Sincronía Verano 2007 


EL PENSAMIENTO DE LOS INTELECTUALES SUDAMERICANOS DE LA CORRIENTE NACIONALISTA POPULAR (1940 - 1965). UN ANALISIS CRITICO

Roberto Vila De Prado*


 

RESUMEN

Las investigaciones históricas que ordenan cronológicamente los idearios políticos, siguiendo una secuencia lineal  en el marco de un país determinado, suelen dejar fuera del campo de lo observable a discursos  que, procedentes de otras latitudes, han influido sobre el que se desea  estudiar. Con el presente análisis del  pensamiento de escritores de diversos  países, cuya obra puede ser ubicada en la corriente conocida  como nacionalismo popular, no se pretende construir una genealogía sino analizar el tipo de relaciones  que en la investigación tecnológica  se denomina fertilización cruzada, es decir procesos horizontales y transversales que ponen de relieve la influencia mutua de los discursos en su ámbito de circulación.

 

ABSTRACT

Historical research arranging political mentalities chronologically, following a lineal sequence in a certain country, usually leaves outside the field of observation some discourses that, coming from other latitudes, have influenced the case under study. By analyzing ideas of writers belonging to different countries, whose work can be located in the current known as popular nationalism, the aim is not to build a genealogy, but to analyze the relationships called crossed fertilization in technological research, that is, horizontal and transversal processes that emphasize the mutual influence of discourses in its circulation environment.

 

RESUMÉ

Les recherches historiques qui ordonnent l’ensemble des idées politiques, suivant une séquence linéaire, dans un pays déterminé, laissent d’ordinaire hors du champ des observables, des discours qui, procédant d’autres latitudes, ont exercé leur influence sur celui qu’on s’est proposé d’étudier. L’analyse des pensées d’auteurs de divers pays, dont l’oeuvre peut être située dans le courrant connu, sous le nom de nationalisme populaire, ne prétend pas construire une généalogie sinon analyser les relations que la recherche technologique appèlent la fertilisation croisée. C'est-à-dire des processus horizontaux et transversaux qui mettent en évidence la mutuelle influence des discours dans le cadre de leur circulation.


En el período comprendido entre las dos grandes crisis que conmovieron al mundo capitalista (nos referimos a la Gran Depresión y a la Segunda Guerra Mundial) los gobiernos de los países centrales adoptaron políticas económicas  dirigistas. En las formaciones sociales latinoamericanas, nuevas exigencias impusieron la ruptura de las viejas estructuras  y se pusieron en práctica transformaciones sociales, especialmente en lo que respecta a la reforma agraria, los proyectos de industrialización y la regulación de las inversiones extranjeras.

El Estado conducido por gobernantes inspirados por una ideología que podríamos denominar "nacionalismo popular" intervino activamente en la vida económica  para fortalecer la formación de un empresariado nacional.

A pesar de la violencia que se desencadenó en algunos países y de la fuerte resistencia de las elites tradicionales, los proyectos nacionalistas  se inscribieron dentro de la perspectiva de un  "capitalismo de Estado" que en ningún momento  intentó abolir la propiedad privada. El Estado considerado como un planificador y un gestor, tenía como misión afrontar los altos costos que demandaban  las obras de infraestructura, así como el desarrollo de las industrias básicas. Ninguna de estas tareas podía ser encarada por las débiles burguesías nacionales.

Para poder enfrentar con éxito a la oposición, las nuevas  elites dirigentes construyeron un sistema de alianzas con fuerte participación popular. De manera que cada proyecto político concreto podía ser considerado como más a la izquierda o más a la derecha, según se pusiera más énfasis en  lo popular o en la formación de un empresariado nacional.

1.        El nacionalismo popular argentino.

Los nacionalistas populares argentinos criticaron duramente a quienes pretendían encerrar  la realidad de su país en los moldes construidos para los países europeos. De alguna manera intentaron romper los códigos de lectura impuestos por la lógica del poder, elaborando visiones diferentes, practicando análisis globales y realizando grandes interpretaciones de la historia nacional y latinoamericana.

Este nacionalismo evolucionó desde posiciones conservadoras y defensivas hacia posiciones populistas y sus estudios históricos revisionistas, opuestos a la historiografía liberal, influyeron decididamente sobre los politicos  populistas.

Para Arturo  Jauretche (1901 - 1974), la oposición izquierda /derecha era una forma de eludir la cuestión nacional en beneficio de los intereses de las potencias extranjeras. Si bien estas posiciones se manifiestan como ideas opuestas en el plano de lo abstracto, ellas se acercaban en el obrar práctico porque la oposición civilización / barbarie las unía, en tanto ambas corrientes se consideran parte de la civilización: Cuando irrumpen los movimientos populares (primero el yrigoyenismo y luego el peronismo), liberales y marxistas se unen para combatir a  la "barbarie".

Jauretche abogaba por la "unidad vertical de las fuerzas nacional-populares", y sostenía que la « economía de base » debía estar en manos del Estado empresario, pues las empresas privadas piensan ante todo  en sus intereses y no en el desarrollo del país; pero, al  mismo tiempo, consideraba  peligrosa  la tesis de J. A. Ramos, quien afirmaba que  la clase obrera tenía  la hegemonía en el Frente Nacional (1973: 69)

Raúl Scalabrini Ortiz  (1898 - 1959) investigó las actividades de los monopolios extranjeros y sus consecuencias. En su obra El hombre que está solo y espera (1931) presenta  imágenes poderosas que aluden a causas primordiales y a mitos relacionados con el espíritu de la tierra:

Si por ingenuidad de fantasía le es enfadoso concebirlo, ayúdeme usted y suponga que « el espíritu de la tierra » es un hombre gigantesco. Por su tamaño desmesurado es tan invisible para nosotros, como lo somos nosotros para los microbios. Es un arquetipo enorme que se nutrió y creció con el aporte inmigratorio, devorando y asimilando millones de españoles, de italianos, de ingleses, de franceses, sin dejar nunca de ser idéntico a sí mismo [...]. Ese hombre gigante sabe dónde va y qué quiere (Scalabrini Ortiz, 1983: 21).

En consecuencia,  el "verdadero argentino" (el porteño y el criollo) tiene una identidad colectiva y un destino opuestos a  los de las clases altas extranjerizantes. Estas ideas dan origen, según Shumway[1], a una serie de tribalemas similares a los mitos fundacionales de la mayoría de las colectividades humanas.

Manuel Ugarte (1875 - 1951) inició su carrera política en el Partido Socialista de Juan B. Justo. A partir de 1911 viaja  por distintos países de Latinoamérica donde va tomando conciencia de los efectos del colonialismo y adopta una posición contraria al eurocentrismo y a la política exterior estadounidense. Defiende, en consecuencia, a la revolución mexicana, toma partido por  Colombia en la cuestión de Panamá y predica su ideario latinoamericanista en Nicaragua, El Salvador, Colombia, Perú, Costa Rica y Bolivia.

 Cuando en 1914 retorna a Argentina, su pacifismo molesta tanto a los aliadófilos como a los germanófilos. Algunos lo acusan  de ser agente del Kaiser porque defiende  la política de neutralidad del presidente Yrigoyen, también hay quien lo acusa de haber soslayado la crítica del imperialismo británico; lo que no es cierto, pues en su libro El porvenir de América Latina señala el papel imperialista de los ferrocarriles ingleses y la necesidad de desarrollar la industria nacional para no depender de las manufacturas británicas.

En 1919 vuelve a París y allí integra el Comité por la Paz junto con Henry Barbuse, Romain Rolland y Albert Einstein. También colabora en la revista Amauta fundada y dirigida por José  Carlos  Mariátegui. Movimientos como el aprismo y el sandinismo reconocen en él a un precursor. Sin embargo, en Argentina es casi un desconocido.

La preocupación de Ugarte se dirigió casi exclusivamente a  América Latina, transformaciones como las que ocurrían en la Unión Soviética desbordaban  su moderado socialismo (Vitale s/f).

Rodolfo Puiggrós (1906 - 1980) estuvo vinculado al Partido Comunista desde su fundación en  1921 y se separó de éste para adherir al peronismo en 1946. Puiggrós afirma que el movimiento peronista es el más importante movimiento de masas del Siglo XX en la historia argentina y que,  por lo tanto,  tildarlo de fascista o bonapartista es una forma  de eludir el estudio analítico de este proceso. La nacionalización de los comandos de la economía y de las finanzas, y de los monopolios; así como el impulso dado a  la siderurgia, el apoyo al sindicalismo y el progreso de la legislación  social,  son transformaciones que habrían originado la oposición al peronismo  de la oligarquía, las fuerzas armadas y los gobiernos extranjeros. Se trata de pasos importantes dice, por más que parezcan mínimos a la mentalidad izquierdista "que exige todo para que no se haga nada" (Puiggrós, 1959).

El pensamiento de Juan José Hernández Arregui (1912 - 1994) gira en torno al concepto ser nacional, al que no había  que buscarlo en los libros de los liberales, porque su producción literaria  era "la excrecencia de un grupo intelectual adherido a los intereses económicos de la clase gobernante" (Hernández Arregui, 1973:  143).

Su obra  ¿Qué es el ser nacional? tiene por subtítulo La conciencia histórica iberoamericana,  en tanto se refiere a la patria grande, por considerar que sólo es legítimo hablar de un nacionalismo iberoamericano (Hernández Arreghi, 1973ª: 22). En este trabajo intenta combatir las deformaciones de los historiadores liberales acerca del rol de España en nuestra América y al mismo tiempo reivindicar a las poblaciones nativas.

En el acápite que dedica al análisis de la burguesía industrial, es decir a aquel sector de la clase dominante interesado en el mercado interno, intenta pintarla mostrando sus contradicciones, fortalezas y debilidades:

Siendo por su origen histórico y por su rol en la evolución del país una clase en cierta medida revolucionaria y nacional ante la economía de monocultivo, siendo como es una clase que representa el tránsito hacia la industrialización, su conciencia  política es conservadora, y este balanceo entre su posición revolucionaria en la producción capitalista de las semicolonias desarrolladas, y su temor a las fuerzas sociales desatadas por el industrialismo - la clase obrera - la lleva a ondular como una veleta entre la maledicencia y el pánico, para finalmente sufrir excesivas derrotas  de parte de la oligarquía, de la burguesía exportadora e importadora y de los industriales extranjeros. A pesar de todo, es una clase progresista aunque su conciencia sea conservadora... (Hernández Arreghi, 1973: 275-276).

Jorge Abelardo Ramos (1921- 1994) fue un escritor que combatió al"liberalismo europeizante" del Partido Socialista argentino y al estalinismo del Partido Comunista. Apoyándose en las obras de León Trotsky, escribió  numerosos ensayos y realizó una intensa labor periodística. Entre sus trabajos que tuvieron mayor repercusión, están América Latina:  un país (1949) y Revolución y contrarrevolución en Argentina (1963-1973).

Ramos intentó  la fusión del pensamiento de Marx con el de  Bolívar para lograr una síntesis que hiciera posible la unidad latinoamericana en progreso hacia el socialismo. A su juicio, ninguna de las corrientes del marxismo tradicional pudo brindar una generalización teórica aceptable de las transformaciones revolucionarias latinoamericanas en el Siglo XX. Esto se debía en gran parte a que los grandes líderes internacionales tenían poca información  sobre América Latina o no le daban importancia a la región.

En su caracterización del peronismo, Ramos basa su interpretación en los estudios de Trotsky sobre la inviabilidad de la democracia en  los países semicoloniales. Se constituye entonces, en Argentina, un "bonapartismo" que incorpora elementos antiimperialistas. El peronismo habría tenido su origen, según este escritor, en un movimiento masivo, espontáneo y "racional", cuyas limitaciones ideológicas eran causadas por la falta de educación política de las masas.

Ramos sistematiza diversas influencias en torno a las ideas de Trotsky, y con este espinazo doctrinal  articula la teoría de la lucha de clases (Marx), la del imperialismo (Lenin), la literatura comprometida (Sartre) y el indoamericanismo (Haya de la Torre).

Su interpretación económico - clasista de la historia descansa en la fe en el espíritu nacional. Al referirse a este tema,  Marsal cita y se adhiere a Ramón Alcalde para  rechazar lo que considera el "simplismo infantil" de las antinomias de Ramos (Marsal, 1963: 153)

Marsal, refiriéndose a J. A. Ramos, sostiene que esta escolástica marxista aportó poco al conocimiento sociológico, pero admite que "el estudioso de las ideas que se entretejen en la vida política  tiene mucho que entender en los párrafos contundentes de este autor" (Marsal, 1963: 153)Siguiendo esta línea de razonamiento se puede encontrar el vínculo que liga el esfuerzo intelectual con quienes tienen capacidad de actuar, especialmente con las organizaciones  sociales de la época.

Los nacionalistas populares, y particularmente Jauretche, construyeron su argumentación a partir de la crítica al adversario, y antes que la especulación abstracta utilizan "el arte de la injuria, de la invectiva, del vituperio, de la crítica que busca cuestionar al otro y desestimarlo" (Chauvié s/f). El uso de la historia como instrumento para la lucha política  y la ironía constituían las marcas distintivas de estos escritores.

El rechazo que los escritores populistas sienten por los intelectuales es un proceso simbólico contradictorio, porque el pueblo no es populista. El populismo "representa un intento desesperado de reprimir su condición y negar la realidad de su vida" (Jameson, 1998: 116).

1.        El ISEB y el nacionalismo desarrollista brasileño.

En los años 50 se inicia en Brasil un nuevo nacionalismo apoyado en la teoría marxista. La sociología abandona los discursos basados en la raza y la cultura, sin por eso dejar de reconocer la originalidad cultural del  país. Las obras de Caio Prado (iniciadas en 1933) fueron la línea divisoria, el parte aguas que separa los antiguos estudios y sus explicaciones culturales, de aquellos que utilizaron categorías "más teóricas", provistas por la economía y la sociología marxistas[2].

El ISEB (Instituto Superior de Estudios Brasileños) fue fundado en 1955. Surgió ante la necesidad de comprender las grandes transformaciones sociales ocurridas en el Brasil  después de la segunda guerra mundial, por lo tanto se inscribió en un movimiento que trataba  de superar el academicismo obsoleto que mantenía, en las universidades, la atmósfera intelectual propia de fines del siglo XIX.

Los miembros del ISEB  tenían posiciones bastante diferentes. Se puede distinguir un grupo que intentaba superar las limitaciones teóricas del positivismo y del marxismo, para lo cual realizó  una revisión teórica y metodológica de las ciencias sociales y elaboró un proyecto nacional desarrollista. En esta corriente estaban Alberto Guerreiro Ramos, Helio Jaguaribe, Candido Mendes y Roland Corbisier.

Había además un segundo  grupo formado por Nelson Werneck Sodré y  Alvaro Pinto Vieira acompañados por  intelectuales más jóvenes con posiciones marxistas radicalizadas. En el medio de ambos, se encontraba un tercer grupo, más interesado en estudios específicos que en la teoría general. Entre sus miembros encontramos a  Celso Furtado,  Gilberto Paim e Ignacio Rangel. (Jaguaribe, 1979: 98)

Para el ISEB, el proyecto nacional desarrollista se basaba en una alianza de clases bajo la dirección de la burguesía nacional (empresariado industrial):

La sociedad es dividida en dos grandes bloques : de un lado, la oligarquía agrario - mercantil dominante, aliada al imperialismo, se opone a la industrialización brasileña y trata de mantener el status quo semicolonial, semifeudal y primario - exportador. De otro lado, bajo el liderazgo de Getulio Vargas y, después, de Juscelino Kubitschek, tenemos al grupo modernizante : la burguesía industrial nacional, las clases medias técnicas (los tecnoburócratas), y los trabajadores urbanos, además de fracciones no exportadoras de la vieja oligarquía. El liderazgo de ese grupo correspondía naturalmente, según la interpretación nacional - burguesa, a la burguesía industrial naciente [..] Es la  « burguesía nacional », una construcción mental con una base de realidad que, según la interpretación  nacional - burguesa sería nacionalista, industrializante, moderna, socialmente progresista; mientras que la burguesía agrario - mercantil sería tradicional, agriculturista, colonial, anti - industrializante. (Bresser Pereira, 1982: 23).

En el tratamiento de la relación entre clase e ideología, el ISEB elaboró la categoría de la  "autenticidad", considerando que no todos los proyectos políticos implementables son convenientes para la sociedad en su conjunto. Una formulación ideológica es más o menos auténtica en la medida en que pueda imponerse socialmente (requisito de la vigencia) y en la medida en que  tenga validez para otras clases o grupos sociales (requisito de la generalidad), además de representar los intereses "situacionales"; es decir los propios de la clase que se expresa en la ideología (Jaguaribe, 1979:100).

El ISEB realizó una crítica del marxismo afirmando que la conciencia no depende unilateralmente de la existencia: "Los subsistemas sociales mantienen entre sí una relación circular de causalidad, en la que los procesos culturales y económicos se condicionan mutuamente, ninguno de ellos es inherentemente infra o superestructural" (Jaguaribe, 1979: 99).

Posteriormente, estas ideas (sobre todo el rol atribuido a la burguesía nacional)  fueron refutadas por quienes sostenían que el empresariado solamente actuaba como "nacional" para obtener ventajas del Estado y fortalecer su posición en las negociaciones con las multinacionales.

En términos generales, se puede decir que los miembros de este grupo, pese a estar familiarizados con las ideas de Karl Marx, estaban más próximos a Karl Mannheim. Sus principales categorías eran "masa", "pueblo" y "nación", en lugar de "clase trabajadora" o "proletariado" (Schwartzman, 2003) Según Touraine, este instituto fue el mayor centro de producción ideológica del continente (Touraine, 1989:143).

2.        El APRA

La Alianza Popular Latinoamericana (APRA)  fue fundada por Haya de la Torre en México, en 1924. Esta organización, que en un principio se presentaba como un gran frente antioligárquico, pretendió, más tarde, convertirse en un partido internacional a la manera de las internacionales socialista y comunista.

Haya fundó la Alianza en México durante su breve estadía en ese país y de paso a Inglaterra, donde habría de continuar sus estudios. Anteriormente, se había destacado como dirigente estudiantil en la Universidad de Trujillo y formado parte de un club de intelectuales conocido como la bohemia trujillana.

Profundamente impresionado por las transformaciones económicas y sociales impulsadas por la revolución mexicana, Haya no tarda en comprender que está frente a un movimiento político que se aparta de los moldes europeos  (liberales y socialistas) para marchar guiado por una visión propia del destino nacional.

Más tarde, en Inglaterra, recibió la influencia de un marxismo mezclado con fabianismo, algo muy propio del eclecticismo británico. En Oxford estudia con atención tanto la revolución rusa como el Kuomitang, e intenta aplicar el pensamiento marxista a la realidad latinoamericana, tal como Lenin lo había hecho en Rusia. Sin embargo, discrepa con el leninismo y se aleja de la Tercera Internacional en 1927, por considerar que los planteos de ésta no eran aplicables a Latinoamérica.

Para Haya, el nudo del problema peruano era el carácter extranjero del capital, el que por otra parte estaba asociado al feudal-colonialismo. Ante este escenario, aplicando a su manera el materialismo histórico, levantó la bandera del frente nacional. Dicho frente debería tener como misión el desarrollo de la revolución democrático-burguesa y la construcción de la nación (Di Tella, 1985: 308). El frente debería estar integrado por las clases oprimidas por el imperialismo: "la vasta clase trabajadora del campo, la clase obrera industrial de la ciudad y centros fabriles,  y la clase media que incorpora desde el  artesano hasta el pequeño comerciante o propietario industrial urbano y agrícola, profesionales y empleados"(Haya de la Torre, 1940).

3.        El "nexo" uruguayo

Alberto Methol Ferré, Roberto Ares Pons y Reyes Abadie  fundaron  la revista Nexo. Methol militaba en el Partido Blanco, pero se acercó a las posiciones del peronismo primero,  y luego a   la izquierda nacional argentina. Precisamente, en el primer número de la citada revista, escribió un artículo  sobre El marxismo y Jorge Abelardo Ramos, en abril de 1955.

Methol Ferré quedó impresionado por un discurso que Perón pronunciara en noviembre de 1953 acerca de la política exterior argentina. En ese discurso, el creador del justicialismo admitía que Argentina no tenía los recursos necesarios para lograr una total sustitución de importaciones, y proponía la ampliación de los mercados nacionales uniendo a Argentina con Brasil y Chile. Sobre este tema, Roberto Ares Pons escribió una obra cuyo título era Uruguay: ¿Provincia o nación? (1961), donde abogaba para que el  Uruguay se constituyera en  el vínculo entre Argentina y Brasil; convirtiéndose el grupo fundador de la revista Nexo en un precursor del actual Mercosur.

Reyes Abadie se destacó como catedrático e historiador,  realizó importantes investigaciones  acerca de las estrategias empleadas por  la diplomacia británica en el siglo XIX con el propósito de  ubicar  al Uruguay como un "algodón entre dos cristales" e impedir la unificación de Sudamérica.

4.        El nacionalismo revolucionario boliviano

La Guerra del Chaco significó el fin de los partidos políticos tradicionales y provocó una ruptura generacional en el pueblo de Bolivia.

Según Gramsci, una crisis de hegemonía (la separación de los grupos sociales de sus partidos tradicionales) se produce  generalmente ante dos situaciones:

-           cuando la clase dirigente fracasa en una gran empresa política para la cual demandó o impuso el consenso de las grandes masas (sobre todo de las campesinas) como en la guerra, por ejemplo; o bien

-           porque una gran parte de las masas pasan de una situación de relativa pasividad política a una de  actividad y formulan demandas que en "su caótico conjunto constituyen una revolución" (Gramsci, 1995: 76-77).

Sin embargo, no siempre la guerra supone una toma automática de conciencia revolucionaria de parte de los dominados. Hay casos, como el de Francia en la Primera Guerra Mundial, donde la hegemonía sale fortalecida. Esto ocurre allí donde los miembros de las clases subalternas son ciudadanos modernos con derechos reconocidos, y por lo tanto no son insultados y maltratados con cualquier pretexto como ocurrió en la Rusia de los zares.

En cada formación social, coexisten y circulan diferentes formaciones ideológicas específicas, que en su conjunto constituyen la  combinación ideológica dominante. Dichas  formaciones ideológicas cambian constantemente para asegurar las condiciones de dominación. Sin embargo, en ciertas circunstancias surgen formaciones « atípicas », que  presentan variaciones con respecto a la combinación dominante, por lo que algunos las denominan dislocaciones. Ahora bien,

-           si la dislocación surge para mantener la dominación, se cambia algo para que no cambie nada;

-           si la dislocación supone efectos que van más allá de los sistemas de garantías que regulan lo admisible y lo inadmisible, estamos frente a una mutación ideológica.

No es fácil medir el impacto de la Guerra del Chaco en la población boliviana. La mayor parte del ejército estaba compuesta por aymaras y quechuas que, en su gran mayoría, eran colonos o siervos que luchaban lejos de sus viviendas, y que morían por una causa que no comprendían. En el ejército se mantuvo el sistema de castas. Los indígenas estaban separados de blancos y mestizos e invariablemente eran declarados aptos para combatir en la primera línea. Pocas fueron  las oportunidades que tuvieron de  ampliar su horizonte, aunque tomaron conciencia de que existía un mundo más amplio y modificaron algunos de  sus patrones culturales. Los que volvieron a su tierra, una vez terminada la guerra, quedaron fácilmente reincorporados a su situación anterior; aunque algunos se dirigieron a las ciudades y engrosaron las filas de los desocupados.

Donde la guerra produjo un gran impacto fue en los estratos medios y en los obreros,  quienes comenzaron a ver de forma distinta la realidad del país. Las sucesivas derrotas de quienes combatían a las órdenes de oficiales incompetentes, y en las peores condiciones en cuanto a víveres y medicamentos, fueron  causando la desilusión de estos hombres. Las deserciones aumentaron considerablemente y se formó un caldo de cultivo del que no tardaría en surgir un nuevo orden político. Los jóvenes de la burguesía en medio de la crueldad de la guerra "descubren" a los indígenas, éstos se "hacen visibles". Florece entonces una gran corriente de novelas y ensayos, cuyos autores buscan la "Bolivia verdadera" y se preguntan por la tierra, las razas y las clases.

Los jóvenes de clase media y los obreros ya habían manifestado su descontento, antes de la contienda,  nutriendo las filas de los sindicatos y los partidos de izquierda.  Después de la guerra la situación económica empeoró, especialmente para estos sectores, porque quedaron expuestos al desempleo y la inflación.(Malloy, 1989: 59)

Los revolucionarios de la posguerra chaqueña constituían una mezcla de elementos nacionalistas, socialistas, anarquistas, comunistas estalinistas y trotskistas; todos agrupados o no en un pensamiento social. (Bedregal, 1999: 250)

La Generación del Chaco se había nutrido de la literatura de posguerra, especialmente de la inspirada en el marxismo. Tanto el leninismo como  el aprismo se ofrecían como fuentes de solución para los problemas asociados a la pobreza. El pensamiento de los jóvenes se nutría  de Marx, Lenin y Haya de la Torre.

El contacto entre los nacionalistas populares latinoamericanos no sólo se realizó a través de las lecturas; la permanencia en otros países debido al exilio contribuyó al conocimiento mutuo y el intercambio de ideas con políticos de posiciones afines. En el Perú, José Cuadros Quiroga y el sindicalista Waldo Alvarez se relacionaron con Victor Haya de la Torre y con el venezolano Rómulo Betancourt. En la Argentina, Victor Paz Estenssoro, Fellman Vellarde y otros miembros del MNR tienen acceso a la bibliografía marxista y pasan largas veladas discutiendo en las confiterías de Buenos Aires. El justicialismo argentino también fue una experiencia y una fuente de inspiración para este grupo.

En su primera estadía en Buenos Aires  (1935 - 1939),  Carlos Montenegro, que fungía como diplomático, participó en reuniones sociales donde asistían frecuentemente  intelectuales argentinos, artistas y escritores refugiados de la Guerra Civil española,   centroamericanos como Pedro Henríquez Ureña y los apristas peruanos. Sus relaciones más significativas con el mundo de las ideas fueron las que estableció con Arturo Jauretche y otros escritores argentinos alineados en el revisionismo histórico.

En  su segunda estadía en Buenos Aires - esta vez en calidad de exiliado- tomó contacto con Raúl Scalabrini Ortiz (nacionalista independiente) Rodolfo Puiggrós (estalinista), Jorge Abelardo Ramos (trotzkysta) y Abel Alexis Latendorff (socialista) Todos ellos eran políticos y escritores, y venían  de distintas corrientes de pensamiento, aunque terminaron apoyando al peronismo.

(La) dicotomía entre nación y colonia estaba incipientemente esbozada por el revisionismo popular argentino, pero sólo llegaría a expresarse cabalmente y en obras de envergadura dos décadas después. De allí que no sea aventurado pensar que los diálogos que sostuvieron con Montenegro hayan sido decisivos en este sentido (Piñeiro Iñiguez, s/f)

El punto de partida de la ideología nacionalista en Bolivia es la obra Nacionalismo y coloniaje  de Carlos Montenegro. Los otros documentos fundamentales son Bases y principios del MNR de J.Cuadros Quiroga, la Tesis de Ayopaya de Walter Guevara Arce y la novela El Metal del Diablo de Augusto Céspedes. Guevara y Céspedes formaron parte de la redacción del periódico La Calle que tuvo gran  impacto popular.

5.                  Naturaleza y circulación de los discursos

Las comunidades intelectuales se mezclan continuamente e intercambian influencias que no siempre son fáciles de identificar; éste es un terreno donde operan argumentos, demostraciones, pero también emociones. Las rupturas, los giros y las discontinuidades de las formaciones ideológicas  se originan en los conflictos sociales, aunque las líneas de fractura y las transformaciones no expresan necesariamente antagonismos de clase.

Las mutaciones ideológicas, lejos de arrasar con la visión del mundo vigente, son procesos de transformación y rearticulación de elementos ideológicos ya existentes (Laclau, 1980:143). Por lo tanto,  son importantes las relaciones con otros textos / discursos (las relaciones intertextuales e interdiscursivas) para la construcción del sujeto de enunciación. El análisis del discurso de una época supone examinar la lógica discurso / contradiscurso, y el contradiscurso suele surgir en la periferia, en los márgenes.

La influencia de los escritores del nacionalismo marxista no se circunscribió a la Argentina. Torcuato Di Tella fue testigo de que muchos socialistas chilenos eran lectores atentos de Ramos y Hernández Arregui, y se ha visto en páginas anteriores que  ocurría lo mismo en el Uruguay[3].

Al margen de la denominada sociología científica, existe en Nuestra América  una gran producción ensayística sobre temas políticos y sociales; la que, según autores como Poviña y Marsal (1963),  no debería ser incluida en  la ciencia sociológica; aunque ambos autores admiten que en algunos casos es difícil delimitar claramente donde termina la ciencia y donde comienza la intuición.

Este tipo de producción que puede llamarse, según los casos, "parasociología" o bien "sociología potencial" tiene límites bien definidos y no puede confundirse con la literatura, porque los ensayistas insertan (aunque no siempre de una manera explícita) el andamiaje sociológico y sus obras  se ocupan de  la realidad política y  social. Sus cultores buscan soluciones para los problemas nacionales y, cuando las encuentran, aconsejan a la opinión pública. La sociología y el ensayo parasociológico se influyen mutuamente. El ensayista suele recibir información sobre los resultados de la investigación sociológica y los toma como objeto de sus elaboraciones; aunque,  en otras circunstancias, sus análisis intuitivos pueden ser  los primeros insumos para una investigación llevada a cabo por sociólogos profesionales (Marsal, 1963:138-140). Dice Marsal, en otra obra:

Pero aunque  ciertamente literario en la forma, el ensayismo social incorpora muchos conceptos de las ciencias sociales, como aparece explícitamente en las citas de Martínez Estrada o en la educación antropológica formal de Gilberto Freyre. Son « esqueleto científico y carnadura literaria » como Carlos Octavio Bunge definió su propia obra parasociológica  (Marsal, 1966)

En la época en que escribían los autores que aquí analizamos, predominaban los enfoques sobre la "totalidad", tanto en su versión marxista como en la estructural - funcionalista. En sus versiones más extremas se alude a una "sociedad aparato" o a una  "sociedad cosa", y no pocas veces ellas caen en concepciones mecanicistas acerca de las relaciones interestructurales.

Por otra parte, algunos de estos autores, parecen sostener que hay posiciones sociales (los humildes, el pueblo, los obreros) que tienen  privilegios especiales para acceder al saber. En esos casos, existe el peligro de que la idealización de lo popular lleve al intelectual a depositar "en la conciencia práctica de su ' otro ' comunitario, el valor de un conocimiento considerado más ' verdadero ' (directo, vivenciado, auténtico) que aquel que se construye y autoconstruye teóricamente" (Richards, 2002)  Las corrientes nacionalistas populares, pese a su adhesión al socialismo científico, se conformaron (con notables excepciones y no obstante la fecundidad de sus ideas) como doctrinas o más aún como ideologías, en el sentido que Morin (1998; 145) atribuye a estos conceptos: la doctrina tiende a filtrar los elementos para nutrirse de aquellos que la confirman. De esta forma, surge una sociología espontánea  a menudo cargada de prenociones indiscutidas.

Uno de los principales aportes de los teóricos del nacionalismo es el análisis de las oligarquías tradicionales, cuestionando su versión de la historia y sus ideas. Sin embargo, dicha crítica se hizo - al decir de Campione (2001)- con herramientas metodológicas precarias, pocas fuentes primarias y recurriendo con frecuencia a la historia - relato más que a la historia-proceso.

En Puiggrós encontramos el deseo de  elaborar una historia basada en el materialismo dialéctico, pero su obra se limita a reinterpretaciones  de obras escritas por liberales y nacionalistas,  que eran leídas  partiendo de un punto de vista distinto. Lejos de tener en cuenta la historia económica como era su deseo, su obra siguió girando en torno a los grandes hombres, batallas y gobiernos. Según Myers, esto ocurrió porque cualquier pregunta  sobre el desarrollo económico tenía respuestas ya codificadas por los moldes esquemáticos del estalinismo. (Myers, 2004: 86)

Jauretche, en cambio, apela a un método original que daría origen a una peculiar sociología del estaño. La propuesta del "estaño"[4] como método de conocimiento supone privilegiar el saber interpretativo del ensayista, basado en su propia experiencia, por encima del dato científico cuya validez dependerá de quien lo interprete. He aquí una sociología intuitiva que prescinde de la metodología científica (Saítta, 2004: 121). Los sociólogos de las autodenominadas "cátedras nacionales" que se consideraban continuadores de Jauretche, dieron un paso más allá al considerar que la construcción de una sociología nacional precisaba al peronismo como un espacio necesario para la producción  del conocimiento (Rubinich, s/f)

No sólo se puede apreciar aquí una confusión entre el sentido vivido de la fenomenología social con el sentido objetivo de la semiología social, sino la ausencia de  los controles propios de la vigilancia epistemológica.

La  interpelación del discurso nacionalista al sujeto pueblo no presenta una connotación clasista determinada. Si bien los nacionalistas populares admiten que la expresión concreta del "pueblo" son las clases y fracciones de clase subalternas, abordan esta categoría como un sujeto interclasista interpelado desde un proyecto hegemónico que intenta fundar una burguesía nacional incubada por el Estado.

 La palabra "pueblo" es el operador semántico que subordina  las clases sociales al proyecto estatal. Aquí se utiliza el concepto pueblo como si fuese una esencia supraindividual, una unidad monolítica. No se trata de eliminar a la clase dominante tradicional, sino de neutralizarla construyendo una hegemonía sintética (Chaterjee, 1997: 225)  ubicada por encima de la sociedad civil, subordinando a todas las categorías sociales al proyecto del  Estado.

En el pensamiento nacionalista popular hay una suerte de eje imaginario que va de lo nacional a lo antinacional, donde el polo nacional se presenta como algo homogéneo, sin contradicciones, que expresa el espíritu nacional a lo largo de toda la historial del país. La combinación del ensayo con la lógica binaria proporciona certeza sobre lo social, una certeza basada en  un  sistema de valores transparente que atribuye a los actores intenciones simples y comprensibles (Saítta, 2004: 113) Es que, de alguna manera, el ensayo enuncia y ordena de otro modo cosas que ya han sido dichas y forman parte del "saber común", por eso puede adquirir una alta eficacia persuasiva.

El movimiento que en la Argentina encabezó Germani trató de clausurar las formas ensayísticas de los estudios sociales, recurriendo a la investigación empírica para rescatar la neutralidad valorativa y lograr el conocimiento objetivo de la realidad. No obstante, Germani reconoce la importancia de la tradición intelectual latinoamericana plasmada en el ensayo. Por su parte Marsal admite que, paradójicamente, la  "colectividad reconoce en la literatura parasociológica el saber de sí misma y no así, en cambio, en la ciencia sociológica, a la que considera alejada de su realidad político-social" (Marsal, 1963: 159)

6.        Conclusiones

Bourdieu habla en diversos pasajes de sus obras de los intelectuales comprometidos que intervienen en  los asuntos políticos,  a la manera de Zola, basando  su autoridad en su competencia en el arte o la ciencia; de intelectuales menores que utilizan la política para tomar revancha sobre quienes dominan  el mundo intelectual Bourdieu, 2001: 57) (como los intelectuales "peligrosos" que actuaron en el nazismo, el estalinismo o en la revolución china);  y,  por último, de aquellos que - por carecer de capital simbólico-  tienden a desarrollar estrategias de subversión de las estructuras, aunque en la mayoría de los casos estos antagonismos conducen a rupturas o revoluciones parciales donde se cuestiona  las jerarquías, pero no  las reglas del juego (Bourdieu, 2001: 69)

En los pensadores del nacionalismo popular encontramos estos tres tipos de intelectuales: Los que acusaron a las empresas extranjeras denunciando sus negociados, a costa de perder sus fuentes de subsistencia y hasta  su vida; los que actuaron como propagandistas al servicio de  gobiernos autoritarios; y  los que impulsaron reformas económicas y sociales influyendo sobre el público,  especialmente sobre los actores políticos.

Todo  análisis del pensamiento nacionalista popular debe tener en cuenta sus condiciones históricas de producción:

-  la necesidad de hablar a distintos públicos desde distintos lugares y registros, porque estos escritores se dirigen principalmente a los actores sociales y no al ámbito académico;

-  la falta de herramientas de investigación que eviten el recurso a una explicación única transferible a todos los objetos; y

-  la influencia de las huellas de un marxismo determinista que intenta explicar lo social a partir de leyes universales, donde las proposiciones generales suelen reemplazar al conocimiento de lo particular

A lo dicho hay que agregar las persecuciones políticas, las difíciles condiciones de subsistencia, las barreras para el intercambio de opiniones con pensadores de otros países, en fin sus escasas posibilidades para alcanzar el estado del arte. Desde luego que estas constricciones explican pero no avalan  la mayor o menor calidad de sus teorías.

Sin embargo no se puede negar que en ellos hay clara conciencia de que, detrás de cada producción de conocimientos, hay una determinada ideología, ciertos valores que justifican en última instancia una cosmovisión.

Los intelectuales populistas fueron agentes de formación de una conciencia nacional. Es evidente que no publicaban para ser leídos por otros teóricos, sino fundamentalmente para comunicarse con los actores sociales e influir sobre los procesos políticos.  Se trata de ensayos que no pueden ser encuadrados siguiendo los criterios de las llamadas "ciencias duras", por lo que algunos catedráticos consideran que no deben ser incluidos en el ámbito de las ciencias sociales y, por esta causa, generalmente suelen quedar al margen de las prácticas   consideradas académicas,  aunque influyen y son influidas por las mismas.

También podemos encontrar en estas corrientes una deslegitimación del eurocentrismo y construcciones teoréticas que intentan romper con el discurso colonial. Es posible encontrar, en algunos de los nacionalistas populares, ideas que se oponen a lo que la Modernidad tiene de progresista y revolucionario; pero, en la mayoría de ellos, hay un ataque al nacionalismo de las grandes potencias que apela a  lo universal para legitimar su dominación  en los países dependientes.

Por eso, mientras sus partidarios afirman que el populismo es la estrategia de supervivencia de pueblos abandonados (Abraham, 2004), sus críticos los acusan de culpar de todos los males de América Latina a los "intereses foráneos" (Aguinis, 2004) para eludir la propia  responsabilidad.

Lo cierto es que ellos iniciaron un discurso que enfatizaba la ruptura con el sistema colonial, el fortalecimiento de la identidad nacional de los pueblos  de las "semi - colonias" y la construcción de una formación social nacional sin agudos antagonismos de clase. Su gramática es la de la Modenidad, aunque nunca se preguntaron acerca del estatus epistemológico de su discurso.

Los males que observaban en nuestros países eran considerados desviaciones con respecto al proyecto de la  Modernidad,  que podían ser corregidas  a través de una revolución nacional impulsada por los sectores populares; aunque  algunos de ellos pensaron al líder como si se tratara del misterio de  la encarnación: el pueblo hecho hombre.

El discurso del nacionalismo popular tuvo efectos performativos que contribuyeron a legitimar regímenes políticos que, en el mejor de los casos, fueron una versión -  aproximación "a la latinoamericana" del Estado de Bienestar.

Bibliografía

 

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AGUINIS, M. (2004)  "Radiografía descarnada del populismo". En Lateral. Revista de Cultura. N° 109 (enero) [www.lateral-ed.es/revista/artículos/110tabraham.htm]

 

BEDREGAL, G. (1999) Víctor Paz Estenssoro. El político. Una semblanza crítica. México. FCE.

 

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MORIN, E. (1998) El método. Las ideas. Madrid. Cátedra.

 

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BIBLIOGRAFÍA DE LOS AUTORES DEL NACIONALISMO POPULAR

 

(No se indican los datos completos de las ediciones debido a la dificultad para recabar los mismos, tratándose de publicaciones que en su mayor parte están agotadas, algunas fueron secuestradas por los gobiernos y otras no se han vuelto a publicar)

 

ARGENTINA

 

Eduardo Artesano

 

1941 Contenido social de la revolución de mayo

1947 Historia de nuestra independencia económica

1950 Teoría y práctica sobre zona económica argentina

1960 Rosas y el nacionalismo popular

1961 San Martín y el origen del capitalismo argentino

1965 Martín Fierro y la justicia social

1973 Historia socialista de América

1973 Bases histórica de la de la doctrina nacional: San Martín, Rosas y Martín Fierro

1975 Historia económica y social de la humanidad

1979 Juan Bautista de América, el rey inca de Manuel Belgrano

1984 Filosofía histórica de la comunidad organizada

1985 La nación sudamericana

 

Juan José Hernández Arregui

 

1957 Imperialismo y cultura

1960 La formación de la conciencia nacional.

1962 ¿Qué es el ser nacional?

1969 Nacionalismo y liberación

1971 Peronismo y socialismo

 

Arturo Jauretche

 

1955. El Plan Prebisch. Retorno al coloniaje

1957 Los profetas del odio.

1958. Ejército y política. La patria grande y la patria chica (En colaboración con Alberto Methol Ferré)

1959. Política nacional y revisionismo histórico

1960 Prosa de hacha y tiza

1964  Filo, contrafilo y punta

1967 El medio pelo en la sociedad argentina. Apuntes para una sociología nacional. 7ª ed.

1968 Manual de zonceras argentinas

1969 Mano a mano entre nosotros

1969. La década infame.

1972 De memoria, pantalones cortos (biografía)

1984 Política y economía

1989 FORJA y la década infame

 

Rodolfo  Puiggrós

 

1940 De la Colonia a la Revolución

1940 La herencia que Rosas dejó al país

1940 A 130 años de la revolución de mayo

1941 Mariano Moreno y la revolución democrática argentina

1942 Los caudillos de la revolución de mayo

1944 Rosas el pequeño

1944 Los utopistas

1945 Historia Económica del Río de la Plata

1956. Historia crítica de los partidos políticos

1961 La España que conquistó al Nuevo Mundo

1965. El yrigoyenismo

1966 Las izquierdas y el problema nacional

1966. El proletariado en la revolución nacional. 2ª ed.

1969. La cruz y el feudo.[publicado en 1965 como Génesis y desarrollo del feudalismo]

1972. La democracia fraudulenta. 2ª ed,

1972. El peronismo: sus causas

 

 

Jorge Abelardo Ramos

 

1949 América Latina: un país. Buenos Aires

1951 Alem,  historia de un caudillo

1954 Crisis y resurrección de la literatura argentina

1959 De octubre a setiembre. Los ensayos políticos de Victor Almagro

1959. Perón: historia de su triunfo y su derrota.

1960 La Nación Latinoamericana

1960 Marxismo para latinoamericanos (Recopilación)

1961 Manuel Ugarte y la revolución latinoamericana

1962. El Partido Comunista en la política argentina.: su historia y su crítica

1962 – 1973 Revolución y contrarrevolución en Argentina (5 vol.)

1964 Historia política del ejército argentino

1964 La lucha por un partido revolucionario

1968 Historia de la Nación Latinoamericana

1968 Ejército y semi - colonia

1974 La lucha política en un país semicolonial

1975. Adiós al coronel.

1983 ¿Qué es el FIP?

1985 Introducción a la América criolla

 

Esteban Rey

 

1947. En Bolivia la revolución empieza ahora

1957 ¿Es Frondizi un nuevo Perón?

 

Raúl Scalabrini Ortiz

 

1931 El hombre que está solo y espera

1936 Política Británica en el Río de la Plata (Cuaderno de  FORJA No. 1, marzo 1963 [3ª. Ed. Hechos e Ideas. 1950]

1936 Los ferrocarriles factor primordial de la independencia nacional [Folleto Centro Estudiantes de Ingeniería La Plata]

1937 El petróleo argentino (Cuaderno de  FORJA No. 4)

1938 Política Británica en el Río de la Plata.

1942 La gota de agua [folleto de política internacional]

1946 Los ferrocarriles deben ser del pueblo argentino (Unión Revolucionaria)

1946 Defendamos los ferrocarriles del Estado (Unión Revolucionaria)

1948 Identidad y línea histórica de Yrigoyen y  Perón.

1948 El capital, el hombre y la propiedad en la vieja y la nueva Constitución Argentina.

1949 Perspectiva para una nueva esperanza argentina

 

Jorge Enea Spilimbergo

 

1958 Nacionalismo oligárquico y nacionalismo revolucionario

1959 De   Yrigoyen a Frondizi

1960 Peronismo, frondizismo y socialismo

1961 Juan B. Justo y el socialismo cipayo

1962 La revolución nacional en Marx

1964 Clase obrera y poder

1988 Historia crítica del radicalismo

2004 La cuestión nacional en Marx

 

Manuel  Ugarte

 

1908 Socialismo y patria.

1910 El porvenir de América Latina. Buenos Aires.  Indoamericana.  [reeditado con prólogo de J. A. Ramos en 1953. Buenos Aires. Edit. Indoamericana]

1922 Mi campaña hispanoamericana

1922 La patria grande

1923  El destino de un continente [reeditada en 1962]

1986 La nación  latinoamericana

 

BOLIVIA

 

Augusto Céspedes

 

1946.   Metal del diablo. La vida de un rey del estaño.

1956.  El dictador suicida. 40 años de historia de Bolivia

1962.  Sangre de mestizos. Relatos de la Guerra del Chaco [1936]

1966.  El presidente colgado

1968.  Trópico enamorado

(s/d).   Un regalo de los incas

(s/d).   Imperialismo y desarrollo

1973   Salamanca o el metafísico del fracaso

1975. Crónicas heroicas de una guerra estúpida

1984. Las dos queridas del tirano.

 

José Cuadros Quiroga

 

1941. Nosotros frente a los traidores

1941. Las bases y principios de acción inmediata del MNR

 

Walter Guevara Arce

 

1946. Manifiesto de Ayopaya

1954. Planteamientos de la Revolución Nacional en la Décima Conferencia Interamericana

1961.                    Acusación a Paz Estenssoro

1969. Exposición de motivos y declaración de principios del Partido del Movimiento Nacionalista  Revolucionario Auténtico

 

Carlos Montenegro

 

1936. El derecho del Estado frente al oro de la Standard Oil.

1943. Nacionalismo y coloniaje.

1948. Caducidad de las concesiones mineras

1948. Biografía de Spruille Braden

1949. La hora cero del capitalismo

1954. Pensamientos políticos. Documentos

1962. Las inversiones extranjeras en América Latina

 

Victor Paz Estenssoro

 

1942. El pensamiento económico en Bolivia

1961. La revolución boliviana

2003. Pensamiento político (compilación)

 

PERÚ

 

Haya  De la Torre

 

1927. Por la emancipación de América Latina

1930. Ideario y acción aprista

1931. Programa mínimo del Partido Aprista Peruano

1932. Manifiesto de 1932

1933. Construyendo el aprismo

1936    El antiimperialismo y el APRA

1955.  El imperialismo

 

URUGUAY

Roberto Ares Pons

 

1961 Uruguay: ¿Provincia o nación?

1964 Uruguay en el siglo XIX: acceso a la modernidad

1967 Curso de historia nacional y americana

1973 El gaucho

1980 Artigas conductor rioplatense.

1988 América Latina: raíces y opciones

 

Alberto Methol Ferré

 

1971 El Uruguay como problema. Montevideo. Banda Oriental

 

Washington Reyes Abadie

 

El ciclo artiguista

Crónica general del Uruguay

 

 

DESCRIPTORES

 

 

 

 



* Dr  ( c ) En  Filosofía y ciencias sociales en América Latina (UAGRM). Master en sociedad de la información y el conockmiento. Diplomado en Estudios Avanzados (UOC) Lic. En Administración Pública. Bachiller en Ciencias Políticas (USAL)

[1] Shumway, Nicolás (s/f) "La imaginación tribal: Raúl Scalabrini Ortiz y su reconstrucción de la tribu que nunca fue", En Cuadernos de recién venido[www.fflch.usp.br/dlm/posgraduacao/espanol/cuader5].

[2]  Cerqueira Leite Zatur, George de, "A ideia do Brasil", FLACSO,  Etnia e naçao na America Latina [www.flacso.org]. Escritores como Sérgio Buarque de Hollanda, Alceu Amoroso Lima y Gilberto Freyre intentaron influir en la sociedad de su época a través de sus libros, por la actividad política o mediante una combinación de ambas cosas. El gobierno de Vargas llamó a los intelectuales a colaborar con la propaganda ideológica: "Mientras los  'grandes intelectuais ' - como el escritor de derecha Francisco Campos, también ministro de justicia  - desempeñaban el papel de sociólogos del Estado Novo desde las páginas de Cultura Política, los ' intelectuales meios ' - como el periodista Pedro Vergara -prestaban su pluma a la retórica de la propaganda en la revista Ciencia Política, estructurando un mensaje dirigido a un público mayor". Fiorucci, Flavia, "¿Aliados o enemigos? Los intelectuales en los gobiernos de Vargas y Perón", En revista [publicación electrónica] Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe,  N° 2, Vol. 15 (julio - diciembre 2004), Facultad de Humanidades de la Universidad de Tel Aviv [www.tau.ac.il/eial/XV2/forucci.html].

[3] El Partido Socialista Popular chileno había apoyado al frente de partidos nacionalistas que sostenía la candidatura  del General Carlos Ibañez del Campo en 1952;  y abandonó dicho frente en 1953, recuperando su independencia. Entre  sus máximos exponentes figuraban Oscar Waiss y Clodomiro Almeyda. Waiss escribió Nacionalismo y socialismo en América Latina (1954), donde trata de encontrar un « nexo entre la espontánea insurgencia nacionalista de las masas del continente »  y los movimientos revolucionarios, ataca a terratenientes e imperialistas y aboga por la revolución democrático burguesa como una etapa ineludible de la revolución socialista. Es digno de destacar que Almeyda en sus memorias deja constancia del interés que había despertado, en los intelectuales de izquierda chilenos, la Revolución Boliviana de 1952. Véase Jobet, Julio  César, « El Partido Socialista de Chile », En  Cuadernos de orientación y pensamiento socialista (junio 2004) Santiago, [www.salvador-allende.cl/Cuadernos/].

[4] Los mostradores de los viejos bares de Buenos Aires estaban recubiertos de estaño en la parte superior. Por eso, en el lenguaje coloquial,  "tener estaño" al igual que "tener asfalto" (calle), equivale a tener una profunda experiencia de la vida.

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