Sincronía

Spring 2011


EROTISMO, METAFICCÓN, Y MEMORIA EN LA  CHUNGA (1986),  DE MARIO VARGAS LLOSA

 

 Dra. María-Elvira Luna-Escudero-Alie, Montgomery College, MD

 Literature_courses@yahoo.com


 

 

Resumen:

 

            En este artículo nos proponemos destacar los aspectos del erotismo, el recuerdo y

 

la fantasía en La Chunga (1986), y analizar cómo estos elementos interactúan en el drama

 

para ofrecernos una perspectiva del tiempo en tanto una instancia circular, un tiempo

 

mítico donde se ritualizan varias ceremonias correspondientes a las fantasías

 

transgresoras de los cuatro personajes centrales de la obra: los inconquistables.

 

Palabras clave:

 

            Mario Vargas Llosa-Chunga-Meche-Inconquistables-Erotismo-Metaficción-

 

Teatro totalizante.

 

1.-Metaficción y memoria.-

 

Mario Vargas Llosa, el flamante ganador del Premio Nobel de Literatura 2010,

 

nos ha regalado a lo largo de muchas décadas de brillante producción literaria: novelas,

 

relatos, ensayos, obras de crítica literaria, seis obras de teatro, y dos adaptaciones

 

teatrales de la Odisea y de Las mil y una noche.

 

Analizamos en este ensayo, La Chunga (1986), la tercera obra de teatro de este gran

 

merecedor del único premio que le faltaba para completar su larga colección de honores,

 

y reconocimientos nacionales e internacionales.

 

 

 

En La Chunga, se pretende descubrir lo que sucedió con la joven Meche, objeto

 

de deseo de la Chunga y de los cuatro inconquistables. La bella Meche solamente aparece

 

en escena mediante la evocación y escenificación del recuerdo y las fantasías de los

 

demás personajes. Estos personajes, cada cual a su turno, especulan sobre el paradero

 

final de Meche. Estas especulaciones a su vez, están enmarcadas dentro del universo de

 

las fantasías y transgresiones eróticas de los inconquistables, y son representadas en

 

escena como una suerte de exorcismo o catarsis.

 

     Consideramos importante comentar que el uso del dialecto piurano en La Chunga,

 

es un ejemplo claro del proyecto dramático vargasllosiano. De hecho, Vargas Llosa, se

 

propone realizar un teatro que sin ser la vida misma, la represente bien. La Chunga, está

 

ambientada en Piura en el año 1945. Insistir en llevar al escenario el dialecto piurano en

 

cada diálogo y servirse de giros idiomáticos y regionales, es enfatizar la importancia de

 

que la obra parezca verosímil, que nos posibilite creer que nos estamos transportando a

 

Piura o que estamos escuchando hablar a personajes piuranos marginales.

 

Esta obra se estrenó en Lima, en 1986, y su estreno estuvo a cargo del grupo

 

Teatro Ensayo. La puesta en escena fue dirigida por Luis Peirano, quien ha dirigido ya

 

varias obras de Vargas Llosa, incluyendo la última: Al pie del Támesis (2008). En 1986

 

también, la obra se presentó en inglés en Nueva York por el grupo INTAR. La Chunga se

 

ha presentado desde entonces en muchos y variados escenarios del mundo, por ejemplo

 

en: Polonia (1987), Alemania (1987), Argentina (1986 y 1987), Brasil (1988), Inglaterra

 

(1988), Chile (1989), Suecia (1990), EE.UU, en Miami (1990), y en Michigan (1993), y

 

otros lugares de Estados Unidos, en Francia (1990 y 1992), Italia (1991), Venezuela

 

(1993), México (1994), y otras partes del mundo.

 

            En el prólogo de La Chunga, Vargas Llosa explica lo que para él sería un teatro

 

ideal: aquel que pudiera expresar la objetividad y la subjetividad humanas, un teatro que

 

escape de los tres modelos que él considera canónicos en el teatro moderno: “el

 

didactismo épico de Brecht”,  “los divertimentos del teatro del absurdo”, y  “los

 

disfuerzos del happening, y demás variantes del espectáculo desprovisto de texto”

 

(259). Lo que Vargas Llosa se propone hacer, según indica en su prólogo, es un teatro

 

que “juegue a fondo la teatralidad.” Un teatro que se cuestione el mismo hecho teatral y

 

los orígenes de la ficción; un teatro que represente la totalidad, un teatro totalizante.

           

            En cuanto a la estructura de La Chunga debemos señalar que es una obra

 

compuesta de dos actos y quince cuadros, cinco en el primero y diez en el segundo acto.

 

En La Chunga, hay seis personajes. Además de la Chunga que es la dueña de un bar-

 

restaurante que lleva su nombre, aparecen en escena: Meche, la última conquista de

 

Josefino, y los cuatro amigos conocidos como los inconquistables: Josefino, José, el

 

Mono y Lituma. Como hemos  señalado, Meche es el único personaje que sólo aparece

 

en escena a través de la constante evocación que hacen de ella los demás personajes. El

 

bar de la Chunga está ubicado en una zona marginal de Piura y es frecuentado por

 

personas que pertenecen a los estamentos más pauperizados de la sociedad piurana.

 

            Los nombres de los cinco cuadros correspondientes al primer acto son muy

 

elocuentes y expresivos, y de esta manera orientan al lector del texto con respecto al

 

desarrollo de la obra, cual hilo de Ariadna en el laberinto de Creta; pero La Chunga dista

 

mucho de ser un laberinto. Obviamente que esta ayuda al lector no es extensiva al

 

espectador de la obra. Como bien señala el estudioso italiano: Domenico Cusato, hay

 

muchas indicaciones en el texto de MVLl que son exclusivamente para facilitarle al

 

lector la comprensión de la obra.  Y esto, en palabras de Cusato, es un ejemplo más de la

 

vocación narrativa de MVLl, tal como lo indica en la nota de pie de página en su libro: El

 

teatro de Mario Vargas Llosa (2007):

 

            “Me parece oportuno abrir un breve paréntesis para subrayar cómo

 

demuestra Mario Vargas Llosa una vez más su vocación narrativa,

 

utilizando las acotaciones ya no como indicaciones para el director

 

de escena sino para crear atmósferas sugerentes en el lector, su

 

referente de siempre. En realidad no son representables ciertas

 

imágenes como por ejemplo ‘un ser que viene al mundo desde

 

la memoria’ o ‘como si […] el instante presente perdiera

 

consistencia, se diluyera, cesara’ (94).

 

Pues veamos cuáles son los nombres de estos cuadros que ayudan a definir los sucesos

 

que ocurren en el escenario: “Una partida de dados”, “Meche”, “Un gallinazo y tres

 

mangaches”, “Marimachos y mujeres”,  “Una prenda”. Los diez cuadros

 

correspondientes al segundo acto se titulan así: “Los inconquistables”, “El sueño de un

 

mirón”, “Especulaciones sobre Meche”, “Alcahueterías”, “Un amor romántico”,

 

“Fantaseos sobre un crimen”, “Un churre travieso”, “Dos amigas”, “El gran cafiche”, y

 

“Fin de fiesta.”  

 

            Como afirma la investigadora alemana Rita Gnutzmann en su libro: Cómo leer a

 

Mario Vargas Llosa (1992),  La Chunga, tanto como Kathie y el hipopótamo, y La

 

señorita de Tacna, son obras dramáticas de la década de los 80, y como tales

 

corresponderían, de acuerdo a la división de Gnutzmann en su libro, a la tercera etapa del

 

autor; sin embargo se relacionan directamente con la novela de MVLl: Pantaleón y las

 

visitadoras, escrita en 1973, en cuanto al tema meta-literario (139). Y lo mismo se puede

 

decir con respecto a: La tía Julia y el escribidor (1977). De acuerdo a la clasificación,

 

sobre todo de tipo cronológica, elaborada por Gnutzmann, tanto La tía Julia y el

 

escribidor como Pantaleón y las visitadoras, corresponderían a la segunda etapa de

 

Vargas Llosa. Es importante señalar también, como lo hace la misma Gnutzman, Oviedo,

 

Rosa Boldori, y Roy Boland, entre otros destacados estudiosos de la obra de Vargas

 

Llosa, que en la novela Pantaleón y las visitadoras MVLl emplea recursos dramáticos.

 

Este uso de técnicas del teatro en sus obras narrativas también es evidente en La tía Julia

 

y el escribidor, y en el relato largo o novela corta: Los cachorros (1967). Este texto fue

 

adaptado y puesto en escena por Alonso Alegría, en Lima en 1970. Recientemente en 

 

Nueva York, y también en Lima, se realizó la adaptación hecha por el colombiano Jorge

 

Ali Triana y su consecuente puesta en escena de La fiesta del Chivo (2000).

 

            Gnutzmann caracteriza así el teatro de Vargas Llosa:

 

                        “Si recordamos la excitación del joven Marito en

 

Tía Julia al ver La muerte de un viajante de Arthur

 

Miller (238), entendemos mejor algunos rasgos formales

 

del teatro del propio Vargas Llosa: la abolición de las

 

famosas ‘tres unidades’ y la introducción de diferentes

 

planos (temporales y espaciales) que no excluyen el fantaseo

 

(una escena en La muerte que proyecta el ‘interior de su

 

cabeza’). Otro ejemplo, geográficamente más cercano,

 

sería la pieza dramática de Roberto Arlt 300 millones

 

(1932) en la que personajes ‘reales’ y sus ‘fantasmas’

 

coexisten en el escenario” (139).

 

La Chunga, La señorita de Tacna, y Kathie y el hipopótamo, tratan del tema de la

 

literatura, como el mismo Vargas Llosa indica en sus respectivos prólogos: ¿cómo y por

 

qué surgen las ficciones?, ¿cuál es la relación entre la verdad y la mentira, entre la

 

realidad y la fantasía? Es cierto que en las dos primeras obras: La señorita de Tacna,

 

y Kathie y el hipopótamo, la relación con la literatura es tan clara que incluso hay un

 

personaje escritor que lucha por escribir su historia y tener éxito en su labor creadora.

 

En La señorita de Tacna, este personaje es Belisario quien intenta escribir las historias

 

que la Mamaé-Sherezade le cuenta, y en Kathie y el hipopótamo, es Santiago Zavala,

 

quien convierte las historias de viajes que Kathie le dicta en material literario. En La

 

Chunga, en cambio, no hay un personaje escritor, pero sí cuatro personajes que narran

 

desde sus distintas perspectivas, determinadas por sus deseos y fantasías eróticas, su

 

versión de la historia que todos quieren descubrir. Estos cuatro inconquistables son como

 

afirma Cusato: “narradores generadores”, que van creando el relato a medida que

 

presentan sus respectivas perspectivas, “los eventos de la memoria” (93). Los

 

inconquistables serían una especie de juglares que irían tejiendo la leyenda (negra) de

 

Meche a través de sus evocaciones salpicadas de sus propias fantasías transgresoras y

 

recuerdos obsesivos.

 

            En la puesta en escena de La Chunga, presentada en Washington, DC, en la

 

década de los noventa, la actriz peruana Claudia Dammert destacó en el papel de la

 

Chunga. Esa puesta en escena utilizó los juegos de luces para indicar el tiempo del

 

recuerdo. Para separar el dormitorio de la Chunga del bar propiamente dicho, se

 

construyó una especie de mezzanine a pocos centímetros de altura de lo que era el bar en

 

el primer piso. Cuando cada inconquistable a su turno recordaba a Meche o se entregaba

 

a la fantasía imaginando lo que pudo haber pasado con ella, o lo que les hubiera gustado

 

que hubiera ocurrido, las luces enfocaban al inconquistable que recordaba, imaginaba o

 

reflexionaba. Los demás inconquistables quedaban sumidos en una luz más tenue o

 

desprovistos de iluminación mientras seguían entregados al azar, jugando a los dados.

 

            En dicha puesta en escena en Washington, DC, la actriz Claudia Dammert

 

representó de manera muy convincente a la mujer seria, fuerte y a veces sarcástica que

 

debía ser la Chunga. Su dicción clara y precisa ayudó a brindarnos la imagen de una

 

Chunga parca pero decidida, de una mujer luchadora y ambiciosa.  La joven actriz que

 

actúo de Meche fue una buena cómplice de la Chunga cuando ambas ayudaron al Mono

 

a cumplir su fantasía erótico-masoquista. Este personaje, tan machista como los otros

 

inconquistables, en sus recuerdos atormentados hace una regresión a la infancia para

 

conjurar una hamartía o transgresión mediante la ritualización del castigo que no recibió

 

cuando cometió dicha transgresión. Esta hamartía o transgresión ocurrió en una época

 

lejana cronológicamente como es la de la infancia del Mono, pero la fuerza de ese

 

recuerdo desgarrado está muy presente en su conciencia torturada por la culpa. El Mono

 

es llamado también “Monito” y “churre travieso” por Meche y la Chunga cuando

 

es azotado por su fechoría infantil. El vocablo “churre” es muy típico en la región del

 

norte del Perú y se usa para referirse a los niños.

 

            Es interesante asimismo comentar con respecto a La Chunga, las varias relaciones

 

inter-textuales muy claras que existen con la segunda novela de Vargas Llosa, publicada

 

muchos años antes que La Chunga. En efecto, en La casa verde (1965), aparece también

 

este personaje hermético y enigmático: la Chunga como la hija ilegítima de una prostituta

 

del burdel que le da nombre a la novela. La inter-textualidad patente en La Chunga,

 

abarca también a los cuatro amigos llamados los inconquistables que desfilan también en

 

La Casa Verde. Pero es sobre todo gracias a uno de los inconquistables: Lituma, que

 

podemos hablar de muchos textos interconectados. De hecho, este personaje es el más

 

recurrente en la narrativa vargasllosiana ya que figura en siete obras de nuestro autor,

 

siendo en la novela Lituma en los Andes (1993), incluso el protagonista.

           

            El argumento de La Chunga nos cuenta pues una historia que gira alrededor de

 

las especulaciones, recuerdos, fantasías, y deseos de todos los personajes con respecto

 

a la suerte que corrió Meche después de la primera y última vez que visitó, del brazo de

 

Josefino, el bar de la Chunga. Esta pieza teatral sigue el mecanismo característico de

 

las cajas chinas; de una historia principal se derivan otras secundarias. Y así como en

 

la obra dramática más famosa de Luigi Pirandello (1967-1936): Sei Personaggi in Cerca

 

d’Autore (1921), los personajes de La Chunga también buscan algo en común; no es un

 

autor que los defina como en la obra de Pirandello, sino más bien una historia que

 

explique la desaparición de la bella Meche.

             

Así como en La señorita de Tacna y en Kathie y el hipopótamo, donde

 

encontramos personajes que intentan escribir historias, en La Chunga, como hemos

 

señalado, tenemos personajes que al modo de los juglares medievales, van contando

 

historias de manera oral. En efecto son los cuatro inconquistables los que tratan de

 

descifrar el misterio de la desaparición de Meche; pero al mezclar sus especulaciones

 

con sus propias fantasías transgresoras se convierten en creadores también, tal como

 

lo son Belisario y la misma Mamaé en La señorita de Tacna, y la propia Kathie y

 

su escritor a sueldo Santiago, en Kathie y el hipopótamo. Para utilizar la terminología

 

de Cusato, estos personajes que nos cuentan historias o que intentan escribirlas son los

 

narradores-generadores.

 

            Los inconquistables son pues cuatro vagabundos que se enorgullecen de su

 

primitivo machismo a rajatabla, de golpear y explotar a las mujeres, de usarlas como

 

objeto sexual e incluso comerciar con ellas, y vivir del dinero que perciben por las

 

transacciones sexuales que ellas establecen con otros clientes del burdel del barrio

 

llamado: La Casa Verde. Estos inconquistables tienen también una categórica alergia al

 

trabajo y una gran afición a las bebidas alcohólicas y al juego. Estos rufianes

 

inconquistables visitan todas las noches el bar de la Chunga donde juegan a los dados

 

por dinero mientras se alcoholizan sin límites.  

 

            La obra empieza in media res; cuando los inconquistables están jugando a los

 

dados en el bar de la Chunga, y cuando la desaparición de la bella Meche es ya una

 

leyenda porque ocurrió mucho tiempo antes del comienzo de la obra; pero nadie sabe

 

cuál es el verdadero paradero de la bella. Al comenzar la obra le toca jugar a El Mono

 

y antes de tirar los dados le pide a sus amigos que le acompañen a cantar el himno de los

 

inconquistables para atraerse la suerte. Este himno grafica claramente la idiosincrasia de

 

este pintoresco grupo de vagabundos:

                       

“Somos los inconquistables

 

                        Que no quieren trabajar:

 

                        Sólo chupar, sólo vagar,

 

                        Sólo cachar.

 

                        Somos los inconquistables

 

                        ¡Y ahora vamos a timbear! (269).

 

Mientras los inconquistables juegan y la Chunga descansa en una mecedora, Lituma le

 

pregunta a ésta por Meche:

 

                        “¿Y qué pasó esa vez con Meche, Chunga? Aprovecha que hoy

estamos solos. Cuéntanos” (271).      

 

El empleo del diálogo es un recurso narrativo muy usado por MVLl en sus novelas y

 

relatos para poder realizar los saltos temporales de una manera verosímil. En sus dramas,

 

Vargas Llosa también se vale de este recurso, como se puede observar claramente en las

 

preguntas que los inconquistables le hacen a la Chunga para empezar a recordar,

 

fantasear, y especular sobre Meche y también sobre su mundo subjetivo.

 

Lo que Lituma y los demás inconquistables quieren saber es lo que ocurrió la

 

noche en la que Josefino llevó a Meche para presentársela a la Chunga. Esa noche,

 

Josefino perdió en el juego de los dados: todo; hasta la camisa. En su desesperación por

 

recuperar lo perdido, y al haberse percatado del impacto favorable que la belleza de

 

Meche había causado en la Chunga, sobre cuyo lesbianismo se rumorea, Josefino le hizo

 

una oferta a la Chunga. Le pidió tres mil soles a cambio de Meche. La Chunga aceptó

 

tomar en alquiler a Meche por el dinero que Josefino necesitaba para seguir jugando a los

 

dados y así “parar el pozo.” Los inconquistables quedaron estupefactos ante la conducta

 

aquiescente de la Chunga que contradecía su conocida avaricia y su desinterés en

 

poner en evidencia su sexualidad en entredicho. Hasta entonces sólo se rumoreaba de

 

su lesbianismo o asexualidad. Luego de esa noche que al parecer pasaron juntas Meche y

 

la Chunga, nunca más se supo nada sobre Meche. Todas las noches, como en un rito

 

estudiado, los inconquistables alcoholizados le preguntan a la Chunga, lo que saben de

 

sobra que ella jamás les responderá: qué ocurrió entre ellas, y dónde está Meche ahora.

 

Los inconquistables también le preguntan a Josefino si él es el responsable de la

 

desaparición de su novia. Siempre con el trasfondo del juego de los dados, los

 

inconquistables barajan diversas posibilidades para explicar el paradero de la bella

 

Meche, objeto de deseo de todos ellos. Le preguntan a Josefino si la golpeó, la echó de su

 

casa, o la mató. Atribuyen su procedencia del barrio de los Gallinazos, el barrio de los

 

cadáveres para desarrollar la hipótesis del posible asesinato.

 

La rivalidad entre los dos barrios marginales de Piura se expresa en esta obra a

 

través de las discusiones que tienen los inconquistables. Solamente Josefino es gallinazo,

 

del barrio de la Gallinacera, y los otros tres inconquistables pertenecen al barrio de la

 

Mangachería, y por lo tanto son mangaches.

 

 

           JOSEFINO

 

                        Robar es cosa de mangaches, no de gallinazos. Los de la

Gallinacera seremos cabrones; pero no ladrones.

 

  JOSÉ

 

                        La Gallinacera es el peor barrio de Piura, Josefino, convéncete.

 

LITUMA

 

                        Trata de ocultar que eres gallinazo, hombre. Del barrio del Camal,

de los cadáveres, de las moscas, de los buitres (282-283).

 

Ambas barriadas han desaparecido hoy de la Piura moderna como recuerda con nostalgia

 

Vargas Llosa en un artículo periodístico.

           

                        “La Mangachería. La Mangachería ya no existe. Ese barrio

 

bravío, de palomillas, guitarristas, cuchilleros, santeros,

 

forajidos, atiborrado de viajeros (burros) y de churres descalzos,

 

donde la Guardia Civil vacilaba en entrar, es ahora ‘barrio de

 

blancos.’ Se adecentó y desapareció, y con él una Corte de los

 

Milagros que llenó de leyendas, jaranas fechorías insignes y

 

amores sangrientos la historia de Piura. También desapareció

 

el barrio rival, La Gallinacera, las manzanas apretujadas.

 

En torno del camal que, naturalmente, también se ha extinguido.

 

Ya no habrá más, pues, esos enfrentamientos homéricos entre

 

gallinazos y mangaches que chisporroteaban en las chismografías

 

y recuerdos de los piuranos provectos y que a nosotros, los

 

niños y adolescentes que los escuchábamos, nos disparaban la fantasía

 

y la emoción.” [1] [publicación en línea]. Disponible en:

 

http://www.elsalvador.com/vertice/2003/050103/opinion.html

 

A medida que los inconquistables se entregan a sus fantasías sexuales, van

 

recordando o más bien imaginando, cada uno a su turno, lo que pudo ocurrir entre

 

Chunga y Meche, y luego especulan sobre el destino final de la bella desaparecida.

 

En todas las noches de alcohol y juego se repite este rito, este juego circular que no

 

conduce a ninguna parte, pero que parece fascinar a los inconquistables.

 

            En el escenario se representa este juego obsesivo enmarcado en un tiempo circular

 

que cual serpiente que se muerde la cola, vuelve a un comienzo interminable. Esta

 

historia de la desaparición de Meche tiene varios finales posibles; pero ninguno es el que

 

podemos llamar “verdadero” pues todos esos finales son en realidad válidos y verosímiles

 

dentro de la lógica y el mundo posible de cada historia, es decir dentro de los posibles

 

escenarios que cada inconquistable construye. No se sabrá nunca en esta obra de teatro lo

 

que verdaderamente le ocurrió a Meche, y la realidad es que eso no importa mucho

 

aunque los inconquistables  aparentemente quieran saber siempre lo que pasó con ella. Si

 

decimos que no importa mucho saber cuál fue el final de Meche, es porque desde nuestra

 

visión de la obra, esta indagación sobre el paradero de la bella es sólo un pretexto para

 

contar historias y agregarle a esas historias una dosis de fantasía (transgresora), de sueños

 

y especulación. En algunas versiones sobre lo que pasó con Meche, ésta es un personaje

 

trágico, en otras es un personaje pícaro, y en otras simplemente es un ser desdichado. La

 

historia de Meche pudo haber sido una tragedia si creemos la versión de que Josefino la

 

pudo haber golpeado hasta quitarle la vida. Su historia pudo ser también una comedia de

 

enredos si creemos que ella se burló de todos y huyó con el dinero de Lituma a buscarse

 

una vida mejor en Lima. El hecho de no poder decidir, a falta de mayor información, cuál

 

de las historias narradas por los inconquistables es la “real”, la correspondiente a la

 

“realidad”, no significa que esas historias no sean todas verdaderas en la medida en que

 

son todas verosímiles y por lo tanto posibles en el universo de la fantasía que es la

 

literatura.

 

Y como hemos indicado, los inconquistables estarían haciendo literatura oral y así

 

cada una de sus versiones acerca de lo acontecido con Meche sería real y válida, en

 

tanto verosímil, en sus propios parámetros literarios.  

 

            De hecho, el texto de La Chunga, deja en suspenso lo que le pasó a Meche. Nos

 

enteramos después, siguiéndole la pista a Lituma, personaje recurrente en las obras de

 

Vargas Llosa, como hemos consignado, que se pasea por Piura, Naccos, Santa María de

 

Nieva, Talara, y otros pueblos. Hasta la fecha, como hemos mencionado, Lituma aparece

 

en siete obras de nuestro autor, y sólo en la novela Lituma en los Andes nos enteramos lo

 

que realmente le ocurrió a Meche.

 

            El tratamiento del tiempo en La Chunga es también, como en las obras dramáticas

 

anteriores de Vargas Llosa, muy elocuente. Los inconquistable y la misma Chunga a

 

través de sus recuerdos, como hemos indicado, evocan el pasado y éste se escenifica en

 

las tablas como si se estuviera reviviendo.  De esta manera los espectadores vemos en el

 

escenario la representación de dos tiempos: el presente que es 1945 en el bar de la

 

Chunga cuando los inconquistables beben y juegan a los dados mientras cada uno a su

 

turno, recuerda y especula lo que le aconteció a la bella Meche, y el pasado lejano cuando

 

vieron por última vez a Meche en el bar de la Chunga.                                                           

 

Y al cerrar el primer cuadro del primer acto, Josefino preparará el terreno para

 

que cada inconquistable dé su versión de lo que creen, o les gustaría creer que ocurrió

 

con Meche. Durante el primer acto la evocación de Meche se produce de manera

 

colectiva, pero esto será diferente en el segundo acto.

 

JOSEFINO

 

¿A quién mierda se le ocurrió mentar a Meche? ¿Tú fuiste, no, 

 

Lituma? Me has hecho poner nostálgico, carajo. (Alza su vaso,

 

solemne). Brindemos por la hembrita más rica que pisó la

 

tierra del almirante Grau. ¡Por ti Mechita, en el cielo, en Lima,

 

en el infierno, o donde chucha estés! (273).

 

Con este parlamento de Josefino en el cual hay referencias históricas al héroe

 

piurano de la Guerra del Pacífico (1879-1883) Miguel Grau (1834-1879), termina el

 

primer cuadro del primer acto y también como hemos señalado, el flash-back colectivo

 

en el que los inconquistables evocan a Meche. A partir del segundo cuadro, los

 

inconquistables, ahora de manera individual, traerán al presente de la obra a Meche, y la

 

perspectiva de cada uno estará influida por sus respectivas fantasías eróticas relacionadas

 

con la desaparición de la bella, el objeto de deseo colectivo.

 

2.- Erotismo, historias dentro de otras historias: especulaciones sobre la

 

desaparición de Meche.-

 

El segundo acto de La Chunga presenta a los inconquistables y a la Chunga

 

exactamente en la misma posición en que estaban al comienzo del primer acto: ellos

 

jugando a los dados y la Chunga con la mirada perdida y sentada en su mecedora en un

 

tiempo sin tiempo “los ojos perdidos en el vacío, deja pasar el tiempo” (299).

 

En el segundo cuadro del segundo acto, titulado: “El sueño del mirón”, se representa en

 

escena la fantasía de José junto con la explicación de lo que según él le ocurrió a Meche.

 

A José le interesa evocar con lujo de detalles que bordean la morbosidad, lo que según él,

 

ocurrió en el cuarto de la Chunga, cuando Josefino cambió a Meche por tres mil soles

 

para seguir jugando a los dados.

 

                                                            LA CHUNGA

 

No me gustan las mujeres. Me gustas tú. (La abraza y la besa.

 

Meche permanece inerte y se deja besar, sin responder a las

 

caricias de la Chunga. Ésta aparta la cara ligeramente

 

y, siempre abrazándola, ordena:) Abre la boca esclava.

 

(Meche suelta su risita forzada, pero separa los labios.

 

La Chunga la besa largamente y esta vez el brazo de

 

Meche se alza y rodea también el cuello de la Chunga).

 

Vaya, ahora sí. Creí que no sabías besar. (Con sorna)

 

¿Viste estrellitas? (306).

 

José, como un voyeur goza imaginándose gráficamente lo que ocurrió entre la Chunga y

 

Meche en la habitación de la Chunga donde ambas pasaron la noche.

 

                                                            MECHE

 

                        (Como un susurro) Soy tu esclava y ahora quiero ser tu puta (307).

 

Cuando José evoca sus fantasías sexuales en las que él es un mero espectador, se sienta

 

en la mecedora de la Chunga y ahí se entrega a la elaboración de sus sueños, de lo que le

 

gustaría que hubiera ocurrido entre la Chunga y la bella Meche. Mientras José recuerda lo

 

que pudo haber ocurrido; pero nunca sabemos si realmente ocurrió así; su fantasma, por

 

decirlo de alguna manera, sigue en la mesa de juego con los demás inconquistables

 

mientras su mente divaga y se excita a medida que imagina los diálogos y caricias entre

 

la Chunga y Meche.

 

En el acto III, Lituma especula sobre las explicaciones de la desaparición de Meche, y

 

acusa a Josefino de haberla asesinado.

 

Luego de una intervención de El Mono diciendo que Josefino en su condición de

 

“gallinazo” no es capaz de matar “ni las moscas”, Lituma vuelve a la carga.

 

                                                             LITUMA

 

                        (Muy serio, desarrollando su idea). Pudo darte celos que la

 

Mechita pasara la noche con la Chunga. Estabas furioso, acuérdate

 

que habías perdido hasta la camisa. Regresaste a tu casa hecho una

 

fiera. Necesitabas desfogarte. La Mechita estaba ahí y pagó el pato.

 

Muy bien se te pudo pasar la mano (311).

 

En el cuadro IV titulado: “Alcahueterías” se prepara el terreno para presentar la fantasía

 

de Lituma.

 

                                                            LA CHUNGA

 

                        (Sentándose a su lado) Claro que te han sobrado. Pero tal vez

no has visto la oportunidad mejor que tenías.

 

                                                             MECHE

 

                        (Sorprendida) ¿De quién hablas? (315).

 

                                                            LA CHUNGA

 

                        Alguien que está loco por ti. Alguien que haría lo que tú le

 

pidieras con tal de estar contigo, porque para él, tú eres la más

 

bella, la más rica, una reina, una diosa. Lo puedes tener a tus

 

pies, Meche. Él nunca te tratará mal ni te hará sentir miedo (316).

 

En el quinto acto, Lituma habla tímidamente con Meche expresándole su amor y

 

ofreciéndole huir a Lima y casarse ahí.

 

                                                            LITUMA

 

                        Yo no te haría arrodillar nunca ante mi, como Josefino. Yo

 

viviría de rodillas ante ti. Para mí, tú eres una reina. (Se

 

agacha y trata de besarle los pies).

 

En el acto VII llamado: “Un churre travieso”, se desarrolla la fantasía masoquista de El

 

Mono. En esta fantasía, El Mono evoca un pasado lejano cronológicamente, el tiempo de

 

su niñez, cuando violó a una niña vecina.

                                   

                       

                                                            EL MONO

 

                        Mejor di que ella me mostró todo, Mechita. ¿Para qué estaba

                       

sin calzón, pues? ¡Para qué iba a ser! Para que le vieran la

                       

cosita, para mostrársela a los hombres (336).

 

Y después el Mono prosigue con su interpretación machista de lo ocurrido:

 

                                                            EL MONO

                      

 […]Se la metí por el chiquito, ¿no te das cuenta? Ella quedó

                       

intacta de donde importa. Ni un rasguño, su marido pudo

                       

romperla la noche de bodas […].

                       

Ustedes tiene el honor en la telita esa, en el himen, y eso es

                       

lo que deben defender con uñas y dientes. Nosotros, en cambio,

                       

tenemos el honor en el culo […] (338).

                   

Y la historia de la transgresión cometida en la niñez por El Mono continúa

 

socavándole la conciencia por la culpa ¿o se trata simplemente de un caso de

 

masoquismo?

                                   

                                                            MECHE

 

                                    Podemos castigarte nosotras de una vez. (339)

 

La didascalia explica que El Mono ha disfrutado de su experiencia masoquista y luego,

 

ya satisfecho vuelve a su lugar en la mesa de juego junto a los demás inconquistables.

 

En el cuadro VIII, titulado: “Dos amigas”,  se desarrolla lo que parece ser la

 

evocación que hace la Chunga de lo que pasó con Meche. Por ser la Chunga la última

 

persona que vio a Meche, este recuerdo de Meche se viste de visos de “realidad.” En este

 

acto, la Chunga intenta convencer a Meche que la mejor solución para su vida es huir de

 

Josefino. La Chunga le habla en forma directa y descarnada a Meche y trata de que ésta

 

comprenda que no sólo debe huir de Josefino, sino de todos los hombres porque todos

 

ellos son peligros potenciales. La Chunga se confía a Meche y le comenta que su fuerza

 

le viene de su rechazo radical a los hombres, y a las trampas del amor.

 

Meche le cuenta a la Chunga que está embarazada de Josefino y que tiene miedo de que

 

éste la obligue a abortar. Luego discrepa con la Chunga sobre el amor. Según Meche no

 

es posible vivir sin amor. La Chunga piensa que el amor es una debilidad, y le aconseja

 

que huya a Lima, pero que no se enamore de nadie, que se valga por sí misma. Meche

 

prefiere depender de un hombre a correr el riesgo de ser “sirvienta de los blanquitos

 

de Piura”, porque apenas sabe leer.

 

                                                            LA CHUNGA

 

                                    Aprende a valerte por ti misma. Pero, no seas estúpida.

 

No te enamores. Eso distrae, y la mujer que se distrae,

 

se friega. Que se enamoren de ti, ellos. Tú no, nunca.

 

Tú busca tu seguridad, una vida mejor de la que tienes.

 

Acuérdate de esto, siempre en el fondo, todos son

 

como Josefino. Si les tomas cariño, te fregaste (349).

 

El acto IX se titula: “El gran cafiche” y consiste en presentar lo que parece ser la

 

fantasía de Josefino: humillar y subyugar a la Chunga por no aceptar su oferta de

 

negocio. Josefino le propone a la Chunga convertir su bar en un burdel donde él sería

 

el encargado de encontrar a las chicas y la Chunga sería la administradora del lugar.

 

La Chunga no acepta la propuesta de Josefino y éste se enfurece y la obliga, cuchillo en

 

mano, a hacer sexo oral.

 

El sueño de Josefino es “tener plata, chupar fino, fumar fino, vestirme con ternos

 

de chasqui blanquísimos. Tener mi auto, mi casa, mis sirvientes. Poder vivir como los

 

blancos de Piura, Chunga” (353).

 

En la conversación que tienen Josefino y la Chunga, éste se vanagloria de conocer a las

 

mujeres en un parlamento en el que una vez más se pone en evidencia la inter-textualidad

 

entre La Chunga y lo novela de MVLl ambientada también en Piura: La Casa Verde.

 

                                                            JOSEFINO

 

                        Eso es asunto mío. No sabré muchas cosas, pero enseñarle a una

                        

chica que lo que Dios le dio es un número premiado de la lotería,

                       

eso sí lo sé. Yo he hecho ganar fortunas a la Casa Verde llevándole

                       
mujeres. ¿Para qué, carajo? Para recibir unas propinas mugrientas.

                       
Ya basta, ahora yo también quiero ser capitalista. ¿Qué dices,

 

Chunguita? (355).

 

Ante la negativa de la Chunga a hacer negocios con Josefino, éste la ultraja.

 

                                                            JOSEFINO

 

[…] ¿Y ahora marimacho? ¿Tienes miedo, no es cierto? […]

 

Nada me gusta tanto como que una hembra se me ponga chúcara.

 

Eso me arrecha, para que lo sepas. […] ¿Tú crees que todo Piura

 

no sabe que naciste en la Casa Verde, carajo? […] Una hija de

 

la Casa Verde, es decir, una hija de puta. […] Chupa o mueres,

 

mierda. […] Aprende a ser mi puta (357).

 

En el último cuadro, llamado “Fin de fiesta”, Meche y la Chunga se despiden

 

luego de haber pasado la noche juntas. La Chunga, ante la sorpresa de Meche, la anima a

 

que se vaya muy lejos y que no regrese jamás.

 

             LA CHUNGA

 

(La mira un momento, muda, y, luego, le coge la cara, como

 

otras veces.) Porque eres muy bonita. Porque me gustas y

 

porque has conseguido que me compadezca de ti, de tu suerte.

 

Eso, para mí es tan peligroso como enamorarme, Meche. Ya te

 

lo he dicho. No puedo distraerme. Perdería la guerra. Así que no

 

quiero verte nunca más aquí (360).

 

Luego de esta evocación, la Chunga regresa a su mecedora y ya es hora de cerrar el bar.

 

Los inconquistables cantan su himno infame como despedida. La Chunga tiene la última

 

palabra en el texto y dice:

 

                                                VOZ DE LA CHUNGA       

 

                                    Hasta mañana, Mechita (363).

 

Este final puede indicar diferentes posibilidades, entre ellas por ejemplo: 1) que Meche

 

vive con la Chunga, y por lo tanto que ésta nunca se fue de su bar, o 2) que la Chunga

 

sabe que cuando vuelvan los inconquistables otra vez jugarán a los dados y evocarán

 

junto a sus fantasías eróticas, a la bella Meche en ese universo cerrado regido por un

 

tiempo circular. Incluso, puede significar  que 3) la Chunga sabe que Meche ya no existe

 

más o está muy lejos y que volverá al bar de la única manera en que podría volver, a

 

través del recuerdo, o tal vez que, 4) la Chunga, al igual que los inconquistables,  no sabe

 

tampoco dónde está Meche, o si está viva o no, pero la tiene presente todos los días en su

 

propio recuerdo y por eso solamente cuando el bar queda desierto, la Chunga se puede

 

entregar a sus propias fantasías donde habitaría en ese tiempo mítico, la bella Meche.

 

La Chunga es  pues una obra de teatro en la que el recuerdo y la fantasía son muy

 

relevantes. De hecho, esta obra transcurre desde la analépsis, desde el recuerdo, y nos

 

presenta al final y al comienzo de la obra lo que sería el presente de la ficción, es decir el

 

año 1945. En el resto de la obra se representa en escena lo que los personajes recuerdan y

 

sueñan en relación al objeto de deseo que es la desaparecida Meche. El autor hace que el

 

tiempo cronológico quede suspendido por así decirlo, cuando cada personaje evoca a

 

Meche en una serie de flash-backs donde sus fantasías eróticas se mezclan con lo que

 

especulan en la baraja de posibilidades de lo que pudo haber sido el paradero final de

 

Meche. El personaje que recuerda, se aleja de la mesa de juego mientras que los otros

 

siguen jugando en el trasfondo de la obra; pero el tiempo, como hemos mencionado,

 

permanece inalterable porque cuando el personaje que ha evocado a Meche termina de

 

recordar y vivir su fantasía, vuelve a la mesa de juego, nadie nota su regreso como nadie

 

notó su ausencia. El mismo hecho de que la Chunga empiece y termine la obra sentada y

 

moviéndose de acuerdo al vaivén de su silla mecedora mientras fija los ojos en el vacío,

 

alude a la nostalgia y al sueño, y nos siembra la duda de si lo que vemos en escena es

 

parte de la realidad o parte de la ficción dentro de la ficción, es decir la meta-ficción. El

 

juego de los dados simbolizaría no solamente la holgazanería de los inconquistables que

 

no trabajan y sin embargo juegan por dinero que posiblemente consiguen de manera

 

ilegal, sino también el azar en sí, la casualidad. En cada dado hay seis caras y la obra nos

 

presenta seis personajes también, cada uno con sus verdades y sus secretos, sus fantasías

 

y recuerdos.

 

Con respecto al juego de los dados, es interesante también destacar el artículo de

 

Sara Rosell: “Los rituales funerarios andinos y el espacio erótico en La Chunga de Mario

 

Vargas Llosa.”  En dicho artículo publicado en Latin American Theatre Review,  Rosell

 

se refiere al juego de la Chunga que se practica en la región andina durante los funerales.

 

                        “[…] Este se juega con dados y los participantes deben interpretar

                       

el papel del personaje que el número representa. Karsten Parregaard

 

ha estudiado este tipo de ritual y señala que se puede interpretar

 

como teatro cultural donde todos los participantes son

 

potencialmente actores y todos saben los papeles que deben

 

representar. No se puede atribuir a pura coincidencia la conexión

 

obvia entre el nombre de la obra y del personaje de Vargas Llosa y

 

el del ritual. De hecho, toda la obra es, en sí, una representación fiel

 

de lo que constituiría el juego de la Chunga” (53-54).

 

La analogía que hace Rosell entre la obra de teatro y el juego de la Chunga practicado

 

en los funerales andinos es, en efecto, sumamente interesante aunque la región de

 

Piura no está en los Andes sino en el litoral, al pie del Océano Pacífico, y los personajes

 

de la obra teatral son todos costeños. Sin embargo, no deja de ser notable la coincidencia

 

con el nombre del juego andino, el tipo de juego, el nombre de la obra teatral, y el mismo

 

hecho de que en La Chunga, cada noche, como en un ritual, los personajes representan

 

sus sueños y fantasías evocando el recuerdo de la bella desaparecida: Meche. Para

 

despejar esta incógnita, le preguntamos al propio autor por el origen del nombre de su

 

pieza teatral y su esposa Patricia, nos dijo vía e-mail[2], que Chunga es un apellido muy

 

común en el norte peruano, especialmente en Piura y por tal razón su obra lleva

 

ese nombre.

 

Eugene Ionesco consideraba que toda obra de teatro era policial, y por tanto que

 

en cada obra había una falta de origen que debía purgarse con la revelación de uno o

 

varios misterios. La intriga en La Chunga no se resuelve en esta obra, pues al final de ella

 

no logramos saber cuál de las perspectivas de los inconquistables es la que corresponde a

 

la realidad sobre el paradero de Meche. Sin embargo, como Lituma aparece en siete obras

 

de Vargas Llosa, en una de ellas, como ya consignamos, en: Lituma en los Andes, nos

 

enteramos que Meche siguió los consejos de la Chunga y huyó de Piura, de Josefino y del

 

destino que le esperaba como prostituta en La Casa Verde. Lamentablemente, sabemos

 

luego, que la mala suerte persigue a Meche y que su vida no es muy diferente a la que

 

hubiera llevado de quedarse con Josefino en Piura.

 

Las críticas de la representación teatral de La Chunga son variadas. Hay algunas

 

que consideran esta obra muy simple y otras todo lo contrario. T. H. McCulloh en su

 

reseña de la producción de Los Ángeles considera la obra “a bit simplistic.”  Y Mel

 

Gussow señaló: “refrains from living the work the neccessary expenditure of this own

 

creative imagination.”[3] Y Paul Berman opinó lo contrario: “Vargas Llosa

 

gets his narrative threads so tangled you lose interest in trying to pick them apart.”[4]

 

Como señala Kenneth W. McCoy en su tesis doctoral: “Sex, sin & Storytelling:

 

Eroticism in the Theatre of Mario Vargas Llosa”[5], la mayoría de críticos

 

considera que la actuación de los personajes femeninos en La Chunga, es la clave del

 

éxito de esta obra. En la representación de La Chunga que vimos a principios de los

 

noventa en el teatro Gala en Washington DC, sin duda que la excelente actuación de la

 

célebre actriz peruana: Claudia Dammert, realzó el espectáculo. Los comentarios sobre la

 

puesta en escena de La Chunga en Lima, en 1986 y dirigida por Luis Peirano, con la

 

primera actriz peruana Delfina Paredes en el papel protagónico de Chunga, también

 

fueron muy elogiosos. 

 

Recientemente se ha estrenado en Lima, el primero de octubre de 2009, en el

 

teatro Mario Vargas Llosa, una nueva puesta en escena de La Chunga. Esta puesta en

 

escena ha sido dirigida por Giovanni Ciccia (1971). La crítica ha destacado el rol de la

 

Chunga a cargo de la joven actriz Mónica Sánchez, egresada del TUC (Teatro de la

 

Universidad Católica). Consignamos dos nexos de youtube disponibles en la Internet,

 

donde hay una breve entrevista al director y a la joven actriz que representa a Meche:

 

http://www.youtube.com/watch?v=IezlbkuESt8&feature=related

 

http://www.youtube.com/watch?v=ZmKB3gDz4U8&feature=related

 

Es interesante destacar cómo en el trascurso de algunos años la percepción del público ha

 

dado un vuelco diametral. La primera vez que se presentó La Chunga en el Perú, en

 

1986, bajo la dirección de Luis Peirano, hubo mucha gente del público que abandonó la

 

sala al oír los parlamentos vulgares de los inconquistables. Era gente que no había leído

 

la obra y por lo tanto se sorprendió ante el rosario de palabras soeces que ayudaba a

 

caracterizar la idiosincrasia de los inconquistables; su tendencia a la ebriedad y el juego,

 

su alergia al trabajo, su visita asidua a los prostíbulos, su escasa escolaridad, su clase

 

social marginal, y sobre todo su inefable machismo. La propaganda de la puesta en

 

escena de Peirano en 1986, solamente destacaba el rostro sobrio de la conocida actriz

 

peruana Delfina Paredes sin adelantar ninguna escena erótica. Es decir que en el afiche de

 

la propaganda de 1986 de La Chunga, se capitalizaba la fama y la siempre buena

 

actuación de Delfina Paredes, sin anunciar ningún grado de violencia o lenguaje soez. En

 

cambio en el afiche de la propaganda hecha para esta última puesta en escena de 2009, en

 

primer plano aparecen, siguiendo un poco la fórmula de las propagandas

 

cinematográficas, dos mujeres jóvenes semidesnudas: la actriz que representa a la

 

Chunga y la que hace el rol de Meche. De manera que el público que se anime a ver la

 

obra queda bien advertido sobre las escenas que se mostrarán en las tablas. Sobre este

 

afiche revelador, dicho sea de paso, que el director Giovanni Ciccia ha comentado que

 

Vargas Llosa quedó encantado al verlo. Aquí tenemos el nexo disponible en la Internet en

 

el que se puede ver dicho afiche anunciando el montaje de Ciccia:

 

http://giovanniciccia.com/popups/AficheLaChunga.html

 

Mario Vargas Llosa ha visto recientemente esta nueva puesta en escena de La

 

Chunga, y ha destacado la actuación de la actriz Mónica Sánchez, como Chunga, y

 

también ha tenido palabras elogiosas con respecto al humor que diferencia esta puesta en

 

escena de otras. En este nexo de youtube se puede ver al dramaturgo cantando el himno

 

de los inconquistables con los actores de La Chunga en esta nueva puesta en escena de

 

Giovanni Ciccia. Disponible en:

 

http://peru21.pe/noticia/380535/mario-vargas-llosa-se-divirtio-chunga

 

En una noticia que circula en la versión virtual del periódico Perú 21, correspondiente al

 

12 de diciembre de 2009, encontramos la siguiente cita de Vargas Llosa. “Estoy muy

 

contento. Me ha parecido magnífico el trabajo de Giovanni Ciccia (director). Debo

 

felicitar a Mónica (Sánchez), que tiene un papel muy difícil, pero lo ha hecho de manera

 

admirable y ha enriquecido al personaje dándole muchos matices.

 

Además, todos los actores interpretaron sus papeles con riqueza”, refirió Vargas Llosa

 

que, además, destacó el humor presente en la obra. “Esa es una innovación. En otros

 

montajes de La Chunga aparecía muy de paso el humor.”

 

[publicación en línea] Disponible en:

 

http://peru21.pe/noticia/380535/mario-vargas-llosa-se-divirtio-chunga

 

Es pertinente comentar que La Chunga es, hasta la fecha, la obra de teatro de

 

Vargas Llosa más representada en el mundo. Este es un dato que hasta cierto punto

 

sorprende por tratarse también de su obra más regional, una en la que incluso, como

 

hemos indicado, los personajes se expresan utilizando el dialecto piurano. Por otro lado,

 

y sin embargo, La Chunga trata de temas que trascienden las fronteras piuranas e incluso

 

peruanas, tales como el machismo, la opresión de la mujer, la homosexualidad. Tal vez

 

esto explique el éxito internacional que han tenido las puestas en escena de la obra.

 

De hecho, uno de los temas más importantes de esta obra es el machismo, y también

 

cómo sobreviven las mujeres fuertes en un mundo ferozmente machista, y la necesidad de

 

escapar de la realidad cotidiana para soñar y entregarse a fantasías transgresoras

 

e ilusiones quizás inalcanzables en la vida real; pero muy posibles en la vida manipulada

 

de nuestra propia subjetividad.

 

Volviendo a la primera puesta en escena de La Chunga en 1986, el primer actor peruano:

 

Alberto Ísola en este nexo de youtube que consignamos, comenta sobre el efecto

 

devastador que causó en el público oír las palabras soeces proferidas por los

 

inconquistables. Ísola, quien en 2008 representó al Chispas en Al pie del Támesis (2008),

 

y actuó como El Mono, en La Chunga, también dirigida por Luis Peirano, quien ha

 

dirigido además: Ojos bonitos, cuadros feos. Disponible en:  

 

http://www.youtube.com/watch?v=7gb0vyeLjmU

 

Así como en la primera puesta en escena de La Chunga, en el Perú, la de

 

Luis Peirano en 1986, una parte del público no pudo resistir el lenguaje soez y violento

 

de la obra y se retiró de la sala, en el montaje de 2009, de Giovanni Ciccia; las escenas

 

sexuales, especialmente la de la fellatio, también ocasionaron abandono de sala entre

 

algunas personas, y risitas nerviosas e impertinentes en otras. La crítica limeña comenta

 

que la puesta en escena de Ciccia respeta bastante el texto de Vargas Llosa y que ha

 

tratado con delicadeza y eficacia las escenas eróticas. Por ejemplo el beso lésbico entre

 

la Chunga y Meche se ve en escena y por ser presentado de manera natural y necesaria

 

en la obra, no ha causado mayores escándalos. Sin embargo la escena de la fellatio

 

entre la Chunga y el inconquistable Josefino, que no se ve en el escenario sino que

 

se sugiere, es en opinión de la crítica teatral limeña y de algunos espectadores

 

que vertieron sus comentarios en el blog de teatro de Alonso Alegría, demasiado fuerte

 

y chocante por sus connotaciones violentas. De hecho, Josefino, cuchillo en mano, obliga

 

a la Chunga empleando además de su arma blanca, un lenguaje procaz, denigrante y por

 

ello profundamente violento, a realizar dicho acto que en la obra se percibe como un acto

 

de sometimiento y dominación, como una violación terrible y un asalto descarado y para

 

muchos, insoportable para la dignidad de la Chunga.

 

La crítica del montaje realizado por Ciccia valora la actuación de Mónica Sánchez en el

 

papel protagónico de la Chunga, y también la convincente actuación de Óscar López

 

Arias en el rol del cafiche Josefino. La crítica limeña considera sin embargo que la joven

 

actriz Stephanie Orué no estuvo a la altura del rol que le tocó representar: el de la bella

 

Meche. De acuerdo a esta crítica adversa esta actriz se quedó en el disfuerzo y no

 

convenció. Según Alonso Alegría, La Chunga, es una obra de personajes y no de

 

argumento pues de acuerdo a Alegría, saber lo que le pasó a Meche, es decir, descifrar el

 

misterio planteado en la obra no es un conflicto relevante. Es más importante llevar al

 

escenario ese mundo subjetivo de cada inconquistable y un poco también el de ese

 

personaje hermético que es la Chunga.

 

Consignamos el nexo que nos lleva al blog del director y autor de teatro Alonso Alegría.

 

 Disponible en:

 

http://blogs.peru21.pe/gritosysecretosdelteatro/2009/10/quien-haya-visto-la-chunga-opi.html

 

3.-Entrevista a Giovanni Ciccia.-

 

Para terminar este artículo refirámonos a la percepción de esta última puesta en

 

escena de La Chunga, en palabras del propio director Giovanni Ciccia quien respondiera

 

vía correo electrónico las siguientes  preguntas:[6]

 

1)       ¿Hay diferencias entre la puesta en escena de La Chunga que hizo Luis Peirano

 

en 1986? ¿Cuáles son estas diferencias?

 

G. Ciccia: No vi la puesta de Lucho ni otra de La Chunga antes. He visto imágenes de

 

otros montajes y una constante es que escogen a actrices muy mayores para el personaje

 

principal. Yo creo que La Chunga debe ser una mujer madura más no mayor. Endurecida

 

más no envejecida. Y muy atractiva en su dureza para mantener el carácter erótico de la

 

obra. En ese sentido Mónica Sánchez ha sido perfecta.

 

2) ¿Cómo se representan en su montaje las fantasías transgresoras que con el

 

pretexto de especular sobre el paradero de Meche, hacen los inconquistables?

 

¿Qué hacen en el escenario los inconquistables cuando uno de ellos recuerda a Meche y

 

especula sobre su destino y además salpica su hipótesis con su mundo subjetivo? 

 

G. Ciccia: No son fantasías transgresoras las que tienen mi grupo de inconquistables. Son

 

sus deseos más profundos y honestos. Creo que cada espacio de imaginación representa

 

el deseo imposible de cada personaje. José de satisfacer su morbo, Lituma de encontrar el

 

amor, el Mono de recibir castigo por algo que no se perdona y Josefino de llegar a

 

doblegar a esa única mujer que no se deja: la Chunga.

 

 

3)      ¿Se ha respetado el dialecto piurano en su montaje o se han hecho variaciones?

 

G.Ciccia: El texto de Mario Vargas Llosa ha sido respetado íntegramente sin embargo

 

no hemos querido usar el acento piurano para no caer en un tono raro para el público.

 

Sobre todo para los piuranos quienes inmediatamente reconocerían que se trata de actores

 

cien por ciento limeños.

 

4)      ¿Cómo se escenifica en su montaje las fisuras temporales o saltos temporales?

 

G. Ciccia: Las luces juegan un papel fundamental en mi puesta. Cada personaje tiene un

 

color y cada tiempo una intensidad. El presente tiene una iluminación muy plana y los

 

juegos y texturas avanzan con la obra.

 

5)      ¿Está de acuerdo en que La Chunga es una obra de personajes y no de argumento?

 

G.Ciccia: Creo que es una obra completa. Lo suficientemente teatral como para crear

 

espacios irreales en el escenario y como para dejarle espacio a la propia interpretación del

 

público. No creo que una obra deba decirlo todo. La Chunga le regala al espectador la

 

posibilidad de elaborar su propia hipótesis sobre el destino de Meche. Es una obra

 

maravillosa para el juego teatral. Ha sido un placer dirigirla. Los personajes son

 

redondos, clarísimos. Y hay un argumento poderoso escondido en los deseos de los

 

personajes.

 

6) En el blog de Alonso Alegría hay comentarios de personas que alaban la

 

    actuación de Mónica Sánchez; y rescatan también la de Óscar López Arias; pero no

 

    aprueban la actuación de la joven Stephanie Orué, dicen que se quedó en el disfuerzo.

 

   ¿Qué opina al respecto?

 

G.Ciccia. Creo que si hiciéramos un casting mundial para buscar a una actriz que

 

interprete a Mechita encontraríamos de nuevo a Stephanie. Su interpretación de Meche es

 

perfecta para mi montaje. No leo los comentarios. Alonso personalmente me dijo que La

 

Chunga le parecía una obra muy mal escrita pero que mi montaje era maravilloso. Creo

 

que la obra es maravillosa. Opiniones hay mil. Yo me quedo con lo que veo, y lo que veo

 

me gusta.

 

7) Tengo entendido que el final de la obra es de acuerdo a los comentarios de

 

    espectadores  que han escrito en el blog de Alonso Alegría, demasiado fuerte. ¿Ha

 

cambiado Ud. el final de la obra? ¿De qué manera?

 

G.Ciccia: Creo que le das mucho crédito a ese blog. Tampoco entiendo cuando la gente

 

utiliza la palabra "fuerte." No he cambiado nada del texto original. La obra propone un

 

felatio imaginario. No se si las nalgas de un hombre sea algo fuerte para alguien.

 

No creo que la obra sea fuerte. Es una obra adulta y se requiere de mucha madurez para

 

disfrutarla.

 

8)      ¿Qué críticas ha recibido? ¿Las actuaciones se realizan con la sala llena?

 

G.Ciccia.: El teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional tiene 530 butacas.

 

Nuestro promedio es de 300 personas por función.

 

La obra terminó hoy. Creo que por eso recién tengo tiempo de escribirte. No creo en las

 

críticas constructivas. No escucho las críticas de nadie.

 

9)      ¿Hasta cuándo se presentará la obra? ¿Irá MVLl a verla?

 

G.Ciccia.: Mario vino el jueves[7]. Estaba muy emocionado y conmovido. Rescató el

 

humor que le hemos encontrado a la obra. Le sorprendió que el público no se espante.

 

Aparentemente según el autor este sería el montaje menos "fuerte" que se ha hecho de su

 

obra. La obra se presentará en Asia[8] en el teatro Rímac el 16 de enero y luego haremos

 

una temporada de cinco semanas. El 20 y 21 de marzo estaremos en el teatro municipal

 

de Piura.

 

10)  ¿Cuál ha sido la parte más desafiante, la que le costó más escenificar en esta obra?

 

G.Ciccia: Es muy difícil romper los prejuicios y los clichés de lo que deben

 

supuestamente ser las cosas. Si piensas en un bar decadente en Piura difícilmente

 

pensarás en personajes sensibles. Creo que la obra habla de seres humanos

 

completos. Y del amor en un lugar donde a simple vista podrías pensar que no existe.

 

Encontrarle la humanidad a cada personaje fue el mayor reto y creo que esto se ve en el

 

escenario.

 

Las palabras de Giovanni Ciccia nos ayudan a comprender la diferencia entre la

 

perspectiva de los directores de teatro y la de los críticos literarios. Mientras que los

 

directores de teatro se centran en lo que ocurre en escena y en cómo aprehender de la

 

mejor manera posible la idiosincrasia de los personajes para expresarla en las tablas, los

 

críticos literarios se concentran en la obra dramática y la analizan como tal.

 

El dramaturgo brinda una idea con su texto, y los directores de teatro le dan vida a esa

 

idea en el escenario. Un crítico literario, por ejemplo, en cuanto al tema que nos ocupa: la

 

temporalidad, podría interesarse en señalar y analizar las funciones técnicas, dramáticas,

 

ideológicas, del proceso temporal. Lo que le importaría observar a un crítico literario

 

sería tal vez cómo la carga narrativa se resuelve escénica y dramáticamente, gracias

 

a la temporalidad. Hay muchas soluciones que son solamente escénicas. Los flash-backs

 

son de diverso tipo y eso es interesante también. Un director de teatro, como lo ha dicho

 

Ciccia, se ocupa, a través de la técnica, de presentar en el escenario la idea de tiempo y de

 

saltos temporales. Ciccia utiliza las luces con su gama de colores y con su respectiva

 

intensidad para definir los flash-backs e identificar a los personajes. Los directores de

 

teatro necesitan que los signos que utilizan sean claros para poder presentar el universo

 

de la obra en el tiempo previsto para la función. De hecho, se valen de una serie de signos

 

del teatro para comunicar no solamente el paso del tiempo, sino también los matices de

 

los personajes, la atmósfera de la obra, y demás. Las puestas en escena de las obras

 

dramáticas de Vargas Llosa han utilizado para expresar la temporalidad, sobre todo y 

 

además de la indumentaria de los personajes, la iluminación, el decorado, el movimiento

 

escénico de los actores, el maquillaje, la música, el tono. El cine con sus flash-backs y

 

flash-forwards, sin duda, ha contribuido mucho a que el público comprenda los saltos

 

temporales.

 

Creemos importante comentar sobre una diferencia interesante que observamos

 

entre el final de la puesta en escena de La Chunga, dirigida por Ciccia y la de 1986

 

dirigida por Peirano, e incluso la puesta en escena de los años 90 en Washington DC.

 

Cuando los inconquistables salen del bar totalmente alcoholizados, en la puesta en escena

 

de Ciccia, en 2009, la Chunga cierra la puerta pero no dice nada, y luego queda el bar en

 

penumbra, pero vemos que el espacio privado de la Chunga, su dormitorio tiene un poco

 

de luz y que encima de su cama está Meche en pijama. Este detalle puede significar que

 

Ciccia ha interpretado que Meche vive con la Chunga ya sea en el mundo real que nos

 

representa la ficción (la apariencia del mundo objetivo), o en sus sueños, ilusiones y

 

recuerdos. Este final también puede interpretarse como que siendo la Chunga una mujer

 

muy privada, hosca y desconfiada, guarda para sí misma su ficción favorita, la vida que

 

le hubiera gustado tener en un mundo perfecto y no la comparte con los inconquistables.  

 

4.- Conclusión.-

 

            Observamos en La Chunga, la función dramática del tiempo, en tanto elemento

 

que permite crear, exorcizar, compensar, cambiar. Los personajes de esta obra dramática

 

son también personajes-generadores porque cada uno re-crea el final de la bella Meche.

 

A través de la memoria y la nostalgia, los personajes utilizan el tiempo para transformar

 

su pasado y seguir soñando con lo que les hubiera gustado que hubiera sucedido.

 

Es evidente que los personajes de La Chunga necesitan huir de su realidad de seres

 

marginales y logran escaparse de su circunstancia no solamente consumiendo alcohol

 

sino también construyendo y reconstruyendo a Meche. Ellos quieren saber lo que ocurrió

 

con ella y en esa búsqueda de la verdad también están buscando un espacio que

 

puedan reclamar como suyo, una razón de ser, algo relevante en sus vidas. Los

 

inconquistables son felices en esos retazos de ficción que ellos mismo tejen cada noche

 

de borrachera y juego de dados. La realidad cotidiana los impele a huir, a construirse

 

otro mundo donde ellos sean protagonistas y no meramente espectadores obligados a

 

vivir. Al inventar diversas alternativas para explicar la desaparición misteriosa de Meche,

 

ellos se convierten así en creadores y en protagonistas puesto que en sus versiones sobre

 

el final de Meche ellos también tienen un rol crucial. De hecho, los inconquistables son

 

rebeldes que se niegan a aceptar las normas de la sociedad en la que viven, y rechazan el

 

trabajo y sólo les importa satisfacer sus necesidades más primitivas. Sin embargo, cuando

 

se trata de averiguar el paradero de Meche, actúan en forma seria y se involucran en el

 

misterio. Huyendo de la realidad que desprecian, los inconquistables establecen un

 

mundo paralelo donde no existe el trabajo y los hombres usan a las mujeres y solamente

 

se alcoholizan, y juegan a los dados en un tiempo vicioso y circular. El juego de dados es

 

muy emblemático en esta pieza teatral. Los inconquistables viven la vida, precisamente,

 

como si se tratara de un juego de dados, como si todo dependiera del azar, sin un plan

 

específico, sin metas ni objetivos. Es cierto que Lituma planeaba convertirse en una

 

persona formal; pero lo iba a hacer por amor a Meche y si ella aceptaba irse con él y no

 

por sus propias convicciones. Josefino por su parte quiere “vivir como los blanquitos de

 

Piura” y su proyecto para lograr obtener comodidades materiales consiste en establecer

 

un prostíbulo y explotar a las mujeres. Ninguno de los inconquistables piensa transformar

 

estructuralmente esa realidad que los rebasa, sólo huir de ella, irse por la tangente,

 

alcoholizarse y olvidar sus desafortunadas circunstancias.

 

 

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http://www.youtube.com/watch?v=f4vMckedfK4 [video sobre La Chunga].

 

http://www.youtube.com/watch?v=ZmKB3gDz4U8&feature=related [video sobre La

 

Chunga].

 

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Sincronía

Spring 2011

 

 

 

 



[1] Estas líneas de Vargas Llosa pertenecen a su artículo: “Peregrinación a las fuentes”, originalmente publicado en el diario español El País, en la columna: “Piedra de toque.” Se puede encontrar el artículo en el nexo señalado.

[2]Agradecemos inmensamente a Rosario Múñoz  Nájar de Bedoya por haberle hecho la pregunta a Patricia Vargas Llosa, y a ella por habernos respondido de inmediato. 

[3] Gusson escribió esta crítica en el New York Times el 12 de febrero de 1986: C6.

[4] La crítica de Berman fue escrita en una publicación en línea: La Nation en marzo de 1986.

[5] La tesis de McCoy fue escrita en 1994 y se encuentra en la Bowling Green State University.

[6]  Giovanni Ciccia nos respondió estas preguntas el 13 de diciembre de 2009, vía e-mail.

[7] Giovanni Ciccia se refiere al jueves 9 de diciembre de 2009.

[8] Asia es una de las 16 provincias de Cañete. Las playas de Asia están a una hora de Lima y son muy frecuentadas. La puesta en escena de Ciccia, a la que asistimos, fue muy bien recibida por el público, y el autor Vargas Llosa, también presente entre el público, quedó muy complacido con la acogida de la obra.