Las Vidas Perdidas y las Almas
Empobrecidas: El Fracaso de la Iglesia en América Latina
Michael Hogan
Traducido por Jorge A. Agraz
Cuando el cardenal católico y
conservador José Ratzinger fue electo Papa Benedicto XVI, muchos observadores vieron esto
como el principio de un periodo reaccionario para la Iglesia Católica junto con una clara
oposición al clero femenino, a la unión de homosexuales, la clonación, la libertad de
elección, los movimientos ecuménicos, el uso de métodos anticonceptivos para la
prevención del SIDA, la teología de la liberación, la organización de la comunidad de
católicos laicos y el activismo social. Sin
embargo, para aquellos que han seguido las políticas de la Iglesia en América Latina, su
elección se ha percibido sin sorpresa y como la continuación de una postura de la
Iglesia que comenzó a partir de los años ochentas.
El Cardenal Ratzinger, también
conocido como el ejecutor del Vaticano para el Papa Juan Pablo II, ordenó el
silenciamiento en 1984 de los teólogos de la liberación, prohibiéndoles la
publicación de su trabajo y la remoción de obispos que apoyaban sus posturas, así como
también declaró la oposición romana al activismo social y a las organizaciones de
auto-asistencia; las cuales habían sido consideradas desde hace mucho tiempo por los
sacerdotes en las regiones empobrecidas como un papel primordial en su misión Cristiana.
Para entender lo que esto ha
significado para las poblaciones indigentes y marginadas en América Latina y lo que la
elección de este cardenal a su papado seguramente va a representar en los siguientes
años, es conveniente estudiar la historia reciente, en especial la de América Central.
EL
SALVADOR
El Arzobispo Oscar
Romero era un prelado tradicional cuando fue asignado a su puesto en El Salvador en
los años setentas. Lo que lo hizo
excepcional conforme pasó el tiempo fue que les prestó atención a los indigentes y
marginados de su congregación. Escuchó
cuando ellos le contaban historias de miembros familiares que habían sido secuestrados
por los escuadrones de la muerte del gobierno, cuando intentaron organizar a
trabajadores agrícolas, o cuando hablaban en contra de las políticas represivas del
gobierno. Observó las fotos de los cuerpos
torturados de civiles que se habían opuesto al régimen represivo y escribió a las
autoridades solicitando ayuda para ponerle fin al miedo y a la opresión en la que sus
parroquianos vivían. Cuando el gobierno se
mostró indiferente, él empezó a reflexionar en la necesidad de estas personas para
organizarse y obtener compensaciones para cambiar su situación. Se percató que la tradición conservadora de la
Iglesia en América Latina aliada a la plutocracia, proveyendo a los ricos y
auxiliando a los pobres solamente a través de la distribución de limosnas para aquellos
con mayor necesidad- meramente servía para perpetuar injusticia. Él juzgó que los pobres e impotentes tenían el
derecho a intentar de alterar su situación a través de organizaciones de
auto-asistencia, educación, y acción comunitaria. Asimismo,
también consideró que la Iglesia tenía una obligación a través de su liderazgo de
asistir este proceso con soluciones concretas.
Sus esfuerzos para servir a estos parroquianos ofendieron no
solamente al gobierno represivo y a las clases altas, sino que también a sus parroquianos
ricos (Opus Dei) quienes
pensaron que la Iglesia removería sus privilegios. Asimismo,
cuando el Obispo Romero bautizó a los bebés indígenas de la misma fuente bautismal de
aquella en la que también se les bautizaba a los privilegiados bebés blancos, éstos
últimos se indignaron. Los grupos católicos
laicos de auto-asistencia entonces fueron atacados y nombrados como un activismo
socialista. Así, cuando el Obispo se
encontraba en el púlpito e hizo un llamado para ponerle fin a la violencia contra grupos
opositores del gobierno, le dispararon en plena luz del día.
En su funeral, el cual se llevó a cabo el 30 de marzo
de 1980 en la catedral, las tropas gubernamentales abrieron fuego contra la multitud. La masacre dejó 44 muertos y cientos de heridos. Entre los testigos de ese día estaba la misionera
laica Maryknoll, Jean
Donovan.
Un año después, Jean Donovan junto con otras dos hermanas
Maryknoll, Maura Clarke
e Ita Ford, y Dorothy Kazel una hermana
Ursulina, fueron raptadas, violadas y disparadas a muerte por soldados de la Guardia
Nacional. Al día siguiente, campesinos
descubrieron los cuerpos al costado de un camino aislado, enterrados en una tumba poco
profunda. Todos los que estaban
familiarizados con el caso sabían que estas mujeres fueron asesinadas por la Guardia
Nacional y que al final, tuvo que haber sido autorizado por el gobierno. 1 Sin embargo, cuando el Papa visitó El Salvador en
1983, él deliberadamente rechazó cualquier comentario en referencia a su obispo, o al
caso de Jean Donovan y las monjas. Enfatizó
el propósito de la Iglesia como el de enseñar que Jesús es el Hijo de Dios y el de
proveer consejo espiritual a su rebaño. En
privado, el Papa se reunió con sus sacerdotes y monjas de El Salvador y les pidió
descontinuar su implicación con los grupos comunitarios de auto-asistencia. De esta manera, el Papa reemplazó al Arzobispo
asesinado Romero con un conservador, dándole las mismas instrucciones que a los demás en
un esfuerzo de restaurar a la Iglesia con su primera alianza con aquellos que yacían en
el poder- no importa que tan corrupto o cómplice en violencia organizada- por la cual la
Iglesia era notoria hace una centuria.
NICARAGUA
El día anterior a la visita del Papa a Managua en 1983, 17
miembros de una organización juvenil que habían sido asesinados por los soldados de
Samoza fueron enterrados después de un programa de conmemoración en la misma plaza donde
el Papa Juan Pablo II estaba por oficiar misa. Se
esperaba entre las madres y jóvenes presentes que el Papa ofreciera unos comentarios
sentimentales en referencia a las muertes de estos adolescentes, pero no fue así. En cambio, el Papa ofreció un sermón que exigía
al pueblo de Nicaragua el abandono a sus compromisos ideológicos
insostenibles y urgía a los obispos a permanecer unidos. Anteriormente, había reprendido al Fr. Ernesto
Cardenal en el aeropuerto por sus nexos con la asociación de trabajadores agrícolas, por
lo que pocos en la congregación sabían que ninguna expresión de unidad con el pueblo se
esperaba se hiciera presente. Muchos
otros, sin embargo, creyendo que el Papa estaba realmente del lado del pueblo, comenzaron
a salmodiar una plegaria para nuestros muertos y queremos la paz. 2
El Papa los ignoró y concluyó su sermón. En la consagración, una de las madres de los
jóvenes asesinados irrumpió con un megáfono para decir Santo Padre, te rogamos
por una plegaria para nuestros amados que han sido asesinados. 3 El Papa no sólo rechazó esa plegaria sino que se
saltó el Padrenuestro así como su tradicional seño de paz. Ofreció comunión a algunos dignatarios, dio su
bendición y se retiró.
Después el comentarista de la BBC lo llamaría como una de
las misas más inusuales en la carrera del Papa. Para el Presidente Daniel Ortega quien le
pidió al Papa ofrecer una propuesta de paz para Nicaragua, de mostrar una palabra
que pudiera fortalecer al pueblo antes de partir- era más que inusual. Para este representante como Príncipe de la Paz,
era el dejar una clara oportunidad de hacer un impacto.
Decir que dejó atrás a muchos católicos alienados es quedarse corto.
Se ha dicho a través de fuentes
privilegiadas que cuando el Papa preguntó que era lo que la gente gritaba durante la Misa
(¡queremos paz!), uno de sus asistentes le dijo que no tenía importancia y
que aquellos que habían gritado eran comunistas. Con
su propia experiencia del comunismo en Europa Oriental, esta declaración era como
mostrarle la carpa roja a un toro. Poco
tiempo después, los obispos liberales fueron reemplazados por conservadores, mientras que
al Papa, alentado por Ratzinger (quien realizó una tesis sobre el tema), se le mostraron
presuntos nexos entre elementos de la teología de la liberación y Marxismo. El Papa comenzó a escuchar a aquellos que
exponían la teología de la liberación en caricaturas sacerdotes con pistolas,
Marxistas- y simplemente no eran representaciones precisas, 4
dijo Dean
Brackley, un profesor de teología en una universidad Jesuita en América Latina. Al año siguiente, el teólogo líder de la
liberación en Brasil, Leonardo Boff, recibió
órdenes de partir a Roma en 1984 y fue sentenciado por el comité del Cardenal Ratzinger
a un año de silencio servil, durante el tiempo en el que se le denegó el
permiso de publicar o enseñar públicamente. Desde
entonces renunció a la orden Franciscana. 5
OPCIÓN PREFERENCIAL
Fácilmente pudo haber ocurrido la alternativa sino hubiera
sido por la influencia de Ratzinger. El Papa
Juan Pablo II estaba familiarizado con el Movimiento Solidario de Polonia, al cual lo pudo
haber comparado con las organizaciones agrícolas y los grupos rurales de artesanos en El
Salvador y Nicaragua. Pero el dado ya se
había tirado y la Iglesia abandonó dos décadas de activismo social y la opción
preferencial para los pobres para regresar a la benévola ausencia la
cual era caracterizada de singular manera por la jerarquía en América Latina en los
años dictatoriales.
La opción preferencial para los
pobres y grupos vulnerables fue un concepto que había evolucionado a principios de los
años sesenta y que perteneció a la filosofía de la Iglesia en las Conferencias de Obispos en América Latina en Medellín, Colombia
(1968) y en Puebla,
México (1979). Esencialmente se hizo
notar la creciente conciencia de solidaridad de los pobres entre sí mismos, sus esfuerzos
para apoyarse el uno con el otro, y sus demostraciones públicas; las cuales, sin recurrir
a la violencia, presentaron sus propias necesidades y derechos ante la cara de
ineficiencia o corrupción de las autoridades públicas.
"En virtud de sus
propias obligaciones evangélicas," la Iglesia debe permanecer "al lado de los pobres, para
discernir la justicia en sus solicitudes y ayudarles a satisfacerlas sin perder la
visión
del bien común."6
En otras palabras, como seguidores de Cristo tenemos el reto de hacer una opción
preferencial para los pobres, especialmente para crear condiciones para escuchar las voces
marginadas, para defender al oprimido y para asesorar el estilo de vida, la política e
instituciones sociales en términos de su impacto hacia los pobres. La opción para los pobres no significa de poner
un grupo en contra de otro, sino de fortalecer a toda la comunidad asistiendo a aquellos
que se encuentran más vulnerables."7
EL REVÉS DEL CARDENAL RATZINGER
Un análisis del fenómeno de la
teología de la liberación, escribió el Cardenal Ratzinger en 1984, revela
que constituye una amenaza fundamental hacia la fe de la Iglesia. Profundizando en el tema, expone posiciones
radicalmente marxistas (sic) en aquellos que enseñan la teología. A pesar de que concede que la teología de la
liberación contiene un grano de verdad el Cardenal insiste en que es un error
y argumenta que un error es mucho más peligroso cuanto mayor sea ese grano de
verdad. 8 Ese grano de
verdad, por supuesto, es la misión de Cristo y sus apóstoles definidos por los
Evangelios, en especial por el Sermón
de la Montaña donde Jesús claramente afirma la opción para los pobres. El Cardenal Ratzinger responde que esta es una
amalgama entre una verdad básica de la Cristiandad y una opción fundamental
anti-Cristiana, la cual seduce y contiene la semblanza a una verdad. El Sermón de la Montaña es definitivamente
Dios tomando posturas con los pobres, escribe el Cardenal. Pero interpretar a los pobres en
el sentido de la dialéctica histórica marxista (sic) y tomando posturas con
ellos en el sentido de un conflicto de clase, es un intento de exponer idénticas
entidades que son opuestas. Mientras
reconoce la irresistible lógica de los teólogos de la liberación, el
Cardenal Ratzinger sugiere que esta nueva interpretación de la Cristiandad está
corrupta, que deberíamos de regresar a la lógica de fe, y presentarla como la
lógica de la realidad 9
y que teólogos, sacerdotes, laicos y monjas no pueden interpretar la palabra de Dios,
sólo la Iglesia dentro de su autoridad.
La orden para silenciar a los teólogos de la liberación, la
cual vino poco después, no sólo despojó a los profesores de sus trabajos, a los
sacerdotes de su mensaje más saliente hacia los pobres, a los obispos de sus diócesis
que serían reemplazados por hombres que estaban de acuerdo con el Cardenal Ratzinger;
sino que también tenía un efecto más mortífero. Mandaba
un mensaje a los regímenes represivos en América Latina de que el pueblo no contaba con
la protección ni apoyo de la Iglesia. Misioneros
laicos, monjas, sacerdotes, maestros y hasta asistentes fueron inmediatamente percibidos
como blancos seguros para los regímenes represivos.
Una de las masacres más brutales fue el asalto de la Universidad de América
Central (UCA por sus siglas en inglés) en San Salvador. Ahí, en las prematuras horas del
16 de noviembre de 1989, los
soldados entraron a la residencia Jesuita y asesinaron al presidente de la universidad,
Fr. Ignacio Ellacuría
y a otros cinco sacerdotes. Su cocinera Elba Ramos y su hija Celina, quien había pedido
quedarse la noche por su propia seguridad ya que los soldados habían rodeado el campus,
también fueron asesinadas. 10
Los asesinatos de los padres Jesuitas en la universidad
mandaron un mensaje a todos aquellos asociados con la teología de la liberación. Con el retiro del apoyo de Roma por su trabajo y
con la clara instrucción del Cardenal Ratzinger de que esto era un movimiento
Marxista, todos los que trabajaban en América Latina fuera de los canales oficiales
gubernamentales era vulnerable. Los
sacerdotes en la universidad eran maestros e intelectuales.
Fr. Ellacuría, un nativo de Madrid, era reconocido internacionalmente como un
educador y era incluso amigo del ex embajador ante las Naciones Unidas, Jean Kirkpatrick. En palabras de Fr. Charles Beirne, S.J.,
Ellos eran sacerdotes, no políticos partidarios.
Ellos se encargaron de tratar a las polis, a los indigentes y exploraron las
dimensiones éticas de la realidad nacional. Por
esto fueron silenciados. 11
EL ARENQUE ROJO DEL MARXISMO
Jean Donovan, la misionera laica quien fue asesinada junto
con las monjas en El Salvador, fue la hija de un ingeniero de una aeronave Sikorsky de
Westport, Connecticut. Criada en relativa
afluencia económica, ella, una católica dedicada, tenía una maestría en la
administración de negocios de Case Western Reserve y fue una Republicana de por vida.
En su camino a una carrera de administración exitosa en
Cleveland, en 1979 se ofreció como voluntaria a través de una iglesia local para
trabajar en una misión en El Salvador junto con la organización Caritas después de escuchar el trabajo del Obispo
Romero y el llamado desesperado de los niños en ese país.
Poco después de su llegada a América Central, sus cartas a casa empezaron a
montar evidencia sobre la conexión entre las políticas estadounidenses y la violencia en
El Salvador.12
Con la elección de Ronald Reagan en 1980 y su promesa de su fuerte postura contra el
comunismo en América Central, ella vio que los Estados Unidos habían
efectivamente dado a los regimenes represivos en dicha región exactamente lo que ellos
necesitaban: una mano libre para eliminar la oposición, sofocar la organización
laborera, e intimidar (incluso hasta eliminar) trabajadores cuyo apoyo del
pueblo en vez del gobierno podría ser interpretado como Marxista. Las cosas empeoran progresivamente en El
Salvador después de la elección en Estados Unidos
La milicia creyó que se le
había otorgado un cheque en blanco, sin restricciones. 13
La combinación del trabajo católico y social con el
Marxismo por ambos gobiernos ha tenido su efecto. Oficiales
de la administración de Reagan repitieron la excusa del gobierno de El Salvador para los
asesinatos y violaciones, argumentando que las mujeres habían construido una
barrera de camino y que no eran solamente monjas sino activistas
políticos. Cuando la familia Donovan
se acercó al Departamento de Estado de Estados Unidos para recibir información acerca de
la aprehensión de los responsables por el asesinato de su hija, fueron tratados
fríamente y después con hostilidad. El
gobierno americano, el cual lo habían creído como un fuerte bastión de justicia, ahora
aparecía aliado con las fuerzas de represión. Eventualmente
se les pidió dejar de molestar a los oficiales del Departamento de Estado. El insulto final ocurrió cuando recibieron un
recibo del Departamento de Estado por más de 3,500 dólares para pagar los gastos por el
regreso del cuerpo de Jean. 14 Mientras tanto, el encargado de la Guardia
Nacional, quien era responsable de los asesinatos, el Gen. Eugenio Vides Casanova,
se convirtió en Ministro de Defensa con el apoyo estadounidense del régimen
democrático de José
Napoleón Duarte. De esta manera, la era
revolucionaria de los años ochenta se consumó en América Central.
Lo que siguió en los años noventa, fue una retirada del
activismo de parte de la jerarquía católica, el reemplazo de cientos de obispos por
prelados más conservadores, una prohibición sobre la enseñanza de la teología de la
liberación en las universidades, el silenciamiento de teólogos líderes en América
Latina y una lenta retirada de la Iglesia del activismo social. En América Central, organizaciones locales han
desde entonces perdido mucha de su iniciativa y apoyo y la verdadera democracia ha
desaparecido para ser reemplazada con un espectáculo neoliberal democrático en el cual
uno de los dos más ricos candidatos tiene la oportunidad de tomar el control del gobierno
con las bendiciones de los Estados Unidos. Hoy,
en estragos, El Salvador y Nicaragua, también como Guatemala, se sitúan en una
condición peor de la que estaban hace cincuenta años, con más de la mitad de la
población recibiendo menos de la porción diaria alimenticia para sostenerse, con un alto
desempleo, infraestructura dañada a causa de los huracanes y guerras, tasas de
aliteración ascendientes, ondas de criminales juveniles y la falta de esperanza. Las
cocinas de caridad y las canastas de comida del 2005 son un llanto lejano de los grupos de
auto-asistencia, las organizaciones de campesinos, las uniones comerciales, y las
clínicas médicas que la Iglesia ayudaba a sostener y apoyar en la década de los
ochenta.
En América del Sur (con Venezuela, Brasil y Uruguay como las
excepciones) muchos países han sucumbido su autonomía política al FMI, el Banco Mundial
y a los inversionistas corporativos. En
algunos de estos países, con notoriedad en Brasil, la teología de la liberación se ha
profundizado y ampliado, especialmente donde es aparente que sólo el trabajo pastoral
puede servir a los pobres, los cuales el Estado y las políticas neoliberales los han
dejado atrás. En Venezuela, el vacío dejado
por la pérdida de una Iglesia activista ha sido llenado por el populismo del Presidente
Chávez quien, alimentado por el reconocimiento prematuro estadounidense de su reemplazo
durante un infructuoso golpe de Estado, 15 Ha creado
una guerra económica (evite la invasión estadounidense, pague impuestos) 16 mientras
cuidadosamente distribuye algunas de las reservas petroleras a los sectores visiblemente
más necesitados.
Intentando competir con los grandes números de pobres que
ahora van a las iglesias cristianas evangélicas donde pueden cantar sus sufrimientos,
alabar al Señor, y esperar por un mejor mundo después de la muerte, el nuevo Papa (con
la asistencia del Opus Dei en el reclutamiento) ha empezado la búsqueda de jóvenes
apuestos y carismáticos sacerdotes que puedan realizar la misma operación con el
imprimátur Católico. Han tenido un
éxito limitado, especialmente con clubes y reuniones juveniles en donde la juventud se
concentra en campos abiertos para atender lo que parece las versiones cristianas de los
conciertos de rock en la década de los sesenta. El
llamado del Papa Benedicto para una nueva misión evangélica en
comunicaciones recientes en América Latina parece ser básicamente esto: la remoción de
la Iglesia en cualquier esfuerzo real para trabajar por la justicia social en América
Latina y una decisión de competir, no por almas sino por audiencias en un nuevo
movimiento evangélico, donde los himnos y las invocaciones al Espíritu Santo y los
gritos de aleluya y amen proveen una escapada a otro mundo fuera
de la realidad y donde la religión finalmente se convierte, como Marx tan proféticamente
ha notado, meramente un opio del pueblo. La
genuina ironía, por supuesto, radica en que la teología de la liberación y la opción
para los pobres, la que el Cardenal Ratzinger denigró como Marxista, era una clara y
potente alternativa para el Marxismo; y distinto al populismo y militarismo que se asienta
así mismo cuando los movimientos populistas fallan, continua a ser la última y mejor
esperanza de conferirle poder al pueblo en América Latina para cambiar sus vidas, de
establecer raíces para los movimientos democráticos y de formar comunidades seguras,
auto-suficientes y prósperas.
NOTAS:
1 Existen numerosas fuentes que recapitulan en detalle lo sucedido a Jean Donovan y a las tres monjas. Entre los mejores está el libro reciente: Salvador Witness: The Life and Calling of Jean Donovan (Testigo Salvadoreño: La Vida y Llamado de Jean Donovan) por Ann Carrigan (Maryknoll, NY: Obis Books, 2005) del cual algunas partes del contenido histórico se hace referencia.
2 De "The 1983 Visit of Pope John Paul II to Nicaragua" (La Visita de 1983 de Juan Pablo II a Nicaragua) por Catherine Hoyt (Marzo 1983). Este es un texto de una carta escrita por Hoyt a sus padres unos días después de la visita Papal a Managua. Después se publicaría en la Web debido a la naturaleza autoritativa de su recuento. Hoyt es la coordinadora nacional del Nicaragua Network Education Fund (La Red Nicaragüense para el Fondo Educacional)
3 Ibid. Las citas textuales que siguen son del recuento de Hoyt.
4 La Cita textual de Dean Brackley es de "Part of the Flock Felt Abandoned by the Pope" (Parte del Rebaño se Sintió Abandonado por el Papa) por Cris Kraul y Henry Chu. L.A. Times, 10 de abril de 2005.
5 Ibid., p. 2.
6 De "An Introduction to the Principles of Catholic Social Thought." (Una Introducción a los Principios del Pensamiento Católico Social) Universidad de Notre Dame.
7 Ibid. p.1
8 De "Preliminary Notes to Liberation Theology" (Notas Preeliminares de la Teología de la Liberación) por el Cardenal José Ratzinger, anterior a la Instrucción del otoño, 1984.
9 Ratzinger, op. cit., Sec. III, "Central Concepts of Liberation Theology."
10 Ibid. pp.7-8.
11 Esta información proviene de Religious Task Force on Central America and Mexico (Destacamento de Fuerzas Religiosas en América Central y México) localizada en UCA, donde los Jesuitas fueron asesinados. Véase "Martyrs of the University of Central America." (Mártires de la Universidad de América Central)
12 "Ordinary People Made Extraordinary" (Gente Ordinaria puede ser Extraordinaria) por Fr. Charles Beirne, S.J.
13 De "Jean Donovan: Except for the Children." (Jean Donovan: Excepto por los Niños)
14 Ibid. La cita es atribuida a su madre, Patricia.
15 Ibid., p. 4.
16 En un editorial del 13 de abril de 2002, en seguimiento al golpe de estado, el New York Times declaró "La democracia Venezolana ya no está amenazada por un quizás fuera dictador". El New York Times explicó que Chávez fue forzado por el ejército y reemplazado por un líder en negocios. Tres días más tarde, el New York Times ofreció una pequeña retracción y disculpa: "El Sr. Chávez ha sido un líder demagógico y divisivo en el que su retiro la semana pasada provocó aplauso en casa y en Washington. Esa reacción, la cual compartíamos, negaba la manera anti-democrática en la que fue removido. Forzar a un líder democrático, no importa que tan mal trabaje, nunca será motivo para celebrar.
17 Este fue un anuncio visto por el autor cerca del aeropuerto de Caracas el 20 de octubre de 2005.
Michael Hogan es el autor de The
Irish Soldiers of Mexico, Los
Soldados Irlandeses de Mexico, Molly
Malone and the San Patricios, Making Our
Own Rules, Mexican
Mornings: Essays South of the Border, y Imperfect
Geographies.
Jorge A. Agraz es
Licenciado en Ciencias Políticas y Política Internacional de la Universidad de Pennsylvania, con especialidades en
Estudios Latinoamericanos y Latinos.