Sincronía Otoño 2005


María David y Magdalena. Personajes femeninos del texto dramático Jesucristo Gómez de Vicente Leñero.

María Lourdes Hernández Armenta
Universidad de Guadalajara


Jesucristo Gómez (1986)

Es la versión dramática de El Evangelio de Lucas Gavilán (1979), paráfrasis del Evangelio de Lucas.

Esta versión teatral, trata de mantener el espíritu religioso y político del texto narrativo. "Escrita por un cristiano con un lenguaje y una convicción que intenta alcanzar sobre todo a los cristianos, Jesucristo Gómez desea ser, a un tiempo, un renovado acto de fe en el Cristo de las Escrituras y una reflexión dramática sobre el país de los humildes" (Leñero 1986:7).

Jesucristo Gómez es el personaje principal hijo de María David, no se sabe quién es el padre; aunque José aparece como tal. El drama está ubicado a finales de la década de los setentas en la ciudad de México. Jesucristo es un revolucionario pacifista que busca la igualdad social, se enfrenta al gobierno corrupto y muere en manos de la judicial.

En el presente trabajo, trataremos dos aspectos que nos parecen relevantes en Jesucristo Gómez: la totalidad de sentido de los personajes femeninos. Para ello, nos apoyaremos en la teoría de Mijail Bajtín y el papel de éstos en el discurso religioso de dicha obra.

Intertextualidad

Jesucristo Gómez, se escribió bajo el impacto de la Teología de la Liberación estudiada ésta por Vicente Leñero por los años 1974, 1975. Esta obra es una paráfrasis del Evangelio de Lucas, médico sirio que se convirtió al cristianismo cuando los primeros misioneros llevaron el Evangelio fuera de las fronteras del país judío. Decidió abandonar su país para seguir al apóstol Pablo. En Roma donde permaneció durante dos años, se encontró con Pedro y Marcos que predicaban entre los cristianos. Cuando escribió su Evangelio, se cree que fue en el año setenta, tenía varios escritos que contenían hechos y milagros de Jesús, los mismos que usaron Marcos y Mateo; incluyó relatos que había recogido en sus viajes que provenían de los primeros discípulos de Jesús, de las iglesias más antiguas de Jerusalén y Cesarea. De esa fuente provienen los dos primeros capítulos que nos hablan de la infancia de Jesús, a partir de datos que debió de proporcionar su madre María. Lucas era de cultura griega y escribía para griegos por eso, no reprodujo varios datos de Marcos que se referían a leyes y costumbres judías, poco entendibles para sus lectores, en cambio; se preocupó por plasmar el trato tan sencillo de Jesús hacia las mujeres, a quien el mundo mantenía totalmente marginadas.

El Evangelio de Lucas según Arturo Paoli, es el menos machista de todos, da a la mujer un papel importante: la Virgen María está presente en él como un afán de liberación. Esto se puede observar mediante una lectura profunda y detallada de dicho Evangelio, pero en Jesucristo Gómez, hay toda una intención por parte de Leñero de hacer sobresalir la imagen de María David.

María David

Este personaje representa en la paráfrasis a una de las figuras más venerada y querida de la religión católica: la Virgen María. Este hecho, la marca de manera semántica pero no totalmente, ya que no es la madre de Cristo sino de Jesucristo Gómez.

María David: Jesucristo vino a luchar por los pobres y a pelear contra la injusticia. Maldijo a los ricos, combatió a los que nos explotan, acusó a los que nos arrebatan nuestras tierras y nuestras casas y a los que nos quitan nuestro trabajo...

Isabel: Nunca te había oído hablar así.

María David: Jesucristo quería cambiar el mundo, y por estar de nuestro lado lo mataron.

Isabel: ¿Dónde aprendiste esas cosas?

María David: Por eso quiero que mi hijo se llame Jesucristo. (LEÑERO 1986:26)

María David no es la Virgen María pero la identificamos en ella así como a otras mujeres. Esto se debe a la confrontación entre realidad y abstracción que de ella hace el quehacer artístico, misma que se produce entre el personaje y la persona social. El personaje no sustituye a la persona ni la duplica, sino que la representa y establece la identificación.

María David puede considerarse por su totalidad de sentido, es decir, toma una figuración de significado por la forma en que nos es presentada, en un personaje acto, porque se establece desde su interior en el mundo de un modo activo, su vida consciente en todo momento es un avance: "yo actúo por medio de un hecho, palabra, pensamiento, sentimiento; y vivo y llego a ser acto". (BAJTÍN 1999: 123) Es una conciencia en avance. Es un personaje que sólo necesita de propósitos y valores que lo rijan y lo llenen de sentido.

En Jesucristo Gómez, Vicente Leñero nos muestra su ideal femenino personificado por María David, una mujer con ideas revolucionarias conciente de ser mujer, pero también comprometida con su ideología misma que transmite a su hijo:

Jesucristo Niño: Oye má: ¿por qué el señor cura de San Martín es tan rico?

María David: ¡Por ladrón! (pausa) Es un ladrón, hijo, no tiene otro nombre: un ladrón (pausa) Esa es una de las tantísimas cosas que están mal en la Iglesia. Los curas no tienen por que ser ricos. Tienen que ser pobres como los pobres para ayudarnos a luchar contra las injusticias. Eso es lo que Dios quiere de ellos y de todos: que no haya gente que tiene mucho y gente que no tiene nada(LEÑERO1986:35)

La figura de María en esta obra adquiere nuevos valores, no sólo es una mujer que el mismo Leñero la califica como: "Una madre muy concientizada, que hace surgir un tipo de hombre diferente" sino también, es portadora de un discurso anticlerical muy marcado, no sólo está en contra de la injusticia social sino también de la Iglesia. Este discurso lo maneja durante toda la obra su hijo Jesucristo Gómez. La diferencia entre María David y María del Evangelio de Lucas, es precisamente la forma de expresarse, mientras que la primera se rebela contra la injusticia y las instituciones, la segunda acepta sus situación con un discurso sumiso y abnegado: "Yo soy la servidora del Señor; hágase en mí lo que has dicho"(Lucas 1,38). Pero esta abnegación no es hacia persona o institución sino hacia Dios. María, en el Evangelio de Lucas, representa a los pobres de Yahvé, que aunque marginados, siguen fiel a Dios. De ella, no se conoce ni su genealogía, conocemos la de Jesús por José, su padre putativo descendiente de la familia de David: "De modo que las generaciones desde Abraham a David son catorce, catorce las de David hasta el destierro de Babilonia y catorce desde este destierro hasta Cristo" (Mat 1,17)

La situación de ambas mujeres a pesar del tiempo que las separa, es similar ya que a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta, la mujer en México estaba abriendo sus ojos al feminismo, pero la condición de la mayoría era y sigue siendo marginal sobretodo desde el punto de vista religioso. La Teología de la Liberación en cambio, dio a la mujer un lugar en su discurso igual al del hombre. Además, nos dice Phillip Berryman, que una nueva teología feminista ha surgido paralelamente a otras teologías de la liberación desde los sesenta y que al igual que éstas, es una reflexión teológica de un movimiento de liberación en la sociedad como un todo. Una parte fundamental ha sido la de buscar elementos en la historia del cristianismo que han sido ignorados o suprimidos por una teología dominada por varones. Como sabemos, la teología latinoamericana ha sido principalmente una empresa de hombres, todos los teólogos conocidos son hombres al igual sus puntos de vista y métodos, pero a mediados de los setenta estos teólogos se han sensibilizado hasta cierta forma por las más abiertas manifestaciones de sexismo, surgiendo mujeres como Beatriz Couch (Argentina), Julia Esquivel (Guatemala) y Elsa Támez (Costa Rica) participando éstas en encuentros y proyectos teológicos, sumandos sus puntos de vista en los análisis de la realidad latinoamericana, incorporando aspectos muy importantes tales como las mujeres explotadas doblemente (o triplemente, si se trata de indígenas o de negras). Insisten en el papel positivo de las mujeres en la lucha por la justicia y la contribución que han hecho al trabajo pastoral en la Iglesia, con el reconocimiento de que están débilmente representadas en papeles de liderazgo con poder.

La dimensión feminista trae una tensión innegable a la teología latinoamericana. Las feministas latinoamericanas incluyendo las teólogas, no quieren importar el feminismo norteamericano o el europeo. Tienen cuidado en situar la orden del día femenina dentro de un contexto de liberación que capacite a la mujer para participar en una relación de igualdad en la construcción de una nueva sociedad. No defienden una estrategia de enfrentamiento con los hombres que debilite la lucha por la liberación general. (BERRYMAN Phillip. http://www.ensayistas.org/critica/liberacion/berryman/cap10.htm)

En 1979 en la ciudad de México se llevó a cabo la conferencia La mujer latinoamericana: la praxis y la teología de la liberación. Participaron en este seminario no solamente profesionales, sino aquellos que trabajaban con mujeres pobres. En su documento final, hacen una lista de las características particulares de la doble explotación de las mujeres en Latinoamérica, así como su justificación en la ideología del hombre.

Se dice que la Iglesia es una "estructura patriarcal". Hacen notar que, a pesar del lugar prominente de las mujeres en las comunidades cristianas, la teología no las toma suficientemente en cuenta. Si la "Iglesia del pueblo" debe progresar y si la teología de la liberación debe madurar, el asunto de la situación de las mujeres debe formar parte de todo empeño teológico. Exhortar a que se permita a las mujeres especializarse en teología y a que tomen su lugar como intelectuales orgánicos en la lucha por el cambio. (ibid: 6)

Bajo este contexto podemos situar los personajes femeninos de Vicente Leñero. Ya advertimos a María como una figura de gran fortaleza, que es más fuerte incluso que José, ya que si éste da el sustento económico a la familia, es María la que aporta la educación y los principios al hijo. Con esto, Leñero tiene en cuenta las bases de la Teología de la liberación, vislumbrando una nueva mujer con dignidad, suficiente fortaleza y principios, para contribuir con ello a un cambio en la sociedad y en la religión.

Magdalena

Otro personaje femenino es el de Magdalena, aparece dos veces: una cuando conoce a Jesucristo y otra cuando va a buscarlo a la fosa común. Su presencia pudiera parecer de poca importancia, pero el diálogo que tiene con Jesucristo es de gran relevancia, ya que habla no sólo la prostituta sino que surge la voz de la mujer marginada, desde la más vulgar y pecadora hasta la más inocente:

Magdalena: Uy, maravillas, maravillas. Y dicen sobretodo que es usted muy bueno para dar consejos...Lástima que estoy así, porque me gustaría contarle lo que sufren las mujeres de por estos rumbos. Aquí no hay peor cosa que ser mujer, maestro, se lo juro por la Virgen Santísima. A las esposas les va como en feria porque los maridos se las traquetean de lo lindo y luego las llenan de hijos. A las jóvenes, ni se diga: violadas desde escuinclas y luego vendidas a los tratantes de blancas (…)

. A mí también me chingaron desde escuincla, comenzando por mi padrino que me metió mano antes de tener mi primera regla, y de ahí pal real. Hasta que me fajé las enaguas, y me rebelé, y dije al diablo la chilladera. (Se interrumpe. Solloza brevemente, briaga.) Yo he hecho muchas fregaderas en la vida, ni quien lo niegue. Yo no me puedo acercar a una iglesia para hablar con Dios porque todo el mundo sabe de dónde me viene mi lana, que no me falta, eso sí, tengo lo que quiero, y si quisiera más tendría más. Pero la verdad yo no busco dinero ya ni siquiera la venganza. (…) Y usted me entiende, yo estoy segura, porque usted es así como otra clase de hombre, no porque tenga un pito más grande, eso yo ni sé ni me importa, sino porque ahorita que me oye y me ve con esos ojos de santo sabe que yo no soy tan puta como soy, y de veras le digo la verdad cuando le digo que ando buscando un poco de amor. (Reacciona. Deja de acariciar la mano de Jesucristo y se limpia los ojos con una servilleta. Apura de un trago su copa de coñac. Se levanta.) Perdón por la escenita.(Ibid:74,75)

En este diálogo se puede ver como esta voz hace una fuerte crítica a la esfera social y moral en donde la mujer marginada sufre toda clase de agravios. Es aquí, donde la teoría bajtiniana nos da un soporte humanístico.

El lenguaje es para Bajtín por su propia naturaleza un fenómeno social, es el medio primordial de la interacción y la comunicación de las personas en sociedad y por esto mismo, se debe ver como una actividad esencialmente ideológica y política.

La relación de sociedad y cultura se basa en la concepción de Bajtín en la identidad y la otredad:

El mismo ser del hombre (tanto interior como exterior) representa una comunicación más profunda. Ser significa comunicarse. La muerte absoluta (el no ser) es no ser oído, no ser reconocido. No ser recordado (...) Ser significa ser para otro y a través del otro ser para sí mismo. El hombre no dispone de un territorio soberano interno sino que está, todo él y siempre, sobre la frontera, mirando al fondo de sí mismo el hombre encuentra los ojos del otro o ve con los ojos del otro.(BAJTÍN 1999: 327,328)

Magdalena puede considerarse por su totalidad de sentido en un personaje confesión rendimiento de cuentas, debemos de aclarar que la diferencia entre ésta y la confesión pura y solitaria es que en esta última, su elemento constitutivo es la autoobjetivación ya que se excluye el otro con su específico enfoque privilegiado; solamente encontramos la actitud pura del personaje con respecto a sí mismo en el principio organizador del enunciado. Sólo aquello que él mismo puede decir de su persona forma parte de la confesión (lo fundamental, por supuesto, y no solamente los hechos).

Cuando el otro se introduce con su postura valorativa aparece la confesión rendimiento de cuenta y ésta no puede ser concluida; ni un solo reflejo del personaje con respecto a sí mismo la puede concluir por completo, puesto que, siendo inmanente a su conciencia unitaria y responsable, este reflejo se vuelve factor valorativo y semántico del desarrollo posterior de esta conciencia:

Esta justificación no es inmanente a la confesión, sino que está fuera de sus límites en un futuro no predeterminado y riesgoso del acontecer real, como un cumplimiento real de un ruego y una súplica que depende de la voluntad ajena, se ubica fuera de las fronteras de la misma súplica, la trasciende; el ruego y la súplica permanecen abiertos, inconclusos, parecen interrumpirse frente al futuro predeterminado del acontecer. Es el momento netamente confesional del género. Un rendimiento de cuentas puro, o sea la orientación valorativa solamente hacia uno mismo en una soledad absoluta, es imposible; es el límite equilibrado por otro límite que es la confesión, o sea la súplica dirigida fuera de uno, a Dios. (Ibid: 127)

Magdalena confiesa que ha hecho muchas "fregaderas" en la vida y por eso ella no puede ir a la iglesia para hablar con Dios. Esta confesión ya se la ha hecho ella misma porque ella sabe que es una pecadora, pero sabe muy bien también, que no basta con sólo decirlo a sí misma, necesita decirlo a alguien que la escuche para ser perdonada y encontrar el amor, (acercarse a Dios). La carencia de amor (Dios) es su condena.

Una confesión pura y solitaria es imposible; cuanto más se acerca a este límite, tanto más clara se vuelve la presencia del otro, la acción del otro límite, tanto más profunda es la soledad (valorativa) con uno mismo y, por consiguiente, el arrepentimiento y la transgresión de uno mismo, tanto más clara y sustancial es la orientación a Dios. (Ibid: 128)

Magdalena sabe que ha pecado, sabe quien es y esta autosuficiencia valorativa (he pecado) del ser-existencia (Yo Magdalena) supera precisamente aquello que encubría a Dios; "allí donde yo no coincido en absoluto conmigo mismo, se abre un lugar para Dios"(Ibid: 128). Leñero tituló esta escena La pecadora perdonada.

En Magdalena no sólo encontramos a un personaje confesión- rendimiento de cuentas, sino a un ser en busca del otro para encontrarse a sí mismo. Hay una identidad a medias en Magdalena ya que al mirar los ojos del otro (Jesucristo) descubre: "Yo no soy tan puta como soy". Este personaje descubre el papel del otro, la necesidad de éste para construir un discurso sobre sí misma. "Se ha descubierto la complejidad del simple fenómeno de verse en el espejo: con ojos propios y ajenos simultáneamente, encuentro e interacción de ojos propios y ajenos, el cruce de los horizontes (suyo y ajeno), la intersección de dos conciencias."(Ibid: 329)

La diferencia de este personaje al de Lucas, la pecadora de este último carece de voz, llora y con su llanto lava los pies de Jesús, los seca con sus cabellos y los unge sin decir una sola palabra, esta actitud aparentemente sumisa, ha sido rescatada y valorada por los actuales teólogos (as) y estudiosos bíblicos, viendo en este gesto un acto subversivo para su tiempo ya que violó las costumbres judías, además de que el ungimiento representa no sólo el reconocimiento mesiánico y profetización de la muerte de Jesús, sino también, el de proclamar por este mismo, a dicha mujer como profeta: "Déjenla tranquila. ¿Por qué la molestan? Es una buena obra la que hizo conmigo."(Mc 14,6) "Yo les aseguro que, en todas partes donde se anuncie el Evangelio, en el mundo entero, se contará también en su honor lo que acaba de hacer" (Mc 14,9) El momento habla por sí mismo, el acto de esta mujer será recordado en cualquier parte del mundo donde se lea el Evangelio nos dice Elisabeth Schüssler e Ivonne Gebara afirma que, además de la Buena Nueva, es un reconocimiento a muchas seguidoras y discípulas de Jesús que tuvieron un papel decisivo en la evangelización.

Esta mujer anónima es reconocida por Jesús como uno de los personajes más importantes del Evangelio, sin embargo, se le reconoce como prostituta y se le confunde con María Magdalena, este es el caso de Leñero que con intención o sin ella (lo veremos más adelante), nombró a la pecadora con dicho nombre.

Sobre la "pecadora anónima" nos dice la Biblia Latinoamericana:

Posiblemente esta mujer es María, hermana de Marta, la cual ungió los pies de Jesús en vísperas de su muerte (Jn 12,13). Lo más probable es que este gesto algo extraño de ungirle los pies tuvo lugar una sola vez, y que fue antes de su pasión. En este caso, Lucas habría modificado algunos detalles para componer el presente relato, aludiendo al pasado de María.

Mateo, Marcos y Juan, al relatar el hecho, notan que Judas se indignó (Jn 12,4); pero posiblemente Simón, que recibía a Jesús, se escandalizó por otro motivo: ¿Cómo Jesús, podía aceptar que esta mujer lo siguiera, junto con sus apóstoles, por más que se hubiera arrepentido de sus pecados y demonios pasados?(BIBLIA Latinoamericana: 166)

Como podemos ver, en ningún momento se piensa que sea María Magdalena pero, ¿Por qué la confunden con ella? Lo que ha pasado con María Magdalena es que su participación en los Evangelios ha sido malentendida desde el inicio de la cristiandad. Desde el cuarto siglo la han representado como una prostituta y pecadora pública, quien después de conocer a Jesús, se arrepiente pasando el resto de su vida en penitencia y oración. También en el arte y la hagiografía cristiana, María Magdalena ha sido idealizada románticamente, simbolizada y mistificada pero la Biblia pinta un retrato diferente al de la arrepentida prostituta semidesnuda del arte Renacentista. Si analizamos bien los evangelios, en ninguno de ellos se identifica a María Magdalena como una prostituta o una pecadora. Viajó con Jesús en el apostolado de Galilea y con otras mujeres, apoyó la misión con sus propios recursos económicos

Jesús iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres a las que había sanado de espíritus malos o de enfermedades: María, por sobrenombre Magdalena de la que habían salido 7 demonios; Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes; Susana, y varias otras que los atendían con sus propios recursos.

(Lucas 8, 1-3)

El dato que tenemos que salieron de ella siete demonios, significa que Jesús la curó de una enfermedad grave y no precisamente que era una prostituta. También en los Evangelios apócrifos se enfatiza más su desempeño como apóstol y discípula más avanzada de Jesús y en lo que respecta en la escena de la resurrección también en estos, se menciona que fue ella quien guió al grupo de mujeres a dar testimonio de la muerte y entierro de Jesús, la tumba vacía, y su resurrección.

También mencionan como las mujeres eran más fieles que los discípulos ya que guiadas por María Magdalena lo acompañaron hasta el calvario. Christine Schenk nos dice:

Los eruditos consideran que el mensaje de la resurrección encomendado primero a la mujer según el Evangelio, es una de las pruebas más grandes de la historicidad del relato de la resurrección. De acuerdo a la ley Judía, el testimonio de la mujer no se reconocía. Si los relatos de la resurrección de Jesús fueran fabricados, nunca se hubiera incluido a la mujer como testigo. El nombre de María Magdalena aparece en los 4 Evangelios como encabezando el grupo que descubrió la tumba vacía. Sin embargo, la identidad de las mujeres que la acompañaron varía de Evangelio en Evangelio. En Mateo, Marcos y Lucas aparece María, la madre de Jaime y José. No obstante, San Marcos incluye a Salomé mientras que Lucas añade a Juana pero no a Salomé. (http://www.cta-usa.org/magdala/MMbrochure-span.html).

El hecho que los cuatro Evangelios nombran a María Magdalena idénticamente, indica que fue reconocida por todos como la principal testigo de la resurrección y como apóstol de las primeras comunidades cristianas

Elizabeth Schüssler Fiorenza y Ludir Schottroff encuentran evidencias de que en las primeras comunidades tuvieron un papel activo como "apóstoles, misioneras, patronas, co-trabajadoras, profetas y líderes de las comunidades" y esto hasta en los escritos paulinos. Una figura importante es la de María de Magdala (Magdalena), quien es uno de los primeros testigos de la resurrección. Las escrituras reflejan alguna rivalidad por parte de Pedro. (Philip Berryman http://www.ensayistas.org/critica/liberacion/berryman/cap11.htm)

En los Evangelios apócrifos, se encuentra como ya se dijo, un testimonio de evangelización por parte de María Magdalena y en cambio en los bíblicos, se creó una gran confusión en torno a ella.

A María Magdalena se le conoce como la pecadora y son pocos los que saben de la función que tuvo y del fuerte liderazgo que ejerció durante la vida de Jesús y después de su muerte.

Esta degradación que sufrió la imagen de María Magdalena según los estudiosos bíblicos se debe a que a lo largo de la historia se le ha confundido con las mujeres pecadoras que aparecen en los distintos evangelios. En ninguno de estos episodios se menciona el nombre de la mujer, sin embargo se piensa en el nombre de María Magdalena equivocadamente, ya que sólo se alude en el pasaje de las mujeres que seguían a Jesús y en el de la Resurrección.

Se reconoce a María Magdalena como pecadora reformada en las homilías del Papa Gregorio el Grande (540-604):

De ahí en adelante, María Magdalena no se llegó a conocer en la historia como una mujer líder fuerte que amó a Jesús durante una muerte aterradora, que fue la primera testigo de la resurrección y que proclamó al Salvador resucitado en las primeras Iglesias sino como una mujer sensual que necesitaba arrepentirse y vivía escondida (Y se esperaba que también en silencio) en penitencia. (Christine Schenk en http://www.cta-usa.org/magdala/MMbrochure-span.html)

 

En 1969, la Iglesia Católica decidió retirar del calendario litúrgico el apelativo que por tantos años llevara sobre sí María Magdalena: la pecadora perdonada y penitente. Desde entonces, ha dejado de considerarla prostituta arrepentida. Sin embargo, esta visión continúa siendo la predominante para muchos católicos.

Otro punto que tocan los estudiosos es que a pesar de que la práctica de Jesús hubo ciertamente un comportamiento "feminista" es decir, que rompió moldes y esquemas conforme al trato sociocultural de la mujer y que las primeras comunidades cristianas eran dirigidas en su mayor parte por mujeres en los siglos III y IV los líderes masculinos de la Iglesia suprimieron con gran éxito el liderazgo equitativo de la mujer:

Pronto se impuso la exclusión de la vida pública ministerial de la Iglesia, y su historia paso a ser enteramente masculina. La mujer se "invisibilizó", y todo lo importante y digno de figurar en la historia de la Iglesia resultó finalmente hecho por hombres. También ellos –casi sólo ellos- escribieron la historia y la escribieron desde su punto de vista, invisibilizando aún más a las mujeres y legitimando su marginación. Decimos "legitimando" esa marginación y exclusión. Es decir, no se trata de una exclusión del poder sino de una conceptuación inferior y negativa de la mujer. (www.skoinonia.org/teologia)

Esta conceptuación inferior en el discurso religioso, nos viene desde el Génesis con Adán y Eva como parte de un discurso religioso, en donde la mujer fue la causante de la desgracia de la humanidad, al ser seducida por la serpiente y arrastrar con ella al hombre:

A la mujer le dijo:

"Multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos. Con dolor darás a luz a tus hijos, necesitarás de tu marido, y él te dominará."

Al hombre le dijo:

"Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer: Maldita sea la tierra por tu culpa. Con fatiga sacarás de ella tu alimento por todos los días de tu vida. Espinas y cardos te dará, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Porque polvo eres y al polvo volverás."(Gn ,16-19)

El mito del pecado original culpando a la primera mujer se reafirmó con el de Magdalena. Durkheim nos dice: "No es la naturaleza sino la sociedad el verdadero modelo del mito"(Cassirer 1979:123). Si esta creencia ha permanecido, es porque lo sostiene el modelo machista que rige nuestra sociedad, Van Djik dice:

...las estructuras semánticas resultan de los modelos de estructuras. Esas representaciones semánticas son, obviamente, una función de cómo se representan y evalúan los acontecimientos (en un modelo), y pueden, por lo tanto, estar ideológicamente controladas, según la pertenencia al grupo, la posición o la perspectiva de los participantes en el evento comunicativo. Quien es considerado el héroe o el villano, el victimario o la víctima, qué roles deben ser enfatizados u ocultados, son cuestiones que organizan muchas actitudes ideológicas...(VAN Djik 2000:269)

La Iglesia con su modelo patriarcal (apoyado por la sociedad), creó su discurso enfatizando y ocultando lo que le convenía. Es bien sabido, que la Iglesia ortodoxa cuando logró establecerse en medio de fe y de guerras, se dedicó a eliminar todos aquellos escritos que de alguna manera pudieran sembrar la duda entre sus seguidores, pero en la década de los cuarenta, se encontraron los manuscritos de Nag Hammadi y Qumran, que no sólo tienen un valor literario, sino también, nos dan un testimonio que aunque fuera del canon, nos muestran una versión que vale la pena tener en cuenta en la construcción de un nuevo discurso.

Retomando el tema de nuestro personaje, es importante señalar que si bien es cierto que Leñero basó su paráfrasis en la Teología de la Liberación (y como hemos señalado, ésta ha estudiado los Evangelios Apócrifos y declarado la injusticia hacia María Magdalena, que derivó en lo que ahora es una Iglesia dominada por hombres), en lo que respecta al personaje de Magdalena, triunfaron todos los siglos de dominación masculina y discurso antifeminista religiosos por parte de la Iglesia, ya que no pudo liberarla del estigma que como ya vimos, le fue impuesto desde el siglo IV hasta nuestro días.

Conclusión

Los dos personajes femeninos son símbolos en la religión católica. María David nos la presenta Leñero más libre. Es un personaje fuerte; su discurso, es anti-institucional y anti-clerical. Es el personaje que da vida a Jesucristo Gómez desde todos los puntos de vista: no sólo lo procrea sino que también le transmite sus principios, valores, su fuerza, e ideología. María David vive a través de su hijo, él habla y se revela contra el sistema tanto gubernamental como el clerical, como a ella le hubiera gustado hacerlo. Este personaje no tiene fricciones con el de Lucas ya que como pudimos ver, María es representante de los pobres, de los oprimidos y aunque no se menciona en los Evangelios es muy probable que haya transmitido a su hijo Jesús el amor y el compromiso hacia los demás. Con esto podemos decir que Leñero actualiza la imagen de María, la acerca a nuestra realidad en María David y aunque no hay fricción con Lucas, si hay una intención sobre todo de tratar de romper las distancias en imágenes que la Iglesia mantiene. Esta es la intención del autor al trasladar el Evangelio de Lucas a nuestra realidad mexicana. En toda la obra encontramos dicha intención. Esto es muy común en Leñero por este motivo su obra genera controversia.

El feminismo del personaje de María David es producto de su tiempo. Leñero toma en cuenta para su construcción las condiciones socio-históricas y socioculturales de México (y de Hispanoamérica) durante la década de los ochenta.

Leñero evalúa y critica la situación de la mujer de clase baja como María y Magdalena, denuncia a la sociedad que las margina y que las orilla como a esta última a la prostitución.

Entre las muchas voces que se pudimos oír en el texto de Jesucristo Gómez, la de Magdalena nos presentó características importantes.

En este personaje encontramos la capacidad del autor para crearlo de tal manera, que en un diálogo pudiera proyectar la complejidad del alma humana tan ajena a él, lo que Bajtín llama contemplación estética; es decir, la relación que se establece entre el autor y el otro (personaje), posesionándose de sus vivencias para poder comprender su expresión externa e interna y poderla plasmar de manera congruente, a pesar de distancias de género y condición social.

Este personaje habla por aquellas mujeres que no pueden hablar, cuya voz ha sido callada por la opresión y el agravio, pero también, a través de nuestra trabajo, encontramos que la ideología machista que prevalece en el discurso religioso, se debe a la anulación que la Iglesia con toda intención hizo de Magdalena, generando (reafirmando) con ello la supremacía del hombre sobre la mujer. Sabemos que la Iglesia es una de las instituciones exclusivamente ideológica, esto es, orientada únicamente hacia la propagación de sistema de creencias, que con todo un aparato ideológico produce y reproduce ideología, es junto a la familia, una de las instituciones de más poder e influencia y esto lo pudimos constatar en el personaje de Magdalena, pues a través del análisis encontramos que fue inevitable para Leñero, desligarse del concepto de "mujer pecadora" que mantiene inconscientemente a pesar de su ideología y de sus inclinaciones hacia la Teología de la Liberación. Queremos creer, que con toda intención lo hizo, para de alguna manera, ponerle nombre a esa voz (qué mejor que llamarla Magdalena), que se alza contra las injusticias hacia su género.

Bibliografía

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_____________,Problemas de la poética de Dostoievski, FCE, 2003

BERISTÁIN Helena, Diccionario de retórica y poética, México Ed. Porrúa, 1992

CASSIRER Ernst, Antropología filosófica, México, FCE, 1979

COHEN Esther, Aproximaciones, Lecturas del texto, México, UNAM, 1999

CASTILLO Romera José, García-Page Mario y Gutiérrez Carballo Francisco, Bajtín y la literatura, Madrid, Visor Libros, 1995

LEÑERO Vicente, JESUCRISTO Gómez, México, Océano, 1986

PLATAS Tasende, Ana María, Diccionario de términos literarios, Madrid, ESPASA, 2000

VAN DIJK Teun A.,Ideología,Barcelona, Gedisa, 2000

 

Referencias Internet

BERRYMAN Phillip. www.ensayistas.org/critica/liberacion/berryman/cap10.htm

SCHENK Christine. www.cta-usa.org/magdala/MMbrochure-span.htm


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