Sincronía Primavera 2006

 

Mentiras verdaderas 1) La enseñanza de las crónicas

Marina Ruano Gutiérrez

Universidad de Guadalajara


 

 

¿Por qué necesita el hombre contarse historias?

Quizá porque así lucha contra la muerte y los fracasos,

adquiere cierta ilusión de permanencia y de desagravio.

(La señorita de Tacna. M. Vargas Llosa)

Los profesores de literatura que tenemos la oportunidad de impartir los cursos relacionados con los escritos de los cronistas de Indias, nos enfrentamos con el problema de cómo enseñar este tipo de obras a los alumnos de la Licenciatura en Letras Hispánicas. Sin tener que repetirles y obligarlos a memorizar una enorme relación de nombres, libros y fechas. ¿Qué aspectos de estos autores pueden parecerles interesantes? Y que además de interesantes les puedan servir no sólo para enriquecer el vocabulario, sino también para el desarrollo de las competencias comunicativas y literarias así como la ejercitación de habilidades psicolingüísticas. Algo de lo anterior se intenta conseguir primeramente a través de una lectura amena, en donde el estudiante se siente en libertad para poder ofrecer su opinión con naturalidad e iniciativa propia.

En el siguiente escrito se mencionan de manera muy general, algunas imágenes sobresalientes, que pueden ser de interés para la lectura de las crónicas. El relato que hemos escogido especialmente para ser usado como ejemplo es el de Naufragios, de Álvar Núñez Cabeza de Vaca uno de los cronistas de la primera mitad del siglo XVI. Algunas de las características existentes en esta crónica del fracaso, a grandes rasgos, podrían ser las siguientes:

histórico, 2) antropológico, étnico, etnográfico, 3) lingüístico y 4) literario.

1) Histórico

Desde el punto de vista histórico su importancia consiste en señalar que Álvar Núñez Cabeza de Vaca fue tesorero y alguacil mayor en la expedición que sale en 1527 del Puerto de San Lúcar Barrameda, a cargo del gobernador Pánfilo de Narváez, rumbo a la Florida. Entre oras cosas conocemos cómo los españoles llegan a comerse entre ellos mismos, y que de 600 hombres sobreviven sólo cuatro:

... y cinco cristianos que estaban en rancho en la costa llegaron a tal extremo, que se comieron los unos a los otros, hasta que quedó uno solo, que por ser solo no hubo quien se lo comiese. Los nombres de ellos son éstos: Sierra, Diego López, Corral, Palacios, Gonzalo Ruiz. De este caso se alteraron tanto los indios, y hobo entre ellos gran escándalo, que sin duda si al principio ellos lo vieran, los mataran, y todos nos viéramos en gran trabajo.

Aunque algunos autores han dicho que para el historiador apenas tiene interés, quizá porque es una crónica sin héroes, sin conquistas, en donde no se descubren las grandes civilizaciones, sin embargo algunos otros aseguran que predomina en la obra la descripción objetiva de la realidad, en un estilo distanciado, casi de investigador. Y que desde el punto de vista documental su relación tiene un valor altísimo, ya que Cabeza de Vaca estuvo en contacto con docenas de tribus hoy desaparecidas a las que se les conoce sólo a través de las descripciones que hace de ellas. Esta obra proporciona muchísimos datos sobre zonas y grupos humanos, como los Apalache, Aute y otros que parecían ser los Sioux y algunos más de lo que hoy es el sur de Estados Unidos que no conocemos por ninguna otra fuente histórica.

Antropológico, étnico, etnográfico

Describe las distintas agrupaciones naturales de los indios y describe también las costumbres, tradiciones y ritos propios de cada pueblo, cómo responden estos personajes ante el medio, y cómo satisfacen sus necesidades, así como el funcionamiento de las estructuras socioculturales para la supervivencia. Como todos los otros cronistas de indias hace un inventario de lo existente. Pero su capacidad de observación y su curiosidad lo llevan a describir con detalles los diferentes paisajes, tipos de animales, tipos de plantas, y especialmente la comida. Así sufriendo por el hambre describe los siguientes alimentos:

Las tunas

Ésta es una fruta que es del tamaño de huevos, y son bermejas y negras y de muy buen gusto.

Los frijoles

Una fruta que es como frísoles, con que se curan y hacen sus bailes y fiestas, y esta es la cosa de mayor precio que entre ellos hay.

Perros

... el hambre fuese tanta, nosotros comprámosles dos perros .... después que comimos los perros, paresciéndonos que teníamos algún esfuerzo para poder ir adelante.

Y otras cosas

Unas raíces que ellos comen, y son como nueces, algunas mayores o menores; la mayor parte de ellas se sacan de debajo del agua y con mucho trabajo.

Guardan las espinas del pescado que comen, y de las culebras y otras cosas, para molerlo después todo y comer el polvo de ello.

También nos aconteció darnos un pedazo de carne y comérnoslo así crudo, porque si lo pusiéramos a asar, el primer indio que llegaba se lo llevaba y comía... y no lo podíamos también pasar como crudo.

Dieron a Dorantes más de seiscientos corazones de venados, abiertos, de que ellos tienen siempre mucha abundancia para su mantenimiento.

La sed fue tanta, que nos puso en necesidad de beber agua salada, y algunos desatentaron tanto en ello, que súpitamente se nos murieron cinco hombres.

 

También describe algunas costumbres como lo muestra el siguiente pasaje:

Esto hacen éstos por una costumbre que tienen, y es que matan sus mismos hijos por sueños, y a las hijas en nasciendo las dejan comer a perros, y las echan por ahí. .. Y también entre ellos dijeron que era cosa fea casarlas con sus parientes, y que era muy mejor matarlas que darlas a sus parientes ni a sus enemigo; y esta costumbre usan estos y otros sus vecinos, que llaman iguaces, solamente, sin que ningunos otros de la tierra la guarden.

Lingüístico

En este caso no se haría un estudio etnolingüístico, ya que no es un estudio del idioma de un pueblo primitivo, más bien es el lenguaje del que se sirve el español cuando se encuentra en un marco sociocultural diferente al suyo y siente la necesidad de explicar, desde su perspectiva, lo desconocido.

Una de sus características es que es un discurso propio de la oralidad con frases extremadamente extensas donde predomina la tendencia a la parataxis, por el modo de relacionar frases siguiendo una unidad lingüística de estructura oracional (sujeto-predicado), y copioso uso de las conjunciones, como parte del discurso para unir dos palabras o proposiciones ya sea coordinadas o subordinadas. Como ejemplo de unión de palabras en un mismo plano de unidad sintáctica en donde sobresale el exagerado uso de la "y" es el siguiente:

Y otro día, que fue 1 de mayo, el gobernador llamó aparte al comisario y al contador y al veedor y a mí, y a un marinero que se llamaba Bartolomé Fernández, y a un escribano que se decía Jerónimo de Alaniz, y así juntos ...

También se pueden buscar el origen y la transformación del español antiguo analizando el vocabulario, que algunos críticos aseguran que estaba ya para entonces ligeramente anticuado en palabras como las siguientes:

Ofresció Fuímonos

Parescióle Defuntos

Trujese Los mochachos

Llegados Quesímonos

Rescebir

Perdiéronse

Hebrero

Así mismo se podrían analizar las frases hechas o sintagmas fijos muy empleados por los cronistas de la época, aquí algunos ejemplo de ellas:

Estrotas veces

Trastornó la barca

Y medio ahogados

No curé de lo que decían

Todos de jasan en ellas

El primero día

Y cuando acaesce que a alguno se le muere el hijo.

De tiempo en tiempo se ven

Por luengo de costa

Y ahogó a sí y al caballo

Y con una higa deshacen el casamiento.

... nos dijeron que con la mayor presteza que pudiésemos nos despachásemos de allí.

Y el empleo de palabras nuevas, americanismos, su transformación y su funcionamiento dentro del idioma español de los cronistas, como son:

Frísoles

Calabazas

Maíz

Tunas

 

Literario

Pedraza, como otros críticos, asegura que Naufragios reúne características de las novelas picarescas, porque la obra de Cabeza de Vaca es un recorrido de aprendizaje donde enfrentándose con la realidad que lo rodea el protagonista aprende a sobrevivir y a mejorar su posición en la sociedad.

Por su parte Anderson Imbert dice que parece una novela de aventuras, con el encanto de un desenlace feliz.

Lo que sí sobresale en la obra es ese tumulto de maravillosas exageraciones, por una parte como producto de la época y por otro, por el carácter observador y reflexivo de Cabeza de Vaca, quien, a modo de una rápida conversación contando en un "yo" personal y teniendo siempre en cuenta al lector, no sólo hace comparaciones reveladoras y emocionantes sino que pinta la naturaleza no nada más con su flora su fauna sino también con su gente. Ejemplos de lo anterior son las siguientes comparaciones:

... sin hallar otra cosa que comer, salvo palmitos a la manera de los de Andalucía.

... donde hay nogales y laureles, y otros que llaman liquidámbares, cedros, sabinas y encinas y pinos y robles, palmitos bajos, de la manera de los de Castilla.

Para describir los animales entre ellos la zarigüella (Méx. tlacuache) dice:

Los animales que en ella vimos son: venados de tres maneras, conejos y liebres, osos y leones, y otras salvajinas, entre las cuales un animal que trae los hijos en una bolsa que en la barriga tiene; y todo el tiempo que son pequeños los trae allí; hasta que saben buscar de comer; y si acaso están fuera buscando de comer, y acude gente, la madre no huye hasta que los ha recogido en su bolsa.

Cuando se encuentra con del bisonte nos cuenta:

Alcanzan aquí vacas, y yo las he visto tres veces y comido de ellas, y parésceme que serán del tamaño de las de España; tienen los cuernos pequeños, como moriscas, y el pelo muy largo, merino, como una bernia; unas son pardillas y otras negras, y a mi parescer tienen mejor y más gruesa carne que las de acá.

Y de algunos indios escribe que:

... la mayor parte de ellos son tuertos de nubes, y otros de ellos son ciegos de ellas mismas, de que estábamos espantados. Son muy bien dispuestos y de muy buenos gestos, mas blancos de otros ningunos de cuantos hasta allí habíamos visto.

Es la gente de mejores cuerpos que vimos, y de mayor viveza y habilidad y que mejor nos entendían y respondían en lo que preguntábamos.

Siendo generoso en los detalles y sin grandes promesas de encontrar oro y muy a su manera nos relata los pasajes más sobresalientes de su aventura, marcados siempre con los signos del fracaso:

Estábamos hechos propria figura de la muerte.

Nos flecharon un cristiano, y quiso Dios que no lo hirieron.

... cien indios flecheros, que agora ellos fuesen grandes o no, nuestro miedo les hacía parescer gigantes...

El interés de este texto se centra únicamente en su calidad narrativa, y aunque se mezclen el mito, la fábula y el relato de ficción, no por eso cambia la verdad de su historia.

En resumen, los cronistas nos presentan en sus relatos distintas imágenes en las que podemos inmiscuir para su estudio, ya sea elegir una de ellas o aceptar ese cruce disciplinario que nos ofrece el mismo texto.

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

ANDERSON Imbert, Enrique. Historia de la Literatura Hispanoamericana I. La Colonia. Cien años de república. Fondo de Cultura Económica. México, 1979. (1954).

ERCILLA, Alonso de. La Araucana. Ed. Porrúa, México, 1972. (1569)

NÚÑEZ Cabeza de Vaca, Álvar. Naufragios y Comentarios. Colección Austral, Espasa- Calpe Mexicana, S.A. México, 1989. (1942)

PEDRAZA Jiménez, Felipe B. (Coord.) Manual de Literatura Hispanoamericana I. Época Virreinal. Cénit Ediciones. España, 2000.

VEGA, Garcilaso de la, El Inca. Comentarios Reales. Ed. Porrúa, México, 1984. (1609)


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