Sincronía 2010


LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA EN MAX SCHELER. SU NOCIÓN DEL HOMBRE

Jesús Heriberto Ureña Pajarito


El fundamento del mundo "quita el freno"

al ímpetu para que vaya haciéndose el mundo y se

realice así el espíritu en la historia de este mundo.

M. Buber "¿Qué es el hombre?"

INTRODUCCIÓN

El objetivo de este trabajo es demostrar que la antropología filosófica de Max Scheler tiene por fundamento una concepción metafísica, un panteísmo dinámico. Se trata de un panteísmo porque afirma que todo el universo está impregnado del Espíritu Eterno (Dios); y dinámico ya que supone a un Dios que se autorrealiza en el cosmos y se reconoce a sí mismo en y por medio del hombre. Nosotros, en opinión de él, somos coautores en la lucha por la divinidad. Es esta concepción metafísica la que condiciona e impregna en alto grado su concepción antropológica sostenida en el último periodo de su pensamiento filosófico el cual queda claramente cristalizado en su libro El puesto del hombre en el cosmos.

Scheler (1968)

Aunque en este trabajo no desarrollaremos el Panteísmo Dinámico, creí conveniente mencionarlo ya que es un elemento imprescindible en su elaboración conceptual sobre el hombre.

Scheler cree que es necesario elaborar un saber denominado "antropología filosófica" que presente una imagen unitaria del hombre. La cuestión principal para él es: ¿qué es el hombre y cuál es su puesto en el ser?

Si bien jamás se supieron tantas y tan variadas cosas sobre el hombre como en la actualidad se trata, nos dice Scheler, de un conocimiento abundante pero fragmentario el cual ha sido abordado por biólogos, médicos, psicólogos y sociólogos, aparte de los filósofos quienes trabajan en bosquejar una nueva imagen del hombre, a través de los múltiples enfoques con que es abordado, teniendo como consecuencia, que lejos de iluminar la estructura esencial de su ser, terminan por ocultarla.

En su opinión la antropología filosófica es:

Una ciencia fundamental en la esencia y de la estructura esencial del hombre; de su relación con los reinos de la naturaleza (inorgánico, vegetal y animal) y con el fundamento de todas las cosas; de su origen metafísico y de su comienzo físico, psíquico y espiritual en el mundo… esta antropología sería la única ciencia que podría establecer un fundamento único de índole filosófica y señalar al mismo tiempo, objetivos ciertos de investigación a todas las ciencias que se ocupan del objeto "hombre".

Scheler (1942). p. 53

Después de señalar las nociones que del hombre han impregnado la historia de la cultura occidental: la tradición judeocristiana, la antigüedad clásica y la ciencia moderna de la naturaleza, Scheler expondrá su propia concepción.

En este sentido su investigación se dedicará a destacar que sea el hombre con respecto a dos puntos:

1) Cual sea su relación respecto a la totalidad del ser o el fundamento de todas las cosas y

2) Cuál es la característica esencial o peculiar del hombre que lo distingue respecto de los otros seres.

Respecto al primer punto, el cual voy a señalar pero no a detallar, tiene por objetivo de su antropología filosófica establecer la relación metafísica del hombre con el fundamento de todas las cosas, es decir, con Dios, y cuya misión consistiría en tomar conciencia de ser parte por la lucha en la divinidad y coautor de ésta para así contribuir a engendra el Dios que se está haciendo.

CFR. Scheler (1942), p. 113-114.

El segundo punto es ¿qué es el hombre para Scheler y cual su característica esencial?

Para Scheler el hombre es un ser espiritual y las notas que caracterizan el espíritu son:

1) La independencia, libertad y autonomía existencial frente a los lazos y presión de lo orgánico:

(…) la propiedad fundamental de un ser "espiritual" es su independencia, libertad o autonomía existencial (…) frente a los lazos y la presión de lo orgánico de la "vida" y por ende también de la inteligencia impulsiva propia de ésta. Semejante ser "espiritual" ya no está vinculado a sus impulsos, ni al mundo circundante. Sino que es "libre frente al mundo circundante", está abierto al mundo (…)

Scheler (1942), p. 55.

Para Scheler, el hombre es el ser capaz de (decir que no) al impulso instintivo; en comparación con el resto de los animales en su asceta. Y según él esta ruptura coincide con el despertar de una dimensión nueva respecto a la de la vida: (el espíritu)

2) Una segunda nota característica es la objetividad o posibilidad de ser determinado por la manera de ser de los objetos mismos.

Espíritu es, por tanto, objetividad; es la posibilidad de ser determinado por la manera de ser objetos mismos. Y diremos que es "sujeto" o portador de espíritu aquel ser, cuyo trato con la realidad exterior se ha invertido en sentido dinámicamente opuesto al del animal.

Scheler (1942). p.56.

Esto es, la conducta animal parte de su propio estado fisiológico- psíquico, es decir, procede de un estado fisiológico de su sistema nervioso, al que se hayan ligados los impulsos y la percepción sensible, por lo cual lo que es dado, lo es siempre en interés del propio impulso, obligando con ello al animal a interactuar con el medio y produciendo una modificación en el mismo que a su vez modifica el estado fisio-psicológico del animal en uno nuevo, sin que existan objetos, sino una mera actitud extática.

Por el contrario, la conducta espiritual del hombre es exactamente opuesta, pues este es capaz de reprimir libremente un impulso o de dar rienda suelta a otro originariamente reprimido, además de ser el ser capaz con sus actos, de modificar la objetividad de una cosa, modificación que vive como valiosa en sí y definitiva, por lo cual se demuestra que el hombre no está simplemente sujeto a las condiciones del medio, sino que la naturaleza de su conducta es susceptible de una expansión ilimitada hasta donde alcanza el "mundo" de las cosas existentes- y por lo mismo abierta al mundo.

El hombre es, según esto, la X cuya conducta puede consistir en "abrirse al mundo" en medida ilimitada

Scheler (1942), p. 57.

Las diferencian entre animal y hombre quedan expresadas en las siguientes citas:

Yo diría que el animal está esencialmente incrustado y sumido en la realidad vital correspondiente a sus estados orgánicos, sin aprehenderla nunca "objetivamente". La objetividad es, por tanto, la categoría más formal del lado lógico del espíritu

Scheler (1942), p. 58.

(…) el hombre no solo puede elevar el "medio" a la dimensión "del mundo" y hacer de las "resistencias" "objetos", sino que puede también- y esto es lo más admirable- convertir en objetiva su propia constitución fisiológica y psíquica y cada una de sus vivencias psíquicas. Solo por esto puede también modelar libremente su vida. El animal oye y ve, pero sin saber qué oye y qué ve (…). El animal no vive sus impulsos como suyos, sino como movimientos y repulsiones que parten de las cosas mismas del medio

Scheler (1942), p.59.

El hombre objetiva el medio y se objetiva a sí mismo como autoconciencia, con la cual hace del mundo su "mundo" actuando con él, de manera libre, creativa y expansiva. El animal a diferencia del hombre, carece de conciencia de sí.

3) Otra característica del espíritu de la "ideación" o capacidad para aprehender de manera intuitiva e inmediata las esencias. El ser humano no solo es capaz de captar intuitivamente las esencias abstractas, tales como las matemáticas, sino que tenemos una "intuición emocional" que nos revela los valores en sus distintas jerarquías, así como la jerarquía misma, en las que se incluyen actos emocionales y volitivos tales como el amor, la bondad, el arrepentimiento, la veneración, etc.

4) El espíritu es actualidad pura.

El espíritu es el único ser incapaz de ser objeto; es actualidad pura; su ser se agota en la libre realización de sus actos

Scheler (1942), p.65.

5) El espíritu es supraespacial y supratemporal.

Más lo que llamamos espíritu es no sólo supraespacial, sino también supratemporal. Las intenciones del espíritu cortan, por decirlo así, el curso temporal de la vida. El acto espiritual solo indirectamente, o en cuanto solicita una actividad, depende de u n proceso vital y se haya como inserto en él. Pero aunque la "vida" y el "espíritu" son esencialmente distintos, ambos principios están en el hombre, según nuestra concepción ya expuesta, en relación mutua. El espíritu idea vida; y la vida es la única que puede poner en actividad y realizar el espíritu, desde el más simple de sus actos hasta la ejecución de una de esas obras a que atribuimos valor y sentido espiritual

Scheler (1942), p. 99.

El espíritu, que es la nota esencial y característica del ser humano, es la culminación de una serie de grados ónticos que se inician con el mundo inorgánico, al cual le sigue el ser vivo, el animal y finalmente el hombre. Los seres vivientes a diferencia de la realidad inorgánica, se caracterizan por tener un centro óntico con unidad e individualidad. La diferencia existente entre los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre, es una diferencia gradual, a excepción de la espiritualidad que es una nota exclusiva y característica del hombre. A esa diferencia gradual la llama él los grados del ser psicofísico y son cuatro:

1) El impulso afectivo, que está presente en las plantas y es el grado ínfimo de lo psíquico. En este grado no hay conciencia, ni sensación, ni representación, falta también la orientación o finalidad específica hacia algo como el alimento o la satisfacción sexual.

2) El instinto, que se caracteriza por: a) tener sentido; b) por transcurrir con cierto ritmo; c) ser importante para la vida de la especie; d) ser innato y hereditario; e) ser independiente del número de ensayos realizados.

3) La memoria asociativa, cuya base es el reflejo condicionado de Pavlov y que con respecto al instinto es un poderoso instrumento de liberación.

4) La inteligencia práctica, la cual consiste en tener la capacidad de elegir y preferir entre los bienes, tiene sentido, responde a situaciones nuevas, no programadas en la genética de la especie y acontece de súbito (insight) con independencia de los ensayos realizados.

Esta última nota, no es un atributo exclusivo del ser humano, ya que señala también que esta facultad se encuentra presente en animales considerados superiores en la escala de la evolución biológica. La diferencia esencial entre el hombre y el animal es el espíritu, el cual, como ya señalé se caracteriza por:

1) La independencia, libertad y autonomía existencial frente a los lazos y presión de lo orgánico.

2) La objetividad o posibilidad de ser determinado por la manera de ser de los objetos mismos y la conciencia de sí.

3) La ideación o captación intuitiva de las esencias.

4) La actualidad pura.

5) La nota supraespacial y supratemporal.

Por lo tanto, a la pregunta antropológica ¿qué es el hombre?, Scheler responde de doble manera:

1) Es ser en que el fundamento de todas las cosas (la Divinidad) se autorrealiza y se reconoce a sí misma. El hombre es, en este sentido, coautor en la lucha por la divinidad.

2) Es un ser espiritual, lo cual entre otras cosas, le permite tener una captación inmediata e intuitiva de la esencia de las cosas.

 

CRÍTICA A MÁX SCHELER

En mi opinión las discrepancias en la antropología filosófica contemporánea no se reducen al plano de las soluciones, sino que llegan al de los planteamientos. Esto no ocurre por una mera casualidad o fenómeno azaroso, ya que el modo de interrogarse anticipa hasta cierto punto la solución. Nuestra mente no es una tábula rasa, sino una tábula plena, llena de expectativas y prejuicios, de puntos de vista y enfoques valorativos. De esta manera solo podemos entender la noción que del hombre tiene Max Scheler a partir de la metafísica que la condiciona. Podría decirse que la filosofía de Scheler es espiritualista, en la medida en que supone que la realidad última del universo es espíritu, es el superespíritu de la divinidad, afín al espíritu humano, el que penetra a todo cosmos como su fundamento y explicación racional. Se trata de un espíritu imperfecto y en proceso de autorrealización, necesitado del hombre como medio para reconocerse y realizar sus deitas. Esta es una interpretación monista del pensamiento de Scheler, pues supone un espíritu que todo lo abarca, que se hace presente en todo y que se manifiesta por distintos grados ónticos en las criaturas, siendo así que la diferencia entre los seres es una diferencia gradual. Sin embargo, cabe una interpretación dualista, en la que se afirma que el espíritu está presente de manera exclusiva en el hombre y es el que marca la diferencia esencial con respecto a los demás seres.

Otro pensador que también sostiene esta interpretación dualista en el pensamiento de Scheler es Arnold Gehlen, quien en su antropología filosófica nos dice que este pensador, lo único que ha hecho es trasladar el dualismo antiguo, consistente en pensar al cuerpo y al alma, o la razón y la materia como dos realidades distintas, por la dualidad entre impulso vital y espíritu.

En mi opinión, caben estas dos concepciones sobre la obra del autor considerado El puesto del hombre en el cosmos, y pienso además que val autor le falto mayor claridad en este aspecto, sien embargo, es más ajustada a una mejor interpretación, la concepción monista y panteísta de su pensamiento.

A partir de mi breve incursión por la historia del pensamiento filosófico, me he formado la opinión de que el ser humano necesita, anhela, busca, una diferencia radical con respecto a otras especies y no solo una diferencia de grado con contornos borrosos. Muchos grandes filósofos -entre otros, a pesar de sus enormes diferencias, Aristóteles y Descartes- han sostenido a lo largo de la historia que los seres humanos somos fundamentalmente diferentes de los demás animales, han creído que nuestra distinción esencial es la razón, el intelecto, pensamiento o comprensión. En este punto, Scheler cree que sólo existe una diferencia de grado entre el ser humane y les animales, pues piensa (apoyado en las investigaciones de Kohler) que estos son capaces de inteligencia practica. Sin embargo, no han cesado de buscar una diferencia radical, y la ha creído en encentrar en le que llama espíritu, el cual entre otras cosas nos faculta para captar de manera inmediata y directa las esencias.

En este sentido, Scheler junto con una larga tradición de filósofos (a la que escaparía entre otros Hume) no han creído en una diferencia de grado entre el ser humano y los animales, sino en una diferencia radical, una diferencia de naturaleza. Por estas razones, Scheler fue llamado per Ortega y Gasset; el filósofo sediento de esencias. Según Scheler, la característica principal del espíritu es la ideación o capacidad para aprehender de manera inmediata y directa las esencias, las cuales se presentan bajo des formas de captación; una la captación intelectual, como en las matemáticas, y la otra, la intuición emocional, que nos revela los valores en sus distintas jerarquías, así come la jerarquía misma.

Lo interesante es ver que Scheler considera como notas esenciales del hombre las características peculiares y exclusivas de su propia doctrina metafísica y gnoseológica, como le son el concepto de libertad y de intuición eidética. La idea de libertad la presupone sin que se detenga a demostrarla, lo cual a juicio de una concepción determinista no sería más que una suposición gratuita. En cuanto a la captación eidética de las esencias, como característica fundamental del hombre, plantea el siguiente problema; Para que una esencia pueda ser aprehendida tiene que existir, y es muy sabido que muchos filósofos niegan la existencia de las esencias, ¿significaría esto que los filósofos empiristas, nominalistas y racionalistas escépticos, que afirman carecer le que justamente Scheler les asigna come característica definitoria, no serían hombres por no tener la capacidad de intuir las esencias?, incluso niegan que esta supuesta capacidad esté generalmente extendida en todos los seres humanos y tienden a considerar tales atribuciones como el producto de una mera ilusión o especulación sin fundamento alguno. Probablemente Schelex diría que son seres humanos que niegan las más altas atribuciones que los caracterizan como tales, pero en todo caso no desarrolla ninguna discusión en la que fundamenta que tal facultad existe, simplemente la da por supuesta sin demostración previa.

Lo que si podemos afirmar de acuerdo con la investigación científica llevada a cabo en biología y etología (en el estudio de los primates en particular), es que nos vemos obligados a insistir en que las diferencias entre los animales y nosotros no son absolutas sino relativas, no son de índole sino de grado, en este sentido debemos admitir que lo que lo que nos distingue de los demás animales es tener mas de una propensión y menos de otra.

La perspectiva biológica actual supone al ser humano como una especie en evolución, una especie que al provenir de otras especies, puede a su vez dar lugar a otra especie. Según esto, no hay ninguna esencia invariante e inmutable de lo humano, sino un conjunto de instrucciones plasmadas en el código genético. En esta concepción todos los seres vivientes desde los microbios hasta las plantas, los animales y los seres humanos del planeta Tierra están hermanados entre si, porque toda la información genética de cada especie así como de cada organismo de la Tierra esta contenida en el A.D.N. La diferencia entre una especie y otra, seria una diferencia de organización entre sus bases nucleótidos (A.adenina, G.guanina, C. citocina y T. tiamina) . Es la secuencia de organización entre los nucleótidos lo que marca la diferencia entre una especie y otra. Por ejemplo:

Polilla: CTC GGG CGC CGT CAG TAC TTG GAT GGG TGA

CCA CCT GGG AAC ACC GLG TGC TGC CGT TGG…

Mosca de de las frutas GTC GGG CGC GGT TAG TAC TTA GAT GGG GGA

CCG CTT GGG AAC ACC GLG TGT TGT TGG...

Crustáceo: GTC GGG CCC GGT CAG TAC TTG GAT GGG TGA

CCG CCT GGG AAC ACC GGG TGC TGT TGG …

Carl Sagan (1993), p.84.

Para el caso del hombre, si se compara la secuencia de organización de sus nucleótidos con los de otras especies emparentadas, los estudios arrojan los siguientes resultados:

Si se comparan las secuencias de hombres y chimpancés nucleótido por nucleótido, difieren sólo en 1.7%.Los hombres y los gorilas difieren en 1.8%, casi lo mismo; hombres y orangutanes en un 3.3%, hombres y gibones en 4.3%; hombres y macacos de la India en 7%; hombres y lemures en un 22.6%. Cuanto más difieren las secuencias de dos animales, mas alejado está (tanto en parentesco como, generalmente, en el tiempo) su último antepasado común.

Carl Sagan (1993), p.266.

Otras dos pruebas biológicas que hablan a favor de la concepción evolutiva del hombre como especie, son la teoría de la recapitulación embriológica de Haeckel y la evolución del cerebro trino de Mac Lean, que se presentan muy bien resumidas en el siguiente párrafo de Carl Sagan.

Decía Haeckel que durante su desarrollo embriológico un animal tiende a repetir o (recapitular) la secuencia evolutiva de sus antecesores. Asimismo, el feto humano, durante su vida intrauterina, pasa por distintas fases evolutivas muy semejantes a las de los peces, reptiles y mamíferos no primates antes de desarrollar aquellos rasgos fisiológicos que acreditan su condición de hombre. Durante la etapa pisciforme inclusive posee unas hendiduras branquiales, que no reportan utilidad alguna al embrión, ya que éste se alimenta a través del cordón umbilical, pero que son vitales dentro del proceso embriológico humano. En efecto, dado que las branquias eran un órgano fundamental para nuestros antepasados, el embrión humane pasa per una fase de desarrollo branquial. El cerebro de un feto humano también se desarrolla de dentro hacia afuera y, en términos aproximados, pasa por la secuencia armazón neural, complejo R, sistema límbico y neocórtex.

Carl Sagan (2004), pp. 77-78.

Esta semejanza entre especies en el desarrollo embriológico-fetal, de las cuales el humano sólo comienza a distinguirse mucho más tarde, cuando esta más desarrollado, es una prueba que indica que las especies animales estamos emparentadas, y de que la nuestra no tiene nada de especial, salvo una diferencia gradual que la hace mas compleja al llegar a tener un grado de evolución que la hace consiente de sí.

Según esta concepción, la vida no se desarrolla de acuerdo con un plan prefigurado, la vida no sabe hacia dónde se dirige, no hay un superbiólogo molecular que magistralmente actúe sobre los genes, lo único que hay es un proceso continuo de mutación y reproducción que está en interacción permanente con un entorno siempre cambiante, todo es el producto de una serie de secuencias casuales de los nucleótidos.

Podemos ver que el proceso tiende a ser accidental y oportunista, sin previsiones, sin un objetivo futuro en perspectiva. Las moléculas en evolución no planifican el futuro; se limitan a producir una corriente constante de variedades, y a veces una de las variedades resulta ser un modelo ligeramente mejorado. Nadie -ni el organismo, ni el medie ambiente, ni el planeta, ni la (naturaleza)- está meditando el problema.

Carl Sagan (1993), p.99.

Inclusive nosotros muy bien pudimos no haber aparecido nunca sobre el planeta, de no ser porque hace cerca de 65 millones de años se extinguieron los grandes depredadores (los dinosaurios) a causa de la colisión de un cometa que se supone se estrelló a gran velocidad en el Golfo de México, cerca de la península de Yucatán, esparciendo finas partículas de hollín por todo el planeta, generando con ello un efecto invernadero que llevaría a la muerte a estos grandes carnívoros. Pero ¿qué hubiera ocurrido si la órbita del cometa hubiera sido ligeramente mas excéntrica, al grade de que no hubiera chocado con la tierra? no lo sabemos, pero es muy probable que se hubiera fundido en sus múltiples recorridos alrededor del sol y que tal vez nuestros antepasados que dieron lugar a los primates y con ello al ser humano, jamás hubieran aparecido en la escena para presentarse como la especie omnipresente en el planeta tierra. Esta serie de catástrofes, entre otras, nos sugiere qua existen imperfecciones en las que no se puede evocar un plan divino en la arquitectura de la evolución. Hay orden, organización, regularidad, a través de leyes conocidas, pero también hay azar e incertidumbre. Ambos principios -de organización y azar- explican y dan forma al mundo. No hay ningún plan ni diseño teleológico, y el ser humano no es tan indispensable para que el universo y Dios se desarrollen.

La conclusión es: El hombre no tiene esencia alguna, es sólo una especie en evolución que sólo se distingue del resto por su complejidad en el grade de desarrollo evolutivo. Tampoco tenemos una facultad sui generis que nos permita captar de manera inmediata y directa la esencia de las cosas, porque tampoco las cosas tienen esencias. Galileo en el s. XVI, ya había hecho notar la inoperancia e ineficacia del método esencialista; en el proceso de indagación de la naturaleza; cuando nos decía que

Determinar la esencia lo considere una empresa tan imposible y un esfuerzo tan vano en las substancias próximas y elementales come en las muy remotas y celestiales: y me creo tan ignorante de la substancia de la Tierra come de la substancia de la Luna, de las nubes elementales y de loas manchas del Sol.

G. Reale y D. Antiseri (2001), p.249.

En este sentido, el querer buscar la esencia definitoria de lo humano es, muy probablemente, una empresa destinada al fracaso.

 

 

Bibliografía:

G. Reale y D. Antiseri (2001). Historia del pensamiento filosófico y científico, Vol. I, Herder, Barcelona.

Sagan, Carl (2004). Los dragones del Edén, Crítica, Barcelona.

Carl Sagan (1993). Sombras de antepasados lejanos, Planeta, México.

Scheler, Max (1942). La idea del hombre y la historia, Espasa-Calpe, Buenos Aires.


Sincronía 2010