Sincronía Spring 2008


Un acercamiento al Buddhismo

Roberto García Núñez


     Al igual que Velez de Cea (2000), creo importante señalar el motivo del porqué utilizo los términos Buddha, Buddhismo y Buddhista en lugar de Buda, Budismo y Budista, pues pienso que es importante tratar de corregir los errores de trasliteración y pronunciación cometidos en el pasado por una falta de conocimiento sobre las lenguas que dieron origen a estos términos (sáncrito y pali).

Para poder entender el Buddhismo, tenemos que remitirnos a la religión de donde surgió, el Brahmanismo. Los brahmanes usaban técnicas yogas de meditación, aislamiento físico, ayuno y celibato. Se creía que mediante el verdadero conocimiento de su identidad, la persona podía alcanzar la liberación del ciclo de reencarnaciones tras la muerte e irse confundiendo en Brahma. En el tiempo que vivió Buddha la idea final de la vida era alcanzar el cielo del dios creador Brahma mediante la honestidad, el estudio de las enseñanzas védicas, el sacrificio y la austeridad (Harvey, 1998)

Brahma, era un ser espiritual que formaba parte de una trinidad (análoga a la de la religión cristiana) llamada Trimurti, en la cual Brahma era el ser supremo o principio creador, Vishnú, el principio conservador y Shiva, el principio destructor.  Frente a ellos existía el mundo exterior (Maya) el cual era una ilusión, algo pasajero y aparente.  Este mundo estaba lleno de sufrimientos por lo que había que liberarse de él para, de esta forma, irse confundiendo con Brahma.  Esta liberación significaba un desinterés o desapego con el mundo.

     Es bajo estas condiciones cuando nace, hace aproximadamente 2500 años, Siddartha Gautama (Gotama en pali), conocido mejor como Buddha; término que significa “el iIuminado” o “el que ha despertado”.

     Es muy difícil tratar de encontrar la fecha exacta del nacimiento de Buddha , pues a diferencia de otras culturas, la India no concede mucha importancia a la datación de hechos. En diferentes textos se manejan discordantes fechas del nacimiento y muerte de Buddha; 624-544 antes de nuestra era (Velez de Cea, 2000), 563-483 antes de nuestra era (Bazaz Wangu, 1998), 566-486 antes de nuestra era o 448-386 antes de nuestra era (Harvey,1998),  etc. Lo cierto es que durante su vida no viajó mas lejos de 400 Km. de Sarnath (ciudad donde empezó su peregrinaje).

     Siddharta al revelar a los demás que se había convertido en el Buddha, mencionó la vida de placer que conoció primero, luego la vida de extremo ascetismo que practicó después y, por último, mencionó que ninguna de ellas era la vía para llegar al nirvana. En su lugar, Buddha señaló el Camino Medio (alejado de los dos extremos). “El Buddha explicó las Cuatro Verdades Sublimes y el Camino Óctuple como punto central de sus enseñanzas. Las Cuatro Verdades Sublimes eran el análisis que había hecho de la causa del sufrimiento. El Camino Óctuple era la solución. Juntos estos principios formaron el darma, o doctrina del Buddhismo”(Bazaz Wangu,1998).

     De cierta forma, el Buddhismo comienza y termina con la experiencia de la iluminación de Buddha, ya que es cuando él adquiere un conocimiento directo sobre el renacimiento, del karma y de las cuatro Nobles Verdades. Todas las enseñanzas pueden contenerse en uno u otro de estos conceptos.

     El término usual que se usa para designar el ciclo de renacimientos es samsara (que significa algo como seguir vagando) que sirve para señalar que el proceso es bastante largo. El Buddhismo considera que el ciclo de renacimientos se compone de incuantificables vidas que ocupan ciertos periodos de tiempo. Considera en este ciclo, tanto las vidas humanas como otras formas de vida (animales) y los niveles de renacimiento son: el reino sin forma (son las cuatro formas de renacimientos puramente mentales), el reino de forma pura (son las cinco Moradas de Pureza, aquí se encuentran, tanto Brahma como sus ministros y su séquito) y el reino del deseo sensual (aquí es donde habitan los devas, los humanos, los animales, petas y seres infernales).  El objetivo del ser humano en el renacimiento es el esforzarse para tratar de evitar los reinos más desagradables y para trascender y ayudar a otros a hacer lo mismo, por lo que los Buddhistas aspiran a conseguir un renacimiento divino o por lo menos humano (Harvey, 1998).

“En la serie de renacimientos, todos los seres forman parte del mismo ciclo de vidas. Cada ser humano ha sido animal, espectro, ser infernal y dios en el pasado, y es probable que lo sea de nuevo en algún momento del futuro. Cualquier tipo de sufrimiento del que uno sea testigo en otro ser, humano o no, ha sido experimentado por uno mismo en algún momento; de esta forma, no se debería buscar el apego a los renacimientos, sino expresar compasión por los otros seres sensibles. En las innumerables vidas pasadas que uno ha experimentado, la ley de probabilidad dicta que la mayoría de los seres con los que uno se cruza, por mucho que a uno le puedan resultar desagradables, en algún momento fueron familiares o amigos, por lo que es conveniente ser bondadoso con todos ellos“(Ibíd.).

     El ciclo de renacimientos de los seres no es un proceso aleatorio, sino está regido y ordenado por la ley del karma, principio según el cual los seres renacen de acuerdo al tipo de acciones de comportamiento pasados. Si uno actúa con odio y violencia renacerá en un infierno, si uno lo hace con ilusión y confusión renacerá en un animal y si uno actúa con codicia se renacerá como espectro.

     La ley del karma es considerada como una ley de la naturaleza. Los renacimientos buenos o malos son sencillamente resultado del tipo de comportamientos que tengamos con los demás, por eso para el Buddhismo las personas diseñan su propio destino mediante su conducta, y en general se considera una conducta apropiada dirigirse con falta de codicia, ausencia de odio y actuar con claridad mental.

     Buddha negó la existencia de un dios personal, creador y gobernante del mundo (a diferencia de otras religiones, el Buddhismo no fue revelado por un ser sobrenatural sino fundado por un hombre). 

En la religión Buddhista, se cree que nada es permanente y todo está en constante cambio en el universo, lo que motiva el renacimiento y la transmigración (creencia Buddhista de una progresión de todos los seres vivos de niveles bajos a otros más altos), y esto se logra por consecuencia de actos individuales no imputados a Dios, lo que favorece al individualismo extremo, pues cada quien debe aferrarse a su propia individualidad hasta alcanzar su beatitud última, y de esta forma es el propio hombre el que diseña su propio destino.

     Según el Buddhismo, el origen del dolor son los deseos no satisfechos y  venciendo a éstos es la forma más fácil de tener serenidad, paz y felicidad. Cuando el hombre logra dominar sus pasiones, alcanza el nirvana y, de esta manera, el alma estará en contacto con el ser supremo.  La forma de llegar al nirvana es conquistando la santidad y esto se logra siguiendo la doctrina del Camino Medio y las Cuatro Verdades Nobles. 

     En su primer sermón Buddha menciona que el nacimiento provoca sufrimiento (dukkha), la vejez provoca sufrimiento, la enfermedad provoca sufrimiento, la muerte provoca sufrimiento, de hecho “todo” provoca sufrimiento (Kinnard, 2006).

Las cuatro verdades nobles son: la existencia individual implica sufrimiento, este sufrimiento lo produce la enfermedad, la vejez y la muerte, el separarse de los seres queridos, por desear lo que no se podía tener y por odiar; la paz espiritual sólo se logra con la limitación de los deseos; todo sufrimiento es producto del deseo o el intento de satisfacerlo (samudaya); la posibilidad de alcanzar la serenidad consiste en dominar la fuerza de nuestros actos (karma); y la observancia de un punto de vista ético (shila), basado en actuar con rectitud, conciencia y justicia, destruirá, sin duda, la presencia de sufrimiento (nirodha) (Ibid.).

     El sufrimiento humano se debe al deseo vehemente del hombre de poseer salud, poder, gozo, y esto trae consigo grandes miserias y dolor que sólo se superan con la falta de deseo y con la renuncia de todo objeto material.

El camino medio consiste en evitar los extremos, ya sea el placer o el ascetismo y este camino está señalado en las 227 reglas del monje que tiene su código monástico (vinaya) (Mittal y Thursby, 2006).

     Para salvar su propio Yo el hombre debe renunciar a toda ambición, a ser caritativo, puro, paciente, valeroso y ávido de conocimientos.  No debe matar, ni robar, ni mentir, ni emborracharse.  El camino de la vida está lleno de esfuerzo personal y de entrega.  Sólo dominando al ego se puede estar en comunión con el universo, y este universo para el Buddhista es un sistema de partes interrelacionadas, un sistema compuesto de varias formas de vida que pasan de una a otra, en un flujo constante de energías.  Por eso el hombre, para esta visión antropológica, no es un ser perdurable sino un proceso en el tiempo, es decir, el hombre es el centro creador del universo.  El hombre con el uso adecuado de la voluntad y la razón puede entender quién es y cuál es su destino.

     Sobre la vida, el Buddhismo cree que tiene que ver con la impermanencia y cambio constante, a su vez, involucra el sufrimiento debido a la incapacidad del hombre para aceptar esta impermanencia como una ley básica de la existencia.  La vida está plagada de dolor.

     Ahora bien, como la vida no está determinada por alguna divinidad omnisciente, cada individuo tiene su destino en el poder de sus aspiraciones y su voluntad.

     En cuanto al concepto de sociedad, el Buddhismo no distingue clases sociales, en este caso castas (recuérdese que en la India la sociedad estaba dividida radicalmente en ellas), y le permitía profesar a cualquier persona, no importando su extracción social ni tampoco su sexo.

     A su vez, el Buddhismo propone soluciones pacíficas y no violentas a los problemas. Aboga por la fraternidad, no sólo entre las personas, sino entre todos los seres vivos (incluyendo a los animales).

     Encontramos dentro del Buddhismo tres corrientes principales: el Buddhismo Theravada o Hinayana, el Buddhismo Tibetano o Tántrico (Mahayana, Tantrayana o Vajrayana) y el Buddhismo Zen o Ch'an.

     El Buddhismo Theravada (se practica en Myanmar, Tailandia, Sri Lanka, parte de Laos y Camboya, India, Nepal, Singapur, Malasia, etc.) enfatiza la humanidad de Buddha mediante el seguimiento de una vida moral y una conducta basada en altos principios.  El hombre puede alcanzar la iluminación encontrando la paz por medio de la meditación orientada, es decir, siguiendo el "Noble Camino del Sendero Óctuple"; conducta basada en puntos de vista correctos (Samma Ditthi), pensamiento correcto (Samma Sankappa), discurso correcto (Samma Vaca), acción correcta (Samma Kammanta), vida correcta (Samma Ajiva), esfuerzo correcto (Samma Vayana), conciencia correcta (Samma Sati) y concentración correcta (Samma Samadhi).

     El punto de vista correcto se refiere a los rasgos intelectuales y emocionales desarrollados que permitan llegar a la paz interior.

     El pensamiento correcto se refiere a la base emocional del pensamiento, más que al acto de pensar y pretende la desaparición de las barreras emocionales que impiden pensar y actuar con claridad, así como las tensiones y ansiedades enraizadas en el ego y en sus impulsos.

     Con la palabra correcta se busca conocerse a sí mismo conversando con la demás gente.

     La acción correcta surge de una "mente abierta" tomando acciones saludables.

     El modo de vida correcto se alcanza si el trabajo ayuda a la búsqueda del conocerse y entender al mundo.

     El esfuerzo correcto implica: esfuerzo para suspender los estados no sanos preexistentes; esfuerzo para prevenir el surgimiento de estados no sanos que no existieren; esfuerzo para preservar los estados sanos que ya existían; y esfuerzo para promover el surgimiento de estados sanos que no existían.

     Con la conciencia correcta se busca alcanzar el estado de conciencia en relación con el ser físico que es al mismo tiempo objetivo y subjetivo para, de esta manera, intensificar cada aspecto de la conciencia, de los propios sentidos y de la mente.

     La concentración correcta o meditación correcta implica una unión completa del sujeto y el objeto, de esta forma el cuerpo no es sólo un instrumento transitorio inseparable de la mente, sino un medio por esta inseparabilidad, para preparar la eventual liberación.

     El Buddhismo Tibetano o Tántrico (predomina en Tíbet y Bhutan, existe en Nepal, Mongolia, etc. ) subraya la naturaleza Buddhista de la humanidad.  Se inclina por extraer una sabiduría intuitiva para alcanzar de lo que ya se participa, la naturaleza de Buddha, y donde ésta sólo tiene que ser recuperada o descubierta.  Aquí se enfatiza la interdependencia de todo lo que existe, la continuidad en la interacción de causas y efectos, así como la necesidad de encontrar un (maestro) personal y recibir instrucción directa maestro-discípulo acorde a la personalidad y las capacidades del alumno.  La idea del gurú personal es tan importante en el Buddhismo Tibetano o Tántrico que a la tradicional fórmula Buddhista de los tres tesoros: la enseñanza (dharma), el maestro (Buddha) y la comunidad de monjes (sangha) [estos tres tesoros son llamados triratna] (Mittal y Thursby, 2006), los tibetanos añaden un cuarto tesoro, el gurú de cada uno “en relación con la sangha, el gurú representa la esencia; esto es cierto aun en el caso de que el maestro no sea un bhikku, aunque, evidentemente, con frecuencia también lo es” (Pallis, 1980).

Son varias las diferencias entre el Buddhismo Theravada y el Mahayana, entre las principales tenemos que, en el Theravada el ideal era el arhat que era un monje que alcanzaba la Iluminación a través del Noble Sendero del Camino Óctuple; respecto a la meta del nirvana y la Budhización, en el Theravada la meta era alcanzar el nirvana mediante el Noble Sendero del Camino Óctuple, la meta del Mahayana consistía en alcanzar la condición de Buddha; en cuanto el papel del esfuerzo y el papel de la fe en la salvación, los theravadas exigían que el nirvana fuera alcanzado sólo por esfuerzo individual, mientras que los mahayanas permitían la oración y la fe, además de la ayuda de los buddhas y bodhisattvas, como parte de la salvación; en el Theravada no se le veía a Buddha como un dios, mientras que en el Mahayana tenía las características de un dios; en cuanto a la sabiduría y compasión, en la doctrina theravada el mas alto atributo es la sabiduría, mientras que en la mahayana lo era la compasión; los sutras o escrituras en el Buddhismo Theravada están escritos en pali, mientras que los del Buddhismo mahayana lo están en sánscrito; por último, los theravadas tienen una sola escuela de pensamiento religioso, mientras que los mahayanas, por su interpretación liberal del Buddhismo tienen muchas escuelas, con una evolución constante (Bazaz Wangu, 1998).

     Por su parte, el Buddhismo Zen o Ch'an que significa meditación (Japón) que es una rama chino-japonesa del Buddhismo Mahayana, recalca el énfasis que dio Buddha a la meditación previa a su iluminación. Zen significa concentración o absorción no ambivalente. 

“En la escuela de Ch'an, la meditación fue el punto central de sus prácticas religiosas. La meditación no era tan sólo un método o medio de intuir el cuerpo de la esencia, sino el único camino” (Íbid.)

El esfuerzo personal es el fundamento básico de toda práctica, porque sólo a través del ejercicio disciplinado individual se puede alcanzar el Kensho o Satori, es decir el acceso al mundo de la iluminación.

     El aspecto central de la práctica del Zen es la meditación sentada o Zazen (piernas cruzadas en posición de flor de loto completa o medio loto sobre un cojín) realizada a horas específicas, todos los días.  Los periodos de meditación sentada podían intercalarse con meditación caminando llamada Kinshin.

     El Zen sostiene que la razón era incapaz de resolver el más profundo problema del hombre: su propio significado para él mismo y para la vida.  Según el punto de vista Zen, no existen respuestas finales a las dudas existenciales ni se pueden encontrar por discusión dialéctica ni por el pensamiento “No pienses que el conocimiento que posees actualmente es inamovible, verdadero absolutamente. Evita ser estrecho de mente y aferrarte a tus opiniones presentes... La verdad se encuentra en la vida y no simplemente en el conocimiento conceptual” (Velez de Cea, 2000).  En el Zen, puesto que todo es uno, el conocimiento de la propia naturaleza del hombre supone el conocimiento de toda la naturaleza o el universo.

La disciplina personal en meditación Zazen (o meditación sentada) es el único camino hacia la meta del autoconocimiento y el conocimiento del mundo, es decir, para desarrollar la conciencia. El Zen concede una gran importancia al establecimiento de la postura correcta en la meditación sentada (Harvey, 1998)  Esta meditación debía tener el principio de "la gran vacuidad", es decir no pensar en nada, vaciar la mente de todo pensamiento, tomar como pensamiento el pensamiento del no-pensamiento, es decir  Zazen significa dejar de pensar.

     La práctica meditativa ha dado al Zen el descubrimiento personal del espacio interior y la quietud, la conexión esencial de lo interno y lo externo, del descanso en movimiento y el movimiento en reposo.

     Por otro lado, con respecto a las imágenes o representaciones de Buddha, la más común es la que coloca a Buddha sentado en una posición de loto. Esta postura exhibe el equilibrio y la tranquilidad internos y externos. Es frecuente, también, ubicar a Buddha sentado en un pedestal en una flor del loto, lo que denota tener aclarado el ser o el vacío. La sonrisa característica representa un ideal de calma y paz interior, si tiene los ojos cerrados es que está mirando en su interior.

La santidad de Buddha se señalaba con unos signos llamados lakshanas  (se pensaba que poseía treinta y dos lakshanas de que era un Iluminado). La aureola que rodea su cabeza en algunas representaciones llamada prabhamandala indica su divinidad. La protuberancia, arriba de su cabeza representa un cerebro grande de su gran sabiduría, mediante la cual alcanzó su Iluminación. Los lóbulos largos de las orejas son un recuerdo de la renuncia a los bienes materiales (al usar antes grandes aretes de oro se alargaban las orejas). La marca en la frente es un signo de discernimiento intelectual (Bazaz Wangu, 1998).

     Buddha ha sido representado en diversas posiciones (asanas), propias de la enseñanza y meditación. La posición de las manos (mudras) han sido objeto de convencionalismos. La mano derecha hacia lo alto con la palma hacia fuera y los dedos apuntando hacia arriba es una postura de enseñanza; las manos en el regazo, con las palmas hacia arriba, con la izquierda debajo de la derecha, indica meditación profunda, con la mano derecha apuntando la tierra (hacia abajo), exhibe confianza total, la postura acostada o de descanso, denota el paso de Buddha hacia la muerte o el nirvana.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Bazaz Wangu, Madhu. Budismo. Religiones del mundo, Ideas Books, Barcelona, 1998.

Harvey, Peter. El budismo, Cambridge University Press, Londres, 1998.

Kinnard, Jacob. The emergence of Buddhism, Greenwood Press, London, 2006.

Mittal, Sushil y Gene Thursby. Religions of South Asia. An introduction, Routledge, Ney York, 2006.

Pallis, Marco. Espectro luminoso del budismo, Editorial Herder, Barcelona, 1986.

Velez de Cea, Abraham. El Buddhismo, Ediciones del Orto, Madrid, 2000.


Sincronía Spring 2008