Al igual que Velez de Cea (2000), creo importante señalar el motivo del porqué
utilizo los términos Buddha, Buddhismo y Buddhista en lugar de Buda, Budismo y Budista,
pues pienso que es importante tratar de corregir los errores de trasliteración y
pronunciación cometidos en el pasado por una falta de conocimiento sobre las lenguas que
dieron origen a estos términos (sáncrito y pali).
Para poder entender el Buddhismo, tenemos que
remitirnos a la religión de donde surgió, el Brahmanismo. Los brahmanes usaban técnicas
yogas de meditación, aislamiento físico, ayuno y celibato. Se creía que mediante el
verdadero conocimiento de su identidad, la persona podía alcanzar la liberación del
ciclo de reencarnaciones tras la muerte e irse confundiendo en Brahma. En el tiempo que
vivió Buddha la idea final de la vida era alcanzar el cielo del dios creador Brahma
mediante la honestidad, el estudio de las enseñanzas védicas, el sacrificio y la
austeridad (Harvey, 1998)
Brahma, era un ser espiritual que formaba
parte de una trinidad (análoga a la de la religión cristiana) llamada Trimurti, en la
cual Brahma era el ser supremo o principio creador, Vishnú, el principio conservador y
Shiva, el principio destructor. Frente a
ellos existía el mundo exterior (Maya) el cual era una ilusión, algo pasajero y
aparente. Este mundo estaba lleno de
sufrimientos por lo que había que liberarse de él para, de esta forma, irse confundiendo
con Brahma. Esta liberación significaba un
desinterés o desapego con el mundo.
Es bajo estas condiciones cuando nace, hace aproximadamente 2500 años, Siddartha
Gautama (Gotama en pali), conocido mejor como Buddha; término que significa el
iIuminado o el que ha despertado.
Es muy difícil tratar de encontrar la fecha exacta del nacimiento de Buddha , pues
a diferencia de otras culturas, la India no concede mucha importancia a la datación de
hechos. En diferentes textos se manejan discordantes fechas del nacimiento y muerte de
Buddha; 624-544 antes de nuestra era (Velez de Cea, 2000), 563-483 antes de nuestra era
(Bazaz Wangu, 1998), 566-486 antes de nuestra era o 448-386 antes de nuestra era
(Harvey,1998), etc. Lo cierto es que durante
su vida no viajó mas lejos de 400 Km. de Sarnath (ciudad donde empezó su peregrinaje).
Siddharta al revelar a los demás que se había convertido en el Buddha, mencionó
la vida de placer que conoció primero, luego la vida de extremo ascetismo que practicó
después y, por último, mencionó que ninguna de ellas era la vía para llegar al nirvana.
En su lugar, Buddha señaló el Camino Medio (alejado de los dos extremos). El
Buddha explicó las Cuatro Verdades Sublimes y el Camino Óctuple como punto central de
sus enseñanzas. Las Cuatro Verdades Sublimes eran el análisis que había hecho de la
causa del sufrimiento. El Camino Óctuple era la solución. Juntos estos principios
formaron el darma, o doctrina del Buddhismo(Bazaz Wangu,1998).
De cierta forma, el Buddhismo comienza y termina con la experiencia de la
iluminación de Buddha, ya que es cuando él adquiere un conocimiento directo sobre el
renacimiento, del karma y de las cuatro Nobles Verdades. Todas las enseñanzas
pueden contenerse en uno u otro de estos conceptos.
El término usual que se usa para designar el ciclo de renacimientos es samsara
(que significa algo como seguir vagando) que sirve para señalar que el proceso es
bastante largo. El Buddhismo considera que el ciclo de renacimientos se compone de
incuantificables vidas que ocupan ciertos periodos de tiempo. Considera en este ciclo,
tanto las vidas humanas como otras formas de vida (animales) y los niveles de renacimiento
son: el reino sin forma (son las cuatro formas de renacimientos puramente mentales), el
reino de forma pura (son las cinco Moradas de Pureza, aquí se encuentran, tanto Brahma
como sus ministros y su séquito) y el reino del deseo sensual (aquí es donde habitan los
devas, los humanos, los animales, petas y seres infernales). El objetivo del ser humano en el renacimiento es el
esforzarse para tratar de evitar los reinos más desagradables y para trascender y ayudar
a otros a hacer lo mismo, por lo que los Buddhistas aspiran a conseguir un renacimiento
divino o por lo menos humano (Harvey, 1998).
En la serie de renacimientos, todos los
seres forman parte del mismo ciclo de vidas. Cada ser humano ha sido animal, espectro, ser
infernal y dios en el pasado, y es probable que lo sea de nuevo en algún momento del
futuro. Cualquier tipo de sufrimiento del que uno sea testigo en otro ser, humano o no, ha
sido experimentado por uno mismo en algún momento; de esta forma, no se debería buscar
el apego a los renacimientos, sino expresar compasión por los otros seres sensibles. En
las innumerables vidas pasadas que uno ha experimentado, la ley de probabilidad dicta que
la mayoría de los seres con los que uno se cruza, por mucho que a uno le puedan resultar
desagradables, en algún momento fueron familiares o amigos, por lo que es conveniente ser
bondadoso con todos ellos(Ibíd.).
El ciclo de renacimientos de los seres no es un proceso aleatorio, sino está
regido y ordenado por la ley del karma, principio según el cual los seres renacen
de acuerdo al tipo de acciones de comportamiento pasados. Si uno actúa con odio y
violencia renacerá en un infierno, si uno lo hace con ilusión y confusión renacerá en
un animal y si uno actúa con codicia se renacerá como espectro.
La ley del karma es considerada como una ley de la naturaleza. Los
renacimientos buenos o malos son sencillamente resultado del tipo de comportamientos que
tengamos con los demás, por eso para el Buddhismo las personas diseñan su propio destino
mediante su conducta, y en general se considera una conducta apropiada dirigirse con falta
de codicia, ausencia de odio y actuar con claridad mental.
Buddha negó la existencia de un dios personal, creador y gobernante del mundo (a
diferencia de otras religiones, el Buddhismo no fue revelado por un ser sobrenatural sino
fundado por un hombre).
En la religión Buddhista, se cree que nada es
permanente y todo está en constante cambio en el universo, lo que motiva el renacimiento
y la transmigración (creencia Buddhista de una progresión de todos los seres vivos de
niveles bajos a otros más altos), y esto se logra por consecuencia de actos individuales
no imputados a Dios, lo que favorece al individualismo extremo, pues cada quien debe
aferrarse a su propia individualidad hasta alcanzar su beatitud última, y de esta forma
es el propio hombre el que diseña su propio destino.
Según el Buddhismo, el origen del dolor son los deseos no satisfechos y venciendo a éstos es la forma más fácil de
tener serenidad, paz y felicidad. Cuando el hombre logra dominar sus pasiones, alcanza el nirvana
y, de esta manera, el alma estará en contacto con el ser supremo. La forma de llegar al nirvana es
conquistando la santidad y esto se logra siguiendo la doctrina del Camino Medio y las
Cuatro Verdades Nobles.
En su primer sermón Buddha menciona que el nacimiento provoca sufrimiento (dukkha),
la vejez provoca sufrimiento, la enfermedad provoca sufrimiento, la muerte provoca
sufrimiento, de hecho todo provoca sufrimiento (Kinnard, 2006).
Las cuatro verdades nobles son: la existencia
individual implica sufrimiento, este sufrimiento lo produce la enfermedad, la vejez y la
muerte, el separarse de los seres queridos, por desear lo que no se podía tener y por
odiar; la paz espiritual sólo se logra con la limitación de los deseos; todo sufrimiento
es producto del deseo o el intento de satisfacerlo (samudaya); la posibilidad de
alcanzar la serenidad consiste en dominar la fuerza de nuestros actos (karma); y la
observancia de un punto de vista ético (shila), basado en actuar con rectitud,
conciencia y justicia, destruirá, sin duda, la presencia de sufrimiento (nirodha)
(Ibid.).
El sufrimiento humano se debe al deseo vehemente del hombre de poseer salud, poder,
gozo, y esto trae consigo grandes miserias y dolor que sólo se superan con la falta de
deseo y con la renuncia de todo objeto material.
El camino medio consiste en evitar los
extremos, ya sea el placer o el ascetismo y este camino está señalado en las 227 reglas
del monje que tiene su código monástico (vinaya) (Mittal y Thursby, 2006).
Para salvar su propio Yo el hombre debe renunciar a toda ambición, a ser
caritativo, puro, paciente, valeroso y ávido de conocimientos. No debe matar, ni robar, ni mentir, ni
emborracharse. El camino de la vida está
lleno de esfuerzo personal y de entrega. Sólo
dominando al ego se puede estar en comunión con el universo, y este universo para el
Buddhista es un sistema de partes interrelacionadas, un sistema compuesto de varias formas
de vida que pasan de una a otra, en un flujo constante de energías. Por eso el hombre, para esta visión
antropológica, no es un ser perdurable sino un proceso en el tiempo, es decir, el hombre
es el centro creador del universo. El hombre
con el uso adecuado de la voluntad y la razón puede entender quién es y cuál es su
destino.
Sobre la vida, el Buddhismo cree que tiene que ver con la impermanencia y cambio
constante, a su vez, involucra el sufrimiento debido a la incapacidad del hombre para
aceptar esta impermanencia como una ley básica de la existencia. La vida está plagada de dolor.
Ahora bien, como la vida no está determinada por alguna divinidad omnisciente,
cada individuo tiene su destino en el poder de sus aspiraciones y su voluntad.
En cuanto al concepto de sociedad, el Buddhismo no distingue clases sociales, en
este caso castas (recuérdese que en la India la sociedad estaba dividida radicalmente en
ellas), y le permitía profesar a cualquier persona, no importando su extracción social
ni tampoco su sexo.
A su vez, el Buddhismo propone soluciones pacíficas y no violentas a los
problemas. Aboga por la fraternidad, no sólo entre las personas, sino entre todos los
seres vivos (incluyendo a los animales).
Encontramos dentro del Buddhismo tres corrientes principales: el Buddhismo
Theravada o Hinayana, el Buddhismo Tibetano o Tántrico (Mahayana, Tantrayana o Vajrayana)
y el Buddhismo Zen o Ch'an.
El Buddhismo Theravada (se practica en Myanmar, Tailandia, Sri Lanka, parte de Laos
y Camboya, India, Nepal, Singapur, Malasia, etc.) enfatiza la humanidad de Buddha mediante
el seguimiento de una vida moral y una conducta basada en altos principios. El hombre puede alcanzar la iluminación
encontrando la paz por medio de la meditación orientada, es decir, siguiendo el
"Noble Camino del Sendero Óctuple"; conducta basada en puntos de vista
correctos (Samma Ditthi), pensamiento correcto (Samma Sankappa), discurso correcto (Samma
Vaca), acción correcta (Samma Kammanta), vida correcta (Samma Ajiva), esfuerzo correcto
(Samma Vayana), conciencia correcta (Samma Sati) y concentración correcta (Samma
Samadhi).
El punto de vista correcto se refiere a los rasgos intelectuales y emocionales
desarrollados que permitan llegar a la paz interior.
El pensamiento correcto se refiere a la base emocional del pensamiento, más que al
acto de pensar y pretende la desaparición de las barreras emocionales que impiden pensar
y actuar con claridad, así como las tensiones y ansiedades enraizadas en el ego y en sus
impulsos.
Con la palabra correcta se busca conocerse a sí mismo conversando con la demás
gente.
La acción correcta surge de una "mente abierta" tomando acciones
saludables.
El modo de vida correcto se alcanza si el trabajo ayuda a la búsqueda del
conocerse y entender al mundo.
El esfuerzo correcto implica: esfuerzo para suspender los estados no sanos
preexistentes; esfuerzo para prevenir el surgimiento de estados no sanos que no
existieren; esfuerzo para preservar los estados sanos que ya existían; y esfuerzo para
promover el surgimiento de estados sanos que no existían.
Con la conciencia correcta se busca alcanzar el estado de conciencia en relación
con el ser físico que es al mismo tiempo objetivo y subjetivo para, de esta manera,
intensificar cada aspecto de la conciencia, de los propios sentidos y de la mente.
La concentración correcta o meditación correcta implica una unión completa del
sujeto y el objeto, de esta forma el cuerpo no es sólo un instrumento transitorio
inseparable de la mente, sino un medio por esta inseparabilidad, para preparar la eventual
liberación.
El Buddhismo Tibetano o Tántrico
(predomina en Tíbet y Bhutan, existe en Nepal, Mongolia, etc. ) subraya la naturaleza
Buddhista de la humanidad. Se inclina por
extraer una sabiduría intuitiva para alcanzar de lo que ya se participa, la naturaleza de
Buddha, y donde ésta sólo tiene que ser recuperada o descubierta. Aquí se enfatiza la interdependencia de todo lo
que existe, la continuidad en la interacción de causas y efectos, así como la necesidad
de encontrar un (maestro) personal y recibir instrucción directa maestro-discípulo
acorde a la personalidad y las capacidades del alumno.
La idea del gurú personal es tan importante en el Buddhismo Tibetano o Tántrico
que a la tradicional fórmula Buddhista de los tres tesoros: la enseñanza (dharma),
el maestro (Buddha) y la comunidad de monjes (sangha) [estos tres tesoros son
llamados triratna] (Mittal y Thursby, 2006), los tibetanos añaden un cuarto
tesoro, el gurú de cada uno en relación con la sangha, el gurú representa
la esencia; esto es cierto aun en el caso de que el maestro no sea un bhikku,
aunque, evidentemente, con frecuencia también lo es (Pallis, 1980).
Son
varias las diferencias entre el Buddhismo Theravada y el Mahayana, entre las principales
tenemos que, en el Theravada el ideal era el arhat que era un monje que alcanzaba
la Iluminación a través del Noble Sendero del Camino Óctuple; respecto a la meta del nirvana
y la Budhización, en el Theravada la meta era alcanzar el nirvana mediante el
Noble Sendero del Camino Óctuple, la meta del Mahayana consistía en alcanzar la
condición de Buddha; en cuanto el papel del esfuerzo y el papel de la fe en la
salvación, los theravadas exigían que el nirvana fuera alcanzado sólo por
esfuerzo individual, mientras que los mahayanas permitían la oración y la fe, además de
la ayuda de los buddhas y bodhisattvas, como parte de la salvación; en el Theravada no se
le veía a Buddha como un dios, mientras que en el Mahayana tenía las características de
un dios; en cuanto a la sabiduría y compasión, en la doctrina theravada el mas alto
atributo es la sabiduría, mientras que en la mahayana lo era la compasión; los sutras
o escrituras en el Buddhismo Theravada están escritos en pali, mientras que los del
Buddhismo mahayana lo están en sánscrito; por último, los theravadas tienen una sola
escuela de pensamiento religioso, mientras que los mahayanas, por su interpretación
liberal del Buddhismo tienen muchas escuelas, con una evolución constante (Bazaz Wangu,
1998).
Por su parte, el Buddhismo Zen o Ch'an que significa meditación (Japón) que es
una rama chino-japonesa del Buddhismo Mahayana, recalca el énfasis que dio Buddha a la
meditación previa a su iluminación. Zen significa concentración o absorción no
ambivalente.
En la escuela de Ch'an, la meditación
fue el punto central de sus prácticas religiosas. La meditación no era tan sólo un
método o medio de intuir el cuerpo de la esencia, sino el único camino (Íbid.)
El esfuerzo personal es el fundamento básico
de toda práctica, porque sólo a través del ejercicio disciplinado individual se puede
alcanzar el Kensho o Satori, es decir el acceso al mundo de la iluminación.
El aspecto central de la práctica del Zen es la meditación sentada o Zazen
(piernas cruzadas en posición de flor de loto completa o medio loto sobre un cojín)
realizada a horas específicas, todos los días. Los
periodos de meditación sentada podían intercalarse con meditación caminando llamada
Kinshin.
El Zen sostiene que la razón era incapaz de resolver el más profundo problema del
hombre: su propio significado para él mismo y para la vida. Según el punto de vista Zen, no existen
respuestas finales a las dudas existenciales ni se pueden encontrar por discusión
dialéctica ni por el pensamiento No pienses que el conocimiento que posees
actualmente es inamovible, verdadero absolutamente. Evita ser estrecho de mente y
aferrarte a tus opiniones presentes... La verdad se encuentra en la vida y no simplemente
en el conocimiento conceptual (Velez de Cea, 2000).
En el Zen, puesto que todo es uno, el conocimiento de la propia naturaleza del
hombre supone el conocimiento de toda la naturaleza o el universo.
La disciplina personal en meditación Zazen (o
meditación sentada) es el único camino hacia la meta del autoconocimiento y el
conocimiento del mundo, es decir, para desarrollar la conciencia. El Zen concede una gran
importancia al establecimiento de la postura correcta en la meditación sentada (Harvey,
1998) Esta meditación debía tener el
principio de "la gran vacuidad", es decir no pensar en nada, vaciar la mente de
todo pensamiento, tomar como pensamiento el pensamiento del no-pensamiento, es decir Zazen significa dejar de pensar.
La práctica meditativa ha dado al Zen el descubrimiento personal del espacio
interior y la quietud, la conexión esencial de lo interno y lo externo, del descanso en
movimiento y el movimiento en reposo.
Por otro lado, con respecto a las imágenes o representaciones de Buddha, la más
común es la que coloca a Buddha sentado en una posición de loto. Esta postura exhibe el
equilibrio y la tranquilidad internos y externos. Es frecuente, también, ubicar a Buddha
sentado en un pedestal en una flor del loto, lo que denota tener aclarado el ser o el
vacío. La sonrisa característica representa un ideal de calma y paz interior, si tiene
los ojos cerrados es que está mirando en su interior.
La santidad de Buddha se señalaba con unos
signos llamados lakshanas (se pensaba
que poseía treinta y dos lakshanas de que era un Iluminado). La aureola que rodea
su cabeza en algunas representaciones llamada prabhamandala indica su divinidad. La
protuberancia, arriba de su cabeza representa un cerebro grande de su gran sabiduría,
mediante la cual alcanzó su Iluminación. Los lóbulos largos de las orejas son un
recuerdo de la renuncia a los bienes materiales (al usar antes grandes aretes de oro se
alargaban las orejas). La marca en la frente es un signo de discernimiento intelectual
(Bazaz Wangu, 1998).
Buddha ha sido representado en diversas posiciones (asanas), propias de la
enseñanza y meditación. La posición de las manos (mudras) han sido objeto de
convencionalismos. La mano derecha hacia lo alto con la palma hacia fuera y los dedos
apuntando hacia arriba es una postura de enseñanza; las manos en el regazo, con las
palmas hacia arriba, con la izquierda debajo de la derecha, indica meditación profunda,
con la mano derecha apuntando la tierra (hacia abajo), exhibe confianza total, la postura
acostada o de descanso, denota el paso de Buddha hacia la muerte o el nirvana.
BIBLIOGRAFÍA
Bazaz Wangu, Madhu. Budismo. Religiones del
mundo, Ideas Books, Barcelona, 1998.
Harvey, Peter. El budismo, Cambridge
University Press, Londres, 1998.
Kinnard, Jacob. The
emergence of Buddhism, Greenwood Press, London, 2006.
Mittal, Sushil y Gene
Thursby. Religions of South Asia. An introduction, Routledge, Ney York, 2006.
Pallis, Marco. Espectro luminoso del budismo,
Editorial Herder, Barcelona, 1986.
Velez de Cea, Abraham. El Buddhismo, Ediciones
del Orto, Madrid, 2000.