Sincronía Verano 2005


DON JESÚS, PERSONAJE PRINCIPAL DEL TEXTO DRAMÁTICO LOS ALBAÑILES. INTERTEXTUALIDAD BÍBLICA Y CARNAVALIZACIÓN. UNA APROXIMACIÓN BAJTINIANA

María Lourdes Hernández Armenta


 

     Vicente Leñero (1933), escribió en 1964 su novela  Los albañiles, cinco años después la escribió en género dramático con un fin determinado: reconsiderar la temática original y  sus implicaciones simbólicas.

     La crítica y lectores hasta entonces advirtieron en la novela sólo su trama policiaca, su artificio formal o sus evidentes características testimoniales. Pero la obra contenía un elemento que había pasado inadvertido y que Leñero intentó en esta nueva reescritura, de poner énfasis en él:

Al escribir esta versión para el teatro me empeñé con una gran necedad en subrayar ese elemento; no sólo a través del epígrafe que acompaña la presente edición, sino impulsando y quizá forzando a don Jesús a proyectar, en forma más clara, su carácter de sui generis redentor. Violentada de su contexto, la frase paulina representa para mí la mejor síntesis de la obra aunque no, desde luego, su única posibilidad interpretativa (LEÑERO 1983:8).

 

     En base a esto, este trabajo trata de exponer nuestra posibilidad interpretativa. El personaje de don Jesús,  controversial como ya veremos, posee variados matices pero sólo tocamos dos que para nosotros son importantes: la intertextualidad bíblica que tiene a su cargo la de brindarle a dicho personaje su connotación crística y la carnavalización, que la reafirma. También podremos ver, como el elemento del carnaval le da a la obra en general su carácter festivo. Por ello, aplicamos en nuestro análisis la teoría de Mijaíl Bajtín en especial sus conceptos: intertextualidad (sabemos que él no utilizó este término pero le debemos su concepto) y carnavalización literaria, los cuales iremos definiendo y aplicando a lo largo de nuestro trabajo.

       La obra Los albañiles,  trata sobre el asesinato del velador de un edificio en construcción. Todos los compañeros de don Jesús son sospechosos del crimen, ya que cada uno tiene motivos para matarlo.

     Leñero centró el tema de Los albañiles, en un hecho delictivo (el crimen de don Jesús) y en el descubrimiento metódico y gradual del culpable. Mantiene la tensión con ciertas técnicas que dan a la acción su ritmo, también hace uso continuo de la retrospección o analepsis. Empieza con el cadáver de don Jesús a quien conoceremos precisamente al ir al pasado. Se hace una investigación policiaca a través de la cual nos damos cuenta de que cada uno de los albañiles puede ser el culpable,  pero también, que no es la intención del autor revelar la identidad del asesino (es evidente que no importa tanto),  sino de exponer una  culpabilidad compartida. Al final aparece un hombre que parece ser don Jesús.      

 

 

     El epígrafe

     A quien no conoció pecado, lo hizo pecado entre nosotros

Para que fuésemos justicia de Dios en él.

                                Pablo,2 Cor.5.21

     El concepto de epígrafe que da el diccionario es: Cita o sentencia (intertexto) que, a guisa de lema o divisa, antecede a una obra o a cada uno de sus capítulos, encabezándolos. Resume los presupuestos del texto que preside, y anticipa su orientación general. (BERISTÁIN 1992:194)

     El epígrafe en esta obra nos introduce a una temática religiosa que a  primera vista, pasa inadvertida por ser la trama policiaca la que marca el ritmo y el interés en la historia, pero en una lectura más detallada y sobre todo en un análisis profundo, podemos encontrar el discurso religioso que late en dicha obra.

     La frase es de Pablo, que según el libro Hechos del Nuevo Testamento, Saulo de Tarso perseguía a los cristianos cuando en el camino a Damasco escuchó la voz de Cristo y fue así como se convirtió al cristianismo. De él se dice que dijo Jesús a Ananías: “Anda, pues este hombre me será un instrumento valioso y dará a conocer mi Nombre tanto a los paganos y a sus reyes como al pueblo de Israel”.(Hechos 9.15)

     La conversión de Pablo, nos dice la Biblia Latinoamericana es el acontecimiento decisivo de los comienzos de la Iglesia. Cristo viene personalmente para vencer al más encarnizado perseguidor de los cristianos. (Biblia Latinoamericana: 297)

     Volveremos más adelante sobre el epígrafe ya que es de gran relevancia en nuestro análisis.

 

     Intertextualidad

 

     Bajtín, mostró que las obras literarias, y la cultura en general, tienen un carácter necesariamente dialógico, y que en la elaboración de un texto siempre subyacen otros textos con los cuales mantiene relaciones. “Todo texto posee un sujeto que es el autor y un segundo sujeto que reproduce al texto original. De allí que toda relación dialógica implique el encuentro de los dos sujetos, de dos autores, el encuentro de los dos textos, del que ya está dado y del que se está creando como una reacción al primero” (ALEJOS GARCÍA en COHEN 1999:209)

     En Los albañiles, la intertextualidad bíblica, juega un papel fundamental, ya vimos como el epígrafe es el punto de partida de la obra y sobre todo en lo que respecta al personaje principal don Jesús, sin ella, como veremos a continuación, carecería éste de significación.

    

     El Evangelio según San Juan

     Nos dice la Biblia Latinoamericana que los Evangelios de: Mateo, Marcos y Lucas, habían recogido los hechos y palabras de Jesús más indicados para fundamentar la catequesis básica de la Iglesia, pero el de Juan, tenía un propósito más preciso: “Esto ha sido escrito para que crean que Jesús es el Hijo de Dios...”(Jn20,31).

     Este Evangelio recoge solamente siete milagros de Jesús, cifra simbólica, pero busca en ellos antes que nada anunciar y enfatizar la obra que el Hijo de Dios realizara a lo largo de la historia.

    Dicho Evangelio insiste en hacer resaltar a Jesús como Hijo de Dios. El intertexto que se encuentra en Los albañiles no se encuentra en otro Evangelio más que en Juan y es cuando Juan el Bautista ve a Jesús que se dirige para ser bautizado y dice de él: “Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo...”(Jn1,29)

      

     En Leñero tenemos el intertexto:

    

Don Jesús

     Seguimos hablando. Lo que te pasa es que a fuerzas quieres ver en mí a un    cabrón. ¿Y sabes por qué me ves así? Porque tus ojos miran nomás lo que tú tienes dentro: mugre, pura mugre. Pero no le hace. Para eso estoy aquí: para cargar con tu mugre y con la de todos los demás.[1](LEÑERO 1983:87)

 

    Lo anterior es un diálogo que tiene don Jesús con el personaje de Sergio, un exseminarista que trabaja de plomero en el edificio en construcción.  

    Este intertexto, en el Evangelio de San Juan nos señala a Jesús como el Cristo, el Mesías, el Salvador. En Leñero también tiene esta función, es en este momento cuando don Jesús recibe la carga semántica de Cristo, pues como dice M. Arrivé, el intertexto es el lugar donde se manifiesta y se capta el contenido de la connotación ya que el elemento intertextual siempre es connotativo.(BERISTÁN 1992:265). El personaje de Don Jesús es un ser depravado que sin tener el apoyo de la intertextualidad bíblica, sería un personaje más y carecería de la connotación crística. La frase bíblica señala a Jesús como el Cristo y este intertexto en Los albañiles, hace lo mismo con el personaje de Don Jesús, ésa es su función.

Lo mismo ocurre con el intertexto de la Resurrección pero en éste, Leñero plasma la duda. La Biblia dice:

 

El primer día de la semana, muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue a visitar el sepulcro. Vio que la piedra de entrada estaba removida. Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús más amaba, y  les dijo: “Han sacado al Señor de la tumba y no sabemos dónde lo han puesto.”(Juan 20:1,2,)

 

Cada Evangelio cuenta el episodio con versiones parecidas en donde el sepulcro está vacío y los lienzos en el suelo, al final de la obra Los albañiles, el personaje de don Jesús desaparece: “El edificio se oscurece durante segundos. Cuando la luz vuelve – una suave luz de madrugada -, los fantasmas y don Jesús muerto han desaparecido”.(Leñero 1983:120)

Jesús de Nazareth fue crucificado. La gente que lo había seguido lo abandonó y fue condenado a muerte, el culpable no fue un solo hombre, él murió para salvar del pecado a la humanidad. Don Jesús fue asesinado por un asesino sin rostro que pudo tener cualquier identidad, este ser anónimo puede ser cualquiera de los albañiles o toda la sociedad y sus pecados, pero el punto interesante aquí, es que toda la carga semántica que el personaje viene sosteniendo a través de la trama, adquiere aquí su máxima expresión. El Evangelio de Juan dice:

María estaba llorando afuera, cerca del sepulcro. Mientras lloraba, se agachó sobre el sepulcro, y vio a dos ángeles de blanco, sentados, uno a la cabecera y el otro a los pies, en donde había estado el cuerpo de Jesús.

Ellos le dijeron: “Mujer, ¿Por qué lloras?” Les respondió: “Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.” Al decir esto, miró por atrás y vio a Jesús de pie, pero no lo reconoció.

Le dijo Jesús: “Mujer, por qué lloras?, ¿a quién buscas? (Juan 20,11-15)

 

Al principio Jesús no fue reconocido por María así como en Los albañiles, Munguía no está seguro de que el hombre que ve sea don Jesús:

 

Munguía entra en el edificio. Lo observa con atención. Sube por los andamios. De pronto se detiene en seco. Frente a él, de espaldas al público, se encuentra un hombre abrigado con la cobija del viejo. Tiene su sombrero. Es quizás el mismo don Jesús pero no es posible afirmarlo categóricamente. Munguía se aproxima.

EL HOMBRE

¿Buscaba a alguien? (LEÑERO 1983:120,121)

 

La duda de la resurrección de don Jesús es plasmada por Leñero en este momento por medio de un cierre estético abierto, en donde la conclusión no está condicionada y se puede creer que el hombre es o no es don Jesús, con esto, el autor no da por concluido a su personaje, Bajtín dice que cuando un personaje ha sido concluido, no tiene la posibilidad de regenerarse, de renovarse, de vivir una metamorfosis:

Las caras concluidas (o “cerradas”) en la pintura (incluyendo el retrato). Representan un personaje concluido, que ya está allí y no puede ser otro. Las caras de los personajes que ya dijeron todo, que ya murieron, o como si hubieran muerto. El artista concentra su atención en los rasgos conclusivos, determinantes, que encierran. Vemos a todo el personaje y ya no esperamos nada más ni otra cosa. El personaje no puede regenerarse, renovarse, vivir una metamorfosis, porque se encuentra en su fase conclusiva, última y definitiva. (BAJTÍN 1999: 307)

 

         Como podemos ver no es el caso de don Jesús, ya que éste es un personaje que no se mantiene estático. Es un personaje que aún después de terminada la obra no ha dicho su última palabra, esto lo veremos a continuación cuando tratemos más sobre él.

 

Personaje principal    

El personaje principal de Los albañiles, aparte de cargar con una connotación crística, tiene otras funciones.

 Bajtín nos dice que el autor da tono a todo detalle de su personaje, a cualquier rasgo suyo,  a todo suceso de su vida, a sus pensamientos, y sentimientos, ya que en la obra artística, a diferencia de la vida real (en donde sólo interesa actos aislados de la persona y no su totalidad), interesa la totalidad del personaje ya que todas las manifestaciones separadas, tienen tanta importancia para la caracterización del todo como su conjunto.

Tal reacción frente a la totalidad del hombre-protagonista es específicamente estética, porque recoge todas las definiciones y valoraciones cognoscitivas y éticas y las constituye en una totalidad única, tanto concreta y especulativa como totalidad de sentido. Esa reacción total frente al héroe literario tiene un carácter fundamentalmente productivo y constructivo. (Ibid:13,14)

 

Con esto Bajtín nos dice que el autor crea a su personaje para evaluar el mundo que le rodea, el héroe posee un carácter que crea y produce,  su papel es fundamentalmente el de producir y construir. Creemos que el aspecto creativo  en el personaje de don Jesús se encuentra en el elemento grotesco y el carnaval, mientras que el carácter productivo y constructivo  se ve marcado por la inclinación de Leñero a sus ideas o mejor dicho su visión de los Evangelio. Estos aspectos se mezclan entre sí y nos muestra su punto de vista respecto al cristianismo.

 

Lo grotesco

El personaje de don Jesús se nos presenta con características de lo grotesco:

Recibe este apelativo lo que degrada de modo caricaturesco la realidad, lo que reconstruye desfiguradamente la naturaleza. Los fines suelen ser cómico-satírico, pero pocas veces inducen a la risa. Lo grotesco es antiguo en la literatura. Se instala en ella en la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco como elemento de lo carnavalesco; lo reinventan los franceses en el Romanticismo y penetra en el siglo xx como germen de la comedia grotesca de Arniches, del esperpento de Valle Inclán, del absurdo de Beckett, Ionesco, etc..(PLATAS 2000:362,363).

 

Nos dice Helena Bereristáin que lo grotesco es un elemento del carnaval que se expresa de muchas maneras y tiene a su cargo numerosas e importantes funciones. Introduce la risa alegre y la comicidad  renovadora, asociada a lo material y al cuerpo en su desempeño durante su transcurso entre los polos – coincidentes aunque sucesivos – del nacer y el perecer. Como, en el final, lo gastado es refundido y renace, podría decirse que la muerte está preñada.* Permite asociar lo heterogéneo y lo distante. Se puede hablar de una audacia inventiva que rechaza las convenciones, los hábitos banales y gastados. Percibe la relatividad de todo lo existente y, por ello mismo, la posibilidad de que cambie. Ello hace posible observar de un modo diferente y nuevo el universo.(BERISTÁIN en COHEN 1999: 224)  

En la obra Los albañiles, el personaje de don Jesús no está descrito físicamente, lo que sabemos de él es que es viejo y está enfermo (epilepsia). Bajtín relaciona los actos del cuerpo grotesco con los límites entre cuerpo y mundo, entre el cuerpo antiguo y el nuevo, la razón es que es ahí, donde se efectúan los cambios y las orientaciones recíprocas.

...Todas estas excrecencias y orificios están caracterizados por el hecho de que son el lugar donde se superan las fronteras entre dos cuerpos y entre el cuerpo y el mundo, donde se efectúan los cambios y las orientaciones recíprocas. Ésta es la razón por la cual los acontecimientos principales que afectan al cuerpo grotesco, los actos del drama corporal, el comer, el beber, las necesidades naturales (y otras excreciones: transpiración, humor nasal, etc.), el acoplamiento, el embarazo, el parto, el crecimiento, la vejez, las enfermedades, la muerte, el descuartizamiento, el desplazamiento, la absorción de un cuerpo por otro- se efectúan en los límites del cuerpo y del mundo, o en los del cuerpo antiguo y del nuevo; en todos estos acontecimientos del drama corporal, el principio y el fin de la vida están indisolublemente imbricados (BAJTÍN 1999:285,286)

 

Nos encontramos estas descripciones de don Jesús muerto:

Lo hicieron caca (LEÑERO 1983: 17)

Lo dejó hecho una porquería (Ibid: 22)

CHAPO

¿Usted no quiere ver cómo dejaron al pobre viejo? Tiene los sesos de fuera y se le ven como unos mazacotes de pura mierda. Los ojos se le botaron. Parecen dos pelotas así de grandes. Toda la quijada descuadrada y llena de sangre...Vaya a verlo antes de que se lo lleven, ingeniero.(Ibid: 23)

 

Estas descripciones del personaje pertenecen a un presente dentro de la obra, mientras que las descripciones del pasado o sea en vida, son más que nada internas y muchas veces éstas son dadas a través de acciones del propio don Jesús, en donde se nos muestra como un ser vulgar, bajo y ruin. Podemos ver como lo interno y lo externo coinciden, pero lo interesante es que no permanece estático, sino en un movimiento que va a concluir en un ser nuevo, Bajtín menciona este movimiento del cuerpo grotesco que está siempre en estado de construcción, de creación, en donde él mismo construye otro cuerpo, recordemos como al final hay un hombre nuevo generado del cuerpo viejo y muerto de don Jesús.

 

Carnavalización

Ahora tocaremos el tema de la carnavalización en la literatura, para saber de qué manera opera dicho elementos en Los albañiles:

Concepto que debemos a Bajtín su más amplia y rica descripción tipificadora, en donde pone de relieve la influencia de las fiestas folclóricas del carnaval - y sus matices subversivos, críticos y paródicos frente a los valores establecidos – sobre los géneros literarios cómicos en los que se utiliza un lenguaje popular, avulgarado, obsceno y complementado con gestos. Como ejemplo más ilustrativo cita Gargantua y Pantagruel (1532-1546), del francés Francois Rabelais. Para Bajtín el carnaval es una de las raíces más evidentes del surgimiento de lo literario y está relacionado con la sátira. Las fiestas de carnaval son una cristianización de las antiguas “bacanales”, “saturnales” y “lupercales”, en honor de Baco, Saturno,                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      y Luperco o Fauno, así como de otras fiestas misteriosas y orgiásticas de origen pagano que el cristianismo no logró reprimir. Las lupercales se celebraban en Roma el 15 de febrero, febratis dies y las pieles de los animales sacrificados con que se cubrían los jóvenes que participaban en las ceremonias se llamaban  februa. De estos términos procede el nombre del mes aludido.(PLATAS 2000: 120).

 

Bajtín llamó carnavalización literaria a la transposición del carnaval al lenguaje literario. Los aspectos y rasgos aislados del carnaval los separó y los examinó desde el punto de vista de dicha transposición:

El carnaval es un espectáculo sin escenario ni división en actores y espectadores. En el carnaval todos participan, todo mundo comulga en la acción. El carnaval no se contempla ni tampoco se representa, sino que se vive en él según sus leyes mientras éstas permanecen actuales, es decir, se vive la vida carnavalesca. Ésta es una vida desviada de su curso normal; es, en cierta medida, la “vida al revés”, el “mundo al revés” (monde á l’envers).(BAJTÍN 2003: 179)

 

En la vida carnavalesca, a diferencia de la vida normal se cancelan todas las leyes y prohibiciones, antes que nada se suprimen las jerarquías y todo aquello relacionado con las desigualdades sociales y por cualquier otra desigualdad  de los hombres, las distancias se destruyen y prevalece la categoría carnavalesca es decir: el contacto libre y familiar entre la gente:

...Se trata de un momento muy importante en la percepción carnavalesca del mundo. Los hombres, divididos en la vida cotidiana por las insalvables barreras jerárquicas, entran en contacto libre y familiar en la plaza del carnaval. El carácter especial de la organización de acciones de masas y la libre gesticulación carnavalesca se determinan asimismo por esta categoría del contacto familiar.(BAJTÍN 2003: 179)

 

En el carnaval se vive entre realidad y juego, un nuevo modo de relaciones entre toda la gente que está en contra de las jerarquías en la vida cotidiana por eso,  los comportamiento, los gestos y las palabras del hombre se liberan de todo poder, de toda situación jerárquica que los suele determinar totalmente en la vida diaria, volviéndose excéntricos.    

         En Los albañiles, don Jesús es un personaje con toda clase defectos. Lleva en sí, todos los pecados del mundo: es ratero, asesino, depravado, etc. Y sin embargo Leñero le da una connotación de Cristo redentor. Esto es posible  en un mundo carnavalesco, y este es el mundo que se vive en esta obra. En el edificio en construcción es en donde empieza el carnaval.

...se escucha el silbar alegre, los pasos y los murmullos de los albañiles que empiezan a llegar a su trabajo. Cuando los primeros entran en escena y avanzan tranquilos, ya en dirección de la bodega, para cambiarse de ropa, ya rumbo al sitio donde se encuentra algún instrumento de trabajo...(LEÑERO,1983:15)

 

Los albañiles se ponen sus ropas de trabajo y cuelgan en el perchero las que usan en el “otro universo” (se marcan límites)  y en ese lugar durante el día viven una vida diferente:

Un grupo de albañiles ha estado observando la escena a distancia. Ríen y hacen comentarios en relación a Isidro y a Sergio. Éste último ha lanzado a Isidro una mirada amenazadora.

 

Albañiles

     -¡Se va a poner celoso don Jesús, Isidro!

     -Convídanos del almuerzo que te trae tu hermana, Cura.

     -No seas apretado.

     -Danos una probadita.

     -Del almuerzo o de tu hermana, como quieras.(Ibid:58)

 

Entre burlas, palabras vulgares, frases de doble sentido. Se burlan del patrón:

El ingeniero Zamora sale de la obra. Apenas lo hace, los albañiles prorrumpen en comentarios, desde sus respectivos sitios.

 

Albañiles, entre risas

     -Ya llegó el Nene, muchachos.

     -A trabajar, que ya llegó el Nene.

     -Ñe ñe, el Nene.(Ibid:53)

 

Cantan, comen:

El Chapo sale de la bodega, desarmado, mientras Federico se aproxima al grupo de albañiles donde almuerza Patotas.

 

Patotas

     ¿No se echa un taco, inge? Están ricos. Son de frijolitos con chilito...Sin pena.

Albañil, confidencial, socarrón

     Al Nene no le gusta el chile.

Patotas

     Pruébelos.

 

Federico se decide, toma el taco que le alarga Patotas y lo prueba. Muy pronto el picante hace su efecto. Mientras los albañiles ríen, Federico escupe el bocado y gesticula por el ardor sufre...(Ibid:68)

 

            Se embriagan.

Los albañiles continúan su trabajo, pero van desapareciendo poco a poco. Por momentos sólo se advierte a Jacinto, quien comienza a beber de una botella. Entra Josefina, rumbo a la bodega, Jacinto la mira con expresión de deseo.(Ibid:98)

    

Éste es un ambiente de carnaval, de fiesta popular en donde las jerarquías se pierden y conviven en un mismo plano el patrón y el empleado entre risas, malas palabras e irreverencias, en un ambiente lleno de realismo y de naturalismo. Todo aquello que estaba cerrado, desunido, distanciado por la visión jerárquica de la vida normal, entra en contactos y combinaciones carnavalescas. Como podemos ver el carnaval une, acerca, compromete y conjuga lo sagrado con lo profano, lo alto con lo bajo, lo grande con lo miserable etc. Y es aquí en este plano, donde está ubicado don Jesús el rey del carnaval, pero su imagen no es la de un bufón, sino que carga con una connotación de Cristo. A don Jesús se le permite ser redentor pues con su muerte, da vida al final a un ser nuevo (La preñez de la muerte), y es en este punto donde el epígrafe:

A quien no conoció pecado, lo hizo pecado

entre nosotros para que fuésemos justicia de

Dios en él. ( Cor.5.21)

toma su máxima importancia ya que éste, forma parte de una carta de Pablo a los Corintios que se titula Somos los mensajeros de la reconciliación, en donde se habla de la ruptura con el mundo antiguo con la muerte y resurrección de Cristo. El hombre pecador es perdonado (muere) y da vida a un hombre nuevo(nacimiento). Aquí es donde es evidente el diálogo que establecen el Apóstol Pablo y Vicente Leñero, en este punto se entrecruzan en una relación dialógica, ya que la voz ajena (Pablo) como la propia (Leñero) tienen igual valor, son dos enunciados orientados hacia el mismo objeto referencial (Cristo),  los dos discursos se entrecruzan dialógicamente.  Ambos, nos dan su percepción carnavalesca del mundo: “el pathos de cambios y transformaciones, de muerte y renovación. El carnaval es la fiesta del tiempo que aniquila y renueva todo. Así es como puede ser expresada la idea principal del carnaval.”(BAJTÍN 2003: 181)

 

 

Conclusión

En nuestro análisis hemos tratado de hacer sobresalir algunos aspectos del personaje principal de Los albañiles  de Vicente Leñero. Quien pone de relieve la capacidad del autor para plasmar en su obra la vida humana, percibimos como ésta, adquiere una dimensión especial que le da precisamente el género dramático. Con esto queremos decir, cómo Leñero sin restar verosimilitud a su personaje principal, le concede la gracia de ser Cristo, así como también de vivir, de expresarse y de hablar por otros.

Don Jesús es controversial desde su presentación, ya que la intertextualidad bíblica le da una connotación de Cristo y el elemento de lo grotesco lo reafirma, ya que éste como parte del carnaval tiene a su cargo diferentes funciones, entre ellas, que en un estado de relatividad se genera la posibilidad de que todo lo decadente y gastado que representa don Jesús, cambie. Este personaje representa la concepción que antiguamente se tenía del hombre pecador, el que no tenía ninguna posibilidad de regenerase. Es el hombre antes de Cristo que con éste encontró el perdón y el camino de la nueva vida. Esto lo pudimos confirmar cuando nos encontramos en Los albañiles, en una zona donde se unieron la voz de Pablo (ajena del epígrafe) y la de Leñero, en donde cada uno expone su punto de vista, el primero, creemos rompe con la concepción antigua de la salvación y del perdón que habla el Antiguo Testamento, con Cristo todos tienen la posibilidad de la salvación. (Recordemos de nuevo que los Hechos de los Apóstoles es literatura carnavalizada en donde todo los cánones gastados e inútiles, mueren para dar vida a lo nuevo. El elemento del carnaval también llega a Los albañiles directamente en la vida carnavalesca que se vive en la obra en construcción). Leñero nos da su versión sin romper con Pablo: el Cristo genera nueva vida y puede estar en cualquier persona, incluso en un personaje como don Jesús que es un pecador.

     Nos dice Bajtín, que el autor a veces convierte a su personaje en el portavoz inmediato de sus ideas, según su importancia teórica o ética (política, social), para convencer de su veracidad. La totalidad entre autor y el personaje crea una relación de orden similar entre ellos. En este enfoque se nos muestra la actitud de Leñero, el cual nos transmite sus ideas por mediación de su personaje don Jesús.

La carnavalización en Los albañiles, dijimos en nuestra hipótesis nos viene de la cultura popular. Los elemento del carnaval más evidentes los encontramos en esta obra, pero también vimos como por ser ésta reflejo de la realidad, la obra en construcción es para nosotros, un cronotopo carnavalesco que puede pasar al arte (literatura, pintura, teatro), y transmitir todos los elementos de relatividad que hacen posible el mundo al revés y todo lo que surge de esto.

Pero también encontramos la carnavalización  que le transmite la intertextualidad del texto original: La carta de Pablo, que no sólo pudimos ver es el epígrafe, sino la idea desarrollada con el punto de vista muy particular de Leñero que ya mencionamos.

Para terminar con nuestras conclusiones, lo que nos resultó también interesante, es que en la ya tan mencionada obra,  el carnaval transmite a ésta su carácter festivo, es decir, la relación con la fiesta de los objetivos superiores de la existencia humana: la resurrección y la renovación.

Bibliografía

BAJTÍN Mijaíl, Estética de la creación verbal,10ª, México, Siglo XX1,1999

___________, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, Madrid,Alianza Editorial, 1999

_____________,Problemas de la poética de Dostoievski, FCE, 2003

BERISTÁIN Helena, Diccionario de retórica y poética, México Ed. Porrúa, 1999

COHEN Esther, Aproximaciones, Lecturas del texto, México, UNAM, 1999

CASTILLO Romera José, García-Page Mario y Gutiérrez Carballo Francisco, Bajtín y la literatura, Madrid, Visor Libros, 1995

LEÑERO Vicente, Los albañiles, México, Joaquín Mortiz, 1983

PLATAS Tasende, Ana María, Diccionario de términos literarios, Madrid, ESPASA, 2000

 REDONDO Gómez Fernando, La crítica literaria del siglo XX, Madrid, EDAF, 1996

YLLERA Alicia, Estilística, poética y semiótica literaria, Madrid, Alianza Universal 1986



NOTAS

[1] Las cursivas son nuestras.

* Las negritas subrayan dónde nuestro análisis hace énfasis.

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