Sincronía
Winter 2010


 

 

Una aproximación a los enfoques sociológicos de investigación

 

 

Roberto García Núñez

María de Jesús Huerta Hurtado


 

 

Para realizar una investigación científica en el campo de las ciencias sociales hay que definir muy bien los alcances de la misma, pero uno de los principales problemas a que nos enfrentamos es al escoger un modelo o paradigma metodológico que sustente dicho estudio, porque según el enfoque que tomemos, será el tipo de estrategias y/o técnicas que emplearemos en el curso de la investigación.

Los principales paradigmas en nuestro campo (ciencias sociales, y en especial la sociología) son el cuantitativo y el cualitativo. Ambos, llevan ya un buen tiempo siendo utilizados por diversos investigadores del medio y han demostrado, cuando se efectúan correctamente, su eficiencia y eficacia en el cumplimiento de las metas de investigación.  Le llamamos paradigmas porque estos dos enfoques (cuantitativo y cualitativo) usan procesos empíricos organizados, a fin de culminar con la meta última de toda ciencia y es generar conocimiento.

Grinnel (1997), citado por Hernández Sampieri et al. (2006), menciona que

 estos dos enfoques de investigación emplean cinco fases similares y relacionadas:

 

1. Efectúan observación y evaluación de fenómenos;

2. De dichas observaciones y evaluaciones establecen suposiciones;

3. Demuestran cómo estas suposiciones tienen sustento;

4. Analizan dichas suposiciones; y

5. Sugieren nuevas observaciones y evaluaciones  para dilucidar, modificar y sustentar las suposiciones o para generar otras.

 

Siguiendo con este tema, otro punto de coincidencia entre las  metodologías cualitativa y cuantitativa radica en que las dos aspiran a la obtención de un conocimiento científico válido y confiable. Aunque es importante resaltar que mientras los investigadores cualitativos subrayan la validez, los cuantitativos hacen hincapié en la confiabilidad y reproducibilidad de la investigación (Taylor y Bogdan, 1996).

Estas dos metodologías coinciden en algo primordial, que se formulan lógicamente y esto sucede cuando se alcanzan las condiciones siguientes: “cuando se llegan a determinar con precisión, mediante el análisis penetrante de una actividad científica los diversos elementos que la determinan; cuando se realiza un estudio sistemático de las relaciones que esos elementos guardan entre sí; cuando mediante la estructuración ordenada y armoniosa de esos elementos, se pueden reconstituir esas operaciones en niveles más amplios y profundos; y cuando es posible generalizar esos procedimientos a otras ramas o ciencias” (De la Torre y  Navarro, 1981).

Aunque esto último de la generalización de los procedimientos de una ciencia a otras ciencias es refutado por autores como R. Follari (2003) que menciona que la tendencia de los discursos de las diferentes disciplinas no es reunirse en una confluencia natural, ni tender a una coherencia mutua, pues dice que los lenguajes de las ciencias son mutuamente intraducibles y fuertemente diferenciales. Además, la especificidad de las disciplinas es el procedimiento analítico imprescindible para avanzar en el conocimiento científico. Él menciona que no habría ciencias, si estas no se hubieran especificado diferencialmente entre sí, terminando con la previa unidad metafísica del conocimiento. Su tesis fundamental sería que “la unión interdisciplinar no tiene nada de natural, es siempre precaria y problemática. Las ciencias no se constituyen desde el continuum de lo real, sino desde la discontinuidad de los puntos de vista racionales que estatuyen los objetos teóricos diferenciales” (Follari, 2003).

Es importante señalar que algunos autores como Ramos, Argot y Barrueta (2004), proponen que es necesario romper con la tradición de cómo se construye el conocimiento en ciencias sociales pasando de un modo epistemológicamente cerrado y de una forma pasiva de producción del conocimiento y una aceptación acrítica del mismo, a un enfoque crítico y abierto de la realidad donde se establezcan vínculos entre la teoría del conocimiento y una práctica alternativa de conocer, sustentados en criterios críticos epistemológicos, así como en una metodología crítica.

Cabe señalar que lo anterior sería aplicable tanto a la metodología cuantitativa, que por cierto ellos llaman positivista o hipotético-deductiva, como a la cualitativa, que también otros llaman empírico-inductiva, pero que nosotros preferimos referirnos a ella como “naturalista-inductiva”.

Para estos mismos autores la diferencia principal entre ambas metodologías es la de cómo consideran a la realidad (como acabada o como proceso de posibilidad), es decir si la verdad se supone como verificación o como una forma de conocer a partir de posibilidades abiertas.

Así como ambas metodologías tienen coincidencias también tienen tajantes diferencias e incluso para algunos irremediables puntos en desacuerdo.

La metodología cuantitativa emplea el método hipotético-deductivo, que no sólo es una forma, epistemológica hablando, de conocer yendo de lo general a lo particular, sino todo un proceso lógico que nos acerca a los fenómenos para desmenuzarlos, tratando de separarles la última parte posible, encontramos por eso un marco de referencia al positivismo, neopositivismo y postpositivismo. Por el contrario, la metodología cualitativa emplea métodos empírico-inductivos, que no sólo habla epistemológicamente de pasar de lo particular a lo general, sino que los conceptos y la comprensión de los mismos parten de los propios datos, por lo que el marco de referencia aquí, nos lleva a la fenomenología, al contructivismo, al naturalismo o a la etnografía.

Para el enfoque cuantitativo la “realidad objetiva” existe y es única, ajena y externa al investigador, por lo que hay que “conocer” esta realidad. Para el enfoque cualitativo existen varias “realidades subjetivas” por eso la realidad la tenemos que “construir” e “interpretar”, pues al ser el mundo social relativo sólo puede ser “comprendido” desde el punto de vista de los actores sociales.

Lo anteriormente mencionado nos lleva a que el objetivo de toda investigación, según la visión cuantitativa, es describir, explicar y predecir los fenómenos, usando la lógica deductiva (de lo general a lo particular), cuidando la “objetividad” para poder probar y generar teorías, mientras que en lo cualitativo el objetivo es describir, comprender y, sobre todo, interpretar los fenómenos (hermenéutica), mediante la construcción de significados a partir de la subjetividad de los participantes, usando la lógica inductiva (de lo particular a lo general).

Para la óptica de lo cuantitativo, el investigador puede deshacerse de sus valores y creencias para darle “objetividad”,  tanto al proceso, como a los resultados de la indagación. En el caso de la óptica cualitativa, el investigador reconoce sus valores y creencias e, incluso, suelen darse a conocer en sus reportes.

En el paradigma cuantitativo, la interacción entre el investigador y lo estudiado es distante, separada, existe una independencia y neutralidad; mientras en el paradigma cualitativo, es próxima, se influyen, pues el indagador suele involucrarse facilitándose la empatía entre ellos (investigador - investigado).

El enfoque cuantitativo utiliza un planteamiento de problema bien delimitado, específico poco flexible. Sus elementos suelen ser: a) justificación; b) objetivos, general y específicos; c)preguntas de investigación general y específicas; y d) viabilidad del estudio, mientras que en el enfoque cualitativo el planteamiento es no direccionado, abierto y flexible lo que le permite modificarse o replantearse, en cualquier momento del proceso. En el marco de un enfoque cualitativo, las grandes etapas de la especificación de la problemática son: a) la formulación de un problema de investigación provisional a partir de una situación que contiene un fenómeno particular interesante; b) la formulación de una pregunta de investigación que permite la elección de una metodología adaptada al proyecto; c) la elaboración de interpretaciones basadas en la recolección de datos y el análisis inductivo de esas últimas; y d) la reformulación iterativa del problema en el transcurso de la recolección y del análisis preliminar de los datos

En la visión cuantitativa, el uso de la teoría es para ajustar sus postulados al mundo empírico y esta teoría es generada gracias a la comparación de las investigaciones previas con los resultados del proceso de investigación. Según la visión cualitativa, la teoría es sólo un marco referencial auxiliar; no se fundamenta en estudios previos, sino que se construye analizando, poco a poco, con los datos empíricos obtenidos.

Según la óptica cuantitativa, es imprescindible la formulación de hipótesis de trabajo y su posterior contrastación. Generalmente, se plantean hipótesis nulas y alternativas o de investigación, que se rechazan o aceptan con un determinado nivel de confianza utilizando procedimientos estadísticos. Según la óptica cualitativa, las hipótesis se generan durante el desarrollo del proceso de investigación o al final.

Para el paradigma cuantitativo, el objetivo final de toda investigación es generalizar los resultados, es decir,  generalizar los datos obtenidos de una muestra (n) a un universo o población (N). Por su parte el paradigma cualitativo, nunca pretende generalizar los resultados sino mostrarnos los casos tal como son utilizando, generalmente, una descripción “densa” y detallada.

En el enfoque cuantitativo, los datos con los que se trabaja deben ser válidos y confiables, y son recolectados mediante la aplicación de instrumentos estandarizados que operacionalizan las variables estudiadas, traduciéndolas a datos numéricos. Por su parte, en el enfoque cualitativo los datos, como ya se dijo anteriormente, son descriptivos y detallados reunidos mediante técnicas como la observación participante, entrevista en profundidad, etc. que van produciendo “notas” extensas que servirán para analizar, tanto los aspectos explícitos o manifiestos, como los implícitos o inconscientes.

Para el paradigma cuantitativo, el diseño de investigación es lineal y atraviesa por diversas etapas, no pudiéndose pasar por alto ninguna y no pudiéndose reformular el problema principal. Por ejemplo, para Hernández Sampieri et al. (2006), son diez las fases de proceso investigativo (cuantitativo): 1) Idea, 2) planteamiento del problema, 3) revisión de la literatura y construcción del marco teórico,  4) visualización del alcance del estudio, 5) elaboración de hipótesis y definición de variables, 6) desarrollo del diseño de investigación, 7) definición y selección dela muestra, 8) recolección de los datos, 9) análisis de los datos y 10) elaboración del reporte de resultados.

Para otros autores como Ramos, Argot y Barrueta (2004), los momentos o etapas de la investigación en el método hipotético-deductivo, inicia con tres pasos que son: la definición de un problema, la elaboración del marco teórico y la organización metodológica, todo esto ligado a una selección de una población o universo de observación definido mediante un determinado tamaño de muestra (n) establecido por alguna fórmula estadística (por ejemplo, n = Z² (pq)/ E²) todo esto con el fin de verificar si los supuestos de los que se parte son verdaderos o falsos (comprobación de hipótesis nulas contra hipótesis alternativas o de investigación), usando técnicas e instrumentos de recolección de datos como la observación directa o indirecta, la entrevista dirigida o el cuestionario estructurado (con preguntas cerradas, precodificadas) y que se correspondan a las variables de las hipótesis.

Es por lo anterior que el proceder se reduce a la aplicación de los instrumentos para recuperar los datos de la realidad y a su posterior codificación e interpretación cuantitativa, buscando explicar mediante gráficas y tablas estadísticas las correlaciones entre uno y otro indicador.

Según Zemelman (1989), en la investigación social, los indicadores son el medio por el cual se pretende tomar conciencia de la realidad del fenómeno, y, a partir de ese conocimiento, definir las alternativas que aseguren conseguir mejores objetivos. Los indicadores constituyen una apropiación racional, en la medida que lo que interesa es la conexión de lo real empírico que establece. En este sentido la función del indicador no puede discutirse independientemente de la relación con la realidad, pues vincula a lo aprehendido con lo indicado por éste, desde un diagnóstico basado en un modelo teórico cerrado, uno entre muchos posibles en los que se establece una organización conceptual donde los indicadores, su contenido y jerarquía son referentes del modelo que representa una cierta explicación sobre el desarrollo de lo real. Para este autor, la perspectiva de la reconstrucción no supone ninguna organización teórica predefinida de los indicadores (ni de su contenido conceptual ni de su jeraquización), su intención es organizar a partir de los indicadores una forma de aprehensión de la realidad, que rescatando lo específico en cada situación concreta, proporcione a los indicadores el ordenamiento y la significación determinada por el recorte espacio-temporal de estudio (local, regional, nacional, etc.).

Ahora bien, entre el momento en el que se enuncia un problema y el momento en que se construye el objeto, el método hipotético-deductivo no interviene (no señala que obstáculos epistemológicos se puede enfrentar el investigador cuando investiga), no le interesa ver dicho aspecto ya que niega la posibilidad de reflexión crítica del sujeto.

Esta negación de la abstracción no hace más que confirmar la postura idealista de un discurso aparentemente objetivo puesto que se pretende negar la parte subjetiva de la conformación de los procesos sociales siendo que la abstracción es un paso inevitable en el proceso epistemológico.

Para el paradigma cualitativo el diseño de investigación es flexible porque el problema central puede ser reformulado y pudiera expresarse de la siguiente forma: el primer paso sería la formulación de un problema de investigación provisional, luego se pasaría a la formulación de un planteamiento general provisional, después se haría el análisis inductivo e interpretación de los datos y, por último, la reformulación reiterativa del problema.

Así mismo, estos estudios inician con interrogantes solo vagamente formuladas, “los investigadores cualitativos desarrollan conceptos, intelecciones y comprensiones partiendo de pautas de los datos, y no recogiendo datos para evaluar modelos, hipótesis o teorías preconcebidos” (Taylor y Bogdan, 1996).

Este abordaje que los investigadores cuantitativos y cualitativos hacen de la realidad demandan diferentes tipos de respuestas, por lo que sus estudios exigen diferentes metodologías.

Los primeros buscan las causas de los fenómenos mediante la aplicación de métodos y técnicas, como encuestas estandarizadas, inventarios, entrevistas dirigidas, estudios demográficos, etc. que produzcan datos susceptibles del análisis estadístico más riguroso. Las personas y los escenarios son operacionalizados en variables a estudiar, es decir, se “especifica qué actividades y operaciones deben realizarse para medir una variable” (Hernández Sampieri et al., 2006); y los segundos tratan de entender los fenómenos sociales desde la perspectiva del actor, es decir, se busca la comprensión por medio de métodos y técnicas tales como la observación participante, entrevista en profundidad, historias de vida, grupos focales de discusión y otros que producen datos descriptivos. Las personas y los escenarios no son reducidos a variables sino que se les ve en una forma global, total, holística, considerando el contexto y las situaciones pasadas y presentes.

Esta consideración de lo histórico en el estudio de la realidad es para Zemelman (2005) un punto de primordial importancia. Él menciona que si no sabemos construir un pensamiento sobre la realidad que tenemos por delante y esa realidad la definimos en función de exigencias conceptuales que pueden no ser relevantes para el momento histórico, significa que estamos organizando el pensamiento y conocimiento dentro de marcos que no son los propios de esa realidad que se quiere conocer. Él sugiere una forma epistémica para resolver el problema y que consiste en construir el pensamiento epistémico.

Para poder construir el pensamiento epistémico hay que seguir ciertos “pasos”. El primero es la cuestión de las inercias mentales, el cual se refiere a que si uno desea crear conocimiento debe dejar los temores, olvidarse de lo establecido y atreverse a explorar nuevas posibilidades de conocimiento para no estancarse en lo mismo.

La segunda cuestión es la capacidad de plantearse un problema, significa ser críticos de uno mismo hay que poder distanciarnos y cuestionar aquello que estimábamos verdadero, ya que de la realidad observada, se trata de crear un problema y para ello hay que recurrir al pensamiento crítico, no hay que contentarse con lo que se ve, se trata de ir mas allá y buscar nuevos caminos.

Para poder resolver esto se entra en la tercera y última cuestión: No confundir el problema con el objeto. Hay que tener cuidado de no construir conocimiento a partir de un objeto ya estructurado. Al no construirse el objeto desde el problema se puede caer en falsedades y si no se hace ningún esfuerzo en volverse a plantear un tema dado, correríamos el riesgo de repetir una conclusión de un objeto construido en otro contexto histórico, es decir, no se estudió al fenómeno sino al autor que dijo algo sobre el tema. Esto lleva a la necesidad de revisar el uso de conceptos, aun de aquellos que pensamos que son claros y con significaciones muy precisas.

Según Zemelman (1998), hemos llegado al punto de convergencia de tres desafíos. De la idea de la totalidad dinámica y abierta, a la del pensar no parametral como apertura del pensamiento, y al conocimiento en el ámbito de la colocación del momento histórico.

Resumiendo todo lo anterior y tratando de resaltar las principales diferencias entre el modelo cuantitativo y el cualitativo, veríamos que:

La investigación cuantitativa es hipotético-deductiva, la cualitativa naturalista-inductiva.

El paradigma cuantitativo está orientado a los resultados; el paradigma cualitativo a los procesos.

Los métodos cuantitativos buscan la generalización de los resultados; en los métodos cualitativos las investigaciones son estudios de caso o casos aislados.

            El modelo cuantitativo recolecta datos para evaluar modelos, hipótesis y teorías, el cualitativo usa los datos para hacer descripciones (densas) detalladas de los escenarios y las personas.

En la metodología cuantitativa el diseño de investigación sigue etapas bien definidas y secuenciales, en la cualitativa es flexible, pues incluso pude ser reformulado.

Los métodos cuantitativos traducen los escenarios y personas a variables a estudiar (es particularista); en los cualitativos se ven, tanto al escenario como a las personas de forma global u holística subrayando su “subjetividad”.

En el paradigma cuantitativo, la información es recabada mediante un intercambio formal de preguntas y respuestas (ya sea entrevista guiada o encuesta), en el cualitativo se interactúa con las personas estudiadas de un modo natural y no intrusivo (los datos son recabados mediante notas detalladas).

En el modelo cuantitativo, se presupone una total imparcialidad del investigador con respecto al objeto(s) y/o sujeto(s) de estudio, en el cualitativo no se pueden eliminar los efectos sobre las personas que se estudian, pero se intenta controlar o reducir los efectos al mínimo.

La investigación cuantitativa, busca encontrar la verdad de la realidad, así como las causas de los fenómenos. La cualitativa no busca la “verdad” sino una comprensión detallada de “cierta” realidad.

En la metodología cuantitativa, se emplean técnicas estandarizadas y codificadas en la recolección de la información, así mismo aplica métodos estadísticos a los mismos; en la cualitativa se utilizan técnicas de recolección de datos descriptivos, como la observación participante, la entrevista en profundidad, historias de vida, grupos focales de discusión, etc.

Los métodos cuantitativos, por fuerza, elaboran hipótesis en sus diseños; los cualitativos no necesitan hipótesis les basta cualquier interrogante ligeramente formulado.

En el modelo cuantitativo las temáticas de investigación deben ser generalmente novedosas y originales; en el cualitativo “todo” es tema de investigación, es decir, cualquier evento de la vida de las personas puede ser sujeto de investigación cualitativa, ya que “todo” es relevante, aquí podemos encontrar situaciones que contienen un fenómeno en particular, curioso, insólito o asombroso,  eventos faustos o felices y de las prácticas que tienen éxito o eventos habituales o prácticas comunes no documentadas..

            En el área de las ciencias sociales, en general, y en el campo de la sociología, en particular, existen numerosas formas de estudiar la realidad social. Muchos investigadores tienen posturas radicales en cuanto a cuáles métodos utilizar, ensalzando a unos y satanizando a otros. Otros más moderados, aceptan la coexistencia de una diversidad de metodologías; incluso están los más osados que tratan de combinar los métodos (ver estudios “mixtos” o “multimodales” en Hernández Sampieri, et al., 2006), empezando los acercamientos con metodologías cualitativas y terminando con técnicas cuantitativas, o viceversa empezando con métodos cuantitativos y finalizando los estudios con técnicas cualitativas.

            Para decidir si el abordaje metodológico se hace de una forma cualitativa o cuantitativa, el investigador tendrá que evaluar su objeto(s) y/o sujeto(s) de estudio. Esto es, el fenómeno a estudiar le permitirá orientar la decisión, pues éste con todas sus facetas y particularidades mostrará qué tipo de técnicas podrían ser de utilidad para el acercamiento con esta expresión de la realidad.

Nosotros coincidiríamos con Feyerabend (1998), que dice que los científicos se sirven de lo que más les conviene en una determinada situación; que un científico es un explorador de lo desconocido, que tiene necesidad de instrumentos y que uno tiene que adaptar sus métodos al caso que se está considerando, porque dónde existen nuevos casos hay que inventar nuevos métodos.

 

Bibliografía

 

De la Torre, Ernesto y Ramiro Navarro (1981) Metodología de la investigación, México, McGraw Hill.

 

Feyerabend, Paul (1998) “Teoría y práctica” en Ambigüedad y armonía, Barcelona, Paidos.

 

Follari, Roberto (2003) “Estudios culturales, transdisciplinaridad, interdisciplinaridad” en Teorías débiles. Para una crítica de la reconstrucción, Argentina, Homosapiens.

 

Hernández Sampieri, Roberto, Carlos Fernández y Pilar Baptista (2006) Metodología de la investigación, México, McGraw Hill.

 

Ramos, Arturo, Lucero Argot y Gabriela Barrueta (2004) “Hacia una metodología crítica de las ciencias sociales y el pensamiento dialéctico” en Enfoques metodológicos críticos e investigación en ciencias sociales, México, Plaza y Valdez.

 

Taylor, S. J. y R. Bogdan (1996) Introducción a los métodos cualitativos de investigación, Argentina, Paidós.

 

Zemelman, Hugo (1989) Crítica epistemológica de los indicadores, México, El Colegio de México.

 

Zemelman, Hugo (1998) “Existencia y conocimiento: El doble lenguaje” en Sujeto: Existencia y potencia, México, Anthropos.

 

Zemelman, Hugo (2005) “Pensar teórico y pensar epistémico” en Voluntad de conocer, México, Anthropos.


 

Sincronía
Winter 2010