Sincronía Winter 2008


Ángela Ramos Aguilar  ¿revolucionaria o cristera?

María Guadalupe Mejía Núñez


 

Ángela Ramos Aguilar, mejor conocida como Juana Gallo, no fue como la describe el cine mexicano, ni el corrido; Juana fue más bien una mujer humilde de “rompe y rasga”, completamente inculta, viviendo al día, buscando afanosamente el sustento y la “copa” corriendo de cuartel en cuartel, de cantina en cantina, con el único propósito de vender sus tacos y beberse unos tequilas.

 

En abril de 1960 comenzó a rodar la filmación titulada Juana Gallo.[1] La película se ambientó en el periodo de la Revolución Mexicana, como producto de las filmaciones que en la década de los sesentas se hicieron al aire libre, al respecto García Riera señalaba: “La filmación se llevaba a cabo fuera de los estudios para lograr una mayor autenticidad….En la mayoría de los casos no fue tanto el deseo de autenticidad sino el de bajar costos lo que llevo a la filmación de exteriores.”[2]

En base a ello, el film retoma la narración sobre Juana Gallo, a quien el corrido había popularizado por su  singular valentía:

 

Entre ruidos de cañones y metrallas

surgió una historia popular,

de una joven que apodaban Juana Gallo

por ser valiente a no dudar.

 

 Posterior al estreno, los zacatecanos manifestaron su inconformidad sobre la distorsión del personaje y  afirmaron: “Juana nunca fue revolucionaria, fue más bien cristera”.

El reportero Fernando Belmont, convencido sobre la autenticidad del personaje, señaló  años más tarde, sobre la participación de  Juana Gallo durante la Revolución:

 

El personaje de “Juana Gallo” es parte del gran fresco histórico de la Revolución Mexicana. En el mes de agosto de 1983, la auténtica Juana Gallo vivía aún en Ciudad Juárez. Tenía ya ciento tres años confesados y no había olvidado su verdadero nombre: María Soledad Ruiz Pérez. Casi paralítica, negándose a cobrar una pensión “de un gobierno que esta en contra del general Pancho Villa”, vivía en una casa miserable en la que había sólo dos sillas, una cama vieja, una estufa, una silla de ruedas, y algunas cajas de cartón con ropa. Juana Gallo contó al reportero Fernando Belmont que su padre había muerto, con otros ochocientos hombres, porque “el general Carranza, había enviado a Villa balas en las que en vez de pólvora, había jabón.[3]

 

Asimismo señala:

Un día, en la casa presidencial de Los Pinos, en la ciudad de México, se encontraron la Juana Gallo auténtica y su representación cinematográfica. La guerrillera se comportó con dignidad que sin duda tuvo que desconcertar a María Félix: “La película que usted hizo fue una cosa muy sucia. Yo no tomaba ni una gota de licor y no bailaba con los soldados. Yo era una generala, señora. Además yo no chupaba puros. Ahora la gente ya no me tiene estima por causa de esta película tan llena de mentiras.”

La anciana terminó su alegato al alejarse de María Félix, a la que dirigió una última ojeada, para decir: “Yo no era así.”

Efectivamente no se parecían nada la una a la otra. La crítica seria acusó al film de traidor no sólo a la historia, sino al personaje y al espíritu revolucionario.

 

 

En un primer término observamos la presencia de ciertas inconsistencias en relación a la autenticidad del personaje de Juana Gallo, quien aparece como María Soledad Ruiz Pérez (en el testimonio del reportero Belmont) y Ángela Flores (en el reparto fílmico). Mientras que en los datos de la filmografía sobre María Félix, aparece:

 

     Intérpretes: María Félix (Ángela Ramos o “Juana Gallo”)[4]

 

Tal parece que tanto Paco I. Taibo 1 como F. Belmont, no realizaron una  investigación a fondo sobre la autenticidad del personaje, y se dejaron seducir, por el testimonio de una astuta soldadera, en busca de reconocimiento.

 Fue entonces que la investigación nos llevo a su lugar de origen: Zacatecas, en donde existe un museo con documentos: fotografías, testimonios de sus contemporáneos, acta de defunción, certificado de salud, así como un relato biográfico escrito por Ignacio Flores Muro, quién la describe como “una figura pintoresca y popular, por su actitud desafiante, durante el periodo cristero”.

El libro de Flores Muro es un relato sobre la vida de esta mujer; asimismo, incluye una serie de referencias históricas sobre Zacatecas, y finaliza con un bosquejo del pueblo mexicano. Las referencias bibliográficas de Ignacio Flores, se apoyan en  apuntes inéditos del profesor Juan N. Carlos, así como en otras fuentes históricas.

El objetivo del autor, al escribir “la verdadera historia de Juana Gallo” tuvo como propósito: el romper con los mitos  en torno a la figura de una guerrillera revolucionaria.

Pero bien valdría la pena mencionar, que durante la Revolución Mexicana, fueron varias las mujeres enlistadas en la filas revolucionarias; esto les valió para ser reconocidas con diversos motes: la Matrona de la Revolución, la Guerrillera, la Chata, María Pistolas, la Chamuscada, etc. Fue de esta manera, como empezaron a surgir los corridos, en torno a las hazañas de mujeres entronas para el combate; de esta manera surgió el corrido de  Juana Gallo y aunque pone en duda la veracidad de las actividades realizadas por la zacatecana, es muy posible, que alguna guerrillera haya adquirido dicho apelativo.

 

      Dentro de la forma lírico narrativa que presenta el corrido mexicano, el caso de  Juana Gallo constituye un rescate a la memoria de este personaje, a quien ubicamos dentro del género popular, por tratarse de un personaje singular de la ciudad de Zacatecas.

La autoría de este corrido pertenece al dominio popular. Los sucesos sitúan a la protagonista en el periodo de la Revolución Mexicana y como todo corrido, éste fija su atención en los sentimientos, aspiraciones, problemas amorosos, humillaciones e instintos vengativos: Juana Gallo perdió a su “Chon amado”  e ingresó a las filas para vengar su muerte:

     Un considerable número de mujeres se incorporaron a la lucha armada como combatientes o soldaderas, proporcionando toda clase de servicios a la tropa y desempeñando sus actividades tradicionales, pero en condiciones en extremo difíciles debido al constante movimiento de los ejércitos. Su adhesión a esta actividad fue motivada por seguir a sus padres, maridos o familiares o porque estos eran llevador por la leva. [5]

 

La Juana del corrido, es una de las mujeres que lograron destacar en el campo de batalla y cuya problemática interior se afloró  al calor de las balas.

En cuanto a las características que presenta este corrido, nos encontramos con un número de estrofas y sílabas variable.[6]  Musicalmente presenta un ritmo ágil, con frases que juegan en ritmo alegre y fluido, sin interrupciones, pues la finalidad es que se entienda claramente el sentido de su letra.

Por lo que refiere al título (Juana Gallo), su connotación hace alusión a un personaje femenino, se le asigna una valorización nominal que oscila entre lo femenino “Juana” y lo masculino “Gallo”; éste último reactiva su significancia, al asociarlo en el contexto de la lucha y la pelea.  De ahí que el patronímico “Gallo,” se vincule al carácter bravucón y peleonero de la protagonista, cuyo perfil, contribuye a la representación de una amazona revolucionaria.  

Asimismo observamos en la representación fílmica: el uso del ropaje masculino que  encubre sus formas  femeninas:

 

     Don Gabriel: ¿Por qué vienes vestida de hombre?

     Ángela: Pa entrar en la competencia de tiro.

     Don Gabriel: La competencia no es para mujeres.

     Ángela: ¿Lo ve, señor amo? Por eso me puse la ropa de mi apá. [7]

 

 Actitud que  le  permite el  acceso  al espacio masculino: la competencia de tiro. Juan travestida sugiere la necesidad de recurrir al disfraz, con el propósito de pasar inadvertida, mientras que la Juana Gallo que describe Flores Muro:  asiste a cantinas y cuarteles, bebe tequila, interactúa con todo tipo de varones, sin necesidad de recurrir al travestismo. La utilización de la vestimenta masculina en el film supone por consiguiente, la trasgresión de  los límites impuestos al sexo femenino.

 

Y volviendo a la estructura del corrido, nos encontramos en primer término, con la presentación que el narrador hace a su público  para introducir la historia:

        

 

 

Entre ruidos de cañones y metrallas

surgió una historia popular,

de una joven que apodaban Juana Gallo

por ser valiente a no dudar.

 

 

Segundo, el ritmo alegre y moderado de la música, le permite al texto ser entendible en su totalidad narrativa, y ubicarnos en el contexto del campo de batalla, a partir  de referenciales sonoros, emitidos por la bulla de cañones y metrallas: “Entre ruidos de cañones y metrallas.” [8]

 

 

Tercero, la narración se relata en tercera persona, sitúa a la protagonista en el campo de batalla: tropa, peleando, campaña. Desempeña un rol de liderazgo,  enfrenta al enemigo e incluso lo mata:

 

Siempre al frente de la tropa se encontraba

peleando como cualquier Juan

en campaña ni pelón se le escapaba,

sin piedad se los tronaba con sus enorme pistolón.

 

 

 

Cuarto, los dos versos  consecutivos fungen de refuerzo,  hacen énfasis en la valentía y reafirman su imagen de guerrillera ante el enemigo:

 

Era el coco de todos los federales

y los mismos generales tenían pavor.

 

 

Quinto, las tres estrofas a continuación mencionadas, tienen la función de establecer  un vínculo de suspenso en el relato, revelan las dificultades que enfrenta la guerrillera y  finalmente hablan de su victoria. Asimismo mencionan su pertenencia a los hombres de Villa: “los Dorados”

 

 

¡Ábranla, que ahí viene Juana Gallo!,

va gritando en su caballo ¡Viva la Revolución!

para todos los traidores

trae bien puesto el corazón.

 

Una noche que la guardia le tocaba,

un batallón se le acercó,

sin mentirles a la zanja no llegaban

cuando con ellos acabó.

 

Otra vez que se encontraban ya sitiados

teniendo un mes de no comer,

salió al frente con un puñado de soldados

que apodaban los “Dorados”, y salvó la situación.

 

 

 

 

El texto evoca a través del término “Chon” al hombre que funge como pareja de Juana, se hace uso del término, con el propósito de no perder la musicalidad del verso y darle un tono coloquial, propio del toque humorístico. Asimismo observamos que el acto de venganza se justifica a través de la épica, por tratarse de una afrenta:

                 

Por vengar la muerte de su Chon amado

por su vida había jurado, conspiración.

 

 

La estructura de los versos es estrófica, el corrido se compone de veinte y ocho versos, organizados en  dos bloques de estrofas: 4/4/2/4/  4/4/2//4/

Es decir: dos estrofas de cuatro versos, seguidos de dos versos libres, para continuar con una estrofa de cuatro versos, que se retoma al final.

Los bloques de dos versos, vienen a ejercer la prolongación del sonido, a manera de un ritardando, en los términos: generales,  jurado.

 

En el primero: “y los mismos generales…… tenían pavor”.

En la segunda: “por su vida había jurado….. conspiración”.

 

 

 

 

1.-Entre ruidos de cañones y metrallas

2.-surgió una historia popular,

3.-de una joven que apodaban Juana Gallo

4.-por ser valiente a no dudar.

 

 

5.-Siempre al frente de las tropas se encontraba

6.-peleando como cualquier Juan

7.-en campaña ni un pelón se le escapaba,

8.-sin piedad se los tronaba con su enorme pistolón.

 

 

9.-Era el coco de todos los federales

10.-y los mismos generales tenían pavor.

 

 

 

11.-¡Ábranla, que ahí viene Juana Gallo!,

12.-va gritando en su caballo ¡Viva la Revolución!

13.-Para los que son calumniadores, para todos los traidores

14.-trae bien puesto el corazón.

 

15.-Una noche que la guardia le tocaba,

16.-un batallón se le acercó,

17.-sin mentirles a la zanja no llegaban

18.-cuando con ellos acabó.

 

 

19.-Otra vez que se encontraban ya sitiados

20.-teniendo un mes de no comer,

21.-salió al frente con un puño de soldados

22.-que apodaban los “Dorados” y salvó la situación.

 

 

23.-Por vengar la muerte de su Chon amado

24.-por su vida había jurado conspiración.

 

25.-¡Ábranla, que ahí viene Juana Gallo!,

26.-va gritando en su caballo ¡Viva la Revolución!

27.-Para los que son calumniadores, para todos los traidores

28.-trae bien puesto el corazón.

 

Los sentimientos se mencionan a través de la fortaleza en sus convicciones: “trae bien puesto el corazón”. En la épica se resalta la valentía del héroe en forma insistente y gradual, a fin de lograr un efecto de agrado y aceptación  en el gusto del público.

De esta manera, el corrido concluye con la repetición de los versos 11,12, 13 y 14:

 4/4/2  /4/  4/4/2  /4/. Reiteración que  mete en valor la figura de una mujer, a quien  gradualmente se pondera a nivel de heroína y ella  ensalza su gloria con ¡vivas a la Revolución!:

 

¡Ábranla, que ahí viene Juana Gallo!,

va gritando en su caballo ¡Viva la Revolución!

Para los que son calumniadores, para todos los traidores

trae bien puesto el corazón.

 

 

 

 

 

 

 

Semblanza de Ángela Ramos Aguilar[9]

 

Ignacio Flores Muro en su libro  la Verdadera Juana Gallo hace mención de una mujer con facciones agradable, morena clara, ojos oscuros, mirada brava, retadora; frente despejada, nariz recta, labios gruesos, cabellera negra y abundante, desde niña se caracterizó por ser hombruna, dicharachera, alegre y comunicativa.

Ángela fue hija de Ángel Susana Ramos y de Rebeca Cesárea Aguilar, quienes se casaron en el año de 1875 y procrearon cinco hijos: dos varones y tres mujeres.

 Nació el 1º de octubre de 1876 en un barrio minero, muy cerca del templo de “Nuestro Padre Jesús”.

El apelativo de Juana Gallo se debió al Cura José Eugenio Narváez, quien le enseño a leer en el “Silabario de San Miguel”, Ángela cursaba la primaria, cuando  sobresalió por su carácter bravucón:

 

El señor Cura Narváez necesitaba corregirla a cada momento diciéndole: ¡Sosiégate Ángela! ¡Estate Ángela! ¡Quieta Ángela!….hasta que un día la muchacha descalabró a un chico, dándole un pizarrazo en la cabeza. Entonces el Señor Cura, ya cansado y enfadado le grito: “Aplácate Juana Gallo” (Juana, por lo común del nombre; y Gallo por brava).[10]

 

Flores Muro señala que este es el  origen del mote de Juana Gallo y no el que aparece en la película, de Juana por Juana de Arco, y Gallo por peleonera.

Durante su juventud, Juana causó problemas a sus padres, pues  le gustaba la bebida y la parranda: dicen que se comportaba como un macho y no como una mujer.

 A los trece años, huyó de la casa paterna y se fue a vivir a Torreón, Coahuila. Cuentan que fue raptada por un capitán de la Acordada de Zacatecas y que el rapto fue por mutuo consentimiento; lo cierto es que  Juana vivió un mes con el capitán Carrillo, tuvieron un niño varón, quien murió a los pocos días de haber nacido y a los 19 años de edad, Ángela regresó con sus padres.¡Dicen que nunca se casó, y  que no tuvo más hijos!

Al paso de los años, se entregó al alcohol, se quedaba tirada en las calles y los gendarmes la recogían en camilla para llevarla a la prisión de hombres o a su domicilio.

Por lo general, fue una mujer pacífica; solo se irritaba durante los conflictos religiosos, se armaba de piedras y palos para combatir a los enemigos de la iglesia, de sus templos y ministros.

Se la recuerda como una mujer hombruna,  con su canasta de tacos, un palo que utilizaba de bastón y un perro faldero que siempre la acompañaba.

Flores Muro advierte que fue durante el villismo, el carrancismo y la cristiada, cuando Juana manifestó sus convicciones religiosas. Ella no tuvo nada que ver con la Revolución, no formó parte de las fuerzas de Villa. Su participación  se limitó a bromear con jefes y oficiales villistas; a quienes encontraba en las cantinas y cuarteles, donde solía vender sus tacos, y ellos le invitaban los tragos para divertirse con sus habladurías, pues al calor de las copas daba rienda suelta a su ingenio y a su lengua. De ahí surgió el rumor que había sido miembro activo de la Revolución, pues su fama como revolucionaria -señala el historiador Roberto Dávila, surgió por la convivencia con los jefes villistas: “Zacatecas nunca fue villista; tuvo su propia división del centro que por suerte, al quedar la Convención en manos del general Eulogio Rodríguez, le confió el mando de las fuerzas a Francisco Villa. La División Zacatecana del Centro fue convencionista y como su jefe era Villa tuvieron que aceptarlo como tal, es por ésta razón que se tilda de villistas a los zacatecanos.” [11]

Los testimonios de quienes conocieron a Juana Gallo son unánimes en afirmar que fue una mujer de convicciones religiosas y respetuosa en sumo grado de los sacerdotes, a quienes siempre les pedía su bendición. Y añaden:  “No era beata, simplemente le decían la persignada porque entraba a los templos y solo se persignaba, no se detenía a rezar”.

En Zacatecas la identifican como cristera y no como revolucionaria, pues cuando estuvieron cerrados los templos, reunió a un grupo  de mujeres para pedir a las autoridades que los abrieran. Defendió a la Iglesia y enfrentó con valentía a los perseguidores de la religión.

Quienes la conocieron coinciden en señalar que nunca desarrolló actividades revolucionarias ni dentro ni fuera de Zacatecas: “No fue coronela; ni siquiera soldadera”

 

Si Juana hubiese participado en el asalto a Zacatecas, y de pilón como coronela, seguramente Villa la habría mencionado en sus “Memorias”, y don Martín Luis Guzmán que las publicó, habría tenido buen cuidado de no omitir su nombre. Pero al narrar Villa el asedio a Zacatecas para nada menciona a Juana Gallo.[12]

 

 

Terminó sus días en la mendicidad, falleció el 21 de octubre de 1958, a los 82 años de edad. Fue sepultada en el panteón de Herrera, en Zacatecas. El gobierno se hizo cargo de su funeral: le compraron  ataúd y publicaron esquelas para informar de su muerte.

 

 

 

 

Conclusiones

A manera de conclusiones podemos decir que los corridos cuentan su historia, permanecen en la memoria colectiva y hablan de sucesos, es común que los personajes tengan su corrido y Juana Gallo no estuvo ajena a ello; el corrido la identifica en calidad de revolucionaria mientras que el film nos muestra una Juana Gallo al estilo de las amazonas. De cualquier manera, su participación está asociada  a la lucha popular, bien sea por la causa revolucionaria o bien por la  religiosa.

No obstante las incongruencias del film, en relación a la veracidad del personaje, cabe señalar que este  se construyó  a partir  de los sucesos que relata el corrido, y

cuya función, mete en valor la figura de una mujer, cuyo  mito: falso o verdadero, contribuyó a la exaltación de un personaje popular.

En este sentido, cabría resaltar, desde la perspectiva de Alfonso Reyes,  los vínculos que se establecen entre literatura e historia: “si la historia no recibiera el esfuerzo de la literatura –una vez que pasa de la etapa de la investigación a la etapa de la redacción- nunca lograría ser cosa viva”.[13]


 

Bibliografía

 

 

Flores Muro, Ignacio, La verdadera historia de Juana Gallo, S.E. Zacatecas, 1979.

García Riera, Emilio,  Breve historia del cine mexicano 1961 a 1965. Ediciones Mapa. México 1998, pp. 234-250

 

Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. Las Mujeres en la Revolución Mexicana . Ediciones de Buena Tinta, SA de CV.México 1992, p.38.

 

Madrazo Salinas, Casilda, Jorge Alberto Perera González, Socorro Gutiérrez Kiehnle. Historia y Literatura. Dos realidades en conjunción. Edit. Universidad iberoamericana, México,2006.

 

Mejía Núñez, María Guadalupe. La Mujer en el Corrido Mexicano. Tesis de Maestría en Letras y Literatura Española e Hispanoamericana. Escuela de Graduados. Universidad de Guadalajara. (SP).  Guadalajara, 1987.

 

Mendieta Alatorre, Ángeles. La Mujer durante la Revolución Mexicana. Biblioteca del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, México, 1961.

 

Mendoza, Vicente T. El Corrido mexicano. FCE. México, 1954.

 

Moreno Rivas, Yolanda, Historia de la música popular mexicana, Editorial Alianza mexicana. México,1989. 

 

Taibo I, Paco Ignacio, María Félix, 47 pasos por el cine. Edit. Joaquín Mortiz / Planeta, México, 1985, pp.258-263.                                                                                                                                                

 

 



[1] En el reparto estuvieron: María Félix (Ángela Flores o  “Juana Gallo”), Jorge Mistral, Luis Aguilar, Ignacio López Tarso, Christiane Martel, Rita Macedo, René Cardona y Noé Murayama. La dirección, el argumento y la adaptación estuvieron a cargo de Miguel Zacarías,

Paco Ignacio Taibo I. María Félix, 47 pasos por el cine. Edit. Joaquín Mortiz/Planeta, México, 1985, pp. 314-315. 

La película fue presentada en los cines Roble, México, Olimpia y Ariel. Se estreno  en junio de 1961.

[2] Emilio García Riera “Capítulo X 1961 a 1965” en Breve historia del cine mexicano. Primer siglo 1897-1997.Ediciones Mapa. México 1998, pp.234-250.

[3] Paco Ignacio Taibo I. María Félix, 47 pasos por el cine. Editorial Joaquín Mortiz/Planeta, México, 1985, p..262

[4] Íbidem., p. 315.

[5]  Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. Las Mujeres en la Revolución Mexicana . Ediciones de Buena Tinta, SA de CV.México 1992, p.38.

[6] Generalmente los corridos son de cuatro versos, pero pueden variar, lo mismo sucede con el número de sílabas: oscilan entre cinco a veinte sílabas por verso.

[7] Paco Ignacio Taibo I. María Félix, 47 pasos por el cine. Editorial. Joaquín Mortiz/Planeta, México, 1985, p..258

 

[8] Para la apreciación musical, me he apoyado en la interpretación musical que hace la cantante Lucha Moreno.

[9] La semblanza sobre Juana Gallo, es una síntesis de datos obtenidos en el libro de Ignacio Flores Muro, así como datos proporcionados a través de las entrevistas  realizadas al profesor Roberto Dávila, así como algunas personas de Zacatecas que amablemente intervinieron con sus anécdotas.

[10] Ignacio Flores Muro, La verdadera Juana Gallo, Zacatecas, 1979, p.29

[11] Entrevistas realizadas al profesor Roberto Dávila, Cronista de Zacatecas. Enero (2º quincena), Zacatecas, Zac.1990. 

[12] Ignacio Flores Muro.op cit., p.138.

[13]  Casilda Madraza Salinas y otros. Historia y Literatura. Dos realidades en conjunción. Editorial Universidad Iberoamericana, México, 2006, p. 9


Sincronía Winter 2008