Sincronía Summer 2008


"Catalina de Erauso: escritura y vida de supervivencia"

Mª Soraya García Sánchez

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España


Dos continentes, dos mundos, culturas muy diferentes separaban a Catalina de Erauso (1592?/1585?-1650) como mujer y a Antonio de Erauso como hombre. La misma mujer tomó el disfraz masculino para viajar y aventurarse por España primero, y después, por el Nuevo Mundo. Su persona fue historia pero no se ha hecho suficiente historia sobre ella. Analizaré en este artículo mi observación sobre la escritura de mujeres, el valor de la historia en la mujer contemporánea y su correspondencia con la literatura de y sobre mujeres, y cómo pueden estas formas de escritura presentar la multiplicidad de identidades en la fémina.

Esta increíble mujer del siglo XVII cruzó fronteras personales, públicas y de espacio que la posicionaron en una categoría digna de admiración. Catalina escapó del convento de San Sebastián El Antiguo y transformó sus ropas de novicia por las de un joven. Anduvo por distintos pueblos de España hasta que se fue al Nuevo Mundo. Sobrevivió las conquistas y se ganó el reconocimiento político y religioso para continuar viviendo en ropas masculinas. Escribió una breve autobiografía pero el manuscrito original de sus memorias aún no se ha descubierto. Y a mí me inquieta saber por qué. Algunos han cuestionado si realmente ella escribió o dictó su vida a través del género autobiográfico, picaresco y literario. Diego Barros Arana (1872) afirma que "no se pueden atribuir ni práctica de escribir, ni gusto literario" a Catalina de Erauso. Alega que el texto "ha sido escrito no por ella misma, sino por alguno de los numerosos ingenios que en ese siglo daban brillo y esplendor a las letras españolas" (229-230). Y me pregunto por qué les asombra tanto teniendo presente todos los límites que traspasó. ¿Cuesta tanto reconocer que Catalina también fue una ingeniosa mujer?

Historia de la Monja Alférez, Catalina de Erauso, escrita por ella misma parece que fue escrito en 1625, y en esa misma época se elabora una comedia basada en su vida por don Juan Pérez de Montalbán, cuyo texto original sí está documentado. A su vez, Historia se presenta como la primera y más común edición crítica de la autobiografía de Catalina pero publicada por primera vez, (dos siglos más tarde) en 1825 por Joaquín María de Ferrer, vasco exiliado en Francia. Por otro lado, en 1992, Rima de Vallbona edita una segunda edición crítica titulada Vida i sucesos de la Monja Alférez. Autobiografía atribuida a doña Catalina de Erauso. Su estudio analiza la copia del manuscrito depositado en la Real Academia de la Historia de Madrid, [con el número XXVIII, A-70] (2). Vallbona argumenta la imposibilidad de probar la autoría de Catalina de Erauso "mientras no se descubra el original" (11). Hay diferencias entre ambas ediciones. Tanto Ferrer como Vallbona copian la autobiografía de una copia, que además de mostrar erratas, errores temporales y situacionales, proyecta el punto de vista del editor.

Sigue perturbando mis ideas como en el siglo XVII se llega a perder el manuscrito de tal excepcional mujer pero sin embargo, se publica con éxito la comedia de don Juan Pérez de Montalbán (1626?). Y me pregunto, ¿quiere esto decir, que la historia de Catalina se dio a conocer a través de esta comedia tan popular? ¿Fueron sus hazañas y su "androginia" consideradas acciones ficticias cuyo propósito principal era orientar el entretenimiento de la sociedad? ¿Por qué sí se conserva este texto de autor masculino y no la obra original de Catalina? ¿Tiene esto que ver con el autógrafo del texto? ¿Quizás hoy hubiésemos conservado el original del manuscrito si en lugar de una mujer, Erauso hubiese sido hombre? Es difícil responder a estas preguntas, pero quiero al menos reflexionarlas. En cualquier caso, la historia de la monja alférez tiene su expectación por tratarse de una mujer que sutilmente juega el papel que admira la sociedad del momento. No sólo su vida es una aventura sino la creación y escritura de su texto.

En tales circunstancias, me interesa su historia, incluso, ir más allá. Imaginar lo que acontece su escapada y su supervivencia, o lo que la exalta a la categoría de héroe y de heroína, o incluso a la categoría de diosa o santa si el feminismo se apoya en estructuras espirituales o religiosas. En su breve texto, Catalina simplifica su vida a hechos heroicos, valientes y súper masculinos. Sin embargo, como lectores es imposible no imaginar un día y una noche en la vida de Catalina, sus pensamientos, sus miedos, sus deseos, sus planes inesperadamente cambiados según la situación acontecida. Su vida fue una constante batalla de aventura y supervivencia. Quizás ese mismo propósito fue la escritura de su autobiografía.

Imagínensela por un momento escribiendo el texto. No creo que se tratase de escribir por escribir. No, probablemente Catalina escribió con la única intención de sobrevivir. Probablemente no imaginó que cuatro siglos más tarde todavía se siguiera hablando y escribiendo sobre ella. Qué mejor escritura que la que querían oír. Ya sería suficientemente complicado relatar sus acciones de forma que quedasen exaltadas y no ridiculizadas. Catalina seguía enmascarada mientras narraba las hazañas del hombre modelo del reino de España. Sin embargo, su historia no escrita es la que hubiese sido una aventura escribir.

La historia personal que determinó Adrienne Rich sirve de apoyo en este análisis para que podamos imaginar a la otra Catalina de Erauso. Según Rich, la mujer en la historia general, escrita, dominada y controlada por la pluma masculina, necesita despertar y ser consciente de cómo ha sido la historia y qué se puede continuar haciendo para mejorarla. Como manifiesta Rich: "Re-vision –the act of looking back, of seeing with fresh eyes, of entering an old text from a new critical direction - … it is an act of survival" (18). Este acto de revisión lo utilizan novelistas e historiadores-as que se inspiran en documentos históricos como el certificado de bautismo de Catalina, las relaciones y otros textos como su autobiografía y la comedia de Montalbán para conocer, cuestionar y razonar, si procede, sobre las acciones de esta gran mujer. Juanita Gallardo y Gloria Durán son las dos novelistas contemporáneas cuyas ficciones más recientes se centran en la monja alférez.

En su novela histórica Confesiones, la verdadera historia de Catalina de Erauso (2005), Gallardo presenta a la monja alférez en su contexto histórico y el foco de la narración se centra en el momento de la confesión de Catalina al obispo. Gallardo expone a una mujer con sentimientos, dudas y cuestiones que le van surgiendo a la hora de escribir sus memorias. La autora refleja además como esta escritura está condicionada por la petición del obispo y por el espacio religioso: "Quiero que escriba su vida empezando por el día en que llegó a este mundo. De aquí no sale por un buen tiempo, así que escriba" (12). Catalina pasa de un espacio abierto como es la calle, el mundo exterior a un espacio cerrado y limitado como es el convento, el interior. Espera en el espacio eclesiástico vestida de monja hasta que llegue el certificado desde España que afirma que Catalina fue sólo una novicia, y que por tanto, no tomó sus hábitos. Durante el transcurso de estos largos meses, el género de Catalina vuelve a ser socialmente y visiblemente femenino aunque Gallardo prefiere emplear el género masculino y la narración en tercera persona. A su vez, refleja la conciencia de la protagonista y su posición crítica con la sociedad:

Ahora que está a merced de la buena voluntad de su señoría ilustrísima, ahora que lo tiene cogido del pescuezo, puede recordar cómo es vivir una vida de mujer, siempre dependiendo del arbitrio de otro que está por encima. Las dos monjas que le hacen el servicio en esta casa son una muestra de ello: asean la habitación que él ha ensuciado, una vez le lavaron la ropa, y en el resto de las horas rezan para encomendarse a Dios. Pese a ello, son más libres que él (Las cursivas son mías para resaltar el género masculino, 42).

El texto de Gallardo manifiesta la causa consciente de Catalina de convertirse en hombre. Éste es uno de los momentos de la vida de la protagonista que imagina la autora. En sus memorias, Catalina no expresa lo que implica el cambio de género, primero, de mujer a hombre y después, de hombre a mujer. Sin embargo, la novela recuerda lo que en su época significa ser mujer. Ahora que ha confesado su identidad, ha perdido su libertad y debe relatar su historia bajo las órdenes del obispo. Ahora con prendas de novicia vuelve a depender de la figura masculina para salvarse y liberarse. Este cambio refleja como en el siglo XVII, las diferencias de género eran menos intransigentes de lo que realmente parecían (Bullough, 74).

El término liberación implica tener una variedad de opciones y posibilidades que así elige la persona. Al reflexionar sobre la figura de Erauso, es evidente que su insistencia en cruzar pautas de género femenino hasta llegar a ser observada como hombre, le concede caminos con mejores opciones que los que tenía siendo novicia, mujer. Sin embargo, percibirla en su día a día, sin cesar por un instante de demostrar que es capaz de comportarse como un hombre también debe de haber sido otro tipo de prisión emocional. Es casi imposible no suponer que se mostró sexualmente y libremente e incluso, pudo haber formado una relación heterosexual u homosexual, pero en cualquiera de los casos, lo habría hecho en secreto ya que hubiese aumentado el escándalo, tanto mostrándose como mujer heterosexual o como mujer homosexual que igualmente reta los conceptos establecidos. Y es que su viaje, su género y su persona implican el escándalo no sólo en su momento histórico sino también hoy día. Como propone Marjorie Garber, Catalina combina la fábula con la acción, como igualmente lo hacen Durán y Gallardo en sus textos ficticios: "Its "truth" is both literal and allegorical" (Catalina, 1996: xxiv).

En Catalina, mi padre (2004), Gloria Durán presenta a dos mujeres destacadas del siglo XVII, una por las letras y otra por las acciones de conquista. Por un lado, la voz principal de la novela se relata en primera persona a través de las experiencias de Sor Juana Inés de la Cruz. En esta ficción, la voz de Sor Juana se enlaza con la de Catalina y se reta la posibilidad de que la monja alférez sea el padre tan anhelado por Sor Juana. Aunque ésta es la trama central de la novela, se suceden diferentes voces de mujeres. Después de Sor Juana, Catalina deja una carta escrita para Sor Juana confesándole que no era su padre y descubriéndole quien era su padre biológico. Por último, una tercera voz la presenta la investigadora contemporánea que relata el descubrimiento de los dos textos anteriores. Todo ello se acontece en primera persona. Fíjense en las siguientes líneas que presentan a las narradoras por primera vez. En el caso de Sor Juana, se aprecian similitudes con la forma narrativa que relató Catalina en sus memorias, ya que comienza con la descripción de su fecha y lugar de nacimiento y su origen familiar, mientras que el argumento de la investigadora carece de nombre propio:

Mi nombre es Juana Inés Ramírez. También se me conoce como Sor Juana Inés de la Cruz. Nací en San Neplanta, en el valle de México, en el año 1648 de nuestro señor. Isabel Ramírez y Catalina de Erauso fueron mi madre y mi padre (Sor Juana, 7).

La carta estaba escrita en tinta sepia, una tinta desvaída por los siglos, añadida dentro de un folleto en la cubierta posterior de una de las obras más abstrusas de Sor Juana, Primero Sueño... Y yo, una pobre estudiosa, en medio de una investigación en la biblioteca de Sor Juana en Neplanta, su lugar de nacimiento, había tropezado con un manuscrito desconocido por todas las autoridades del campo, vivas o muertas (la investigadora, 21).

o ¿Tú eres mi hija?- repitió

o Así parece, contesté ...

o Tráigame una vela, buen padre, y déjeme mirar de nuevo el relicario. Tal vez eso me ayude a recordar ...

o No, no me acuerdo de esa mujer. Pero si eres mi hija, querida niña, supongo que te debo algún tipo de disculpas. Por a arruga que hay en tu frente, me doy cuenta de que no he sido un padre modelo ... Tal vez algún día pueda resarcirte (Catalina, 21).

Tras estas líneas, se aprecia como la voz de la monja alférez no se presenta de forma directa sino a través del descubrimiento de Sor Juana y de su tío, que evidentemente era gran amigo secreto de Catalina. Sin embargo, en el capítulo catorce de la novela, Catalina muestra su propia voz a través de la carta que escribe a su hija contando algunas hazañas de su vida, y sobre todo, el origen del verdadero padre de Sor Juana. En su confesión, Catalina refleja desde el principio, la dificultad que le produce la escritura:

10 de enero de 1667

Mi querida Juanita:

Mientras escribo estas palabras no veo realmente en qué condiciones vas a leerlas ni si voy a tener la oportunidad o el coraje de confiarte ciertas verdades sobre mí misma ... Mi talento siempre fue con la espada, jamás con la pluma. Por lo tanto, te ruego que perdones la forma de expresión de un soldado, siempre ruda y directa. Mi primera confesión es que no soy tu verdadero padre (Catalina, 156).

El género que se utiliza en este texto para referirse a Catalina varía y se aprecia tanto el masculino como el femenino, como he querido enfatizar en cursiva. Durán acentúa la posibilidad de una identidad dual. Así lo expresa la protagonista en su confesión recapacitada: "A veces me parece que no soy una sola persona sino una colección de individuos sin mucha relación entre sí, personas, que, muchas veces, están en guerra unas con otras" (156-57). La identidad ambigua de Catalina es contradictoria, y al mismo tiempo, abraza una pluralidad de características. ¿No es esto lo que defiende el postmodernismo, la psicología de Carl Gustav Jung u otras tradicionales como el Yin-Yang en la antigua China? El Yin-Yang mantiene que dos fuerzas contradictorias pero complementarias se encuentran en el universo. El Yin es el elemento que representa la oscuridad y se caracteriza por ser pasivo, femenino, receptivo. Mientras que el Yang representa la luz a través de lo activo, lo masculino y lo creativo. La unión entre el Yin y el Yang, el ánimus y el ánima, lo oscuro, lo pasivo, femenino y receptivo y, la luz, lo activo, lo masculino y creativo se expresa en armonía y forma la identidad de Catalina.

Sor Juana Inés de la Cruz también defiende la posibilidad múltiple que compone la persona de Catalina. Le cuestiona al lector por qué no creen que la monja alférez pudo ser su padre. Prosigue argumentando: "¿No saben que una mujer puede ser cualquier cosa que elija, siempre que su deseo sea lo suficientemente fuerte?" (7). Yo me sumo a su pregunta. Sus palabras se refieren a las infinitas barreras a las que se ha tenido que someter la mujer enfrentándose de distintas formas. A veces, en silencio y en secreto. En otras ocasiones, por fin con la voz sonora de su persona. Pero en todos los casos las mujeres han sabido utilizar el sistema en su favor para poder sobrevivir.

La novela de Durán también cuestiona las diferentes interpretaciones de la autobiografía de Catalina. Sor Juana añade que la versión que se relata en este texto es la verdadera historia de la monja alférez ya que como insiste la protagonista: "Si conocen sus memorias, ya sospechan que la verdadera Catalina no habita en ellas" (7).

Las memorias de Catalina de Erauso reflejan la condición de narración a la que se ve sometida la autora. Relata su vida en un texto corto que resume superficialmente su historia exaltando sus acciones heroicas y nombrando a personas y lugares importantes con los que se va encontrando en el camino. El otro lado, el lado interior de la vida de Catalina no queda reflejado en ningún momento y sólo queda imaginarlo, tal y como hacen Durán y Gallardo en sus novelas.

En este artículo como en cualquier texto que escriba se aprecia mi percepción. Mi punto de vista ve a la monja alférez como un ejemplo de mujer incondicional que se aventuró a la vida con acciones elaboradas y bien estudiadas. Su supervivencia en un periodo histórico que infravalora a la mujer y la sentencia a muerte, si la observa la Inquisición es uno de los aspectos a destacar. La religión católica unida a la monarquía dirigía y construía la nación y el imperio español. Quizás el Nuevo Mundo ofreció a Catalina un espacio mucho más amplio y menos condicionado, aunque imagino que el movimiento constante de un lugar a otro fue otra forma de resistencia. Así podía seguir escondiendo su identidad de mujer. ¿Por haberse vestido y comportado como hombre, haberse escrito con palabras descriptivas en forma masculina y, en dos ocasiones, haber hecho alguna referencia hacia otras mujeres, podemos argumentar que fue homosexual? Quizás es posible verla como una mujer cuya vida heterosexual u homosexual nunca se conocerá. Claro que su vida sexual como mujer nos hace valorar percepciones. No sería éste también un estudio interpretativo que utiliza teorías para apoyar su argumento. Quizás la monja alférez vivió una relación con otras féminas pero también es posible que se destapara como mujer heterosexual y formase una relación, e incluso, una familia. QUIZÁS, QUIZÁS, QUIZÁS. Nadie puede decir que no pasó. Si Catalina escondió el gran secreto de su identidad, por qué no habría podido guardar otros secretos, como el de su orientación sexual. El nuevo mundo y el viaje constante pudieron haberlo hecho posible. Por otro lado, podemos imaginar que su vida también fue una de supervivencia gracias a la lealtad de otros que la apoyaron en su viaje y aventura. Siempre he pensado que Catalina tuvo que encontrarse con amistades bien valoradas en su viaje por el mundo. Y así pudo llegar de un lugar a otro y seguir escondiendo su verdadera identidad. Muchos de los que la conocieron probablemente no cogieron pluma y papel y narraron sus percepciones. Quizás no tenían medios o quizás prefirieron vivir la historia sin contarla, o probablemente, la contaron oralmente. De una forma u otra es relevante destacar qué increíble y asombrosa aventura vivió Catalina, hasta el punto de combinar realidad y fantasía.

Existen documentos históricos como la partida de nacimiento y distintas declaraciones de personalidades de la historia que se encontraron con Catalina. Por ello es una mujer real cuya vida parece ficticia, fantástica, imposible no sólo para el siglo XVII sino para nuestra época contemporánea. Hoy muchas mujeres gozamos de mayores libertades hasta el punto de que somos capaces de elegir por nosotras mismas, viajar solas, trabajar, opinar, argumentar, criticar, cuestionar, sin la necesidad de disfrazarnos de hombre. Pero todavía hoy hay otras tantas mujeres que siguen sufriendo las condiciones y situaciones marginales de la historia conservadora. Existe una mayor independencia pero aún no vivimos en un mundo de igual condiciones entre el género masculino y el femenino. Y con esto, sólo me refiero al mundo occidental. Nada podría añadir a las arcaicas condiciones a las que millones de mujeres y niños se ven sometidos en otros lugares del mundo. ¿No desearían escaparse de esas obligaciones bajo la máscara y el disfraz de hombre? ¿No se sentirían protegidas con prendas varoniles si anduviesen solas en la oscuridad?

La escritura fue una herramienta fundamental en la supervivencia de Catalina de Erauso. Es posible que su texto no sea una obra que requiera gran reconocimiento literario. No, quizás, como otros muchos soldados y conquistadores, Catalina escribió un texto cuyo propósito es engrandecer sus hazañas ante la sociedad, y sobretodo, ante el obispo, el rey y el papa. Pero he aquí lo sutil e interesante. Quizás lo hizo. Escribió su texto mostrando sus heroicas hazañas para interesar al reino de España. No conocemos como era interiormente, sus pensamientos, sus sentimientos. Eso no era importante de relatar. No la iba a salvar. Sin embargo, la narración de sus aventuras, desde que deja el convento hasta que finalmente regresa de Italia, es digna de haberlo vivido como mujer de su época. El texto de Catalina imita la forma de un guerrero, de un soldado, pero al mismo tiempo, analizándolo desde una perspectiva posmodernista, su manuscrito tiene un valor subversivo, ya que sus acciones, formas, acontecimientos y supervivencia reflejan una revolución al sistema establecido. Subvertir implica un cambio, un trastorno, una destrucción moral establecida que se renueva. En el área de estudios feministas, la subversión destruye y reconstruye hasta llegar a aceptarse moralmente. Así que yo, como también hizo Vallbona, consideraré que sí fue Catalina de Erauso la autora no sólo de los hechos sino del texto. Y la seguiré respetando como aventurera real y ficticia, pero sobre todo, como increíble mujer que, como tantas otras, alimenta de historia mi imaginación.

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