Una aproximación sistémica a la realidad política
Cruz García Lirios
Universidad Autónoma Metropolitana
Resumen
Se exponen los conceptos
sistémicos para explicar los fenómenos políticos. La relación entre el Estado y los
individuos es conceptualizada como la relación entre el subsistema coercitivo o
persuasivo y los factores exógenos, endógenos, centrales, periféricos. Las categorías
para observar tales aspectos son la principal contribución
de la aproximación científica a la construcción del método de la ciencia política.
Sin embargo, existen elementos inobservables o escasamente observables a partir de los
cuales se infieren otros factores y subsistemas que pueden desestabilizar a los sistemas
políticos.
Descriptores; Sistema
político, subsistema coercitivo persuasivo, factores exógenos, endógenos, centrales y
periféricos.
Los factores exógenos al sistema
Durante los últimas
cuatro décadas los problemas ambientales han estado determinando la realidad política[1]
de los Estados Nación y con ello sus dimensiones económicas, sociales y educativas.
Precisamente, en la
dimensión educativa; principalmente en las áreas científicas y tecnológicas, se han
construido procesos híbridos e innovadores de exploración, descripción, explicación[2]
y comprensión[3]
de las problemáticas ambientales.
La aproximación
sistémica ha sido una de esos procesos híbridos e innovadores al tener como principales
antecedentes al positivismo clásico de Comte y Durkheim, al positivismo lógico de Hempel
y Carnap, al funcionalismo de Parson, al estructuralismo de Merton, al conductismo de
Skiner, al Interaccionismo de Mead y Gofman y sobre todo al ecologismo de Maruyama,
Bronfenbrener, Alihan, Blinder, Catalano, Miller y Overton,
al comunicacionismo de Shanon y Castells, al ciberneticismo de Wiener, al
cognitivismo de Ash, Bandura y Allport, al institucionalismo de Powell y DiMaggio y al
falsacionismo[4]
de Popper.
En cada corriente
antecedente el objeto de estudio, unidad de análisis, hecho, sistema, acción o
comportamiento se refieren a la observación de factores a partir de los cuales puede
inferirse el sistema[5].
El sistema regularmente es
esquematizado en un modelo para excluir la perturbación[6]
de factores exógenos e incluir los factores endógenos siempre y cuando se relacionen
causales, recursivas, positiva y significativamente.
Los factores exógenos
tales como; la cultura, la historia y el ambiente son excluidos porque se consideran
agentes perturbadores del crecimiento sostenido; estable y equilibrado del sistema.
El factor cultural
también ha influido negativa y significativamente en el sistema. El positivismo clásico
de Comte y Durkheim plantea que las instituciones tales como la ciencia[7]
y la familia son afectadas por creencias, valores, tradiciones, hábitos y costumbres que
distorsionan las funciones científicas y familiares. En este sentido, Comte sostiene que
la ciencia positiva evolucionó a partir de contraponerse a los presupuestos teleológicos
y metafísicos. Por su parte, Durkheim señala que la pérdida de autoridad de las
instituciones se originó en la familia cuando sus integrantes adoptaron principios
individualistas en detrimento de los valores colectivistas. En consecuencia, la solución
que proponen ambos autores es ajustar los elementos perturbados, al interior de los
sistemas, a la función de cohesión de la ciencia y la familia.
El factor histórico, ha
sido otro elemento perturbador del sistema. El funcionalismo de Parson, el estructuralismo
de Merton y el conductismo de Skinner han señalado que un sistema se estabiliza a partir
de las situaciones, las normas y los condicionamientos que genera excluyendo la
historicidad[8].
El funcionalismo de Parsons concibe a los individuos como productores de situaciones
previstas. Por su parte, el estructuralismo de Merton enfoca su análisis en las normas
como determinantes de las acciones individuales. Dichas normas son el resultado de
presiones espontáneas de la sociedad en torno a lo que espera de los individuos. La
sociedad reconoce el progreso económico a partir del cual el individuo ajusta sus
intereses, expectativas, habilidades y conocimientos. Será el conductismo de Skiner quien
observe la acción individual a partir de los motivos. Este mecanismo de estímulo y
respuesta sólo es observado a partir de los condicionamientos y sus efectos esperados.
El factor ambiental[9]
ha tenido un efecto directo, negativo y significativo sobre el sistema. El
institucionalismo de Powell y DiMaggio ha demostrado la contingencia del sistema en
función del factor ambiental. El sistema busca subsistir monitoreando los cambios
ambientales y a partir de ellos renovando sus entradas y salidas de información.
Es así como los factores
exógenos sólo han sido considerados como perturbadores del sistema al proveer de
información a sus elementos para que respondan con acciones egoístas y contingentes a
las normas del sistema.
Los factores endógenos del sistema
En contraste, el sistema
incluye sólo a aquellos factores endógenos tales como; la libertad, la ética, la
legitimidad, la coacción y la sinergia, relacionados casuística, positiva y
significativamente.
El factor de la libertad[10]
ha sido planteado por Kant y Rawls. En torno a sus observaciones sobre la ilustración[11],
Kant reflexiona sobre la diferencia entre el medioevo y
El factor ético[13]
en la concepción weberiana es conocido como la convicción y la responsabilidad inherente
en los individuos para la preservación del sistema. Weber sostiene que el agente
político actúa en función de sus principios e intereses individuales que complementados
con las consecuencias de sus actos, regulan al sistema. Un individuo que actúa a favor de
sus intereses se complementa con otro individuo que actúa en función de las
consecuencias de sus actos.
El factor de legitimidad[14]
garantiza la estabilidad del sistema. Weber argumenta que en dicho sistema, el Estado
preserva su existencia a partir de la coerción y el consecuente ajuste de los individuos
a tal mecanismo de poder. Las normas coercitivas controlan a los elementos perturbadores
endógenos.
El factor coactivo[15]
para Durkheim, evidencia la legitimidad weberiana. La sociedad ejerce una presión tal en
los individuos que determina sus acciones. Más aún, la ausencia del cambio al interior
de un sistema puede entenderse con el término coactivo. Los individuos están
determinados por normas que les impiden construir su propia historia. Los elementos de un
sistema están determinados por la estructura del sistema de tal modo que no pueden
configurar otro sistema alternativo.
El factor sinérgico[16]
en la idea de Pareto es el más importante estabilizador y preservador del sistema. Este
autor desarrolla la tesis de la dinámica como principal fundamento de los grupos. Es
decir, en un sistema lo más importante es la relación activa entre sus elementos.
Los factores endógenos
del sistema determinan su estabilidad y con ello su preservación. El sistema se
autogenera, se autoalimenta y se autopreserva cuando los factores endógenos excluyen a
los factores exógenos. El sistema se autodestruye cuando los factores exógenos perturban
los factores endógenos.
Los factores endógenos políticos del sistema
Easton y Luhman son los
principales exponentes de la aproximación sistémica en torno a la realidad política[17].
Easton construye un modelo teórico enfocado en el comportamiento político de los
individuos y a partir del cual infiere a la realidad política como sistema. Por su parte,
Luhman formula al sistema como un mecanismo de flujos de información que tienden a
estabilizar o desequilibrar las relaciones entre los factores sistémicos.
El método sistémico[18]
devela la relación entre los elementos sistémicos. Los factores endógenos interactúan
de tal modo que regulan la entrada y la salida de información en el sistema, el
intercambio de insumos con otros sistemas y sobre todo el control de las perturbaciones
endógenas que desequilibran al sistema. La observación sistemática de tales elementos
permite inferir los mecanismos que dieron origen y predicen el final del sistema. A partir
de la observación del orden sistémico de sus elementos se infiere el orden universal al
que están sujetos los sistemas.
El sistema político[19]
es entendido por Easton como un régimen autoritario en el que se regula la entrada de
factores perturbadores y la salida de factores estabilizadores. Denota mecanismos de
ajuste de las necesidades e intereses personales a la ideología del régimen. La
exclusión de los disidentes es compensada por la participación de simpatizantes y
adherentes que controlan y manipulan la participación de grupos alternativos y el
posterior cambio de régimen autoritario a uno democrático.
Los miembros políticos[20]
en la concepción de Easton, implican la diversidad de intereses y la relación dinámica
que establecen con el Estado. Los individuos son asumidos como participantes activos con
intereses múltiples que el Estado regulara para la construcción del sistema.
El apoyo difuso[21]
ha sido planteado por Easton para equilibrar los factores endógenos divididos en
racionales y afectivos. El comportamiento político sería el resultado de ambos factores.
La racionalidad implicada en la coerción que ejerce el sistema para controlar a sus
elementos, se complementa con la afectividad implicada en la cohesión de los elementos
del sistema. Ciertamente, la principal contribución de Easton es develar a los factores
endógenos como subsistemas del sistema.
El coinsumo[22]
también implica al planteamiento conductista de Easton. Dado que la perturbación
exógena ha sido excluida, ahora sólo queda pendiente la perturbación endógena. Dicho
disturbio se observaría en los elementos del sistema, en la conducta de los individuos.
El comportamiento político sería una vitrina de perturbaciones y/o de ajustes motivados
por intereses o necesidades personales más que grupales.
Las demandas[23]
de los individuos al Estado para Easton es el principal fundamento de control del flujo de
intereses en un sistema. La entrada de información en un sistema propicia cambios en las
necesidades de los individuos que deben homogeneizarse y regularse por el Estado.
La conversión[24]
en la perspectiva eastiana es un mecanismo político de carácter público asistencial en
el que se controla a los elementos del sistema a partir de sus necesidades. Es decir, se
considera a la sociedad como un conglomerado de intereses homogéneos a partir de los
cuales se regulan las entradas y las salidas de insumos.
El intercambio[25]
consecuente entre los individuos y el Estado indica la estabilidad principal del sistema
político en el pensamiento de Easton. Un sistema se sostiene a partir de las conversiones
en función de las demandas.
Los reguladores[26]
son el instrumento principal del Estado para preservar su autoritarismo e incluso su
totalitarismo. La entrada de flujos perturbadores en el sistema es contenido por los
grupos con intereses ajustados y auspiciados por el Estado.
La aproximación de Easton
describe las funciones de los elementos esenciales del sistema. Cada componente esta
perfectamente articulado aún a pesar de la diversidad de sus intereses, los coinsumos,
las demandas, las conversiones o los intercambios. El sistema es un espacio coercitivo de
control sin historia, cultura o entorno que le transforme. Los elementos de dicho sistema
son dinámicos, constantemente cambian sus necesidades por demandas y conversiones. El
sistema es una dictadura perfecta en la que el Estado a través de los grupos reguladores,
preservan el control de sus elementos.
En contraste, Luhman
plantea un sistema complejo[27]
en el que los medios de comunicación son el principal instrumento de control y
manipulación tanto de los elementos endógenos como exógenos. El sistema luhmaniano
interactúa con su entorno para transformarlo y con ello preserva sus mecanismos
persuasivos de autocontrol.
La democracia[28]
luhmaniana implica un proceso de selección de las necesidades de los elementos del
sistema. La preservación de un sistema se realiza a partir de las iniciativas
espontáneas[29]
de sus miembros. La orientación de tales expectativas le corresponde al Estado. El
funcionamiento del sistema depende de la persuasión de sus elementos. Los medios masivos
de comunicación estructuran los intereses personales en propuestas más que en demandas.
Sin embargo, la
preservación del sistema a través de la democracia es insuficiente para un sistema
político que pretende transformarse a partir de la innovación de sus estructuras. Es
decir, un sistema abierto a los factores exógenos requiere de un subsistema lo
suficientemente plural y organizador de la diversidad de demandas, iniciativas e
intereses. Luhman propone una democracia compleja[30]
para perfilar al subsistema organizador de los factores perturbadores y los factores
estabilizadores. En dicho subsistema, se incluyen a los factores exógenos pero se excluye
a los elementos humanos endógenos. Los valores, las costumbres, los hábitos, las
tradiciones, los arraigos, las identidades y las creencias son excluidas por atentar en
contra del sistema que les ha dado origen y que ahora decide eliminarlos.
La reflexividad[31]
explica la diferencia entre el sistema coercitivo de Easton y el sistema persuasivo de
Luhman. Mientras el primero se preocupa por el orden autoritario, el segundo señala como
necesaria la relación entre los individuos y el Estado. La influencia reciproca entre
tales elementos complejiza al sistema y la ausencia de relación lo degrada a un sistema
simple.
La aproximación
sistémica se ha enriquecido con los factores exógenos y endógenos. Sin embargo, Easton
y Luhman solo plantean elementos observables centrales al sistema. El desarrollo de la
aproximación sistémica podría realizarse a partir del análisis de aquellos elementos
implícitos y periféricos al sistema; aquellas pequeñas causas que producen grandes
efectos; aquellas causas que perturban la localidad del sistema más que su globalidad;
aquellos elementos indeterminados por el sistema y por ende marginados; aquellos elementos
ocultos en el sistema que pueden llevarlo a su extinción.
Los factores complejos del sistema
Las distintas formas de
participación de los individuos han sido reprimidas en los regímenes autoritarios y han
sido soslayadas en los regímenes democráticos. Ambos sistemas políticos han tratado de
eliminar o minimizar la influencia de estos grupos en el sistema. Incluso cuando la
organización de los grupos minoritarios ha repercutido mediáticamente, el Estado a
través de los mismos medios de comunicación, ha condenado la perturbación del orden
público y la trasgresión a las leyes y los derechos ciudadanos por parte de los
disidentes.
Por su parte las ciencias
que estudian a estos grupos los han considerados como anomias, masas, muchedumbre,
movimientos, minorías, disidentes, terroristas, extremistas, pacifistas, ecologistas,
ambientalistas, acarreados o clientelas manipuladas por partidos políticos de izquierda,
partidos únicos del régimen, grupos de choque leales al comunismo o al capitalismo,
grupos contrarios al progreso económico global.
Estas ciencias no aclaran
si se trata de factores exógenos perturbadores al sistema o si se trata de factores
endógenos disidentes. Si su origen es político, comunitario o ambiental. Si sus
objetivos son la desestabilización económica, política, social o cultural del sistema.
Si sus principios son fundamentalistas, extremistas, ecologistas, progresistas,
sindicalistas, pacifistas o vanguardistas.
Las ciencias de los
fenómenos colectivos sólo han alcanzado a plantear que los grupos son periféricos al
sistema; habitantes de los cinturones de miseria, marginados sociales, emigrantes
desarraigados, inadaptados al sistema, promotores de corrupción, consumidores de los
desechos, leales al populismo, huelguistas de profesión, disidentes políticos, chavos
banda, todos manipulados por una racionalidad perversa.
Considerados por las
ciencias de los fenómenos colectivos como factores periféricos inobservables, los
individuos, grupos, comunas, gremios o comunidades al ser excluidas del sistema, son
ubicados entre los factores exógenos y los factores endógenos.
Es decir, se considera a los sistemas como entidades
perfectibles que manejan los riesgos minimizando la perturbación exterior y la disidencia
interior al mismo tiempo que maximizan las relaciones productivas de los elementos
esenciales a través de la administración de subsistemas tales como el Estado.
Debido a que estos grupos
han sido indeterminados no producen riesgo alguno que ponga en crisis al sistema. El
Estado como guardián del orden los margina paulatinamente obligándolos a insertarse en
el sistema productivo autoritario o bien, a endeudarse en el sistema consumista
democrático.
Es en este sentido
productivista y consumista que los grupos indeterminados por el sistema pueden convertirse
en sus perturbadores potenciales. Cada sistema económico o político local se articula
con sistemas globales. Si los elementos
periféricos indeterminados perturban un sistema local pueden influir indirectamente en
los elementos centrales consumistas del sistema global. Dicho efecto estaría mediado por
los elementos centrales productivos de los sistemas periféricos locales.
En efecto, los sistemas
centrales productivos al emigrar a las zonas periféricas industriales maquiladoras pueden
llegar a ser influidos por el arraigo y la identidad de los elementos periféricos
indeterminados. Los corredores industriales tecnológicos al demandar y seleccionar mano
de obra especializada podrían verse afectados si la identidad de los emigrantes cambia a
formas de arraigo o apego a un espacio, una tradición o incluso la ausencia de todas
ellas que caracteriza a los grupos periféricos del sistema.
Los sistemas, sobre todo
los políticos, excluyen a los factores exógenos para reducir la perturbación, controlan
a los factores endógenos disidentes y seleccionan a los factores periféricos
indeterminados para configurar un conglomerado de factores centrales productivos y
consumistas. El Estado como subsistema coercitivo autoritario o como subsistema persuasivo
democrático, regula la entrada y salida de los factores para la preservación del
sistema. Sin embargo, la reducción de riesgos, parece ser insuficiente si se considera a
la identidad local como la principal amenaza de la economía global.
Ese es el gran acierto de
la aproximación sistémica, la realidad son los sistemas identitarios locales y los
sistemas económicos globales mutuamente incluyentes pero también mutuamente excluyentes.
Principalmente, cuando los productores y los consumidores demandan nuevas relaciones a
parir de la sobreexplotación de recursos, la innovadora producción, la diversidad
crediticia, el inusitado consumo y el deterioro ecológico evidente.
Referencias
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[6] Con él haremos referencia a todas la actividades del ambiente o del interior del sistema que cabe esperar que desplacen a un sistema de su pauta actual refuncionamiento (o que lo desplacen efectivamente), prescindiendo de sí tal desplazamiento es o no tensivo par aquél. (Easton, 1965/1996: p. 131)
[12] Es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legítima. (Weber, 1920/1997: p. 84). Es una asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que, a este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas. (Weber, 1967/1997: p. 92)