Sincronía Winter 2010


Temáticas narrativas sobre la Revolución Mexicana (Martín Luis Guzmán y Nellie Campobello)

Marina Ruano Gutiérrez

Universidad de Guadalajara


El presente artículo versa sobre las distintas temáticas empleadas por los exponentes de la narrativa de la Revolución Mexicana, en específico la concatenación temática de la obra de Martín Luis Guzmán "Ineluctable fin de Venustiano Carranza" y "La fiesta de las balas", en comparación con Las manos de mamá de Nellie Compobello.

De acuerdo con Sara Sefchovhic (1987: 71-101), en la narrativa de la Revolución Mexicana aún se encuentran vestigios propios de los modelos del romanticismo y del modernismo; como pueden ser los temas sobre la explicación del medio social, de un oportunista político, y otros temas que tienen que ver con descripciones del levantamiento armado, la caracterización de las masas y la censura, para después pasar a temas de denuncia, asesinatos, biografía e historia. Los distintos textos narrativos abarcan periodos específicos de la lucha armada, cubriendo desde los antecedentes de la revolución, los sucesos con sus principales protagonistas, la disputa sobre la tierra, el recuento de los daños, y la prole como personaje principal.

Mientras que entre los temas principales que se trabajan en la narrativa de la Revolución Mexicana de acuerdo con Christopher Domínguez (1989: 11-63), se presentan la barbarie histórica, (retroceso en la modernidad), el lenguaje "como derecho de los bárbaros de inundar el mundo con sus dialectos". Para Christopher los héroes se convierten en monstruos, las leyendas en mitos, y los mitos en novelas, se buscaba constituir una cultura estatal o nacionalista. Este mismo crítico involucra temas de tipo formativo, con asunto dramático y anécdota amorosa, muy parecidos a los temas sentimentales y topográficos decimonónicos. Y agrega también temas como la docilidad indígena, la oposición a la dictadura, los caudillos, los bandidos, la soledad, la crueldad, la solidaridad, la religiosidad popular: las masas y el catolicismo como producto de las reacciones conservadoras.

Martín Luis Guzmán interpreta el tema de la historia y destaca las figuras de poder, como las del caudillo, en lecturas como "Ineluctable fin de Venustiano Carranza" (1938) y "La fiesta de las balas" (1928), en donde el tema del poder y la violencia surgen a través de un lenguaje poético.

En "Ineluctable fin de Venustiano Carranza" Martín Luis Guzmán representa el asunto de la historia a la manera de los historiadores latinos (como Julio César), Luis Guzmán cuenta la historia por fechas, concentrándose en los acontecimientos propios de la milicia, se agiganta en relatar los detalles de los dos días más bélicos. Su apego a los historiadores clásicos griegos consiste en retomar los tres conceptos fundamentales de la historia: búsqueda, averiguación y observación. E igualmente, reproduce de los latinos el comportamiento de histor, sabio, erudito y juez, basándose en aquella versión completa en la que se trata de contar, narrar los sucesos y describir el conjunto de los mismos.

"Ineluctable fin de Venustiano Carranza", sería una novela histórica de tipo "documental", ya que todo lo expuesto en el libro está documentado, ya en hemerotecas, ya en andanzas experimentadas por su autor. A Martín Luis Guzmán le toca conocer la historia desde la perspectiva del poder, y asumió en serio su papel de estudiar, escribir y discutir la historia, trata los temas de la política con mucho entusiasmo, como una oposición intelectual al Porfiriato. Buscaba la revolución en las ideas y en la cultura, a estos escritores los llamaron "los caudillos culturales", porque consideraban lo nacional como una forma de cultura universal. El autor, no altera los nombres de los personajes históricos, menciona los nombres de los bandos y los hechos de la guerra, todos son verificables, así por ejemplo, los datos sobre la muerte de don Venustiano Carranza están "calcados" fielmente del encabezado del periódico Excélsior del 22 de mayo de 1920, donde aparece la noticia del asesinato del Presidente de la República, según el informe oficial.

Los relatos en tercera persona del plural, y en tiempo pasado, retratan las características de un pueblo, a esa tipología se le van acoplando los datos históricos, biográficos y novelescos de la nación mexicana. En suma, el enfoque que ofrece la novela de la Revolución Mexicana es exponer la lucha de clases. El concepto de historia en este texto consiste en plasmar las características de los hombres y elaborar la descripción de sus costumbres, el personaje más referido es Venustiano Carranza. La historia misma figura como el tema central, acontece en el recuento de las acciones bélicas y las situaciones sociales en que esta guerra se desarrolló. Pertenece más a una historia que a una novela (subjetiva como todas las historias). Es el relato de una historia fría, una guerra calculada, inmisericorde, donde hay confusión, desorden, traiciones y asesinatos como una manera de conseguir el poder, como todas las historias del mundo. Habría que agregar que, en el texto, Luis Guzmán sí cree en los héroes nacionales.

La manera en que se encuentra descrita la figura de poder del caudillo y cómo adquiere sentido en "Ineluctable fin de Venustiano Carranza", sigue la usanza griega, aquí el caudillo es aquel que está determinado por el poder y la fatalidad; el héroe cumple con su destino. En este texto incluido en Muertes históricas (1958), don Venustiano vivía la representación de los ideales de la revolución, que mueren, al igual que el protagonista, por manos de militares ambiciosos. La figura de don Venustiano siempre fue política, nunca mezcló aspectos familiares ni sentimentales. Era el Caudillo que sabía mandar, en este caso la palabra caudillo retoma su origen latino de "jefe o cabeza", y lo expresa de la siguiente manera: "…pasó revista a lo que le quedaba del Ejército Nacional, aquel ejército de quien él todavía se sentía jefe" (Guzmán, en Domínguez, 1989: 277-312). Actuaba ordenado, organizado, atento y sabía escuchar opiniones contrarias, pero no permitía que nadie se inmiscuyera en sus decisiones. Imperturbable, físicamente no daba muestras de desaliento:

Pero si en el alma de don Venustiano iba definiéndose aquel sentimiento, ni su rostro, ni sus ademanes, ni su actitud lo dejaban ver.

Al caudillo después de darle muerte, por el simple hecho de haber sido una traición y un asesinato, automáticamente lo convierten en héroe. Hasta el nombre del tren estaba a su altura "Tren Dorado". Don Venustiano era un verdadero protagonista en el movimiento revolucionario, con una visión privilegiada de liderazgo, hombre de figura política conocido como defensor de soberanía nacional, luchaba por restaurar el orden y apoyaba el movimiento constitucionalista. La moraleja que nos deja esta lectura es que si a un hombre de esta figura lo traicionan y asesinan, en manos de que "enclenque", inmoral y poco patriótico, queda el futuro de un país.

Se presentan interesantes puntos de comparación entre los textos: "Ineluctable fin de Venustiano Carranza" y "La fiesta de las balas", en estas obras en las que los temas del poder y la violencia surgen a través de un lenguaje poético. La primera obra en cuestión consiste en una relación pormenorizada del desarrollo de la salida de don Venustiano Carranza hacia Veracruz, el caudillo en huída, defendiéndose de los contrarios Obregón y Pablo González, cuya persecución finaliza con su muerte. Los héroes son personajes maniqueístas, quedan por un lado, los que ocupan (o buscan) los puestos gubernamentales, y por el otro lado permanece el pueblo formado por una gran masa, quedando de manifiesto la lucha de clases.

En el caso de "La fiesta de las balas", lo importante no es la fecha, sino el acontecimiento, en el que lo único sobresaliente es la creación de la táctica para dar muerte a los prisioneros, divertirse sin incumplir la orden del General Villa. En el texto de don Venustiano es un tipo de discurso que se olvida de la colectividad para centrarse en la persona. Como lo que describe son acontecimientos van contados en plural, mezclando la biografía con la historia, es decir conjugando lo social con lo político.

El orden es el mismo, cada párrafo inicia con un llamado de atención hacia la hora fija:

El 5 de mayo por la mañana,…

Aquella tarde…

Al día siguiente…

A la mañana siguiente…

El uso de la doble adjetivación, para reforzar lo ya dicho:

Sereno y calmoso

Confusión y desorden.

Y no faltan las figuras con tono irónico-angustioso:

Las locomotoras, ya sin carbón, ya sin agua, quedaron definitivamente muertas.

Consigue reducir lo histórico a lo esencial de las palabras, y a veces agrega algunas expresiones heroicas cuando van ganando, y gritos desordenados y ofensivos cuando ya no hay resistencia, con pocos diálogos, entrecortados, se intenta reproducir la "oralidad" del pueblo: "Sal, viejo arrastrado: aquí viene tu padre". Mejor representada y con mayor sarcasmo o humor negro resulta en "La fiesta de las balas": "¡Ándenles!, hijos: que nomás yo tiro y soy mal tirador".

En general el lenguaje procedía de educación clásica, debía haber tensión dramática, a eso le agregó Martín Luis Guzmán el lenguaje que expresa la nueva sociedad, y aparece el afán por las tradiciones, por lo considerado nacional. Este es el artífice al mismo tiempo de la acción y el retrato.

El lenguaje de poder y de violencia se manifestaba en las escenas de muerte, en los escarmientos, en tratar a las personas como animales y llamarles "reses", como en la descripción de Fierro, por ejemplo:

Su figura grande y hermosa, irradiaba un aura extraña, algo superior, algo prestigioso […] Sus piernas formaban compás hercúleo […] Fierro con una pistola en la mano y el sarape caído a los pies; el asistente, en cuclillas, ordenando sobre su frazada las filas de cartuchos […] El asistente […] se envolvió en su frazada y se acostó a los pies de su amo (Guzmán: 1-8).

Resulta violenta también la acumulación de palabras que hacen referencia a instrumentos de guerra: balas, cartuchos, cananas, pistolas, cañón, tiros, etc. Y las metáforas que humanizan a los objetos que dan muerte: "El cañón del arma largo y pulido, se transformó en dedo de rosa a la luz poniente del sol", o "la epidermis lisa y cálida del arma".

Hasta aquí se han comparado dos textos narrativos de un mismo autor, pero en la temática narrativa sobre la Revolución Mexicana es evidente la presencia de otros cuestionamientos, tal es el caso de la lectura de Las manos de mamá de Nellie Campobello (1937).

Los temas o cuestionamientos que se presentan en Las manos de mamá consisten en preguntarse si vale la pena una guerra en la que unos y otros mueren por igual, en donde el pueblo es el único que siempre pierde, el lugar donde quedan las mujeres solas con sus hijos (las llamadas viudas de la revolución), las mujeres que no pueden opinar en las decisiones de un país y son las más afectadas, se quedan sin jefe se familia y para ellas no hay trabajo asalariado. El otro cuestionamiento es que a nadie le interesan los sentimientos de las mujeres cuando un pueblo está en guerra, figuran como objetos ambulantes.

Los temas sobresalientes en la novela Las manos de mamá, son los recuerdos personales, esas memorias guardadas sobre lo que sería el tema central de la Revolución Mexicana, a este tópico de la guerra se engarzan temas como la crueldad, la soledad, la miseria, las humillaciones, la sangre. Y en este caso en especial un poco de sentimentalidad. Aparece en medio de un país en guerra una persona capaz de ser sensible. Un tema sobresaliente es que la protagonista, o la autora a través de su personaje protagónico, se halla representada como alguien profundamente (fanáticamente) religiosa.

Cada cuadro que la obra presenta pretende acaecer, como en las épicas clásicas, un canto a la guerra. Emulando las rapsodias, del griego rhapsoidós ´quien junta parte de poemas cosiéndolos o zurciéndolos´. O a manera de las epopeyas se dan cuenta de las historias de héroes memorables y de hechos maravillosos. Sobresalen como temáticas en Las manos de mamá, los hechos que se relacionan con fusilados, mutilados, heridos, el culto a la madre, y el dolor por la familia destruida.

Nellie Campobello impone sentido y fuerza a los personajes por medio de las características y los diálogos; los intérpretes y sus tipologías son los siguientes:

a) La mamá (sin nombre): es la protagonista, se le fue la juventud entre el cuidado de los hijos y los sustos de la guerra, descrita como una mujer fuerte, saludable "cuadraba con los perfiles de la máquina" (Campobello, en Domínguez, 1989: 346-353). La mamá era un tanto profética y llevaba consigo la mala suerte, es decir la muerte: durante la lucha armada le matan al marido, le hieren a un hijo, el otro hijo pierde un brazo, le matan al pretendiente… Aun así es una acomedida y siempre está ayudando a quien lo necesite, aparece como una mártir o una santa: "no la comparaba con vírgenes ni con ángeles".

La realidad, contada en el último cuadro, parece ser que mamá era costurera, en esos casos una máquina de coser era lo único que salvaba a la mujer de caer en la prostitución. Hasta hace algunos años se cumplía la ley que estipulaba que la máquina de coser era de las pocas cosas que no podían ser embargables según el código civil de México, ya que no existía el trabajo asalariado para la mujer. En esta obra queda de manifiesto la impresión de que durante las guerras las mujeres no piensan, no siente, no opinan, no importan.

b) La hija (sin nombre): es la narradora, narra en tercera persona, conjugando el singular con el plural. Es un testigo ocular, sin voz ni voto, es llevada y traída sin que diga nada.

c) El hermanito (sin nombre): es un niño mudo, que por jugar con balines pierde un brazo.

d) La hermanita (Gloriecita): de un año de edad, a la que hay que cargar como un bulto para todas partes. Pero tenía: "ojitos azules de salvaje", y su conducta era un poco agresiva.

e) El hermano mayor (sin nombre): niño de trece años, soldado contra los carrancistas, se encuentra herido en un hospital. No hay más datos.

f) El oficial Rafael Galán: pretendiente de mamá, "de cara pálida y bigotito negro", lo mataron de un balazo en la frente.

Como parte de las estrategias narrativas manejadas en Las manos de mamá, se pueden apreciar en el primer cuadro titulado "Gente de tropa", que sí existen diálogos, aunque muy parcos y un tanto represivos, salidos del anonimato, en contra de mamá por curar a los bandidos:

_ ¿Para qué levantó a esos hombres? ¿No sabía usted que son enemigos?

_ Míos no lo son; son mis hermanos.

En general permanecen muchas preguntas sueltas, no están dirigidas a nadie y nadie las contesta, como el siguiente ejemplo tomado del primer cuadro: "¿Cuántas cosas hizo por el bien de ellos?"

En el segundo cuadro nombrado "El mundo", toda esta jornada está construida por una narración descriptiva, y un monólogo: "_ ¡Terrible cosa! Mis ojos estaban acostumbrados a ver morir con plomo caliente, hecho pedacitos dentro del cuerpo."

En el tercer cuadro llamado "Un villista como hubo muchos", el oficial es el único que habla, nadie le contesta: "_ Me llamo Rafael Galán […] Vengo a platicar con usted". No hay más marca de diálogo, se supone que es la voz de Rafael Galán todo lo que está entrecomillado, y luego interpretado por la niña que es la narradora oficial, resulta interesante cómo puede saber lo que un oficial piensa y siente, y también sabe que se va a morir.

En este canto el oficial decide regalar nardos a la mamá, los nardos son como el presagio de su propia muerte, porque enseguida él muere, como si estuviera marcado por el destino. La flor por su naturaleza es símbolo de la fugacidad de las cosas (Cirlot, 2007:212), en este relato a él, a Rafael Galán, se le fue la vida, y a ella, a mamá, se le van la juventud y la belleza.

El cuarto canto designado "Ella y la máquina", es el cuadro del canto: Cantan la madre y la hija, aunque la hija canta siguiéndola a ella, la mamá parece no escucharla, la ignora. La mamá canta al ritmo de los ruidos de la máquina, como si la máquina también cantara. Hace cantar a un cañón: "me daba risa oírla junto al canto del cañón". La guerra permanecía convertida en un canto, todo formaba parte de una misma pieza: "Volvería ella a cantar, volverían los balazos y volvería yo a ver jóvenes muertos de brazos extendidos y estáticos, y de bocas abiertas, donde las moscas cantaban".

En tanto que la interpretación del aspecto autobiográfico y testimonial en ambos autores, Martín Luis Guzmán y Nellie Campobello, actuaría de la siguiente manera: Previamente, se conoce que Martín Luis Guzmán, pertenece al grupo del Ateneo de la Juventud, también se unió al Villismo, por lo que su participación en la Revolución Mexicana fue directa. Le corresponde vivir la historia desde el punto de vista del poder. Aparte del aspecto autobiográfico, a Martín Luis Guzmán le interesa hacer descubrimientos, es decir investigar y hacer crítica. Creía en la revolución y se exigía a sí mismo denunciar, y denuncia con todo el sentimiento de un soldado.

Tomó en serio su papel de historiador, para el autor escribir la política es una pasión, como una oposición intelectual. Martín Luis Guzmán buscaba la revolución en las ideas y en la cultura, y a estos escritores los llamaron "los caudillos culturales", porque llegaron a considerar lo nacional como una forma de cultura universal. El aspecto testimonial, está representado por el oportunismo para adueñarse de la situación y retratar a la realidad y a sus personajes, siempre identificables.

En cambio de Nellie Campobello, se sabe que simpatiza con el movimiento de la revolución y siente admiración por Villa. En Las manos de mamá, los aspectos autobiográficos lo son todos, ya que a la autora le tocó ser testigo ocular de los cuatro cuadros, donde narra los acontecimientos revolucionarios que reúne como novela. Para Nellie Campobello, como escritora, lo testimonial es parte de su compromiso de dar a conocer los crudos sucesos de la guerra, de la que ella fue testigo. En la novela se supone que la autora toma el papel narrador de la niña a quien le matan al padre en la guerra, a su hermano mayor lo hieren, otro hermano que además de ser mudo pierde un brazo, sólo le queda la madre. La madre cura, como "demente" a todo soldado herido, de cualquier bando, como si con ello quisiera curar a su familia herida y muerta por la revolución. Los cuadros aparentemente independientes, están eslabonados por un mismo escenario trágico, en cuyo centro está siempre la sensibilidad de una niña para contarlo todo.

 

En este periodo literario se encuentran aspectos que forman parte de una tradición literaria de la novela del XIX y otros aspectos que innovan, y de acuerdo a los ensayistas Sara Sefchovhic (ídem), y Christopher Domínguez (ídem) se percibe lo siguiente:

a) Como aspectos que siguen formando parte de la tradición literaria de la novela del siglo XIX. Existe en estos textos muestras todavía de un realismo estático, son retratos de costumbres, escenarios que no cambian, que no siguen el curso de la historia. Este largo periodo inicia cuando los criollos y los mestizos reclaman su derecho sobre la tierra, la tierra que está románticamente representada por el paisaje. Sobresale un crudo realismo representado por una antítesis entre los personajes, que en su gusto romántico por la acción, el autor aprovecha para aparecer como guía de la razón, cubriendo ese ser realista con la voluntad de denunciar, el escritor era concebido como sabio y juez, y como detector del sentir del pueblo. En resumen escriben sobre el odio y la desesperanza, la experiencia popular y hacen una épica de la guerra, son ejemplo de novelas que critican a la historia renovando tanto la forma como el lenguaje.

b) Entre los aspectos que innovan el periodo de la novelística de la Revolución Mexicana, quizá resulte interesante reproducir una anécdota de Martín Luis Guzmán para darnos una idea de lo que para él y los de su tiempo significaba modernización: Quisieron conmemorar con una procesión de antorchas y discursos callejeros las fiestas de la independencia, a lo que Porfirio Díaz les contestó:

Muy bien […] pero tengan mucho cuidado […] porque hay en este pueblo atavismos dormidos que, si alguna vez despiertan, no surgirá ya quien sepa someterlos (Castañón, 1993:38).

Ya desde el siglo XIX las prioridades culturales buscaban la conformación de una identidad y literaturas nacionales, y querían encontrar también la creación de una literatura "nacional" diferente de la española.

Luis Guzmán, análogo de Mariano Azuela, se mueve en la tierra para entender la naturaleza revolucionada de su tiempo, la añoranza por el territorio mexicano y por sus costumbres. Estos autores, especialmente Martín Luis Guzmán, son los que ofrecen a la literatura mexicana un rostro propio. Modernidad llega a significar revolución narrativa, de mirada escéptica y grandeza clásica. La historia es mistificada, mitos y fetiches (como lo son la propia revolución y el estado).

Son autores que luchan por causas sociales como la reforma agraria, la justicia social, la educación, y culmina con la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. El ideal de la revolución (era modernista) era crear una ciudadanía moderna con derechos y alfabetismo. La buena educación como higiene y como decencia. De qué podía servir la libertad si se era un bárbaro, incluso el bagaje sentimental de Campobello se asimila al modernismo.

En síntesis se puede considerar que, efectivamente, la temática contenida en la literatura de la Revolución Mexicana es un avance hacia la modernidad. Para Martín Luis Guzmán los relatos debían ser como una joya, donde no sobre ni falte nada, la tensión dramática en su más clara expresión, aprovechando toda la riqueza del español de México, aunque muchas de las palabras empleadas por este autor en las dos obras seleccionadas para el presente trabajo ya han quedado en desuso para los mexicanos, como el verbo embrollar. La sensibilidad es un elemento del discurso de la modernidad, mimesis o representación de la realidad. Son temas que apuestan hacia la modernidad porque los textos sobre la Revolución Mexicana dieron pie para otros tipos de temáticas en literatura moderna como la literatura del proletario, la novela cristera, los manifiestos de vanguardia, etc.

ANEXOS:

I

Christopher Domínguez (1989: 11-63), clasifica a los escritores de la Revolución Mexicana de la siguiente manera:

a) Épica mayor, Llamados también autores similares o primarios Azuela, Vasconcelos y Martín Luis Guzmán.

b) Épica menor, también llamada "saldos narrativos", o escritores artesanos, la crítica los considera autores secundarios o complejos como Nellie Campobello (1909-1986); Francisco Luis Urquizo (1891-1969), su novela tropa vieja, (1943); Rafael F. Muñoz (1899-1972), escritor de cuentos cortos, el más conocido es: "Oro, caballo y hombre"; Gregorio López y Fuentes (1897-1966), su obra Campamento (1931); y, Mauricio Magdaleno (1906-1985), El resplandor (1937).

II

La manera en que Sara Sefchovhic (1987:71-101) divide a los diferentes autores de la Revolución Mexicana, y que repite algunos de ellos en varias categorías, es la siguiente:

Exponentes de la Novela de la Revolución Mexicana:

Mariano Azuela:

a) Obras que contienen vestigios de modelos del romanticismo y naturalismo:

María Luisa (1907)

Los fracasados (1908)

Mala Yerba (1909)

Sin amor (1912)

b) Obras que explican el medio social:

Andrés Pérez Maderista de (1911)

Los caciques (1914)

c) Obra prototípica del levantamiento armado:

Los de abajo (1915)

d) Novelas de censura:

Las moscas (1918)

Las tribulaciones de una familia decente.

e) Novelas de la reconstrucción:

La malhora (1923)

El desquite (1925)

La luciérnaga (1932)

f) Novelas de denuncia:

Martín Luis Guzmán:

El águila y la serpiente (1928).

La sombra del caudillo (1929)

Memorias de Pancho Villa (Entre 1938 y 1951)

g) Relatos de los hechos armados

Gregorio López y Fuentes:

Campamento (1931)

Mi general (1934)

José Mancisidor:

La asonada (1931).

Rafael F. Muñoz:

Vámonos con Pancho Villa (1931)

Se llevaron el cañón para Bachimba (1941)

José Rubén Romero (1890-1952):

Mi caballo, mi perro y mi rifle (1936).

h) Novelas de recuerdos personales:

Rafael F. Muñoz:

Apuntes de un lugareño (1932)

Nellie Campobello:

Cartucho (1931)

Francisco Urquizo:

Tropa vieja (1943)

Vasconcelos:

El Ulises criollo (1935)

I) Novelas de luchas por las tierras:

Gregorio López y Fuentes:

Tierra (1932)

El indio (1935)

Arrieros (1937)

Mauricio Magdaleno:

El resplandor (1937)

j) Novelas posrevolucionarias:

Mariano Azuela:

El camarada Pantoja (1937)

San Gabriel de Valdivias (1938)

Nuestra burguesía (1941)

Gregorio López y Fuentes:

Acomodaticio (1943)

Jorge Ferretis:

Cuando engorda el Quijote (1937)

No agregamos, por considerar que se salían del tema de la Revolución Mexicana, las obras clasificadas como proletarias, ni las que tratan sobre la lucha inquilinaria, ni las novelas de la Guerra Cristera.

REFERENCIAS:

· CAMPOBELLO, Nellie, Las manos de mamá, en Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, de Christopher Domínguez, 2 tomos, México, F.C.E., 1989.

· CASTAÑÓN, Adolfo Arbitrario de literatura mexicana, México, Ed., Vuelta, 1993.

· CASTRO Leal, Antonio, (selección, introducción, prólogo, etc.), La novela de la Revolución Mexicana, México, Ed. Aguilar, 1991.

· CIRLOT, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, España, Ediciones Siruela, 2007.

· DOMíNGUEZ Michael, Christopher, Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, 2 tomos, México, F.C.E., 1989.

· GUZMÁN, Martín Luis, "La fiesta de las balas", en El navegante, revista literaria electrónica desde el mundo Maya, rev.06, www.elnavegante.com.mx, extraído el 15 de febrero de 2009.

· GUZMÁN, Martín Luis,"Ineluctable fin de Venustiano Carranza", en Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, de Christopher Domínguez, 2 tomos, México, F.C.E., 1989.

· MOGUEL Flores, Josefina, Venustiano Carranza, Grandes protagonistas de la historia mexicana, dirigida por José Manuel Villalpando, España, Ed., Planeta DeAgostini, S.A., 2002.

· SEFCHOVICH, Sara, México: país de ideas, país de novelas. Una sociología de la literatura mexicana, México, Grijalbo, 1987.


Sincronía Fall 2010