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LITERATURA
Y CINE: DEL DISCURSO SENSIBLE A SU ESCENIFICACIÓN FOTOGÉNICA
Dr.
Brahiman Saganogo
Departamento
de Filosofía
Universidad
de Guadalajara
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RESUMEN: éste es una
disertación sobre dos fenómenos culturales a saber: la literatura y el cine.
Más que simple presentación y descripción de dichos objetos, se tratará de
descubrir y analizar la relación entre ambas categorías artísticas mejor dicho,
de mostrar los puntos de similitud y de divergencia. Para ello, centraremos
nuestro trabajo en las poéticas tanto de la obra cinematográfica y de obra
literaria en particular, de la novela, género literario frecuentemente adaptada
al cine.
PALABRAS CLAVE: Literatura, cine, discurso sensible, escenificación,
adaptación, personajes con voz.
Tarde
o temprano una teoría del cine se enfrenta a la necesidad de distinguirse de la
poética de sus vecinos inmediatos la literatura y el teatro, artes antiguas poseedoras
de una teoría determinada, forjada a lo largo del tiempo.
Adrian
Piotrovski, “Hacia una teoría de los cine-géneros” en François, Albèra. Los formalistas rusos y el cine, p. 139.
[…] on peut affirmer que l´œuvre littéraire, comme le
film, redistribue, sous forme verbale ou iconique, des discours et des
représentations existants, caractéristiques d´une société donnée à un moment
donné.
Renaud Dumont. De
l´écrit à l´écran, p.11.
A
principios del siglo XX, nace el cine como género, objeto culturo-artístico y
procedimiento basado fundamentalmente en la grabación fotográfica y la
proyección de vistas animadas. Desde entonces, con la invención del cine, el
lector además del formato clásico de lectura que fue el libro, tiene acceso a
otro, es decir, la adaptación fílmica del mismo y su proyección en una sala.
El
trabajo podría ser guiado por el planteamiento siguiente: ¿Existe una relación
una relación entre literatura y cine?
A
este planteamiento iremos confirmando a lo largo del desarrollo, la idea de que
la literatura y el cine son producciones artísticas de que encierran puntos de
convergencia y de divergencia. Pretendemos ensayar sobre la relación existente
entre la literatura y el cine en particular sobre la cuestión de la
escenificación fílmica de la obra literaria como una forma de ir estudiando los
elementos internos ambas producciones. Esta operación permitirá afirmar que no
sólo literatura y cine son creaciones artísticas autónomas sino que precisar
que la adaptación cinematográfica de una obra literaria se basa en técnicas de
montaje y escenificación fílmicas. Para ello, analizaremos las estructuras de
los relatos de la obra literaria original y del cine
1.Hacia algunas estructuras de los
relatos literario y fílmico
“Literatura y
cine: del discurso sensible a su escenificación fotogénica” es un estudio de
los procedimientos internos de ambos géneros, mejor dicho un desciframiento de
su respectiva poética.
La literatura es el arte por el cual uno expresa,
por medio de la palabra escrita o hablada, su pensamiento y su imaginación en
un estilo artístico, un discurso sensible; como tal, sería en suma, ficción es
decir, mimesis, verosimilitud e imaginación. Tzvetan Todorov afirma al
respecto:
El
arte es una imitación, diferente según el material que se utiliza; la
literatura es imitación por el lenguaje, así como la pintura es imitación por
la imagen. Específicamente, no es cualquier imitación, porque no se imitan las
cosas reales sino las ficticias, que no necesitan haber existido.” (Todorov,
1967: 354)1
Es
el texto literario un enunciado performativo
(como acto de comunicación) a la vez locutorio (el nivel locutorio corresponde
a la forma y al sentido del enunciado) y ilocutorio
(el nivel de la función que el enunciado pueda cumplir, la meta que el sujeto
de la enunciación anhela alcanzar).
Tocante
al cine, éste se define como género artístico y procedimiento que permite
grabar fotográficamente para luego proyectar vistas animadas. Es en otros
términos, el arte de componer y de realizar filmes. Constituye hoy día, el séptimo arte.
En
definitiva, en ambos casos estaremos ante “[…] pensar en imágenes y pensar en
palabras” (López Cáceres, 2007: p. 57)2.
1.1.Las unidades narrativas
La perspectiva
narrativa, el tiempo y el espacio son aquellos elementos que conforman tanto la
estructura de la obra literaria original con la de un guión cinematográfico y
permiten la organización de la información narrativa.
Una obra
literaria y en particular, una novela, encierra una serie de sucesos que su
autor arregla de modo específico para constituir una intriga, y esta última es
la que constituye la principal instancia narrativa y caracterizada por la
proximidad y el distanciamiento debido al empleo de diversos tipos discursivos
(discurso directo, indirecto e indirecto libro) por el narrador.
La intriga como
parámetro estructural de la obra literaria se
conserva casi en su totalidad durante su adaptación cinematográfica. En
el proceso de adaptación fílmica, más allá de la presencia de la intriga,
existe un afán del autor de la adaptación es decir, el realizador de hacer
jugar los distintos momentos de la trama mediante enunciaciones, ecos y
retornos, para mantener la unidad del relato.
La relación entre
las unidades narrativas de una obra literaria y de otra fílmica, diferiría poco
excepto en un punto menos fundamental esto es, en la división de algunas
novelas en partes y capítulos, secuencialización
que no resta nada a la compresión de la novela y que tampoco aparece en la
estructura básica de la misma novela una vez adaptada cinematográficamente.
Sólo las
unidades menores (personajes, espacios, sucesos, acciones y tiempos) que
constituyen la unidad mayor (la intriga) resultan fundamentales puesto que
conforman una macro-estructura significante de los relatos de la novela y del
filme, y por consiguiente, una secuencia semántica. Por lo general, la
secuencia significante de la obra literaria pasa a ser en el filme, un episodio
semántico constituido por las mismas unidades de acción, espacio y de tiempo.
A pesar de que
no existe prácticamente una diferencia entre unidades narrativas de la obra y
de las del filme, a nivel numérico-estructural, conviene subrayar un matiz
relevante en cuanto a la capacidad del realizador de desbaratar la obra
literaria original, que le sirvió de materia prima.
Tocante a la
temática, objeto de la obra literaria, ésta deviene enseguida, durante la
adaptación de la misma obra por el realizador, el punto central en torno al cual
gira su quehacer de escenificación fílmica. La temática será pues, el núcleo
desde la perspectiva del mismo contexto social que en la obra literaria, a
partir del cual brotará la adaptación.
Allende esta
consideración, la temática obedece durante la adaptación, a modificaciones
sustanciales debido a la naturaleza del filme, esto es, se desintegra bajo la
pluma del guionista y durante el montaje del realizador para entablar
comunicación con el espectador. Este
procedimiento de sobreimpresión y de cambio en la temática, se debe a la
evolución del espectador en el tiempo.
La
transformación temática a cargo del realizador es uno de los puntos de
divergencia entre la obra literaria y la obra fílmica. Divergencia o no, la
evolución temática que se suele producir durante el proceso de adaptación de
una obra literaria, fue calificada de la siguiente manera: “[…] Esta cuestión
no es simple, pero, una vez más no nos puede llevar a afirmar que existe una
diferencia de naturaleza entre relato literario y relato fílmico. La única
diferencia es un diferencia de estatuto del receptor” (Dumont, 2007: p. 34)3.
1.2.El enunciador como perspectiva
narrativa
La cuestión de
la perspectiva narrativa está ligada a la de la enunciación, ésta entendida
como:
[la]
puesta en funcionamiento de la lengua mediante un acto individual de
utilización […] La enunciación es la producción de un discurso, y el conjunto
de las condiciones, circunstancias y modalidades de esta producción por un
individuo (emisor) para otro (receptor) (Beth y Marpeau, 2007: p. 90)4.
Es la enunciación el uso individual
de la lengua cuyo resultado es el enunciado como menaje del emisor para el
lector, el espectador (caso del cine).
La enunciación
como marca del sujeto hablante designado sea por la primera sea por la tercera
persona gramatical, dentro del texto literario, induce la noción de narrador o
enunciador que actúa a nivel narrativo y el de narratario o enunciatario
que se ubica a nivel de la recepción de la obra literaria o del filme.
En la obra
literaria, la enunciación como acto del enunciador o del narrador, está
caracterizada por una serie de indicadores tales como las personas
gramaticales, los pronombres y los adjetivos demostrativos y posesivos que
están por los actantes, tiempos y los modos verbales que sitúan los distintos
actos enunciativos.
En el caso del
enunciado fílmico, estos indicadores si es cierto que no desaparecen por
completo, la enunciación es caracterizada por la inmediatez es decir que en el
relato del filme la historia se desenvuelve de manera inmediata puesto que los
enunciados están a cargo de personajes que actúan hablando en escenas y no de
narradores tal como sucede en la obra literaria. En otros términos, se trata de
una diferencia entre mostrar (hacer
evidente lo que no lo es) en el cine y representar
en la obra literaria. En suma, en el cine, la imagen es un símbolo cuya función
es mostrar y guiar al espectador mientras que en el texto literario el único
guía del lector es indudablemente, el narrador.
Los indicadores
enunciativos más notorios en el cine son las imágenes y los sonidos que
configuran un enunciado audiovisual que complementan los deícticos verbales
para estructurar el enunciado cinematográfico.
Otros elementos
enunciativos característicos en la adaptación cinematográfica son el recurso al
flash-back como modo operatorio del
realizador, modo que permite poner en diferido un suceso para el espectador, y
el colocar tanto al personaje como al espectador al mismo nivel de la
percepción audiovisual es decir, el espectador y el personaje ven y oyen a la
vez lo mismo, técnica que Dumont llama: “la cámara subjetiva o el plan
subjetivo”, pues, una especie de sobreimpresión centrada en lo visual y lo
auditivo.
1.3.Espacio y tiempo en los relatos
literario y fílmico
En la obra
literaria, la historia contada tiene lugar en un marco espacial que termina
completando la estructuración del nivel narrativo de base. El espacio es un
elemento catalizador de la realidad descrita puesto que le da un matiz
cultural.
La espacialización está ligada en la obra
literaria, a la idea de inserción de la descripción, y ésta depende de la
designación del tema descrito sea por anclaje
es decir por el hecho de subrayar el tema-título a principio de la secuencia
descriptiva, por fingimiento esto es,
atrasar la indicación del tema-título que sólo aparecerá una sola vez en la
descripción, en este caso, la única intención es crear más que suspenso,
asombro, sea por enmascaramiento o
sea, por ocultamiento del carácter estático de la descripción con el motivo de
hacerla más dinámica. En los tres casos, los ejemplos abundan en las obras
literarias.
Si en un relato
literario la espacialización depende
de la inserción de la descripción y la inserción pone de relieve las relaciones
entre instancias narrativas y descriptivas, las instancias argumentativas, la
perspectiva narrativa, los deícticos lingüísticos y los nombres de los
espacios, en la adaptación fílmica remite a espacios del texto literario
estilizados5 para ser
presentados al espectador por un realizador por medio de técnicas de montaje
(decorado, luz, maquillaje y aun sonido) compatibles con la acción en el cine.
Tocante al
tiempo, éste constituye una de las instancias narrativas en una obra literaria
y está centrado en los niveles de la narración a saber, la duración, la frecuencia y
el orden.
-La duración, relacionada con las horas, los meses, los años, el número
de líneas y páginas, los capítulos y las partes, está ligada a la pluma del
autor de la obra literaria esto es, impuesta por éste en su obra para lector.
La duración deja ver la simultaneidad entre un tiempo ficticio y otro
narrativo, y ambos tiempos constituyen la escena.
La
escena da la ilusión de una coincidencia perfecta entre el tiempo que uno pasa
leyendo el episodio y el tiempo que dura este episodio en desarrollarse. El
tiempo del relato que equivale al tiempo de la historia, retendremos al
respecto la fórmula: TR (Tiempo del Relato) = TH (Tiempo de la Historia)
(Jouve, 2007: p. 46)6.
El tiempo
del relato o de la narración (TR) es en
realidad un tiempo corto, es el de un compendio a cargo de un personaje, de
hechos que duraron mucho tiempo, mientras que el tiempo de la ficción o de la
historia sería el tiempo implícito en la obra. Entre ambos tiempos que
conforman la duración, existe la pausa es decir, el tiempo muerto que
coincide con el momento en que el autor deja de contar y describir. Esta fase
completa o forma parte de la duración de una obra literaria. Es durante el
tiempo muerto que la historia se detiene para dar paso a comentarios del
narrador, a veces analíticos.
-La frecuencia, coincide con el número de veces con que se cuenta un
suceso. Un hecho puede ser contado a nivel narrativo, una sola o varias veces,
lo que permite tener sea un relato único, sea un relato repetitivo en una obra.
-El orden. En una obra literaria las perspectivas narrativas son
múltiples, el narrador puede contar los hechos según ya sea su orden de
desarrollo, ya sea contarlos al pasado, o aun, recurrir a un futuro para
contarlos como una forma suya de anticipar una situación y prevenir objeciones
del lector-interlocutor.
En la adaptación
cinematográfica, la temporalidad se centra en los mismos elementos que en una
obra literaria (sobre todo cuando se trata de una novela).
-La duración en la obra fílmica consta de los elementos como la escena,
el compendio y la pausa al igual que en una obra literaria. La única diferencia
se observa en el hecho de que en el
cine, la duración del relato no
coincide con la de la historia.
-En cuanto a la frecuencia, ésta sigue siendo la misma
que en la obra literaria puesto que una acción puede ser contada una o varias
veces. La reiteración de una acción en el cine es consecuencia de las
actuaciones de los actores y de los intercambios comunicacionales entre éstos.
En el cine y en la obra literaria, se trata siempre de una historia relatada que se va perfilando hasta
constituir la intriga.
-El orden en el cine es lineal esto es, fiel a la cronología de los sucesos,
pero puede recurrir el realizador a la técnica de la dramatización, ésta
entendida como retornos constantes, y al uso de los colores blanco y negro.
La temporalidad
en el cine es función de la estructura de la obra literaria original como punto
de partida del realizador para construir el tiempo del relato cinematográfico
mediante procesos de puntos de vista,
focalización y de campo, al respecto leemos:
En
un relato escrito, se distinguen tres
tipos de focalización: -la focalización cero: el narrador domina los
acontecimientos e impone su ritmo -la
focalización interna: el ritmo del narrador está ligado a la conciencia de un
personaje que sólo sabe la verdad a media. -la focalización externa: ninguna
conciencia peculiar parece guiar el relato, ni la del narrador, ni la de un
personaje (Dumont, p. 38)7.
Tanto los puntos
de vista, la focalización como los campos, todos ayudan al realizador a
construir la temporalidad en el cine y a marcar la velocidad del tiempo,
construcción temporal durante la cual los actores se hacen -según palabras de
Dumont- “centros de perspectivas o espejos” a través de los cuales los
espectadores perciben las cosas.
2. Los personajes
Como categoría
ficcional y “ser de papel”, el personaje es un componente del relato de una obra
literaria, pues, una construcción textual. Para Christine Montalbetti:
El
personaje, en esta óptica textualista, es entendido como el soporte de la acción, en el estricto sentido
de intriga y de fábula. Su comprensión consistirá pues en entender dentro de la
elaboración de un sistema contrastado de personajes, en el cual será motivo de
una definición racional. El personaje se encuentra esencialmente caracterizado
por la función que desempeña en la historia […] Los personajes desempeñan un
papel; los seres humanos viven su vida. Un personaje, al igual que cualquier
otro elemento netamente ficcional se reduce a su rol dentro del relato
(Montalbetti, 2003: pp. 19, 45 – 46)8.
Más allá de esta definición, es de considerar
que la esencia de un personaje es función de sus relaciones con los demás
personajes en el mismo espacio ficticio.
El personaje en
el cine no es diferente del de la obra literaria salvo que el primero aparece
bajo las características de un cómico, o sea sufre una transformación, o según
Dumont, un “enlatamiento” a cargo de
un realizador durante el montaje, lo que pueda dar lugar a un sin fin de
interpretaciones de un mismo espectador que por haber leído la obra original, y
haber visto la película, decidirá con cuál de las representaciones del
personaje, quedarse.
La última
diferencia entre el personaje de la obra literaria y el del cine, reside en el
hecho de que el personaje fílmico recibe la voz de un actor para hablar
mientras que el personaje de la obra carece de voz.
Al término de
nuestra disertación, podemos afirmar que si existen muchas similitudes entre
literatura (obra literaria) y el cine (nos referimos a la adaptación de la
misma) es de reconocer diferencias entre ambos géneros, eso debido a las
técnicas de montaje, el enfoque y a la puesta en escena caracterizada por la
escenografía, el juego, los actores que hablan por los personajes, la luz y el
decorado.
El uso de la
cámara constituye más que un simple aparato de grabación, una instancia
intermedia entre el personaje y el espectador. El personaje que recibe la voz
de un actor deja de ser el personaje de la obra original para convertirse en un
hablante con voz prestada. A estas diferencias, habrá de añadir la cinta
visual, la adaptación de la imagen mediante el montaje y el sonido.
Si las
diferencias permiten definir cada género, por otro lado, presentan la obra
fílmica más allá de una simple adaptación, como un objeto culturo-artístico
independiente (a pesar de que su materia prima es la obra literaria original)
puesto que obedece al efecto producción / recepción.
Notas:
1.
Cfr. Todorov, Tzvetan. Littérature
et signification, Paris, Larousse, 1967, p. 354. Se
podrán encontrar más detalles acerca de la definición de la literatura en el
mismo libro. La traducción al español es
nuestra.
2. Véase. López
Cáceres, Alejandro José. Entre la pluma y
la pantalla. Reflexiones sobre literatura y periodismo, Cali, Universidad
del Valle, 2007, p. 57.
3. Cfr. Dumont, Renaud. De l´écrit à l´écran. Réflexions sur
l´adaptation cinématographique, Paris, L´Harmattan, 2007, p. 34. La traducción
al español es nuestra.
4. Cfr. Beth, Axelle y Elsa Marpeau. Figures de style, Paris, E.J.L., 2007, p. 90. La traducción
francesa es nuestra.
5. se entiende por “Estilización del espacio literario en la
adaptación”, un proceso de re-metaforización
del espacio por un realizador en base a las técnicas del montaje.
6. Cfr. Jouve, Vincent. Poétique
du roman, 2e édition, Paris, Armand Colin, 2007, p. 46. La
traducción es nuestra.
7. Cfr. Dumont, Renaud. Op.cit.,
p. 38.
8. Cfr. Montalbetti,
Christine. Le personnage, Paris,
Flammarion, 2003.
Bibliografía
BETH, Axelle y Elsa Marpeau. Figures de style, Paris, E.J.L., 2007.
DUMONT, Renaud. De l´écrit à l´écran. Réflexions sur
l´adaptation cinématographique, Paris, L´Harmattan, 2007.
LÓPEZ CÁCERES, Alejandro José. Entre la pluma y la pantalla. Reflexiones
sobre literatura y periodismo, Cali, Universidad del Valle, 2007.
JOUVE,
Vincent. Poétique du roman, 2e
édition, Paris, Armand Colin, 2007.
MONTALBETTI,
Christine. Le personnage, Paris,
Flammarion, 2003.
PIOTROVSKI, Adrian. “Hacia una
teoría de los cine-géneros” en François, Albèra. Los formalistas rusos y el cine, Buenos Aires, Paidós, 1998.
TODOROV, Tzvetan. 1967. Littérature et signification, Paris,
Larousse, 1967.
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