Sincronía Winter 2011



HABITABILIDAD Y VIVIENDA


Mtra. Victoria Eugenia Navarro Herrera1






El acceso a una vivienda adecuada se ha convertido en tema abordado tanto por organismos internacionales, especialistas y técnicos, como por las estructuras de gobierno, (Galeana, 2008: 777).





Resumen



Un aspecto relevante del desarrollo humano, es descifrar las relaciones que se establecen entre los sujetos y el lugar donde habitan, como resultante de la unidad establecida por los factores sociales e individuales y las características del espacio arquitectónico, de un contexto dado. Lo cual, ubica al espacio habitacional como un bien construido desde la concepción funcional y estética del arquitecto y en un segundo momento, por sus usuarios al habitarlo.


En este sentido, es fundamental integrar estos dos aspectos en la búsqueda de nuevas soluciones de vivienda, capaces de atender la demanda de espacios habitacionales y las necesidades humanas de habitabilidad. En virtud de lo que se plantea la necesaria revisión de los lineamientos a observar en esta área, para así, poder responder en esencia, a las verdaderas condicionantes de esta realidad.


Es entonces, una tarea a realizar la evaluación del nivel de satisfacción de usuarios de los espacios habitacionales H3-H: en los estudios de caso denominados Coto 1 y Coto 2 ubicados en el Distrito 5 del municipio de Zapopan, Jalisco, México. En donde el objetivo, es armonizar la perspectiva de los usuarios, con el diseño arquitectónico y de esta forma, enfocar positivamente las propuestas habitacionales, las necesidades de sus moradores y la inserción de los conjuntos de vivienda en el contexto urbano. Todo esto, en el marco establecido por los derechos humanos para la vivienda adecuada, el concepto de lugar, la psicología ambiental y la arquitectura, con miras a proporcionar calidad de vida y bienestar a los habitantes.




Palabras claves: Desarrollo Humano, vivienda, habitabilidad

Introducción


La vivienda, como género arquitectónico, abarca entre sus áreas de estudio aspectos referentes a sus componentes físicos, espaciales, formales y constructivos para determinar su funcionalidad, estética y calidad. Los cuales, abren un campo propio para indagar sobre los elementos que componen la vivienda e influyen en su habitabilidad, para de esta forma, ampliar el conocimiento de la misma y la incursión de nuevas disciplinas en el tema.


Es en este tenor, la tipología pasa a ser un elemento pertinente para identificar las características correspondientes a una o varias edificaciones. Conforme lo expresa Galeana, S. (2008), desde la arquitectura en su investigación de corte cuantitativo, titulada “La tipología en la vivienda como precedente sustentable”, al señalar a la tipología como una pieza angular en la definición de las propiedades de la vivienda.


Así mismo, la autora hace mención del papel de la tipología en la identificación de las necesidades en la arquitectura, al advertir lo asentado por (BUSQUETS I., JOAN, 1999; 110), “La tipología significa un elemento indispensable para la proyección, no tanto como método de análisis de las necesidades, como catálogo de prototipos que han definido y resuelto el esquema de necesidades” (Galeana, 2008: 777), de tal manera, la tipología se convierte en un aspecto a considerar en el diseño al proporcionar lineamientos a tomar en cuenta en el análisis de lo existente y en los nuevos planteamientos. A partir de lo cual, se posibilita el precisar las particularidades de cada espacio habitacional, las variables de cada solución y los cambios producidos en el tiempo, según lo expresa Galeana, (2008: 783), a este respecto:


en el estudio tipológico es posible conocer las características relevantes y distinguibles de una representación edificada surgiendo un patrón de reconocimiento basado en reglas y normas abstractas para evitar una confusión ante otros grupos o conjuntos edificados.

De tal forma, el conjunto de atributos de las distintas propuestas de vivienda sientan las bases para su definición y análisis. Es en este contexto, donde el estudio de la vivienda, encuentra su trascendencia al formar parte de una de la prioridades de los derechos humanos a nivel internacional, cuyo propósito estriba en dotar de una vivienda adecuada a la población, conforme lo enfatiza (Galeana, 2008: 778) en el ámbito internacional el acceso a la vivienda adecuada forma parte de la agenda de la ONU y ha sido considerado entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000) y en el Programa UN-HÁBITAT (2002)”. Como tal, esta disposición se suma a los parámetros y acciones, en la búsqueda de una mejor calidad de vida, al reiterar la necesaria atención del hábitat para el desarrollo humano.


En resumen, esta aportación se coloca en el campo de estudio de la habitabilidad, y la tipología de la vivienda, en lo concerniente a la identificación de los rasgos espaciales distintivos de cada propuesta y su compatibilidad con las necesidades y expectativas de los diversos grupos sociales.


A este respecto, Rodríguez A. y Sugranyes A. (2005) realizan en Chile, desde la arquitectura, un estudio cuantitativo con un enfoque social y urbano denominado, “Vivienda social y violencia intrafamiliar: ¿Una relación inquietante? ¿Una política social genera nuevos problemas sociales?”. Esto, mediante una investigación en donde se registran aquellos conjuntos habitacionales, cuya específica configuración promueve la violencia entre sus habitantes. Con lo cual, los autores sitúan la relación entre uno y otro aspecto, para localizar a través esta coincidencia, los casos presentados en este sentido.


En cuanto a lo que (desafortunadamente), se reporta una correlación entre la vivienda social, la violencia y la inseguridad. Al respecto, se podría suponer una deficiencia, en lo concerniente a la atención de las necesidades humanas de habitabilidad a partir de las relaciones que se suscitan entre los habitantes de este tipo de conjuntos habitacionales.

Desde esta concepción, se muestra cómo en las variables analizadas, destacan los problemas sociales como el detonador de esta situación, según se palpa en los resultados obtenidos por Rodríguez y Sugranyes, (2005: 14), “Los motivos que inciden en esta intención son de índole social. Prevalecen las razones de convivencia entre los vecinos, por la percepción de seguridad, delincuencia y drogas; así lo opina el 52,6% de los residentes”. A través de lo cual, se identifica un tipo de ambiente en donde el perfil conflictivo de sus ocupantes, conjuntamente con la valoración del conjunto por sus habitantes, promueve una imagen negativa del espacio habitacional, ya sea por la presencia de agresiones reales o latentes, o por las deficiencias del entorno, como lo señala lo encontrado por, Rodríguez y Sugranyes, (2005: 14), “sobre la intención de movilidad y la satisfacción por el conjunto, se desprende que entre los residentes con ganas de irse de la vivienda, el 90% siente miedo y vergüenza de su barrio; mientras que los satisfechos sienten cariño…”. De aquí, que la calidad habitacional transite de los aspectos físico espaciales, al terreno social e individual del usuario, como lo explican, Rodríguez y Sugranyes (2005: 11), “A contrapunto de lo anterior, se hacen ver los impactos sociales negativos atribuibles a la calidad del hábitat producido”. En síntesis, esta indagación presenta uno de los fuertes retos a contemplar en la vivienda social, el cual, para su solución requiere del apoyo de todos los sectores involucrados.


En este escenario, el estudio de la vivienda de interés social en México, encuentra en la propuesta cuantitativa de Landázuri A., Mercado D. y Serafín J. (2004) titulada “Algunos factores físicos y psicológicos relacionados con la habitabilidad interna de la vivienda”, una indagación en el terreno de la psicología, concerniente a la forma en que el espacio físico de la vivienda interactúa con los usuarios. En términos más concretos, esta Investigación se fundamenta en el concepto de la habitabilidad, definida por Landázuri y Mercado (2004: 90) con base en Mercado (1998) para expresar afirmar el valor social del hábitat:


La habitabilidad se refiere a la relación de los seres humanos con la vivienda, escenario de interacción más antiguo e importante tanto en lo individual como colectivo y dado que es la unidad social fundamental en los asentamientos humanos que se relaciona estrechamente con la vida familiar.


De esta forma, la habitabilidad constituye un referente de la adecuada atención de las necesidades humanas en el espacio, ya sea en el interior de la vivienda para sus moradores, o en el entorno inmediato donde tiene lugar la interacción con el grupo social que lo habita. Esfera donde Landázuri y Mercado (2004: 90), contemplan la satisfacción de usuarios como reflejo del cumplimento de sus necesidades:

La habitabilidad es un concepto que se refiere a la satisfacción que uno obtiene en un determinado escenario o grupo de escenarios; es el atributo de los espacios construidos de satisfacer las necesidades objetivas y subjetivas de los individuos y grupos que las ocupan.


La habitabilidad en este sentido, adquiere relevancia ante la búsqueda de mejores soluciones arquitectónicas capaces de atender la demanda de vivienda producida por el crecimiento demográfico, según lo expresan Landázuri y Mercado (2004: 90), “El estudio de la habitabilidad surgió del interés por mejorar la vivienda ya que al aumentar la población, su déficit genera la exigencia de la construcción masiva de la misma”. Con lo que se conforma un estudio en el cual, los investigadores introducen un conjunto de variables a contemplar desde el punto de vista de la psicología, con el objetivo de guiar la observación del diseño de la vivienda y dar testimonio de la comunión de la vivienda con sus usuarios.


Desde otro ángulo, este fenómeno se pone también de manifiesto en la antropología social, como puede apreciarse, en el trabajo documental de Zamorano, C. (2007), denominado “Vivienda y familia en medios urbanos. ¿Un contenedor y su contenido?”, donde se hace referencia, al evidente vínculo entre la familia y su vivienda.

En función de lo anterior, este estudio se adentra en el terreno de la habitabilidad, como parte de las distintas conformaciones de la unidad familiar, en el entendido de que la familia, es el grupo de residentes de una misma vivienda, conforme lo expresa (Zamorano, 2007: 160), “la familia o, más exactamente, el hogar, como un grupo de personas que comparten una puerta de entrada para su vivienda”. Desde este sentido, la vivienda es el lugar del acontecer de la vida cotidiana de sus moradores, lo cual, establece un representativo nexo entre la casa y sus usuarios, como lo asientan, (Zamorano, 2007: 165) al citar a (Pradilla, 1987: 17) mediante la correspondencia entre vivienda y atención de las necesidades El objeto vivienda es el soporte material de un conjunto complejo de actividades individuales, familiares y sociales: alimentación, reposo, ocio, relaciones sexuales de reproducción, relaciones interpersonales, etc.”. En este sentido, el estudio hace patente la función de la vivienda como el espacio capaz de entrar en consonancia con el buen desarrollo de la vida de sus habitantes, al mostrar la conexión entre las actividades de los integrantes de una familia y el espacio de la vivienda.


En este punto, cabe destacar lo relativo a la unidad conformada por los habitantes y su vivienda, como un reflejo de su estilo de vida, a través de las dinámicas establecidas en el espacio, según lo marca desde la antropología, (Zamorano, 2007: 160), “en la profunda imbricación que estos estudios nos permiten descubrir podremos repensar a la vivienda como un espejo, un testigo y un motor de las diferentes prácticas de los miembros de las familias”. En otras palabras, la comprensión de la relevancia de la vivienda parte de su conexión con los integrantes de la familia y sus modos de habitar.


Con este propósito, la investigación da cuenta de los conceptos de familia y vivienda, por medio de una semblanza histórica de los mismos, para determinar lo significativo de la relación entre ambos, como lo explica (Zamorano, 2007: 169) “Adicionales a los trabajos citados existen algunas investigaciones muy localizadas que tratan acerca de la interrelación entre la vivienda y la familia, visualizándola más allá de la posible interconexión que puede existir entre un contenedor y un contenido”. En consecuencia, este trabajo abunda en el tema de la interrelación dada entre la vivienda y sus usuarios así como, en el carácter de la vivienda como referente de las formas de vida de sus ocupantes y su cultura.


Desde otro ángulo, en Chile Alençon, R., Justiniano, C., Márquez, f. y Valderrama, C. (2007), presentan un análisis cuantitativo sobre los “Parámetros y estándares de habitabilidad: calidad en la vivienda, el entorno inmediato y el conjunto habitacional”, por medio de una investigación realizada en el área relativa a los usuarios de la vivienda, en donde hace patente la falta de investigación en este campo para poder establecer criterios de reglamentación:


Considerando la vivienda desde las personas que la habitan, hoy existe un vacío normativo, los aspectos técnicos no incorporan las necesidades de los habitantes de forma integral, su ciclo vital y la relación entre ellos y el espacio que utilizan dentro de la vivienda, (Alençon, et al. 2007: 278).



Lo cual, constituye la base para proponer un índice de habitabilidad que coadyuve en la toma de decisiones en esta área, con el propósito de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida en la vivienda social. Según lo señalan (Alençon, et al. 2007: 275) en lo referente a la definición de habitabilidad:


Las cualidades de la vivienda, entorno inmediato y conjunto habitacional; considerando la estructura y materialidad, como el uso y mantención, por parte de sus moradores y que toma en cuenta su percepción, confort y seguridad; que permiten la satisfacción de las necesidades de las personas que la habitan y su desarrollo.


En este orden, el planteamiento de los autores, procura el desarrollo de un modelo de diagnóstico acorde a cada uno de los segmentos, en concordancia a las escalas identificadas por (Alençon et al. 2007: 278), como “vivienda, entorno inmediato y conjunto”, cuyos parámetros de análisis se definen dependiendo del sector al que van dirigidos. Como lo explican (Alençon et al. 2007: 277), Los instrumentos de habitabilidad, contienen distintos criterios de acuerdo al público objetivo y según nivel socio-económico”. Es decir, los autores, acentúan la pertinencia de atender las necesidades de los usuarios de acuerdo al contexto al que pertenecen.


En este marco, la investigación de la habitabilidad, se ubica en base a las escalas de análisis del espacio habitacional definidas como vivienda, entorno inmediato y conjunto, así como en la importancia de diferenciar los distintos contextos donde se ubican los conjuntos habitacionales.


Por su parte, el estudio cuanti-cualitativo realizado en México por García, S. y Solís, J.P. (2008), denominado “3Cv+2: modelo de calidad para la construcción de la vivienda”, plantea una propuesta para responder a los esfuerzos llevados a cabo para garantizar la calidad de construcción de la vivienda. Es así, como García y Solís (2008: 102), señalan de forma prioritaria, supervisar el proceso de construcción para garantizar a los compradores su calidad:


El modelo de calidad 3cv+2 es una metodología que busca establecer en los niveles operativos de la construcción criterios que permitan reducir la variabilidad del proceso de construcción, y además permita de manera sistemática, y en un proceso de mejora continua, evaluar el desempeño de calidad en proyectos de construcción de vivienda.


Lo dicho, se asienta por un lado, sobre la base de que el comprador requiere una vivienda eficiente y por otro, en el hecho de no contar con un estándar de calidad en la construcción de vivienda en México, como lo explican (García y Solís 2008: 103) al citar a (García et al. 2005), “Uno de los rasgos distintivos de la industria de la construcción de vivienda en México es la variabilidad en la calidad del proceso y producto final de una vivienda”. De forma paralela, el crecimiento del mercado de vivienda producto del aumento de la población, acentúa la relevancia de la calidad constructiva de la vivienda.

Conforme a lo anteriormente mencionado, la aplicación de este modelo, abre la posibilidad de tener un control de la eficiencia constructiva mediante etapas consecutivas de revisión en el momento de la ejecución de la obra, para de esta manera, contar con mejores y equitativos estándares de calidad.


De manera complementaria, con otra orientación, Sañudo, L. (2008) realiza en Bolivia una investigación cuantitativa referente a “Los espacios domésticos de la vivienda como arquitectura sustentable. Metodología estética del habitar”, al realizar un trabajo a través del cual, se penetra en el espacio doméstico y su acomodo a las actividades cotidianas, con el objetivo de aportar elementos de apoyo al proceso proyectual. En donde el autor, desde la fundamentación teórica del habitar de “Heidengger (1961), en su texto: construir, Morar, Pensar”, rescata las dinámicas del espacio en la cotidianidad del habitar, en un acercamiento antropológico.


En este estudio, se da cuenta del concepto de habitar, al observar los hábitos domésticos en la vivienda, lo que, en palabras de Sañudo (2008: 2), significa “pensar la teoría del habitar en la vivienda, como una edificación donde se construye el habitar.” De esta forma, la vivienda es entendida como el lugar donde transcurre la vida diaria, acontecer definido por Sañudo (2008: 2), como espacio doméstico, “El espacio doméstico por lo tanto, es precisamente la construcción de unos códigos estéticos que se tejen a partir de las condiciones sensibles del habitar en la vida cotidiana”. La vivienda, es por lo tanto desde este concepto de habitar, el espacio donde tiene lugar los hábitos domésticos, lo que en palabras de Sañudo, (2008: 2), significa, “pensar la teoría del habitar en la vivienda, como una edificación donde se construye el habitar.” De esta forma, la vivienda es entendida como el lugar donde transcurre la vida diaria, acontecer definido por Sañudo (2008: 2), como espacio doméstico, “El espacio doméstico por lo tanto, es precisamente la construcción de unos códigos estéticos que se tejen a partir de las condiciones sensibles del habitar en la vida cotidiana”. Es por ello, que en este escenario, se hace necesario tomar en cuenta las distancias personales y la jerarquización del espacio, de acuerdo a lo expresado por Sañudo, (2008: 4), “El estudio del habitar dentro de la teoría proxémica, lo podemos entender entonces, como la manera en que cada sujeto configura su espacio y guarda distancias sociales entre los demás integrantes y objetos asociados a la configuración espacial”. Por lo tanto, en esta dirección, el habitar guarda una estrecha relación con el concepto de personalización del espacio, en donde cada ocupante de la vivienda establece sus propios parámetros.


En resumen, las anteriores aportaciones generan una nueva visión del habitar, al estudiar el uso y adecuación del espacio, con un enfoque transformador de la vivienda, así como al incluir las preferencias y modos de uso del espacio por sus habitantes. En donde, la revisión del tema habitacional, reporta trabajos llevados a cabo en Chile, Bolivia y México. Respecto a los cuales, se identifican en primer medida estudios cuantitativos, realizados por parte de los arquitectos, quienes introducen los conceptos de tipología, habitar y calidad de vida. En segundo término, los estudios cuanti-cualitativos, que trabajan tanto lo psicológico como lo constructivo. A estos, se suman los estudios documentales donde se resaltan la unidad que desde la antropología se establece entre familia y vivienda.


Por otro lado, en torno al tema de la vivienda, ha de considerarse lo concerniente al concepto de ambiente, donde se revisa lo relativo a la identidad, la apropiación del espacio y la percepción, ya sea en la ciudad, el barrio, el conjunto habitacional o la vivienda. En concordancia, con lo que se establece la trascendencia del ambiente como escenario de las interacciones socio- espaciales de los lugares.


Sobre este particular, se ubican trabajos como el realizado por Baldi, G. y García-Quiroga, E. (2006), en Argentina, mediante un estudio cualitativo titulado “Una aproximación a la psicología ambiental”. Quienes fundamentan su propuesta en la definición de Psicología Ambiental, contemplada por Aragonés y Amérigo, (1998), donde como se puede observar se evidencia la correlación entre la conducta y el espacio, “La disciplina que estudia las relaciones recíprocas entre las conductas de las personas y el ambiente socio-físico, tanto natural como construido”, Baldi y García (2006: 161). A través de una perspectiva en donde se sitúa a la psicología ambiental, como el conocimiento del ambiente físico en torno al hombre, su conducta y su percepción, al mismo tiempo que se orienta, la concepción holística de dicha disciplina, al mostrar elementos fundamentales a considerar en el diseño del ambiente, tendientes a una visión integral del espacio habitado, como tienen a bien mencionar Baldi y García, (2006: 160), al hacer referencia al cometido de dicha disciplina:


A partir de un enfoque holístico, la PA contempla al ambiente y a la conducta como partes interrelacionadas de un todo indivisible, proporcionando conocimientos fundamentales para quienes participan en la planeación, diseño, construcción o administración de los ambientes físicos.


De esta manera, la información aportada ubica el área de conocimiento de la Psicología Ambiental, como un enfoque cardinal en el análisis del “espacio habitacional” y su relación con el usuario.


Desde este mismo campo de la psicología ambiental, se encuentra el planteamiento teórico realizado en España, por Vidal, T. y Pol, E. (2005), cuyo título es “La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los lugares. Psicología Social”. En el cual, se aborda el tema de la apropiación del espacio, con el objetivo de documentar la interacción y las sensaciones que se recogen entre el hombre y su medio:


Se trata de investigar la relación entre las experiencias cotidianas y las nociones de lugar que construyen las personas, enfatizándose las acciones que se desarrollan en el espacio y las emociones, pautas y nociones que de éstas se derivan de forma conjunta y complementaria, (Vidal y Pol, 2005: 282).


En este sentido, la psicología ambiental y social, se introduce en el área de la construcción social del lugar y la apropiación del espacio, al hacer referencia al vínculo que se establece entre el espacio y sus habitantes, mediante las formas particulares de habitar, como lo hacen ver Vidal y Pol (2005: 282), “A través de la acción sobre el entorno, las personas, los grupos y las colectividades transforman el espacio, dejando en él su ‘huella’, es decir, señales y marcas cargadas simbólicamente”. Así pues, tal posición señala la cualidad socio-física del espacio y cómo ésta, se construye a través de la vivencia del usuario en un ambiente determinado. Además de centrarse, en el significado del ambiente y en los conceptos de apego e identidad.


Con respecto a esto, otro planteamiento similar inherente al campo de la Psicología, es el que introducen en España, Aragonés J. y Pérez-López, R. (2009), en su investigación cuantitativa titulada “Personalización del dormitorio: descripción, sentimientos y conductas”.


En relación con lo cual, se tiene la intención de indagar en la personalización de los espacios de la vivienda, adecuados por sus ocupantes de acuerdo a su propia manera de ser. En donde, Aragonés y Pérez-López, (2009:287), se enfocan en la descripción del espacio, los sentimientos que este evoca, así como en el reflejo de los rasgos de la conducta a través de un observador del lugar, con el propósito de conocer el uso del espacio por el usuario y su consiguiente apropiación. Haciendo para ello, referencia a los términos utilizados con este fin:


La complejidad de los vínculos que las personas desarrollan hacia los ambientes físicos queda reflejada en la numerosa producción de términos que la Psicología Ambiental ha desarrollado para explicarlos: identidad con el lugar, apropiación del lugar, territorialidad, privacidad, personalización o satisfacción residencial, entre otros, (Aragonés y Pérez-López, 2009: 288).


Lo anterior, sin dejar de acotar cómo, Aragonés y Pérez-López (2009:288), hacen hincapié en su correcta aplicación de acuerdo a las diferentes escalas o los tipos de espacios, según se observa en la siguiente reflexión:

Así, mientras identidad y apego al lugar se asocian principalmente a espacios de gran escala, bien sea el país o el barrio (Hernández, Hidalgo, Salazar-Laplace y Hess, 2007; Lewicka, 2008); hay otros como territorialidad, personalización o apropiación que se suelen vincular a espacios de menor escala, como puede ser la oficina o la vivienda, (Gosling, Ko, Mannarielli y Morris, 2003).


Es entonces, de reconocer que conforme se estrecha la relación del habitante con el espacio, éste se siente más propio y se desarrolla el sentido de pertenencia, como lo exponen, (Aragonés y Pérez-López, 2009: 288), al citar a (Rapoport, 1980; Manzo, 288) “los espacios físicos (lugares) más cercanos a la experiencia cotidiana de las personas son los que éstas eligen y modifican con el propósito de hacerlos congruentes con sus gustos y preferencias”. Lo cual, establece distintas categorías en el espacio y por consiguiente, evidencia cómo en este proceso, los espacios y su uso reflejan el estilo de vida de sus habitantes.


En este mismo ámbito, en España, Aragonés J. y Rodríguez C. (2005), trabajan en un estudio cuanti-cualitativo denominado “Percepción del self a través de la decoración de la vivienda”, cuyo objetivo estriba en captar desde la perspectiva de un observador la personalidad del usuario. A partir de lo cual, se obtiene información correspondiente a la disposición del espacio, realizada por sus moradores, al adecuarlo a sus gustos y estilo de vida, mediante la decoración.


Desde esta apreciación, el espacio adquiere, un valor significativo y se recrea el lazo emocional que establece con sus ocupantes, como resultado de la selección y acomodo de objetos o mobiliario, así como por la necesidad de diferenciación del espacio propio. Además de denotar su valor en la transformación del espacio físico en social, según lo hacen ver (Aragonés y Rodríguez 2005: 90) al citar a (Aragonés y Sukhwany, 1994): “De esta manera, el lugar como espacio físico se convierte en espacio psicosocial, es decir, la vivienda se convierte en hogar y en ese proceso interviene la decoración como un aspecto fundamental”. Donde es de considerar la relevancia de la participación del usuario en la búsqueda de su identificación con el espacio y de esta forma en la conformación de un lugar.

Por otro lado, Salazar, I. (2007), presenta en Colombia un trabajo documental con el título Seguridad y libertad: lugar y espacio en las relaciones familia-individuo en Bogotá”. Donde se trata la transferencia del fenómeno urbano de la fragmentación, a la búsqueda de la individualización, en el uso de los espacios de la vivienda por los miembros de la familia.


El autor realiza una semblanza de esta manifestación representativa del segmento medio y residencial, que ha generado sustanciales cambios en la distribución y tipos de espacio en la vivienda, al demandar mayor número de habitaciones personales. Entorno a lo cual, Salazar (2007: 138), hace énfasis en la forma en que esta tendencia, ha modificado la concepción del diseño en la vivienda, como lo señala en la siguiente cita:


la estetización de la vida doméstica en clases sociales altas y medias ha reconfigurado también la forma de la vivienda, e incluso se ha difundido como tendencia cultural hacia el diseño de viviendas de interés social. Todos estos factores han reforzado un proceso de individualización del espacio doméstico dentro de la vivienda, y han ayudado a dar a las personas grados de autonomía, libertad e importancia que antaño no tenían.


En este marco explicativo, surgen las aspiraciones de los miembros de la familia, de contar con un espacio propio, incluso dentro de la vivienda, como lo subraya Salazar (2007: 139), “Tener un espacio propio en la casa paterna y la propiedad individual de objetos que aprendemos a apreciar son formas de constituir referentes de seguridad individual”. Lo cual, encuentra una coincidencia con la personalización del espacio, pero desde la influencia de la fragmentación urbana, misma que pasa a ser un elemento promotor de pequeños territorios en la búsqueda del espacio individual en la vivienda y en la sociedad.


Así, de acuerdo con esta perspectiva socio-espacial, se plantea esencialmente lo relativo a las dinámicas acontecidas al interior de la vivienda, mediante el uso del espacio y la demarcación de lo propio, por cada uno de los habitantes.

Para retomar el tema del “Lugar”, el estudio documental de Campos, M. F. y Yávar, S. (2007), realizado en Chile, desde la arquitectura, con el título “Lugar, Vivienda y Urbanidad”, recapitula las diversas versiones del concepto de “lugar” en varios campos del conocimiento a lo largo del tiempo, a partir de las cuales, ilustra la forma en que este concepto ha sido abordado con distintos enfoques.


En esta línea, los autores, sitúan los orígenes del concepto de lugar en la filosofía, a la que posteriormente se suman la psicología, la arquitectura, la antropología y el urbanismo entre otras, sin dejar de señalar, las diferentes definiciones que de esto se deprenden. Como se observa en lo mencionado por Campos y Yávar (2007: 41), “El lugar tiene una multiplicidad de significados provenientes de las distintas disciplinas o teorías que lo abordan como su ‘objeto de estudio’”. No obstante, y aún con esta condición caracterizada por el tratamiento epistemológico diversificado del concepto del lugar, Campos y Yávar (2007: 41), evidencian, una coincidencia con respecto a la definición del lugar, en lo concerniente a la vivencia del espacio por sus habitantes:


En síntesis, siempre la conformación del lugar estuvo referida a la experiencia que las personas tenían de él -o de sus acciones en él-. Sólo es en la Modernidad que se crea la noción de un espacio completamente desligado de la referencia a persona, aludiendo a individuos anónimos e intercambiables.


A partir de lo cual, se hacen ver las diferentes aristas que revisten el significado del lugar, así como la transformación dada en la investigación del espacio, a través de este concepto, en donde se da un vuelco, con miras a lo humano. Como lo explican Campos y Yávar (2007: 45), con respecto al hábitat y la arquitectura:


En ese sentido, la operación que está en la base de la construcción de lugares es la sustantivación de relaciones que existen en el entorno y que resultan significativas para cualquier persona. De esta manera, la arquitectura viene a concretar un compromiso cultura! del entorno con las personas, generando un ámbito nuevo para que acontezca el habitar.

Por consiguiente, desde este punto de vista, el acercamiento al tema del lugar desde las diferentes vertientes, lleva a reflexionar sobre su trascendencia en la creación del habitar de los hombres por la arquitectura y su significado.


Para cerrar, es menester reparar en la ineludible participación de la investigación como parte del entendimiento de la arquitectura y su función humana. En donde resulta ilustrativo el trabajo teórico reflexivo de Muntañola J. (2008), el cual presenta en España, con el título “La búsqueda del núcleo de la investigación de la arquitectura”, el papel de la investigación en esta disciplina, la necesidad de la misma, así como el sustento teórico existente para dicho propósito.


De tal manera, que esta aproximación es realizada en torno a la investigación del proyecto, como generador de la arquitectura y a su repercusión positiva o negativa en la realidad. Por medio de un escrito, motivado por la idea de ubicar al proyecto como objeto propio de la investigación, a partir del cuestionamiento de su repercusión en el contexto donde se encuentra, el planteamiento de Muntañola (2008: 4,5), está sustentado con base en la siguiente interrogante, “¿Qué pasa con el impacto social y físico de un proyecto (y no el proyecto en sí) antes y después de su construcción?”. En donde exalta a trabajar más sobre la comprensión del quehacer de la arquitectura como hábitat pensado para sus destinatarios. Así aparece como un aspecto clave para el arquitecto, la generación de espacios concebidos desde un punto de vista social y humano, que de acuerdo con Muntañola (2008: 5), todavía requiere una mayor profundidad en su conocimiento, “en relación con la arquitectura estamos lejos del entendimiento de lo que es, por que se comporta como se comporta y de que uso tiene para los hombres”. Sentir que Muntañola, (2008: 5), encuentra referenciado a las tres dimensiones de la arquitectura:


Proyecto (mente), construcción (tierra, ciudad y territorio) y uso (sociedad, historia, cultura) son campos de investigación importantísimos, y el núcleo de la investigación arquitectónica es justamente la forma como el proyecto, el construir y el uso social se relacionan entre ellos.


De esta forma, el autor advierte sobre la importancia del compromiso social del arquitecto y la necesidad de situar la investigación como parte de su quehacer.


Con esta reflexión y lo hasta aquí expuesto, concluye la revisión de algunas de las aportaciones, correspondientes a la vivienda, como parte de la columna vertebral de los conceptos y variables a tomar en cuenta en el tema, bajo la consideración de que existen más aportaciones de las aquí tratadas para abundar en el tema.



Metodología


Con el propósito de estudiar la relación entre las características arquitectónicas y urbanas de los espacios habitacionales H3-H, ubicados en el distrito 5 de Zapopan, Jalisco y las necesidades humanas de habitabilidad de sus usuarios, se conforma un núcleo de investigación, para indagar sobre la satisfacción de usuarios de la vivienda, desde el marco de referencia del concepto de lugar. Lo cual, se construye a través de la interacción que los habitantes establecen individual y colectivamente, con el ambiente residencial, tanto en sus aspectos objetivos (físico-espacial) como subjetivos (experiencia del espacio habitado).


Lo anterior, con el objetivo de encontrar los elementos capaces de armonizar las necesidades de habitabilidad de los moradores de los conjuntos habitacionales identificados como “Coto “1” y “Coto 2”, con el diseño del espacio habitacional, realizado bajo los parámetros normativos y la capacidad de compra del mercado potencial, a través de una estimación a priori de sus necesidades.


Por tal motivo, para llevar cabo el estudio se parte de la concepción de la vivienda como sistema, mediante la valoración del socio-espacio. Sobre el entendido de que el análisis de la vivienda como sistema, involucra a la vivienda, su entorno y la interacción entre sus habitantes, como lo mencionan (Landázuri, A. y Mercado, S. J., 2004: 90), “Nivel sistémico, es la relación de la estructura institucional con su entorno urbano inmediato, es decir, la conexión entre la vivienda y el vecindario donde se ubica”. En concreto, esta aproximación a la vivienda está determinada en base a la teoría sobre satisfacción de usuarios del ambiente residencial y el carácter socio-físico del espacio habitacional, los cuales sientan un referente a la dimensión del hábitat como lugar.



Tipo y Diseño de estudio. La metodología se define de orden cuantitativo, (explicativo), no experimental y transversal. Con el propósito de mostrar la relación entre las necesidades de habitabilidad y la satisfacción de usuarios. Para tal efecto, se realizó el estudio de caso de los conjuntos habitacionales H3-H “Coto 1” y “Coto 2”, ubicados en el distrito 5 del municipio de Zapopan, Jalisco, mediante un estudio post ocupacional, en las viviendas habitadas.


El diseño es multifactorial, al analizar los diversos factores de cada una de las variables, en los distintos tipos de ambientes, que componen el sistema vivienda. En este sentido, en el tratamiento estadístico se empleó un diseño multifactorial de distribución de frecuencia, con la intención de encontrar el valor de las variables estadísticas mediante el número de veces que se observa dicho valor o el número de casos clasificados en la clase definida por éste.


Así mismo, se realizó, el cálculo de promedios al dividir la suma de todos los valores entre el número de estos y los porcentajes para establecer la proporción de los elementos evaluados en relación al total dividido en cien partes. Y por otro lado, se cálculo la media aritmética para obtener el valor conseguido al sumar todos los valores observados y dividir el resultado entre el número de datos, con la intención de identificar la tendencia central de forma estable, dado su rigor matemático y la simetría entre las distribuciones. A lo cual, se suma la tabulación simple, para expresar la relación entre los datos numéricos de variables particulares y la tabulación cruzada, para obtener la distribución común entre dos o más variables.


Tipo de base de datos. Con el programa informático DYANE, versión 3, se aplicó el proceso estadístico antes mencionado a través del registro de la media aritmética, así como la tabulación simple para sacar frecuencias y porcentajes y también, la tabulación cruzada, para (sobre la selección de variables), definir la correlación entre las mismas.

Proceso Técnico. Con base en lo asentado en el marco teórico, con respecto a la satisfacción residencial y al marco de referencia establecido a través de la arquitectura como lugar, se definió el instrumento a utilizar. Una vez con el instrumento, se realizó una indagación preliminar con desarrolladores y arquitectos para ajustar el instrumento al contexto de la investigación.


El instrumento, se aplicó para proporcionar información en el contexto real “post ocupación de la vivienda”, ya que de esta forma, se puede obtener información directa sobre la satisfacción residencial de los habitantes en su propio hábitat. Que además, permite la observación en sitio de las actividades cotidianas de los usuarios y las características arquitectónicas y urbanas del espacio habitacional. Dicha evaluación post ocupacional definida por Amérigo en (Aragonés et al. 2009: 191), siguiendo a Zimring y Reizenstein (1980:429) como “el examen de la efectividad de ambientes diseñados ocupados por usuarios humanos. Se trata así, de establecer hasta qué punto un diseño de un edificio cumple efectivamente con las propuestas iniciales por las cuales el edificio fue diseñado”. En virtud de lo que se reconoce a la evaluación post-ocupación, como una herramienta concreta en el estudio de satisfacción de usuarios en el ambiente residencial, según lo afirma Amérigo en (Aragonés et al. 2009:192): “la EPO es un tipo de evaluación ad hoc realizada en un momento y en un espacio muy concreto y que pretende obtener resultados muy específicos sobre el marco evaluado”. A partir de lo que, se establece la correspondencia entre dichos propósitos y el fin de la presente investigación.


Por otra parte, para complementar la aplicación del instrumento, se llevó a cabo un registro de la observación en sitio de las características arquitectónicas de los conjuntos habitacionales (entorno inmediato) y el contexto urbano (colonia), así como la elaboración de planos correspondientes a los conjuntos habitacionales y las tipologías de vivienda existentes tanto en plantas como alzados.


De esta forma, los resultados de la encuesta se cotejaron con las características arquitectónicas y urbanas de los conjuntos habitacionales definidos para el estudio y la observación en sitio. A la vez que se identificaron las relaciones entre los tres sistemas a considerar en la satisfacción residencial, definidos como: Ambiente Privado (Vivienda actual), Ambiente Semipúblico (vecinos), Ambiente Semipúblico (conjunto habitacional) y Ambiente Público (entorno urbano próximo).



Resultados



Espacio. Características arquitectónicas de la vivienda.


La vivienda como pilar del desarrollo humano de sus habitantes, representa una decisión importante, al establecer un vínculo de identidad con la cultura y estilo de vida de sus ocupantes. Dentro de este entendido, es entonces de considerar, que ante el hecho de no construir una casa propia, se elige del parque de vivienda, aquella cuyo diseño se ajuste en mayor medida a las necesidades, expectativas y gustos de sus futuros moradores, dentro de su capacidad de compra. Por lo tanto, al momento de seleccionar una tipología se define a priori, ya sea a nivel individual como social, algunas de las características arquitectónicas y necesidades de habitabilidad buscadas.

Tipología de vivienda. La tipología como solución arquitectónica, define un conjunto de cualidades del espacio en la vivienda, relacionadas con la apariencia exterior, el número y tipo de habitaciones, el tamaño, la distribución, la iluminación y la temperatura y el precio entre otros aspectos. Por ende, son estos atributos en donde los futuros habitantes centran su atención al momento de la elección.














En este contexto, el Coto 1 construido en 1985, originalmente sólo contaba con un tipo de casa denominado para este estudio, “Tipo AC1”. Dichas viviendas cuentan con: cochera para 2 autos, sala, comedor, terraza, cocina, patio de servicio, 1½ baños, 3 dormitorios y un closet, (Ver lamina N°4). Sin embargo, debido a las ampliaciones esta Tipología, actualmente sólo representa un 12.62% del total de viviendas encuestadas.


Estas ampliaciones, a lo largo del tiempo, definieron dos tipologías más de vivienda. La primera identificada como “Tipo BC1”, con viviendas en donde se tiene: cochera para 2 autos, sala, comedor, terraza, cocina, patio de servicio, 2½ baños, 3 dormitorios, 1 closet y un vestidor. Para tal efecto, el dormitorio principal se construye al cubrir la cochera y una de las anteriores recamaras se convierte en el baño vestidor, (Ver lamina N° 5). Como resultado, esta tipología representa un 29.13%, de las viviendas encuestadas y muestra un aumento del área construida.


Aunado a esto, se observa el porcentaje más alto equivalente a un 58.25% concierne al “Tipo CC1”, en la modalidad que cuenta con: cochera para 2 autos, sala, comedor, terraza, cocina, patio de servicio, 1½ baños, 4 dormitorios y 1 closet, (Ver lamina N° 6). En resumen, a través de estas ampliaciones, es perceptible cómo el diseño original de las casas que conforman el Coto 1, resultó insuficiente en cuanto a dormitorios y baños. De lo cual se deduce, una insatisfacción del 87.38% con las características de la vivienda y por lo tanto, una fuerte transformación de la fisonomía del conjunto debido a la diversidad de fachadas resultantes.












El Coto 2, construido en 2006, más nuevo que el anterior, cuenta con 5 tipos de casas con varias fachadas, así como con un reglamento interno riguroso. Lo que de alguna manera, ha influido en las pocas modificaciones realizadas y con ello, en la conservación de las tipologías originales y la uniformidad en el conjunto.


En este contexto, se observa la mayor preferencia en la tipología identificada como “Tipo BC2”, con un porcentaje del 55.26%, modelo compuesto por: cochera para 2 autos, sala- comedor-cocina, terraza, cuarto de lavado, patio de servicio, 3 baños, estar de TV, 2 dormitorios en planta alta, 1 dormitorio en planta baja y 3 closets, (Ver lamina N°12). La cual, marca una diferencia significativa con el resto, y ubica a la casa de menores dimensiones como la más seleccionada.


A continuación aparece el “Tipo DC2”, con un porcentaje del 18.42%, en donde se tiene: cochera para 2 autos, sala-comedor-cocina, terraza, cuarto de lavado, patio de servicio, 4 baños, estar de TV, 3 dormitorios en planta alta, 3 closets y amplio jardín por dos de sus lados, (Ver lamina N°14). Así como, el “Tipo CC2”, con un 13.82%, correspondiente a una casa con: cochera para 2 autos, sala-comedor- cocina, cuarto de lavado, patio de servicio, 5 baños, 3 dormitorios en planta alta, 3 closets y terraza con jardín en la parte posterior, (Ver lamina N° 13). Con lo cual, se ubica a las casas más grandes con una menor demanda, condición que cobra sentido en referencia con el aumento de precio, así como por el número de miembros de la familia, de acuerdo a lo observado más adelante en este sentido.


Por último, con el porcentaje menos significativo, se reporta a la tipología AC2, con el 7.24%, correspondiente a las casas de esquina, modalidad en donde se incluye: cochera para 2 autos, sala-comedor-cocina, cuarto de lavado, patio de servicio, 3 baños, 2 dormitorios en planta alta, 1 dormitorio en planta baja, 2 closets, 1 vestidor, estar de TV y un jardín frontal, (Ver lamina Nº 11). Lo que obedece al número restringido de lotes de esquina existentes en el fraccionamiento. Así como, la tipología EC2, con el 5.26%, la cual cuenta con: cochera para 2 autos, sala-comedor-cocina, cuarto de lavado, patio de servicio, 4½ baños, 2 dormitorios en planta alta, 1 dormitorio en planta baja, 3 closets, estar de TV y un amplio jardín y terraza en la parte posterior, (Ver lamina N° 15), misma que destaca por su tamaño y la extensión de jardín.


De este modo, se concluye a través del análisis de las tipologías de vivienda, que las características arquitectónicas de la vivienda, en ambos cotos, generan un nivel de satisfacción “Bueno”, con una calificación que va de 5.65 a 5.67 puntos en el Coto 1 y de 4.86 a 6 puntos el Coto 2. En donde es de señalar, cómo en el resultado del Coto 1, repercute la calificación otorgada a las 2 nuevas tipologías resultantes de ampliaciones y modificaciones, no correspondientes al diseño original.

Ampliaciones. Con respecto a este rubro, es de considerar la relación existente entre el porcentaje de ampliaciones y los años habitados en el conjunto habitacional. Sobre todo, porque la adecuación del espacio, puede obedecer a cambios en el ciclo de vida, el número de habitantes o a la terminación del pago de la casa. De esta manera y en lo referente a la tipología, cada uno de los cotos adquiere un rasgo distintivo, debido a la posibilidad de elección y a la diferencia establecida por el lapso de tiempo transcurrido desde su construcción.


En este tenor, el Coto 1, con 26 años de haber sido construido y una sola tipología a elegir, presenta ampliaciones desde el tercer año en un 68.18%, a partir de los 15.1 años de habitadas las viviendas. A diferencia del Coto 2, en donde sólo han pasado 5 años desde su construcción y cuenta con 5 tipologías a elegir, en donde se observan ampliaciones desde el primer año, realizadas por la inmobiliaria en el momento de la compra y antes de entregar la vivienda, así como un 75% de ampliaciones al interior de la vivienda, llevadas a cabo por los usuarios entre los 3.1 y 5 años de habitadas. De aquí se deduce, que el porcentaje de ampliaciones sí guarda una relación con los años que el conjunto lleva habitado.






















Apariencia exterior. Una de las características del diseño arquitectónico de gran influencia al momento de adquirir una casa es su apariencia exterior, al reflejar por medio de sus propiedades formales y estéticas, los gustos e identidad, de un individuo, grupo o segmento socio cultural, en un contexto determinado.


En este esquema, la revisión de este aspecto de la tipología, devela cómo las ampliaciones y remodelaciones de las fachadas realizadas en el Coto 1, modificaron la apariencia exterior de las casas personalizando la vivienda de acuerdo a las características que sus habitantes definieron y con esto, el nivel de satisfacción de los mismos. Por lo que, actualmente, se reporta en la media un nivel de satisfacción “Más que suficiente” con 5 puntos en una escala de Likert del 1 al 7, en donde se ha de mencionar que en un 87.38%, las características arquitectónicas correspondientes a este rubro no coinciden con la versión original.











En contraste, en el Coto 2 se muestra un nivel de satisfacción con la apariencia de la casa más elevado con una media de 6.2 puntos equivalentes a “Bueno”, lo cual, se explica por la variedad de opciones a escoger. De tal forma, el nivel de satisfacción reporta en este caso, un mayor nivel de satisfacción con el diseño original, que se confirma con la ausencia de modificaciones. Es decir, se evidencia una correspondencia entre el diseño de la fachada y los gustos de la mayoría de los compradores al momento de la elección. Ante lo cual, resulta pertinente acotar, la influencia que en esto ejercen, el tiempo en que los conjuntos fueron construidos y lo restrictivo o permisivo de los reglamentos internos de cada coto.

Espacio arquitectónico y actividades de los usuarios. La casa como el espacio privado donde se realizan las actividades humanas, define de acuerdo a las costumbres, el contexto sociocultural y el estilo de vida de sus ocupantes, las necesidades arquitectónicas de espacio. En consecuencia, es menester revisar la suficiencia relativa al número y tipo de espacios, con que cuenta una casa.

En donde, el análisis así entendido, a través de la tipología de vivienda, registra en la media, igualdad en ambos cotos, en el número y tipo de espacios en cuanto a: 3 dormitorios, cochera para dos autos, 1 patio de servicio, 1 escalera, 1 despensa, 1 jardín o terraza, 0 pasillos, 0 bodegas y 0 balcones. Así como diferencias en torno al número de baños, con una media en el Coto 1, de 2 y 4 baños en el Coto 2. Por otro lado, se observa una distinta distribución, con una media en el Coto 1, que marca 1 cocina, 1 sala y 1 comedor independientes; mientras en el Coto 2, se tiene 1 sala-comedor-cocina integrados. A los cuales, se suma una media en el Coto 1, donde no se registra la existencia de cuarto de lavado, estar de TV, ni casa club; en tanto que el Coto 2 sí cuenta con estos servicios.


Tabla N° 1 Número y tipo de espacio por tipología

Conclusiones


Cada momento histórico, trae consigo sus propias opciones y condicionantes, ya sea en el campo económico, social o cultural, las cuales al mismo tiempo que plantean nuevas interrogantes con respecto a la concepción del hábitat como lugar, abren nuevas áreas de desarrollo.


Es entonces, cometido de quien concibe el diseño del hábitat, ponderar el proceso de transformación del espacio, cuidadosamente con lineamientos claros y precisos, que contemplen en cada contexto, la verdadera esencia del ser humano en la búsqueda de la construcción del lugar, como lo advierte Muntañola (1998: 1), al exhortar el encuentro de estos valores en la arquitectura, “Lo más importante de esta postura es restituir a la arquitectura su valor de lugar para ser habitado por el hombre y dar al acto de diseñar (más o menos profesionalizado) toda su significación”. Así, la dimensión de hábitat como lugar, se extiende al contexto humano y con ello, trasciende conjuntamente con los valores de la arquitectura los factores funcionales y estéticos, para incorporarse al ámbito social y ambiental, como resultado de la vivencia del espacio por sus habitantes.


Por lo tanto, el presente estudio busca a través de una postura integral del espacio habitado, contemplar la correlación del quehacer arquitectónico y la vivencia de los usuarios, al hacer del acto de diseñar el hábitat para el hombre, un encuentro sensible y ético con la realidad.

De este modo, en esta aproximación se establece la relación existente entre la construcción del lugar como socio-espacio, la arquitectura y el desarrollo humano. Lo cual por un lado, resalta la importancia del hábitat y por otro, abre un pertinente campo de actuación en pro de la calidad de vida.





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Sincronía Winter 2011

1 Licenciatura en Arquitectura por la Universidad de Guadalajara, Profesora e Investigadora del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño y candidata a Doctor en Desarrollo Humano por la Universidad del Valle de Atemajac.