Sincronía Primavera 2003

CAMBIO DE HABITOS DE CONSUMO FEMENINO EN LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJAJARA, JALISCO, MÉXICO.

 

M.C. Ma. del Carmen Macias Huerta1

Lic. María del Consuelo Valdivia Preciado1

Alberto Galván Escobar2

 

PALABRAS CLAVE: Zona Metropolitana de Guadalajara, Valores, mujeres jefe de familia, bienes, necesidades adquiridas.

 

INTRODUCCIÓN.

                        Mucho se ha hablado sobre la influencia que tienen las mujeres en el ámbito familiar y en el social, principalmente cuando el campo laboral se expande a otros ámbitos para la mujer, ya que aumenta su poder adquisitivo y, por lo tanto, de decisión sobre lo que adquiere, modificando sus modos de consumo dependiendo de sus necesidades individuales y familiares, básicas y adquiridas, sobre todo por las exigencias del entorno laboral, pero también por su status social, o tendencias temporales, acentuado a partir de los ochenta, cuando pasa de ser en muchos casos la responsable total de la familia, aumentar el índice de divorcios y madres responsables de familia.

 

                        Este fenómeno ha tenido repercusiones muy fuertes en el ámbito económico, principalmente en los sectores industrial y de servicios, sobretodo en el comercio, ya que estos son los que proveen los bienes de consumo a la población. Las mujeres en general son las que deciden el destino que se le da al ingreso familiar, pues fungen como las administradoras de él, y las que comúnmente detectan las necesidades de todos los miembros como individuos y como grupo.

 

                        A este proceso no escapo la ciudad de Guadalajara y su zona metropolitana que abarca los municipios de Tlaquepaque, Tonalá, Zapopan y Tlajomulco de Zúñiga. Ubicada en el centro occidente de México, y capital del estado de Jalisco, ocupa el segundo lugar en importancia en el contexto nacional, no solo en lo político, sino económico ya desde la época colonial, debido a su localización geográfica que era punto de paso para el intercambio comercial entre el centro y el noroeste del país, y centro de abastecimiento para el propio occidente a donde llegaban los comerciantes y arrieros3.

 

                        Esta localización privilegiada y su posición política propicio una migración continua de las localidades y ciudades más pequeñas, sobre todo en los periodos de lucha armada que se van a dar a lo largo de la historia de México, que se acelerará en las últimas décadas del siglo XX, cuando la búsqueda de un mejor nivel de bienestar social, de instituciones de educación superior, y hasta de tratamientos de salud4, aunado a los problemas en el campo, son los factores determinantes.

 

                        La sociedad tapatía –como se les llama a los oriundos de Guadalajara-, al ser fundada en el periodo colonial bajo el titulo de ciudad, le dio características de comportamiento específicas porque esto implicaba una población eminentemente española o criolla, por lo tanto profundamente religiosos y cuyas actividades principales fueron el comercio en todos su niveles y la administración pública. Lo anterior dio origen a una sociedad de costumbres conservadoras, con aspiraciones culturales múltiples y patrones de comportamiento muy determinados. Sin embargo, los inmigrantes a través de tiempo dejaron huella y las costumbres se fueron adaptando a los nuevos tiempos, pues a pesar de tener ideas conservadoras en general, en lo político fueron convencidos liberales que aceptaron ideas novedosas e influencia de otras sociedades.

 

CAMBIO DE HABITOS DE CONSUMO

                        Es común escuchar que la mayoría de las madres de familia antepone las necesidades del resto de la familia por sobre las propias, por lo que el consumo principal es el que tiene que ver con los alimentos, primordialmente, vestido y gastos del hogar.

 

                        A principios del siglo XX las madres tenían que pedir la anuencia del jefe de familia –comúnmente un hombre: padre, hijos mayores, o esposos- para determinar el destino de los gastos familiares, aunque la calidad del producto o su especificidad fuese determinada por ellas mismas. Sus necesidades dependían, como en todas las épocas, del status social, las costumbres propias de cada sociedad y el número de miembros de la familia. Las mujeres de mayor status social requerían una mayor diversidad de bienes, pues había que mantener la imagen por lo que una parte del ingreso familiar se destinaba a la compra de telas para vestidos, productos importados -vajillas y muebles, entre otras cosas-, pues en muchos casos era una inversión para propiciar matrimonios con personas de su mismo nivel, para mantener el patrón de vida acostumbrado.

 

                        Para las clases media y baja el patrón de consumo era principalmente enfocado a obtener los bienes de consumo básico, antes que cosas superfluas pues en muchos casos ellos mismos creaban los productos que necesitaban, tales como confeccionar ropa, hacer muebles sencillos o producir algunas frutas y hortalizas en pequeños huertos.

 

                        A partir del ingreso masivo de las mujeres al mercado de trabajo, en los años cuarenta, tuvieron un mayor poder de decisión sobre las compras realizadas, las solteras sobre todo, ya que en el momento de contraer matrimonio muchas dejaban de trabajar por “orden" del marido, por presiones sociales o por costumbre familiar, y aquellas que continuaban realizándolo, dejaban la asignación de los gastos al esposo, y aún siendo solteras entregaban el salario a la madre, o al jefe de familia.

 

                        Sin embargo sus necesidades cambiaron debido al puesto desempeñado, ya que los primeros empleos ocupados eran como secretarias, empleadas de piso en los comercios, profesoras de nivel básico, y en salones de belleza, los cuales requerían de una buena presentación, por lo que implicaba la compra de ropa: medias de seda, bolsas y ropa en general, de cosméticos y el pago de peinados. Una minoría se insertó como obreras en empresas textiles, pero los requerimientos sociales exigían ciertas pautas para salir a la calle por lo que sus necesidades eran parecidas a las anteriores, por lo que las empresas dedicadas a este tipo de productos comienzan a generar una mayor diversidad de bienes para hacer más atractiva su adquisición.

 

                        Aunado a esto comienzan a aparecer otras necesidades de consumo a nivel del hogar, representada por la diversidad de electrodomésticos que aparecen en el mercado para “facilitar” las actividades caseras: estufas, licuadoras, y refrigeradores, entre otros, o para el entretenimiento familiar, sobretodo radios, elementos que la sociedad exige como parte de la imagen de una familia prospera, y por ello comienza una campaña publicitaria dirigida a las mujeres, para inducir su consumo.

 

                        Para la década de los sesenta el número de las mujeres en México que estudian en las universidades públicas aumenta, y por lo tanto, a ser profesionistas en carreras tales como medicina, química, letras, y otras ciencias sociales, actividades “propiamente femeninas”, por lo que aumenta la diversidad de artículos a consumir, principalmente en el sector editorial, apareciendo revistas femeninas, uniformes, y aumentando las necesidades de elementos para dar una buena presentación.

 

                        Las amas de casa por su parte encuentran una mayor diversidad de productos, los abarrotes se diversifican al aparecer la latería como alternativa de consumo principalmente de verduras y pescados (atún y sardina), los detergentes en polvo y los elementos plásticos para el hogar como alternativa de los metálicos (cubetas, tinas, etc.). Las jóvenes por su parte inician con nuevas tendencias desde el uso de toallas femeninas, hasta las nuevas tendencias en la ropa: bikinis, minifaldas y botas, pero lo principal fue la popularidad que tiene el pantalón como prenda permitida a las mujeres, así como el uso de la mezclilla en diferentes tipos de prendas.

 

                        Para los setenta ya existía una gran cantidad de mujeres trabajando, no solo de clase baja que lo hiciera por necesidad, sino de clase media y alta, quienes como profesionistas comienzan abrirse paso en el mundo laboral por lo que comienzan a requerir una serie de bienes tales como portafolios, bolsas de mayor tamaño otros elementos de oficina, además con el movimiento denominada “liberación femenina”, la ropa interior cambia, desechando en algunos casos los sostenes, y reduciendo el tamaño del resto de ella, para volverla más cómoda y adecuada a las nuevas tendencias de la ropa, pantalones a la cadera, blusas con cuello alter, o sin tirantes (tops), mayores cantidades y variedades de maquillaje, así como algo novedoso la decisión del uso del automóvil como algo propio de las mujeres.

 

                        Esa “independencia” lograda a partir de lo económico, también propicia una mayor libertad de elección en los bienes consumidos, sobre todo cuando se es soltera, ya que es cuando el ritmo de la moda es mas acelerado y marcado pues de una temporada a otra ya no es valido utilizar lo anterior, por lo que para el dicho “usar y tirar”, es su mejor etapa, aunque el cambio solo fuera en cuanto al color, largo de la falda o textura de la tela, claro que esto va aunado a una época de estabilidad económica nacional, y de un ingreso de tendencias e ideas internacionales a través de un intercambio internacional más rápido, propiciado por el uso de los satélites.

 

                        El destino del ingreso por empleo de las mujeres que son esposas, lo que realmente es una minoría ya que la costumbre era que al momento de casarse dejaban el empleo, era complementar el del cónyuge en la compra de satisfactores para la familia: ropa, gastos del hogar, pago hipotecario o automóvil, por lo que realmente no disponía a su gusto de él, ya que lo más común es anteponer las necesidades de los hijos a las propias.

 

                        Otra situación es el caso de las esposas de emigrantes a Estados Unidos los cuales viajan dejando a sus familias a las cuales, en el mejor de los casos las visitan una vez al año, pero en ocasiones con el paso del tiempo las olvidan y abandonan a su suerte, principalmente en las áreas rurales por lo que muchas de estas familias se trasladan a las áreas urbanas para conseguir empleo, principalmente en las casas, situación muy frecuente en Guadalajara, capital del estado Jalisco, que es el de mayor índice de expulsión de mano de obra, en México

 

                        Al mismo tiempo comienza un proceso netamente capitalista denomina “consumismo” donde a través de los medios masivos de comunicación en general, y la publicidad, en particular, la sociedad crea una serie de necesidades que determinaran la idea del nivel de bienestar social alcanzado, así como el trato recibir por la misma, ya que para ser “alguien” con cierto reconocimiento hay que ser propietario de determinados bienes, y en otras ocasiones es la necesidad constante de actualizarlos en función de los avances tecnológicos, por ejemplo una televisión a color, una grabadora, un Stereo, entre otras cosas.

 

                        En cuanto a las amas de casa la tecnología entra de lleno en el hogar a través de las lavadoras automáticas, calentadores y tostadoras, en cuanto a productos nacionales, los cuales lamentablemente se convirtieron en opciones de regalo para el día de las madres, que en México es cuando cobra importancia el regalo material, principalmente dirigido a muebles o productos para el hogar, con el slogan “facilite el trabajo de mamá”, y no realmente algo para la persona como tal.

 

                        Los accesorios para vestir a la moda bajan de precio se popularizan al diversificarse los materiales con los que se elaboran, ya que no solo son de materiales preciosos, sino que la madera, el hueso, la piel, los tejidos pasan a formar parte. La ropa también pasa por grandes cambios en su material, y las telas sintéticas toman fuerza (rayón, nylon, terlenka), y las destinadas a las clases de menores recursos invaden el mercado, el principal caso es la mezclilla, la cual es adoptada por la juventud como parte de su vestimenta diaria, por lo que comienza a venderse no solo pantalones y overoles, sino chamarras, vestidos, faldas y hasta cinturones.

 

                        En los ochenta un rasgo que debemos resaltar es que cada vez mas mujeres son cabeza de familia, y por lo tanto, responsables de los hijos, aún en el sentido económico, pues el divorcio es una opción a la que se recurre cada vez más. También las madres solteras son más comunes sobre todo en la clase media, dada la revolución sexual que se vive; sobre todo en las zonas urbanas. En ambos casos muchos padres no se hacen responsables de los hijos por diversas razones, y aunque muchos de ellos si entregan la pensión económica, la responsabilidad principal recae en la madre, quien decide que comprar, cuando y de que calidad.

 

                         Las mujeres irrumpen en la sociedad local en el área laboral comenzando a ocupar puestos de importancia, pero también a través de la necesidad que se crea a partir de las crisis económicas recurrentes en nuestro país a partir de 1976, por lo que la actividad laboral de tiempo completo, sobre todo de las madres de familia las obligan a cambiar sus patrones de consumo, no solo en cuanto a productos, sino en cuanto a lugares.

 

                        En este sentido los supermercados marcan una ventaja al respecto, ya que tienen un horario de todo el día (varía según la cadena o la sucursal, pero en promedio están abiertos14 o hasta 16 horas diarias), además de que abren los 365 días del año. Esto da acceso a una mayor cantidad de clientes potenciales, es decir, a todo tipo de público, aún aquel que por su empleo y demás actividades tenga poco tiempo para reabastecer su alacena. Además de aceptar como pago, tarjetas de crédito y/o efectivales, que muchas empresas otorgan a sus trabajadores como parte de sus prestaciones. Esto ha repercutido en tal medida que a partir de esta década el número de establecimientos de supermercados va en aumento.

 

            Sin embargo, en realidad la idea de que los productos perecederos (carnes, frutas, verduras, legumbres y lácteos), son del día y de mejor calidad en los mercados públicos, la costumbre de ir al mercado diariamente es parte de las actividades de las amas de casa tradicionales, y el querer que los ingredientes para preparar los alimentos sean más frescos, es lo que determina en mucho la existencia de pequeños mercados en las colonias populares, y la preferencia de abastecimiento por sobre los supermercados. Sin embargo para las mujeres trabajadoras el horario de estos centros de abastecimiento no es conveniente ya que en promedio realizan operaciones de 7:00 a las 15:00 horas, lo que coincide con la mayoría de los horarios de empleo.

 

                        Los cambios también repercuten en comprar artículos de primera necesidad con mayor capacidad de duración, como verduras congeladas o enlatadas, leche en polvo, refrescos5 o bebidas embotelladas, y en general comprar el abastecimiento familiar en una sola compra semanal, la cual también aprovechan para abastecer otras necesidades en el hogar, como blancos, vajilla, perfumería y cosméticos, y en algunos casos hasta ropa y zapatos, lo cual le ahorra tiempo, que puede ser utilizado para una mayor convivencia familiar, o cualquier otra actividad.

 

                        Por otro lado, debemos considerar que para las profesionales, sobretodo aquellas que han alcanzado puestos de importancia, parte de sus ingresos se destinan a la imagen pública, por lo que parte del ingreso se destina a productos de belleza, accesorios, gimnasio y hasta sesiones en salones de belleza. En algunos casos el uso del automóvil se convierte en una necesidad, lo que también implica un gasto permanente en mantenimiento.

 

                        Las necesidades adquiridas cada día tienen mayor relevancia, pues satisfacer las exigencias sociales es un requisito ineludible: ver ciertas películas, tener determinados discos, comprar marcas específicas. Aunado a lo anterior las fronteras de México, tanto tiempo cerradas al libre comercio, inician su apertura apareciendo nuevas marcas y avances tecnológicos lo que incluye ir en lo posible a la vanguardia con ellos, ya no solo hay que tener televisión de control remoto y video casetera; equipos de sonido completos, y lavadoras con centrifugado, entre otras cosas.

 

                        En los noventa, y con los procesos de vida tendientes a “mejorar” la salud, y sobretodo la imagen, a través de evitar la gordura se popularizan los alimentos bajos en grasa, convirtiéndose en una opción de compra recurrente por parte de las mujeres sobre todo de la clase media a alta (dado su costo), donde la presentación por cuestiones laborales o sociales mas cuestionada, y realmente sin revisar el valor nutricional real del producto.

 

                        Es por ello que se adquiere la costumbre de consumir yogurt, (desplazando al tradicional Jocoque mexicano), pan integral, margarina como sustituto de la mantequilla, embutidos de aves, endulzantes artificiales, agua embotellada en envases pequeños, y comidas preparadas previamente que se ostentan como bajo en grasas. Por otro lado, disminuye el consumo de productos como el huevo (por la idea de que aumenta el nivel de colesterol), la leche no pasteurizada, la carne de cerdo y la tortilla.

 

                        Sin embargo, para las amas de casa de menores ingresos, donde muchas de ellas solo disponen del ingreso de esposo, debido principalmente a los factores culturales que prevalecen dado los niveles culturales de las mismas, y la gran cantidad de hijos que tienen -5 en promedio-,la decisión de que comprar esta en función de lo que mas rinda y cueste menos, para que a todos les alcance y que sea “llenador”.

 

                        La capacitación –educación a todos los niveles- por fin se convierte en una necesidad social, principalmente por la exigencia de los empleos que cada día requieren de capacitación especializada, por lo que es un elemento a tomar en cuenta en la distribución de los gastos familiares, lo que implica que los miembros de las familias de menores recursos ingresen a trabajar a menor edad, y por si mismos cubran ese tipo de gastos. Sin embargo en los niveles de menor ingreso, y comparte de los patrones culturales, todavía existen las mujeres que trabajan por no estar en la casa paterna, pero con la esperanza de contraer nupcias para dejar de hacerlo.

 

                        En cuanto a bienes no alimenticios para la familia depende de la edad de los hijos, ya que mientras son pequeños aceptan lo que mamá les compra sin rechistar, pero a partir de cierta edad, sobre todo los adolescentes (12 años en adelante), tienen un mayor poder de decisión que hace 10 años, pues el entorno familiar es mas abierto a sus opiniones, y la moda en ellos también comienza variar.

 

                        Por otro lado, parte de los egresos de una mujer profesionista estará destinado a cubrir bienes y productos que cubran sus necesidades de información y tecnología, como por ejemplo el ya casi indispensable uso del teléfono celular, o al menos un radio localizador; materiales de actualización, y equipos de computo. La inseguridad pública6 que prevalece en esta zona metropolitana, también transforma los patrones de consumo, pues las joyas de metales preciosos comienzan a ser cosas del pasado, y la bisutería adquiere relevancia, por ser de menor costo y de menor atracción, lo que disminuye el riesgo de portarlas.

 

CUADRO No. 1

DIFERENCIAS ENTRE LOS PRODUCTOS CONSUMIDOS ENTRE LAS

MUJERES DE LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA. (Ejemplo)

 

1900

1950

2002

Verduras y legumbres frescas diarias

Verduras y legumbres frescas diarias

Verduras y legumbres congeladas, enlatadas o refrigeradas

Carne de cerdo, res, pollo recién matada

Carne de cerdo, res, pollo diaria

Carne de pollo o res refrigerada, o pescados y mariscos congelados.

Polvo de arroz y carmín

Polvos faciales, cremas y perfumes.

Cosméticos, cremas específicas y perfumes

Lejía y bicarbonato

Jabón de olor y bicarbonato

Shampoo, Jabón de tocador y pasta dental

 

Toallas femeninas (solo las  de alto nivel económico)

Toallas femeninas diversas y tampones

Telas par vestidos

Telas o prendas elaboradas. Falda, vestido, blusas.

Todo tipo de prendas elabo-radas incluidos los pantalones

Batas de dormir y corsé blancos, polizones

Camisones, sostén, fondos, ligueros, medias de seda

Pijamas, camisones, sostén pantimedias, y pantaletas de diversos tamaños y colores

Guantes, sombrilla, joyas, bolso de tela, abanico, sombrero, mantilla, rebozo.

Sombrero, guantes, joyas, bolso de tela o piel.

Accesorios (material diverso) cinturones, bisutería, bolso mochila, y/o portafolio

Zapato de tela a la medida

Zapatilla de piel

Zapatilla, sandalia, huarache, tenis, bota, mocasín, etc.

Lejía, plumero, plantas de olor, escoba de popote, cepillo y

Jabón de pan, detergente en polvo, cloro, escobas, y

Detergente líquido, suavizan-te, trapeador, escoba, aroma-tizante, aspiradora

 

 

VALORES Y PATRONES DE CONSUMO.

                        El cambio en los patrones de consumo esta vinculado con la transformación de los valores que ha sufrido la sociedad mexicana, cuya transmisión se da a través del ejercicio y práctica en la vida diaria, por lo que su variación no solo se ha debido a la influencia de los medios masivos de comunicación, sino también a la evolución misma de la sociedad, donde algunos valores cayeron en desuso y otros han tenido sus altas y bajas en su aplicación, ya que lamentablemente para muchos son los valores se deben utilizar como una moda, y en algunos otros casos tan solo por no identificarse con la generación anterior. En los valores del mexicano existen bases y elementos culturales determinantes y evidentes, cuya influencia no puede dejar de lado. Estos son: Cortesía, Discreción, Estoicismo cristiano, Religiosidad, Disimulo, Sentido del humor, Ingenio, Amor por lo bello y Barroquismo, los cuales se han conservado a lo largo del tiempo.

 

                        En México existe una gran variedad de estudios para determinar los valores de su sociedad, como el realizado por Castrejón (1995)7, quien determina que para la sociedad mexicana los principales valores culturales son: Familia, Dignidad humana, Ecología, Modernidad, Calidad, Productividad, Civilidad, Democracia, Solidaridad y Nacionalismo. Estos valores, determinados como los más importantes actualmente, se pueden clasificar en grupos según su incidencia en la sociedad:

 

o        En la Calidad de Vida: Familia, Dignidad Humana y Ecología

o        En el nivel de vida: Modernidad, Calidad y Productividad, ya que pertenecen al área económica

o        La cultura cívica esta representada por los valores de: Civilidad, Democracia y Solidaridad, lo que le ha permitido conservar la identidad nacional.

 

                        Estos valores son los que permitirán cambiar las actitudes y costumbres de consumo ya que en la mayoría de los casos los valores se aplican sin cuestionar, y se manifiestan en nuestras actitudes diarias, como el machismo, que es el que influye para aún en pleno siglo XXI, muchas mujeres no tengan ningún tipo de independencia (mucho menos la económica), por lo que lo que compra es determinado y supervisado por el Hombre “jefe de familia”, ya que en estos casos se ven afectadas tanto madres, esposas e hijas.

 

                        Estoicismo cristiano, Religiosidad, y Disimulo, son los valores que han permitido la permanencia de la situación familiar con rasgos de machismo, donde la decisión de que comprar obedece a lo establecido por el hombre que funge como jefe de familia – sea el real proveedor o no-, ya que el valor Familia es distorsionado al entenderse como conservarla bajo cualquier circunstancia, aunque esta situación no sea la mas sana, pero aparentando que todo es perfecto ante los demás.

 

                        El Barroquismo por otro lado se une perfectamente con el consumismo, pues esta idea de que lo mejor es lo que tiene mayor número de elementos de adorno, con una imagen de estética “sobrecargada”, propiciando así un mayor consumo de bienes.

 

                        En cuanto a los alimentos en los últimos años han cambiado los patrones de consumo, dejando de lado los platillos tradicionales –solo para ocasiones especiales o fechas simbólicas-, a favor de comidas rápidas, debido a un ritmo de vida mas agitado; con menor contenido en grasas, o por la aparición de nuevos platillos procedentes de otras culturas, y gracias a la globalización por que se pueden obtener la mayoría de los ingredientes.

 

                        En México existen platillos de temporada, ya sea por disponibilidad de los ingredientes, como los chiles en nogada; o por eventos sociales como la cuaresma católica, como Capirotada; que lamentablemente las nuevas generaciones han dejado de preparar, por lo complicado de su elaboración; o de consumir por favorecer otros sabores. Esta diferencia se acentúa a nivel generacional, dado el bombardeo publicitario y la presencia de elementos representativos de otras culturas, como la salsa catsup, que los la generación de menores a 25 años la han adoptado y la utilizan para muy diversos alimentos: Emparedados, palomitas y huevos revueltos, entre otros muchos. Mientras que para ellos existen comidas de “viejos” como las frutas cristalizadas, y el atole. Lo anterior ha repercutido en la compra familiar que ha cambiado disminuyendo la compra de algunos productos y aumentando la de otros.

 

                        También la inserción de alimentos de los denominados “chatarra”, que lamentablemente se han convertido en una fuerte opción de consumo, principalmente de los menores, que ya con una mayor posibilidad de decisión prefieren consumir esos alimentos de “mejor” sabor, aunque de dudosa calidad alimenticia. Son utilizadas en sustitución del refrigerio que antes preparaban las madres para sus hijos, o en reuniones sociales en lugar de “botana”, lo que evita el trabajo a las amas de casa.

 

                        El cambio de valores también se ha reflejado en la ropa, dado que le sentido y definición de pudor, ya que pasa de tener una influencia fuerte sobre la ropa a ser solo referente al cuidado de la intimidad personal, por lo que las prendas de vestir adoptan modas distintas, sobre todo al reducirse el tamaño de muchas prendas, sobre todo para las jóvenes. Este fenómeno se unió al proceso de búsqueda de una mayor comodidad en el vestir, por lo que se diversifican las prendas femeninas que van desde el pantalón, faldas de varios largos, blusas, vestidos, etc.

 

                        Caen en desuso algunos elementos, principalmente en cuanto a la ropa interior y los accesorios. Los ligueros, corsés, y pantimedias quedan relegados a personas de mayor edad, o en su defecto para ocasiones muy especiales, mientras que accesorios tales como guantes y sombreros indispensables para andar en la calle en las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta, son elementos fuera de uso, y las bolsas, en muchos casos se han transformado en portafolios o mochilas, dependiendo de la actividad de quien las porta.

 

CONCLUSIONES.

                        A pesar del paso de los años y de la diversificación en cuanto a las necesidades femeninas, principalmente de aquellas que son trabajadoras, y aunado a esto esposas, madres, amas de casa y demás actividades encomendadas a la mujer de hoy, existe una tradición que prevalece: anteponer las necesidades familiares a las personales, aún en cuanto al consumo de bienes y servicios. Esto no implica que en su momento no sean satisfechas esas necesidades, sino que cuando existe un excedente se cubren primero las pendientes del resto de la familia.

 

                        Se debe admitir que en muchos casos no sólo se debe al valor de la familia inculcado durante mucho tiempo, sino que en el caso de muchas de ellas es la cultura del machismo, en el cual se anteponen las necesidades de los miembros masculinos de grupo familiar, hay que recordar que este persiste en gran medida por culpa de nosotras mismas, que lo retransmitimos a las nuevas generaciones a través de la educación.

 

                        Una de las causas de cambio en los patrones de consumo es la adaptación a los cambios que se presentan a través del tiempo, por los propios avances de la ciencia y la tecnología, pero también por la transformación del rol de la mujer dentro de la familia y de la sociedad misma, que pasa de ser eminentemente ama de casa, madre y esposa, a una persona con un trabajo – en casa o fuera de ella-, y en algunos casos hasta en responsable de toda la familia.

 

                        Estos cambios se ven influidos por otro lado por el ingreso de nuevas tendencias y costumbres extranjeras que llegan a nuestro país por muchas vías: migración, publicidad, transculturización, y en los últimos años por el proceso de globalización. Esto tiene mucho que ver con el cambio en las modas internacionales, la aparición de nuevas presentaciones en los alimentos, y la aparición de nuevos bienes resultado de los avances tecnológicos, que crean una necesidad que hay que satisfacer. Aparatos de sonido, televisores, equipos de computo, etc.

 

                        Los principales cambios se han operado entre las mujeres de clase media, donde existe la mayor número de mujeres que trabajan, por lo que el cambio no solo se da en lo productos que se consumen, sino en los horarios de compra, espacialmente esto se refleja en la distribución de los centros de abastecimiento establecidos en la Zona Metropolitana, donde la mayor porción de mujeres trabajadoras se localizan en el poniente de la ciudad, lo que corresponde  a los sectores denominados Hidalgo, y Juárez del municipio de Guadalajara, el municipio de Zapopan, y en esa misma área se establecen la mayor parte de los supermercados que permiten a estas mujeres abastecer sus necesidades dentro de un horario mas amplio.

 

                        Así mismo, este grupo social debido a la reducción del tiempo dedicado al hogar entre otras cosas por el tiempo dedicado al traslado, pues en esta gran ciudad de 3´000,000 habitantes, los congestionamientos viales y las distancias entre su centro de trabajo, la casa, la escuela de los hijos, ha tenido que optar por consumir alimentos de preparación rápida, verduras congeladas o enlatadas, especies o aderezos previamente preparados, en fin una serie de productos que facilitan las labores caseras y ahorran tiempo.

 

                        Otro cambio se debe a la cercanía que este país tiene con los Estados Unidos, así como ser el que se tiene un mayor intercambio comercial, así como la transculturización propiciada por el fenómeno migratorio8, y a la apertura que se ha dado para que estas se infiltren en la sociedad tapatía, en algunos casos por facilitar la vida, en otros por necesidad de pertenencia a un grupo, y en algunas más por mantener un imagen de “status” socioeconómico

 

                        El grupo de mujeres entre quince y veinticinco años son las más susceptibles a depender en su consumo en determinadas marcas y lugares –los de moda-, son además las que mas consumen los denominados alimentos “light”, por la imagen publicitaria de que para ser bella hay que ser flaca a cualquier precio, para ser interesante hay que fumar, y en general a tener más necesidades “creadas”, que el resto, como traer celular sin realmente requerirlo (muchas son estudiantes), maquillarse a diario, tener varios tipos de instrumentos para el peinado, gran diversidad de accesorios, etc.

 

                        Por todo lo anterior, podemos concluir que los hábitos de consumo dependen de la situación socioeconómica, del estado civil, de los valores inculcados por la familia y el entorno social, por la religión que se practica9, y hasta por la generación a la que se pertenece, pues aunque aparentemente se tengan obligaciones parecidas en gusto y necesidades, no hay nada escrito, sino que se aprende en el día a día, y cambian continuamente.

 

 



1  Departamento de Geografía y Ordenación Territorial. C.U.C.S.H., Universidad de Guadalajara, Av. Maestros y Mariano Bárcena, Zona Centro, Guadalajara, Jalisco, México. maciascarmen@hotmail.com.

2  U. V. A. V. y C. D. “Guardabosques”, del H. Ayuntamiento de Guadalajara

3 Personas que se dedicaban al comercio ambulante entre las localidades más importantes, vendiendo mercancía de otros lugares y comprando la local.

4 En esta ciudad fue fundado a finales del siglo XVIII, el Hospital de San Miguel, mejor conocido como Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, que gracias a su uso como hospital escuela por parte de la universidad de Guadalajara, es una opción a bajo costo para los tratamientos médicos. Esta institución ha logrado renombre principalmente en tratamientos contra el cáncer infantil y trasplantes de riñón, entre otros.

5 México ocupa nada honroso primer lugar como consumidor de refrescos embotellados a nivel mundial.

6 En general en las grandes ciudades de la República Mexicana se han disparado los índices de inseguridad pública, lo cual ha propiciado también el uso de tarjetas de crédito, para portar menos efectivo. Los estudiosos del tema lo atribuyen a la crisis económica, al aumento de tráfico y consumo de drogas o a otros patrones de disgregación social (desintegración familiar).

7   Castrejón Díez, Jaime. La política según los Mexicanos. Ed. Océano. México, 1995. p. 77

8   Jalisco ocupa el primer lugar en expulsión de mano de obra a los Estados Unidos, los cuales cada año vuelven a sus hogares de visita, trayendo con ellos costumbres y gustos distintos a los que originalmente se llevaron, así como necesidades nuevas que cubrir.

9   En Guadalajara existe una gran diversidad de sectas, y en algunas de ellas se limita el número y el tipo de los bienes a consumir por ir en contra de los preceptos que ahí se predican: usar falda al tobillo, cabello largo y ausencia de maquillaje, es el caso de la Iglesia La Luz del Mundo, nacida en esta ciudad en la década de los treinta.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

CASTREJÓN DÍEZ, Jaime. La política según los Mexicanos. Ed. Océano. México, 1995.