Albert Camus y El hombre rebelde, del compromiso al silencio.

Albert Camus and L’Homme révolté, from commitment to silence.

Osbaldo Amauri Gallegos de Dios
Universidad de Toulouse Jean Jaurès. (FRANCIA)
CE:
osbaldoamauri27@gmail.com ID ORCID: 0000-0002-8469-2037

DOI: 10.32870/sincronia.axxiv.n78.4b20

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Recibido: 03/04/2019
Revisado: 24/10/2019
Aprobado: 28/02/2020

RESUMEN
En “Albert Camus y El hombre rebelde, del compromiso al silencio” se analizan las diferentes posturas intelectuales de Albert Camus, desde su participación en “la Résistance”, su ruptura con la izquierda luego de la publicación de El hombre rebelde y sus disputas con los miembros de Les Temps modernes. Así, Camus pasó del compromiso con los movimientos de izquierda al silencio.

Palabras clave: Albert Camus. Historia intelectual. Movimientos de izquierda y compromiso.

ABSTRACT
Albert Camus and L’Homme révolté, from commitment to silence” analyzes the different intellectual positions of Albert Camus, from his involvement with “la Résistance”, his breakup with the left after Camus published L’Homme revolté and his arguments with Les Temps modernes’ members. Therefore Camus moved from commitment with the leftist movements to silence.

Keywords: Albert Camus. Intellectual history. Leftist movements and commitmen.



Albert Camus en su contexto intelectual
Albert Camus (1913-1960) nació en Argelia, pero tenía nacionalidad francesa y en 1957 recibió el premio Nobel de literatura. Participó en el periódico Combat, que apoyó “la Résistance” (desde 1940 hasta la Liberación en 1944) en Francia; tuvo un rol importante en Combat, como editorialista y jefe de redacción entre agosto de 1944 y junio de 1947, aunque por el formato del periódico, resulta difícil precisar cuáles artículos fueron escritos por él, como se observa en Camus à Combat. Editoriaux et articles d’Albert Camus 1944-1947. Siempre fue discreto sobre su participación en “la Résistance”, ya que como afirmaba, solamente tenían el derecho de hablar aquellos que corrieron los mayores riesgos y habían pagado con su vida (Camus, 2002, pp. 13-16).
            A pesar de ser asociado frecuentemente con Sartre, Camus rechazaba el status de intelectual (Leymarie, 2003, p. 156). La comparación entre ambos incluso se observa después de su muerte, como lo explica Sophie Bastien en “La comparaison Camus/ Sartre. État présent et état de compte”, quien analiza sus obras de teatro, novelas y ensayos, para mostrar que Camus y Sartre trataron temas similares, pero Camus publicó varias obras primero. A finales del siglo XX se presentan más las obras de teatro de Camus, lo que muestra el poder de su obra y que ha sido mejor entendida con el paso de los años (Baylee, 2012, p. 74).
            Para la mayor parte de las autoridades académicas y para sus detractores, Camus era un literato; él no se auto-designaba como intelectual o filósofo, sino como artista, escritor o periodista profesional, como sostiene Jeanyves Guérin Albert Camus, Littérature et politique. En el discurso de recepción del premio Nobel, Camus no se presentó como un intelectual, sino como escritor y periodista que servía a la libertad y la verdad. Rechazó el modelo de Sartre del “hyper-engagement” y sometió sus intervenciones al principio de responsabilidad. Camus intentó permanecer como un hombre de izquierda, porque en el fondo era un socialista, a pesar de las críticas de los socialistas (2013, pp. 10-22). Camus se separó del partido comunista en 1937 y nunca se dejó encasillar como compañero de ruta; prefirió ser un francotirador, un hombre libre. Sus posturas políticas comenzaron en la izquierda social y fueron pasando por diferentes etapas (Guérin, 2013, pp. 346-347). Por ende, Camus tuvo un rol importante en Combat pero siempre fue discreto sobre su participación en “la Résistance”. No se veía a sí mismo con un intelectual sino como un escritor o periodista; a pesar de que se consideraba de izquierda nunca fue un compañero de ruta.

El hombre rebelde
El hombre rebelde es una obra que aborda la rebeldía desde diferentes perspectivas, comienza afirmando que el hombre rebelde es aquel que dice no, para luego analizar la rebelión metafísica, la cual es contra la Creación, es decir, Dios. Después, aborda la rebelión poética analizando a diferentes escritores. Continua con la rebelión histórica retomando el caso de la Revolución francesa y analiza también la rebelión en el arte. Camus concluye esta obra vinculando sus ideas con el nihilismo, es decir, el rechazo de todos los principios religiosos y morales. Camus en El hombre rebelde, analiza la rebeldía a partir del hombre, por lo tanto, se trata de una obra que se rebela contra todo, es decir, el hombre rebelde es aquel que dice no y expresa su rechazo.
            El capítulo I “El hombre rebelde” inicia explicando que el hombre rebelde dice que “no” lo cual lo lleva a decir que sí al mismo tiempo. El contenido de ese “no” es que existen límites, que se tiene derecho a la rebelión y al derecho a no ser reprimido. No se debe callar porque significa que se ha dejado de creer. Decir “no” es romper el silencio. La negación es rebeldía y la toma de conciencia nace con la rebelión. El surgimiento del Todo y la Nada muestran que la rebelión pone en tela de juicio la noción del individuo. El movimiento de rebelión hace todo contra la mentira y contra la opresión porque la rebelión no nace solamente en el oprimido. Camus analiza el resentimiento en el caso de Nietzsche y Scheler para afirmar que no entiende como Scheler identifica el espíritu de rebelión con el resentimiento.
            Para Camus el problema de la rebelión solamente tiene sentido dentro de la sociedad occidental. El hombre rebelde está dedicado a reivindicar un orden humano en el cual todas las respuestas sean razonablemente formuladas; así, puede encontrar el Todo y la Nada. Este capítulo finaliza señalando que a partir de la rebelión se tiene conciencia de ser colectivo y la realidad se ve afectada por la distante relación con el mundo, por lo tal, el primer valor es afirmar: me rebelo, luego existimos.
            Un aspecto significativo que permite entender la importancia de expresar la rebeldía es que el capítulo I inicia así: “¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice que no. Pero si se rehúsa, no desiste: es también un hombre que dice que sí desde su primer movimiento.” (Camus, 2017, p. 33). Camus da una definición ambigua porque el hombre al decir no, también dice que sí. Desde el inicio indica que no hay opción porque desde el primer movimiento está diciendo o expresando algo. El hombre rebelde dice lo que piensa contra Dios y contra todos los principios religiosos y morales, por lo tanto, callarse no es una opción:

Al menos hasta aquí se callaba. Abandonado a esta desesperación en que una condición, incluso si se le juzga como injusta, es aceptada. Callar es dejar creer que no se juzga y que no se desea nada y, en ciertos casos, es no desear nada en efecto. La desesperación, como lo absurdo, juzga y desea todo en general y nada en particular. El silencio lo traduce bien. Pero desde el momento en que habla, aunque diga que no, desea y juzga. (Camus, 2017, p. 34).

Como puede observarse en este fragmento, Camus señala que callar se relaciona con no desear nada, por eso el rebelde al decir “no” desea y juzga. Este aspecto, como se verá más adelante en este artículo, resulta importante en la última etapa de la vida de Camus porque decidió callar después de sus disputas con el grupo de Sartre. Camus en su última etapa para evitar problemas dejó de decir que “no”, es decir, ya no juzgaba ni deseaba.
            El silencio no es parte de las posturas del hombre rebelde porque dice “no” y aunque se niegue no renuncia. Camus lo explica al inicio: “Callar es dejar creer que no se juzga y que no se desea nada y, en ciertos casos, es no desear nada en efecto” (Camus, 2017, p. 33). Es decir, Camus está en contra del silencio y callarse porque: “la conciencia comienza con la rebelión” (Camus, 2017, p. 35) y la rebelión es el inicio de la existencia: “Me rebelo, entonces, existimos” (Camus, 2017, p. 45). El hombre rebelde es visto como la publicación que provocó la ruptura con Sartre, lo cual condujo a Camus al silencio al final de su vida. Sin embargo, El hombre rebelde no es una obra que indique que lo mejor es callar, al contrario, invita a la rebeldía en todos los niveles.

La ruptura con la izquierda
Camus en L’Homme revolté opone los conceptos de revolución (révolution) y rebeldía (révolte): la revolución busca abolir la Historia para someterla a otra Historia, por lo que se trata de la ley del tirano; mientras que la rebeldía se trata de emancipación progresiva y provisoria, como sostiene Lassàad Héni en “Les frontières entre la révolte et la révolution dans L’Homme revolté”. Camus, en esta obra, denuncia que el historicismo es una de las enfermedades del siglo XX y muestra las fronteras históricas entre rebeldía y revolución (Trabelsi, 2009, pp. 66-73).
            La reputación de Camus como intelectual empezó a diluirse después de la aparición de L’Homme revolté (El hombre rebelde) y sus disputas con Sartre y los escritores de Les Temps modernes. En la época de su muerte, en 1960, su reputación estaba en claro declive a pesar de haber recibido tres años antes el premio Nobel, como establece Tony Judt en La responsabilité des intellectuels. Blum, Camus, Aron. La rápida ascensión de Camus como intelectual durante y después de “la Ocupación” se debió a su participación como periodista clandestino durante “la Resistencia”. Después de su muerte fue muy criticado, porque la mayor parte de los franceses no compartían sus preocupaciones por Argelia, las discusiones de los años sesenta y setenta se alejaron del tema de la post-Guerra y la obra de Camus se encontraba eclipsada por la politización radical de la joven generación. Para sus contemporáneos, Camus pasó de ser un intelectual comprometido durante la Resistencia, a ser un pensador (“maître à penser”) de la post-Guerra y, por último, un artista desencantado (1998, pp. 116-122).
            Sin embargo, el momento más importante de la separación de Camus y la izquierda francesa fue la aparición de El hombre rebelde, porque representaba un ataque directo a los mitos revolucionarios; no solamente se separó de la corriente dominante de la izquierda política a la que perteneció, sino que también se situó en el exterior de la comunidad intelectual, de la cual había sido uno de sus representantes. Esta discusión con la izquierda dominante en Francia cambió la retórica de Camus, llevándolo a afirmar que lo importante, para él, era la verdad. En una carta dirigida a Les Temps modernes en 1952 aseguraba que, si un día la verdad le parecía a la derecha, ahí se situaría. El problema de Camus era que en ese tiempo la social democracia no era bien vista por la izquierda dominante en Francia (Judt, 1998, pp. 122-171). Por lo tanto, con la publicación de El hombre rebelde, Camus se separó de la izquierda y la comunidad intelectual en Francia, lo que contribuyó a que su reputación como intelectual empezara a desaparecer.

Del compromiso al silencio
Históricamente el compromiso en la escritura francesa se refiere a los años de 1944 a 1952 y Camus como periodista tuvo que confrontarlo, inclinándose por una actitud de periodista autocrítico. Para él, la toma de posición es necesaria en caso de urgencia, pero no es inherente a su calidad de escritor, como lo establece Jeanyves Guérin en Dictionnaire Albert Camus. Sartre se radicalizaba y se convirtió en un “compañero de ruta” lo que lo contrapuso a Camus quien buscaba la medida justa y tenía una actitud crítica. Para Camus, un verdadero artista sólo se compromete con su arte; después de El hombre rebelde contrapuso compromiso y artista, es decir, opresión y libertad. La relación de Camus con el comunismo fue variando, ya que de 1935 a 1937 fue miembro del Partido Comunista Argelino, pero lo expulsaron por no coincidir con la política del partido. Asimismo, la publicación de El hombre rebelde provocó diversas reacciones no solamente de los comunistas argelinos. Hubo tres etapas en su relación con los partidos comunistas: primero fue la adhesión de 1935 a 1937, luego la distancia crítica de los años de la Guerra hasta 1946, por último, la etapa posterior a 1947 marcada por una profunda aversión (Guérin, 2009, pp. 249-644).
            Camus estuvo comprometido durante “La Resistencia” sobretodo en su etapa como periodista en Combat. Sin embargo, después de las discusiones generadas por El hombre rebelde y como respuesta ante las discusiones sobre el compromiso, eligió el silencio; contrario a su participación durante “la Ocupación”, como sostienen Lhomeau y Leclair en L’intellectuel engagé (2011). Camus fue muy criticado en sus últimos años y quizá fue una de las razones de su silencio, sin embargo, durante la recepción del premio Nobel en 1957 señaló sus razones, argumentando que estuvo en silencio durante un año y ocho meses, lo que no significa que haya dejado de actuar, pero le parecía mejor esperar el momento propicio, para unir en vez de dividir (2011, pp. 209-211). Por ende, Camus pasó del compromiso al silencio, porque consideraba que actuar políticamente solamente era necesario en caso de urgencia.

Contra los profesionales del compromiso
Durante la última etapa de su vida, tras algunas situaciones como los combates políticos, sus viajes y las discusiones por L’Homme révolté, Camus se sintió herido, por lo que atacó a los “profesionales del compromiso” que confundían compromiso con Inquisición. De esta forma, en sus últimos años se encontró en la soledad y el sufrimiento solitario, como establece Ariane Chebel en Histoire politique en France (1944-1954). Tome II. Le temps de l’engagement. La disputa con Sartre se debió a que ambos compartían los mismos espacios en teatro, novelas y filosofía, sin embargo, el motivo de la separación fue por divergencias políticas y filosóficas generadas con la publicación en 1951 de El hombre rebelde. Al evocar diferentes formas de rebeldía, Camus criticaba a los existencialistas, surrealistas, nihilistas y a los dos padres fundadores del marxismo, Marx (“prophète de la justice sans tendresse”) y Lenin (“le père de l’impérialisme de la justice”), por lo que recibió los reproches de los miembros de Les Temps modernes, de Sartre y de Simone de Beauvoir, por anti-comunista y hacer una apología del conservadurismo (1991, pp. 142-151).
            Como parte de estas disputas, también surgió la lucha contra Francis Jeanson porque publicó en 1952 en Les Temps Modernes un artículo titulado “Albert Camus ou L’Âme révoltée” donde le reprochaba ser “deliberadamente estático”. Camus escribió una carta a Sartre (director de Les Temps Modernes) para criticarle su ambivalencia porque defendía al marxismo como dogma sin poder afirmarlo como una política abierta y recriminar la parcialidad y deshonestidad de Jeanson. Camus aseveraba que no por criticar al marxismo se debía ser clasificado de derecha y afirmaba su fe en el socialismo no marxista, es decir, un socialismo que no justifica el crimen en nombre de la Historia (Chebel, 1991, pp. 151-155).
            Finalmente, sobresale que Sartre (“si usted rompe nuestra amistad, no lo lamentaré) y Simone de Beauvoir (“personalmente esta ruptura no me conmueve, porque el Camus que apreciaba desde hace tiempo no existe más”) opinaron con desprecio sobre la ruptura con Camus. Esta situación lo dejó herido e inconsolable y rechazó encontrarse con Jeanson. A pesar de todo, cuando Camus murió, Sartre redactó un adiós lleno de ternura y respeto (Chebel, 1991, pp. 152-153).

Conclusiones
En conclusión, Camus no se veía a sí mismo como un intelectual sino como un escritor o periodista; a pesar de que se consideraba de izquierda nunca fue un compañero de ruta. Debido a la publicación de El hombre rebelde fue atacado por todos los miembros de Les Temps Modernes, quienes lo llamaron anti-comunista y conservador. A partir de entonces, se separó de la izquierda y la comunidad intelectual en Francia, lo que contribuyó a que su reputación como intelectual empezara a desaparecer. Sartre y Simone de Beauvoir opinaron con desprecio sobre su ruptura con Camus lo que lo condujo al silencio, del que ya no salió, porque murió unos años después. Por lo tanto, resulta irónico que Camus haya decidido callarse, después de publicar El hombre rebelde, una obra apasionada sobre la rebelión contra todo y contra el silencio.

Referencias:
Baylee, A. (2012). Albert Camus aujourd’hui. De L’Étranger au Premier homme. New York, Washington, Baltimore, Bern, Frankfurt, Berlin, Brussels, Vienna, Oxford: Peter Lang.
Camus, A. (2002). Camus à Combat. Editoriaux et articles d’Albert Camus 1944-1947. Paris: Éditions Gallimard.
Camus, A. (2017). El hombre rebelde. Ciudad de México: Mirlo Ediciones.
Chebel, A. (1991) Histoire politique en France (1944-1954). Tome II Le temps de l’engagement. Bruxelles: Éditions Complexe.
Guérin, J. (2009). Dictionnaire Albert Camus. Paris: Éditions Robert Laffont.
Guérin, J. (2013). Albert Camus, Littérature et politique. Paris: Champion classiques/ Honoré champion.
Judt, T. (1998). La responsabilité des intellectuels. Blum, Camus, Aron. Paris: Calman-Lévy.
Leymarie, M. (2003). L’histoire des intellectuels aujourd’hui. Paris: Presses Universitaires de France.
Lhomeau, C. & Bertrand L. (2011). L’intellectuel engagé. (Anthologie, notes et dossier réalisés par Christine Lhomeau, Lecture d’image par Bertrand Leclair) Paris: Éditions Gallimard.
Trabelsi, M. (2009). Albert Camus. L’écriture des limites et des frontières. Bordeaux: Sud Éditions/ Presses Universitaires de Bordeaux.