Sincronía Verano 2007


LAS MIGRACIONES Y LAS RELACIONES NORTE- SUR DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIOLOGICA

REMEDIOS MARTÍNEZ VERDÚ

UNIVERSIDAD DE ALICANTE


RESUMEN: La economía internacional está experimentando un proceso de reestructuración, las transformaciones fundamentales están tomando forma en la estructura del sistema capitalista y sus instituciones. El aumento histórico de la migración internacional durante los últimos cincuenta años ha afectado a comunidades de todo el mundo en los niveles macro y micro. Sin embargo, a pesar de las numerosas hipótesis que han emergido durante las décadas pasadas para identificar las causas de la raíz de la migración ninguna gran teoría unificada de la migración ha emergido debido a la complejidad del problema.

ABSTRACT: The international economy is undergoing a process of restructuring; fundamental transformations are taking shape in both the structure of the capitalist system and its institutional, regulatory counterparts. The historic upsurge in international migration during the past fifty years has affected communities around the world at both the macro and micro levels. However, despite the numerous hypotheses that have emerged during the last decades to identify the root causes of migration, no unified grand theory of migration has emerged because of the complexity of the problem.

Palabras clave: migraciones, globalización, neoliberalismo, estado del bienestar, economía

Key words: migrations, globalization, neoliberalism ,welfare state, economy

 

 

 

I..INTRODUCCION

En nuestros días, las migraciones transfronterizas se han situado en el centro de la atención pública de numerosas sociedades, constituyendo un asunto de alta prioridad para gobiernos y organismos internacionales. Despiertan un extraordinario interés en el ámbito académico y científico en general. Las políticas públicas que intentan, generalmente con fortuna limitada, gestionar los flujos migratorios y sus consecuencias e implicaciones nunca han sido tan abundantes. Aunque las migraciones actuales no sean las mayores de la historia en ningún tiempo pasado han alcanzado significación y relevancia comparables.

Los grandes movimientos de población a través del espacio geográfico han sido una constante en la historia de la humanidad, sin embargo las causas de los desplazamientos, así como sus características y consecuencias, han sido muy variadas a lo largo de la historia, generando cada época sus propios tipos migratorios (Blanco, 2000).

La creciente economía global que se está produciendo a nivel mundial, está conllevando una serie de cambios sociales, políticos y económicos entorno a los países ricos y los países pobres, generando un nuevo tipo de migración que Blanco ha llegado a llamar migraciones contemporáneas. Actualmente, el fenómeno más importante a nivel mundial es la globalización, un proceso que es casi exclusivamente económico y que proporciona libertad total de movimiento para capitales y mercancías, pero que opone barreras y restricciones estrictas a los flujos de personas. Para el profesor Massimo Livi Bacci , « las desigualdades económicas son uno de los elementos que han provocado un crecimiento de las fuerzas que empujan a la migración, pero estas fuerzas chocan a su vez con las fuerzas de las barreras policiales ».En ese sentido, Thoraya Obaid , directora ejecutiva de la UNFPA, señaló que « la globalización dirige la inmigración, ya que fuerza a las personas a emigrar », sin embargo éstas se enfrentan a estados que controlan más las migraciones que el mercado.

A la hora de estudiar el fenómeno de la inmigración no encontramos una definición operativa que nos permita diferenciar claramente que movimientos de población pertenecen a esta categoría y cuáles se escapan de ella. Existen sobre la migración diferentes definiciones. Una de ellas la considera como cualquier cambio permanente de residencia que implique la interrupción de las actividades en un lugar y su reorganización en otro. La población se desplaza en el espacio por motivos diferentes, la mayoría de activos van diariamente de casa al trabajo; en los países industrializados son cada vez más quienes realizan desplazamientos los fines de semana o durante las vacaciones.

La medición real de la migración resulta difícil debido a su complejidad: puede o no producirse, puede o no repetirse, puede retornarse al punto de partida, puede afectar a individuos aislados, a familias o a pueblos enteros, cruzar o no líneas de demarcación política. La misma definición es dudosa respecto a qué se entiende por residencia o por permanente. Todos los desplazamientos forman parte de la movilidad espacial de la población en un estudio geográfico, pero no todos son considerados como migraciones.

 

 

La UNESCO, define las migraciones como los desplazamientos de la población de una delimitación geográfica a otra por un espacio de tiempo considerable e indefinido. Sin embargo, esta definición es bastante ambigua, ya que no determina cuál es la delimitación geográfica a traspasar para que el desplazamiento sea considerado migración, como tampoco especifica la duración del desplazamiento que confiere a este carácter, ya que no todos los movimientos geográficos de población deben ser considerados migraciones (Blanco, 2000).

Blanco (2000), considera migraciones a los movimientos que supongan para el sujeto un cambio de entorno político-administrativo, social y/o cultural relativamente duradero; o, de otro modo, cualquier cambio permanente de residencia que implique la interrupción de actividades en un lugar y su reorganización en otro. Frente a esto, se afirma que no son considerados migraciones los desplazamientos turísticos, los viajes de negocios o de estudios, por su transitoriedad y no implicación de reorganización vital, o los cambios de residencia dentro del mismo municipio, por no suponer un cambio de entorno político-administrativo y no derivarse necesariamente de él la interrupción de actividades previas.

El fenómeno migratorio abarca tres subprocesos, analíticamente diferenciables: la emigración, la inmigración y el retorno; y en el se ven implicados tres tipos de sujetos: la sociedad de origen o emisora, la sociedad de destino o receptora y los propios inmigrantes.

Los movimientos migratorios, son un fenómeno multidimensional, que nos indica la existencia de diversos criterios para establecer distintos tipos de movimientos. Por ello la utilización de un solo criterio daría lugar a tipologías parciales. Blanco (2000), distingue tres tipos de redes migratorias, las premodernas, modernas y contemporáneas.

Las migraciones premodernas, que son previas a 1850, son desplazamientos forzados, bien por condiciones adversas del hábitat, bien como resultado de invasiones, conquistas, colonizaciones y expulsiones colectivas.

Las migraciones modernas, ocurridas entre 1850-1973, que es la consecuencia de un proceso de consolidación del desarrollo de una parte del planeta, se pueden observar dos subprocesos migratorios: uno coincidente con los inicios de la industrialización (1850-1920) y otro con la consolidación económica y política del mundo occidental tras la segunda guerra mundial.

Las migraciones contemporáneas que son las que han consolidado nuevas pautas migratorias internacionales contribuyendo a que los movimientos migratorios asuman un nivel de globalización nunca conocido en la historia. Los movimientos han experimentado una gran extensión tanto en lo que se refiere a volumen de flujos como a la ampliación de redes migratorias, incorporándose nuevos países emisores y receptores, así como a la diversificación de los tipos y formas de migrar

La cuestión que en los momentos actuales plantea el fenómeno de la inmigración, desde una visión socio-crítica, evidencia la desigualdad estructural de un mundo globalizado donde predomina un nuevo racismo basado no en la razas sino en las culturas y que predica, bajo pretexto de la defensa de la diversidad cultural, la segregación sistemática de los diferentes (Baker 1981); pero no de todos los «diferentes» o «extranjeros», sino de los llamados «inmigrantes» que pertenecen a culturas no europeas y procedente los países menos adelantados. La integración de los trabajadores inmigrantes y sus familias en el entorno social de los Estados receptores sin perder su identidad cultural es uno de los problemas objeto del debate internacional.

II MIGRACIONES Y REDES MIGRATORIAS.

En el estudio de las migraciones contemporáneas la atención central se presta a las redes migratorias. Como es bien sabido, se trata de un concepto que tiene una larga tradición tras de sí, tradición que se remonta nada menos que a Znaniecki. Si algo novedoso hay en él es el papel central que desempeña en la investigación y explicación contemporáneas de las migraciones. El concepto es tan conocido que no precisa de mucha exposición. Las redes migratorias pueden definirse como conjuntos de relaciones interpersonales que vinculan a los inmigrantes, a emigrantes retornados o a candidatos a la emigración con parientes, amigos o compatriotas, ya sea en el país de origen o en el de destino. Las redes transmiten información, proporcionan ayuda económica o alojamiento y prestan apoyo a los migrantes de distintas formas. De esta manera facilitan la migración al reducir sus costos y la incertidumbre que frecuentemente la acompaña (Massey et al., 1998).

Las redes migratorias pueden ser vistas como una forma de capital social, en la medida en que se trata de relaciones sociales que permiten el acceso a otros bienes de importancia económica, tales como el empleo o mejores salarios. Este punto de vista fue sugerido, por primera vez, por Douglas Massey (Massey et al., 1987), recurriendo a la teoría del capital social, asociada con nombres tan destacados como James Coleman y Pierre Bourdieu. Asimismo, en este amplio marco pueden tener cabida, como se ha señalado, otras instituciones que actúan de intermediarias -desde redes de contrabando a organizaciones de carácter filantrópico o humanitario- que, con distintos propósitos y objetivos, ayudan a los migrantes a superar las dificultades de entrada. Sin embargo, la inclusión de estas instituciones en la noción de capital social, que se nutre de lazos interpersonales, no parece tan clara como en el caso de las redes.

Además, son el principal mecanismo que hace de la migración un fenómeno que se perpetúa a sí mismo. De hecho, su naturaleza es acumulativa, con tendencia a crecer y a hacerse más densa, al constituir cada desplazamiento un recurso para los que se quedan atrás y facilitar desplazamientos ulteriores, que a su vez amplían las redes y la probabilidad de expandirse en el futuro. El desarrollo de las mismas puede explicar que la inmigración continúe, con independencia de las causas que llevaron al desplazamiento inicial, por lo que son, con frecuencia, los mejores predictores de flujos futuros. Sin embargo, la experiencia muestra que la dinámica de constante expansión no puede continuar eternamente. En algún momento se tiene que llegar a un punto de saturación, tras el cual comienza la desaceleración de la dinámica del crecimiento y como consecuencia se produce el estancamiento.

Las teorías acerca de las migraciones tendrían que ocuparse no sólo de la movilidad sino también de la inmovilidad; no sólo de las fuerzas centrífugas, sino también de las fuerzas centrípetas. El venerable par de fuerzas «atraer» y «expulsar» debería complementarse, al menos, con los vectores «retener» y «rechazar». La existencia de fuerzas centrípetas que impulsan a las gentes a permanecer ha sido, por lo general, ignorada por las teorías existentes, aunque en años muy recientes existan indicios de un interés creciente por estudiar tales fuerzas (Hammar et al., 1997). Para superar esas lagunas habría que prestar más atención a tipos de familia, sistemas de parentesco, sistemas sociales y estructuras sociales en general. Lo mismo puede decirse de las dimensiones y contextos culturales de las migraciones, entre los que se cuentan, pero no exclusivamente, los costes de adaptación cultural.

Además, es obvio que la explicación de esta movilidad limitada tiene que buscarse en el terreno de la política, más concretamente en el papel crucial que desempeñan los Estados. En efecto, nada determina tanto el volumen de los flujos y los tipos de migraciones preferentes como las políticas de admisión de inmigrantes.

III. LAS TEORIAS MIGRATORIAS Y FACTORES EXPLICATIVOS

Para explicar el fenómeno de las migraciones hay diversas teorías pero las limitaciones de las teorías sobre las migraciones son parte integral de las dificultades generales, que experimentan las ciencias sociales, cuando tratan de explicar el comportamiento humano, que depende de numerosas variables interrelacionadas. Pero, además, en este caso las limitaciones tienen que ver con las dificultades inherentes al fenómeno objeto de la investigación. Quizá la mayor dificultad para el estudio de las migraciones resida en su extremada diversidad, en cuanto a formas, tipos, procesos, actores, motivaciones y contextos socioeconómicos y culturales. Ello hace fácilmente comprensibles los problemas que las teorías encuentran para explicar tal complejidad.

Las teorías explicativas han observado las pautas seguidas por los flujos migratorios y después han tratado de explicar porqué se han trasladado, en qué medida y con qué dirección, la más popularizada es la llamada teoría de la expulsión atracción, que afirma que en los traslados influyen tanto factores de expulsión en el lugar de origen de los migrantes como factores de atracción en el lugar de destino. Fue el inglés Ravenstein quien primero formuló esta teoría, en 1889, tras analizar los datos del censo de 1881 de Inglaterra y Gales. algunos de los argumentos que dio siguen siendo correctos (como la importancia del factor económico ), pero otros están vinculados excesivamente a las circunstancias existentes en la época en que fue formulada.

Ravenstein desarrolló sus trabajos sobre las migraciones, constituyendo estos la base empírica sobre la que se construirá el modelo explicativo migratorio de mayor impacto sobre la comunidad científica. Es el modelo de los factores push-pull. El modelo se basa en una serie de elementos asociados al lugar de origen que empujan (push) a abandonarlo al compararlos con las condiciones más ventajosas que existen en otros lugares (factores pull asociados al posible destino). La decisión de emigrar queda entonces, limitada a las motivaciones individuales de los inmigrantes, presuponiendo una total libertad de acción. Así, posibles factores de expulsión son una elevada presión demográfica, falta de acceso a la tierra, bajos salarios, bajos niveles de vida, falta de libertades políticas, etc. Por el contrario, los posibles factores asociados al destino son disponibilidad de tierra, demanda de mano de obra, buenos salarios, elevados niveles de vida, libertades políticas, etc.

A mediados de los cincuenta aparece una perspectiva microanalítica que ve la emigración como resultado de las aspiraciones, necesidades y percepciones de las personas reales. Por ejemplo, Wolpert (1965) entiende las migraciones como el resultado de numerosas decisiones personales adoptadas por individuos tras considerar las alternativas percibidas, valorando lo que se posee en el lugar de residencia y lo que puede obtenerse en un posible destino; hay que diferenciar los estímulos objetivos de la emigración con los percibidos por los posibles migrantes. Jones (1981) afirma que la decisión de emigrar no depende sólo de características objetivas (empleo, vivienda, entorno...) sino del potencial migratorio de cada persona (edad, condición socioeconómica...); al decidirse la emigración se evalúan las condiciones de los posibles destinos, las posibilidades de conseguir las aspiraciones y necesidades que se plantean. Aún después, deben superarse ciertos obstáculos físicos, sociales, familiares o institucionales para ello.

El denominado modelo evolutivo, formulado por Zelinsky en 1971, relaciona la categoría e intensidad de las migraciones con la evolución experimentada por las diferentes sociedades desde la revolución industrial:

1º Sociedades tradicionales preindustriales, con una escasa movilidad. Es propia de sociedades de subsistencia, malas comunicaciones, fuerte arraigo en el medio o bajas rentas.

2º Sociedades en fase temprana de transición demográfica, con fuerte éxodo rural, movimientos de colonización interior, emigración exterior hacia zonas favorables y crece la movilidad habitual.

3º Sociedades en fase tardía de transición demográfica, con desaceleración del éxodo rural, menor migración exterior, cese de colonizaciones internas e incremento de la movilidad habitual.

4º Sociedades que han completado la transición demográfica, con fuerte aumento de la movilidad habitual, desaparición práctica del éxodo rural, incremento de los movimientos interurbanos, emigración internacional de trabajadores muy cualificados y recepción de trabajadores extranjeros de escasa cualificación.

Tambien Weeks ha analizado una serie de factores diferenciadores de las migraciones (aunque referidos básicamente a los EE.UU.), como son la edad, el estado civil el nivel educativo. En cuanto a la edad, afirma que la movilidad es muy superior entre los adultos jóvenes que en las demás edades, entre los 20 y 34 años existe la mayor propensión a emigrar, decayendo después considerablemente; las tasas elevadas entre los niños pequeños reflejan el hecho de que, a menudo, la emigración es un proceso familiar y no individual; las tasas de emigración de gentes de edad avanzada se relacionan con la elección de un nuevo espacio para vivir la jubilación.

Las migraciones aumentan con el nivel de estudios y la educación. En la clase media americana, la consecución de un determinado nivel educativo desemboca a menudo en unas determinadas ocupaciones y niveles de ingresos. Por eso, una persona con título universitario tiene en EE.UU. tres veces más posibilidades de cambiar de condado que una persona con educación básica incompleta. No obstante, a medida que aumenta el número de mujeres activas no parece que aumenten las posibilidades migratorias en la misma medida que los varones, porque generalmente ni su prestigio ocupacional ni su contribución relativa al total de ingresos familiares es similar al de su cónyuge.

La relación entre migración y matrimonio es muy elevada, al menos entre las mujeres casadas por primera vez, una gran parte de las cuales cambia su residencia por esta causa. Tras el matrimonio, la incidencia de la migración depende en gran medida del número y las edades de los hijos; las mayores posibilidades aparecen en las parejas sin hijos o en las monofiliales; cuanto mayor es la familia, mayores son los obstáculos. Por otro lado, cuando los hijos alcanzan la edad escolar, las posibilidades de desplazamiento disminuyen. Sin embargo, en las parejas en las que el marido tenia de 45 a 54 años, la emigración era mayor entre las familias numerosas: necesidad de casa más grande, o de un trabajo mejor remunerado, aunque esta circunstancia puede ser un rasgo muy particular de un país con altísima movilidad interurbana.

Cabe pensar que el punto de vista de las teorías existentes está mal situado. La primera y más importante dimensión de las migraciones, frecuentemente la única, que las teorías han intentado explicar, es por qué la gente emigra —o variaciones de la misma pregunta como, por ejemplo, qué es lo que determina el volumen de las migraciones—. Es decir, se le otorga más prioridad a las llamadas «causas profundas» que a los «determinantes próximos». Este es claramente el caso de la teoría neoclásica, de la nueva economía de las migraciones laborales, de la teoría del sistema mundial, de la teoría de los mercados de trabajo duales e, incluso, del venerable marco push–pull.

Las teorías construidas, primordialmente, basadas en factores de tipo económico están abocadas a experimentar dificultades en un contexto de migraciones internacionales en el que las consideraciones políticas y los Estados intervienen de manera tan destacada. En algunas de las más importantes regiones migratorias contemporáneas, las migraciones laborales están limitadas está claro que la política y el Estado están generalmente ausentes en las teorías explicativas de las migraciones y resulta urgente reincorporarlos (Zolberg, 1989).

En definitiva las teorías de las migraciones suelen ser parciales y limitadas, en el sentido de que sirven para explicar una faceta o un aspecto de las mismas o para arrojar luz sobre una determinada característica o, bien, son aplicables a determinados tipos de migraciones en ciertos contextos y no en otros.

IV. INMIGRACION Y GLOBALIZACION

La globalización, comienza hace poco más de 50 años tras la segunda guerra mundial y está marcada por el proceso de descolonización, la apertura de los mercados de la periferia al comercio internacional y la creación de estructuras políticas especializadas en impulsar este proceso. La construcción europea se enmarca en esta dinámica. El concepto de globalización se refiere a la eliminación progresiva, en ámbitos internacionales, de las barreras tecnológicas y legales al tráfico de mercancías, servicios prestados por empresas y, sobre todo, capitales.

De los dos primeros asuntos, se encarga la Organización Mundial del Comercio (OMC), que abarca la protección de la Propiedad Industrial e Intelectual, a nivel mundial, a favor de farmacéuticas, editoriales y otras empresas de la "nueva economía". De asegurar la libertad de entrada y salida de capitales en los países en los que sea menester especular, se hace cargo el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los desplazamientos de población, aunque obedecen a causas diversas y generalmente interrelacionadas (pobreza, presión demográfica, conflictos políticos y étnicos, destrucción medioambiental, etc.), en su gran mayoría tienen una motivación directa o indirecta en la economía, en el diferencial de renta entre países y continentes.

Casi todas las teorías que intentan explicar las desigualdades entre el norte y el sur, el centro y la periferia (la teoría del imperialismo, la del sistema-mundo, la de la dependencia...), están de acuerdo en que el desequilibrio de riqueza tiene sus orígenes en el colonialismo (Giddens, 1994) . No hay un consenso generalizado sobre que los países ricos lo sean como consecuencia de la explotación (para muchos autores, los recursos de los que se apropiaron fueron secundarios en comparación con los procesos de crecimiento industrial generados dentro de ellos) pero sí en que los países pobres lo son por esa circunstancia.

Las características actuales de los desplazamientos de población en el mundo hacen necesario afrontarlos en una dimensión mundial o, al menos, continental, siendo cada vez más difícil dar una respuesta desde una escala nacional. Las migraciones no tienen lugar entre estados-nación, sino dentro de un sistema global donde intervienen una multiplicidad de actores que interactúan entre sí. Asimismo, todo apunta a que no cabe abordar la cuestión como algo coyuntural, sino que es necesario entenderlo como una característica que, por su intensidad y continuidad, será parte de la dinámica estructural del proceso de globalización.

Las fuertes restricciones que los países ricos imponen a los desplazamientos de la población (jamás en la historia de la humanidad habían sido tan intensas) frente a la total libertad de movimientos para las mercancías, el capital, los servicios, la información, las ideas... suponen una -quizás la principal- contradicción del sistema mundial que la globalización está articulando progresivamente. En definitiva, este fenómeno de la economía no viene acompañada del bienestar y la seguridad global de la que disfrutan los países ricos, dejando fuera del desarrollo a miles de millones de personas . Sin que sea posible prever como se resolverá dicha contradicción, lo que sí parece claro, es que las políticas migratorias y las de cooperación al desarrollo que se están aplicando no la resolverán a corto plazo.

Se trata, por tanto, de una globalización excluyente, en la que un cierto número de personas participan crecientemente en ese mercado mundial en construcción mientras muchas otras se quedan al margen, excluidas. Esta situación contribuye a empujar a una parte de estas poblaciones a emigrar para intentar mejorar su situación.

Hoy existe una marcada tendencia a separar absolutamente lo económico de lo político y lo mismo ocurre en el terreno migratorio. La separación tajante entre emigración política y económica trata de mantener cierta cuota para refugiados políticos y emprender medidas drásticas para reducir - ya que no pueden impedir - la emigración económica. Pero resulta que la emigración económica es sólo la otra cara de la política internacional imperante, es la consecuencia de la globalización del sistema neo-liberal que extiende los mercados del Norte sobre el Sur y acaba de golpe con las economías nacionales, con los sistemas productivos hasta ahora vigentes, provocando la obsolescencia de tales sistemas socioeconómicos y el consiguiente desempleo masivo y en espiral de crecimiento ascendente. Por ello, es necesario insistir en que una de las vías de solución a este cada vez mas creciente e incontrolable fenómeno, está en atacar el origen del problema, las causas que empujan a los pueblos a emigrar en vez de tratar de atenuar las políticas restrictivas de las migraciones.

 

V. CONCLUSIÓN

 

Cuando se habla de Norte–Sur, más que de una ubicación geográfica, se habla de una relación de desigualdad entre países ricos y países pobres, de condiciones diferentes de vida, de educación, de preparación, de tecnología, de posibilidades de intercambio con el resto del mundo, etc. Por tanto, hablar hoy de la relación Norte–Sur en un tema específico como lo es el de las migraciones supone, inevitablemente, tocar la cuestión de los recursos económicos y el actual proceso de globalización impuesto por el Norte.

 

Pese a que existen condiciones para el diálogo, la negociación y la cooperación internacional, el Norte poderoso y hegemónico a nivel planetario levanta una nueva barrera : la que se erige a lo largo de todas sus fronteras en el Mediterráneo y el mar Caribe para detener a los emigrantes ilegales, a los indocumentados, quienes pese a todo emigran de su país de origen.

La estrategia del Norte puede resumirse en la necesidad de que los países del Sur adopten los programas severos de reforma económica dictados por el FMI y el Banco Mundial, acompañados del liberalismo político característico de occidente. Pero la postura principal del Norte es de imposición, no de diálogo ni de respeto a las características y necesidades de cada país: no toman en cuenta que algunos países no tienen ni un mínimo de infraestructura, ni los marcos legales, ni el personal capacitado para participar o tan siquiera aprovechar el actual ambiente económico internacional.

Todo esto hace prever el recrudecimiento de las tensiones entre el Norte y el Sur, en vez de la para algunos - esperada "nueva era de relaciones" basadas en el diálogo y la cooperación entre el Norte rico y el Sur pobre. Los nuevos espacios internacionales combinados con las realidades geopolíticas tienden a levantar la nueva cortina de hierro del Norte frente al Sur marginado y excluido, que será cada vez más fuerte con el avance de la ciencia y la tecnología.

 

 

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