El lenguaje subversivo de Juan Goytisolo [Premio
Juan Rulfo 2004],
en Reivindicación
del Conde don Julián
Dr. Guillermo Schmidhuber de la Mora
Universidad de Guadalajara
I
INTRODUCCIÓN
"Tierra
mezquina... jamás volveré a ti."
Con la
publicación de Señas de identidad (1966),
Reivindicación del Conde don Julián
(1970), y Juan sin tierra (1975), Juan Goytisolo ha intentado recorrer un largo
camino de regreso a su biografía personal bajo el personaje Álvaro Mendiola,
para hacer un escrutinio de los valores que dan sustentación a la circunstancia española
en que le tocó vivir. Acaso en la segunda novela de la trilogía sea donde su autor
muestra con mayor ahínco el proceso de desconstrucción que se propone para forjar un
pensamiento español que parta de rehusar su identidad, comenzar a cero, hasta
que pueda llegar a moldear un ser español auténtico.[1]
Reivindicación del Conde don Julián es una forma de agresión
alienada, onírica, esquizofrénica... para iniciar un método totalmente radical de
investigación de todos aquellos elementos culturales que le impidieron [a Álvaro
Mendiola] encontrarse individual e históricamente, en opinión de José Ortega.[2]
Es una obra evocadora de mundos inverosímiles, fantásticos y eróticos...
subversivamente frente a la mentalidad represora... [que] vuelve a restaurar en la
literatura española el mundo de los mitos, sueños y pesadillas, en palabras de
Linda Gould Levine.[3]
Para otros exégetas, esta novela es un viaje dentro de la mente, la historia y el
mito; en un tratado de lingüística, literatura, filosofía, sicología, sociología y
religión, como también un manifiesto político,[4]
o es simplemente una tentativa de sicoanálisis nacional, como el mismo
Goytisolo lo ha expuesto.[5]
Del maremagnum
de temas que recorren la novela y que constituyen un entretejido denso y complejo, cabe
destacar tres grupos temáticos por su direccionalidad, como lo ha visto Gould Levine:
Liberación de
mitos anquilosados de la España Sagrada, deposesión de la esencia cristiana
y burguesa del yo; y ruptura de las normas y convenciones de la novela tradicional.[6]
Los dos primeros
grupos temáticos pudieran identificarse con la sifilización como sinónimo de
civilización, enfermedad que es un leitmotiv en toda la novela. Desde un plano
sicológico, esta triada temática pudiera unificarse en el tema de la agresión contra la
madre biológica de la que se vio privado Goytisolo cuando tenía seis años,
durante un ataque franquista en 1937, y contra la madre simbólica: España.
Además, la ubicua eroticidad de la novela sirve como tema de agresión a los tres grupos
temáticos mencionados, ya que las distintas variaciones sexuales que describe la novela
están contrapuestas con la España cristiana y cumplen con la proposición del autor de
erotizar la literatura española. En palabras de Goytisolo, en una entrevista con el
crítico Julio Ortega, su interés temático de esta novela queda claro:
La interpretación
mítica, justificativa de la historia de España me obsesionaba desde hace años. Es
difícil vivir en una ciudad como Tánger, enfrentado a la presencia cercana de la costa
española, sin evocar la figura legendaria de don Julián y soñar en una
traición grandiosa como la suya. Mi despego de los valores oficiales del
país había llegado a tal extremo que la idea de su profanación, de su destrucción
simbólica me acompañaba día y noche.[7]
II
ESTRUCTURA Y LENGUAJE
Engañoso
delirio.
La novela consta
de cuatro partes de longitud variada, correspondiendo en longitud la I y la III (70
páginas), y la II y la IV (30 páginas). Abre con tres largos epígrafes:
1)
Párrafo de la Historia de España, de Luis G.
Valdeavellano (1952), sobre el Conde Julián y su múltiple origen berberisco, godo
o bizantino;
2)
Párrafo de la Crónica
General de Alfonso X El Sabio, sobre la maldad del traidor Julián;
3)
Cita en francés del
Marqués de Sade, sacada de Historie de Juliette ou
Les Prospérités de Vice, sobre el deseo de descubrir un crimen cuyo efecto
pudiera... ser prolongado más allá del tiempo de mi vida.[8]
Cada una de las
cuatro partes tiene epígrafes:
1)
Parte I: Genet
(exaltación de la figura del traidor);
2)
Parte II: Américo
Castro, de La realidad histórica de España,
quien fuera maestro y amigo de Goytisolo, y a quien sigue en su concepto de un pueblo
español que integra lo cristiano, lo judío y lo musulmán;
3)
Parte III: dos epígrafes
sobre la importancia de la invasión árabe a España, una es de Alfonso X y otra de
Saavedra Fajardo; y
4)
Parte IV: dos fragmentos
de poemas, uno sobre don Rodrigo romance anónimo del siglo XV, y otro sobre el don Julián
de El Pelayo de Espronceda.
La
experimentación lingüística es notable en esta novela: Rompimiento de la sintaxis
castellana; puntuación propia, con la desaparición del punto, y del punto y coma, que
son substituidos por los ubicuos dos puntos (:), que aceleran la narración con un
continuo gotear de palabras; supresión de mayúsculas en el inicio de los párrafos;
creación de palabras y uso de neologismos y voces extranjeras; y otras dislocaciones
gramaticales que cumplen con la voluntad goytisolina de traicionar el arte del
buen decir, creando un lenguaje polisémico, con palabras-catapulta que arrojan
múltiples significados.[9]
Michael Ugarte ha utilizado la distinción de Emile Benveniste entre historia
y discurso;[10]
primera utiliza la forma verbal del pasado en la tercera persona del singular,
mientras que el discurso no es limitado gramaticalmente a una persona o
tiempo verbal, porque asume la presencia del hablante y del escuchador.
Lingüísticamente, Reivindicación es un
discurso de un hablante básico que es suplantado por varias voces o discursos la
del Conde don Julián, por ejemplo, como si fueran múltiples yoes en la conciencia
del hablante, o una miríada de voces percibida por un anómalo escuchante cuya
percepción está alterada por el uso de drogas. Por eso Reivindicación no es estrictamente una novela,
sino un texto dialógico, cuyo hablante es también escuchador. En su estructura, Reivindicación es una obra abierta, con
innumerables repeticiones, en un ritual de comenzar y recomenzar.[11]
La acción sucede en un solo día y en un lugar como en Ulysses de Joyce, estrictamente un único
personaje anónimo acaso el Álvaro Mendiola de Señas de Identidad? por lo
que cumple con las tres unidades aristotélicas de tiempo, lugar y acción en el mundo
objetivo. Sin embargo, la fantasía delirante del protagonista, con su huracán de voces
interiores, hace que la novela sobrepase los límites de la realidad
cronológica-espacial, así es que permanecen simultáneamente el tiempo real de un día
en Tánger y el tiempo mítico de la memoria colectiva en el que parece darse el
discurso de las voces de la historia de España.
El contenido de
las cuatro partes es inmenso, una lista de las secuencias más importantes a mi criterio,
dará una idea general de la novela:
Parte I.
Presentación del protagonista: Boletines metereológicos sobre España. Aparición de
Caperucito. El protagonista se ha despertado y se levanta, descorre la persiana y nos
describe su habitación. Aparece por primera vez don Julián. El hablante recorre Tánger,
unos muchachos violentan un gato, anuncio de una película del agente 007. Visita a la
farmacia para una inyección de penicilina. Visita a la biblioteca pública, primer
escrutinio de la literatura española. Sigue el paseo, encuentro con un mendigo y una
turista americana. Unos niños matan un gallo. Aparece el tema del retrete y el graffiti:
CON LOS NIÑOS EL LATIGO ES NECESARIO. Visita al laberinto tangerino con la ayuda de un
joven. Muerte de la turista Putifar estrangulada por una serpiente. Escena en un café,
premonición de la sodomización de Alvarito. Entrada del narrador al cine (007). Salida
de la sala cinematográfica y encuentro con el Figurón (Unamuno). Visita a los baños
turcos, comparación con la Eneida de Virgilio.
Parte II.
Descripción de las dolorosas experiencias de la infancia del narrador: Final de la
secuencia última de la parte primera. Clase de ciencias naturales en un grupo de niños.
Recuerdo del guardia Putifar, el niño espía una relación sexual del guardia y su
amante. El niño huye y se convierte en Julián, quien se refugia en una iglesia. El
narrador se duerme y es despertado por Tariq. Se interponen tres programas de televisión,
uno es una biografía de Séneca. Julián vaticina la venganza de la culebra (el sexo)
sobre la represión española.
Parte III. Preparación de la invasión a
España: Julián se ha hecho morder por un perro y dona sangre para contaminar.
Descripción del paisaje castellano en palabras de la generación del 98. Visión de
Madrid a la manera de El Diablo Cojuelo de
Vélez de Guevara. Excursión por la barba y los bigotes de Tariq. Séneca orina, es
descubierto, cae y es aplastado con el zapato de uno de los asistentes al café. Segunda
visita a la biblioteca y descripción del perfecto caballero español. Isabela Católica
hace un strip-tease y se convierte en la mulata del film 007, Julián la flagela e invita
a los turistas a visitar su vagina, dentro de la cual las huestes de Tariq violan
masivamente a las mujeres. Don Julián es ahora el traidor histórico. Secuencia
mexicana, argentina y cubana [escrita por Carlos Fuentes, Julio Cortazar y Guillermo
Cabrera Infante].
Parte IV.
Ejecución de la invasión y de la violentación del niño: Parodia del cuento de
Caperucito, un moro suplanta a la abuelita, violenta sexualmente y mata a Caperucito. El
narrador se desdobla en el niño y en el guardia Julián que lo acecha, se hace una
relación de dependencia entre los dos. Para darle dinero al guardia, el niño roba, su
madre Isabela Católica sospecha y el niño se ahorca. En ese instante el
niño y la culebra se reconocen una sola persona. El narrador regresa al mundo cotidiano,
se acuesta a dormir, con la amenaza del despertar a la lucha del siguiente día. A pesar
de lo sencillo de la trama, la abundancia de temas, las asociaciones libres en la mente
del hablante, las sorpresas de la memoria involuntaria y las imágenes invocadas del
recuerdo conciente, hacen al texto oscuro y caótico.
III PERSONAJES
Como en la
galería de una feria.
La galería de
personajes es innumerable, destacan el hablante/ escuchador básico que se desdoble en
múltiples personajes: Conde don Julián, Caperucito, Alvarito, Tariq, etc.; existen
además otras presencias, unas pertenecientes a la realidad objetiva del hablante
un grupo de turistas, muchedumbre en el mercado de Tánger, hombres en el baño
turco; y otras al mundo recordado por la memoria del hablante recuerdos de la
vida pasada y conocimientos aprendidos de la literatura y la historia de España. La
unidad y la independencia de los personajes son alteradas, de tal forma que un personaje
se transforma en otro paulatinamente. Esta triple tipología de personajes-hablante,
personajes reales y personajes del recuerdo está simultáneamente presente en la
novela, confluyendo en cada secuencia, como por ejemplo en el final de la parte III, en
que un grupo de turistas mundo objetivo visita la vagina de Isabela Católica
representación de la madre biológica y de la madre histórica, ambas
pertenecientes al mundo del recuerdo y de la memoria, hasta a ese recóndito lugar
llegan las huestes de Tariq y violan masivamente a las mujeres. Tariq representa al mundo
árabe y a la invasión de España, presencia que pertenece al mundo de la memoria.
Además está la presencia ubicua del hablante/escuchador básico en cada segumento.
En diversas
secuencias se invoca no narra una invasión. El Conde don Julián es un
personaje histórico que traicionó a España al abrir las puertas a los musulmanes en el
siglo VIII, en venganza por la violación de su hija por don Rodrigo, el último rey
godo. El hablante/ escuchador, paralelamente, imagina una irrupción mental al espíritu
de España para destruir y expiar sus símbolos culturales; y sufre, a su vez, la
presencia de una invasión conformada por todos los valores culturales que desde su niñez
han entrado y enraizado en su conciencia. Simbólicamente se invoca a una invasión
biológica sífilis sufrida por el hablante, que es contrarrestada con una
inyección de penicilina símbolo de la contracultura. Por eso, la secuencia
aparentemente incongruente del filme Operación
Trueno del agente 007, se convierte en un leitmotiv de la novela, ya que dicho filme
narra una invasión a los Estados Unidos.
IV LA
FORMA VIVA
Palabra
liberada de secular servidumbre.
El logro más
interesante de Reivindicación es la
experimentación con la forma novelística. Julio Ortega
ha afirmado con razón que el objeto de la novela es hacer vivir la forma por sí
misma como contenido,[12]
al tratar de que los componentes del contenido personajes, lenguaje y
trama evoquen por ellos mismos al tema de la revisión de la cultura española, sin
que este sea anunciado ex profeso. Es decir, la direccionalidad de los elementos de la
novela no señalan al tema como en la novela tradicional, sino que es el tema el fermento
que da vida a la novela, como sucede en el ensayo. Las ideas son corporizadas no sólo en
los personajes como sucede en la novela ideológica, sino llegan a
corporizarse por sí mismas. Ortega ha visto con claridad la intención de Goytisolo de
superar la división entre el hombre y el mundo mediante una múltiple identidad,[13]
pero habría que agregar su intención de animar y dar conciencia al mundo circundante. El
uso de drogas sicodélicas por el hablante, tales como el kif y el hachich, han alterado
su percepción, al perder conciencia de su yo individual en un yo colectivo, y al
disolverse su ser en un cosmos animado. Alucinación similar a la expuesta en la excelente
novela El mundo alucinante del cubano Reinaldo
Arenas (1968), en la que el hablante básico toma la personalidad del fray Servando Teresa
de Mier, libertador mexicano que dejó escritas sus memorias.[14]
La forma literaria de Reivindicación es la
antitesis de la novela objetiva. Habría que comparársele con un organismo vivo, en el
que cada célula está en relación con el todo, sin que exista causalidad lineal; o con
la forma de una telaraña, en la que ciertas ideas e imágenes quedan atrapadas al paso,
creando así la forma de la novela;[15]
o establecer paralelismos con la nueva música que, al romper los conceptos tradicionales
de melodía y armonía, crea marañas musicales; o encontrar correspondencias con la
nueva plástica, como en el abstraccionismo puro de Jackson Pollock o el abstraccionismo
expresionista de Willem de Kooning; o acaso simplemente fantasear con la imagen que
generarían la avalancha de palabras, si llegaran las sílabas a ser visuales, como sucede
en la técnica del puntillismo de Seurat, y en la cromatografía moderna que utiliza
puntos de los colores básicos, imágenes atomizadas que el milagro del ojo humano
integra.
V
AUTORREFERENCIALIDAD E INTERTEXTUALIDAD
Despreciando
la mentida nube, a la luz más cierta sube.
Michael Ugarte ha
analizado el fenómeno de la autorreferencialidad en la narrativa de Goytisolo,
descubriendo múltiples alusiones en las que el autor tiene conciencia del proceso de
creación y de la estructura de su obra, dejando constancia de de ello en su ficción. La
definición de Alter de íntertextualidad es i1ustratíva:
Una novela que
sistemáticamente hace ostentación sobre su propia condición de artificio, y que al
hacerlo experimente con los problemas de la relación entre el artificio que parece real y
la realidad.[16]
La autoconciencia
del hablante básico nace de la literaturización del discurso, especialmente por la
intertextualidad, Al final de Reivindicación,
Goytisolo incluye una advertencia: La presente obra ha sido realizada con la
participación póstuma e involuntaria de...[17]
y enlista 45 nombres, y agrega 10 más que no pertenecen a la historia de España; sin
embargo, algunos críticos han agregado varios nombre olvidados.[18]
En un escrutinio más maniqueo que del Quijote, aparecen en Reivindicación desde Séneca hasta Sade, pasando
por Larra, Unamuno, Ortega y Gasset, y muchas otras presencias pertenecientes a la
literatura; varios personajes históricos hacen también presencia: Franco
(Ubicuo y Tonelete), y el general Moscardó y su hijo mártir del
Alcázar de Toledo (Séneca Sr. y Séneca Jr.). De todas estas
presencias Góngora es la más importante como guía espiritual y estético, como Virgilio
es a Dante en La Divina Comedia. El gongorismo
influye en la prosa de Goytisolo, con su rompimiento sintáctico, con su lenguaje
liberado del referente, y con su búsqueda de un lector selecto que comprenda una
literatura culterana; Góngora recibe un homenaje en esta novela, el siguiente párrafo
sirva de ejemplo:
Altivo, gerifalde
Poeta, ayúdame: a luz más cierta, súbeme: la patria no es la tierra, el hombre no es el
árbol: ayúdame a vivir sin suelo y sin raíces: móvil, móvil: sin otro alimento y
sustancia que tu rica palabra: palabra sin historia, orden verbal autónomo, engañoso
delirio: poema: alfanje o rayo imaginación y razón en ti se aúnan a tu propio
servicio: palabra liberada de secular servidumbre: ilusión realista del pájaro que entra
en el cuadro y picotea las uvas palabra transparente, palabra-reflejo, testimonio
ruinoso yerto e inexpresivo.[19]
Está estética de
la palabra liberada que Goytisolo encuentra en Góngora, sirve de poética a
su propia narrativa, y especialmente a esta novela.
El aspecto
más interesante de este difícil arte de Goytisolo, es la transposición del hablante
básico por el personaje del Conde don Julián. En las parte I y II hay una paulatina
transformación hasta que el Conde Julián aparece con todos sus atributos. Genaro J.
Pérez califica a la porción que presenta el cambio de examen de conciencia
(self examination);[20]
y a partir de la transfiguración, la llama ejecución. En la primera
porción, el hablante hace uso de la primera persona del singular, como por ejemplo las
palabras que abren la novela: Tierra ingrata, entre todas espuria y mezquina, jamás
volveré a ti.[21]
El uso del yo intensifica el aislamiento del hablante exiliado. Poco
después, hay un cambio en la narración a la segunda persona del singular: Unido
tú a la otra orilla como el feto al útero de la madre.[22]
El tú permanece en el resto de la novela. Es muy ilustrativo detectar la
frase en que se inicia la transmutación de personajes, a la mitad de la parte I:
Conciente de que
el laberinto está en ti : que tú eres el laberinto: minotauro voraz, mártir comestible:
justamente verdugo y víctima.[23]
Inicio de la
escisión en el ser del hablante básico, al conocerse simultáneamente como
verdugo-minotauro y como víctima mártir. El proceso de la mutación termina, quizás, en
la parte segunda, cuando el niño huye del encuentro con el guardia Putifar:
En tanto que
(él?) se escabulle por la tangente, pegado a la tapia de ladrillos del solar tangente,
pegado a la tapia de ladrillos del solar en tanto que (él?)y atraviesa los frondosos
jardines del colegio.[24]
El discurso pierde
lógica y el pronombre marca la sorpresa del hablante de percibir a otra persona. Al
fin de la novela, el desdoblamiento vuelve a la unidad, cuando el hablante y los
personajes invocados se resuelven en un
único ser: en simbiosis fulmínea : impugnando la muerte que os cierne: monstruo no, ni
bifronte, ni Jano : tú mismo al fin único, en el fondo de tu animalidad herida.[25]
V
CONSIDERACIONES FINALES
Lo sabes:
mañana será otro día, la invasión recomenzará.
Entre los textos
entretejidos en Reivindicación del Conde don
Julián está el de la Eneida de Virgilio.
El paralelismo es grande, como lo ha demostrado Gould Levine, por ejemplo en la secuencia
de los baños de Tánger:[26]
Un puerta, un
zaguán, un breve, desconchado corredor: hasta la mesilla que sirve de caja y el exiguo
vestuario común todo por el módico precio de tres dirhames (service compris) pagaderos
(pagados) al servicial Plutón que se expresa en francés... estás en el umbral del
Ministerio, en la boca de la infernal caverna... que conduce al reino de la Sombras, del
Sueño y de la Noche, ínclito Eneas súbitamente abandonado por la Sibila: húmedo antro
virginiano.[27]
Indudablemente hay
intertextualidad con la entrada de Enéas al reino de Plutón. El narrador avanza por los
baños en medio de los cuerpos de la árabes, cuyas posturas y la atmósfera rarificada
por el vapor, le evoca las cámaras de gases:
Seres apurados al
límite estricto de los huesos, humano ganado hacinado en vagones...: cuerpos y más
cuerpos volcables luego, a carretadas, en las fauces hambrientas de la fosa común.[28]
El baño y el
infierno son uno en la percepción del hablante. Después de encontrar un lugar donde
acomodarse en el baño, la percepciones cambian al sentirse vivo: Vivo, vivo! : no
en el proteico reino de lo blando y lo informe, de la flora rastrera e inmunda, de la
obscena ebullición de lo inorgánico.[29]
El sentimiento
de vivir, hace que el hablante recuerde otro pasaje de la Eneida, ahora gozoso, cuando Eneas hace entrada en
los Campos Elíseos, morada de los hombres virtuosos en la mitología grecorromana:
Sin Radamanto, sin
Tisífone, sin Cervero : hechas las abluciones rituales, cumplida la ofrenda: en la
llanura de deliciosas praderas y rumorosos bosques, ámbito de los seres felices.[30]
Los personajes
evocados son el justo juez de los infiernos, una de las furias y el perro tricéfalo que
cuidaba la entrada e los infiernos, todos ellos personajes de la mitología greco romana
mencionados en la Eneida.
Las múltiples
alusiones al filme Operación Trueno una de las
tantas aventuras del agente 007 James Bond, es una prueba más del interés de Goytisolo
de experimentar con elementos pop, y un reconocimiento a los elementos épicos en el
mundo de hogaño. Habría que recordar que la etimología de epopeya es epos, discurso, y poien, hacer. Una epopeya es la narración de una
acción grande, memorable y extraordinaria, un
glorioso monumento literario en donde todo un pueblo pueda contemplar sus creencias, sus
costumbre y sus afectos.[31]
Aunque la acción iniciada por el Conde don Julián traición que condujo a la derrota gódica en la batalla de
Guadalete, en 711, y que es continuada por el hablante básico goytisolino, es tan
importante como el doce de octubre colombino, no se puede calificar de epopeya desde la
perspectiva de la historiografía ortodoxa española. Reivindicación sería entonces una anti-epopeya
de heroísmos subversivos de destrucción y de sueños esperanzados de creación de una
nueva España.
En Reivindicación hay un escrutinio de la Hispanidad
España e Hispanoamérica, se salvan solamente unas pocas figuras literarias:
Góngora, Blanco-White, Larra, América Castro; en el mundo histórico, no existe
salvación más para el Conde don Julián, antihéroe que sobrepuso su venganza personal
sobre el bien de la comunidad gódica. Existe gran arbitrariedad con los personajes
condenados, aún más que en la Divina Comedia: Séneca, Isabela Católica, Unamuno,
Ortega y Gasset, Darío, a ninguno podríamos llamarlo inocente, más tampoco son
condenables. Bajo la sombra de Sade y Genet, Goytisolo crea una estética de la
destrucción, diestra con el bisturí de la palabra que cercena todo lo que le huele
España, pero acaso olvida, en contrapartida,
la creación de una estética de la
edificación.
La novela cierra
cuando los sentidos del hablante/ escuchador están tan cansados, como los músculos del
Sísifo camusiano, y el sueño liberador le lleva al estado onírico, que en Goytisolo
parece ser más placentero:
El sueño agobia tus párpados y cierras los ojos:
lo sabes, lo sabes: mañana será otro día, la invasión recomenzará.[32]
Las palabras
finales de la novela hacen parecer al sueño más benigno que la realidad. Podemos
imaginar una noche de descanso reparador y, después, la iniciación de otro día, otro
entre un infinito de días sin solución, repitiendo las palabras que abren la obra y que
cierran el círculo narrativo:
Despierto ya de la
luz: ojos abiertos, vista atenta a los juegos y trampantojos
de la luz en el cielo raso: un leve esfuerzo: tres metros, incorporarse, calzar las
babuchas, tirar de la correa de la persiana: y : silencio, caballeros, se alza el telón.[33]
El hablante/
escuchador también podría repetir, cada mañana
y cada noche, el epígrafe de la parte II, que cita las palabras de Américo Castro:
Flatus voci y gesticulación[34]
porque aunque Goytisolo ha demostrado lo subversivo de su lenguaje una aportación
altamente valiosa en la narrativa de hoy que le hace merecedor a este autor del Premio de
Letras Juan Rulfo, de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara,
organizada por la Universidad de Guadalajara, México, también ha hecho notorio la
imposibilidad de que sus manos literarias y su gesticulación construyan una España
mejor, para que un día pueda ella hacerle una llamada, como madre amantísima, para que
el exiliado-dentro-de-sí-mismo regrese un día lleno de fe a su tierra grata, entre todas legítima y generosa.
[2]
Ortega, pp. 77-79.
[3]
Gould Levine, p. 195.
[4]
Pérez, Genaro, J., p. 134. La traducción es mía.
[5]
Juan Goytisolo, en la entrevista de Couffon, Caude, "Una reivindicación
temeraria," Marcha, 19 de marzo de 1971, p.
31. Citada por Gould Levine, p. 149.
[6]
Gould Levine, p. 11.
[7]
Gould Levine, "Introducción", en Reivindicación
del Conde don Julian, p. 15.
[8]
Goytisolo, Reivindidación, p. 80. La
traducción es es mía.
[9] Gould Levine, p. 184-85.
[10] Ugarte, p. 54.
[11]
Pérez, Genaro. J., p. 134.
[12]
Ortega, p. 134.
[13]
Ugarte, p. 80.
[14]
La relación de la narrativa de Goytisolo con la nueva narrativa latinoamericana es
universalmente reconocida, ver Ugarte, p. 40. Sin embargo, Reividicación posee mayores correspondencias:
estructuralmente recuerda a La noche de los asesinos
del cubano José Triana (1966), drama en la que tres niños juegan a asesinar a sus
padres, es una obra circular como Reivindicación,
al final vuelven a comenzar el juego como en un rito, en esta pieza también está
influida por Genet y Sade. En la novela El mundo
alucinante del también cubano Reinaldo Arenas, iniciada en 1966 y terminada dos años
después. Goytisolo viajó a Cuba en 1968. Goytisolo viajó a Cuba en 1967, ver su
[auto]Biografía en Lázaro , p.5.
[15]
Forma sugerida por Gould Levine, ver "Introducción" a Reivindicación, nota
106, en esto sigue a David Hayman.
[16]
Ugarte, p. 106. La traducción es mía.
[17]
Reivindicación, p. 305-06.
[18]
Sobejano, Gonzalo, "Don Julián: iconoclasta de la literatura patria," Camp de l'arpa, 43-44 (1977), p. 8. Citado por
Gould Levine, p. 306.
[19]
Reivindicación, p. 195.
[20]
Pérez, Genaro J., 149.
[21]
Reivindicación, p. 83
[22]
Reivindicación, p. 85.
[23]
Reivindicación, p. 126.
[24]
Reivindicación, p. 173-74.
[25]
Reivindicación, p. 295.
[26]
Gould Levine, p. 181-86.
[27] Reivindicación, 156.0
[28]
Reivindicación, 156-57.
[29]
Reivindicación, p. 157.
[30]
Reivindicación, p. 157.
[31]
La definición de epopeya la adapto de Sainz de Robles, citado por Federico Carlos. Ensayo de un diccionario de la literatura.
Madrid: Aguilar 1965, tomo 1, p. 360-62.
[32]
Reivindicación, p. 304.
[33]
Reivindicación, p. 85-86.
[34]
Reivindicación, p. 160.
BIBLIOGRAFÍA
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Editorial Labor 1973, pp. 107-110.
Gould Levine, Linda. Juan Goytisolo: la destrucción creadora. México:
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.
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Cátedra 1985. Con una introducción de Linda Gould Levine.
Lázaro, Jesús. Juan Goytisolo. Madrid: Ministerio de Cultura 1982.
Ortega, Julio. Juan Goytisolo: alienación y agresión en Señas de
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Pérez,
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Ugarte,
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of Juan Goytisolo. Columbia: University of Missouri Press
1982.