Sincronía Invierno 2006


UN ACERCAMIENTO A LA VARIACIÓN LINGÜÍSTICA

María de Jesús Huerta Hurtado

Roberto García Núñez

Universidad de Guadalajara, México


 

Dado que no pueden dejarse de lado los conceptos de lengua / habla y mucho menos, las aportaciones de Ferdinand de Saussure, ya que de ellas parten una gran cantidad de estudios lingüísticos (aunque últimamente han quedado un tanto obsoletas); tampoco las que han añadido otras disciplinas a este respecto, sobre todo la sociolingüística.

Para empezar, creemos importante establecer la diferencia entre lengua y lenguaje que, aunque en muchas ocasiones son considerados sinónimos, algunos autores –con los que compartimos opinión- no lo creen así. Alcalá (1999, pág.11) por ejemplo, manifiesta que "todos los seres humanos sin distinción tenemos la capacidad de comunicarnos. A esta posibilidad se le ha llamado lenguaje. Cada grupo humano ha seleccionado una parte de este material comunicativo para su propio uso y le ha llamado lengua". Tusón, (1984, pág.50) por su parte, dice que "ningún ser humano habla el lenguaje, puesto que éste es una capacidad o facultad y como tal, se concreta en una u otra lengua, por lo tanto, toda persona manifiesta su capacidad del lenguaje en la posición de, al menos una lengua" . En Saussure, (1985, pág.22) encontramos que la lengua no se confunde con el lenguaje puesto que "no es más que una parte determinada de él". Así pues, el lenguaje es la capacidad que tiene el hombre para comunicarse y la lengua, es una de las tantas formas en las que lo hace.

Saussure (1985, pág.23), estableció la necesidad de separar netamente la parole "habla" de la langue "lengua". La primera tiene un carácter individual y ocasional y la lengua, por el contrario es el código común, (el sistema del caso, del género, del número, el pronominal, el verbal, los esquemas oracionales, etc.) código compartido con una comunidad de hablantes, y a él se alude como la totalidad "de las imágenes verbales almacenadas en todos los individuos".

En el Curso de Lingüística General, (Saussure,1985) la lengua es definida de varias formas: "Es el conjunto de hábitos lingüísticos que permiten a un sujeto comprender y hacerse comprender". Es "una suma de acuñaciones depositadas en cada cerebro, más o menos como un diccionario cuyos ejemplares idénticos, fueran repartidos entre los individuos". Es "a la vez un producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos". Es "producto social depositado en el cerebro de cada uno". Es "la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por sí sólo no puede ni crearla ni modificarla; no existe más que en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de una comunidad".

Por otro lado, el mismo autor, menciona que el habla (parole) se identifica, evidentemente con la actividad lingüística concreta o, por lo menos, con gran parte de ella: es "fonación", "ejecución de las imágenes acústicas" más aún: toda la "actividad del sujeto hablante", es "la parte individual del lenguaje", "lo que es accesorio y más o menos accidental", una realidad psicofísica que se opone a la realidad puramente psíquica de la lengua; es "la suma de todo lo que la gente dice" y comprende "combinaciones individuales, dependientes de la voluntad de los hablantes" y "actos de fonación igualmente voluntarios, necesarios para ejecutar tales combinaciones". No hay en ella nada de colectivo", "sus manifestaciones son individuales y momentáneas".

De esta manera, puede afirmarse que la lengua es el código común a los hablantes de una comunidad (como sería la lengua española, para toda la comunidad hispanoamericana) y el habla, sería la forma individual de utilizar la lengua, por ejemplo, cómo la usa un mexicano, cubano, venezolano, colombiano, etc.. Es, de acuerdo a Saussure (1985, pág.27), "la suma de lo que dice cada persona; es el conjunto de combinaciones y actos fonatorios que necesita el hablante para expresarse".

Así, Alcalá (1999, pág.34) afirma que, "la lengua y el habla son correlativas. Una presupone a la otra. La lengua es necesaria para que el habla sea inteligible; pero el habla, a su vez es indispensable para el conocimiento de la lengua, por eso mismo, la evolución de las lenguas se da en el habla. Es ahí donde se genera la mayoría de sus cambios los cuales están motivados por diferentes factores: geográficos, climatológicos, políticos, culturales, sociales y otros más.

Por todo lo anterior se puede asegurar que ningún ser humano habla igual que otro, porque cada uno elige elementos de expresión diferentes de los que seleccionan los demás. Con ello resulta la pluralidad en las formas de hablar. Algunas de ellas pueden ser muy semejantes pero nunca iguales. Estas formas individuales del habla se llaman "idiolectos" y son las costumbres y modos de hablar que tiene cada individuo, por ejemplo, una persona en una zona rural diría "El doitor me dio esta medecina pa¢ l varis", en lugar de "El doctor me dio esta medicina para las várices".

Por otra parte, los individuos para vivir se agrupan con otros seres semejantes que por el hecho de vivir en constante relación, sufren influencias mutuas que dan por resultado una cierta uniformidad en sus actividades, en sus gustos, en sus diversiones y, sobre todo, en su forma de hablar. Este fenómeno llega a ser tan evidente que a una persona se le puede conocer como miembro de un determinado grupo social simplemente escuchando la forma como se expresa, por ejemplo, los y las niñas fresas que hablan como si tuvieran un chicle en la boca (parodiados por el cómico Luis de Alba en su personaje "el Pirrurris").

Precisamente por esto, Coseriu (1978, pág.95) manifiesta que "la lengua no es sólo un sistema, sino también una realización normal. Los elementos normales y constantes en una lengua y, sin embargo "no pertinentes" desde el punto de vista funcional y que no pueden clasificarse en el sistema, se colocarían en otra abstracción anterior al sistema, a la que se le ha llamado "norma". Por lo tanto, la norma facilitaría el estudio de la lengua, en cuanto a que es la reunión de hablas semejantes; en otras palabras, el habla de cualquier persona es fundamentalmente la misma que la de otras personas de su grupo; así, dentro de una lengua existe un término medio en la forma de hablar, y que sería la realización común de la mayoría de los individuos de una comunidad. A este respecto, Alcalá (1999, pág.39) menciona que "la norma puede colocarse entre la lengua y el habla porque posee elementos de las dos. De la primera, toma las posibilidades; de la segunda, las realizaciones"

La norma, dice Coseriu (1978, pág.98) "es un sistema de realizaciones obligadas, de imposiciones sociales y culturales, y varía según la comunidad"; sin embargo, dentro de una misma comunidad pueden encontrarse varias normas: familiar, popular, social, regional, etc.

"En su actividad lingüística", agrega este mismo autor, (1978, pág,100) "el individuo conoce o no conoce la norma y tiene mayor o menor conciencia del sistema. Al no conocer la norma, se guía por el sistema, pudiendo estar o no estar de acuerdo con la norma; conociéndola, puede repetirla dentro de límites más o menos modestos de expresividad o rechazarla deliberadamente e ir más allá de ella, aprovechando las posibilidades que le pone a disposición el sistema".

Al comprobar la norma, se comprueba como se dice, y no como se debe decir, por lo que los conceptos que se manejan son los de "normal" y "anormal"; así, el hablante puede elegir varias posibilidades, con las cuales formará algunas construcciones que quizá para algunos hablantes parezcan "anormales", sin embargo las entenderán al oírlas.

El problema de la variedad de normas en el terreno geográfico, también se da en el cultural y así puede hablarse de un modelo de corrección. Aunque un habla correcta se identifica con la norma culta, lo correcto, conforme al uso común, es lo que está conforme a las reglas; pero esas reglas son por el uso. De aquí que una expresión correcta es la que está de acuerdo con el uso del lugar. Es la expresión adecuada. Retomando el ejemplo antes mencionado de la zona rural el "uso correcto" es decir "El doitor me dio esta medecina pa¢ l varis", y no "El doctor me dio esta medicina para las várices", que a su vez, esta última sería la expresión correcta para la zona urbana, pero no para la rural.

Todas las distintas formas de hablar a que nos hemos referido en el apartado anterior, indican que las lenguas, dentro de su aparente uniformidad, presentan una pluralidad de realizaciones geográficamente agrupables, las cuales suelen ser llamadas dialectos; este término alude a la porción de una lengua que puede adscribirse a un territorio determinado.

Con respecto a lo anterior, en nuestra sociedad es muy común que la palabra dialecto sea usada en sentido peyorativo, sin fundamento alguno, y se aplica o bien a lenguas minoritarias, o bien al habla de determinadas zonas concebidas como cultural y socialmente menos desarrolladas. Esto, es totalmente irrelevante, puesto que los dialectos son realizaciones colectivas del código a las que se les debe otorgar el mismo rango y de ninguna manera puede establecerse entre ellos un orden de prioridad. Un dialecto es una variedad comunitaria de una lengua dentro de la cual es muy difícil determinar cuando las diferencias dialectales son de un grado tal que implican la existencia de lenguas distintas. En una ciudad pueden coexistir infinidad de dialectos como por ejemplo, el utilizado por los chicos banda, los punketos, eskatos, darketos, etc., o bien el empleado por determinados grupos de profesionistas, por ejemplo los abogados, médicos, arquitectos, etc.

Los límites geográficos de un dialecto están dados por líneas imaginarias que se tienden sobre un territorio, y se les llama "isoglosas".

"Una lengua", dice Alcalá (1999, pág.45) "está constituida por un conjunto de dialectos que tienen una parte común a todos; otra parte común a varios de ellos y otra parte individual".

La parte común a todos es la que permite que todo hablante entienda lo que dice otro que vive en regiones muy apartadas, pero que habla la misma lengua. Las partes comunes a dos o más dialectos nos permiten afirmar las semejanzas entre algunos de ellos. Las partes individuales son las que les dan características propias a las formas de expresarse de cada región.

Sin embargo, en toda comunidad lingüística existe una variedad de lengua, denominada "lengua estándar" que es la que "representa a la nación en cuanto tal, para sus instituciones más relevantes de gobierno, educación y cultura superior en general. Esta es la variedad que se llega a asociar con la misión, gloria, historia y unidad de un pueblo entero, y es realmente una variedad que contribuye a unir a los individuos" Fishman (1995, pág.51); pero una comunidad lingüística puede incluir en su repertorio verbal numerosas variedades, aunque todos los miembros de ella participen por lo menos de una variedad lingüística y de las normas para su uso adecuado.

Precisamente, es tarea de la sociolingüística, establecer las relaciones entre comunidades lingüísticas en un mismo ámbito geográfico e identificar los registros o niveles de uso en el seno de una misma lengua, por lo que para Fishman, (1995, pág.39) la sociolingüística es "el estudio de las características de las variedades de lengua, las de sus funciones y las de sus hablantes en la medida en que estas tres se interrelacionan, cambian y modifican mutua y constantemente en y entre las comunidades lingüísticas".

Con relación a esto, López Morales (1986, pág,84) dice que, "la variación, que ocurre en todos los niveles de lengua, es el eje que permite la manifestación de los parámetros de diferenciación social. El concepto de variable lingüística, define un conjunto de equivalencia de realizaciones o expresiones patentes de un mismo elemento o principio subyacente; por ejemplo, /s/ es una variable y sus realizaciones de superficie [s,z,h,Æ ] son variantes de ella". Un ejemplo sencillo sería la diferencia como se pronuncian las palabras con "s" o "z" en España con respecto a México.

En todas las comunidades siempre se encontrarán patrones de variación lingüística. Esta variación suele estar en función de ciertos factores extralingüísticos, fundamentalmente de carácter social, sobre todo, la edad, el sexo y el estrato social.

Con relación a la edad las diferencias de habla entre los diversos grupos, tienen varias motivaciones: cohesión grupal, afán de diferenciación, hiatos generacionales, muestras de rebeldía, etc. Siguiendo con López Morales (1986, pág. 112) comenta que, "las generaciones jóvenes suelen ser más innovadoras en contraste con el conservadurismo lingüístico de los mayores. Es posible también que los jóvenes sean más sensibles a las formas prestigiadas por su comunidad, quizás porque aquí suelen ser más altos los índices de escolaridad", aunque, en nuestra sociedad nosotros consideramos que no es así, porque no se utilizan las formas prestigiadas, sino las que están de moda y, una gran cantidad de ellas se toman de los modelos televisivos. Por ejemplo, recordemos en los años setentas como se pusieron de moda expresiones como "te traigo finto", "que feo Mateo", "que gacho Nacho" gracias al programa de televisión "Ensalada de locos" o actualmente las frases utilizadas por Adal Ramones en su programa de televisón "Otro rollo" y que son imitadas por los jóvenes .

Con lo que si concordamos con López Morales (1986, pág.118) es en lo siguiente: a) las generaciones mayores prefieren el término más antiguo; b) mayor conservadurismo en el empleo de palabras tabú en las generaciones mayores; c) uso abusivo de términos indefinidos pobres en información en la generación joven; d) metaforizaciones festivas en abundancia en las generaciones jóvenes; e) creación de nuevos términos, bien por apócope o por adición de aspectivos en los jóvenes y f) adopción de terminología marginada, también en las generaciones jóvenes.

Respecto al sexo, el mismo autor (1986, pág.119) se remite a Otto Jespersen quien creía ver en el tabú lingüístico el origen de los contrastes léxicos entre el habla masculina y femenina; si ciertas palabras resultaban prohibidas para la mujer, entonces se desarrollaba un vocabulario distinto o se creaban estructuras perifrásticas para no nombrar directamente el objeto o la actividad designada, pero, no todas las diferencias lectales entre los sexos son debidas al tabú. En algunos casos están determinadas por la forma en que la cultura entiende las relaciones familiares, aunque, consideramos que esto es un tanto obsoleto, ya que en la sociedad actual, no hay tabúes lingüísticos con relación al sexo y para comprobarlo, sólo basta escuchar la forma como se expresan las generaciones jóvenes, sin importar el sexo al que pertenezcan.

López Morales (1986, pág.125) también menciona a Trudgill al decir que el habla femenina está más apegada a las formas de prestigio. Las mujeres son más conscientes de la valoración que su comunidad hace de los fenómenos del lenguaje, y apoyan aquellos que obtiene más alto status en la evaluación social. Según Trudgill, los hablantes, debido a presiones sociales, se ven obligados a emplear formas del nivel sociocultural superior, de ese modo atraen para sí el prestigio que las mismas poseen en la comunidad y son las mujeres, las que siguen más de cerca este mecanismo. Esto ocurre porque el concepto de masculinidad, tal como es entendido en nuestra sociedad, favorece las formas menos "correctas". Con relación a esto creemos que en algunos estratos se da de esta forma, pero no en el total de la sociedad, lo mismo que, si los hombres y las mujeres hablan diferente es porque son diferentes socialmente, porque, aunque estemos lejos de movernos dentro de límites fijos e inflexibles, son diferentes los patrones educativos y distintos los papeles asignados a cada sexo.

La lengua refleja este hecho social: el habla de las mujeres no solo es diferente al habla de los hombres, sino que es "mejor" socialmente hablando. Así como se espera que la conducta social de las mujeres sea más correcta, también su habla debe serlo.

Igualmente, para Trudgill, [López Morales(1986) pág.130] "la distancia social causa más diferenciación lingüística que la distancia geográfica, las diferencias lingüísticas que se observan entre sociolectos de una misma comunidad estarán en proporción directa con el grado de distanciamiento social que exista entre sus hablantes: si la estratificación es laxa y fluida, los sociolectos se diferenciarán poco entre sí; si la distancia es grande, mayores serán los contrastes lingüísticos".

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alcalá, José Antonio (1999), El concepto de corrección y prestigio lingüísticos. México, Trillas.

Coseriu, Eugenio (1978), Teoría del lenguaje y lingüística general. Madrid, Editorial Gredos.

Diccionario de Lingüística (1982), Primera edición, Barcelona, Editorial Labor.

Fishman, Joshua A. (1995), Sociología del lenguaje. Madrid, Cátedra.

López Morales, Humberto (1986), Sociolingüística. Madrid, Editorial Gredos.

Saussure, Ferdinand de (1985), Curso de Lingüística general. México, Origen/Planeta.

Tusón Valls, Jesús (1984), Lingüística. Barcelona, Barcanova.


Regresar Sincronia Invierno 2006

Regresar Sincronia Pagina Principal