Sincronía Winter 2009


 

 

SALUD, VIOLENCIA Y MUERTE EN EL OCCIDENTE DE MEXICO

 

Miguel Ernesto González Castañeda, miguel.geografo@gmail.com (1), David Coronado Arias, davidcoronado22@hotmail.com (2),  María del Carmen Macías Huerta, maciascarmen@hotmail.com (1), María Dolores Andrade García, doloresgeografia1@ hotmail.com(1).

(1) Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, Universidad de Guadalajara. (2) Departamento de Sociología, Universidad de Guadalajara.


 

ANTECEDENTES

La salud es la expresión humana de mayor valor social e individual, la muerte es la antítesis de ésta, así que cuando se provocan efectos psicológicos, se sufren heridas o discapacidad o se pierde la vida por causas violentas, nos presentamos ante un escenario extremo de la degradación humana y social que provoca un impacto múltiple -directa, indirecta e intangiblemente-. La violencia, se reconoce, es un fenómeno sumamente difuso y complejo cuya definición no puede tener exactitud científica, ya que es una cuestión de apreciación. (OMS, 2002) Este sacrificio humano bien se juzga innecesario sensiblemente pues no se justifica que las cifras se incrementen cuando se trata de muertes evitables y delante se encuentra siempre una tragedia familiar y social. Cabría preguntarnos, ¿hasta cuando esta situación cambiara?, ¿cuál es el número de muertes y lesiones que provocarán cambios sustanciales ante las altas tasas de mortalidad? (Dinesh, 2003).

El estudio de las Muertes Violentas (en adelante MV) se basa en el hecho ineludible e indiscutible de la muerte. Como señala Jenicek, los estudios epidemiológicos han traspasado el campo exclusivo de las enfermedades infecciosas, para alcanzar a todos los fenómenos relacionados con la salud, que se presentan como fenómenos de masas. (Jenicek, 1987). Las muertes violentas o causa externa se consideran una de las fuentes de riesgo para la salud más importantes en la actualidad. La tasa de muertes violentas en los llamados países desarrollados -14.4 por 100 000 habitantes.- es por mucho menor que en los países en desarrollo -32.1 por 100 000 habitantes- . (Meel, 2004). Ocupan un lugar preponderante como causa de mortalidad en muchos países de América Latina y aún representan una demanda creciente de servicios de salud. La Organización Mundial de la Salud define a la violencia como: “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.”

A pesar de ser preocupación y motivo de actividad de diversos actores sociales, no son muy abundantes las investigaciones con perspectiva regional y mucho menos lo son las indagaciones que generen políticas públicas para diseñar mejores prácticas para la prevención de la violencia en esta escala.

Este es un fenómeno de salud que tiene repercusiones poco reconocidas en sus causas y sus efectos espacialmente pues predominan otras formas de análisis como la sola pérdida de vidas humanas, las incapacidades permanentes y de larga estadía, la carga económica que significan para las familias y para la sociedad en general, pero son escasos los que permiten ir justo donde se encuentra el problema y sus posibles soluciones.

Si reconocemos que las lesiones y muertes violentas son un problema de salud pública para los que la sociedad y las autoridades en países como el nuestro, todavía no desarrollan y adecúan suficientes métodos de estudio, implementan medidas de análisis sistemático ni adquieren herramientas tecnológicas como para limitar o reducir los casos de lesiones, muerte o invalidez a gran escala como la Regional o Meso-regional que abarque varios Estados y sus municipios.

En este sentido, se plantea la oportunidad de discurrir un análisis que permita conocer la situación sanitaria del las muertes violentas y potenciar las bondades de hacer converger el punto de vista de la salud pública, la sociología con otras disciplinas como la geografía. Cabe mencionar que ésta última indaga acerca de los factores que condicionan y determinan una distribución territorial de las condiciones de salud-enfermedad y muerte, sus determinantes así como el contexto en el que se desarrolla una situación como la muerte violenta. Permite así mismo, reconocer los patrones en tiempo y espacio para generar hipótesis que lleven a una toma de decisiones focalizada justo allí donde se requiere actuar, evaluar o corregir.

El espacio, como objeto de la geografía se puede definir como el “conjunto indisociable de los objetos y sistemas de acciones”, “un conjunto de fijos y flujos que se integran”. “Es aquello que resulta de la relación entre la materialidad de las cosas y de la vida que las animan y transforman”. (Santos, 1986)

Algunos datos acerca de las consecuencias más graves de la violencia interpersonal y auto infligida como lo son el homicidio y el suicidio en México se tiene una tasa general de mortalidad por homicidios muy parecida a la media mundial (8.8 defunciones por 100 000 habitantes) aunque alta comparada con países desarrollados como España o Francia. El suicidio ha mostrado un crecimiento importante en los últimos 30 años (250%) aunque presenta una tasa general relativamente baja (5.3 defunciones por 100 000 habitantes), comparada con países como Japón (19.5), Estados Unidos de América (13.9) o muchos de los países de Europa Oriental con tasas por arriba de 30. (Secretaría de Salud, 2006).

La Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud -OMS/OPS- ha documentado en diversas ocasiones la utilidad de los SIG como herramienta analítica que permite, entre otras cosas: identificar la distribución espacial y epidemiológica en las desigualdades de salud, la evaluación de intervenciones sanitarias como apoyo a la planificación de servicios, identificación de grupos de alto riesgo, etc (Organización Panamericana de la Salud, 2002), especial atención lo representa el conocer los lugares donde se suceden estos hechos violentos.

METODO

Los datos de este trabajo se tomaron de los Certificados de Defunción CD que se catalogan de acuerdo a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) lo que resulta un tanto es complejo desde la visión cuantitativa ya que en la definición de muerte violenta o por causas externas se agrupan muchos tipos de ellas–desde las no intencionales, las relacionadas con la violencia generalizada, hasta las lesiones auto infligidas- lo que obliga generalmente a estudiarlas de manera separada. Se tomó en cuenta la residencia habitual en el periodo de enero de 2003 a diciembre 2007. Los datos de los CD están disponibles por medio del Sistema Nacional de Información en Salud -SINAIS –. Los datos demográficos se obtuvieron de las bases de datos del XII Censo General de Población del 2000, el II Conteo General de Población del 2005 y de las proyecciones de población realizadas por el Consejo Nacional de Población, 2009.

Las cifras para el análisis de la MV tienen como fuentes: 1. del sector judicial en los tres ordenes de gobierno: municipal, estatal y federal, y 2. del sector salud. En este último el documento por excelencia es el certificado de defunción, un modelo que se toma en gran parte de la estructura propuesta por la OPS-. (Secretaría de Salud, 2006).

Por un lado, el espacio de estudio agrupa a 9 entidades y sus habitantes (en miles) conocida como Meso-Región Centro Occidente de México –RCO-: Aguascalientes (1,142), Colima (601), Guanajuato (5,045), Jalisco (7,017), Michoacán (3,964), Nayarit (970), Querétaro (1,721), San Luís Potosí (2,485) y Zacatecas (1,380), de un total calculado en la actualidad de 24,323,006 habitantes - 2009 - a lo largo de cinco años a partir de 2003 hasta 2007 –último año disponible a la fecha-.

Por otro lado, las causas de muerte violenta pueden agruparse prácticamente en

·        Infringidas no intencionales (accidentes de tráfico de vehículo de motor, envenenamiento, caídas, exposición al fuego, ahogamiento y sumersión accidentales)

·        Infringidas intencionales (agresiones, homicidio)

·        Auto-infringidas (suicidio).

·        Lesiones de intención no determinada

Los resultados se reconocieron por Estado y subgrupo de causa específica, se observó detalladamente el comportamiento de la combinación de agrupaciones –Estado, región - así como la de cada grupo de causas –accidente de tráfico, suicidio, homicidio- y de esa manera se fueron los datos mas relevantes que acorde con la consistencia de los datos representaban situaciones que por su magnitud o por su trascendencia fueron del interés.

LA MUERTE VIOLENTA EN MÉXICO

En México como casi en el resto de Latinoamérica, estamos experimentando un incremento en las cifras de criminalidad así como en la sensación de inseguridad gracias en gran parte a los titulares de los medios de comunicación acerca de este problema cada vez más conocido por sus efectos que por sus causas, como consecuencia tenemos dificultades para valorar la realidad pues se pierde la relativa objetividad que proporciona el manejo de los datos y los mapas sobre el fenómeno.

Tan solo en el año 2005 en el País se experimentó un ligero repunte en las muertes violentas, llegando a ser de 53, 110 lo que representó un 10.8% del total de muertes del país. Otras causas mayoritarias son por enfermedades del corazón (16.4%), diabetes melitus (13.6%) y tumores malignos (12.7%). Cabe destacar que en algunos estados como en Quintana Roo los accidentes ocuparon el primer lugar como causa de muerte en 2004 o Baja California Sur y Chiapas en donde fueron la tercera causa de muerte (Zepeda, 2007).

De las defunciones generales por causa y género entre 1990 al 2006 a nivel nacional, ocuparon los primeros lugares, los accidentes 9.3% (4º. lugar) y las agresiones y homicidios 3.4% (lugar 11) y los suicidios fuera de los primeros lugares (INEGI, 2008). Si bien, se pude afirmar que en términos absolutos y relativos se ha experimentado una baja e  las cifras, no así en el sentimiento social, sobre todo en los últimos años, de los cuales por desgracia aún  no se cuenta con las mismas.

Baste este año 2005 como ejemplo de la distribución  de las muertes violentas donde el grupo de los accidentes ocupa el primer lugar y los homicidios ocupan el segundo. Los homicidios pueden ser intencionales (provocados en riñas, ejecuciones) o imprudenciales (en los que no existe intención como en los accidentes de tránsito). En México del total de homicidios, se cometieron unos 14,200 homicidios imprudenciales (54.7%) y unos 11800 intencionales (45.3%). Nota: En las estadísticas vitales del INEGI parece subestimarse el número de homicidios intencionales, pues en 2005 de acuerdo con las procuradurías de justicia se habrían cometido 11 787 homicidios intencionales; en tanto que las referidas cifras del INEGI señalan solo 9 926.

LA MUERTE VIOLENTA EN LA REGION ESTUDIADA

En la Región podemos observar que las MV por tipo tenemos una dominancia de los Accidentes de Tráfico seguidos muy de cerca por los accidentes mal definidos y los homicidios y los suicidios (que juntos estos cuatro tipos suman mas del 80%). Cabe destacar la cifra de accidentes mal definidos, ya que mientras mayor sea ésta menor es la calidad de los datos captados.

Analizando las MV en la línea de vida, encontramos que la MV infantil (0 a 14 años) se encontraron que en tan solo tres Entidades: Michoacán (51%), Jalisco (41%) y Guanajuato (27%) allí se cometieron el 70% de los casos. En la RCO se cometieron un poco mas del 47% de infanticidios en contra de niñas y el resto en niños, lo que ya es una cifra alarmante en sí misma. Cabe destacar también, la triste congruencia de las cifras entre estos tres estados en los homicidios por sexo, lo que seguramente debe analizarse preventivamente en impartición de justicia y violencia intra-familiar.

Capitulo aparte merece la violencia hacia las mujeres. Hecho que se ejecuta contra mujeres básicamente de los grupos de 15 a 29 y de 30 a 44 años de edad (edad productiva y reproductiva). Nuevamente se reconoce a Michoacán por su alta tasa, pero se exalta  la participación de Nayarit y Colima con este cálculo proporcional a la población y muy por arriba de las tasas nacionales.

El Índice de Masculinidad expresa la mayor o menor participación en una situación entre ambos sexos. Cuando las cifras son iguales su valor es 1. En este caso, cuanto más grande sea el valor mayor será la diferencia del problema presentado entre hombres y mujeres. (IM=Población masculina/ población femenina). Así podemos ver que Aguascalientes (uno de los estados más pequeños) y Guanajuato se destacan. Así Michoacán y Nayarit junto con Colima se alejan del valor 1, lo que significa que la MV es mayor en los hombres.

Haciendo un cálculo del IM en las MV más frecuentes, es decir, por accidentes de tráfico, podemos ver una mayor preponderancia del sector masculino que incluso en los homicidios. Así, Nayarit presenta cifras de superiores a 3.5, más del tercio. Aunque la variación es mínima entre los estados de la región, si supera los 0.6 grados porcentuales la cifra menor o más equitativa entre genero (Jalisco) y la superior.

Cabe destacar el aumento significativo de los accidentes, no solo en últimos años en toda la región, sino solo considerando la diferencia entre el valor máximo y el promedio regional podemos encontrar diferencias que pueden superar al 100%.

CONCLUSIONES

La presente investigación permite reconocer las ventajas, limitaciones y potencialidades de esta fuente de datos con diversas perspectivas sociales: territorial, de género, de familia, de la infancia, entre otras.

Se pone de manifiesto que gracias a los procedimientos mostrados será posible modificar el nivel de agrupación o desagregación de la información para identificar, definir y delimitar a los llamados “grupos objetivo” así como las zonas críticas hacia los cuales debieran focalizarse los recursos para la detección oportuna, la prevención y el control del problema de la muerte violenta desde la perspectiva transdisciplinar.

A pesar de las serias limitaciones para hacer indagaciones desde la perspectiva social y espacial, el Certificado de Defunción no deja de ser el único documento médico legal que permite las comparaciones internacionales gracias a la aplicación de la CIE-10.

Un tema que debe revisarse más adelante es por ejemplo, el análisis de los egresos de los hospitales por esta causa, ya que reflejan de alguna manera la sobrevivencia a hechos violentos, algo así como la “punta del iceberg” de la brutalidad aunque de ninguna manera refleja la calidad de la atención en estos establecimientos. Así, en la RCO en este periodo se cifraron 3,011 egresos (casi 9%) del total 357,913 del País lo que sugiere un enorme gasto institucional y en la familias.

El análisis sobre estadísticas basadas en Certificados de Defunción debe considerarse la alta complementariedad con datos de otras fuentes de información oficiales como las de las Procuradurías de Justicia Estatales y los Servicios Médico Forenses sobre todo en el apartado de homicidios tanto imprudenciales como los que no lo son y de esa manera como afirma Zepeda (Zepeda Leucona, 2007) este tipo de variables nos deben permitir permiten “agregar al aspecto cualitativo” para efectos de generar políticas públicas de prevención más efectivas.

RECOMENDACIONES

Aquí nos propusimos analizar las muertes violentas en su conjunto por el impacto que sugiere a la sociedad en cualquiera de sus modalidades sin embargo reconocemos que deben diversificarse los análisis espaciales más detallados.

Se recomienda adoptar métodos y técnicas que permitan tener una visión espacio temporal que vaya más allá de las meras cifras y descripciones. En la actualidad son muchas las aplicaciones de los llamados de los Sistemas de Información Geográfica (SIG) para el análisis de la mortalidad en general, y en particular, de las muertes violentas. Por tanto se desarrolla ya un grupo multidisciplinar con investigadores de la Universidad de Guadalajara que permitirá conocer y presentar la información de manera tal que facilite la toma de decisiones confiables, oportunas e integrales en esta Región.

Basados en la recomendación a los Estados Miembros de la OMS hecha en la 49 Asamblea General de 1996 “a mejorar los sistemas de registro y reporte de los diversos tipos de violencia, a desarrollar actividades de investigación sobre los factores de riesgo y mecanismos asociados a este fenómeno y al desarrollo de estrategias preventivas de la violencia que se presenta en los distintos espacios sociales”, se propone la creación de un Observatorio que analice, vigile exponga las causas y las consecuencias de la violencia debe: producir información confiable y oportuna, evaluar de manera continua cambios en la situación, identificar patrones de violencia, generar hipótesis de causalidad, servir para toma de decisiones, evaluar programas e intervenciones y finalmente impulsar la conformación de grupos de trabajo.

REFERENCIAS

Organización Panamericana de la Salud, Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud. Informe mundial sobre la violencia y la salud: resumen. Washington, D.C, 2002.

Dinesh Mohan. Road traffic injuries — a neglected pandemic. Bulletin of the World Health Organization 2003, 81 (9) 684-685

Jenicek. M. y Cléroux. R. Epidemiología. Principios, técnicas y aplicaciones. Barcelona, Salvat, 1987.

Meel BL. Incidence and patterns of violent and/or traumatic deaths between 1993 and 1999 in the Transkei region of South Africa. J Trauma 2004;57:125-129.

Santos, Milton. O presente como espaco en Pensando io espaco do homen. 2ª ed. Sao Paulo: editorial Hucitec; 1986)

Secretaría de Salud. Informe Nacional sobre Violencia y Salud. México, DF: SSA, 2006.

Guimaraes, Maria José Bezerra, Marques, Neusa Maria, Melo Filho, Djalma Agripino et al. Condição de vida e mortalidade infantil: diferenciais intra-urbanos no Recife, Pernambuco, Brasil. Cad. Saúde Pública, 2003 19 (5), p.1413-1424.

Kafadar K. Smoothing Geographical Data, Particularly Rates of Disease. Statistics in Medicine 1996; 15(23):2539-60.

Organización Panamericana de la Salud. Los Sistemas de Información Geográfica en Salud. Conceptos Básicos. Washington DC, 2002. 15-31.

Zepeda Lecuona, G. ¿Cómo prevenir la violencia imprudencial y los daños a la salud derivadas de ella? Salud Pública de México / Vol. 49, Edición Especial, XII Congreso de Investigación en Salud Pública, 2007.


 

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