Sincronía Invierno 2007


Titulación y rendimiento escolar

 

Roberto García Núñez

José Luis De la Torre Ramírez


     Para poder entender la titulación y sus procesos habrá que enmarcarla como una manifestación del rendimiento escolar dentro de un sistema escolar, en nivel superior, en este caso.

     La educación superior se concibe como un proceso formativo disciplinario y cultural cuya tarea social es la formación de profesionistas, investigadores y técnicos útiles a la sociedad (Llarena de Thierry, 1991).

     El rendimiento en su acepción actual, se acuñó en las sociedades industriales, y su derivación más directa proviene del mundo laboral industrial, donde las normas, criterios y procedimientos de medida se refieren a la productividad del trabajador. En consecuencia, el rendimiento es un criterio de racionalidad referido a la productividad y rentabilidad de las inversiones, de los procesos, y del uso de los recursos.  Tradicionalmente su evaluación ha tenido como principal objetivo la optimización y/o el incremento de la eficiencia del proceso de producción y de sus resultados.

     El traslado del rendimiento al ámbito educativo ha preservado su significación económica.  Está asociado con los desarrollos teórico-metodológicos que se han dado en el campo de la planeación educativa, desde la determinación del costo-beneficio hasta el análisis de sistemas.

     En los estudios educativos el rendimiento escolar se ha definido de diversas maneras que, sin embargo, no han podido precisar de manera unívoca la naturaleza del problema, lo que ha originado diversas acepciones del vocablo rendimiento.

En ocasiones, se trata el término rendimiento indistintamente con el de aprovechamiento escolar, siendo éste el nivel de conocimientos, habilidades y destrezas que el alumno adquiere durante el proceso enseñanza-aprendizaje y, en otras, se distingue, claramente, al rendimiento del aprovechamiento escolar, considerando a éste último como variable o indicador de aquél.

     Al rendimiento escolar debe ubicársele como una expresión valorativa particular del proceso educativo que se da en el marco de una institución escolar.  Este proceso, al incorporar el conjunto de relaciones pedagógicas y sociales que inciden en la institución, condiciona al rendimiento, ya que éste está subordinado a todas las variaciones, contradicciones, cambios y transformaciones del mismo proceso.

     Es en la institución escolar, al prescribir las normas, valores y criterios para su funcionamiento, y al establecer los instrumentos, tanto para la autorregulación del proceso escolar como para el cumplimiento de los objetivos y fines institucionales, en la que se genera y se legitima el rendimiento.  Sin embargo, el rendimiento no es un fin institucional en sí mismo sino un medio para la consecución de los objetivos, que adquiere significación en el proceso escolar y repercute en el mismo, de acuerdo con la valoración que hace la institución al calificar determinados comportamientos escolares como expresiones del rendimiento.

     Esos comportamientos escolares generados y estructurados en el proceso educativo se representan en el nivel empírico en manifestaciones específicas.

     Las manifestaciones específicas del rendimiento que se pueden reconocer en el proceso educativo, y que lo afectan en distintos grados y niveles, son: aprovechamiento escolar, calificaciones, aprobación, reprobación, repetición, deserción, egreso, eficiencia terminal, titulación, etc. y es indispensable precisar, sobretodo, los comportamientos del rezago escolar y de la deserción, que son dos condicionantes del egreso (López Villegas, 1995).

     Este conjunto de manifestaciones pedagógicas, son el referente y el entorno en que se expresa el rendimiento en el proceso escolar; algunas se refieren más al funcionamiento de la institución escolar (por ejemplo, la titulación), mientras que otras se relacionan, fundamentalmente, con los comportamientos escolares de los alumnos.  Sin embargo, por el nivel de interconexión entre ellas y con el proceso educativo institucional, sus referencias abarcan dos ámbitos interdependientes: el de la institución escolar y el de la población estudiantil; así sucede, por ejemplo, con la titulación, que en principio refleja situaciones escolares de los alumnos mientras que la institución las traduce como indicadores de su funcionamiento y logros, entonces el indicador de eficiencia terminal será un referente inicial para indagar más en detalle los comportamientos académicos de las poblaciones escolares (López Villegas, 1995).

     No obstante, el rendimiento no se explicita integralmente al identificarlo con algunas de sus expresiones (por ejemplo, rendimiento igual a número de egresados, rendimiento igual a número de titulados), sino las manifestaciones son un recurso analítico para acercarnos a los problemas del rendimiento desde distintos ángulos del proceso escolar.

     Es por esto que la ponderación del significado real que tienen en la comprensión del rendimiento, es un proceso mucho más complejo que las concepciones unívocas y lineales.  Su estudio implica desde el cuidado en la precisión cuantitativa de la magnitud de cada una de ellas, hasta el análisis cualitativo a partir de la búsqueda de la articulación entre ellas, así como, de la relación de éstas con otros problemas presentes en el proceso escolar.

     Todo esto lleva a establecer que el rendimiento no es un objeto de investigación aislado y formalmente acabado; es una parte integrante del proceso escolar que requiere ser reconstruido.  Es necesario, entonces, ubicar al rendimiento en tres momentos:

a) considerarlo como parte integrante del proceso escolar con el que interactúa bajo caracteres comunes a los otros elementos del mismo, y que adquiere rasgos distintivos;

b) estableciendo la articulación de las manifestaciones específicas del rendimiento entre sí y de cada una de ellas con la totalidad de las mismas, para definir sus vinculaciones e implicaciones; y

c) estructurando analíticamente las manifestaciones del rendimiento en la dinámica del proceso escolar.

     Esta ubicación permite contextualizar al rendimiento en el proceso escolar y determinar los elementos que lo generan y estructuran.

     Dentro de las manifestaciones del rendimientos se encuentra la titulación, que es considerada por la institución como un indicador para evaluar parte de su funcionamiento y logros, y en particular, su eficacia como integrante del sistema educativo.

     La titulación es un indicador educativo de uso corriente en los diagnósticos, evaluaciones y procesos de planeación de los sistemas escolares.  Se constituye, desde la perspectiva de la teoría de sistemas aplicada a la educación, en un indicador de la eficiencia interna con que funcionan y rinden las instituciones educativas, entendidas como sistemas.

     La eficiencia interna, se refiere a la relación que existe entre las aportaciones a la educación y a los productos obtenidos, y tiene su contraparte a la eficiencia externa que se entiende como el análisis de las capacidades de los alumnos egresados en el momento de incorporase como profesionistas al mercado de trabajo, asumiendo sus responsabilidades sociales y políticas; ambas se derivan en un criterio valorativo más general, la eficiencia.

La eficiencia entendida como nivel óptimo de funcionalidad y congruencia para posibilitar la concreción de metas con calidad. Se refiere a la coherencia entre recursos invertidos, esfuerzos desplegados y tiempo empleado para el logro de los objetivos (Martínez Castro y Coronado Ramírez, 2000).

     Ahora bien, la eficiencia, desde el enfoque de la teoría de sistemas, es el grado en que se usan racionalmente los medios disponibles para el logro de ciertos objetivos educacionales, y tiene como complemento la eficacia, entendiendo por ésta, la relación entre las metas educativas establecidas y los resultados obtenidos. Entonces, la eficacia educativa es una medida del grado en que se logran los propósitos de una institución educativa, y la eficiencia educativa es una medida al costo a que se alcanzaron tales objetivos (Rosario Muñoz, 1993).

     El uso de la eficiencia empieza a tener mayor difusión en México desde los años sesenta, cuando comenzaron los esfuerzos más sistemáticos por establecer procesos de planeación e investigación educativas que fuera más acordes con los procesos metodológicos e instrumentales que emprenden los organismos especializados en educación en el mundo, tales como la UNESCO (Gómez Villanueva,2001).

La eficiencia terminal se ha definido de muy diversas maneras, desde aquella que relaciona de manera cuantitativa el número de egresados con el número de primer ingreso en una cohorte que cubra el tiempo de duración de una carrera, hasta aquellas que la definen en términos del producto final y los insumos utilizados (Pérez González, 2006).

     Como instrumento de medición, la eficiencia terminal es el porcentaje de alumnos graduados en relación a los que ingresaron (López Villegas, 1995), o dicho de otra manera, la graduación es el indicador que avala la eficiencia (Piña Osorio,1995).

En el siguiente diagrama se ilustra la lógica, a partir de los elementos anteriores, en la que se ubica la titulación:

                                                                                              Rendimiento            Titulación

                                                                                               

                                                                     Eficiencia interna           

Criterios valorativos para       Eficiencia   

la evaluación de sistemas                              Eficiencia externa

escolares según la teoría

de sistemas                             Eficacia

 

 

 

     En consecuencia, la titulación es un indicador cuantitativo de los logros obtenidos por un establecimiento escolar y se le puede utilizar como pauta de evaluación del funcionamiento y rendimiento de las propias escuelas.

     La titulación, en un sistema educativo, como manifestación del rendimiento escolar, permite una serie de posibilidades de análisis descriptivo en la evaluación del rendimiento, así mismo, al expresarse en entidades observables, factibles de un estudio de tipo cuantitativo, la primera aproximación en una investigación empírica debe ser de éste tipo.  Sin embargo, el aspecto cuantitativo se relativiza en el momento de la interpretación y explicación de los niveles de eficiencia, ya que éstos sólo reflejan los resultados de un proceso escolar; la aprehensión de la eficiencia en toda su complejidad se da en la dinámica misma del proceso que la configura, y en la que intervienen aspectos cualitativos, que no necesariamente tienen expresiones numéricas.  Con todo, la condición de magnitud delimita las características empíricas de la eficiencia y, además, apoya referencialmente la explicación cualitativa de la misma.

     La titulación como proceso académico se ubica en el campo educativo de la eficiencia terminal, para las IES (instituciones de educación superior), es un indicador con implicaciones cuantitativas y cualitativas que expresa, por una parte, la relación ingreso-egreso-titulación medido por generaciones, y por la otra, es una expresión de la calidad del proceso de la formación académica de los estudiantes, en especial la del proceso enseñanza aprendizaje (Rosario Muñoz,1993).

     Podemos definir, operativamente, al proceso de titulación, en educación superior, como el procedimiento mediante el cual los alumnos, que han acreditado todas las asignaturas correspondientes al currículo de determinada licenciatura, podrán acceder a un título profesional, mediante el cumplimiento de algunos requisitos académicos como la prestación del servicio social, la elaboración y defensa de una tesis, la sustentación de exámenes de capacitación profesional teóricos y/o prácticos, etc., en los tiempos estipulados por el plan de estudios de la carrera de que se trate.

     Se ha identificado que el problema de la titulación tiene su origen durante el proceso de formación del estudiante, es decir de su trayectoria escolar (Rosario Muñoz, 1993), pero, muchas veces, sobre los requisitos académicos que se instrumentan para lograr la titulación, pesan una serie de obstáculos que la entorpecen e impiden, por ejemplo, la falta de un marco normativo específico que la regule, la rigidez administrativa del proceso, el exceso de trámites burocráticos, etc.

 

 

 

 

LA TITULACIÓN EN LAS INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR.

 

     Se han efectuado pocos estudios referentes al fenómeno de la titulación, a lo largo de la vida de las diferentes universidades nacionales.  Podemos ubicar, dentro de este contexto, a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde encontramos un primer antecedente de este tipo de trabajos.

     Uno de ellos, fue realizado en 1986, por Graciela Garza, investigadora del Centro de Estudios Sobre la Universidad (CESU) de la UNAM.

     En dicho trabajo, se dio seguimiento a veintiún generaciones de estudiantes (1955-1975),desde su ingreso a la universidad hasta la obtención del grado.

     Este estudio, incluye datos de doce facultades, a saber, Arquitectura, Ciencias, Ciencias Políticas y Sociales, Contaduría y Administración, Derecho, Economía, Filosofía y Letras, Ingeniería, Odontología, Psicología, Química y Veterinaria.

     Las fuentes consultadas, para la obtención de la información, fueron las actas de exámenes profesionales.

     En la tabla siguiente (tabla # 1), podemos observar

 

 

 

 

 

 

TABLA # 1. TITULADOS EN LA UNAM, POR FACULTAD, Y TIEMPO MEDIO TRANSCURRIDO DESDE EL EGRESO A LA TITULACIÓN (HASTA 1981).

 

FACULTAD

ALUMNOS INGRESADOS (1955-1975)

ALUMNOS TITULADOS   (HASTA 1981)

PORCENTAJE

TIEMPO PROMEDIO

Arquitectura

10018

4030

40%

8.1

Ciencias

7303

2478

34%

7.2

Cs. Pol. y Soc.

4950

802

16%

8.4

Cont. y Admón.

20483

9978

49%

7.8

Derecho

19195

8763

46%

8.8

Economía

7599

2436

32%

9.2

Fil. y Letras

12276

1093

16%

7.5

Ingeniería

20500

7106

35%

8.6

Odontología

4739

4033

85%

5.7

Química

10758

5097

47%

7.2

Veterinaria

4175

2524

60%

6.9

TOTAL

121996

49150

40%

7.8

Fuente: Garza, Graciela. La Titulación en la UNAM, CESU, UNAM, México, 1986.

 

el número de alumnos que ingresaron a dichas facultades entre 1955 y 1975, el número de ellos que logró titularse (hasta diciembre de 1981), el porcentaje respectivo, y el tiempo, promedio, empleado en titularse.

     Es importante advertir cómo la titulación fluctúa, entre las diferentes escuelas involucradas en este estudio, del 16% al 85%, dando un promedio del 40% y , por lo que a tiempo empleado en titularse se refiere, notamos que va de seis a nueve años, con un promedio de ocho años.

     Aunque el producto de esta investigación ofrece un conjunto de datos descriptivos sobre la titulación no indaga sobre los factores que favorecen u obstaculizan la titulación en las diferentes escuelas y facultades objeto de estudio.

     Otra investigación, aunque más particular, es la realizada por Francisco José Díaz Casillas en 1991, en la Facultad de Estudios Políticos y Sociales, también de la UNAM, donde se efectuó un seguimiento de treinta y tres generaciones de licenciados en ciencias políticas y administración pública de 1955 a 1983.  En esta investigación se encontró que los porcentajes de titulación fluctuaron entre 3.6% (generación 1955) y 28.7% (generación 1973), siendo en promedio de 15.2%.

     En este mismo trabajo, Díaz Casillas, parte de la hipótesis de que la calificación obtenida por los estudiantes determina su titulación, y, aventuradamente, la comprueba basándose, exclusivamente, en datos descriptivos (véase la tabla # 2).

 

TABLA # 2. CALIFICACIONES DE LOS ALUMNOS TITULADOS DE LA

LIC. EN CIENCIAS POLÍTICAS Y ADMÓN.  PÚBLICA (1955-1988)

 

 

CALIFICACIÓN

NÚMERO DE TITULADOS

PORCENTAJE

6   -   6.9

8

1.33%

7   -   7.9

168

27.95%

8   -   8.9

308

51.25%

9   -   10

117

19.47%

TOTAL

601

100%

   Fuente: Díaz Casillas, F..J.osé,  La Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración

    Pública. Un Estudio sobre Titulación, F.C.P.y S., UNAM,  México, 1991.

 

 

     Aunque este estudio ya contempla las calificaciones de los egresados como un factor que interviene en la titulación, no se profundiza lo suficiente, pues no coteja dichas calificaciones con las de los estudiantes pasantes, para ver si existe alguna diferencia entre ambos ni tampoco se aplican las pruebas estadísticas indicadas para el caso.

     Otra aseveración de este mismo autor, es que el alumno que no logra titularse en los primeros diez años de egresado, difícilmente logra hacerlo después.

     En un estudio realizado por la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior (ANUIES) en 1989, en el contexto del proyecto "Estudios sobre los Procedimientos de Admisión y Acreditación en las Instituciones de Educación Superior"(IES) del Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior (PROIDES), se trataron algunos problemas académicos que inciden en los bajos índices de titulación. Dicho estudio obtuvo información referida a: a) mecanismos de titulación; b) factores que inciden en los bajos índices; y c) opciones para incrementarlos.

     Algunas de las aportaciones de este trabajo fueron las siguientes:   

     1. Respecto a la problemática de la titulación es frecuente que la calidad académica de las IES, se mida a través de la eficiencia terminal y, particularmente, en los índices de titulación, observándose que el interés por su incremento obedece más a una intención política de la institución que a la de mejorar la calidad académica.

     2. Se comprobó que hay un interés central en preocuparse por el último requisito de acreditación que tienen que presentar los egresados para obtener su título.

     3. Existe una tendencia de las IES a explicar los bajos índices de titulación a partir de las dificultades que implica realizar una tesis (tiempo, dedicación, formación académica sólida, asesores, recursos, etc.).

     4. Las IES, coinciden en que la realización del trabajo escrito es uno de los mayores obstáculos que enfrentan los egresados, ya que tiene que ver con: el currículum, la formación del alumno, la falta de asesores y su inexperiencia en el campo de la investigación, entre otros.

     5. La falta de precisión sobre los requisitos necesarios en el trabajo de tesis exigido al egresado.

     6. Lo limitado de las definiciones, en las IES, del concepto de investigación, sus diferentes paradigmas y grados de complejidad.

     7. Existe una sobrevaloración social (estatus, prestigio, etc.), respecto al valor del título profesional en el mercado laboral, del título de licenciatura y, simultáneamente, una desvalorización del mismo, en el mercado ocupacional, debido a la restricción de éste.

     8. Existen dos formas que las IES han adoptado para tratar de incrementar sus índices de titulación; la primera, diversificando las modalidades de titulación; y la segunda, mediante la implementación de soluciones remediales, a través de apoyos extracurriculares.

     9. Se reconoce que la diversificación de las modalidades de titulación, por sí mismas no han incrementado los índices de titulación, en virtud de que la mayoría exige trabajo escrito.

     El siguiente cuadro (tabla # 3), muestra la diversificación alcanzada en algunas universidades, en cuanto a procedimientos de titulación.

 

 

TABLA # 3.  MODALIDADES DE TITULACIÓN EN ALGUNAS  I.E.S.

 

MODALIDADES

 

I.E.S.

Tesis

titulación por promedio

Memoria de prácticas

Examen parcial de conoc.

Cursos de posgrado

Proyec. de   invest.

Examen Gral. de conoc.

Seminario  de titulación

Diseño de recursos didácticos

Memoria del serv. social

U.de G.

X

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IPN

X

X

X

X

X

X

X

X

 

X

UABCS

X

 

X

 

X

X

 

X

 

X

U.del Sud

X

 

 

 

 

 

 

X

 

 

U.de C.

 

X

X

 

 

X

 

 

 

X

UACH

X

 

X

 

X

X

 

 

 

 

U.A.H.

X

X

 

X

X

X

 

 

X

 

U.A.N.

X

 

 

 

 

 

 

 

 

 

U.A.N.L.

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

U.A.Q.

X

X

 

X

X

X

 

X

X

X

UASLP

X

X

 

 

X

 

X

X

 

X

U.J.T.

X

X

X

X

X

X

X

X

X

X

U.A.T.

X

X

X

X

X

 

X

X

 

X

U.A.Y.

X

X

X

 

X

 

 

 

 

X

UAMor.

X

X

X

 

 

X

X

 

 

X

UMSNH

X

 

 

X

 

 

 

X

 

 

UNAM

X

 

 

 

 

 

 

 

 

X

ENEO

X

 

X

X

 

 

 

 

 

 

Fuente: U. de G.,D.D.A.,D.G.A., La Titulación en la Universidad de Guadalajara: Diagnóstico e Intervención, Guadalajara, 1990.

    

Es importante hacer notar que, como pudimos observar en el cuadro anterior, existen universidades que tienen hasta diez modalidades de trabajos recepcionales, los casos de la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Juárez de Tabasco, resaltando la Universidad de Guadalajara como una de las instituciones de educación superior más rezagadas, en cuanto a formas de titulación ofertadas a sus egresados, quizá motivado, como veremos más adelante, a lo rígido e inflexible de sus reglamentos.

     Como ya hemos visto, la problemática de la titulación no es exclusiva de determinadas universidades, por ejemplo, en el ciclo escolar 1991-1992, de las universidades públicas estatales egresaron 69108 alumnos, logrando titularse 28331, es decir, 41% de ellos; aunque, también es cierto que algunas de ellas, en los últimos años, han incrementado su eficiencia en este rubro (véase tabla # 4).

 

 

TABLA # 4. EGRESADOS Y TITULADOS DE ALGUNAS

UNIVERSIDADES PÚBLICAS (1991-1992)

 

UNIVERSIDAD

EGRESADOS

TITULADOS

PORCENTAJE

U.A.de Aguascalientes

647

578

89.3

U.A.Baja California

2372

2107

88.8

U.A.Baja California Sur

86

64

74.4

U.A.de Campeche

297

264

88.9

U.A.del Carmen

138

63

45.7

U.A.de Coahuila

3199

1188

37.1

U. de Colima

896

403

45.0

U.A.de Chiapas

764

255

33.4

U.A.de Chihuahua

1051

974

92.7

U.A.de Ciudad Juárez

520

247

47.5

U.Juárez  Edo.Durango

502

285

56.8

U.de Guanajuato

972

779

80.1

U.A.de Guerrero

1739

551

31.7

U.A.de Hidalgo

998

573

57.4

U.de Guadalajara

6408

2426

37.9

        Fuente: SEP, ANUIES, Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica, Agenda Estadística de la Educación Superior, Tomo I, México, 1993.

 

     En la misma tabla, resalta la diferencia que existe entre las diferentes universidades, en cuanto a los porcentajes de titulados, pues mientras que en algunas instituciones como las universidades de Chihuahua, de Campeche y Baja California, el porcentaje de titulados se encuentra alrededor del 90%, en otras universidades como las de Guerrero, Chiapas, Coahuila y Guadalajara, el mismo porcentaje sólo sobrepasa, ligeramente, el 30% .

     Por otro lado, hay que mencionar que en ciencias sociales, la eficiencia terminal del conjunto de disciplinas agrupadas en esta área es de alrededor de 50%. Si revisamos los datos de los últimos años nos vamos a encontrar que ésa es una cifra casi sin variación (Blanco,2001), aunque según otro autor, utilizando información de la Dirección General de Profesiones de la SEP y de los Anuarios estadísticos de la ANUIES menciona que como promedio nacional tenemos que de 100 alumnos que ingresan a licenciatura, 60 terminan las materias del plan de estudios cinco años después y, de éstos, 20 se reciben (Díaz de Cossío, 1998).

 

 

 

Referencias Bibliográficas

 

 

Agenda Estadística de la Educación Superior (1993). Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica, Tomo I, México, SEP, ANUIES.

 

Blanco, J. (2001). Eficiencia terminal: prácticas y procesos del posgrado. En Sánchez Puentes, R. (Comp.) El posgrado en Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM,  México, CESU-UNAM.

 

Díaz Casillas, F. J. (1991). La licenciatura en ciencias políticas y administración pública. Un estudio sobre titulación.  México: UNAM.

 

Díaz de Cossío, R. (1998) .Los desafíos de la educación superior mexicana. En Revista de la Educación Superior, No. 106, abril-junio de 1998, México, ANUIES.

 

Garza Ruiz-Esparza, G. (1986). La titulación en la UNAM. México: UNAM.

 

Gómez Villanueva, J. (2001). La eficiencia terminal y los procesos escolares en la enseñanza superior. En Sánchez Puentes, R. (Comp.) El posgrado en Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM,  México, CESU-UNAM.

 

Llarena de Thierry, R. (1991). El impacto y perspectivas de la planeación de la educación superior. En Reforma y utopía.  Reflexiones sobre educación superior,  5, (pp 31- 56). México:  UAA, UC, UG, UdeG, UAG, UAEM, UAN, UAS, UAZ.

 

López Villegas,V.(1995). Una aproximación a la eficiencia terminal en el posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. En Sánchez Puentes, R. (Comp.) El posgrado en Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM,  México, CESU-UNAM.

 

Martínez Castro M. E. y G. Coronado Ramírez, (2000) Indicadores para la evaluación de la productividad académica departamental: estudio del caso de la Universidad de Guadalajara.

 

http://www.congresoretosyexpectativas.udg.mx/Congreso%202/Mesa%202/c)%20Evaluaci%F3n,%20acreditaci%F3n%20y%20certificaci%F3n/2.c.2..pdf

 

Pérez González, J. A.(2006). La eficiencia terminal en programas de licenciatura y su relación con la calidad educativa. REICE Vol.4 No.1.

 

Piña Osorio, J.M. (1995).Eficiencia terminal de los programas de Sociología y Ciencia Política. En Sánchez Puentes, R. (Comp.) El posgrado en Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM,  México, CESU-UNAM.

 

Rosario Muñoz, V. M.(1993). La Titulación en las IES: Problemática y perspectiva, el caso de la Universidad de Guadalajara. En Rosario Muñoz, V. M. y Ma. del P. Aguirre Thomas (Coord.) Eficiencia Terminal y Calidad Académica en las Instituciones de Educación Superior, Guadalajara, U. de G.

 

Universidad de Guadalajara  (1990).  La  Titulación  en la Universidad  de  Guadalajara: Diagnóstico e intervención: Un  acercamiento  a  la eficiencia terminal, Guadalajara: Universidad de Guadalajara.

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