EL DESARROLLO DEL COMERCIO EN
LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA, HASTA 1910.
Ma.
del Carmen Macias Huerta[1]
Juana
Elena Macias Huerta
Alberto
Galvan Escobar
INTRODUCCION:
La Guadalajara actual,
ha sufrido un sinfín de modificaciones a lo largo de su historia, a las que no ha sido
ajeno el sector comercial, siendo una de las ciudades del país que se ha caracterizado
desde su fundación por ser una área de intercambio mercantil en la parte occidente. Los
cambios se han presentado, dentro de la estructura interna como consecuencia de su rápido
crecimiento urbano y de los continuos procesos de conurbación que han conformado su área
metropolitana, donde la localización atiende a fuerzas económicas y sociales de
carácter general, lo que ha propiciado grandes desequilibrios en la distribución de los
diversos tipos centros de abastecimiento de mercancías, principalmente a nivel de consumo
básico.
Con el transcurso del tiempo, Guadalajara se fue extendiendo de una forma radiocéntrica hacia los municipios aledaños, que se fueron
integrando a la mancha urbana, que a la fecha está integrada por los municipios de
Guadalajara, Tlaquepaque, Tonalá,
Zapopan y Tlajomulco, sobre los
cuales ha ejercido una influencia directa dentro de su extensión territorial.
Los cambios de actitudes y costumbres sufridos por los ciudadanos de Guadalajara
han sido paulatinos, cambiando su comportamiento, creando una actitud citadina, como
resultado de su readaptación al medio donde se desenvuelven. El cambio en cuanto a la
adquisición de bienes de consumo (duradero y no duradero)
se transformó de igual manera, con el transcurso del tiempo, respondiendo a sus necesidades
individuales y familiares, básicas y adquiridas, por su status social, o tendencias
temporales, pero sobre todo por las exigencias del entorno social.
Con la aparición de los supermercados y centros comerciales, la población ha
modificado su concurrencia de los mercados tradicionales que abastecen a la población de
productos básicos, a los que les ofrecen mayor comodidad y diversidad de mercancías en
el mismo lugar. Los centros comerciales, han permitido que los compradores no tengan que
transportarse a diferentes lugares para obtener todos las
mercancías que requieren para satisfacer sus necesidades. Respondiendo a ello se han
implantado dentro del área metropolitana diversidad de plazas o complejos comerciales de
diferentes índoles. La de menor tamaño se distribuyen en
forma discontinua, y están en función a las necesidades concretas de los vecinos que se
tiene que abastecer de diversos productos, pero son de gran impacto, ni siempre alcanzan
el éxito esperado. Las de mayor infraestructura, se localizan de acuerdo al nivel
socioeconómico de la población a la que está dirigida y con una tendencia a cubrir
también necesidades de recreación.
El éxito o fracaso de los comercios radica en distintos agentes condicionales, que
tiene que ver con la localización óptima, las estipulaciones de construcción, la
especialización o la diversificación, así como de las tiendas ancla que se instalen en
la zona.
Existen en la actualidad empresas extranjeras de más reciente introducción dentro
de la ciudad,, que implantan el modelo de Megamercado,
una innovación dentro del sistema de comercialización que atraen a la población de
manera más rápida y eficaz, pues la mayor parte de los productos y servicios se pueden
obtener con un solo traslado evitando la búsqueda por varios de ellos. Otra de los
factores es la comercialización tipo mayorista de cadenas diversas cadenas comerciales (Sam´s Club, Price
Club). Además los diversos centros comerciales se han
incorporado espacios tanto de comida rápida de marcas conocidas, para quien va a realizar
sus compras, así como de restaurantes más formales para quien realiza negocios, o
prefiere algo mas especializado. La mayoría de éstos establecimientos se ubican dentro
de las plazas de alta plusvalía, aumentando así las diferencias entre de los diversos
tipos de centros de distribución comercial, por su diversidad de productos y sus
dimensiones.
La Conquista:
Guadalajara fue fundada en cuatro diferentes ocasiones dentro de la región
Occidente del México. El desplazamiento de la ciudad se debió principalmente a los
levantamientos indígenas que eran nómadas y belicosos por lo que no se sometieron a los
españoles. La Conquista de esta zona estuvo a cargo de Nuño Beltrán de Guzmán.
Sin embargo la actividad comercial existía de manera incipiente durante el periodo prehispánico, aunque rudimentario y sencillo, basado principalmente en el trueque, con un valor-moneda, que consistía en un tapatiotl, tres redecillas con 10 granos de cacao cada una. Este grano era muy apreciado por traerlo desde las costas del Golfo de México, y utilizaban la ruta de la corriente del Río Lerma-Santiago para llegar al centro de México, y transportar mercancías. En la zona existieron varios pueblos indígenas del grupo denominado Cazcanes. El área era dominada por indígenas tepocantecas que formaban el Hueytlatoanazgo de Tonalá, por donde el sol sale. Los Tonaltecas llegaron a dominar los pequeños señoríos tecuexes de Tzapotlan, hoy Zapotlanejo; y Xonacatlán, (lugar de cebollas), hoy Juanacatlán.
Los límites del Hueytlatoanazgo eran por el oriente y norte las márgenes del río; de Juanacatlán al Lago de Chapala por el sur; y al poniente hasta Tala. Se dividía en cuatro Tlatoanazgos, o señoríos: Tetlan (Lugar de piedra para construcción de cantera); Tlajomulco, Tololotlán, (Lugar donde se venera al Dios Ventrudo o Lugar del tulero); y Xalat, (Tala, donde habitan hombres agigantados).
Otros pueblos de la zona donde vivían súbditos del Reino de Tonalá, cocas y tecuexes, eran: Atemajac, Tlaquepaque, Copala, Cuquío, Huentitán, Ixcatán, Mazatlán, Tepeaca, Tateposco, Tepechi, Tepetitlán; Tequepexpan, Tesistán; Toluquilla, Zalatitán, Zapopan, Coyula, Juanacatlán, Atlixac, Cajititlán, Chapala, Cuestomatitlán. Juchitán, Ahuisculco, Jocotlán y Nextipac.
En 1527, Nuño de Guzmán llegó al occidente de México y encontró grupos indígenas con escaso desarrollo técnico. Grupos sedentarios al sur de la barranca de los ríos Santiago y Verde, y en la franja costera entre la Sierra Madre y el Océano Pacífico. Al norte de la Barranca, había grupos seminómadas que recorrían grandes áreas áridas y pedregosas, cuyo único elemento de integración era El Teul[2], por ser considerado un santuario.
Una expedición al mando de Antonio Villarroel, tuvo
como objeto buscar algún cruce o paso accesible en la Barranca, para reconocer las
tierras, y dio referencia de que al oriente del río existían pocos indios, pues no
encontró aldeas. La conquista y sujeción del Hueytlatoanazgo
de Tonalá fue en 1530. Fue una conquista pacífica pues por
disposición de la cacique, Cihualpilli,
se presentaron con Nuño de Guzmán todos los caciques del Hueytlatoanazgo
a jurar obediencia a los españoles.
Conquistado el Hueytlatoanazgo de Tonalá
y pacificada la región, el 26 de marzo, pasó Nuño a recorrer el territorio conquistado
y llego hasta Tequila, tomó posesión de todo y volvió a Tonalá,
con la idea de fundar un marquesado, para poder explotar las riquezas encontradas.
Después de someter a Tonalá, el 28 de Marzo de 1530,
Nuño cruzó a la Barranca del Río Santiago con el objetivo de llegar a Pánuco, en la costa del Golfo, pues deseaba unir las dos provincias
que deseaba para sí mismo. Pernoctando en Ixcatán y llega a Tlacotán, Lugar de jaras, con
intención de continuar hasta Yahualica y proseguir su marcha
hasta Nochistlán, Lugar de
grana. Sin embargo, regresó cuando apenas había recorrido un centenar y medio de
kilómetros, dada la belicosidad de los indígenas de la región.
Al pasar Oñate por Huentitán, enviado por Guzmán
para conquistar Juchipila y El Teúl,
los indígenas de Coyula, Tetlán
y Zalatitán, se enfrentaron a ellos; pero los españoles
vencieron. La mayoría murió, y los sobrevivientes, se rindieron y dieron obediencia a la
corona, quedando así sujetos a Castilla.
Con la seguridad que les dio el triunfo sobre lo indígenas, los españoles
prosiguieron hasta Copala, pero fueron nuevamente atacados por
los indígenas, que sufren una nueva derrota. Así llegan al valle de Tlacotán,
luego a Teocaltiche y, por último a Nochistlán[3],
donde encontraron tierras buenas para las actividades agropecuarias.
Nuño de Guzmán tratando de dar por terminada la conquista de las tierras al este del Río Santiago, el 5 de junio de 1530; toma posesión de las tierras a nombre de Su Majestad, con el nombre de Reino de la Mayor España, pero el 25 de enero de 1531, se ordenó cambiar el nombre por el de Reino de Nueva Galicia.
Parte del proceso de la conquista española en América era fundar pueblos y
ciudades, por lo que Nuño ordena a Juan de Oñate la fundación de una localidad en las
cercanías de Nochistlán, denominada Guadalajara en honor al
lugar de nacimiento de Guzmán. Así, tuvo lugar la primera Guadalajara con el nombre de
Villa, el 5 de enero de 1532. sin embargo este asentamiento no
duro mucho pues los continuos ataque indígenas forzaron a sus pobladores a buscar un
nuevo asentamiento. Manuel J. Aguirre dice
El despojo de tierras y demás bienes diversos y constantes atropellos a los aborígenes, que habían recibido de paz a los conquistadores, fue sembrando en ellos el descontento y éstos, el temor y la desconfianza de que aquellos tomarán la revancha: de aquí que al volver Nuño de Guzmán a la villa, el 19 de mayo de 1533 a pedimento de los vecinos, dictó un acuerdo para que se buscase en el pueblo de Tlacotán o en otra parte de la Barranca, sitio conveniente que tuviese las cualidades que debe tener para que la villa se pudiese mudar.
Los vecinos pensaron que había que poner la Barranca de por medio, por su seguridad y se trasladaron al valle de Tonalá en 1533. Nuño desaprobó la idea y a pesar de la intervención de los franciscanos del convento de Tetlán, solicitó a los pobladores que trasladaran la Villa a la vertiente oriente del Río Santiago. Los habitantes de la Villa de Guadalajara, se vieron obligados trasladarse a las inmediaciones de Tlacotán en un lugar conocido años después como "La Mesa del Ajedrez"[4]. La descripción de este lugar por el Padre Tello dice lo siguiente
Entre unas barranquillas o
quebradas. Triste y desventurado, a tras mano, con poca agua y sin refugio, y que no tiene
sino una entrada, y en especial el inconveniente de tener el Río Grande a un lado, para
no poder salir sino con mucho trabajo de cualquier peligro.
Este lugar era un punto conflictivo, pues los indígenas atacaban continuamente, ya que no estaban dominados, y la Nueva España reclama esas tierras para su territorio por estar al oriente del Santiago. Para asegurar la posesión del lugar el cabildo designó a Santiago de Aguirre, como enviado ante la Corte de Castilla el 25 de enero de 1539. La corte concedió el 8 de noviembre de 1539 a la naciente Guadalajara los terrenos situados a lo largo del Río Grande, para la Nueva Galicia, terminando la discusión con la Nueva España. Además se le otorgó el Título de Ciudad, con todos los beneficios que este nombramiento implicaba: cierta independencia de los Virreyes, la preeminencia de población exclusivamente española y la facultad de ejercer el comercio a todos los niveles y la educación, como actividades económicas; por lo que también se le dio un Escudo de Armas.
En 1540 los indígenas de la zona, siempre rebeldes, se niegan a pagar tributo a
los españoles, y los pueblos de Juchipila, Nochisltlán, Teocaltiche, Tepec y Tlaltenango se levantan en armas
en contra de los conquistadores. Esta situación movilizó a Oñate quien comienza a
atacar a los rebeldes. El 9 de abril de 1541 los indígenas derrotan al Capitán Miguel de
Ibarra y sus aliados, lo que preocupa al Gobernador Cristóbal de Oñate, quien solicita
ayuda al Virrey de la Nueva España, Don Antonio de Mendoza. A la larga esta acción
restaría independencia al Reino de la Nueva Galicia.
El 28 de septiembre, lo indígenas sitian la Villa de Guadalajara. Sus habitantes se sentían seguros por la existencia de fosos y murallas alrededor de la misma, además de dos baluartes con 2 cañones cada uno. El ejercito indígena atacó continuamente para socavar los muros de adobe que resguardaban la ciudad[5]. El Virrey de Mendoza salió de la Ciudad de México el 2 de octubre, al mando de las tropas españolas y sus aliados indígenas.
El 30 de septiembre ante las ruinas de Guadalajara, se reunieron los sobrevivientes, para acordar el cambio de residencia, ganando la opción de pasar al Valle de Atemajac, a pesar de la advertencia de Nuño de Guzmán[6], La evangelización de los indígenas del cacicazgo de Tonalá permitió que no participaran en la guerra del Mixtón, que estaba poniendo en peligro la conquista de la zona y de toda la Nueva España. En Noviembre el Virrey llegó a la zona del Mixtón, y logró tomar el Peñón, pero sin tomar prisioneros. Esto diezmó la población indígena de la región, acabando con la mano de obra tan solicitada por los españoles, lo que retraso la colonización de la región.
En 1542, cruzan la barranca del Río Santiago 63 hombres, para fundar Guadalajara
en el Valle de Atemajac, que con pendientes
ligeras y provista de agua por el Río San Juan de Dios era mejor opción. Los
nuevos residentes rápidamente comenzaron a organizarse para realizar las actividades
productivas a partir de la explotación de los recursos y el comercio creando rutas para
facilitar u diversificar la actividad. La principal iba de la ciudad de México hacia el
norte cubriendo toda la costa del Pacífico, movilizando el contenido de las caravanas en
plan de conquista y enriquecimiento para el imperio español.
COLONIA
Las condiciones que el valle tenía como su clima, relieve y suelo permitieron que
la nueva localidad neogallega que servia de punto paso hacia
el resto de la Nueva Galicia y su capital Compostela, la cual en el tiempo de la conquista
fue una de las principales ciudades que controlaban el comercio y albergaban a una gran
población de españoles y el poder político de la región. Los españoles que llegaron a
colonizar (emigrantes posteriores a los conquistadores), fueron reacios a colonizar el
campo, y prefirieron vivir en villas y ciudades, encontraron en el comercio una forma de
obtener utilidades de manera rápida y segura, que les preemitía pertenecer a lo mas alto
de la sociedad neogallega, que era uno de los factores mas
importantes que determinaban su desplazamiento desde Europa, ganando con ello
reconocimiento e influencia, de la cual carecían la mayoría en la Vieja España.
La función comercial que se suscitó durante el siglo XVI, no fue muy grata. En
esta época surgieron varios conflictos con los indígenas, quienes bloqueaban las rutas
comerciales entre las diferentes localidades. El desarrollo comercial y la minería era
más importante en el área de Zacatecas y Bolaños, por ello el comercio en la ciudad de
Guadalajara se daba en las rutas comerciales ya establecidas, cuyos productos eran el
intercambio local, y se recibía la mercancía del viejo mundo como algo extraordinario,
por lo que era de alto costo y no estaba al alcance de todos, sin embargo para las clases
altas de la ciudad era a una cuestión de status social el adquirirlos, pues los
diferenciaba de ellos.
A estos factores locales había que agregar las restricciones que la Corona
Española impusieron a las colonias, en beneficio de la
cabecera del Imperio Español. Para ello se establecieron Monopolios, prohibiciones, pago
de impuesto y creación de estancos. El monopolio se dio a través del control de los
productos que comerciaban las colonias con España y entre ellas mismas, además de la
prohibición de comercia con cualquier país o colonia fuera del control de los Reyes de
España. Las prohibiciones hacia la agricultura (como la producción de vid y olivo), y el
sector Industrial (solo producción de manufacturas de baja calidad), lo que obliga a
importar productos del Continente para cubrir las necesidades sociales.
En cuanto a los estancos, concesión de monopolios que abarcaban no solo la
producción, sino la venta o distribución del producto determinado, entre los cuales
destacaron el del tabaco, tintes, colores pólvora, piel y azogues[7].
Los impuestos, principalmente las alcabalas, que era un impuesto cobrado a favor de la
corona sobre cualquier producto que se comprara o vendiera, lo cual repercutía en el
consumidor.
En 1560 la Nueva Galicia sufre un cambio político y religioso en beneficio de Guadalajara, pues Compostela (Nay.) deja de ser la capital del reino de la Nueva Galicia y cabecera del obispado, gracias a las gestiones del Obispo Don Pedro de Maraver, quien en una carta enviada a las autoridades españolas solicitó el cambio de sede del Obispado a favor de Guadalajara, y defiende su propuesta describiendo las bondades de su localización, su clima y condiciones de vida para la sociedad, pero sobre todo por ser prácticamente el punto medio dentro de las tierras dominadas, y ser paso obligado hacia el noroeste, y apoyo para la conquista y colonización, de las tierras de lo que hoy es Sinaloa, Sonora, y California.
Lo anterior propicia el cambio también de la capital administrativa y la Real
Audiencia, trasladando las funciones administrativas a la de Guadalajara despojando así a
Compostela de toda su importancia. Esta situación se apoyo en el desarrollo urbano que se
dio dentro de la ciudad de Guadalajara. Así inicia su despliegue como centro comercial y
administrativo, En este tiempo la población creció de forma sostenida, pues se dio la
migración de la población que buscaba las mejoras citadinas, además de que encontraba
empleo en el sector comercial y la administración pública, y la incorporación de los
agricultores que trabajaban en los límites de la ciudad, incorporándose de la vida rural
a la vida urbana, y de los grandes terratenientes que en busca de vida social ponían casa
en la urbe.
A principios del siglo XVII se intenta levantar un puente sobre el vado de Tololotlán, asignándose $500 primero y $900 después[8], contando con autorización para que el trabajo lo realizaran indígenas de repartimiento. Sin embargo, los comerciantes de Guadalajara condicionaron su ayuda al derecho de cobrar el peaje, pues temían que el paso expedito y rápido atrajera competidores en detrimento de sus negocios.
E cura y el Ayuntamiento de Zapotlanejo deciden iniciar
trabajos en el vado de Tololotlán, con recursos propios y
donativos espontáneos para no perder el propósito más importante: el libre tránsito
por el puente. El Presidente de la Audiencia Tomás Terán de los Ríos, los apoyó y se
concluyó la obra en 1720. Así, Guadalajara logró un mejor mercado con Zacatecas y el
noreste general, para sus productos agrícolas y ganaderos, así como los trabajos
artesanales del centro, y recibe de forma regular y constante manufacturas textiles y de
uso doméstico para sus habitantes. La creación del puente favoreció a lugares como Zapotlanejo y Tepatitlán, además de
propiciar el nacimiento del poblado de Puente Grande al pasar por ahí infinidad de
viajeros y mercancías. Pero su lado negativo se reflejó en poblaciones como Tlaltenango y El Teúl, afectadas por el abandono del cruce
por San Cristóbal de la Barranca, en particular, y la vieja ruta a Zacatecas, en general.
En la Guadalajara colonial el comercio ya despuntaba como una de las actividades económicas más importantes en la ciudad, por lo que Don Alonso de la Mota Padilla, escribió lo siguiente:
Hay
veintidós mercaderes al presente que tienen tiendas públicas de ropa y mercadurías de
España, de China y de la tierra, y hacen sus empleos en la Ciudad de México por sus
factores y ninguno de `éstos trata en Castilla ... hay otros
viandantes a fuer de gitanos que acá llaman mercachifles:
éstos traen cajuelas de mercancías menudas de poco valor que corren todo el reino
vendiéndolas (Martínez, 1987).[9]
El comercio existente durante el siglo XVII en la ciudad, se presentó como tiendas
generales de abarrotes, ubicadas en el centro de la ciudad, y que vendían principalmente
telas y mercancías provenientes del viejo mundo. Para el abastecimiento de productos
básicos se contaba con los días de plaza mercado[10],
donde se vendían productos locales, principalmente agrícolas, en puestos ambulantes y en
muchos casos eran los propios productores eran quienes los ofrecían a la población y
solo se instalaban dos o tres veces a la semana. Este comportamiento fue resultado de las
grandes distancias a recorrer entre las ciudades más importantes de esta época, para el
abastecimiento de los productos básicos y de productos de lujo, agravado por las
condiciones de las vías de comunicación, sobre todo en la temporada de lluvia que los
hacia muy difíciles de transitar, y en algunas la existencia de salteadores y bandidos lo
que los hacia inseguros.
En 1795 inicio funciones el Gran Consulado de Guadalajara[11]
que ofreció el control del comercio en la Intendencia de Guadalajara, pero principalmente
permitió cierta independencia respecto de la ciudad de México. La mejora de caminos
contribuyó a un mayor intercambio comercial, a la apertura de un servicio regular de
diligencias, y a la suspensión del pago de alcabalas a los productos intercambiados
durante la feria de San Juan de los Lagos, la más importante de esa época. Además, a
finales del siglo se logra la apertura del puesto de San Blas[12]
que permitió el intercambio más directo de productos con las colonias de oriente como
Filipinas, así como de la Nao de la China.
INDEPENDENCIA
A principios del siglo XIX la zona occidente de México aparentaba vivir en paz,
con la calma propia de los pueblos de provincia, donde los cambios no eran frecuentes y
los grandes acontecimientos eran solo los religiosos o el cambio de gobernadores y
alcaldes. Sin embargo el movimiento de Independencia de la Nueva España, que comenzó el
16 de septiembre de 1810 con el levantamiento del Cura Hidalgo en el pueblo de Dolores
(hoy estado de Guanajuato), se extendió por el centro del país rápidamente. Este movimiento
afectó a todo el territorio nacional, y fue un factor favorable dentro del comercio para
algunas regiones, como la región Occidente, pues se declararon nulas
las alcabalas, y el control de los productos por parte de la corona.
Después de una campaña exitosa que llevo a los insurrectos a las afueras de la
ciudad de México, principalmente después del triunfo en el cerro de las cruces, Hidalgo
ordena el retiro hacia Toluca y tiene su primera derrota en Aculco,
estado de México. Mientras tanto toda la provincia de Guadalajara había sido sometida
por los insurgentes, donde destaca gente como el "Amo" Torres, por lo que las
tropas rebeldes después de una breve estancia en Valladolid, se trasladaron a
Guadalajara, donde fueron recibidos el 26 de noviembre. En esta Hidalgo dispuso de tiempo
para reorganizarse y forma un gobierno que expidió varios decretos como la abolición de
la esclavitud, la legitimación de las tierras indígenas, y la desaparición de los
estancos y tributos, además de entablar relaciones con Estados Unidos.
Por otro lado la lucha armada encabezada por Morelos desde 1812, sé desarrollo
sobre todo en los estado de Guerrero, Michoacán, Morelos y Puebla, lo que obligo al
cierre del puerto de Acapulco, beneficiando a San Blas como nuevo punto comercial, que
ofrecía seguridad a los comerciantes, pero principalmente que los españoles mantuvieran
el control de las importaciones y exportaciones, pues la Intendencia de Guadalajara se
mantenía todavía bajo su control. Esta ventaja termina en 1815, con la caída del
Insurgente, sin embargo las relaciones comerciales internacionales logradas se mantuvieron
durante mucho tiempo y beneficiaron el panorama comercial de la ciudad.
Las relaciones comerciales establecidas con el extranjero también abrieron
contactos que los siguientes años serian determinantes, pues se comenzaron a intercambiar
mercancías prohibidas por la corona como algodón de Centroamérica, frutas tropicales y
sedas de oriente, entre otros que se requerían para abastecer las necesidades de la
población y que por causa de la insurrección no era fácil que llegaran por las vías
anteriores. El 13 de junio de 1821 en san Pedro Tlaquepaque
los generales Pedro Celestino negrete y Antonio González Ulloa proclamaron la
Independencia, lo que trajo un breve periodo de paz a la ciudad, cuya población había
aumentado durante esos años por los migrantes que se habían
asentado en ella en busca de refugio.
MEXICO INDEPENDIENTE: 1821-1910.
Con el fin de la guerra volvió una aparente calma a la región, aunque otros problemas comenzaron, como el reclamo de terrenos de propiedad indígena por mestizos, como Juan Antonio Andrade, dueño de la Hacienda de Mojarras[13]. A pesar de los continuos enfrentamientos entre liberales y conservadores, se vivía una relativa paz en el occidente de México, lo que permitió el florecimiento del comercio por lo que el camino de Huentitán, y el cruce en el paso de Arcediano comenzaron a recibir tránsito, sobre todo arrieros y comerciantes; a partir de la mitad del siglo pasado.
Este camino, conocido como de Herradura por permitir el paso de animales de carga como caballos, mulas y burros[14], comenzaba en la garita de Buenavista[15], y cruzaba el puente de Piedras Negras[16] para llegar a Huentitán, bajar hacia Arcediano y llegar al Río el cual cruzaban por medio de balsas, tanto por el mismo Paso de Arcediano como por el de Ibarra, subiendo, hacia la Hacienda de San Marcelo[17], que funcionaba como posada, y de ahí a Mascuala y Trejos.
En centro de Guadalajara comenzó a caracterizarse por los portales en
donde existían una gran cantidad y variedad de comercios, establecimientos dentro de las
casas, donde se instalaba en la parte inferior la tienda y en su caso el
taller. Se expedían productos importados como los productos de lujo de gran calidad:
vajillas, joyeria y telas entre otros, los productos
provenientes del extranjero, que eran adquiridos a través del puerto de San Blas, que
durante este periodo fue el primer centro de abastecimiento en el occidente del país. Las
plazas de mercado eran lugares donde se comercializaban los productos básicos
perecederos, pero estaban en condiciones insalubres, ya que los proveedores exhibían sus
productos en el suelo, no había un orden de mercancías, además de que se vendían
también animales en pie, o que ahí mismo eran matados y destazados.
Los cambios continuaron en Guadalajara durante los primeros años del México independiente, pues el medio rural logra una fácil recuperación por lo que expulsa población de manera continua, por lo que la población local pasa de 46,804 a 60,000 personas en la tercera década del siglo XIX. A pesar de la inestabilidad política y los continuos levantamientos, el comercio manejaba una gran cantidad de mercancías, desde locales hasta importadas, principalmente en la zona de los portales, donde se vendía desde sedería hasta vinos, desde semillas hasta aperos de labranza.
Este auge no estuvo exento de problemas, como los requisitos aduanales para
movilizar las mercancías, las alcabalas y los impuestos propios de una actividad
económica; la anarquía en los precios y las cambiantes limitaciones fiscales que cada
forma de gobierno imponía, el mal estado y la inseguridad de los caminos, aunado al
contrabando que se presentaba. Todo ello amparado por la falta de continuidad en el
gobierno federal que repercutía en el ámbito estatal y local, permitiendo una larga liga
de corrupción y fraudes, así como la Guerra con Texas y la invasión norteamericana.
Durante este periodo no existió un órgano que agrupara a los comerciantes, pues
desde 1824 había desaparecido el consulado, por lo que crearon una Junta de Fomento del
Comercio, que fue autorizada para funcionar el 1º. de enero de
1842. Este tuvo la función de reparar los caminos que comunicaban a Guadalajara,
principalmente el de Tepic, punto de paso de los puertos de San Blas, Mazatlán y Guaymas. Sin embargo, en 1847 fue abolido por el Congreso estatal,
después de que en 1845 quiso intervenir en el manejo del dinero de la Junta, pero los
comerciantes se negaron.
El nuevo Congreso de 1848, autoriza su restablecimiento y sé amplio a la existencia de una Junta en cada localidad con may de 15,000 habitantes. En 1851, la Junta logra una de sus mayores metas, mejorar el camino a San Blas y hacerlo seguro, lo que permitió contar con un servicio regular de diligencias entre ambas poblaciones, en tan solo dos días. Además, de que sé amplio el comercio exterior países como Inglaterra, Francia y Estados Unidos.
Durante la dictadura de Santa Anna, en 1852, el
comercio sufre un duro golpe al restringirse el libre tránsito a la ciudad de México, ya
que había que solicitar un pasaporte para cruzar el Río Grande por Tololotlán
y el Paso de Arcediano, así como el Lerma por La Barca, previa información de los
motivos del viaje y pago de un impuesto. En Jalisco las principales vías de comunicación
a mediados de Siglo XIX eran:
¾ El Camino Real de Colima, ruta a Manzanillo que pasaba por Sayula, Zapotlán, Tonila y Colima.
¾ La ruta México-San Blas[18], que pasaba por Querétaro, Aguascalientes, Lagos de Moreno, San Juan de los Lagos, Guadalajara, Tequila, Ixtlán del Río y Ahuacatlán.
¾ El Camino a México también se podía realizar por Morelia o por La Barca. El de Morelia, pasaba por Jiquilpan, cruzaba el Estado de Michoacán y entraba por Toluca. La otra ruta pasaba por Ocotlán, La Barca, La Piedad, Irapuato, Celaya, Querétaro y México, cruzando el Santiago por el Puente de Tololotlán[19].
¾ El Camino Real de Zacatecas[20]. Tenia 2 caminos el que cruzaba el Río Santiago por Ixcatán, subía a Ixtlahuacán del Río, y otro usando el camino de Huentitán utilizando los Pasos de Arcediano e Ibarra, pasaba por la Hacienda de Mascuala y de ahí a Ixtlahuacán. De ahí hasta Juchipila y Zacatecas.
¾ El Camino de Zacatecas[21], conocido así por ser de menor uso, salía de Guadalajara hacia Zapopan y San Cristóbal de la Barranca, donde el Santiago era atravesado, y de ahí a El Teúl, Colotlán, Jerez y Zacatecas.
Existían también caminos secundarios, o de menor importancia que se unían a estos como el de Autlán, Arandas, Chapala y Tamazula.
A mediados del siglo se proyectó realizar un canal a través del Río de Tololotlán, es decir del Santiago que uniera el Lago de
Chapala con el puerto de San Blas, en el todavía Cantón de Nayarit,
para realizar de manera más rápida y eficiente la entrada y salida de mercancías hacía
Asia concentrándolas en Guadalajara. Esta propuesta de Don Julio Vallarta y Don Pedro Tamés, marcaba como inicio de la ruta Poncitlán,
pero pasaría por los pueblos de San Miguel, Atotonilquillo, Atequiza, El Salto, Tololotlán e Ixcatán, entre otros, además, uniendo el camino a Zacatecas, con
la opción de hacer un canal por el Río Verde.
Sin embargo las guerras internas no permitieron que el proyecto, como muchos otros,
se realizara pues los cambios continuos de gobierno aunado a la instabilidad civil,
frenaron el desarrollo de la región, principalmente durante la Guerra de Reforma y la
Intervención Francesa donde Jalisco se convirtió en un verdadero campo de batalla por la
importancia de la zona.
Sin embargo y a pesar de que los levantamientos eran continuos existía un desarrollo comercial en la ciudad llegando a registrarse, según el censo levantado por Longinos Banda en 1856, de 28 giros diferentes, 729 establecimientos, la mayoría de grandes dimensiones y localizadas en el centro de la ciudad, y que por su diversidad atendían las necesidades diarias de la población, además abastecer a las Haciendas vecinas, ya que se vendía desde instrumentos de labranza hasta semillas, así como apoyaban con la venta de materia prima, así como con la compra de los productos de la incipientes industria que se ubicaba en la ciudad.
EL PORFIRIATO.
Desde el ascenso al poder del General Porfirio Díaz en 1880 y hasta su derrocamiento en 1910, se vivió una época de apoyo al crecimiento industrial en aras de generar el progreso del país. Para lograrlo se mantuvo un paz forzada, así como una política de apoyo al capital y a los inversores a través de un sistema de explotación de la clase trabajadora. Sin embargo, no todo fue negativo de las acciones del gobierno durante este periodo, puesto que se desarrollo un sistema de comunicaciones basados en el ferrocarril y el telégrafo, se mejoro la planta industrial, y el sistema de haciendas permitía la comercialización productos agropecuarios en el extranjero.
Durante el porfiriato se dio un fuerte apoyo a la
inversión nacional y extranjera en cuanto a industria se refiere, por lo que desde fines
del siglo XIX, se comienza a aprovechar la corriente de los río con fines industriales,
ya existía la fábrica de El Batán, que utilizaba las aguas del San Juan de Dios, pero
con la aparición de la electricidad como fuente de energía, principalmente para la
industria, se inicia la instalación de una serie de plantas generadoras de esta en
diferentes puntos.
Para aprovechar la fuerte caída de "El Salto del Juanacatlán"[22], se construye una planta generadora de energía desde 1885. Para 1893, producía tal cantidad de electricidad que Guadalajara logra tener una instalación que cubría las necesidades de toda la población. Así, la Hidroeléctrica de Juanacatlán, propiedad de la Compañía de Luz y Fuerza Motriz Eléctrica de Guadalajara, es la primera en dar servicio al público. En 1897 se instala sobre la cuenca de Santiago en el Rancho de los Guzmanez o El Refugio, municipio de Zapopan, una nueva generadora de energía eléctrica con capacidad de procesar 10,000 l/s. Además el Río San Juan de Dios es aprovechado para generar la energía que mueve las máquinas de las textileras de Atemajac, El Batán y La Experiencia.
COMERCIO.
Este periodo no fue tan pacífico como pensamos ya que las pugnas entre el gobierno Federal y el Estatal se dejaron sentir, primero con la imposición como Gobernador de Francisco Tolentino, y después cuando por orden del Presidente Manuel González es segregado el 7o Cantón de Jalisco, pasando a ser el territorio Federal de Tepic (hoy estado de Nayarit), lo que provoco agitación social. A pesar de ello la ciudad siguió creciendo y las esperanzas de un desarrollo económico se basaron en la construcción de una vía de ferrocarril, él más moderno sistema de transporte de la época e identidad del progreso porfiriano, que uniera a Guadalajara con el resto del país, pues en 1880 se concede a la Compañía del Ferrocarril Central Mexicano el permiso de construcción de la línea México Paso del Norte, con un ramal al Océano Pacifico, que pasara por Guadalajara.
Esto pone de manifiesto que el comercio fue el motor del desarrollo de las
comunicaciones, por la necesidad de trasladar bienes y personas de un lugar a otro, por lo
que se dio un gran apoyo a este sector a través del crecimiento de las líneas del
ferrocarril y de los telégrafos, sin embargo el cruce de la barranca limitó el
establecimiento de los mismos en el occidente del país. Para llegar al centro y nordeste
México era necesario cruzar la barranca del Santiago. Sus cruces más importantes eran
Puente Grande, antes Tololotlán; Ixcatán,
lugar por donde pasaba el Camino Real, desde la colonia; el Paso de Ibarra, que se
encontraba en la parte inferior de la Hacienda de Portillo; San Cristóbal de la Barranca
y el de Paso de Arcediano al final del camino de herradura.
Sin embargo esto cambió con la aparición del ferrocarril, que a finales del siglo
XIX se estableció en México, el medio de transporte más moderno de esa época, pues
acorto los tiempos de transporte de personas y mercancías. Guadalajara no fue la
excepción y entablo conexión con el centro del país, así como con la ciudad de México
y Veracruz, logró con esto ofertar una diversidad de productos que aumentarían las
desigualdades económicas dentro de la región, en cuanto al mercado dotó de productos
diversificados a la población, provenientes del viejo mundo. El ferrocarril llega a
Guadalajara el 15 de mayo de 1888, proveniente de México inaugurando así la ruta.
A pesar de los largos años de guerra, el número de establecimiento comerciales
era considerable, y de muy variados giros: almacenes, boticas, tiendas de abarrotes, de
ropa, utensilios de cocina, librerías, mueblerías, y relojerías entre otros, es decir
muchas tiendas de diversos efectos, ubicados en los mercados, los portales, incluidas las
conocidas como alacenas: y locales mayores. Un elemento que favoreció en gran medida al
comercio, fue la desaparición de las alcabalas durante la gubernatura
del Gral. Ramón Corona, en octubre de 1887.
Dos
situaciones, la diversidad y la llegada del ferrocarril, obliga a los comerciantes a
organizarse pues se abrían nuevas posibilidades para su actividad, pero también
existían nuevos riesgos, pues comenzaban a llegar comerciantes extranjeros a instalarse a
la ciudad, así el 20 de junio de 1888 se funda la Cámara de Comercio de Guadalajara, lo
que permitió que participaran en una gran cantidad de Ferias Internaciones que el fin de
siglo propicio, pero también que para 1901, ya se contaran en la ciudad 2,958 comercios,
de diferentes giros y tamaños, que iban desde los pequeños comercios de barrio hasta las
recién importadas tiendas departamentales, representadas por negocios tales
como Fábricas de Francia, El Nuevo Mundo y El Nuevo
Paris.
Este nuevo modelo que apareció en Europa a finales del siglo XIX, y fue traído a
México, por los franceses, que durante el Porfiriato fueron
bien recibidos en el país, pues la élite nacional, admiraba
y tenía como modelo a seguir a la sociedad francesa. Primero se abrió este modelo en la
ciudad de México, cuyo mejor ejemplo la sociedad denominada Fábricas de
Francia que buscando una mayor amplitud y una imagen más propia mando un construir
un moderno edificio en el centro de la ciudad, que siguiendo los patrones
arquitectónicos, de la época se armo una base a partir de viguetas lo que aunado a su
gran tamaño favoreció el que la población lo bautizara con el nombre del Palacio
de Hierro, por ello en su apertura fue llamado de esa manera. Esta decisión
propicia un rompimiento entre socios, lo que deseaban mantener el nombre original, dada
una serie de negociaciones se trasladan a Guadalajara, donde implantaron la primera tienda
departamental de la región con el nombre original.
Estas tiendas organizaron caravanas de mulas que recorrían el propio Jalisco y los estado circunvecinos, llevando desde agujas hasta elementos de cocina, de origen extranjero, cubriendo asó un amplio mercado, incluyendo productos importados de gran lujo, principalmente franceses, pues las familias adineradas los compraban como parte de su estilo de vida. Por ello a finales del siglo XIX y entrado el XX, el cruce de la Barranca adquirió gran importancia con el fin de comunicar los centros de población situados más allá, con la ciudad capital del estado, principalmente para el comercio.
Los moradores de Ixtlahuacán del Río, Cuquío, Yahualica, Mexticacán y aún Teocaltiche y Nochistlán, mantenían un fuerte comercio con Guadalajara, especialmente de productos agropecuarios. Por ello, a iniciativa de Marcelo Alatorre y Francisco Arroyo Alcaraz, en 1893, se inició la construcción sobre el Río Santiago en el fondo de la barranca, del puente de Arcediano, paso obligado o puerta de acceso a Guadalajara. Su uso quedo especificado como para peatones, jinetes y bestias de carga. El Río Santiago era navegado por los habitantes de la ribera. En la zona de Ocotlán se construyó un canal en 1906, para llegar hasta el Río Zula, por donde se podía llegar hasta Atequiza.
Además, de la Hacienda de Portillo, en el Municipio de Guadalajara, hacia la Hacienda de San Marcelo, en el de Ixtlahuacán, existió un cable de carga con canastilla movido por un motor de vapor que permitía pasar mercancías sin necesidad de bajar hasta el río[23]. Entre otras cosas se trasladaba leña carbón y madera para construcción a Guadalajara desde de Ixtlahuacán. Dejó de funcionar con el inicio de la Revolución.
Así mismo, durante este periodo comienzan a circular periódicos y revistas de manera regular en los cuales se incluyen anuncio de diferentes negocios, principalmente aquellos cuyos dueños eran de ascendencia extranjera, comenzando con ello la publicidad enfocada al comercio. Sin embargo, la principal característica de esta actividad económica siguió siendo la pequeña empresa familiar, lo que daba pie a la existencia de una gran cantidad de misceláneas y tendejones que cubrían la demanda diaria de los vecinos, y la cual persiste hasta nuestros días. Por lo que no es raro que en el Censo General de la Republica, levantado el 20 de Octubre de 1895 en Jalisco aparecieran vinculados a esta actividad 20,420 personas, entre comerciantes fijos, ambulantes, empleados y comisionistas, que permitían que en Guadalajara se abasteciera de todo tipo de productos, desde material para la construcción hasta camisas de seda, de maquinaria y herramientas para la industria hasta diversos artículos para el hogar.
En las vísperas de la Revolución los comerciantes de Guadalajara aceptaron que el ferrocarril lejos de beneficiar su actividad en esta ciudad, la había afectado pues algunas poblaciones intermedias que antes se abastecían aquí, prefirieron abastecerse directamente en la ciudad de México, perdiendo así influencia territorial en el centro del país, pero al permitir un movimiento mas fluido de mercancías enfoco sus nuevos mercados hacia el noroeste, donde el proceso de creación del ferrocarril todavía era lento, pero cuyas actividades básicamente agrícolas y mineras exigían una gran cantidad de mercancías manufacturadas para satisfacer sus necesidades, por ello se consideraba que el tendido de vías mas necesario era para cubrir la zona noroeste hasta la frontera cubriendo los estados de Nayarit, Sinaloa y Sonora.
En 1900, es habilitado como puerto Manzanillo, Colima, ya que el tradicional puerto de San Blas ya no era funcional, por lo que se solicito se realizara un tendido de vías hacia esa zona, o que permitiría mantener y mejorar el intercambio mercantil con el extranjero, desde Guadalajara. Sin embargo, desde tiempo atrás Jalisco buscaba tener un nuevo puerto[24], por lo que el 26 de octubre de 1889 El señor Carlos Esteva obtiene la concesión de construir la ruta de ferrocarril Aguascalientes - Chamela en la costa sur del Estado, uniendo en un sentido este o este a la entidad. La vía Guadalajara - Manzanillo se inauguró el 12 de diciembre de 1908, el Ferrocarril del Pacífico detuvo sus obras por los levantamientos en el norte y la vía Chamela nunca se construyó.
Otro proyecto de comunicación promovido por los más prominentes comerciantes
locales fue el de la construcción de un canal navegable de Yurecuaro,
Michoacán a Juanacatlan, y prolongarlo hasta Salamanca,
Guanajuato y Guadalajara, aprovechando los cauces del sistema Lerma-Chapala-Santiago, por
lo que en 1890 se firmó un convenio entre el gobierno federal y estatal para realizarlo,
y en el se utilizarían barcos de vapor, y debía ser terminado en un plazo de 2 años. pero una serie de contratiempos y problemas de administración
pública no permitieron la realización de dicho proyecto.
Guadalajara, a finales de la Época Porfiriana era una ciudad moderna con varios medios de comunicación, como el Telégrafo que se instalo por primera vez en 1868, pero que para 1910 ya enviaba y recibía mensajes de todas partes del mundo. El teléfono llega en 1884, y tuvo una rápida aceptación pues para 1900 se tenían 2, 087 kilómetros en líneas uniendo a varias poblaciones y haciendas importantes del estado con esta capital. El correo desde 1893 promovió giros nacionales e internacionales a países como Estados Unidos, España, Guatemala y Cuba. Para facilitar el transporte de personas y mercancías en la zona urbana y poblaciones aledañas se puso en funcionamiento el sistema de tranvías eléctricos en 1907, aunque ya existían los denominados tranvías de mulitas beneficiando al comercio local, sobre todo al de la zona centro de la ciudad, pues todas las rutas convergían en él.
CONCLUSIONES.
Con esto queda demostrada la vocación comercial de Guadalajara, por lo que su localización y su facilidad de acceso marcaron su futuro como ciudad mercantil, y para el siglo XX de servicios, quedando así configurado su aspecto territorial enmarcado pro el desarrollo comercial y como polo de atracción de las localidades rurales de expulsión de población durante los procesos de crisis agropecuarias. Guadalajara, su población y su entorno son resultado de esta vocación y de su tradición.
BIBLIOGRAFIA:
Ø Cabrales B., L. Felipe (Comp) ESPACIO URBANO, CAMBIO SOCIAL Y GEOGRAFÍA APLICADA. U. de G. 1993
Ø Presencia de los religiosos Franciscanos en Jalisco, en "EL INFORMADOR". Págs. 1-B y 3-B. Domingo 26 de julio de 1998
Ø Gallo Pérez, Celia G. UNA VISIÓN DE LA GUADALAJARA DE FINES DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL ACTUAL. UNED. 1986
Ø Ibarra, Antonio de Jesús. La Nueva Galicia: Compendio de la Descripción de la Nueva Galicia de Domingo Lázaro de Arregui. (Parte I y II) Ayuntamiento de Guadalajara, 1984.
Ø Iguiniz, Juan B. GUADALAJARA A TRAVES DE LOS TIEMPOS. RELATOS Y ESCRITORES DESDE EL SIGLO XVI HASTA NUESTROS DIAS. 1857.
Ø López Portillo y Weber, José. LA CONQUISTA DE NUEVA GALICIA. Talleres Gráficos de la Nación. 1935.
Ø Macías H., Juana Elena. REVOLUCION Y REVOLUCIONARIOS EN JALISCO. Departamento de Educación Pública. Serie Biografías y Monografías. 1985.
Ø Martinez R. Fernando. LOS TAPATIOS, UN MODO DE VIVIR. Ayto. de Guadalajara, 1987
Ø Mata Torres, Ramón. PRIMER CURSO DE INFORMACIÓN SOBRE GUADALAJARA. Guadalajara, Jal. 1980.
Ø Meyer, Jean, ESPERANDO A LOZADA. Ed. Hexágono, 1989
Ø Muriá, José Ma. EL TERRITORIO DE JALISCO. Ed. Hexágono, 1995.
Ø Muriá, José Ma. (et. al.) LA INDEPENDENCIA EN LA NUEVA GALICIA. DEP, Jalisco, serie Biografías y Monografías, 1986.
Ø Páez Brotchie, Luis. GUADALAJARA, JALISCO, MEXICO. SU CRECIMIENTO Y NOMENCLATURA DURANTE LA EPOCA COLONIAL 1542-1821. Ed. H. Ayto. Constitucional de Guadalajara, 1951
Ø Páez Brotchie, Luis. GUADALAJARA, CAPITALINA Y SU IV CENTENARIO. Ed. H. Ayto. Constitucional de Guadalajara, 1961.
Ø Pérez Verdía, Luis. HISTORIA PARTICULAR DEL ESTADO DE JALISCO. 1876.
Ø Razo Zaragoza, José Luis. CONFINES Y TERRITORIOS DEL NUEVO REINO DE GALICIA. Ed. Particular. Guadalajara, Jal. 1983
Ø Riviere DArc, Helene. La Función Comercial de Guadalajara. en CONTROVERSIA, Tomo 1. año1, febrero abril de 1977, CRISE, Guadalajara, Pp. 90-101.
Ø SÍNTESIS HISTORICA DE TONALÁ. Gobierno del Estado. 1998. Internet
Ø Watanabe G, Enrique. EL COMERCIO TAPATIO. Ed. Agata. Guadalajara, 1998.
[1]
Profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Guadalajara
[2] En la actualidad es parte
del estado de Zacatecas, agregando el nombre de González Ortega.
[3]
Este último era un centro religioso indígena
[4]
En este punto fue donde se localizaron los cimientos en el año de 1960
[5] Para
mayores datos revisar la Crónica Miscelánea del Padre Tello o en Mata Torres, Ramón. PRIMER CURSO DE INFORMACIÓN SOBRE GUADALAJARA.
Guadalajara, Jal., 1980.
[6]
Nuño de Guzmán se encontraba en España, de donde nunca volvería, defendiendo su causa,
y de las acusaciones que fue objeto por los abusos cometidos durante la Conquista, en
nombre del Rey.
[7] Elementos
utilizados en la producción de los metales preciosos, como el oro y la plata, tan
importantes durante este periodo.
[8]
Estas asignaciones fueron entregadas mediante cédulas reales
[9]
Descripción
Geográficas de los
Reinos de la Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León de Don Alonso de la Mota Padilla.
Obra citada por MARTINEZ R., Fernando, Los Tapatíos, Un modo de Vivir. Ayto. de Guadalajara, 1987. P. 67
[10] Hoy en
día equivaldría a los tianguis clásicos donde se ofrecen productos como fruta, verdura,
carne, lácteos y productos básicos para la vida diaria.
[11]
Institución que actuaba como tribunal mercantil, ejercía control sobre las importaciones
y exportaciones fijando los impuestos a pagar, cobraba el peaje de mercancías y con el
dinero obtenido debía fomentar obras de comunicación para facilitar el transporte de las
mercancías.
[12]
Hoy parte
del estado de Nayarit, que en esa época era parte de la
Intendencia de Guadalajara
[13] En el
Cantón de Tepic, cerca de Paso de Alica.
[14]
Principalmente los dos últimos por tener más capacidad de paso en áreas escarpadas
[15] Hoy El Zalate
[16]
Posiblemente ésta se encontraba sobre el Arroyo de San Andrés, cerca de lo que
actualmente es el cruce de la Avenida Plutarco Elías Calles y José María Iglesias,
sobre la calle de Rancho Grande. Este punto es él más bajo de la zona, por lo que ahí
se instaló en 1990 el Colector Oriente.
[17] Municipio
de Ixtlahuacán
[18] Habilitado
desde la Colonia pero mejorada durante la Independencia, al adquirir mayor importancia San
Blas (Nayarit), por estar Acapulco y Manzanillo en poder de
las tropas Insurgentes.
[19] Aunque ya
se conocía como Puente Grande, pues la existencia de éste dio origen a la localidad
[20] Este
camino a principios de la colonia fue parte de la Ruta de la Plata, pero debido a lo
peligroso del cruce de la Barranca, se buscó otra ruta, que uniera a Zacatecas con otras
zonas de producción de Plata como Guanajuato.
[21]
Este camino actualmente es la carretera que comunica a Guadalajara con su zona norte y una
ruta alterna para llegar a Zacatecas.
[22]
Por lo caudaloso del río, su amplitud y la impresionante caída de agua que tenía fue
denominado el "Niágara de México".
[23] Hoy en día solo quedan como vestigios de su existencia bardas de adobe, y cortes en la roca, que permitían su instalación y manipulación, en lo que son los terrenos del Zoológico.
[24] Cabe recordar que San Blas
era ahora parte del Territorio Federal de Tepic, que había sido segregado de Jalisco y
que seria considerado estado en la constitución de 1917.