Sincronía Fall 2011


La Ética en la implementación de los Programas Institucionales de Tutoría: los valores en juego

 

Raúl Mercado Pérez

 

Resumen

Los Programas Institucionales de Tutoría (PIT) desde las distintas perspectivas adoptadas por las instituciones de educación superior, han sido implementados con criterios que llevan consigo una serie de valores, que al ejercitarlos en la práctica tutorial, se están transmitiendo tanto implícita como explícitamente y el estudiante los asume como “el modelo” a seguir, generando actitudes respecto a la vida y a la educación. Además de estos elementos éticos diseminados en las formas organizacionales, también están los evidentes en cuanto al manejo de la información privada del tutorado, entre otros muchos factores a considerar.

 

Introducción

Los Programas Institucionales de Tutoría (PIT) han sido implementados en múltiples instituciones de educación superior bajo el criterio de que son instrumentos necesarios para atender adecuadamente a los estudiantes que tienen necesidades variadas de seguimiento y orientación. Para tal efecto, se han ligado a la estructura de la organización, misma que ha sido conformada con base en los valores compartidos entre sus integrantes. Ello transmite una serie de mensajes implícitos a través de la interacción cotidiana con los tutorados.

 

El concepto

Siendo tan amplio el concepto y para tener un marco común de referencia, debemos aclarar que entendemos específicamente por tutoría.

 

El término tutoría proviene de tutela, o sea, la adjudicación de autoridad conferida social y legalmente al tutor, el cual dirige, corrige, define, cuida y protege. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la tutela, es la autoridad del tutor y es éste quien ejerce tal asignación. Para nuestro caso, es la persona encargada de orientar a los alumnos de un curso o asignatura o que le ha sido designada tal autoridad en el medio académico.

 

Partiendo de tales definiciones, vemos que la tutoría en el medio académico, es la función ejercida por el tutor, encomendada a dirigir y orientar personalmente al alumno  sobre sus actividades educativas, psicosociales y de desempeño en general, en miras a facilitar y mejorar su aprendizaje. Por tanto, es una actividad pedagógica que tiene como propósito orientar y apoyar a los alumnos durante su proceso de formación. Esta actividad,  no sustituye las tareas del docente, a través de las cuales se presentan a los alumnos los contenidos diversos para que los asimilen, dominen o recreen mediante síntesis innovadoras; es una acción complementaria, cuya importancia radica en orientar a los alumnos partiendo del conocimiento de sus problemas y necesidades académicos, así como de sus inquietudes  y aspiraciones profesionales.

 

Esta actividad también se define como una tarea que se realiza en las instituciones educativas para ofrecer una educación compensatoria o remediadora a los alumnos que afrontan dificultades académicas. (ANUIES, 2002)

 

Aunque existe una gran cantidad de definiciones y enfoques sobre el concepto de tutoría, se puede afirmar que existe un consenso significativo en concebir el término como un proceso de acompañamiento del estudiante en su trayectoria académica universitaria.[i] El propósito de cualquier programa o acción tutorial es el de intervenir de manera deliberada e intencional, en la orientación académica, la clarificación o reforzamiento de habilidades y destrezas, la identificación de vacíos formativos, y la elaboración de información y recomendaciones electivas para los estudiantes universitarios. La tutoría es una actividad, una herramienta, de apoyo al proceso general de formación de los estudiantes, no un fin en sí mismo, y por lo tanto requiere de la combinación adecuada de las capacidades institucionales, con la identificación de problemas formativos o de orientación en los estudiantes, que permitan la realización de intervenciones estratégicas o coyunturales  para mejorar el desempeño de los estudiantes y mejorar el rendimiento institucional.

 

Ligado al concepto de tutoría y siendo parte de él, se encuentra el término asesoría, el cual es entendido como una estrategia sistematizada con actividad docente de carácter académico y personal,   dirigido a acompañar, orientar y estimular  al estudiante, para que alcance rendimiento escolar, autonomía personal y  madurez social,  haciendo mejor uso de sus potencialidades internas y superando sus debilidades, para que logre expresarse a través de elecciones acordes con sus intereses, capacidades y situación personal, favoreciendo en él la capacidad de responsabilizarse de su aprendizaje y desarrollo óptimo, desde la perspectiva de conducirlo hasta su formación integral.

 

Así, encontramos diferencias entre asesoría y tutoría. “Por asesoría suele entenderse la posibilidad de consultas no estructuradas: un asesor esclarece todas las dudas o ayuda en la integración de planes de estudio a un alumno o a un grupo de alumnos cuando estos acuden a él. Por tutoría, en cambio, es más común entender un sistema de atención educativa en el que el profesor apoya a un pequeño grupo de estudiantes de una manera sistemática. Esto supone un cierto grado de estructuración: objetivos, programas, organización por áreas, técnicas de enseñanza apropiadas, integración de los grupos conforme a ciertos criterios, mecanismos de monitoreo y control, etcétera.” (Latapí, 1988). Puede operarse por iniciativa del estudiante, de manera pactada o coercitivamente.

 

Desde esta perspectiva, la tutoría ha sido definida como un “contrato” entre profesores y estudiantes para alcanzar determinados resultados (Kerr, 1995, 112). El contexto institucional es el referente de dichos contratos, y pueden existir diversos grados (obligatorio/voluntario), motivaciones (académicas, profesionales, emocionales) y niveles (niveles, básicos, intermedios y avanzados en el pregrado) en que puede operar el contrato tutorial. 

 

Se reconocen básicamente tres modalidades de tutoría: individual, grupal y la electrónica. La tutoría individual es la relación cara a cara que se establece entre el tutor y el tutorado. En ella se sugiere establecer el encuadre para que éstos conozcan sus respectivas funciones en dicha relación. Durante la entrevista es posible recabar la primera información sobre el estudiante, establecer los acuerdos de relación e identificar las necesidades de atención. (Cisneros, 2007, 233).

 

La tutoría grupal no es la más recomendada, pero si se realiza debe ser en pequeños grupos en los que se hayan identificado previamente las necesidades de atención. En esta modalidad se puede proporcionar información, aclarar dudas o desarrollar cierta habilidad, entre otras posibilidades. (Cisneros, 2007, 233).

 

Otra modalidad que debe ser tomada en cuenta es la tutoría electrónica, que se puede ofrecer a través de recursos de Internet como correo electrónico, Chat, grupo de discusión o una plataforma diseñada con este fin en la que se realice la tutoría individual y grupal; también se puede dar seguimiento por este medio a una relación que se haya establecido previamente cara a cara y continuarla en línea. Estas modalidades pueden combinarse de acuerdo con los objetivos del plan de trabajo y los lineamientos que se establezcan para su operación. (Cisneros, 2007, 233).

 

Actualmente, en la mayoría de las instituciones educativas la tutoría se ha convertido en un recurso ampliamente utilizado para apoyar de manera más directa e individualizada el desarrollo académico de los alumnos, a través de la creación de mejores ambientes de aprendizaje.

 

Por su naturaleza, la tutoría se ha manejado con flexibilidad; en algunas instituciones constituye un eje fundamental del proceso educativo, en otras, se emplea como una herramienta de apoyo en la formación de los alumnos, en particular, cuando  éstos experimentan dificultades académicas que afectan su desempeño escolar.

 

Así, encontramos distintos tipos de tutorías, de acuerdo a la modalidad adoptada, misma que depende de la profundidad, amplitud, orientación y nivel de estudios a que está dirigida. También, hay especializaciones tutoriales en prácticas profesionales, dirección de tesis, entre otras.

 

En conclusión, los tres ejes generales de la tutoría son:

  1. Orientar y dar seguimiento general al desarrollo de los estudiantes.
  2. Apoyar a los estudiantes en aspectos cognitivos y afectivos
  3. Fomentar su rendimiento académico mediante diversas actividades de aprendizaje

 

Para ello se vale de métodos y técnicas específicas y sistematizadas, las cuales se centran en el estudiante y cómo éste aprende.

 

El reto que enfrentan las universidades y particularmente los profesionistas ante la llegada del nuevo milenio, es la de formar recursos humanos capacitados teórica y técnicamente para enfrentar los obstáculos que la modernidad impone en materia de ejercicio profesional, así como la revisión de códigos de ética, la legislación vigente y la normatividad de los gremios ante el proceso de globalización.

 

La ética en el proceso tutorial

Si bien es considerada la tutoría como un proceso de acompañamiento al estudiante, para realizar esta función es importante no descuidar el papel ético del tutor, ya que esta dimensión es necesaria para el buen manejo de información privada que recibe en la relación con el tutorado. Por otra parte, existe flexibilidad para que cada institución decida quién participará como tutor y en qué modalidad ejercerá la tutoría, en función de sus necesidades, de los recursos humanos y materiales disponibles.  (Cisneros, 2007, 233).

 

Los valores académicos

El tema de los valores ha despertado mucho interés en los últimos años debido, en parte, a la denominada crisis de valores de las nuevas generaciones. Muchas han sido las aseveraciones hechas respecto a querer explicar los motivos de por qué ha surgido esta situación: se dice que por descuido de la educación en las familias; incorporación de las madres al trabajo fuera de casa; exacerbación de la competencia y el consumismo como práctica cotidiana; medios de comunicación como delineadores de las conductas; entre muchos otros. Lo cierto es que el fenómeno es multifactorial y como tal debe de ser tratado desde distintas disciplinas y enfoques.

Las instituciones han entrado en constantes cambios debido a la también cambiante realidad en que están inmersas. Entre ellas, la educación no ha podido excluirse de esta transformación constante. La globalización económica y cultural ha replanteado muchos de los esquemas a los que hemos estado acostumbrados, llegando a rebasarnos en innumerables situaciones al no encontrar respuesta adecuada a sus efectos.

La educación ha sido uno de los ámbitos más endebles generados por estos cambios. Los resultados obtenidos no han sido los mejores a causa de la enturbiada realidad que confronta nuestra cultura con la diversidad mundial. Así, lo que antes valía o era importante, ahora lo resaltamos; lo que frecuentemente era cercano a nosotros, ahora ya no lo es y viceversa. La velocidad de los cambios es extremadamente rápida y sin una respuesta adecuada, seguramente lo que sigue es un mayor caos.

La educación debe incluir el desarrollo de las facultades físicas, intelectuales y sobre todo valores morales del educando, de forma que actúe siempre con actitudes y conductas positivas ante la vida, a pesar de una realidad tan cambiante y adversa a su formación. Así debe incluir un conjunto actividades que comprendan valores enfocados a la formación integral. El periodo escolar es la época más importante en el desarrollo de la personalidad humana. Si la institución escolar quiere educar para la vida, no puede dejar de lado ni improvisar la educación sobre los valores.

Muchas escuelas tienen una organización verticalista: el proceso educativo está centrado en el maestro, y la toma de decisiones se efectúa a partir del cuerpo directivo. Es posible que en determinados momentos o clases se ha hablado de la importancia que tiene la participación en el desarrollo de la persona, de la necesidad de participar para construir entre todos una nueva sociedad. Pero esta formación es teórica, mientras que la vivencia de los alumnos es que el éxito lo obtienen aquellos que acaten más y mejor las disposiciones y los reglamentos en cuya elaboración, no han tomado parte. Sobre todo, en una organización de este tipo, el alumno al no participar en las decisiones que le afectan, no adquiere las actitudes en un hábitat requeridos para esa participación.

Uno de los mensajes más importantes va en las estructuras; en la organización se pretende formar hombres autónomos, libres, participativos, con autoestima, capaces de colaborar, de juzgar y de controlar el poder, es preciso crear estructuras participativas. Una estructura verticalista transmite competencia, impersonalidad y de algún modo esta diciendo a la persona "tu no eres importante". Con personas no participativas no hay dialogo, no hay comunidad, no es posible el desarrollo humano.

También son trascendentes las formas en que se implementa la educación, ya que como decía Don Jesús Reyes Heroles “…la forma es fondo” y dicen mucho las estrategias tomadas en la formación. De este modo, llamaremos «vehículo» a los medios utilizados para transmitir los valores, clasificándolos en concretos y abstractos.

Los primeros son los evidentes (normas establecidas explícitamente) y los segundos son los que son implícitos (contexto subliminal cargado de mensajes simbólicos), que en conjunto generan «conglomerados educativos». Así, podemos encontrar señalamientos claros con una carga valoral específica, pero con una carga simbólica que apunte en sentido contrario.

Desde las perspectivas Socioantropológica (Agnes Héller) y Psicopedagógica (Lawrence Kohlberg), lo anterior puede representarse a través de tres tipos de comportamientos valorales: lo normativo (los parámetros de conducta establecidos por los individuos u organizaciones); lo afectivo (relaciones en la implementación de las normas, tanto formales, como informales); y lo procedimental (los medios y estrategias tomadas para su implementación).

Así, tanto en el aula como fuera de ella se conjugan formación y socialización que tienen una amplia carga de valores. Cómo se asumen las reglas de la organización, mediante que medios, quién se las transmitió y cómo se implementaron, qué reglas se ponen en juego, etcétera, serán, entre otros aspectos como se van a ir transmitiendo los valores.

Recordemos que los valores se transmiten, entre otros medios a través de normas, las cuales son prescripciones obligatorias para un determinado grupo de individuos, cuya transgresión genera ciertas consecuencias, pudiendo llegar a sanciones de diverso tipo. De esta forma, las normas concretas generarán sanciones concretas o materiales y las normas abstractas motivan a que a través de juicios de valor se emitan mensajes valorales explícitos e implícitos.

A partir del ejercicio práctico de los valores, es como se llega a asumir identidades específicas, transmitiendo como un modelo cultural hacia las nuevas generaciones. Así se reproducen vicios y costumbres, buenas y malas como un modelo de vida.

Conclusiones

El enfoque teórico asumido para implementar un programa de tutoría no está desprovisto de una fuerte carga valoral, o sea, no es neutro, ya que el mismo determinará la organización que se asumirá en la conformación de la estructura y la relación que se establecerá con los tutorados.

Es necesario replantear las formas organizativas en las que se pongan en juego valores importantes tales como respeto, honestidad, justicia, puntualidad, solidaridad, amistad, entre muchos otros.

La transversalidad debe comenzar a ejercerse en las formas que vemos cotidianamente como normales de la organización escolar, ya que ejercen mucho más impacto que lo que creemos.

 

 

Bibliografía

Alcántara Santuario, A., "Consideraciones sobre la tutoría en la docencia universitaria", en Perfiles Educativos, núms. 49-50, julio-diciembre, México, CISE-UNAM, 1990, p. 51-55.

Cisneros Hernández, Lidia (2007), “La educación en ambientes virtuales”

 

Kerr, Clark (1995), “The uses of University”,   Harvard University Press, (4th.ed)

 

Mercado Pérez, Raúl (2004), “El Modelo tutorial”. Mimeo

 

Universidad de Guadalajara, Modelo Educativo Siglo 21 (www.udg.mx/secfija2/nuesuniv/modelo_educativo_siglo21_UDG.pdf

 



[i] Esta es la definición contenida en el Modelo Educativo Siglo 21, de la Universidad de Guadalajara. (www.udg.mx/secfija2/nuesuniv/modelo_educativo_siglo21_UDG.pdf  (págs. 58-60)


 

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