EROTISMO, METAFICCÓN, Y MEMORIA EN LA CHUNGA (1986), DE MARIO VARGAS LLOSA
Dra. María-Elvira Luna-Escudero-Alie, Montgomery College, MD
Resumen:
En este artículo nos proponemos destacar los aspectos del erotismo, el recuerdo y
la fantasía en La Chunga (1986), y analizar cómo estos elementos interactúan en el drama
para ofrecernos una perspectiva del tiempo en tanto una instancia circular, un tiempo
mítico donde se ritualizan varias ceremonias correspondientes a las fantasías
transgresoras de los cuatro personajes centrales de la obra: los inconquistables.
Palabras clave:
Mario Vargas Llosa-Chunga-Meche-Inconquistables-Erotismo-Metaficción-
Teatro totalizante.
1.-Metaficción y memoria.-
Mario Vargas Llosa, el flamante ganador del Premio Nobel de Literatura 2010,
nos ha regalado a lo largo de muchas décadas de brillante producción literaria: novelas,
relatos, ensayos, obras de crítica literaria, seis obras de teatro, y dos adaptaciones
teatrales de la Odisea y de Las mil y una noche.
Analizamos en este ensayo, La Chunga (1986), la tercera obra de teatro de este gran
merecedor del único premio que le faltaba para completar su larga colección de honores,
y reconocimientos nacionales e internacionales.
En La Chunga, se pretende descubrir lo que sucedió con la joven Meche, objeto
de deseo de la Chunga y de los cuatro inconquistables. La bella Meche solamente aparece
en escena mediante la evocación y escenificación del recuerdo y las fantasías de los
demás personajes. Estos personajes, cada cual a su turno, especulan sobre el paradero
final de Meche. Estas especulaciones a su vez, están enmarcadas dentro del universo de
las fantasías y transgresiones eróticas de los inconquistables, y son representadas en
escena como una suerte de exorcismo o catarsis.
Consideramos importante comentar que el uso del dialecto piurano en La Chunga,
es un ejemplo claro del proyecto dramático vargasllosiano. De hecho, Vargas Llosa, se
propone realizar un teatro que sin ser la vida misma, la represente bien. La Chunga, está
ambientada en Piura en el año 1945. Insistir en llevar al escenario el dialecto piurano en
cada diálogo y servirse de giros idiomáticos y regionales, es enfatizar la importancia de
que la obra parezca verosímil, que nos posibilite creer que nos estamos transportando a
Piura o que estamos escuchando hablar a personajes piuranos marginales.
Esta obra se estrenó en Lima, en 1986, y su estreno estuvo a cargo del grupo
Teatro Ensayo. La puesta en escena fue dirigida por Luis Peirano, quien ha dirigido ya
varias obras de Vargas Llosa, incluyendo la última: Al pie del Támesis (2008). En 1986
también, la obra se presentó en inglés en Nueva York por el grupo INTAR. La Chunga se
ha presentado desde entonces en muchos y variados escenarios del mundo, por ejemplo
en: Polonia (1987), Alemania (1987), Argentina (1986 y 1987), Brasil (1988), Inglaterra
(1988), Chile (1989), Suecia (1990), EE.UU, en Miami (1990), y en Michigan (1993), y
otros lugares de Estados Unidos, en Francia (1990 y 1992), Italia (1991), Venezuela
(1993), México (1994), y otras partes del mundo.
En el prólogo de La Chunga, Vargas Llosa explica lo que para él sería un teatro
ideal: aquel que pudiera expresar la objetividad y la subjetividad humanas, un teatro que
escape de los tres modelos que él considera canónicos en el teatro moderno: “el
didactismo épico de Brecht”, “los divertimentos del teatro del absurdo”, y “los
disfuerzos del happening, y demás variantes del espectáculo desprovisto de texto”
(259). Lo que Vargas Llosa se propone hacer, según indica en su prólogo, es un teatro
que “juegue a fondo la teatralidad.” Un teatro que se cuestione el mismo hecho teatral y
los orígenes de la ficción; un teatro que represente la totalidad, un teatro totalizante.
En cuanto a la estructura de La Chunga debemos señalar que es una obra
compuesta de dos actos y quince cuadros, cinco en el primero y diez en el segundo acto.
En La Chunga, hay seis personajes. Además de la Chunga que es la dueña de un bar-
restaurante que lleva su nombre, aparecen en escena: Meche, la última conquista de
Josefino, y los cuatro amigos conocidos como los inconquistables: Josefino, José, el
Mono y Lituma. Como hemos señalado, Meche es el único personaje que sólo aparece
en escena a través de la constante evocación que hacen de ella los demás personajes. El
bar de la Chunga está ubicado en una zona marginal de Piura y es frecuentado por
personas que pertenecen a los estamentos más pauperizados de la sociedad piurana.
Los nombres de los cinco cuadros correspondientes al primer acto son muy
elocuentes y expresivos, y de esta manera orientan al lector del texto con respecto al
desarrollo de la obra, cual hilo de Ariadna en el laberinto de Creta; pero La Chunga dista
mucho de ser un laberinto. Obviamente que esta ayuda al lector no es extensiva al
espectador de la obra. Como bien señala el estudioso italiano: Domenico Cusato, hay
muchas indicaciones en el texto de MVLl que son exclusivamente para facilitarle al
lector la comprensión de la obra. Y esto, en palabras de Cusato, es un ejemplo más de la
vocación narrativa de MVLl, tal como lo indica en la nota de pie de página en su libro: El
teatro de Mario Vargas Llosa (2007):
“Me parece oportuno abrir un breve paréntesis para subrayar cómo
demuestra Mario Vargas Llosa una vez más su vocación narrativa,
utilizando las acotaciones ya no como indicaciones para el director
de escena sino para crear atmósferas sugerentes en el lector, su
referente de siempre. En realidad no son representables ciertas
imágenes como por ejemplo ‘un ser que viene al mundo desde
la memoria’ o ‘como si […] el instante presente perdiera
consistencia, se diluyera, cesara’ (94).
Pues veamos cuáles son los nombres de estos cuadros que ayudan a definir los sucesos
que ocurren en el escenario: “Una partida de dados”, “Meche”, “Un gallinazo y tres
mangaches”, “Marimachos y mujeres”, “Una prenda”. Los diez cuadros
correspondientes al segundo acto se titulan así: “Los inconquistables”, “El sueño de un
mirón”, “Especulaciones sobre Meche”, “Alcahueterías”, “Un amor romántico”,
“Fantaseos sobre un crimen”, “Un churre travieso”, “Dos amigas”, “El gran cafiche”, y
“Fin de fiesta.”
Como afirma la investigadora alemana Rita Gnutzmann en su libro: Cómo leer a
Mario Vargas Llosa (1992), La Chunga, tanto como Kathie y el hipopótamo, y La
señorita de Tacna, son obras dramáticas de la década de los 80, y como tales
corresponderían, de acuerdo a la división de Gnutzmann en su libro, a la tercera etapa del
autor; sin embargo se relacionan directamente con la novela de MVLl: Pantaleón y las
visitadoras, escrita en 1973, en cuanto al tema meta-literario (139). Y lo mismo se puede
decir con respecto a: La tía Julia y el escribidor (1977). De acuerdo a la clasificación,
sobre todo de tipo cronológica, elaborada por Gnutzmann, tanto La tía Julia y el
escribidor como Pantaleón y las visitadoras, corresponderían a la segunda etapa de
Vargas Llosa. Es importante señalar también, como lo hace la misma Gnutzman, Oviedo,
Rosa Boldori, y Roy Boland, entre otros destacados estudiosos de la obra de Vargas
Llosa, que en la novela Pantaleón y las visitadoras MVLl emplea recursos dramáticos.
Este uso de técnicas del teatro en sus obras narrativas también es evidente en La tía Julia
y el escribidor, y en el relato largo o novela corta: Los cachorros (1967). Este texto fue
adaptado y puesto en escena por Alonso Alegría, en Lima en 1970. Recientemente en
Nueva York, y también en Lima, se realizó la adaptación hecha por el colombiano Jorge
Ali Triana y su consecuente puesta en escena de La fiesta del Chivo (2000).
Gnutzmann caracteriza así el teatro de Vargas Llosa:
“Si recordamos la excitación del joven Marito en
Tía Julia al ver La muerte de un viajante de Arthur
Miller (238), entendemos mejor algunos rasgos formales
del teatro del propio Vargas Llosa: la abolición de las
famosas ‘tres unidades’ y la introducción de diferentes
planos (temporales y espaciales) que no excluyen el fantaseo
(una escena en La muerte que proyecta el ‘interior de su
cabeza’). Otro ejemplo, geográficamente más cercano,
sería la pieza dramática de Roberto Arlt 300 millones
(1932) en la que personajes ‘reales’ y sus ‘fantasmas’
coexisten en el escenario” (139).
La Chunga, La señorita de Tacna, y Kathie y el hipopótamo, tratan del tema de la
literatura, como el mismo Vargas Llosa indica en sus respectivos prólogos: ¿cómo y por
qué surgen las ficciones?, ¿cuál es la relación entre la verdad y la mentira, entre la
realidad y la fantasía? Es cierto que en las dos primeras obras: La señorita de Tacna,
y Kathie y el hipopótamo, la relación con la literatura es tan clara que incluso hay un
personaje escritor que lucha por escribir su historia y tener éxito en su labor creadora.
En La señorita de Tacna, este personaje es Belisario quien intenta escribir las historias
que la Mamaé-Sherezade le cuenta, y en Kathie y el hipopótamo, es Santiago Zavala,
quien convierte las historias de viajes que Kathie le dicta en material literario. En La
Chunga, en cambio, no hay un personaje escritor, pero sí cuatro personajes que narran
desde sus distintas perspectivas, determinadas por sus deseos y fantasías eróticas, su
versión de la historia que todos quieren descubrir. Estos cuatro inconquistables son como
afirma Cusato: “narradores generadores”, que van creando el relato a medida que
presentan sus respectivas perspectivas, “los eventos de la memoria” (93). Los
inconquistables serían una especie de juglares que irían tejiendo la leyenda (negra) de
Meche a través de sus evocaciones salpicadas de sus propias fantasías transgresoras y
recuerdos obsesivos.
En la puesta en escena de La Chunga, presentada en Washington, DC, en la
década de los noventa, la actriz peruana Claudia Dammert destacó en el papel de la
Chunga. Esa puesta en escena utilizó los juegos de luces para indicar el tiempo del
recuerdo. Para separar el dormitorio de la Chunga del bar propiamente dicho, se
construyó una especie de mezzanine a pocos centímetros de altura de lo que era el bar en
el primer piso. Cuando cada inconquistable a su turno recordaba a Meche o se entregaba
a la fantasía imaginando lo que pudo haber pasado con ella, o lo que les hubiera gustado
que hubiera ocurrido, las luces enfocaban al inconquistable que recordaba, imaginaba o
reflexionaba. Los demás inconquistables quedaban sumidos en una luz más tenue o
desprovistos de iluminación mientras seguían entregados al azar, jugando a los dados.
En dicha puesta en escena en Washington, DC, la actriz Claudia Dammert
representó de manera muy convincente a la mujer seria, fuerte y a veces sarcástica que
debía ser la Chunga. Su dicción clara y precisa ayudó a brindarnos la imagen de una
Chunga parca pero decidida, de una mujer luchadora y ambiciosa. La joven actriz que
actúo de Meche fue una buena cómplice de la Chunga cuando ambas ayudaron al Mono
a cumplir su fantasía erótico-masoquista. Este personaje, tan machista como los otros
inconquistables, en sus recuerdos atormentados hace una regresión a la infancia para
conjurar una hamartía o transgresión mediante la ritualización del castigo que no recibió
cuando cometió dicha transgresión. Esta hamartía o transgresión ocurrió en una época
lejana cronológicamente como es la de la infancia del Mono, pero la fuerza de ese
recuerdo desgarrado está muy presente en su conciencia torturada por la culpa. El Mono
es llamado también “Monito” y “churre travieso” por Meche y la Chunga cuando
es azotado por su fechoría infantil. El vocablo “churre” es muy típico en la región del
norte del Perú y se usa para referirse a los niños.
Es interesante asimismo comentar con respecto a La Chunga, las varias relaciones
inter-textuales muy claras que existen con la segunda novela de Vargas Llosa, publicada
muchos años antes que La Chunga. En efecto, en La casa verde (1965), aparece también
este personaje hermético y enigmático: la Chunga como la hija ilegítima de una prostituta
del burdel que le da nombre a la novela. La inter-textualidad patente en La Chunga,
abarca también a los cuatro amigos llamados los inconquistables que desfilan también en
La Casa Verde. Pero es sobre todo gracias a uno de los inconquistables: Lituma, que
podemos hablar de muchos textos interconectados. De hecho, este personaje es el más
recurrente en la narrativa vargasllosiana ya que figura en siete obras de nuestro autor,
siendo en la novela Lituma en los Andes (1993), incluso el protagonista.
El argumento de La Chunga nos cuenta pues una historia que gira alrededor de
las especulaciones, recuerdos, fantasías, y deseos de todos los personajes con respecto
a la suerte que corrió Meche después de la primera y última vez que visitó, del brazo de
Josefino, el bar de la Chunga. Esta pieza teatral sigue el mecanismo característico de
las cajas chinas; de una historia principal se derivan otras secundarias. Y así como en
la obra dramática más famosa de Luigi Pirandello (1967-1936): Sei Personaggi in Cerca
d’Autore (1921), los personajes de La Chunga también buscan algo en común; no es un
autor que los defina como en la obra de Pirandello, sino más bien una historia que
explique la desaparición de la bella Meche.
Así como en La señorita de Tacna y en Kathie y el hipopótamo, donde
encontramos personajes que intentan escribir historias, en La Chunga, como hemos
señalado, tenemos personajes que al modo de los juglares medievales, van contando
historias de manera oral. En efecto son los cuatro inconquistables los que tratan de
descifrar el misterio de la desaparición de Meche; pero al mezclar sus especulaciones
con sus propias fantasías transgresoras se convierten en creadores también, tal como
lo son Belisario y la misma Mamaé en La señorita de Tacna, y la propia Kathie y
su escritor a sueldo Santiago, en Kathie y el hipopótamo. Para utilizar la terminología
de Cusato, estos personajes que nos cuentan historias o que intentan escribirlas son los
narradores-generadores.
Los inconquistables son pues cuatro vagabundos que se enorgullecen de su
primitivo machismo a rajatabla, de golpear y explotar a las mujeres, de usarlas como
objeto sexual e incluso comerciar con ellas, y vivir del dinero que perciben por las
transacciones sexuales que ellas establecen con otros clientes del burdel del barrio
llamado: La Casa Verde. Estos inconquistables tienen también una categórica alergia al
trabajo y una gran afición a las bebidas alcohólicas y al juego. Estos rufianes
inconquistables visitan todas las noches el bar de la Chunga donde juegan a los dados
por dinero mientras se alcoholizan sin límites.
La obra empieza in media res; cuando los inconquistables están jugando a los
dados en el bar de la Chunga, y cuando la desaparición de la bella Meche es ya una
leyenda porque ocurrió mucho tiempo antes del comienzo de la obra; pero nadie sabe
cuál es el verdadero paradero de la bella. Al comenzar la obra le toca jugar a El Mono
y antes de tirar los dados le pide a sus amigos que le acompañen a cantar el himno de los
inconquistables para atraerse la suerte. Este himno grafica claramente la idiosincrasia de
este pintoresco grupo de vagabundos:
“Somos los inconquistables
Que no quieren trabajar:
Sólo chupar, sólo vagar,
Sólo cachar.
Somos los inconquistables
¡Y ahora vamos a timbear! (269).
Mientras los inconquistables juegan y la Chunga descansa en una mecedora, Lituma le
pregunta a ésta por Meche:
“¿Y qué pasó esa vez con Meche, Chunga? Aprovecha que hoy
estamos solos. Cuéntanos” (271).
El empleo del diálogo es un recurso narrativo muy usado por MVLl en sus novelas y
relatos para poder realizar los saltos temporales de una manera verosímil. En sus dramas,
Vargas Llosa también se vale de este recurso, como se puede observar claramente en las
preguntas que los inconquistables le hacen a la Chunga para empezar a recordar,
fantasear, y especular sobre Meche y también sobre su mundo subjetivo.
Lo que Lituma y los demás inconquistables quieren saber es lo que ocurrió la
noche en la que Josefino llevó a Meche para presentársela a la Chunga. Esa noche,
Josefino perdió en el juego de los dados: todo; hasta la camisa. En su desesperación por
recuperar lo perdido, y al haberse percatado del impacto favorable que la belleza de
Meche había causado en la Chunga, sobre cuyo lesbianismo se rumorea, Josefino le hizo
una oferta a la Chunga. Le pidió tres mil soles a cambio de Meche. La Chunga aceptó
tomar en alquiler a Meche por el dinero que Josefino necesitaba para seguir jugando a los
dados y así “parar el pozo.” Los inconquistables quedaron estupefactos ante la conducta
aquiescente de la Chunga que contradecía su conocida avaricia y su desinterés en
poner en evidencia su sexualidad en entredicho. Hasta entonces sólo se rumoreaba de
su lesbianismo o asexualidad. Luego de esa noche que al parecer pasaron juntas Meche y
la Chunga, nunca más se supo nada sobre Meche. Todas las noches, como en un rito
estudiado, los inconquistables alcoholizados le preguntan a la Chunga, lo que saben de
sobra que ella jamás les responderá: qué ocurrió entre ellas, y dónde está Meche ahora.
Los inconquistables también le preguntan a Josefino si él es el responsable de la
desaparición de su novia. Siempre con el trasfondo del juego de los dados, los
inconquistables barajan diversas posibilidades para explicar el paradero de la bella
Meche, objeto de deseo de todos ellos. Le preguntan a Josefino si la golpeó, la echó de su
casa, o la mató. Atribuyen su procedencia del barrio de los Gallinazos, el barrio de los
cadáveres para desarrollar la hipótesis del posible asesinato.
La rivalidad entre los dos barrios marginales de Piura se expresa en esta obra a
través de las discusiones que tienen los inconquistables. Solamente Josefino es gallinazo,
del barrio de la Gallinacera, y los otros tres inconquistables pertenecen al barrio de la
Mangachería, y por lo tanto son mangaches.
JOSEFINO
Robar es cosa de mangaches, no de gallinazos. Los de la
Gallinacera seremos cabrones; pero no ladrones.
JOSÉ
La Gallinacera es el peor barrio de Piura, Josefino, convéncete.
LITUMA
Trata de ocultar que eres gallinazo, hombre. Del barrio del Camal,
de los cadáveres, de las moscas, de los buitres (282-283).
Ambas barriadas han desaparecido hoy de la Piura moderna como recuerda con nostalgia
Vargas Llosa en un artículo periodístico.
“La Mangachería. La Mangachería ya no existe. Ese barrio
bravío, de palomillas, guitarristas, cuchilleros, santeros,
forajidos, atiborrado de viajeros (burros) y de churres descalzos,
donde la Guardia Civil vacilaba en entrar, es ahora ‘barrio de
blancos.’ Se adecentó y desapareció, y con él una Corte de los
Milagros que llenó de leyendas, jaranas fechorías insignes y
amores sangrientos la historia de Piura. También desapareció
el barrio rival, La Gallinacera, las manzanas apretujadas.
En torno del camal que, naturalmente, también se ha extinguido.
Ya no habrá más, pues, esos enfrentamientos homéricos entre
gallinazos y mangaches que chisporroteaban en las chismografías
y recuerdos de los piuranos provectos y que a nosotros, los
niños y adolescentes que los escuchábamos, nos disparaban la fantasía
y la emoción.” [1] [publicación en línea]. Disponible en:
http://www.elsalvador.com/vertice/2003/050103/opinion.html
A medida que los inconquistables se entregan a sus fantasías sexuales, van
recordando o más bien imaginando, cada uno a su turno, lo que pudo ocurrir entre
Chunga y Meche, y luego especulan sobre el destino final de la bella desaparecida.
En todas las noches de alcohol y juego se repite este rito, este juego circular que no
conduce a ninguna parte, pero que parece fascinar a los inconquistables.
En el escenario se representa este juego obsesivo enmarcado en un tiempo circular
que cual serpiente que se muerde la cola, vuelve a un comienzo interminable. Esta
historia de la desaparición de Meche tiene varios finales posibles; pero ninguno es el que
podemos llamar “verdadero” pues todos esos finales son en realidad válidos y verosímiles
dentro de la lógica y el mundo posible de cada historia, es decir dentro de los posibles
escenarios que cada inconquistable construye. No se sabrá nunca en esta obra de teatro lo
que verdaderamente le ocurrió a Meche, y la realidad es que eso no importa mucho
aunque los inconquistables aparentemente quieran saber siempre lo que pasó con ella. Si
decimos que no importa mucho saber cuál fue el final de Meche, es porque desde nuestra
visión de la obra, esta indagación sobre el paradero de la bella es sólo un pretexto para
contar historias y agregarle a esas historias una dosis de fantasía (transgresora), de sueños
y especulación. En algunas versiones sobre lo que pasó con Meche, ésta es un personaje
trágico, en otras es un personaje pícaro, y en otras simplemente es un ser desdichado. La
historia de Meche pudo haber sido una tragedia si creemos la versión de que Josefino la
pudo haber golpeado hasta quitarle la vida. Su historia pudo ser también una comedia de
enredos si creemos que ella se burló de todos y huyó con el dinero de Lituma a buscarse
una vida mejor en Lima. El hecho de no poder decidir, a falta de mayor información, cuál
de las historias narradas por los inconquistables es la “real”, la correspondiente a la
“realidad”, no significa que esas historias no sean todas verdaderas en la medida en que
son todas verosímiles y por lo tanto posibles en el universo de la fantasía que es la
literatura.
Y como hemos indicado, los inconquistables estarían haciendo literatura oral y así
cada una de sus versiones acerca de lo acontecido con Meche sería real y válida, en
tanto verosímil, en sus propios parámetros literarios.
De hecho, el texto de La Chunga, deja en suspenso lo que le pasó a Meche. Nos
enteramos después, siguiéndole la pista a Lituma, personaje recurrente en las obras de
Vargas Llosa, como hemos consignado, que se pasea por Piura, Naccos, Santa María de
Nieva, Talara, y otros pueblos. Hasta la fecha, como hemos mencionado, Lituma aparece
en siete obras de nuestro autor, y sólo en la novela Lituma en los Andes nos enteramos lo
que realmente le ocurrió a Meche.
El tratamiento del tiempo en La Chunga es también, como en las obras dramáticas
anteriores de Vargas Llosa, muy elocuente. Los inconquistable y la misma Chunga a
través de sus recuerdos, como hemos indicado, evocan el pasado y éste se escenifica en
las tablas como si se estuviera reviviendo. De esta manera los espectadores vemos en el
escenario la representación de dos tiempos: el presente que es 1945 en el bar de la
Chunga cuando los inconquistables beben y juegan a los dados mientras cada uno a su
turno, recuerda y especula lo que le aconteció a la bella Meche, y el pasado lejano cuando
vieron por última vez a Meche en el bar de la Chunga.
Y al cerrar el primer cuadro del primer acto, Josefino preparará el terreno para
que cada inconquistable dé su versión de lo que creen, o les gustaría creer que ocurrió
con Meche. Durante el primer acto la evocación de Meche se produce de manera
colectiva, pero esto será diferente en el segundo acto.
JOSEFINO
¿A quién mierda se le ocurrió mentar a Meche? ¿Tú fuiste, no,
Lituma? Me has hecho poner nostálgico, carajo. (Alza su vaso,
solemne). Brindemos por la hembrita más rica que pisó la
tierra del almirante Grau. ¡Por ti Mechita, en el cielo, en Lima,
en el infierno, o donde chucha estés! (273).
Con este parlamento de Josefino en el cual hay referencias históricas al héroe
piurano de la Guerra del Pacífico (1879-1883) Miguel Grau (1834-1879), termina el
primer cuadro del primer acto y también como hemos señalado, el flash-back colectivo
en el que los inconquistables evocan a Meche. A partir del segundo cuadro, los
inconquistables, ahora de manera individual, traerán al presente de la obra a Meche, y la
perspectiva de cada uno estará influida por sus respectivas fantasías eróticas relacionadas
con la desaparición de la bella, el objeto de deseo colectivo.
2.- Erotismo, historias dentro de otras historias: especulaciones sobre la
desaparición de Meche.-
El segundo acto de La Chunga presenta a los inconquistables y a la Chunga
exactamente en la misma posición en que estaban al comienzo del primer acto: ellos
jugando a los dados y la Chunga con la mirada perdida y sentada en su mecedora en un
tiempo sin tiempo “los ojos perdidos en el vacío, deja pasar el tiempo” (299).
En el segundo cuadro del segundo acto, titulado: “El sueño del mirón”, se representa en
escena la fantasía de José junto con la explicación de lo que según él le ocurrió a Meche.
A José le interesa evocar con lujo de detalles que bordean la morbosidad, lo que según él,
ocurrió en el cuarto de la Chunga, cuando Josefino cambió a Meche por tres mil soles
para seguir jugando a los dados.
LA CHUNGA
No me gustan las mujeres. Me gustas tú. (La abraza y la besa.
Meche permanece inerte y se deja besar, sin responder a las
caricias de la Chunga. Ésta aparta la cara ligeramente
y, siempre abrazándola, ordena:) Abre la boca esclava.
(Meche suelta su risita forzada, pero separa los labios.
La Chunga la besa largamente y esta vez el brazo de
Meche se alza y rodea también el cuello de la Chunga).
Vaya, ahora sí. Creí que no sabías besar. (Con sorna)
¿Viste estrellitas? (306).
José, como un voyeur goza imaginándose gráficamente lo que ocurrió entre la Chunga y
Meche en la habitación de la Chunga donde ambas pasaron la noche.
MECHE
(Como un susurro) Soy tu esclava y ahora quiero ser tu puta (307).
Cuando José evoca sus fantasías sexuales en las que él es un mero espectador, se sienta
en la mecedora de la Chunga y ahí se entrega a la elaboración de sus sueños, de lo que le
gustaría que hubiera ocurrido entre la Chunga y la bella Meche. Mientras José recuerda lo
que pudo haber ocurrido; pero nunca sabemos si realmente ocurrió así; su fantasma, por
decirlo de alguna manera, sigue en la mesa de juego con los demás inconquistables
mientras su mente divaga y se excita a medida que imagina los diálogos y caricias entre
la Chunga y Meche.
En el acto III, Lituma especula sobre las explicaciones de la desaparición de Meche, y
acusa a Josefino de haberla asesinado.
Luego de una intervención de El Mono diciendo que Josefino en su condición de
“gallinazo” no es capaz de matar “ni las moscas”, Lituma vuelve a la carga.
LITUMA
(Muy serio, desarrollando su idea). Pudo darte celos que la
Mechita pasara la noche con la Chunga. Estabas furioso, acuérdate
que habías perdido hasta la camisa. Regresaste a tu casa hecho una
fiera. Necesitabas desfogarte. La Mechita estaba ahí y pagó el pato.
Muy bien se te pudo pasar la mano (311).
En el cuadro IV titulado: “Alcahueterías” se prepara el terreno para presentar la fantasía
de Lituma.
LA CHUNGA
(Sentándose a su lado) Claro que te han sobrado. Pero tal vez
no has visto la oportunidad mejor que tenías.
MECHE
(Sorprendida) ¿De quién hablas? (315).
LA CHUNGA
Alguien que está loco por ti. Alguien que haría lo que tú le
pidieras con tal de estar contigo, porque para él, tú eres la más
bella, la más rica, una reina, una diosa. Lo puedes tener a tus
pies, Meche. Él nunca te tratará mal ni te hará sentir miedo (316).
En el quinto acto, Lituma habla tímidamente con Meche expresándole su amor y
ofreciéndole huir a Lima y casarse ahí.
LITUMA
Yo no te haría arrodillar nunca ante mi, como Josefino. Yo
viviría de rodillas ante ti. Para mí, tú eres una reina. (Se
agacha y trata de besarle los pies).
En el acto VII llamado: “Un churre travieso”, se desarrolla la fantasía masoquista de El
Mono. En esta fantasía, El Mono evoca un pasado lejano cronológicamente, el tiempo de
su niñez, cuando violó a una niña vecina.
EL MONO
Mejor di que ella me mostró todo, Mechita. ¿Para qué estaba
sin calzón, pues? ¡Para qué iba a ser! Para que le vieran la
cosita, para mostrársela a los hombres (336).
Y después el Mono prosigue con su interpretación machista de lo ocurrido:
EL MONO
[…]Se la metí por el chiquito, ¿no te das cuenta? Ella quedó
intacta de donde importa. Ni un rasguño, su marido pudo
romperla la noche de bodas […].
Ustedes tiene el honor en la telita esa, en el himen, y eso es
lo que deben defender con uñas y dientes. Nosotros, en cambio,
tenemos el honor en el culo […] (338).
Y la historia de la transgresión cometida en la niñez por El Mono continúa
socavándole la conciencia por la culpa ¿o se trata simplemente de un caso de
masoquismo?
MECHE
Podemos castigarte nosotras de una vez. (339)
La didascalia explica que El Mono ha disfrutado de su experiencia masoquista y luego,
ya satisfecho vuelve a su lugar en la mesa de juego junto a los demás inconquistables.
En el cuadro VIII, titulado: “Dos amigas”, se desarrolla lo que parece ser la
evocación que hace la Chunga de lo que pasó con Meche. Por ser la Chunga la última
persona que vio a Meche, este recuerdo de Meche se viste de visos de “realidad.” En este
acto, la Chunga intenta convencer a Meche que la mejor solución para su vida es huir de
Josefino. La Chunga le habla en forma directa y descarnada a Meche y trata de que ésta
comprenda que no sólo debe huir de Josefino, sino de todos los hombres porque todos
ellos son peligros potenciales. La Chunga se confía a Meche y le comenta que su fuerza
le viene de su rechazo radical a los hombres, y a las trampas del amor.
Meche le cuenta a la Chunga que está embarazada de Josefino y que tiene miedo de que
éste la obligue a abortar. Luego discrepa con la Chunga sobre el amor. Según Meche no
es posible vivir sin amor. La Chunga piensa que el amor es una debilidad, y le aconseja
que huya a Lima, pero que no se enamore de nadie, que se valga por sí misma. Meche
prefiere depender de un hombre a correr el riesgo de ser “sirvienta de los blanquitos
de Piura”, porque apenas sabe leer.
LA CHUNGA
Aprende a valerte por ti misma. Pero, no seas estúpida.
No te enamores. Eso distrae, y la mujer que se distrae,
se friega. Que se enamoren de ti, ellos. Tú no, nunca.
Tú busca tu seguridad, una vida mejor de la que tienes.
Acuérdate de esto, siempre en el fondo, todos son
como Josefino. Si les tomas cariño, te fregaste (349).
El acto IX se titula: “El gran cafiche” y consiste en presentar lo que parece ser la
fantasía de Josefino: humillar y subyugar a la Chunga por no aceptar su oferta de
negocio. Josefino le propone a la Chunga convertir su bar en un burdel donde él sería
el encargado de encontrar a las chicas y la Chunga sería la administradora del lugar.
La Chunga no acepta la propuesta de Josefino y éste se enfurece y la obliga, cuchillo en
mano, a hacer sexo oral.
El sueño de Josefino es “tener plata, chupar fino, fumar fino, vestirme con ternos
de chasqui blanquísimos. Tener mi auto, mi casa, mis sirvientes. Poder vivir como los
blancos de Piura, Chunga” (353).
En la conversación que tienen Josefino y la Chunga, éste se vanagloria de conocer a las
mujeres en un parlamento en el que una vez más se pone en evidencia la inter-textualidad
entre La Chunga y lo novela de MVLl ambientada también en Piura: La Casa Verde.
JOSEFINO
Eso es asunto mío. No sabré muchas cosas, pero enseñarle a una
chica que lo que Dios le dio es un número premiado de la lotería,
eso sí lo sé. Yo he hecho ganar fortunas a la Casa Verde llevándole
mujeres. ¿Para qué, carajo? Para recibir unas propinas mugrientas.
Ya basta, ahora yo también quiero ser capitalista. ¿Qué dices,
Chunguita? (355).
Ante la negativa de la Chunga a hacer negocios con Josefino, éste la ultraja.
JOSEFINO
[…] ¿Y ahora marimacho? ¿Tienes miedo, no es cierto? […]
Nada me gusta tanto como que una hembra se me ponga chúcara.
Eso me arrecha, para que lo sepas. […] ¿Tú crees que todo Piura
no sabe que naciste en la Casa Verde, carajo? […] Una hija de
la Casa Verde, es decir, una hija de puta. […] Chupa o mueres,
mierda. […] Aprende a ser mi puta (357).
En el último cuadro, llamado “Fin de fiesta”, Meche y la Chunga se despiden
luego de haber pasado la noche juntas. La Chunga, ante la sorpresa de Meche, la anima a
que se vaya muy lejos y que no regrese jamás.
LA CHUNGA
(La mira un momento, muda, y, luego, le coge la cara, como
otras veces.) Porque eres muy bonita. Porque me gustas y
porque has conseguido que me compadezca de ti, de tu suerte.
Eso, para mí es tan peligroso como enamorarme, Meche. Ya te
lo he dicho. No puedo distraerme. Perdería la guerra. Así que no
quiero verte nunca más aquí (360).
Luego de esta evocación, la Chunga regresa a su mecedora y ya es hora de cerrar el bar.
Los inconquistables cantan su himno infame como despedida. La Chunga tiene la última
palabra en el texto y dice:
VOZ DE LA CHUNGA
Hasta mañana, Mechita (363).
Este final puede indicar diferentes posibilidades, entre ellas por ejemplo: 1) que Meche
vive con la Chunga, y por lo tanto que ésta nunca se fue de su bar, o 2) que la Chunga
sabe que cuando vuelvan los inconquistables otra vez jugarán a los dados y evocarán
junto a sus fantasías eróticas, a la bella Meche en ese universo cerrado regido por un
tiempo circular. Incluso, puede significar que 3) la Chunga sabe que Meche ya no existe
más o está muy lejos y que volverá al bar de la única manera en que podría volver, a
través del recuerdo, o tal vez que, 4) la Chunga, al igual que los inconquistables, no sabe
tampoco dónde está Meche, o si está viva o no, pero la tiene presente todos los días en su
propio recuerdo y por eso solamente cuando el bar queda desierto, la Chunga se puede
entregar a sus propias fantasías donde habitaría en ese tiempo mítico, la bella Meche.
La Chunga es pues una obra de teatro en la que el recuerdo y la fantasía son muy
relevantes. De hecho, esta obra transcurre desde la analépsis, desde el recuerdo, y nos
presenta al final y al comienzo de la obra lo que sería el presente de la ficción, es decir el
año 1945. En el resto de la obra se representa en escena lo que los personajes recuerdan y
sueñan en relación al objeto de deseo que es la desaparecida Meche. El autor hace que el
tiempo cronológico quede suspendido por así decirlo, cuando cada personaje evoca a
Meche en una serie de flash-backs donde sus fantasías eróticas se mezclan con lo que
especulan en la baraja de posibilidades de lo que pudo haber sido el paradero final de
Meche. El personaje que recuerda, se aleja de la mesa de juego mientras que los otros
siguen jugando en el trasfondo de la obra; pero el tiempo, como hemos mencionado,
permanece inalterable porque cuando el personaje que ha evocado a Meche termina de
recordar y vivir su fantasía, vuelve a la mesa de juego, nadie nota su regreso como nadie
notó su ausencia. El mismo hecho de que la Chunga empiece y termine la obra sentada y
moviéndose de acuerdo al vaivén de su silla mecedora mientras fija los ojos en el vacío,
alude a la nostalgia y al sueño, y nos siembra la duda de si lo que vemos en escena es
parte de la realidad o parte de la ficción dentro de la ficción, es decir la meta-ficción. El
juego de los dados simbolizaría no solamente la holgazanería de los inconquistables que
no trabajan y sin embargo juegan por dinero que posiblemente consiguen de manera
ilegal, sino también el azar en sí, la casualidad. En cada dado hay seis caras y la obra nos
presenta seis personajes también, cada uno con sus verdades y sus secretos, sus fantasías
y recuerdos.
Con respecto al juego de los dados, es interesante también destacar el artículo de
Sara Rosell: “Los rituales funerarios andinos y el espacio erótico en La Chunga de Mario
Vargas Llosa.” En dicho artículo publicado en Latin American Theatre Review, Rosell
se refiere al juego de la Chunga que se practica en la región andina durante los funerales.
“[…] Este se juega con dados y los participantes deben interpretar
el papel del personaje que el número representa. Karsten Parregaard
ha estudiado este tipo de ritual y señala que se puede interpretar
como teatro cultural donde todos los participantes son
potencialmente actores y todos saben los papeles que deben
representar. No se puede atribuir a pura coincidencia la conexión
obvia entre el nombre de la obra y del personaje de Vargas Llosa y
el del ritual. De hecho, toda la obra es, en sí, una representación fiel
de lo que constituiría el juego de la Chunga” (53-54).
La analogía que hace Rosell entre la obra de teatro y el juego de la Chunga practicado
en los funerales andinos es, en efecto, sumamente interesante aunque la región de
Piura no está en los Andes sino en el litoral, al pie del Océano Pacífico, y los personajes
de la obra teatral son todos costeños. Sin embargo, no deja de ser notable la coincidencia
con el nombre del juego andino, el tipo de juego, el nombre de la obra teatral, y el mismo
hecho de que en La Chunga, cada noche, como en un ritual, los personajes representan
sus sueños y fantasías evocando el recuerdo de la bella desaparecida: Meche. Para
despejar esta incógnita, le preguntamos al propio autor por el origen del nombre de su
pieza teatral y su esposa Patricia, nos dijo vía e-mail[2], que Chunga es un apellido muy
común en el norte peruano, especialmente en Piura y por tal razón su obra lleva
ese nombre.
Eugene Ionesco consideraba que toda obra de teatro era policial, y por tanto que
en cada obra había una falta de origen que debía purgarse con la revelación de uno o
varios misterios. La intriga en La Chunga no se resuelve en esta obra, pues al final de ella
no logramos saber cuál de las perspectivas de los inconquistables es la que corresponde a
la realidad sobre el paradero de Meche. Sin embargo, como Lituma aparece en siete obras
de Vargas Llosa, en una de ellas, como ya consignamos, en: Lituma en los Andes, nos
enteramos que Meche siguió los consejos de la Chunga y huyó de Piura, de Josefino y del
destino que le esperaba como prostituta en La Casa Verde. Lamentablemente, sabemos
luego, que la mala suerte persigue a Meche y que su vida no es muy diferente a la que
hubiera llevado de quedarse con Josefino en Piura.
Las críticas de la representación teatral de La Chunga son variadas. Hay algunas
que consideran esta obra muy simple y otras todo lo contrario. T. H. McCulloh en su
reseña de la producción de Los Ángeles considera la obra “a bit simplistic.” Y Mel
Gussow señaló: “refrains from living the work the neccessary expenditure of this own
creative imagination.”[3] Y Paul Berman opinó lo contrario: “Vargas Llosa
gets his narrative threads so tangled you lose interest in trying to pick them apart.”[4]
Como señala Kenneth W. McCoy en su tesis doctoral: “Sex, sin & Storytelling:
Eroticism in the Theatre of Mario Vargas Llosa”[5], la mayoría de críticos
considera que la actuación de los personajes femeninos en La Chunga, es la clave del
éxito de esta obra. En la representación de La Chunga que vimos a principios de los
noventa en el teatro Gala en Washington DC, sin duda que la excelente actuación de la
célebre actriz peruana: Claudia Dammert, realzó el espectáculo. Los comentarios sobre la
puesta en escena de La Chunga en Lima, en 1986 y dirigida por Luis Peirano, con la
primera actriz peruana Delfina Paredes en el papel protagónico de Chunga, también
fueron muy elogiosos.
Recientemente se ha estrenado en Lima, el primero de octubre de 2009, en el
teatro Mario Vargas Llosa, una nueva puesta en escena de La Chunga. Esta puesta en
escena ha sido dirigida por Giovanni Ciccia (1971). La crítica ha destacado el rol de la
Chunga a cargo de la joven actriz Mónica Sánchez, egresada del TUC (Teatro de la
Universidad Católica). Consignamos dos nexos de youtube disponibles en la Internet,
donde hay una breve entrevista al director y a la joven actriz que representa a Meche:
http://www.youtube.com/watch?v=IezlbkuESt8&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=ZmKB3gDz4U8&feature=related
Es interesante destacar cómo en el trascurso de algunos años la percepción del público ha
dado un vuelco diametral. La primera vez que se presentó La Chunga en el Perú, en
1986, bajo la dirección de Luis Peirano, hubo mucha gente del público que abandonó la
sala al oír los parlamentos vulgares de los inconquistables. Era gente que no había leído
la obra y por lo tanto se sorprendió ante el rosario de palabras soeces que ayudaba a
caracterizar la idiosincrasia de los inconquistables; su tendencia a la ebriedad y el juego,
su alergia al trabajo, su visita asidua a los prostíbulos, su escasa escolaridad, su clase
social marginal, y sobre todo su inefable machismo. La propaganda de la puesta en
escena de Peirano en 1986, solamente destacaba el rostro sobrio de la conocida actriz
peruana Delfina Paredes sin adelantar ninguna escena erótica. Es decir que en el afiche de
la propaganda de 1986 de La Chunga, se capitalizaba la fama y la siempre buena
actuación de Delfina Paredes, sin anunciar ningún grado de violencia o lenguaje soez. En
cambio en el afiche de la propaganda hecha para esta última puesta en escena de 2009, en
primer plano aparecen, siguiendo un poco la fórmula de las propagandas
cinematográficas, dos mujeres jóvenes semidesnudas: la actriz que representa a la
Chunga y la que hace el rol de Meche. De manera que el público que se anime a ver la
obra queda bien advertido sobre las escenas que se mostrarán en las tablas. Sobre este
afiche revelador, dicho sea de paso, que el director Giovanni Ciccia ha comentado que
Vargas Llosa quedó encantado al verlo. Aquí tenemos el nexo disponible en la Internet en
el que se puede ver dicho afiche anunciando el montaje de Ciccia:
http://giovanniciccia.com/popups/AficheLaChunga.html
Mario Vargas Llosa ha visto recientemente esta nueva puesta en escena de La
Chunga, y ha destacado la actuación de la actriz Mónica Sánchez, como Chunga, y
también ha tenido palabras elogiosas con respecto al humor que diferencia esta puesta en
escena de otras. En este nexo de youtube se puede ver al dramaturgo cantando el himno
de los inconquistables con los actores de La Chunga en esta nueva puesta en escena de
Giovanni Ciccia. Disponible en:
http://peru21.pe/noticia/380535/mario-vargas-llosa-se-divirtio-chunga
En una noticia que circula en la versión virtual del periódico Perú 21, correspondiente al
12 de diciembre de 2009, encontramos la siguiente cita de Vargas Llosa. “Estoy muy
contento. Me ha parecido magnífico el trabajo de Giovanni Ciccia (director). Debo
felicitar a Mónica (Sánchez), que tiene un papel muy difícil, pero lo ha hecho de manera
admirable y ha enriquecido al personaje dándole muchos matices.
Además, todos los actores interpretaron sus papeles con riqueza”, refirió Vargas Llosa
que, además, destacó el humor presente en la obra. “Esa es una innovación. En otros
montajes de La Chunga aparecía muy de paso el humor.”
[publicación en línea] Disponible en:
http://peru21.pe/noticia/380535/mario-vargas-llosa-se-divirtio-chunga
Es pertinente comentar que La Chunga es, hasta la fecha, la obra de teatro de
Vargas Llosa más representada en el mundo. Este es un dato que hasta cierto punto
sorprende por tratarse también de su obra más regional, una en la que incluso, como
hemos indicado, los personajes se expresan utilizando el dialecto piurano. Por otro lado,
y sin embargo, La Chunga trata de temas que trascienden las fronteras piuranas e incluso
peruanas, tales como el machismo, la opresión de la mujer, la homosexualidad. Tal vez
esto explique el éxito internacional que han tenido las puestas en escena de la obra.
De hecho, uno de los temas más importantes de esta obra es el machismo, y también
cómo sobreviven las mujeres fuertes en un mundo ferozmente machista, y la necesidad de
escapar de la realidad cotidiana para soñar y entregarse a fantasías transgresoras
e ilusiones quizás inalcanzables en la vida real; pero muy posibles en la vida manipulada
de nuestra propia subjetividad.
Volviendo a la primera puesta en escena de La Chunga en 1986, el primer actor peruano:
Alberto Ísola en este nexo de youtube que consignamos, comenta sobre el efecto
devastador que causó en el público oír las palabras soeces proferidas por los
inconquistables. Ísola, quien en 2008 representó al Chispas en Al pie del Támesis (2008),
y actuó como El Mono, en La Chunga, también dirigida por Luis Peirano, quien ha
dirigido además: Ojos bonitos, cuadros feos. Disponible en:
http://www.youtube.com/watch?v=7gb0vyeLjmU
Así como en la primera puesta en escena de La Chunga, en el Perú, la de
Luis Peirano en 1986, una parte del público no pudo resistir el lenguaje soez y violento
de la obra y se retiró de la sala, en el montaje de 2009, de Giovanni Ciccia; las escenas
sexuales, especialmente la de la fellatio, también ocasionaron abandono de sala entre
algunas personas, y risitas nerviosas e impertinentes en otras. La crítica limeña comenta
que la puesta en escena de Ciccia respeta bastante el texto de Vargas Llosa y que ha
tratado con delicadeza y eficacia las escenas eróticas. Por ejemplo el beso lésbico entre
la Chunga y Meche se ve en escena y por ser presentado de manera natural y necesaria
en la obra, no ha causado mayores escándalos. Sin embargo la escena de la fellatio
entre la Chunga y el inconquistable Josefino, que no se ve en el escenario sino que
se sugiere, es en opinión de la crítica teatral limeña y de algunos espectadores
que vertieron sus comentarios en el blog de teatro de Alonso Alegría, demasiado fuerte
y chocante por sus connotaciones violentas. De hecho, Josefino, cuchillo en mano, obliga
a la Chunga empleando además de su arma blanca, un lenguaje procaz, denigrante y por
ello profundamente violento, a realizar dicho acto que en la obra se percibe como un acto
de sometimiento y dominación, como una violación terrible y un asalto descarado y para
muchos, insoportable para la dignidad de la Chunga.
La crítica del montaje realizado por Ciccia valora la actuación de Mónica Sánchez en el
papel protagónico de la Chunga, y también la convincente actuación de Óscar López
Arias en el rol del cafiche Josefino. La crítica limeña considera sin embargo que la joven
actriz Stephanie Orué no estuvo a la altura del rol que le tocó representar: el de la bella
Meche. De acuerdo a esta crítica adversa esta actriz se quedó en el disfuerzo y no
convenció. Según Alonso Alegría, La Chunga, es una obra de personajes y no de
argumento pues de acuerdo a Alegría, saber lo que le pasó a Meche, es decir, descifrar el
misterio planteado en la obra no es un conflicto relevante. Es más importante llevar al
escenario ese mundo subjetivo de cada inconquistable y un poco también el de ese
personaje hermético que es la Chunga.
Consignamos el nexo que nos lleva al blog del director y autor de teatro Alonso Alegría.
Disponible en:
http://blogs.peru21.pe/gritosysecretosdelteatro/2009/10/quien-haya-visto-la-chunga-opi.html
3.-Entrevista a Giovanni Ciccia.-
Para terminar este artículo refirámonos a la percepción de esta última puesta en
escena de La Chunga, en palabras del propio director Giovanni Ciccia quien respondiera
vía correo electrónico las siguientes preguntas:[6]
1) ¿Hay diferencias entre la puesta en escena de La Chunga que hizo Luis Peirano
en 1986? ¿Cuáles son estas diferencias?
G. Ciccia: No vi la puesta de Lucho ni otra de La Chunga antes. He visto imágenes de
otros montajes y una constante es que escogen a actrices muy mayores para el personaje
principal. Yo creo que La Chunga debe ser una mujer madura más no mayor. Endurecida
más no envejecida. Y muy atractiva en su dureza para mantener el carácter erótico de la
obra. En ese sentido Mónica Sánchez ha sido perfecta.
2) ¿Cómo se representan en su montaje las fantasías transgresoras que con el
pretexto de especular sobre el paradero de Meche, hacen los inconquistables?
¿Qué hacen en el escenario los inconquistables cuando uno de ellos recuerda a Meche y
especula sobre su destino y además salpica su hipótesis con su mundo subjetivo?
G. Ciccia: No son fantasías transgresoras las que tienen mi grupo de inconquistables. Son
sus deseos más profundos y honestos. Creo que cada espacio de imaginación representa
el deseo imposible de cada personaje. José de satisfacer su morbo, Lituma de encontrar el
amor, el Mono de recibir castigo por algo que no se perdona y Josefino de llegar a
doblegar a esa única mujer que no se deja: la Chunga.
3) ¿Se ha respetado el dialecto piurano en su montaje o se han hecho variaciones?
G.Ciccia: El texto de Mario Vargas Llosa ha sido respetado íntegramente sin embargo
no hemos querido usar el acento piurano para no caer en un tono raro para el público.
Sobre todo para los piuranos quienes inmediatamente reconocerían que se trata de actores
cien por ciento limeños.
4) ¿Cómo se escenifica en su montaje las fisuras temporales o saltos temporales?
G. Ciccia: Las luces juegan un papel fundamental en mi puesta. Cada personaje tiene un
color y cada tiempo una intensidad. El presente tiene una iluminación muy plana y los
juegos y texturas avanzan con la obra.
5) ¿Está de acuerdo en que La Chunga es una obra de personajes y no de argumento?
G.Ciccia: Creo que es una obra completa. Lo suficientemente teatral como para crear
espacios irreales en el escenario y como para dejarle espacio a la propia interpretación del
público. No creo que una obra deba decirlo todo. La Chunga le regala al espectador la
posibilidad de elaborar su propia hipótesis sobre el destino de Meche. Es una obra
maravillosa para el juego teatral. Ha sido un placer dirigirla. Los personajes son
redondos, clarísimos. Y hay un argumento poderoso escondido en los deseos de los
personajes.
6) En el blog de Alonso Alegría hay comentarios de personas que alaban la
actuación de Mónica Sánchez; y rescatan también la de Óscar López Arias; pero no
aprueban la actuación de la joven Stephanie Orué, dicen que se quedó en el disfuerzo.
¿Qué opina al respecto?
G.Ciccia. Creo que si hiciéramos un casting mundial para buscar a una actriz que
interprete a Mechita encontraríamos de nuevo a Stephanie. Su interpretación de Meche es
perfecta para mi montaje. No leo los comentarios. Alonso personalmente me dijo que La
Chunga le parecía una obra muy mal escrita pero que mi montaje era maravilloso. Creo
que la obra es maravillosa. Opiniones hay mil. Yo me quedo con lo que veo, y lo que veo
me gusta.
7) Tengo entendido que el final de la obra es de acuerdo a los comentarios de
espectadores que han escrito en el blog de Alonso Alegría, demasiado fuerte. ¿Ha
cambiado Ud. el final de la obra? ¿De qué manera?
G.Ciccia: Creo que le das mucho crédito a ese blog. Tampoco entiendo cuando la gente
utiliza la palabra "fuerte." No he cambiado nada del texto original. La obra propone un
felatio imaginario. No se si las nalgas de un hombre sea algo fuerte para alguien.
No creo que la obra sea fuerte. Es una obra adulta y se requiere de mucha madurez para
disfrutarla.
8) ¿Qué críticas ha recibido? ¿Las actuaciones se realizan con la sala llena?
G.Ciccia.: El teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional tiene 530 butacas.
Nuestro promedio es de 300 personas por función.
La obra terminó hoy. Creo que por eso recién tengo tiempo de escribirte. No creo en las
críticas constructivas. No escucho las críticas de nadie.
9) ¿Hasta cuándo se presentará la obra? ¿Irá MVLl a verla?
G.Ciccia.: Mario vino el jueves[7]. Estaba muy emocionado y conmovido. Rescató el
humor que le hemos encontrado a la obra. Le sorprendió que el público no se espante.
Aparentemente según el autor este sería el montaje menos "fuerte" que se ha hecho de su
obra. La obra se presentará en Asia[8] en el teatro Rímac el 16 de enero y luego haremos
una temporada de cinco semanas. El 20 y 21 de marzo estaremos en el teatro municipal
de Piura.
10) ¿Cuál ha sido la parte más desafiante, la que le costó más escenificar en esta obra?
G.Ciccia: Es muy difícil romper los prejuicios y los clichés de lo que deben
supuestamente ser las cosas. Si piensas en un bar decadente en Piura difícilmente
pensarás en personajes sensibles. Creo que la obra habla de seres humanos
completos. Y del amor en un lugar donde a simple vista podrías pensar que no existe.
Encontrarle la humanidad a cada personaje fue el mayor reto y creo que esto se ve en el
escenario.
Las palabras de Giovanni Ciccia nos ayudan a comprender la diferencia entre la
perspectiva de los directores de teatro y la de los críticos literarios. Mientras que los
directores de teatro se centran en lo que ocurre en escena y en cómo aprehender de la
mejor manera posible la idiosincrasia de los personajes para expresarla en las tablas, los
críticos literarios se concentran en la obra dramática y la analizan como tal.
El dramaturgo brinda una idea con su texto, y los directores de teatro le dan vida a esa
idea en el escenario. Un crítico literario, por ejemplo, en cuanto al tema que nos ocupa: la
temporalidad, podría interesarse en señalar y analizar las funciones técnicas, dramáticas,
ideológicas, del proceso temporal. Lo que le importaría observar a un crítico literario
sería tal vez cómo la carga narrativa se resuelve escénica y dramáticamente, gracias
a la temporalidad. Hay muchas soluciones que son solamente escénicas. Los flash-backs
son de diverso tipo y eso es interesante también. Un director de teatro, como lo ha dicho
Ciccia, se ocupa, a través de la técnica, de presentar en el escenario la idea de tiempo y de
saltos temporales. Ciccia utiliza las luces con su gama de colores y con su respectiva
intensidad para definir los flash-backs e identificar a los personajes. Los directores de
teatro necesitan que los signos que utilizan sean claros para poder presentar el universo
de la obra en el tiempo previsto para la función. De hecho, se valen de una serie de signos
del teatro para comunicar no solamente el paso del tiempo, sino también los matices de
los personajes, la atmósfera de la obra, y demás. Las puestas en escena de las obras
dramáticas de Vargas Llosa han utilizado para expresar la temporalidad, sobre todo y
además de la indumentaria de los personajes, la iluminación, el decorado, el movimiento
escénico de los actores, el maquillaje, la música, el tono. El cine con sus flash-backs y
flash-forwards, sin duda, ha contribuido mucho a que el público comprenda los saltos
temporales.
Creemos importante comentar sobre una diferencia interesante que observamos
entre el final de la puesta en escena de La Chunga, dirigida por Ciccia y la de 1986
dirigida por Peirano, e incluso la puesta en escena de los años 90 en Washington DC.
Cuando los inconquistables salen del bar totalmente alcoholizados, en la puesta en escena
de Ciccia, en 2009, la Chunga cierra la puerta pero no dice nada, y luego queda el bar en
penumbra, pero vemos que el espacio privado de la Chunga, su dormitorio tiene un poco
de luz y que encima de su cama está Meche en pijama. Este detalle puede significar que
Ciccia ha interpretado que Meche vive con la Chunga ya sea en el mundo real que nos
representa la ficción (la apariencia del mundo objetivo), o en sus sueños, ilusiones y
recuerdos. Este final también puede interpretarse como que siendo la Chunga una mujer
muy privada, hosca y desconfiada, guarda para sí misma su ficción favorita, la vida que
le hubiera gustado tener en un mundo perfecto y no la comparte con los inconquistables.
4.- Conclusión.-
Observamos en La Chunga, la función dramática del tiempo, en tanto elemento
que permite crear, exorcizar, compensar, cambiar. Los personajes de esta obra dramática
son también personajes-generadores porque cada uno re-crea el final de la bella Meche.
A través de la memoria y la nostalgia, los personajes utilizan el tiempo para transformar
su pasado y seguir soñando con lo que les hubiera gustado que hubiera sucedido.
Es evidente que los personajes de La Chunga necesitan huir de su realidad de seres
marginales y logran escaparse de su circunstancia no solamente consumiendo alcohol
sino también construyendo y reconstruyendo a Meche. Ellos quieren saber lo que ocurrió
con ella y en esa búsqueda de la verdad también están buscando un espacio que
puedan reclamar como suyo, una razón de ser, algo relevante en sus vidas. Los
inconquistables son felices en esos retazos de ficción que ellos mismo tejen cada noche
de borrachera y juego de dados. La realidad cotidiana los impele a huir, a construirse
otro mundo donde ellos sean protagonistas y no meramente espectadores obligados a
vivir. Al inventar diversas alternativas para explicar la desaparición misteriosa de Meche,
ellos se convierten así en creadores y en protagonistas puesto que en sus versiones sobre
el final de Meche ellos también tienen un rol crucial. De hecho, los inconquistables son
rebeldes que se niegan a aceptar las normas de la sociedad en la que viven, y rechazan el
trabajo y sólo les importa satisfacer sus necesidades más primitivas. Sin embargo, cuando
se trata de averiguar el paradero de Meche, actúan en forma seria y se involucran en el
misterio. Huyendo de la realidad que desprecian, los inconquistables establecen un
mundo paralelo donde no existe el trabajo y los hombres usan a las mujeres y solamente
se alcoholizan, y juegan a los dados en un tiempo vicioso y circular. El juego de dados es
muy emblemático en esta pieza teatral. Los inconquistables viven la vida, precisamente,
como si se tratara de un juego de dados, como si todo dependiera del azar, sin un plan
específico, sin metas ni objetivos. Es cierto que Lituma planeaba convertirse en una
persona formal; pero lo iba a hacer por amor a Meche y si ella aceptaba irse con él y no
por sus propias convicciones. Josefino por su parte quiere “vivir como los blanquitos de
Piura” y su proyecto para lograr obtener comodidades materiales consiste en establecer
un prostíbulo y explotar a las mujeres. Ninguno de los inconquistables piensa transformar
estructuralmente esa realidad que los rebasa, sólo huir de ella, irse por la tangente,
alcoholizarse y olvidar sus desafortunadas circunstancias.
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[1] Estas líneas de Vargas Llosa pertenecen a su artículo: “Peregrinación a las fuentes”, originalmente publicado en el diario español El País, en la columna: “Piedra de toque.” Se puede encontrar el artículo en el nexo señalado.
[2]Agradecemos inmensamente a Rosario Múñoz Nájar de Bedoya por haberle hecho la pregunta a Patricia Vargas Llosa, y a ella por habernos respondido de inmediato.
[3] Gusson escribió esta crítica en el New York Times el 12 de febrero de 1986: C6.
[4] La crítica de Berman fue escrita en una publicación en línea: La Nation en marzo de 1986.
[5] La tesis de McCoy fue escrita en 1994 y se encuentra en la Bowling Green State University.
[6] Giovanni Ciccia nos respondió estas preguntas el 13 de diciembre de 2009, vía e-mail.
[7] Giovanni Ciccia se refiere al jueves 9 de diciembre de 2009.
[8] Asia es una de las 16 provincias de Cañete. Las playas de Asia están a una hora de Lima y son muy frecuentadas. La puesta en escena de Ciccia, a la que asistimos, fue muy bien recibida por el público, y el autor Vargas Llosa, también presente entre el público, quedó muy complacido con la acogida de la obra.