo donde
semánticamente se requiere indicativo y a la inversa. Ya que el nivel
sintáctico es más transparente, su tipo de uso parecido al de una fórmula
aprendida goza de más estabilidad.
Esto no
quiere decir que todas las desviaciones de la norma del subjuntivo estén
relacionadas con lo semántico, sino simplemente que el nivel sintáctico ha
sufrido menos daños hasta ahora. Esta asimetría está estrechamente ligada a la
gradualidad del cambio lingüístico, lo cual también se menciona en van Loon
(2005).
En este
artículo hemos aportado, entonces, datos dialectológicos que apoyan la idea de
que el sincretismo no es simplemente el resultado sino un indicador de procesos
históricos, cuya característica principal es ser una neutralización que se
extiende gradualmente afectando primeramente lo más marcado.
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