Sincronía Fall 2007


Antropología de la conquista: la hospitalidad y la escuela de Salamanca

Maximiliano Korstanje


Resumen:

A medida que pasan los años los conceptos van adquiriendo diferentes significaciones. El presente ensayo tiene como objetivo fundamental establecer las bases de un debate crítico con respecto a la relación entre la hospitalidad y la conquista de América. Generalmente se cree que la hospitalidad es un concepto universal y que ha estado presente en las sociedades de todos los tiempos. Si bien esta puede ser una idea original es consecuentemente falsa.

Palabras Claves: Hospitalidad – Hogar – Conquista – Hotel.

Abstract:

In the lapse of the history the concepts will acquire diverse meanings. The present essay is intent to discuss critically the relationship between Hospitality and Americas Conquest. Generally, the researches thinks the hospitality is an universal concepts which could be applied regardless the time and the society. Even tough, this would be an interesting idea it is consequently false

Key Words: Hospitality – Home – Conquest – Hotel


Introducción

La siguiente reflexión es parte de un trabajo más amplio que me ha llevado a conclusiones interesantes. Durante el lapso que duró la investigación se ha podido recoger ideas e incluso reanalizar críticamente las propias pre-nociones sobre lo que se entiende por hogar y cual es el vínculo que la hospitalidad tiene con respecto a la necesidad de protección.

Según Eliade, en la posesión territorial se efectúan un conjunto de rituales orientados a la exploración. En la conquista existen elementos rituales que nos remiten al mito fundador de la creación. "El establecimiento de una región nueva, desconocida e inculta, equivale a un acto de creación. Cuando los colonos escandinavos tomaron posesión de Islandia, Land-náma, y la rozaron, no consideraron ese acto ni como una obra original, ni como un trabajo humano y profano. La empresa era para ellos la repetición de un acto primordial: la transformación del caos en Cosmos por el acto divino de la Creación". (Eliade, 2006:22)

Sobre esa idea, y consecuentemente sobre las bases históricas, sobre las cuales ha nacido la hospitalidad como hoy se conocen, es que se trata esta humilde y breve reseña.

Cabe aclarar, que el contenido de este trabajo es meramente especulativo (teleológico) y debe seguir siendo investigado para poder arribar a conclusiones más ambiciosas. Apoyados en la obra Señores de todo el Mundo, del historiador Anthony Pagden, este ensayo ha sido tratado con rigurosidad y fuentes científicas aun cuando su fisonomía sea meramente ensayística.

Conceptos antropológicos de hogar y hospitalidad (discusión teórica)

El hogar y el hotel poseen diferencias pero también similitudes. Entre las últimas mencionadas, ambos -hogar y hotel -cumplen una función de protección en las vidas de la mayoría de los hombres; dicho en otras palabras su objetivo es brindar alojamiento. Pero a ¿qué corresponde esa necesidad?:

Al respecto el sociólogo francés Maurice Halbwachs advierte "Cierto que en el lugar donde se vive se recibe a los amigos, a los conocidos. Muchos acontecimientos de la vida social se desarrollan en él, encuentran allí su marco natural. Pero el alojamiento es, ante todo, el albergue de la familia. Las expresiones home, foyer, hogar están perfectamente empleadas cuando se dice que los soldados licenciados han sido devueltos a sus hogares. Es el cuadro en el cual se desarrolla la vida doméstica, y en la medida en que se desea asegurar a la familia condiciones de vida confortables y propicias tanto para su intimidad como a su bienestar, se tiende a poseer un alojamiento espacioso, agradable y hasta dentro de ciertos límites, lujoso." (Halbwachs, 1954:152)

En la definición de Halbwachs, la hospitalidad adquiere un sentido positivo sobre el espacio como generador de la vida familiar y social a un nivel primario. Sin embargo, la publicidad en un sentido puramente habermasiano puede (también) engendrar conflictos de otra índole. El espacio y el hogar en ocasiones son considerados como fortalezas (reductos) a los cuales se deben proteger. El bárbaro (barbaroi) o extranjero puede ser objeto de exclusión o inclusión.

Al respecto, el filósofo alemán, Bernhard Waldenfels advierte "el espacio que habitamos no es puro hogar propio. Es el lugar donde recibimos a los extraños, aunque sean admitidos, rechazados o distanciados. Al mismo tiempo es el lugar de la invasión violenta que transforma a los habitantes en extranjeros en su propia casa, en tanto lo propio se vuelve extraño, y le quita el suelo a la hospitalidad. Incluso la hospitalidad se puede volver enemistad. Una amenaza tal conduce a medidas defensivas que transforman el lugar propio en una fortaleza." (Waldenfels, 2005:178)

Desde este punto de vista último, la necesidad del hogar es una necesidad que se encuentra en casi la mayoría de las sociedades agrarias (pastoriles) bajo un principio casi innato de seguridad (vinculado a veces con la hospitalidad pero también con el conflicto).

Jiménez Guzmán explica que en los orígenes de la humanidad la vida social estaba regida por el principio del nomadismo. En ella, el hombre no se había apropiado del espacio sino que lo hace a medida que puede perfeccionar herramientas de casa y cultivo. Durante este lapso de tiempo, los viajes tenían una función muy específica la búsqueda del alimento. En efecto, como la actividad principal, era la caza, no era conveniente establecer un territorio fijo. Generalmente, en estos casos, las tribus perseguían los rumbos de sus presas.

Pero esto no fue eterno, y sobrevino una segunda etapa en la vida de los pueblos conocida como el asentamiento. En este proceso, comienza a suscitarse la necesidad de la división del trabajo y la especialización (asentamiento para el trabajo). La actividad principal de este grupo era la agricultura, por la cual se establecía una organización social basada en el clan y el sistema de trueque. Esta forma de organización comienza a producir un excedente. Este período comienza a entrar en crisis, cuando los hombres se dan cuenta que existe la posibilidad de enriquecerse y tomar parte o todo ese excedente (Jiménez Guzmán, 1986:39).

Las observaciones del autor intentan en forma evolutiva inferir en una idea que es por lo menos interesante. Si bien esta tesis puede despertar justificadas críticas, es importante resaltar que los hombres han establecido espacios fijos a los cuales llamar hogares; y que a medida en que fueron perfeccionándose sus técnicas económicas comenzaron a surgir los excedentes de la producción. En este sentido el hogar fijo y la economía están ampliamente ligados.

El hogar, al igual que la casa, señala la voluntad de crear un grupo unido por relaciones sociales estables, capaz de reproducirse simbólicamente. Asimismo, el hogar es parte de la misma unidad familiar y garantiza su supervivencia biológica. Desde el prisma antropológico, la disposición de la casa (hogar) es característico de los grupos agrarios (sedentarios) que poseen un vínculo particular con el suelo, el tiempo y la economía. (Bordieu, 2005:37) (Bahrdt, 1970: 105).

Los linajes, clanes y segmentos de las tribus están compuestos por el parentesco y por la descendencia. El primero cumple una función de unión económico-social de un grupo con respecto a otro, mientras que el segundo denota herencia y continuidad. La posesión del suelo ha sido el requisito indispensable para el surgimiento de los segmentos y los linajes, y con ellos el conflicto inter-tribal (Cohen, 1985) (Elías, 1998) (Balandier, 2004).

En la Balí del siglo XIX, existía una serie de tratados (formales o no) tendientes al intercambio de mercancías y personas. Estos tratados tenían una función clara y definida, la integración social. Estos convenios cubrían diversas arenas que iban desde la repatriación de individuos hasta la hospitalidad para aquellos viajeros que se movían de una región a otra. Estas formas de interacción se fundamentaban en sentimientos de cortesía (Geertz, 2000: 65).

En efecto, como (acertadamente) sostiene Geertz, "los tratados parecen haber sido diseñados más para codificar los pretextos con los cuales se podían romper las alianzas que para establecer las bases sobre las que éstas últimas se podían construir" (Geertz, 2000:68).

Paradójicamente, las alianzas en ciertos contextos operan en forma inversa, generando ansiedad y momentos de competitividad extrema que atentan contra el espíritu de unidad y paz por las cuales se suponen fueron construidas. El concepto de excusa se conforma por medio de pautas (convenidas superficialmente) y que ambas facciones saben que resultarán difíciles de respetar en algún momento del vínculo. Celebrado el contrato (convenido), bajo el manto de la cooperación, el acercamiento y la comprensión inter-grupal, subyace el conflicto, la ambición y el deseo de posesión.

"En semejante contexto de perfidia institucionalizada, los tratados, como cualquier otras expresión de alianzas transversales, funcionaban de forma negativa, casi perversa. Más que crear unidad política, proporcionaban un rico diccionario de razones –un delicado insulto, la negligencia de una observancia ritual, un presente inadecuado o una vaca confiscada- por las cuales se podía entender y justificar la ausencia casi completa de la unidad". (Geertz, 200:69)

Es posible, en el sentido de Mauss y Malinowski, comprender que el acto de brindar "al otro" la propia morada, implica una retribución similar o mayor en forma de contraprestación (Mauss, 1972) (Malinowski, 1986). Sin embargo, por un lado no todos comprendían a la hospitalidad como un signo de camaradería y ciertamente tampoco tenían motivos prácticos para poder hacerlo (tema que intentaremos abordar con la mayor objetividad y rigurosidad posible). Por el otro, las convenciones pre-establecidas pueden encerrar causas más allá de su apariencia artificial, que conllevan a justificar ideológicamente –desplegando mecanismos específicos como el etnocentrismo o los prejuicios sociales- ciertas prácticas orientadas a la dominación.

El sentido de conquista implica una sumisión voluntaria por parte de una de las facciones en pugna. No alcanza con ser derrotado, debe existir un común acuerdo de aceptación de la autoridad del vencedor por parte del vencido. Los antiguos romanos explica Hobbes, llamaban a la conquista de otra forma: pacificación. En otras palabras, cuando los vencidos habían declarado "imperata facere" que equivaldría a lo que el pueblo romano dispusiera, entonces había conquista.

De esta manera, Hobbes señala "la conquista no es la victoria misma, sino la adquisición, por la victoria, de un derecho sobre las personas de los hombres. Por consiguiente, el que ha sido sólo vencido no está conquistado: aquel a quien se aprisiona o encadena no está conquistado sino vencido, puesto que es todavía un enemigo, y puede escaparse si le es posible. Pero quien bajo promesa de obediencia ha logrado conservar su libertad y su vida, está conquistado y es un súbdito; antes no" (Hobbes, 2004:483)

Llegado a este punto de análisis conviene incurrir en algunas distinciones. No toda derrota implica una conquista, y para que ella se manifieste, debe existir una sumisión voluntaria. Esa disposición particular puede ser forjada por medio de diferentes mecanismos sociales; sobre todo de la ideología y el discurso.

Siguiendo a esta breve reflexión surgen una batería de preguntas que despiertan cierta inquietud: ¿qué papel ha jugado la hospitalidad como elemento ideológico de civilización occidental y cristiana?, ¿es la hospitalidad una construcción europea?, y por último, ¿que elementos discursivos se han conjugado en la concreción de la conquista de América?.

Historia de la Hospitalidad y conquista del espacio.

El hecho de asignarle a la hospitalidad un atributo universal puede ser ampliamente debatido y cuestionado. Si bien, no negamos que ésta ha estado presente en gran parte de las sociedades de todo el mundo a lo largo de los años, existen ciertas cuestiones de tipo teórico-metodológicas que deben ser analizadas primero.

La primera de ellas, entonces, lleva como fin remontarnos a los orígenes históricos –obviamente conocidos- de la hospitalidad.

En la antigüedad no se conocían los establecimientos destinados al hospedaje, aunque ya el principio de hospitalidad estaba presente. A los extranjeros era común ofrecerles un lugar donde descansar, cambiar caballos o alimentarse. En ese lugar se les pedía nombre, procedencia y motivo del viaje. (Lange, s/f).

Los ricos, en ocasiones, competían para ver quien recibía más extranjeros; en la Grecia del 1000 AC se establecían convenios para albergar comerciantes. En la Roma antigua, las posadas estaban destinadas a dar alojamiento a los funcionarios de estado y a los diplomáticos. Estas construcciones eran mantenidas por el Estado. (Friedlander, s/f) (Sarkies, 1933; en Norval, 2004). Sin embargo lejos de lo que algunos investigadores sostienen, el concepto de hospitalidad no era propio de los romanos. El hospitium derivado del latín "alojamiento", ya era un concepto manejado por los celtas y presente en España tiempo antes de la conquista romana.

Se estima por datos arqueológicos, la llegada de los celtas a España por el siglo IX AC. Si bien de su lengua (indo-europea) se preservan pocos vestigios, se sabe que este grupo perteneció originalmente a Asia, y luego se unieron a un pueblo germánico en el Norte de Europa. Por el 1000 AC, los celtas ya se habían asentado en lo que hoy se conocen como las islas Británicas.

En efecto, los celtas poseían (como ya hemos mencionado) un concepto acabado de lo que puede entenderse como hospitalidad (hospitium). Según Ramos y Loscertales, los celtas manejaban dos significaciones totalmente diferentes para este término. La primera de ellas, se vincula al hecho de recibir a un peregrino y aceptarlo como enviado de los dioses. Se comprendía que el viajero debía ser asistido y hospedado ya que este acto derivaba de un mandato divino; la raíz de este ritual era puramente religiosa. Por el contrario, la segunda significación era netamente jurídica y sólo podía pactarse por convenio entre las partes. En este caso, el hospicio representaba y aseguraba el equilibrio político de los pueblos celtas, y por medio de estos convenios un pacto de no agresión entre ellos. (Ramos y Loscertales, 1948)

Tenemos hasta aquí, que la hospitalidad para los celtas perseguía dos propósitos bien definidos: mientras que por un lado, funcionaba como rito religioso; por el otro, también reforzaba el lazo social y político por medio de ciertos convenios pre-establecidos. En la posición de Ramos y Loscertales, no son los romanos quienes legan a los celtas las nociones de intercambio y hospitalidad sino a la inversa. (Rivero, 1993)

A mediados del siglo XX, Alvaro D´ors analizó la difusión del concepto de hospitium en la península Ibérica. También para este autor, el hospicio ha sido una forma adaptada y adoptada por Hispania para vitalizar las alianzas inter-tribales entre los diferentes pueblos que coexistían en la región. (D`ors, 1953)

Más recientemente, Ettiene, La Roux y Tranoy parecen haber encontrado evidencia que confirma lo que ya hemos explicado. Los manuscritos hallados (34 para ser exactos) mostraban una idea de hospitalidad ya bastante articulada en las poblaciones de origen celta que habitaban en la actual España. (Ettiene, La Rous y Tranoy, 1987).

Si esto es así, entonces, se explicaría en forma parcial la tendencia tanto de romanos como de los medievales españoles en cumplir y hacer respetar los principios de hospitalidad y el valor que para ellos tenían los viajes exploratorios, las aventuras y las travesías.

En el sentido de Clifford Geertz, el modelo del centro o capital ejemplar (generalmente) está asociado a un territorio inexplorado y desconocido en que reina el caos y la anarquía –surgido antes del inicio. (Geertz, 2000)

De esta forma, las significaciones se relacionan por oposición semántica. Al respecto, el historiador y filósofo Mircea Eliade nos recuerda "los conquistadores españoles y portugueses tomaban posesión, en nombre de Jesucristo, de las islas de los continentes que descubrían y conquistaban. La instalación de la Cruz equivalía a una justificación y a la consagración de la religión, a un nuevo nacimiento, repitiendo así el bautismo (acto de creación). A su vez, los navegantes británicos tomaban posesión de las regiones conquistadas en nombre del rey de Inglaterra, nuevo Cosmocrátor". (Eliade, 2006: 23)

Esto nos lleva a una cuestión mucho más profunda aún, ¿cuales fueron los elementos teóricos que justificaron la conquista española?, ¿qué papel jugó la religión dentro de ese debate?

La España Imperial

Corría el año 1500 y la idea de una monarchia universalis estaba latente en Europa (sobre todo en España). Diferentes escuelas de pensamiento humanístico debatían sobre la legitimidad de España, Francia e Inglaterra sobre sus colonias. Sin embargo, sus ideologías diferían en cuanto a su contenido y tiempo de conquista: los españoles (primerizos en su incursión a América) resaltaban la idea de imperium heredada de los romanos, mientras que los ingleses y franceses (casi un siglo más tarde) hacían referencia a la idea de trabajo.

El mito del imperio romano fue uno de los elementos que tomó la monarquía española para justificar sus políticas expansivas. La civilidad era un concepto que los romanos concebían junto con la piedad (pietas). Como bien señala Pagden "La pietas comprendía pues la práctica de la virtus, la calidad de humanidad que se expresaba en la disposición, no sólo de morir por las propias creencias y la propia comunidad, sino también de valorar el bien de dicha comunidad, la utilitas publica, por encima de la propia conveniencia personal, la utilitas singolorum". (Pagden, 1997:46)

Incluir a los no creyentes, a formar parte (voluntariamente) de la comunidad civilizada parecía una idea muy presente en las políticas del imperio español. Así, "La estrecha relación establecida por la mentalidad cristiana entre creencia y determinados tipos de comportamiento social propiciaba, sin embargo, la existencia de sectores que sostenían la legitimidad de la introducción forzosa a la civilidad como condición preliminar necesaria para la conversión voluntaria". (Pagden, 1997:47)

La legitimidad jurídica de los romanos estaba vinculada a los términos terra, orbis terrarum y mundos. Sin embargo, sus significados poseían una gran ambivalencia, y fueron mal interpretados. El primero de ellos deriva etimológicamente de la lengua indo-irania, y significa tierra (tellus). Bajo la protección de tellus o terra mater, los romanos acudían a ella tras algún terremoto o falla geológica. La orbis terrarum, poseía otro significado totalmente diferente (círculo de la tierra); tras la conquista de Octavio Augusto (en el 27 AC), se le encarga a Marcus Vipsanius Agrippa, la confección de un mapa para recordar los límites imperiales. El mapa de Agrippa tenía una fuerte connotación simbólica y religiosa: demarcar el mundo civilizado ejemplar cuyo paradigma póstumo se funda en el orden romano, del mundo bárbaro, incivilizado y desconocido hasta ese entonces.

Integrando ambos significados (entonces) podemos afirmar que la palabra, mundus (mundo), hacia referencia expresa a las diferentes culturas, sociedades y civilizaciones, que mantenían algún tipo de vínculo con la gran Roma. La construcción de mundus implicaba (obviamente) la civitas, esa naturaleza de humanidad que sólo otorgaba la civilización (conjunción de lo político con lo sagrado).

No está demás recordar que, tras el descubrimiento en 1492 del "nuevo mundo", los españoles se nutren de estos conceptos, y se autoproclaman herederos de Roma. Adviértenos Anthony Pagden (nuevamente) "los intentos de combatir la nueva geografía se demostraron siempre inviables, y a menudo absurdos. El historiador humanista Lucius Marineus Siculus afirmaba que en tierra firme se había encontrado una moneda con la esfinge de Augusto, lo cual demostraba que, pese a no haber quedado constancia escrita de ello, en un tiempo América había formado parte del imperio Romano. Gonzalo Fernández de Oviedo, el primer historiógrafo real de las Indias, sostenía que, si bien Colón había sido efectivamente el primer descubridor de América, los propios indígenas americanos eran en realidad descendientes de los supervivientes de una diáspora visigótica" (Pagden, 1997:57)

Si bien estos argumentos nunca fueron tomados en serio, ya que los mismos adolecen de sustento empírico, comenzaron a diagramar toda una corriente académica que intentaban explicar y justificar la jurisdicción hispana en el nuevo mundo a través de la supuesta conexión entre Roma y la antigua Espanya.

Pero no todos los países europeos adherían a esta postura. En efecto, mientras para los españoles la ideología de conquista se definía por la unión entre la civitas y el mundo por medio del imperium, para los ingleses (y en menor medida franceses) sólo aquel que trabaja la tierra podía ser legítimo poseedor de ella, sólo aquel que la mejorara y la produjera podría llamarse legítimo dueño. Muchos años más tarde de concretada la conquista, "la evangelización" religiosa (en el sentido español) comenzaba a ser criticada duramente por los racionalistas ingleses (Locke, 1967) (Pagden, 1997: 55)

Adam Smith insistía en la etimología de "colonia" como sinónimo de plantación. El argumento agrícola de plantar donde los "salvajes" no lo hacen, posee una gran fuerza discursiva dentro del pensamiento anglo-sajón (Smith, 1996).

Un profundo Tomas Hobbes, se expedía sobre el tema de la siguiente manera: "Si un hombre viene de las Indias a nuestras tierras, y persuade a los hombres para que reciban una nueva religión, o les enseña alguna cosa que tiende a fomentar la desobediencia de las leyes de este país, por muy persuadido que esté de la verdad de lo que enseña, comete un delito, y puede ser justamente castigado por razón del mismo, no sólo porque su doctrina es falsa, sino, también porque hace algo que no aprobaría en otro: concretamente, que yendo de nuestro país se propusiera alterar la religión en el suyo." (Hobbes, 2004:201)

No obstante, en España las corrientes de pensamiento (también) mostraban diferencias sustanciales con referencia a la legitimidad del Rey en América (como cosmocrátor o generador de un nuevo orden establecido). El problema principal era cómo justificar la ocupación militar en las Indias ante los ojos de los demás estados. Una corriente encarnada por Giovanni Botero veía en Carlos V al continuador de Augusto, y con él se cumplía el sueño de unidad cristiana con su epicentro en Roma. Las raíces históricas y lingüísticas entre la antigua Espanya y Roma (las cuales no siempre habían sido tan armoniosas) se fundían en una construcción organizada y coherente con un fin político bien específico. (Botero, 1956) (Elliott, 1990).

En sí, las Bulas del Papa Alejandro IV (1493) y el tratado de Tordesillas (1494), le daban cierta legitimidad a la acción de los godos, pero no todos los pensadores parecían estar de acuerdo con esta idea. Entre ellos, se encontraban ingleses y franceses para quienes la religión como elemento espiritual no podía ni debía ser manipulada con fines territoriales y de jurisdicción. El Papa no tenía autoridad ninguna para hacer entrega de territorios que no compartían o no estaban sujetos a la religión Católica Romana. (Otis, 1764) (Pagden, 1997:67)

"El elemento propuesto por los juristas canónicos, y que había tenido su expresión más vinculante en la decretal Hosteniesis del siglo XVIII, era que el papa, como genuino heredero de los emperadores romanos, gozaba no sólo de soberanía (dominus juridictionis) sobre todo el mundo sino también de derechos de propiedad (dominum ac proprietatem bonorum omnium)" (Pagden, 1997:72)

Pero no todos coincidían con esta tesis; y hasta en cierta forma existía un rechazo por ella en pensadores como Soto, quien argumentaba que de existir una posibilidad de dominio sobre los habitantes del nuevo mundo, ésta debía asegurarse por otras vías. Si los indígenas entregaban al rey (voluntariamente) su autoridad jurisdiccional, entonces la conquista tomaría rieles legítimos. El origen de este pensamiento se basaba en el Derecho Romano que admitía que "lo que atañe a todos debe ser acordado por todos" (quod omnes tnagit ab ómnibus tractari et aprobari debet) (Soto, 1556 en Pagden, 1997:73)

Pero la discusión no terminaría allí; Diego Covarrubias y Leyva (1512-1567) sostenía que la ley tiene su origen en los hechos (ex facto oritur ius) y en la experiencia. No sólo que el emperador no tenía autoridad de hecho sobre todo el mundo -mucho menos en las Américas- sino que además gobernar armónicamente todo el mundo (dominus mundi) era una idea imposible de llevar a la práctica. En ese sentido, por imposible en el mundo de los hechos debía considerarse ilegitima. (Pagden, 1997:77).

Por otro lado, a diferencia de los canónicos españoles, la escuela neo-tomista de Sevilla se oponía directamente a la idea de colonización y conquista de la España del siglo XV y XVI. A grandes rasgos, objetaban que si los aborígenes de América no se sometían voluntariamente a la autoridad del rey, éste no podía obligarlos resguardado tras el derecho natural. Sin embargo, la negativa de algunas tribus americanas a permitir el libre paso de los viajeros españoles, atentaba contra el derecho universal de todas las naciones a transitar.

"Todos los imperios europeos, que habían sido, por definición creados por viajeros armados y codiciosos, se hallaban inmersos en estas contradicciones. La conducta anti-hospitalaria de los Estados civilizados de nuestro continente – se lamentaría más tarde Kant -, la injusticia de que hacen gala al visitar países y pueblos extranjeros (que en su caso equivale a conquistarlos) parece abrumadoramente inmensa. Estos mismos visitantes no sólo habían sido, sin embargo, responsables de la conquista y las masacres subsiguientes. A ellos se debió también la apertura de las rutas comerciales entre el Viejo y el Nuevo mundo" (Pagden, 1997:86)

Fue así, que bajo la figura legal ius peregrinandi (se dio consenso a un debate que ya llevaba varios años), algunos teóricos de la escuela de Salamanca terminaron por aceptar el discurso legitimador del homines viatores. Básicamente, el derecho a viajar a continente americano (por parte de los españoles) era legítimo, si los indígenas no podían respetar ese derecho (universal) y ofrecer hospitalidad, entonces podían ser por ello castigados por medio de la dominación y la conquista (Pagden, 1997:85). El último escollo teórico para la inevitable conquista había sido salteado. Con ayuda de la hospitalidad, el Reino de España se convertía para los ojos de los catedráticos y académicos en legítima dueña de las Indias.

Una vez efectuada la conquista en América Hispánica de los siglos XVI y XVII era común emprender viajes con el motivo de extender las fronteras geográficas y realizar inventarios que más tarde eran reportados a las autoridades coloniales (Altuna, 2000:27-35). De esta forma se continuaba reproduciendo la imagen del español como homo viatore portador de la civilización. La estructura simbólica y política de legitimación territorial (romana) continuaba su curso y los viajes en ese entonces eran su principal hilo conductor.

Acorde a los hallazgos de Altuna, en el Perú de siglo XVI, una cedula real menciona la necesidad y la obligación de todo funcionario, de recabar información geográfica sobre los terrenos y ampliar los límites (por medio de viajes) de la corona. (Altuna, 2000)

Según Ponce Leiva, este proceso abarcó tres etapas: de 1530 a 1540, en la que se inicia un pedido formal de reportes, seguido en 1550 de dos cuestionarios en donde existe una sección destinada a Población y descubrimientos, y por último la etapa de 1560 en adelante (ya afianzada la conquista) en donde se implementan cuestionarios formales de entre 150 y 200 capítulos. (Ponce-Leiva, 1991)

Al respecto, Elena Altuna vuelve a recalcar que "hacia 1571 debió existir un cuestionario de 200 capítulos del que sólo se tiene evidencia por una respuesta; en 1573 se lo redujo a uno de 137capítulos, del que no se conocen respuestas". (Altuna, 2000:28)

El texto y el libro se conjugan como fenómenos de colonización y dominación, o cómo sostiene Altuna "la aparición de la figura del libro, sumada a la colonización prácticamente consolidada, sugiere la relación con la noción de archivo, esto es de una memoria cultural que ya ha efectuado la inclusión (apropiación), dentro de sus propios parámetros, de un espacio, una temporalidad, y un historia lejanas que, mediante esta operación se tornan próximos. El archivo, por tanto, supone un lugar material : el lugar donde se guardan los documentos, pero también una dimensión simbólica: la conservación y transmisión de un memoria cultural" (Altuna, 2000:33)

Las disposiciones administrativas con respecto a fomentar los viajes, las crónicas y confeccionar mapas geográficos que evidenciaran la jurisdicción española, posee cierta analogía con el mandato de Augusto a Agrippa. Según las ordenanzas de 1573 son considerados informantes todos aquellos funcionarios del orden colonial. El relato de los viajes inicia un aquí en contraposición con un allí, que se entienden dentro de un contexto de ruptura, queda separada la perspectiva "desde" con respecto a otra perspectiva "en". (Heidegger, 1951) (Certeau, 1975). En este sentido, "el relato de viaje revela de que modo la identidad del metropolitano se dinamiza y se transforma el contacto con el mundo colonial". (Altuna, 45)

En travesías comúnmente largas éstos funcionarios utilizaban los conventos y hospitales construidos y regulados por la Iglesia Católica como establecimiento de descanso. Parte de los ingresos de esta institución, recuerda Calvo, provienen de los diezmos pero también de esta clase de hospedajes (Calvo, 1996: 212). La Iglesia, en ese entonces centralizaba grandes ganancias que se derivaban del principio "católico" y "canónico" del hospedaje. No es extraño que exista una evidente relación entre la apropiación del espacio (conquista), sacralización ritual (sacrificio) y descanso (renovación). Es posible, que en parte esta lógica mítica conlleve la necesidad construcción-destrucción-y nueva construcción del mundo por medio de la expiación de los pecados. (Eliade,2006) (Korstanje, 2007)

Luego de lo expuesto, podemos afirmar que si bien el principio de seguridad es válido para la mayoría de los hombres en todo el plantea, sólo el principio de hospitalidad (tránsito) parece ser netamente un valor cultural occidental (y sobre todo europeo-industrial). Sin embargo, esto no resuelve el cómo y el cuando surge el principio moderno de hospitalidad.

La lógica del trabajo y del descanso

Las dinámicas simbólicas son comprensibles en la medida en que se sitúan en espacio y en el tiempo. Complementariamente, un mejor desarrollo de las funciones sociales tanto del hotel como del hogar, nos llevan a adentrarnos en el modelo teórico del Nicolás Hiernaux (que ya tiene algunos años).

Efectivamente, Hiernaux estableció una categoría analítica para la investigar el comportamiento de los turistas pero sobre todo las razones que subyacen y motivan el desplazamiento. Existen dos lógicas que son mutuamente excluyentes en los individuos. Por un lado la lógica del trabajo (en donde el individuo se apega a las normas), y la del descanso u ocio (en donde se deshace de ellas). Según la primera lógica, la función principal es el ahorro mientras que en la segunda su fin es el consumo.

Ocasionalmente, el desplazamiento ayuda a los individuos a deshacerse de un conjunto de normativas que hacen la lógica diaria del trabajo en su grupo de pertenencia; esto no sólo es lo que explica la necesidad de alejarse sino también el cambio de conducta. El turista (generalmente) se comporta de forma diferente en un hotel de vacaciones que en el seno de su vida diaria (Hiernaux, 2000:103-105). Ahora bien, siguiendo esta exposición teórica, se puede afirmar que (mientras) el hogar (casa) es un elemento que cumple una función de seguridad y descanso en la lógica del trabajo, el hotel cumple idéntica función en lógica del ocio.

Los medios de transportes y los hoteles

Las mejoras en los medios de transporte y en las comunicaciones produjeron un aumento en los viajes y en la cantidad de pasajeros transportados. En el siglo XIX, Se crea uno de los primeros hoteles de la era moderna el "Badisches Hof", en Baden (Alemania). Para entonces, ya no se estaba en presencia de la posada de tránsito, sino de complejos lujosos con todo lo que un huésped podría requerir (Norval, 2004: Cap. 6).

De esta manera, el hotelero suizo Ritz comienza uno de los emprendimientos hoteleros más importantes de su época; creando en 1893 el gran Hotel Roma, en 1898 el Ritz París y un año más tarde (en 1899) el Carlton Londres.

Los primeros hoteles en Argentina rondan por los años de la belle epoque, que van desde la mitad del siglo XIX hasta la primera gran guerra. Durante ese lapso se construyen: el hotel de la Paix (1865) y el Gran hotel Argentino (1969), ambos en la ciudad de Buenos Aires; el hotel Bristol (1888) en Mar del plata, el hotel argentino (1889) en Miramar, el hotel Termas de Rosario de la Frontera (1896), el hotel Eden (1897) en la Falda, el hotel Plaza (1909) en Buenos Aires entre otros. (Schluter, 2003: 15-30).

Existe un consenso claro entre los investigadores del turismo en señalar que los avances en los medios de locomoción entre los siglos XIX y XX han impactado en el sistema turístico. De plantear una hipótesis alternativa, se podría apuntar a que el desarrollo de la oferta turística posee una correlación sensible al desarrollo tecnológico (Munné, 1980) (Knebel, 1984) (Jiménez Guzmán, 1986) (Acerenza, 1991) (Callizo Soneiro, 1991) (Cooper y otros, 1992) (Katchikian, 2000) (Jafari, 2005)

En definitiva, a lo largo de los siglos la hospitalidad ha estado estrechamente vinculada a los cambios tecnológicos los cuales dieron como resultado nuevas formas de transporte y con ellos nuevas creaciones en materia de hospedajes (Sarkies, 1933) (Norval, 2004: Cap. 6) (Schluter, 2003:17).

Reflexión final.

Bajo la lógica del trabajo y del ocio se construyen diariamente un conjunto de símbolos y rituales que conllevan la idea de acumulación y restitución. El sentido de seguridad ha estado en las sociedades durante mucho tiempo, y es posible que continúe en ellas por mucho más.

Ocasionalmente, el desplazamiento implica deshacerse de un conjunto de normativas que hacen la lógica acumulativa que es propia de la producción; por tal motivo el turista (generalmente) se comporta de forma diferente en un hotel de vacaciones que en el seno de su vida diaria (Hiernaux, 2000:103-105). Siguiendo esta exposición teórica, se puede afirmar que (mientras) el hogar (casa) cumple una función de seguridad y descanso en la lógica del trabajo, el hotel emula idéntica función empero en lógica del ocio.

Por otro lado, también es interesante el juego dialecto que surge entre la tecnología y el desarrollo histórico de las grandes cadenas hoteleras como hoy se conocen. Sin embargo, tenemos la tendencia a afirmar que el principio psico-sociológico de hospitalidad se encuentra relacionado con un rasgo universal de la humanidad, cuando en la realidad ha sido un aspecto particular de ciertas sociedades indo-europeas: como los celtas, helénicos y posteriormente los romanos. Parece necesario (entonces) analizar la influencia celta y romana en lo que se consideraba el hospitium, concepto que marcará a fuego de vida cultural de España por larga data.

Las líneas en las que hasta acá hemos podido escribir, no intentan ser una historiografía del hotel en la vida de los individuos ni mucho menos una historia del fenómeno industrial; sino que por el contrario incita a una rebelión de pensamiento de mayor envergadura; construye gradualmente una herramienta que sirve como crítica inusitada y que arremete contra un concepto que debe ser reanalizado y reconstruido a través de una reflexión más profunda.

En ocasiones la manipulación ideológica, los intereses imperiales y los hechos históricos (tal cual o lo más exacto a como sucedieron) parecen disociarse en forma compulsiva.

Esto trae aparejadas algunas cuestiones no contempladas hasta el momento, pero que deben ser cuestionadas: el propio etnocentrismo cultural que interpreta el mundo a través de valores fundadores "civilizatorios" y la propia necesidad de construir una historia según nuestras conveniencias y necesidades (Wolf, 1993).

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