Sincronía Invierno 2006


Crisis y criminalidad en la década de los 70´s (Perfil de los criminales en Guadalajara)

Martín Jiménez Alatorre


 

Una mala situación económica influye directamente en el comportamiento de ciertos grupos sociales, sobretodo, en aquellos que se ven afectados por las consecuencias que trae consigo una crisis económica. Ésta influye considerablemente en el incremento de los delitos, sobretodo en el robo, pues es la actividad a través de la cual los individuos obtienen algunos recursos aunque éstos no sean utilizados principalmente en la satisfacción de las necesidades primarias (casa, comida y abrigo). Los motivos que orillan a delinquir y otras cuestiones (nivel socio-cultural, sus ingresos, el lugar donde residen, los hábitos en general y sus relaciones sociales con otros grupos) se pueden conocer a través del análisis de los expedientes judiciales, documentos de donde se puede elabora el perfil criminal en los años en crisis, así como las motivaciones que los llevaron a cometer el delito.

Para establecer el perfil del criminal, se partirá del estudio de su pasado y las condiciones socio-económicas de su vida actual (el lugar de residencia, el tipo de actividad productiva que realiza, la escolaridad, la edad, los objetos que utiliza para cometer los ilícitos, en què objetos recae el apoderamiento típico, el modus operandi, si era primo delincuente), por ello a continuación hacemos un desglose de los elementos señalados.

Para la elaboración de la muestra se escogió al azar un expediente por mes de cada uno de los años a revisión. Se eligieron las actas consignadas por el Agente del Ministerio Pùblico con inculpados detenidos. Es importante mencionar que de las actas que se consignaron en 1975 al juzgado 5to. (En estos años en el Primer Partido Judicial había 8 Juzgados de lo Criminal, seis en el Penal de Oblatos y se incrementò el número a 10. De estos, ocho estaban en el Penal de Oblatos, uno en el municipio de Tlaquepaque y el otro en Zapopan) el último número de expediente fue el 1545, de estos, el porcentaje del 37 % (572) fueron por la comisión del delito de robo y a su vez de ésta cantidad únicamente 35 % (200) de consignaciones fue con detenido. (Datos obtenidos del Libro de Gobierno del Juzgado 5to. De lo Criminal, correspondiente al año 1975).

Cabe señalar que en este periodo los juzgados de lo criminal eran de instrucción toda vez que el Código de Procedimientos así lo establecía. En el Código de Procedimientos Penales del Estado de esos años el Agente del Ministerio Público, no tenía la obligación de integrar la averiguación previa con todas las pruebas, ni acreditar el delito y la probable responsabilidad del indiciado como se realiza en la actualidad, sólo recibía la denuncia y si había detenido lo declaraba, daba fe de objetos en caso de haberlos y con estas diligencias consignaba las indagatorias al juzgado de turno.

Al juzgador le correspondía desahogar las demás pruebas para acreditar el delito y la probable responsabilidad del sujeto activo, que realizaba al resolver la situación jurídica del indiciado. En los casos de homicidio el Agente del Ministerio Pùblico sólo recibía la denuncia o el informe de la existencia de un cadáver, se daba fe del mismo y se consignaba la averiguación para que el juez ordenara la inhumación y demás diligencias. Los 10 Tribunales laboraban para resolver sobre el ejercicio de la acción penal de todas las averiguaciones previas consignadas por los delitos cometidos en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

I. Ubicación geográfica del domicilio de los detenidos y del lugar del robo

Para establecer el perfil de los delincuentes primero examinaremos las zonas donde habitaban los detenidos al momento de cometer el delito. En este periodo los inculpados vivían en los diferentes municipios de la zona metropolitana; en el municipio de Guadalajara, residían en las colonias: San Juan de Dios, en la colonia Centro Mèdico, La Esperanza y Belisario Domínguez, La Aurora, calle Repùblica,,Oblatos, Talpita, San Juan Bosco en el Sector Libertad; Polanco en el Sector Juárez; en el centro de la ciudad, Santa Teresita en el Sector Hidalgo, en la colonia del Fresno, Presa Osorio en Tetlán; en el municipio de Zapopan, Santa Margarita; en el municipio de Tlaquepaque, en San Pedro y en Miravalle.

Sobresale que en este periodo de crisis, el 75 % de los detenidos son originarios de otros estados y avecinados en la zona metropolitana, además de los que provenían principalmente del Distrito Federal, Veracruz, Toluca, Sinaloa, algunos de ellos de paso y otros ya residiendo en Jalisco. También encontramos que un 10 % eran originarios de municipios del interior del Estado que habían cambiado su lugar de residencia en Guadalajara.

Por la ubicación geográfica de las casas donde vivían los detenidos podemos percatarnos que la mayoría de los delincuentes eran de la clase social con menos recursos económicos. Puesto que esas colonias eran consideradas como zonas populares por estar localizadas a las orillas de la ciudad, donde llegaban a residir los migrantes, cuya características eran: la falta de servicios, estaban construidas con materiales de segunda y algunas con láminas tanto de asbesto como de cartón, sin pasar por alto que había fincas bien construidas y con adobe.

Los lugares donde se cometieron los robos no son exclusivos de una colonia determinada sino que se ejecutan en toda la ciudad, claro los robos a negocios se perpetúan en porcentajes más altos en zonas comerciales, los robos a casa habitación en las zonas habitacionales de la clase media. Los lugares de comisión de los delitos son: San Andrés, San Juan de Dios, en el centro de la ciudad, Oblatos, San Juan Bosco, Parque Morelos, Col. Independencia, Polanco, Jardines Alcalde, Mercado de abastos, Tetlàn, Cerca del Centro Mèdico.

II. Escolaridad

La escolaridad de los indiciados se obtuvo a partir de lo que manifestaron en su declaración rendida ante el Agente del Ministerio Pùblico o en presencia del Juez. Se logró saber que al momento de su aprehensión, el 8 % de los presuntos aprendió a leer y escribir por cuenta propia, es importante resaltar que las mujeres eran las autodidactas; otro 20 % no sabían leer ni escribir puesto que nunca estuvieron en la escuela, ni tuvieron la oportunidad de aprenderlo por su cuenta. Por otra parte encontramos que el 48 % no rebasaba la educación primaria, de estos el 32 % de los individuos la abandonaron en diferentes grados (desde el primer hasta quinto grado) y el 16 % restante sí la concluyó. Del total sólo el 16 % iniciaron los estudios de educación media básica dejándola trunca en el primer y segundo grado.

Un 8 % de la muestra concluyó el bachillerato y sólo un indiciado dijo ser profesionista. El profesionista fue consignado por su probable responsabilidad en la comisión del delito de adquisición ilegìtima de bienes producto de un ilícito o provenientes de él, este sujeto fue detenido por comprar un auto robado. Finalmente podemos observar que de todos los detenidos sólo un 20 % de los delincuentes examinados no tenía la mínima instrucción escolar.

III. Edad

La edad promedio de todos los detenidos es de 23 años al momento de su aprehensión. El dato fue obtenido al realizar la suma de las edades de los procesados, cuyo resultado se dividió entre la cantidad de detenidos arrojando la cantidad antes mencionada. Las edades oscilaron entre los 16 y los 46 años. El segmento más importante del grupo tenía entre los 16 y 23 años. Los menores que contaban con 16 años al ser detenidos, fueron remitidos al Consejo Paternal de Guadalajara, para que allá se les siguiera su proceso por el robo.

IV. Actividades laborales

Entre las actividades laborales a las que se dedicaban los detenidos hasta antes de ser aprehendidos encontramos a: un abogado, comerciantes, zapateros (pespuntadores, pegadores, terminadores de calzado), agentes de ventas, músicos, electricista, panaderos, albañiles, cargador del ferrocarril, una mesera, fontaneros y jardineros.

Por la actividad que realizaban y los ingresos que les son afines, se puede considerar que los trabajos realizados por los detenidos, son los que efectúa la clase social con menos recursos. Con la excepción del abogado que en los años a que nos referimos, esa profesión era todavía una actividad sin mucha competencia y tenía un estatus social diferentes que el de ahora. En situación especial estarían el agente de ventas y el músico por las actividades que realizan porque sus ingresos son mayores al mismo tiempo en que son trabajadores independientes. Los demás sì tenían un lugar de trabajo donde además de contar con un patrón tenían que cumplir con ciertos requisitos.

V. Objetos en que recayó el robo

Los objetos en los que recayó el apoderamiento son de índole variada, con diversa utilidad para el ser humano, los bienes producto del robo fueron: dinero, vehículos, radios para escuchar música, artículos escolares, perfumes, vinos, alhajas, triciclos, artículos de oficina, herramientas de carpintero, ropa, pertenencias personales en el interior de un camión de pasajeros, garrafones de agua, un arma de fuego, bicicletas, refrescos y cervezas a camiones repartidores, objetos diversos en el interior de vehículos (herramienta, portafolios, ropa), abarrotes, cigarros.

Cabe señalar que una parte de los objetos en los que recayó el apoderamiento sirven para satisfacer necesidades momentáneas y otros para satisfacer necesidades no vitales, el numerario no fue mucho. De los robos a casas habitación, una parte fue dentro del ámbito laboral y la otra restante los delincuentes lo cometieron para satisfacer necesidades no momentáneas.

De todos los criminales, el 12 % cometió el hurto para acrecentar su patrimonio personal por lo que la práctica del robo era visto por ellos como una profesión, puesto que eran delincuentes que se dedicaban a robar en casas, y normalmente cuando los delincuentes roban reiteradamente en casas no es para satisfacer necesidades inmediatas.

Los robos a los negocios fueron para obtener mayores satisfactores personales y de la familia, se robaron: perfumes, ropa, bebidas alcohólicas, dinero, una bicicleta, garrafones de agua, artículos de papelería, vendían los objetos para aumentar sus ingresos, aunque no faltó quien diera uso al artículo robado.

VI. Modus operandi

La modalidad de ejecución es variada de acuerdo con cada uno de los expedientes revisados, pero se pueden establecer generalidades de conformidad a los delitos de robo simple y robo calificado, previstos en los artículos 330, 336 y 343 del Código Penal del Estado de Jalisco vigente en este periodo.

Dichas formas de ejecutar los subtipos del delito de robo son: con violencia en las personas sin usar armas; en domicilios ocupados utilizando armas de fuego; aprovechándose de la nocturnidad; horadando, dos o más sujetos activos, partes de vehículo, vehículos completos, aprovechándose de la relación de trabajo, con puntas metálicas, como miembro de un cuerpo de seguridad privada, con amenazas, relación de parentesco, etc.

El 66 % de los detenidos manifestó que son reincidentes en la comisión de delitos de robo. Dato que pone al descubierto que la política criminal aplicada en los reclusorios de la Zona Metropolitana, para reasocializar a los delincuentes no ha sido eficaz. Los resultados nos muestran lo insuficiente de los programas en la disminución de las conductas antisociales de quienes ya estuvieron presos en los reclusorios. Es de hacer notar que la política criminal para disminuir la criminalidad es multidisciplinaria no sólo en los reclusorios, que se deben atender los diferentes factores que inciden en las altas cifras de conductas antisociales.

VII. El contexto de las cifras

Durante el sexenio de Luis Echeverría se procuró que todos los mexicanos, especialmente las clases trabajadoras, se vieran beneficiadas en todos los sentidos: en la educación, en la salud, en lo económico (el no incremento de los precios), en la vivienda, etc. El sostén de estos servicios, fueron en gran medida los créditos externos, por lo que a mediano plazo la misma clase que en ese momento se benefició fue la más perjudicada al final de ese periodo de gobierno.

Así vemos que el salario mínimo de esos años presentó un aumento del 195.65 % pues de estar en 29.26 pesos en 1970 aumentó a 86.51 pesos

En 1976, este incremento, que en apariencia no es mucho, se debe a que el comportamiento del dólar se mantuvo estable durante ese sexenio, además los trabajadores aún podían adquirir los productos al mismo precio pues la crisis comenzó a finales del periodo de Echeverría.

En estos años de crisis no se ve un aumento considerable en la comisión del delito de robo, pues encontramos que de 1974 a 1977 sólo se incrementó casi el 10 %, lo que de debe a que los salarios siguieron en aumento y la canasta básica no reportò grandes incrementos que desfasaran el salario con el precio de los productos de consumo diario, lo que pone de manifiesto que la sociedad aun podía adquirir los bienes necesarios para mantener su ritmo de vida, sin necesidad de recurrir al delito.

Año

Ùltima averiguación previa registrada en el Juz. 5to. Penal

Ùltimo exp. registrado en el Juz. 5to. Penal

1974

7297

1807/74

1975

7240

1545/75

1976

7760

1445/76

1977

8063

1444/77

De conformidad al crecimiento de la población en la zona metropolitana se puede determinar que la cantidad de robos por habitante vario muy poco en esta crisis; en 1976 se registraron por la autoridades 7760 denuncias de robo y los residentes eran 1´903,949 lo que equivale a un robo por cada 245.96 personas, en el año de 1977 la zona metropolitana contaba con 1´983,198 habitantes y los robos registrados fueron 8063, lo que demuestra que se cometía un robo por cada 245.35 personas. Dato que contrasta con la criminalidad en el siglo XIX cuando en Guadalajara se cometían un delito por cada 362 habitantes, (Trujillo, 1998: 478) en los 70´s la criminalidad es más alta.

Para mayor ilustración se anexa la matriz de la dinámica demográfica en la década de los 70´s contenida en la tesis de maestría que sustentò María Evangelina Salinas Escobar, con adecuaciones a este trabajo:

 

Crecimiento demográfico por municipios

en la zona metropolitana de Guadalajara, en la década de los 70´s

 

En el municipio de Zapopan

1

2

3

4

5

6

7

AñO

Núm. De nacimien

tos

Núm. De defuncio

nes

Núm. De creci. natural

Núm. De creci. Migrato

Rio

Núm. De creci. total

Población media

1974

9482

1136

8346

11110

19456

229905

1975

9157

1163

7994

13260

21254

251159

1976

9787

1119

8668

14551

23219

274378

1977

11713

1183

10530

14836

25366

299744

En el municipio de Tonalá

1

2

3

4

5

6

7

AñO

Núm. De nacimien

tos

Núm. De defuncio

nes

Núm. De creci. natural

Núm. De creci. Migrato

rio

Núm. De creci. total

Población media

1974

2058

265

1793

593

2386

33998

1975

1957

249

1708

858

2566

36563

1976

2058

307

1751

1008

2759

39323

1977

2161

267

1894

1074

2968

42290

En el municipio de Tlaquepaque

1

2

3

4

5

6

7

AñO

Núm. De

Nacimien

tos

Núm. De defuncio

nes

Núm. De creci. natural

Núm. De creci. Migrato

rio

Núm. De creci. total

Población media

1974

6636

555

6081

735

6816

128460

1975

5946

1113

4833

2365

7198

135657

1976

6877

1176

5701

1900

7601

143258

1977

7193

1150

6043

1984

8027

151285

En el municipio de Guadalajara

1

2

3

4

5

6

7

AñO

Núm. De nacimien

tos

Núm. De defuncio

nes

Núm. De creci. natural

Núm. De creci. Migrato

rio

Núm. De creci. total

Población media

1974

63023

12016

51007

-11716

39291

1364880

1975

61539

12063

49476

-9021

40455

1405336

1976

63634

12301

51333

-9678

41655

1446990

1977

60052

11857

48195

-5306

42889

1489879

(Salinas, 2001, anexo estadístico)

A la llegada de José López Portillo a la Presidencia de la República, implementa una serie de medidas económicas para enfrentar la crisis, las cuales deja de lado al saber la riqueza de los yacimientos petroleros. Sin embargo antes de tener esa información, autorizó un aumento en 1977 del 9.96 % al salario mínimo (El dólar aumentó de 1976 a 1977 un 44.6 %, es decir, 34. 64 % más que el salario), acarreándole problemas con los empresarios pues éstos habían recortado el personal con el fin de disminuir gastos.

Es importante señalar que el salario no sufrió incrementos significativos durante el auge petrolero, pues ante la estabilidad del mismo y el incremento en los precios, la población contaba con mayores ofertas de trabajo situación que no frenó el aumento de la delincuencia.

Al menos así lo podemos observar al ver las cifras, las que nos dicen que de los reincidentes 36 % fueron detenidos por robo a negocio, a personas, autos, en el interior de casas habitación, de donde apoderaron de diversos objetos.

De los sujetos que fueron detenidos por primera vez 34 %, observamos que el 10.75 % fueron acusados por robo de auto o del interior, otros robaron en negocios y a personas.

De la edad y escolaridad de estos sujetos podemos ver que la mayoría sabía leer y escribir pues por lo menos habían cursado los primeros grados de primaria (48 %); además de que la mayoría de estos sujetos eran hombres jóvenes quienes no se vieron beneficiados por el aumento en las plazas de trabajo, pues ninguno de ellos menciona trabajar en dos lugares, porque sólo así podían haberse beneficiado de la existencia de plazas de trabajo, aunque parece que esta situación no estaba contemplada por las autoridades quienes creían que con la oferta de empleo se solucionaría el estancamiento del salario mínimo.

Como pudimos observar en la década de los 70´s, la crisis se manifestó en el estancamiento del Producto Interno Bruto, en una disminución del poder adquisitivo de la sociedad, en un incremento del desempleo, así como en el valor del dólar, en el crecimiento gradual de la población de la zona metropolitana de Guadalajara, etc. Sin embargo todas estas modificaciones no afectaron los índices del delito de robo, pues éstos no presentaron aumentos considerables con los que se pudiera determinar la influencia de las crisis económicas en la proliferación de la delincuencia. De ahí fue que me surgió la siguiente pregunta, ¿por qué no se incrementaron los delitos de robo en éste ciclo? La respuesta a este comportamiento la encontramos en el aumento constante que registraron los salarios, lo que ocasionaba que la mayoría de la sociedad tuviera ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades, evitando así los efectos negativos de una crisis, pues los ingresos de la población sólo disminuyeron un poco en un grado en el que se podía seguir adquiriendo los satisfactores sin tener que recurrir a la ejecución de conductas ilícitas. De esta manera de 1974 a 1977 la comisión de los delitos de robo no se incrementó más de un 10 %, puesto que de 7297 robos en 1974, se denunciaron 8063 en 1977.

Por otro lado, de conformidad con el crecimiento de la población en la zona metropolitana, se pudo determinar que la cantidad de robos por habitante varió muy poco en esta crisis; en 1976 las autoridades registraron 7760 denuncias de robo cuando el número de residentes era de 1´903,949 equivaliendo a un robo por cada 245.96 personas. Posteriormente en 1977 la zona metropolitana contaba con 1´983,198 habitantes y los robos registrados fueron 8063, lo que demuestra que se cometía un robo por cada 245.35 personas. Concluyendo con ambas cifras que la criminalidad no aumentò en esta crisis.

Cabe resaltar que en la crisis de los 70´s los delincuentes no eran personas desempleadas, pero sì las que tenían menos ingresos. Esto nos pone de manifiesto que la comisión del delito de robo se cometía por los empleados y no los desempleados era obtener los satisfactores que con anterioridad los adquirían con el salario percibido por su trabajo.

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