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Crítica a la Burbuja Filtro mediante la Otredad en Lévinas y Dussel.
Critique of the Filter Bubblethrough Otherness in Lévinas and Dussel
Fabián de la Parra Rodríguez
Departamento de Filosofía. Universidad de Guadalajara (MÉXICO)
CE: delaparra.fabian@gmail.com
DOI: 10.32870/sincronia.axxiv.n77.5a20
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Recibido: 13/06/2019
Revisado: 27/09/2019
Aprobado: 14/11/2019
RESUMEN
La filosofía de la Otredad y por ende la filosofía de la liberación nace como respuesta a la absolutización de la Filosofía Occidental, a la Ontología que oprime y se olvida del Otro y al capitalismo que reduce al Otro a mano de obra bajo el velo engañoso de la objetividad universal. Para Emmanuel Lévinas, La Otredad es una respuesta ética a la afiliación al nazismo de su maestro Heidegger. Enrique Dussel rebasa el plano abstracto de la crítica Lévinasiana, agregando una lectura minuciosa de Marx y aplicándolo a una crítica del capitalismo como la ontología opresora en la praxis. Este trabajo discute cómo el internet, el medio de comunicación más importante de esta generación, resulta otro sistema totalizador, que bajo el mismo velo de la objetividad universal esconde, suprime y deja en el olvido la preocupación por el Otro. Parto del texto The Filter Bubble o “Burbuja Filtro” (2011), en el que Eli Pariser relata cómo el internet se ha convertido en una experiencia personalizada al perfil de cada usuario. De esta manera, este trabajo afirma que el internet, como ‘burbuja filtro’, es otro sistema que esconde la opresión del Otro, mientras el sujeto usuario del internet piensa que accede a un plano de información y socialización objetiva. Lo que se da es una perpetuación de la ‘Mismeidad’ del sujeto.
Palabras clave: Otredad. Ontología. Metafísica. Ética. Burbuja filtro. Internet.
ABSTRACT
The philosophy of Otherness and therefore Philosophy of Liberation was born as a response to the absolutisation of Western Philosophy, to the Ontology that oppresses and forgets about the Other, and to Capitalism that reduces the Other to the workforce all this under the deceitful veil of universal objectivity. For Emmanuel Lévinas Otherness is an ethical response to the affiliation of his teacher Heidegger to Nazism. Enrique Dussel goes beyond the abstract plane of levinisian critique adding a thorough reading of Marx and applying it to a critique on Capitalism as the oppressive Ontology in praxis. This article discusses how the Internet, the most important means of communication of this generation, has become another totalizing system, which, under the same deceitful veil of universal objectivity, hides, suppresses, and forgets about the concern for the Other. This will be based on the text The Filter Bubble (2011) where Eli Pariser talks about how the Internet has become a personal experience profiled to each user. Thus, this article asserts that the Internet, through the filter bubble, is another system that hides the oppression of the Other, while the subject thinks he or she is accessing a platform of objective information and socialization. What really occurs is a perpetuating of the ‘Sameness’ of the subject.
Keywords: Otherness. Ontology. Metaphysics. Ethics. Filter Bubble. Internet.
Introducción al problema
El Internet es quizás la herramienta de comunicación de uso más difundido en la cotidianidad. Por ello es fácil que, al igual que todos los seres-a-la-mano, pase desapercibido al sujeto sus cualidades subyacentes. Pero es incorrecta e ingenua la idea de que en esta plataforma existe alguna especie de interacción con un medio objetivo, abstraído de cualquier contexto o prejuicio. Gracias a los filtros de personalización que se emplean, lo único con lo que el individuo interactúa en el Internet es con lo que el sistema calcula será de relevancia o interés del usuario. Todo lo ajeno a este campo y, por ende, todo lo Otro, queda oculto completamente al sujeto. El resultado de esto es evidentemente la separación y distanciamiento de los individuos, ya que su portal al mundo está repleto de lo similar y de lo agradable.
En la historia de la humanidad, ha habido tres grandes sistemas que encubren al Otro y lo incorporan como entes a ellos, deshumanizándolos. El primero de estos, es la ontología, la teoría del Ser. Según el mito de la modernidad, esta fue la primera filosofía. Con pretensión de objetividad universalmente aplicable, se enunciaban las frases clásicas de la filosofía: "el Ser es, el no ser no es", "el hombre es la medida de todas las cosas", entre otras. Las atrocidades cometidas hacia los otros se justificaban bajo el pretexto del acceso al conocimiento de un sistema frío, omnipresente y eterno. La alteridad no es digna del estatus de igualdad con lo Mismo, es inferior dado su distancia del Ser. El segundo sistema encubridor, deshumanizante es el capitalismo, que fincando sobre esta filosofía de lo Mismo, realiza prácticas concretas de opresión hacia el Otro. El capitalismo se vuelve la ontología de Occidente aplicada a las relaciones concretas entre los seres humanos cohabitantes en este planeta con lo cual se justifican las atrocidades existentes y concretas que le sobrevienen a los países tercer mundistas y a los pobres del mundo al amparo de la pretensión errada de un sistema frío, imparcial y universalmente aplicable. El sistema capitalista se impone a la alteridad, que, una vez asimilado a su mismeidad, se vuelve una herramienta (ser-a-la-mano) desechable. (Heidegger, 1993) El sufrimiento del Otro no es culpa del capitalismo; el capitalismo es inequívoco. Si el Otro es incapaz de asimilarse al sistema, es por imperfecciones del individuo, no del sistema mismo.
La hipótesis que se defenderá con este trabajo es que el tercero de estas totalidades encubridoras es el Internet. En la actualidad, en la era informática, las visiones de mundo son determinadas a partir del ser-a-la-mano del cual disponemos cotidianamente: el internet. El internet es el medio por el cual socializamos, compramos y nos informamos acerca de los sucesos actuales, la historia y los datos acerca de las cosas. Al no anunciarle al usuario el motivo por el cual este portal le muestra al individuo lo que le muestra, al sujeto le pasa desapercibido el hecho de que los resultados están personalizados y no muestra verdades objetivas. Este trabajo pretende demostrar que el internet, por medio de la 'burbuja filtro', término acuñado por el autor y activista estadounidense Eli Pariser, (2011) se ha vuelto otro sistema que, escondiéndose detrás de la nuevamente análoga pretensión de sistema universal e imparcial encubre el sufrimiento y la opresión del Otro .
Para ello, me propongo realizar primero una síntesis del concepto de la Otredad en Emmanuel Lévinas y Enrique Dussel, para luego emplear este concepto en la revisión del discurso presentado en el libro The Filter Bubble: Whatthe internet ishiding from you. (Pariser, 2011)
El concepto del 'Otro'
La historia de la filosofía está repleta de propuestas acerca de qué es el Ser, qué es el hombre. “¿qué vela ese qué que tanto criticó Heidegger, que por boca de Sócrates hace su aparición demasiado pronta en la historia del pensamiento?” (Gutiérrez, 2008, p. 102). La idea propuesta con esta pregunta es que el interrogante hecho tanto por Heidegger como por los griegos en torno al Ser no estaba lo suficientemente maduro para caer en la respuesta correcta. Si el Ser es lo que fundamenta la realidad, no puede reducirse a un fenómeno que en este se dé; ni siquiera alguna versión perfecta de algún fenómeno. El fundamento de la realidad es necesariamente el Otro. Lo que existe sólo puede provenir de lo Otro, de lo que no existe. Sócrates, los griegos, y Heidegger se ocuparon con el Ser. Lo que trasciende el Ser y al mundo de las esencias es el Otro.
Enrique Dussel nos dice que el fundamento de la Totalidad se encuentra sobre el Mito de la Modernidad. “… 1492 será el momento del ‘nacimiento’ de la Modernidad como concepto, el momento concreto del ‘origen’ de un ‘mito’ de violencia sacrificial muy particular y, al mismo tiempo, un proceso de ‘en-cubrimiento’ de lo no-europeo.” (Dussel, 1994, p. 8) Con el descubrimiento de América no se dio un encuentro con la Alteridad, sino su subsunción a lo Mismo. El Otro no es reconocido como Otro, sino como lo distinto; es visto e interpretado desde la perspectiva del Centro. La opresión y violencia es entendida como un mal necesario para alcanzar la Modernidad. Por ende, la filosofía y la historia se vuelven herramientas para ocultar a este Otro, para negarle su lugar en la historia y en la actualidad.
Lévinas: El Rostro del Otro
El concepto del 'Otro' no se originó en Emmanuel Lévinas, mas sí se orientó este concepto a un plano ético gracias a este filósofo judío lituano. (Bernstein, 1991) El proyecto entero de Lévinas se enfoca no en la ontología o creación de sistemas sin en la ética o la interpelación del Otro a estos sistemas. Lévinas nació en Kaunas en el año 1906 y perteneció a una familia de la pequeña burguesía judía. Mientras terminaba la licenciatura en Estrasburgo, encontró un aprecio por Husserl y sus Investigaciones lógicas (1900), entregándose así a la búsqueda por el “volver a las cosas mismas”. Asistió durante dos semestres a la Friburgo entre 1928 y 1929 a los últimos cursos que impartió Husserl; evidentemente, éste impresionó bastante a Lévinas, ya que, a partir de este encuentro, su pensamiento giró en torno al tema de la intersubjetividad, con el agregado de la clave ética. (Sucasas, 1998) Posteriormente, Lévinas se enamoró de la filosofía del sucesor de Husserl, Heidegger, más específicamente, con su obra Seinund Zeit(1993). Luego, en 1933, acontece un cambio radical en el mundo y en la visión de Lévinas: la llegada del nazismo al poder en Alemania, además de la afiliación al nacional socialismo de su maestro Heidegger. Tras recibir por su amigo Alexander Koyré la noticia acerca de esta afiliación, Lévinas escribió:
La noticia hizo que se tambaleara mi firme convicción de que existe una distancia insalvable y eterna entre el odio criminal y enloquecido que proclama el mal desde las páginas de MeinKampf, y la agudeza intelectual y el virtuosismo extremadamente analítico de Seinund Zeit, virtuosismo que hizo posible el planteamiento de nuevos interrogantes filosóficos.” (Lévinas, 1989).
Posterior a esta ruptura y a la experiencia del holocausto, fue evidente para Lévinas el matrimonio entre el discurso ontológico y la barbarie. La filosofía de Lévinas se vuelve una especie de réplica a la filosofía que se había desarrollado hasta ese momento. Si el discurso ontológico iniciado desde Tales de Mileto y culminado en la obra de Heidegger había dado pie a los actos brutales que se llevaron a cabo durante el holocausto, el filósofo se propuso entonces desarrollar una contra-filosofía.
Frente al es gibto hay impersonal del ser heidegerriano, se antepone el “yo existo”; frente a la contemplación aislada y la búsqueda del sentido del ser griego, se antepone el Rostro a Rostro; frente a la ontología, se le otorga la prioridad a la ética. Por lo tanto, la cosmovisión levinisiana no se reduce a un simple subsistir o soportar una existencia que supera y existe por encima del individuo, sino que es existencia en el instante mismo, con toda la carga y responsabilidad ética que esto conlleva, además del gozo. De ahí, la valorización del momento metafísico como el Rostro a Rostro; este concepto en Lévinas viene a reemplazar el momento metafísico tradicional del sujeto frente al ser. En lugar de ubicar el momento metafísico como un proceso de contemplación ascética aislado de cualquier sujeto que no sea 'yo', el momento metafísico es este encuentro con el rostro del otro.
Otro factor que obtuvo peso sobre el pensamiento levinisiano, ya que, dada la duda cartesiana de la existencia de cualquier individuo que no sea yo, lo que lleva a un sujeto a valorar y cuidar del otro es un salto de fe. Esta revelación metafísica que se encuentra en el momento del encuentro con el otro es lo que lleva a Lévinas a proponer que la ética es anterior a la ontología; antes de la proyección de cosmovisión sobre los entes y los otros de este mundo, existe la responsabilidad ética. Aunque Lévinas propuso este término clave para la crítica a la totalidad opresora, se queda únicamente en este plano de la crítica (mesianismo profético). Dussel es el que toma este proyecto y se da la tarea de proponer mediaciones (mesianismo político) para emplear este concepto a una realidad geopolítica.
Enrique Dussel: El Otro Aterrizado
Enrique Dussel es un filósofo argentino que nació en 1934. Inicialmente, su búsqueda era el sentido del ser de Latinoamérica, guiado por sus lecturas acerca del núcleo ético mítico en Paul Ricoeur. Eventualmente, sus investigaciones dejaron claro que no bastan los elementos proporcionados por Ricoeur para un análisis cultural más allá de una cultura misma; no bastan, por ejemplo, para explicar el tema de la dominación, situación cultural bastante evidente en un contexto latinoamericano. Posteriormente, en su búsqueda historiográfica por el sentido del ser latinoamericano, Dussel descubrió la conexión esencial entre el discurso ontológico y la ética. Cualquier visión de mundo es una interpretación subjetiva y precisa además una visión ética, una visión del deber ser. Las visiones éticas “descubren y ponen a la luz del día una estructura ontológica fundamental que es ya una ética igualmente ontológica pero desdibujada bajo el ropaje, a veces nuevamente encubridor, de muchos corolarios propios a tal o cual cultura.” (Dussel, 1970, pp. 167-168) Ni el individuo nace en un vacío ni es educado en tal vacío; de esta manera, existe un lazo inquebrantable entre la visión de mundo que el individuo desarrolla (ontología) y su concepción acerca del bien y el mal (ética). Dado esto, se entiende que las visiones ontológicas no nacen en un vacío de sujetos aislados de cualquier contexto; el cogito ergo sum de Descartes no nació en un vacío, como tampoco la visión aristotélica ni la heideggeriana. Son proyecciones sobre el mundo partiendo de un sujeto en una existencia muy concreta. En Método para una filosofía de la liberación. Superación analéctica de la dialéctica hegeliana, entendiendo la ontología como sistema de visión de mundo, relata Dussel “[...] la ontología, que permite no sólo la guerra sino que diviniza la injusticia y hace imposible la ética de la liberación.” (1974, p. 12) El subordinar a los otros dentro de mi visión de mundo no es un acto inocente; carga además una responsabilidad ética. La consideración que los bárbaros eran inferiores no era un postulado objetivo en la visión griega, así como la idea que el pueblo alemán era el Dasein por excelencia dentro del devenir del ser tampoco lo era. Son postulados “ontológicos” con pretensiones “éticas” muy específicas.
Al encontrarse con la filosofía de Lévinas, Dussel encontró la herramienta filosófica que le faltaba: el Otro; sin embargo, este Otro no es “absolutamente otro” como lo es en Lévinas. Cuenta Dussel que Lévinas “no pudo menos que aceptar que nunca había pensado que 'el Otro' pudiera ser un indio, un africano o un asiático.” (Dussel, 1975, p. 8) Lévinas establece el concepto de 'el Otro' que clama por justicia, mas no crea también mediaciones para poder responder a esta interpelación. De esta manera, Dussel toma el concepto del 'Otro' y lo define dentro del plano geopolítico. “Lévinas indica el carácter negativo de la Totalidad en tanto que nación del otro. Pero no indica nada sobre la construcción de una nueva Totalidad...” (García, 2014, p. 783) Dussel toma el proyecto ético de Lévinas y lo aplica a contextos de dominación concreta, estableciendo además niveles de mediación para la construcción de una nueva totalidad.
El Internet: La Nueva Totalidad
Así como el Ser de la ontología se presentaba como el ojo universal y una perspectiva desde ninguna parte, así como el capitalismo se presenta como la fuente abstracta y objetiva del valor en las interacciones humanas, así se da ahora el internet como la nueva lente imparcial del Ser. La ontología no se declara como motivada o intencionada; se anuncia como la apreciación del Ser como universal. El capitalismo, de igual manera, no se reconoce como motivada o intencionada y se anuncia como el fundamento objetivo del valor en las interacciones humanas. Ahora el Internet, de manera paralela, a pesar de estar motivada por intereses concretos, se le presenta al sujeto como un portal supuestamente universal a la información, un medio abstraído de cualquier contexto o prejuicio. Sin embargo, como relata Eli Pariser en La Burbuja Filtro (2011), la realidad es que el internet se ha vuelto una experiencia extremadamente personalizada, adecuada a los prejuicios del individuo.“Más y más el monitor de tu computadora es una especie de espejo unidireccional reflejando tus propios intereses mientras observadores algorítimicos ven a lo que le das click.” (Pariser, 2011, p. 2)Dado la invisibilidad de estos procesos de filtración, todo lo ajeno a mis intereses inmediatos se disipa de mi visión, como si fuera inexistente. De esta manera, el Internet se convirtió en otro sistema que oculta al Otro y lo encubre en la Mismeidad.
La Burbuja Filtro comienza contando acerca de la evolución de Amazon y Google, describiendo cómo estos fueron encontrando que la clave para el éxito en sus campos respectivos era la personalización de los resultados de búsquedas de cada consumidor; esto luego se transformó en la acumulación de cantidades exorbitantes de información, creando una experiencia perfilada y adecuada a cada individuo. En sus inicios, los buscadores en internet funcionaban de manera muy arcaica: si uno buscaba información acerca del cristianismo, por ejemplo, el buscador simplemente regresaba resultados de todos los sitios donde se hallaban la palabra ‘cristianismo’. El autor comenta acerca de la ineficiencia de este sistema en el libro relatando que la mayoría de los buscadores no podían encontrarse a sí mismos si se realizaba una búsqueda. Lo que Google comenzó a hacer es acumular toda la información (57 señales, para ser preciso) que pudiera acerca del individuo: desde dónde está sentado el individuo, sus preferencias o tendencias, y todos los enlaces en los cuales ha dado click. Así, es muy distinto si soy una persona atea, cristiana o musulmana y busco la palabra ‘cristianismo’. El enfoque no fue perfeccionar el contenido de los sitios, sino conocer mejor al sujeto usuario para asegurarse de que los resultados que obtenga le sean relevantes a éste en específico.
De igual manera se relata cómo Facebook fue perfilando y adecuando la experiencia de cada individuo en su portal. El ejemplo por excelencia de esto es el Newsfeed. Acerca de esto, se cita en el texto a Mark Zuckerburg, quien dijo: “Una ardilla muriendo en tu patio de enfrente puede ser más relevante a tus intereses que niños hambrientos en África.” (Pariser, 2011, p. 1) La prioridad en Facebook no es informar a la gente de eventos y noticias que les incomode; la meta es proveer un portal de entretenimiento, donde la gente entrega tiempo, información personal y, lo más importante, anuncia hacia dónde se dirije su foco de atención. En este portal se me presenta como individuo todo lo deseable y cómodo: los amigos con los cuales más interacciono, los sitios de información a los que Facebook sabe recurro constantemente y las noticias que el sistema predice me gustarán. Todo lo exterior a mis intereses, todo lo Otro, desaparece de mi visión de mundo, como si jamás hubiera existido.
Otredad ética: crítica a la sociedad en línea
En Totalidad e Infinito (1977), Lévinas presenta una analogía entre la ontología clásica occidental y la idea de la ‘luz’. (Lévinas, 1977) La luz sería el Ser, lo que hace visible los entes y estructura la realidad; lo que se encuentra más allá de la luz son las tinieblas, la nada, el No-Ser, el Otro. El internet, al manipular lo que le es visible para cada individuo se ha vuelto esta luz del horizonte del individuo, iluminando ciertas cosas y presentándolas como el único contenido, mientras lo oculto pasa desapercibido, como si al carecer de esta luz del foco del Ser, careciera de existencia. “Como una lente, la burbuja filtro transforma el mundo que experimentamos controlando lo que vemos y lo que no vemos. Interfiere con la interacción entre nuestros procesos mentales y nuestro ambiente externo.” (Pariser, 2011, p. 82) De esta manera la luz de la ontología se vuelve manifiesta en lo que la burbuja filtro nos muestra. Para el individuo usuario del internet, lo que la burbuja le oculta le es inexistente, es la alteridad total. Dice Lévinas: “Así aparecen las articulaciones de la visión en la que la relación del sujeto con el objeto se subordina a la relación del objeto con el vacío de la apertura que no es objeto.” (Lévinas, 1977, p. 204) Al igual que en la ontología encubridora de la totalidad, el usuario del internet pretende ver solamente los objetos que se le presentan como si provinieran de alguna fuente aislada de cualquier contexto; para ese usuario, pasa desapercibido la relación mucho más íntima entre el sujeto y el objeto que le es presentado.
En su discurso, Lévinas nos introduce a su concepto del deseo metafísico, deseo por lo totalmente otro, lo que no puedo absorber en mi mismeidad. (Lévinas, 1977) Este deseo por lo que me trasciende, este encuentro con el Rostro del Otro es lo que despierta en el individuo la prioridad ética. Por lo contrario, “dejados a sus propios medios, los filtros de personalización nos sirven una especie de auto-propaganda, adoctrinándonos con nuestras propias ideas, amplificando nuestro deseo por las cosas familiares y dejándonos ajenos a los peligros que acechan en el territorio obscuro de lo desconocido.” (Pariser, 2011, p. 14) La burbuja filtro me oculta y enajena de todo lo Otro, todo lo distinto, todo lo que se opone a mis preferencias preexistentes. De esta manera, lo que sucede con el uso del internet no es el acceso a información objetiva ni socialización con los Otros; es simplemente la perpetuación de lo Mismo. Además, el deseo metafísico no se da en el ámbito de la representación , de la ontología; sólo se da el deseo metafísico con la trascendencia del Rostro a Rostro. “La alienación había cubierto el rostro del otro con una máscara fabricada por el sistema para ocultar su interpelación. La máscara es la definición del otro por la función que cumple dentro del sistema.” (Dussel, 1996, p. 81) En esta cita, Dussel nos expone su definición de “máscara”, que se puede entender como tomar al otro como herramienta o ente del sistema, pervirtiendo así la trascendencia del momento metafísico del Rostro a Rostro. (Facebook, o ‘el libro de rostros’, se vuelve de esta manera, más bien, Maskbook, o el ‘libro de máscaras) El internet se puede ver de manera análoga a la ontología, donde se me presentan únicamente representaciones de los otros, organizados desde el centro de la burbuja filtro, desde el “Yo”, desde lo Mismo.
Dussel también nos relata cómo la filosofía siempre ha nacido desde la periferia. Desde la comodidad del centro el cuestionamiento de la realidad se vuelve innecesario; la filosofía, siendo crítica, siempre tiene que provenir desde afuera, desde la Exterioridad. La burbuja filtro le presenta a cada individuo un mundo cómodo y atractivo, donde el cuestionamiento de su entorno no es necesario, porque su entorno le muestra sólo lo que le agrada. De manera similar, en su texto, Pariser comenta acerca del concepto de serendipia: se entiende como el momento creativo por excelencia en el que el individuo se encuentra con lo inesperado, con lo que no estaba planeado, con lo Otro. Pariser se refiere en su libro a Google como una base de datos de ‘intenciones’, donde se va acumulando lo que el individuo quiere saber o quiere comprar; luego el objetivo de Google es volverse mejor en determinar (o decidir) lo que el individuo quiere. Esto lleva a la exclusión de todo lo que el sistema interpreta como irrelevante a la intención del sujeto, a la exclusión de lo que le es ajeno. Dado el grado extremo de personalización de cada individuo, es imposible que éste se encuentre con lo inesperado o ajeno.
En su Ética Comunitaria (2016), Dussel distingue entre tres tipos de amor: eros, filíay agapé. El eros es amor al Otro como mediación, filíaes amor hacia los semejantes a mí y agapé en cambio es “amor al otro como otro, por él mismo y no por mí, con «respeto de justicia» hacia su persona en cuanto sagrada, santa.” (Dussel, 2016, p. 12) Evidentemente, en las redes sociales únicamente se dan los primeros dos: eros porque se busca alimentar el ego recibiendo “Like", compartiendo enlaces o escapando a la ansiedad existencial mediante el recibir respuesta o comentarios. Filía dado que la burbuja vuelve invisible a todos aquellos que son distintos a mí. En las redes, los otros son subsumidos en mi ontología social como entes, como ser-a-la-mano. Difícilmente se puede hablar de respeto a la santidad del otro en este plano y esto es evidente en las interacciones que en él se llevan a cabo. Basta con ver los comentarios de cualquier artículo controversial para ver que la gente participa no para respetar y aprender de la santidad del otro, sino para perpetuar su mismeidad sobre los otros. El agapé no se puede dar en este plano porque la burbuja filtro me oculta todo lo Otro; siendo en sujeto el centro de su universo, de su burbuja, todas las interacciones no son por el Otro, sino por el ‘yo'. En este ámbito de representaciones y máscaras, lo importante no es llegar a crecer mi comunidad ni alcanzar la verdad; todo lo que se me presentan son medios para reafirmar la mismeidad del sujeto.
Más adelante, Dussel distingue entre “sociedad" y “comunidad". Sociedad se entiende como la relación mundana, donde los otros son medios en mi cotidianeidad. Comunidad es la relación auténtica con el Otro como Otro; no por su utilidad en mi mundo ni por su semejanza, sino todo lo contrario: su Otredad. “En la auténtica comunidad, la auténtica individualidad se realiza plenamente. En la anticomunidad, la individualidad se fetichiza, se destruye, en definitiva, a sí misma, mediando la muerte del pobre”. (Dussel, 2016, p. 30) Las redes sociales se anuncian como una comunidad global, sin embargo, éstas serían más bien una sociedad, una anticomunidad.
Otredad sistemática: crítica a la red de información
En La burbuja filtro Pariser cita a un (ingenuo) blogger quien dijo “La gran virtud del Internet es que erosiona el poder…succiona el poder del centro y lo lleva a la periferia.” (2011, p. 59) En sus inicios, la idea era descentralizar los medios de comunicación, la fuente de la información en la sociedad. Antiguamente, los editores de los periódicos decidían lo visible a la luz social del pueblo; si bien no era un sistema infalible, existían por lo menos estándares periodísticos a los cuales se adherían los medios. A los editores les era indiferente si la audiencia quería saber acerca de los eventos trágicos, incómodos o desagradables; tenían una responsabilidad de mantener informados a sus lectores. Si bien no se leían todos los artículos, por lo menos se familiarizaba el individuo con los titulares y se sabía que hubo un ataque, que la economía iba en descenso, o la noticia del día que fuera. Ese sistema era problemático para los grandes empresarios que pretendían anunciar y vender sus productos, ya que no había manera de comprobar la efectividad de la inversión; se cita a un empresario quien dijo que “Mitad del dinero que gasto en publicidad se desperdicia—sólo no sé cuál mitad.” (Pariser, 2011, p. 48) Anteriormente la publicidad era distribuida de manera indistinta: era cara e inefectiva.
Con el advenimiento del internet, esto ha cambiado; ahora, mediante clicks, likes y enlaces compartidos es mesurable la efectividad de cada publicidad, y se puede dirigir específicamente a la demografía que la empresa sabe será más probable de ser persuadida de comprar algún producto o servicio. No existe ya este plano universal de información y noticias compartidas entre los ciudadanos; lo que el sujeto aprecia ahora son únicamente los artículos y publicaciones que el sistema predice serán de su interés. Se describe el proceso mediante el cual los medios ahora estructuran sus páginas en el libro de Pariser, explicando una herramiento denominado “The Big Board” o el “Tablero Grande”. En esta herramienta de los medios presentes en las redes sociales, los editores pueden apreciar los artículos que más fueron compartidos, y de esta manera se decide qué noticias y temas recibirán más atención y cuáles serán desechados. De esta manera la información que el individuo recibe no obedece ningún principio ético; el horizonte del individuo es inundado únicamente con lo popular, lo agradable. El supuesto portal que conectaría al individuo con el mundo se vuelve más bien un espejo de sus propios deseos (fetichistas, no metafísicos) y prejuicios; de nuevo el problema es que esto pasa desapercibido al usuario del internet. “Llamamos fetichización al proceso por el que una totalidad se absolutiza, se cierra, se diviniza.” (Dussel, 1996, p. 118) El problema de la burbuja filtro radica en el considerar al mundo que el internet le presenta al sujeto como la realidad, el cosmos; radica en fetichizar la parte que el internet me ha presentado y confundirlo con el todo. El sujeto es víctima de un engaño mediante el cual su ipseidad, la sustancia de su ser propio, proyecta su mismeidad sobre su entorno y sobre los demás, sobre los otros.
“Dado que es nuestro 'yo' presente el que da todos los clicks, la serie de preferencias que refleja es necesariamente más 'querer' que 'deber'.” (Pariser, 2011, p. 118) Los filtros que se emplean en la burbuja filtro no tienen ninguna especie de ética programada; la visión de mundo que el internet presenta obedece únicamente al cálculo frío de popularidad y probabilidad de que el usuario compre algún producto o servicio. Es común que la gente confunda lo 'popular' con lo 'verdadero': si un artículo es popular, es común que la gente interprete esto como prueba de su veracidad. De esta manera se ve como la verdad y responsabilidad social se pretenden reducir a cálculos matemáticos, a un pensamiento cientificista. “El cientificismo, ideología que, aunque menos ingenua que la cotidianidad del hombre de la calle, tiene mayor peligrosidad, por cuanto da los instrumentos necesarios para que el poder de centro se ejerza sobre la periferia.” (Dussel, 1996, p. 48) Se ve de esta manera cómo el cientificismo se ha impuesto a un plano que requeriría alguna consideración más crítica; considerando el hecho de que la mayoría de las visiones de mundo, opiniones políticas y relaciones interpersonales se forman y definen a partir de la experiencia del internet, reducir esta responsabilidad a un asunto de popularidad resulta ingenuo. Si bien anteriormente el control de la información al cual el individuo tiene acceso era decidido por los editores de periódicos, consideremos ahora quiénes son los nuevos curadores de las noticias que recibimos: nuestros amigos en Facebook. Y no sólo eso, sino que Facebook va discriminando en contra de los amigos que son distintos al sujeto; si soy una persona con tendencias conservadoras, este sitio únicamente me mostrará las actualizaciones de mis amigos conservadores. El individuo se ve sometido a un portal donde todos concuerdan con mis opiniones.
Finalmente, existe un problema al momento de combinar mis relaciones con los otros con mi entretenimiento y noticias. El sujeto frente al internet se fetichiza a sí mismo volviendo las notificaciones de sus amigos, de la cultura popular y eventos políticos entes dentro de su reino de entretenimiento pasajero. “El otro no puede ser interpretado, analizado, estudiado desde el sistema, como lo hacemos con las piedras, con los vegetales o animales.” (Dussel, 1996, p. 63) Cuando la mismeidad del individuo se absolutiza y éste se fetichiza como el centro del universo, como Dios, todos los demás se vuelven entes dentro de su horizonte de mundo. La relación con los otros se abstrae y se pervierte y estos se asimilan a mi portal de entretenimiento. Todos los enlaces que Google presenta y los artículos, eventos y notificaciones que aparecen en Facebook son mezclados con mi relación con los otros; se presentan en el mismo portal que unos amigos se casaron, las recomendaciones para vuelos a los 10 destinos que todos deben conocer antes de los 30 años, con las últimas balaceras e informes de los avances del nuevo gobierno. La socialización, la política y el consumo se confinan a este espacio donde las distinciones entre estos ámbitos se vuelven difusos y obscuros. El Otro no puede interpelar dentro de este espacio; sólo aparecen sus representaciones, su máscara y se opera bajo la ilusión de que la compasión y la responsabilidad social se cumplen mediante Likes y enlaces compartidos.
Mesianismo político : hacia la liberación del Otro de la totalidad del internet
En torno a las limitaciones del discurso de Lévinas, Dussel escribió:
“Lévinas muestra genialmente la trampa violenta que significa la política que se totaliza y niega al Otro como otro, es decir, filosofa como una anti-política de la Totalidad, pero nada nos dice sobre una política de la liberación... El pobre provoca, pero al fin es siempre pobre, miserable.” (Dussel, 1975, pp. 8-9)
Limitado al puro ámbito de la crítica, la filosofía se vuelve estéril; de nada le sirve al pobre criticar la totalidad que oprime al Otro si no se propone o busca una solución. Acerca del tema de la liberación, Dussel expone la necesidad de humanizar la tecnología y la economía además de la educación histórica. (Dussel, 1996) Es necesario que nos volvamos críticos de las herramientas de las cuales disponemos; la idolatría a las mediaciones epistemológicas, sociales y tecnológicas es el primer paso hacia el encubrimiento y opresión del Otro. Pariser nos dice: “A los tecnodeterministas les gusta sugerir que la tecnología es inherentemente buena. Pero...la tecnología no es más benévola que una llave inglesa o un desarmador. Sólo es buena cuando la gente los emplea para hacer cosas buenas.” (Pariser, 2011, p. 186) Argumentaríamos que es igualmente peligroso hablar de 'fílosofo-deterministas' o 'capito-deterministas'; gente que considere que la filosofía o el capitalismo son sistemas inherentemente buenos. ¿Cómo puede ser buena una filosofía que justifique la barbarie o el trato cruel hacia los otros cohabitantes de este planeta? ¿Cómo puede ser bueno el capitalismo que esclaviza al pobre y lo torna contra sus hermanos y hermanas, mientras unos pocos se enriquecen? La idolatría a estos sistemas es lo que pervierte al ser humano y lo lleva a cometer atrocidades hacia los otros en nombre de estos ídolos.
Pariser describe algunas sugerencias para remediar este problema; comenzando por presionar a estas empresas para proporcionarle al individuo el control de estos filtros, además de que sean más transparentes. “Quizá el Internet sepa quiénes somos, pero nosotros no sabemos quién piensa que seamos o cómo utiliza esta información. La tecnología diseñada para darnos más control sobre nuestras vidas nos está de hecho quitando el control.” (Pariser, 2011, p. 218)El Internet, nuestro supuesto portal a la información y socialización termina definiéndonos más a nosotros que nosotros a él, y esto sin aviso alguno. Luego es importante descubrir este sistema para entenderlo y regresarnos el control. Estos sitios deberían enunciar por qué se muestra la información que se muestra: porque Google sabe que la persona viaja frecuentemente, porque la persona tiene tendencias conservadoras, o la burbuja filtro la tiene etiquetada como alguien que no le interesa la lectura , entre otros. Se entenderá que las empresas que venden estos servicios prefieren pasar desapercibidos, como medios objetivos. “Permitir que aparezca el rostro interpelante exige desapropiar al poseedor del sistema, a fin de que el hombre definido como parte se revele.” (Dussel, 1996, p. 81) El Internet reduce al Otro a fragmentos de información, notificaciones pasajeras, a un pasatiempo. La liberación requiere descubrir el Rostro interpelante del Otro de la máscara que el sistema le ha impuesto.
A pesar de que estas medidas serían ideales, es difícil volverlos realidad sin la exigencia de un porcentaje de los usuarios muy considerable, y mientras se desconozca esta barrera invisible entre el sujeto y su realidad, difícilmente se logrará esto. Sin embargo, hay pasos que el individuo puede tomar para contrarrestar la opresión de esta totalidad. Siendo el ser humano una criatura de hábito, es normal que los usuarios del internet recurran siempre a las mismas fuentes para obtener noticias y entretenimiento; sitios que no desafían los prejuicios del sujeto, sino reafirmen su identidad. De esta manera, la burbuja filtro va delimitando más y más el horizonte de mundo del sujeto a únicamente lo placentero, a lo Mismo. “…mediante el movimiento constante de tu foco de atención al perímetro de tu entendimiento, engrandeces tu sentido del mundo.” (Pariser, 2011, p. 223) Sabiendo que la burbuja filtro busca precisar lo que al sujeto le gusta, ampliando ese parámetro lo más posible es una manera de expandir el horizonte de mundo que el Internet le presenta al individuo. Buscar artículos, sitios y comentarios que difieran y se opongan a los prejuicios es necesario si el sujeto busca trascender los límites de su burbuja, de su Mismeidad (tanto en el Internet como en la consciencia).
El discurso de Pariser se limita a la ‘liberación del Internet’, pero considero que para afrontar los problemas de la actualidad y los que pronto se avecinan, este discurso no basta. Pariser tiene razón al decir que los problemas de la actualidad requieren que el Internet cumpla esa promesa inicial: esa promesa de un portal de acceso a la información y socialización. Sin embargo, se nos ofrecen “universos paralelos pero separados” (Pariser, 2011, p. 4) y esto simplemente no basta para combatir los problemas tanto ambientales como políticos. Lévinas nos dice “La ruptura de la totalidad no es una operación del pensamiento obtenida por simple distinción de términos que se invocan o, al menos, que se alinean.” (Lévinas, 1977, p. 64)Consideremos al Internet como el plano del pensamiento o de la consciencia social . Estructurar el Internet de mejor manera es un paso importante, más no es suficiente para lidiar con los problemas más allá de esta totalidad (del cosmos y no de este mundo particular). Pensemos en la Otredad absoluta a esta totalidad: la gente que no tiene acceso al Internet. El problema son las burbujas en las que nos enclaustramos en la cotidianidad, filtrando todo lo distinto a nosotros y ajeno a nuestro proyecto de vida. Las reducciones son necesarias para el sujeto en la sociedad, para volver manejable su realidad, pero se debe tener siempre presente que estas son simples mediaciones. Es importante entonces que el sujeto las reconozca como medios y no los fetichice como fines en sí; el Internet no es suficiente ni para socializar ni para informarse. Es urgente utilizar el Internet de manera informada y con la responsabilidad ética para volver esta anti-comunidad global lo más cercano posible a lo que el Internet nos prometió en sus inicios: una comunidad global. Para ello, es necesario también trascender la burbuja filtro yendo más allá de esta totalidad, buscar en la vida cotidiana a otros que enriquezcan mi perspectiva y experiencia de vida y no confundir lo que mis representaciones dentro y fuera del Internet me presentan con la realidad.
La filosofía (la ontología en específico) es entendible dado que cada sujeto por naturaleza busca entender el sentido de la vida. El capitalismo (aunque existen alternativas) es un sistema para regular el intercambio de bienes en el sujeto en la sociedad. El Internet conecta al individuo con cantidades enormes de información, además de familiares y amigos lejanos. El problema es la idolatría y prioridad que le otorgamos a estas totalidades abstraídas de la realidad: cuando el Ser se vuelve más importante que el sufrimiento de mi hermano o hermana; cuando el capital se considera primordial antes del hambre y sufrimiento del Otro; cuando el Rostro del Otro es subsumido e incorporado como máscara al portal del Internet.
Referencias
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Dussel, E. (1970) Para una de-strucción de la historia de la ética. Universidad, (80). 163-328. (Mendoza) Editorial Ser y Tiempo
Dussel, E. (1974) Método para una filosofía de la liberación.(segunda edición) Salamanca: Sígueme
Dussel, E. (1975) “Palabras preliminares” a Liberación latinoamericana y Emmanuel Lévinas (con D. E. Guillot). Buenos Aires, Editorial Bonum.
Dussel, E. (1994). 1492: El encubrimiento del Otro. La Paz, Bolivia: Plural editores.
Dussel, E. (1996) Filosofía de la Liberación. Bogotá: Nueva América.
Dussel, E. (2003). Lo político en Lévinas. Signos Filosóficos, (9), pp.111-132.
Dussel, E. (2016) Ética Comunitaria.Caracas: Fundación Editorial el Perro y la Rana
García Ruiz, P. (2014). Geopolítica de la alteridad. Lévinas y la filosofía de la liberación de E. Dussel. Isegoría, 0(51), pp.777-792.
Gutiérrez, M. (2008). ¿Qué es un Otro Otro? Ideas Y Valores, 136, 101-110.
Heidegger, M. (1993). Ser y Tiempo. 2nd ed. México D. F.: José Gaos.
Lévinas, E. (1977) Totalidad e Infinito. Salamanca: Sígueme
Lévinas, E. (1989) Lo diabólico da qué pensar. El Urogallo. (42), pp. 44-46
Pariser, E. (2011) The Filter Bubble: Whatthe Internet ishiding from you. New York: Penguin Books.
Sucasas, J. (1998). Emmanuel Lévinas: esbozo biográfico. Anthropos, 176, 12-25.
Al no anunciarle al individuo el motivo de los resultados proporcionados, el individuo no está enterado de que su experiencia es perfilada a sus gustos. Esta idea será desarrollada más adelante.
En Heidegger, se le designa como rasgo esencial del Dasein cuando se reconoce en el Sorge, la preocupación o el cuidado. De aquí que la visión de hombre en Heidegger se reduce a la “er-eignis [apropiación] del ser.” (Lévinas, 1986) Este afirmar de la preocupación, como momento constitutivo del hombre le parece a Lévinas una reducción absurda. No sólo existen necesidades que llevan al hombre a procurar su subsistencia, sino que existen también alimentos, o cosas de las cuales se nutre y goza el hombre. Dice Lévinas: “Interpretar que el modo básico según el cual el hombre es en el mundo sea la preocupación equivale a reducir el alimento a mero utensilio o combustible, reducción que es propia de un mundo de explotación.” (Lévinas, 1977, p.153) Si se interpreta a esta preocupación por preservar lo mismo como primordial al hombre, los otros se vuelven secundarios; lo esencial es la relación del sujeto con el ser, y los demás se pierden entre los otros entes de este mundo. En cambio el gozo es el desborde del 'yo', el desborde de lo 'mismo', la entrega al instante. “El amor a la vida no ama el ser, sino la felicidad de ser.” (Lévinas, 1977, p. 162)
“La relación metafísica no podría ser, propiamente hablando, una representación, porque lo Otro se disolvería allí en el Mismo.” (Lévinas, 1961, p. 62) Lévinas nos explica que la trascendencia de la cual nos habla no es igual ni se reduce al tipo de relación que uno tiene con los entes que pueblan la cotidianeidad del sujeto. El Rostro a Rostro es trascendencia de este plano de las representaciones; la exigencia ética de esta consideración es otorgarle prioridad a este Otro que trasciende mi mundo.
En un artículo llamado “Lo político en Lévinas” (2003), Dussel distingue entre el mesianismo profético y elmesianismo político. El mesianismo profético es la crítica negativa de la totalidad, mientras que el mesianismo político busca soluciones para remediar la negatividad del sistema. Dussel argumenta en este artículo que el discurso de Lévinas se limita al mesianismo profético, ya que no propone mediaciones para lidiar con la opresión del Otro; incluso nos menciona cómo Lévinas no pudo ver la injusticia hacia el Otro palestino por parte del estado de Israel.
Otro problema con la burbuja filtro es que forja perfiles estáticos de los individuos que no dan cabida a la libertad. No sólo esto, sino que la burbuja va interpretando cada búsqueda y cada click como indicativo de alguna característica esencial del sujeto. Posteriormente “Nuestros cerebros actúan para reducir disonancia cognitiva en una extraña pero irresistible especie de inlógica.” (Pariser, 2011, p. 127) Se esencialisan actos y asocian a algo inherente al sujetoy este justifica esos actos y los incorpora a su identidad: ‘si no fuera la clase de individuo que le gusta este tema, ¿por qué le hubiera dado click?’ Acerca de esto, nos dice Lévinas “El yo no es un ser que permanece siempre el mismo, sino el ser cuyo existir consiste en identificarse, en recobrar su identidad a través de todo lo que le acontece.” (Lévinas, 1961, p. 60) Si permitimos que el internet forje nuestras identidades, se volverán realidad estas abstracciones de la burbuja en nuestro actuar y existir.
El problema es cuando el “’conciencialismo’ moderno exagerado y unilateral hace perder el sentido de la corporalidad orgánica de la existencia ética.” (Dussel, 1993, p. 93) La corporalidad es el fundamento y origen de todo discurso y consciencia, no el contenido de estos.
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