EL PENSAMIENTO DE LOS INTELECTUALES SUDAMERICANOS DE LA CORRIENTE NACIONALISTA POPULAR (1940 - 1965). UN ANALISIS CRITICO
Roberto Vila De Prado*
RESUMEN
Las
investigaciones históricas que ordenan cronológicamente los idearios políticos,
siguiendo una secuencia lineal en el marco de
un país determinado, suelen dejar fuera del campo de lo observable a discursos que, procedentes de otras latitudes, han influido
sobre el que se desea estudiar. Con el
presente análisis del pensamiento de
escritores de diversos países, cuya obra
puede ser ubicada en la corriente conocida como
nacionalismo popular, no se pretende construir una genealogía sino analizar el tipo de
relaciones que en la investigación
tecnológica se denomina fertilización cruzada, es decir procesos
horizontales y transversales que ponen de relieve la influencia mutua de los discursos en
su ámbito de circulación.
ABSTRACT
Historical
research arranging political mentalities chronologically, following a lineal sequence in a
certain country, usually leaves outside the field of observation some discourses that,
coming from other latitudes, have influenced the case under study. By analyzing ideas of
writers belonging to different countries, whose work can be located in the current known
as popular nationalism, the aim is not to build a genealogy, but to analyze the
relationships called crossed fertilization in
technological research, that is, horizontal and transversal processes that emphasize the
mutual influence of discourses in its circulation environment.
RESUMÉ
Les recherches
historiques qui ordonnent lensemble des idées politiques, suivant une séquence
linéaire, dans un pays déterminé, laissent dordinaire hors du champ des
observables, des discours qui, procédant dautres latitudes, ont exercé leur
influence sur celui quon sest proposé détudier. Lanalyse des
pensées dauteurs de divers pays, dont loeuvre peut être située dans le
courrant connu, sous le nom de nationalisme populaire, ne prétend pas construire une
généalogie sinon analyser les relations que la recherche technologique appèlent la fertilisation croisée. C'est-à-dire des
processus horizontaux et transversaux qui mettent en évidence la mutuelle influence des
discours dans le cadre de leur circulation.
En el período
comprendido entre las dos grandes crisis que conmovieron al mundo capitalista (nos
referimos a la Gran Depresión y a la Segunda Guerra Mundial) los gobiernos de los países
centrales adoptaron políticas económicas dirigistas.
En las formaciones sociales latinoamericanas, nuevas exigencias impusieron la ruptura de
las viejas estructuras y se pusieron en
práctica transformaciones sociales, especialmente en lo que respecta a la reforma
agraria, los proyectos de industrialización y la regulación de las inversiones
extranjeras.
El Estado
conducido por gobernantes inspirados por una ideología que podríamos denominar
"nacionalismo popular" intervino activamente en la vida económica para fortalecer la formación de un empresariado
nacional.
A pesar de la
violencia que se desencadenó en algunos países y de la fuerte resistencia de las elites
tradicionales, los proyectos nacionalistas se
inscribieron dentro de la perspectiva de un "capitalismo
de Estado" que en ningún momento intentó
abolir la propiedad privada. El Estado considerado como un planificador y un gestor,
tenía como misión afrontar los altos costos que demandaban las obras de infraestructura, así como el
desarrollo de las industrias básicas. Ninguna de estas tareas podía ser encarada por las
débiles burguesías nacionales.
Para poder
enfrentar con éxito a la oposición, las nuevas elites
dirigentes construyeron un sistema de alianzas con fuerte participación popular. De
manera que cada proyecto político concreto podía ser considerado como más a la
izquierda o más a la derecha, según se pusiera más énfasis en lo popular o en la formación de un empresariado
nacional.
1. El nacionalismo
popular argentino.
Los
nacionalistas populares argentinos criticaron duramente a quienes pretendían encerrar la realidad de su país en los moldes construidos
para los países europeos. De alguna manera intentaron romper los códigos de lectura
impuestos por la lógica del poder, elaborando visiones diferentes, practicando análisis
globales y realizando grandes interpretaciones de la historia nacional y latinoamericana.
Este
nacionalismo evolucionó desde posiciones conservadoras y defensivas hacia posiciones
populistas y sus estudios históricos revisionistas, opuestos a la historiografía
liberal, influyeron decididamente sobre los politicos
populistas.
Para Arturo Jauretche (1901 - 1974), la oposición izquierda
/derecha era una forma de eludir la cuestión nacional en beneficio de los intereses de
las potencias extranjeras. Si bien estas posiciones se manifiestan como ideas opuestas en
el plano de lo abstracto, ellas se acercaban en el obrar práctico porque la oposición
civilización / barbarie las unía, en tanto ambas corrientes se consideran parte de la
civilización: Cuando irrumpen los movimientos populares (primero el yrigoyenismo y luego
el peronismo), liberales y marxistas se unen para combatir a la "barbarie".
Jauretche
abogaba por la "unidad vertical de las fuerzas nacional-populares", y sostenía
que la « economía de base » debía estar en manos del Estado empresario, pues las
empresas privadas piensan ante todo en sus
intereses y no en el desarrollo del país; pero, al mismo
tiempo, consideraba peligrosa la tesis de J. A. Ramos, quien afirmaba que la clase obrera tenía la hegemonía en el Frente Nacional (1973: 69)
Raúl Scalabrini
Ortiz (1898 - 1959) investigó las
actividades de los monopolios extranjeros y sus consecuencias. En su obra El hombre que está solo y espera (1931) presenta imágenes poderosas que aluden a causas
primordiales y a mitos relacionados con el espíritu de la tierra:
Si por
ingenuidad de fantasía le es enfadoso concebirlo, ayúdeme usted y suponga que « el
espíritu de la tierra » es un hombre gigantesco. Por su tamaño desmesurado es tan
invisible para nosotros, como lo somos nosotros para los microbios. Es un arquetipo enorme
que se nutrió y creció con el aporte inmigratorio, devorando y asimilando millones de
españoles, de italianos, de ingleses, de franceses, sin dejar nunca de ser idéntico a
sí mismo [...]. Ese hombre gigante sabe dónde va y qué quiere (Scalabrini
Ortiz, 1983: 21).
En consecuencia, el "verdadero argentino" (el porteño y
el criollo) tiene una identidad colectiva y un destino opuestos a los de las clases altas extranjerizantes. Estas
ideas dan origen, según Shumway[1], a una serie de tribalemas similares a los mitos fundacionales de
la mayoría de las colectividades humanas.
Manuel Ugarte
(1875 - 1951) inició su carrera política en el Partido Socialista de Juan B. Justo. A
partir de 1911 viaja por distintos países de
Latinoamérica donde va tomando conciencia de los efectos del colonialismo y adopta una
posición contraria al eurocentrismo y a la política exterior estadounidense. Defiende,
en consecuencia, a la revolución mexicana, toma partido por Colombia en la cuestión de Panamá y predica su
ideario latinoamericanista en Nicaragua, El Salvador, Colombia, Perú, Costa Rica y
Bolivia.
Cuando en 1914 retorna a Argentina, su pacifismo
molesta tanto a los aliadófilos como a los germanófilos. Algunos lo acusan de ser agente del Kaiser porque defiende la política de neutralidad del presidente
Yrigoyen, también hay quien lo acusa de haber soslayado la crítica del imperialismo
británico; lo que no es cierto, pues en su libro El
porvenir de América Latina señala el papel imperialista de los ferrocarriles
ingleses y la necesidad de desarrollar la industria nacional para no depender de las
manufacturas británicas.
En 1919 vuelve a
París y allí integra el Comité por la Paz junto con Henry Barbuse, Romain Rolland y
Albert Einstein. También colabora en la revista Amauta
fundada y dirigida por José Carlos Mariátegui. Movimientos como el aprismo y el
sandinismo reconocen en él a un precursor. Sin embargo, en Argentina es casi un
desconocido.
La preocupación
de Ugarte se dirigió casi exclusivamente a América
Latina, transformaciones como las que ocurrían en la Unión Soviética desbordaban su moderado socialismo (Vitale s/f).
Rodolfo
Puiggrós (1906 - 1980) estuvo vinculado al Partido Comunista desde su fundación en 1921 y se separó de éste para adherir al
peronismo en 1946. Puiggrós afirma que el movimiento peronista es el más importante
movimiento de masas del Siglo XX en la historia argentina y que, por lo tanto,
tildarlo de fascista o bonapartista es una forma
de eludir el estudio analítico de este proceso. La nacionalización de los
comandos de la economía y de las finanzas, y de los monopolios; así como el impulso dado
a la siderurgia, el apoyo al sindicalismo y
el progreso de la legislación social, son transformaciones que habrían originado la
oposición al peronismo de la oligarquía,
las fuerzas armadas y los gobiernos extranjeros. Se trata de pasos importantes dice, por
más que parezcan mínimos a la mentalidad izquierdista "que exige todo para que no
se haga nada" (Puiggrós, 1959).
El pensamiento
de Juan José Hernández Arregui (1912 - 1994) gira en torno al concepto ser nacional, al que no había que buscarlo en los libros de los liberales,
porque su producción literaria era "la
excrecencia de un grupo intelectual adherido a los intereses económicos de la clase
gobernante" (Hernández Arregui, 1973: 143).
Su obra ¿Qué es
el ser nacional? tiene por subtítulo La
conciencia histórica iberoamericana, en
tanto se refiere a la patria grande, por considerar que sólo es legítimo hablar de un
nacionalismo iberoamericano (Hernández Arreghi, 1973ª: 22). En este trabajo intenta
combatir las deformaciones de los historiadores liberales acerca del rol de España en
nuestra América y al mismo tiempo reivindicar a las poblaciones nativas.
En el acápite
que dedica al análisis de la burguesía industrial, es decir a aquel sector de la clase
dominante interesado en el mercado interno, intenta pintarla mostrando sus
contradicciones, fortalezas y debilidades:
Siendo por su
origen histórico y por su rol en la evolución del país una clase en cierta medida
revolucionaria y nacional ante la economía de monocultivo, siendo como es una clase que
representa el tránsito hacia la industrialización, su conciencia política es conservadora, y este balanceo entre
su posición revolucionaria en la producción capitalista de las semicolonias
desarrolladas, y su temor a las fuerzas sociales desatadas por el industrialismo - la
clase obrera - la lleva a ondular como una veleta entre la maledicencia y el pánico, para
finalmente sufrir excesivas derrotas de parte
de la oligarquía, de la burguesía exportadora e importadora y de los industriales
extranjeros. A pesar de todo, es una clase progresista aunque su conciencia sea
conservadora... (Hernández
Arreghi, 1973: 275-276).
Jorge Abelardo
Ramos (1921- 1994) fue un escritor que combatió al"liberalismo europeizante"
del Partido Socialista argentino y al estalinismo del Partido Comunista. Apoyándose en
las obras de León Trotsky, escribió numerosos
ensayos y realizó una intensa labor periodística. Entre sus trabajos que tuvieron mayor
repercusión, están América Latina: un país (1949) y Revolución y contrarrevolución en Argentina
(1963-1973).
Ramos intentó la fusión del pensamiento de Marx con el de Bolívar para lograr una síntesis que hiciera
posible la unidad latinoamericana en progreso hacia el socialismo. A su juicio, ninguna de
las corrientes del marxismo tradicional pudo brindar una generalización teórica
aceptable de las transformaciones revolucionarias latinoamericanas en el Siglo XX. Esto se
debía en gran parte a que los grandes líderes internacionales tenían poca información sobre América Latina o no le daban importancia a
la región.
En su
caracterización del peronismo, Ramos basa su interpretación en los estudios de Trotsky
sobre la inviabilidad de la democracia en los
países semicoloniales. Se constituye entonces, en Argentina, un "bonapartismo"
que incorpora elementos antiimperialistas. El peronismo habría tenido su origen, según
este escritor, en un movimiento masivo, espontáneo y "racional", cuyas
limitaciones ideológicas eran causadas por la falta de educación política de las masas.
Ramos
sistematiza diversas influencias en torno a las ideas de Trotsky, y con este espinazo
doctrinal articula la teoría de la lucha de
clases (Marx), la del imperialismo (Lenin), la literatura comprometida (Sartre) y el
indoamericanismo (Haya de la Torre).
Su
interpretación económico - clasista de la historia descansa en la fe en el espíritu nacional. Al referirse a este tema, Marsal cita y se adhiere a Ramón Alcalde para rechazar lo que considera el "simplismo
infantil" de las antinomias de Ramos (Marsal, 1963: 153)
Marsal,
refiriéndose a J. A. Ramos, sostiene que esta escolástica
marxista aportó poco al conocimiento sociológico, pero admite que "el estudioso
de las ideas que se entretejen en la vida política
tiene mucho que entender en los párrafos contundentes de este autor" (Marsal,
1963: 153)Siguiendo esta línea de razonamiento se puede encontrar el vínculo que liga el
esfuerzo intelectual con quienes tienen capacidad de actuar, especialmente con las
organizaciones sociales de la época.
Los
nacionalistas populares, y particularmente Jauretche, construyeron su argumentación a
partir de la crítica al adversario, y antes que la especulación abstracta utilizan
"el arte de la injuria, de la invectiva, del vituperio, de la crítica que busca
cuestionar al otro y desestimarlo" (Chauvié s/f). El uso de la historia como
instrumento para la lucha política y la
ironía constituían las marcas distintivas de estos escritores.
El rechazo que
los escritores populistas sienten por los intelectuales es un proceso simbólico
contradictorio, porque el pueblo no es populista. El populismo "representa un intento
desesperado de reprimir su condición y negar la realidad de su vida" (Jameson, 1998:
116).
1. El ISEB y el nacionalismo desarrollista brasileño.
En los años 50
se inicia en Brasil un nuevo nacionalismo apoyado en la teoría marxista. La sociología
abandona los discursos basados en la raza y la cultura, sin por eso dejar de reconocer la
originalidad cultural del país. Las obras de
Caio Prado (iniciadas en 1933) fueron la línea divisoria, el parte aguas que separa los
antiguos estudios y sus explicaciones culturales, de aquellos que utilizaron categorías
"más teóricas", provistas por la economía y la sociología marxistas[2].
El ISEB
(Instituto Superior de Estudios Brasileños) fue fundado en 1955. Surgió ante la
necesidad de comprender las grandes transformaciones sociales ocurridas en el Brasil después de la segunda guerra mundial, por lo
tanto se inscribió en un movimiento que trataba de
superar el academicismo obsoleto que mantenía, en las universidades, la atmósfera
intelectual propia de fines del siglo XIX.
Los miembros del
ISEB tenían posiciones bastante diferentes.
Se puede distinguir un grupo que intentaba superar las limitaciones teóricas del
positivismo y del marxismo, para lo cual realizó una
revisión teórica y metodológica de las ciencias sociales y elaboró un proyecto
nacional desarrollista. En esta corriente estaban Alberto Guerreiro Ramos, Helio
Jaguaribe, Candido Mendes y Roland Corbisier.
Había además
un segundo grupo formado por Nelson Werneck
Sodré y Alvaro Pinto Vieira acompañados por intelectuales más jóvenes con posiciones
marxistas radicalizadas. En el medio de ambos, se encontraba un tercer grupo, más
interesado en estudios específicos que en la teoría general. Entre sus miembros
encontramos a Celso Furtado, Gilberto Paim e Ignacio Rangel. (Jaguaribe, 1979:
98)
Para el ISEB, el
proyecto nacional desarrollista se basaba en una alianza de clases bajo la dirección de
la burguesía nacional (empresariado
industrial):
La sociedad es dividida en dos grandes bloques : de
un lado, la oligarquía agrario - mercantil dominante, aliada al imperialismo, se opone a
la industrialización brasileña y trata de mantener el status quo semicolonial,
semifeudal y primario - exportador. De otro lado, bajo el liderazgo de Getulio Vargas y,
después, de Juscelino Kubitschek, tenemos al grupo modernizante : la burguesía
industrial nacional, las clases medias técnicas (los tecnoburócratas), y los
trabajadores urbanos, además de fracciones no exportadoras de la vieja oligarquía. El
liderazgo de ese grupo correspondía naturalmente, según la interpretación nacional -
burguesa, a la burguesía industrial naciente [..] Es la
« burguesía nacional », una construcción mental con una base de realidad que,
según la interpretación nacional - burguesa
sería nacionalista, industrializante, moderna, socialmente progresista; mientras que la
burguesía agrario - mercantil sería tradicional, agriculturista, colonial, anti -
industrializante. (Bresser Pereira, 1982: 23).
En el tratamiento
de la relación entre clase e ideología, el ISEB elaboró la categoría de la "autenticidad", considerando que no
todos los proyectos políticos implementables son convenientes para la sociedad en su
conjunto. Una formulación ideológica es más o menos auténtica en la medida en que pueda imponerse
socialmente (requisito de la vigencia) y en la medida en que tenga validez para otras clases o grupos sociales
(requisito de la generalidad), además de representar los intereses
"situacionales"; es decir los propios de la clase que se expresa en la
ideología (Jaguaribe, 1979:100).
El ISEB realizó
una crítica del marxismo afirmando que la conciencia
no depende unilateralmente de la existencia:
"Los subsistemas sociales mantienen entre sí una relación circular de causalidad,
en la que los procesos culturales y económicos se condicionan mutuamente, ninguno de
ellos es inherentemente infra o superestructural" (Jaguaribe, 1979: 99).
Posteriormente,
estas ideas (sobre todo el rol atribuido a la burguesía nacional) fueron refutadas por quienes sostenían que el
empresariado solamente actuaba como "nacional" para obtener ventajas del Estado
y fortalecer su posición en las negociaciones con las multinacionales.
En términos
generales, se puede decir que los miembros de este grupo, pese a estar familiarizados con
las ideas de Karl Marx, estaban más próximos a Karl Mannheim. Sus principales
categorías eran "masa", "pueblo" y "nación", en lugar de
"clase trabajadora" o "proletariado" (Schwartzman, 2003) Según
Touraine, este instituto fue el mayor centro de producción ideológica del continente
(Touraine, 1989:143).
2. El APRA
La Alianza
Popular Latinoamericana (APRA) fue fundada
por Haya de la Torre en México, en 1924. Esta organización, que en un principio se
presentaba como un gran frente antioligárquico, pretendió, más tarde, convertirse en un
partido internacional a la manera de las internacionales socialista y comunista.
Haya fundó la
Alianza en México durante su breve estadía en ese país y de paso a Inglaterra, donde
habría de continuar sus estudios. Anteriormente, se había destacado como dirigente
estudiantil en la Universidad de Trujillo y formado parte de un club de intelectuales
conocido como la bohemia trujillana.
Profundamente
impresionado por las transformaciones económicas y sociales impulsadas por la revolución
mexicana, Haya no tarda en comprender que está frente a un movimiento político que se
aparta de los moldes europeos (liberales y
socialistas) para marchar guiado por una visión propia del destino nacional.
Más tarde, en
Inglaterra, recibió la influencia de un marxismo mezclado con fabianismo, algo muy propio
del eclecticismo británico. En Oxford estudia con atención tanto la revolución rusa
como el Kuomitang, e intenta aplicar el
pensamiento marxista a la realidad latinoamericana, tal como Lenin lo había hecho en
Rusia. Sin embargo, discrepa con el leninismo y se aleja de la Tercera Internacional en
1927, por considerar que los planteos de ésta no eran aplicables a Latinoamérica.
Para Haya, el
nudo del problema peruano era el carácter extranjero del capital, el que por otra parte
estaba asociado al feudal-colonialismo. Ante este escenario, aplicando a su manera el
materialismo histórico, levantó la bandera del frente nacional. Dicho frente debería
tener como misión el desarrollo de la revolución democrático-burguesa y la
construcción de la nación (Di Tella, 1985: 308). El frente debería estar integrado por
las clases oprimidas por el imperialismo: "la vasta clase trabajadora del campo, la
clase obrera industrial de la ciudad y centros fabriles,
y la clase media que incorpora desde el artesano
hasta el pequeño comerciante o propietario industrial urbano y agrícola, profesionales y
empleados"(Haya de la Torre, 1940).
3. El
"nexo" uruguayo
Alberto Methol
Ferré, Roberto Ares Pons y Reyes Abadie fundaron la revista Nexo.
Methol militaba en el Partido Blanco, pero se acercó a las posiciones del peronismo
primero, y luego a la izquierda nacional argentina.
Precisamente, en el primer número de la citada revista, escribió un artículo sobre El
marxismo y Jorge Abelardo Ramos, en abril de 1955.
Methol Ferré
quedó impresionado por un discurso que Perón pronunciara en noviembre de 1953 acerca de
la política exterior argentina. En ese discurso, el creador del justicialismo admitía
que Argentina no tenía los recursos necesarios para lograr una total sustitución de
importaciones, y proponía la ampliación de los mercados nacionales uniendo a Argentina
con Brasil y Chile. Sobre este tema, Roberto Ares Pons escribió una obra cuyo título era
Uruguay: ¿Provincia o nación? (1961), donde
abogaba para que el Uruguay se constituyera
en el vínculo entre Argentina y Brasil;
convirtiéndose el grupo fundador de la revista Nexo
en un precursor del actual Mercosur.
Reyes Abadie se
destacó como catedrático e historiador, realizó
importantes investigaciones acerca de las
estrategias empleadas por la diplomacia
británica en el siglo XIX con el propósito de ubicar al Uruguay como un "algodón entre dos
cristales" e impedir la unificación de Sudamérica.
4. El nacionalismo revolucionario boliviano
La Guerra del
Chaco significó el fin de los partidos políticos tradicionales y provocó una ruptura
generacional en el pueblo de Bolivia.
Según Gramsci,
una crisis de hegemonía (la separación de los grupos sociales de sus partidos
tradicionales) se produce generalmente ante
dos situaciones:
-
cuando la clase
dirigente fracasa en una gran empresa política para la cual demandó o impuso el consenso
de las grandes masas (sobre todo de las campesinas) como en la guerra, por ejemplo; o bien
-
porque una gran
parte de las masas pasan de una situación de relativa pasividad política a una de actividad y formulan demandas que en "su
caótico conjunto constituyen una revolución" (Gramsci, 1995: 76-77).
Sin embargo, no
siempre la guerra supone una toma automática de conciencia revolucionaria de parte de los
dominados. Hay casos, como el de Francia en la Primera Guerra Mundial, donde la hegemonía
sale fortalecida. Esto ocurre allí donde los miembros de las clases subalternas son
ciudadanos modernos con derechos reconocidos, y por lo tanto no son insultados y
maltratados con cualquier pretexto como ocurrió en la Rusia de los zares.
En cada
formación social, coexisten y circulan diferentes formaciones ideológicas específicas,
que en su conjunto constituyen la combinación ideológica dominante. Dichas formaciones ideológicas cambian constantemente
para asegurar las condiciones de dominación. Sin embargo, en ciertas circunstancias
surgen formaciones « atípicas », que presentan
variaciones con respecto a la combinación dominante, por lo que algunos las denominan dislocaciones. Ahora bien,
-
si la
dislocación surge para mantener la dominación, se cambia algo para que no cambie nada;
-
si la
dislocación supone efectos que van más allá de los sistemas de garantías que regulan
lo admisible y lo inadmisible, estamos frente a una mutación ideológica.
No es fácil
medir el impacto de la Guerra del Chaco en la población boliviana. La mayor parte del
ejército estaba compuesta por aymaras y quechuas que, en su gran mayoría, eran colonos o
siervos que luchaban lejos de sus viviendas, y que morían por una causa que no
comprendían. En el ejército se mantuvo el sistema de castas. Los indígenas estaban
separados de blancos y mestizos e invariablemente eran declarados aptos para combatir en
la primera línea. Pocas fueron las
oportunidades que tuvieron de ampliar su
horizonte, aunque tomaron conciencia de que existía un mundo más amplio y modificaron
algunos de sus patrones culturales. Los que
volvieron a su tierra, una vez terminada la guerra, quedaron fácilmente reincorporados a
su situación anterior; aunque algunos se dirigieron a las ciudades y engrosaron las filas
de los desocupados.
Donde la guerra
produjo un gran impacto fue en los estratos medios y en los obreros, quienes comenzaron a ver de forma distinta la realidad del país. Las
sucesivas derrotas de quienes combatían a las órdenes de oficiales incompetentes, y en
las peores condiciones en cuanto a víveres y medicamentos, fueron causando la desilusión de estos hombres. Las
deserciones aumentaron considerablemente y se formó un caldo de cultivo del que no
tardaría en surgir un nuevo orden político. Los jóvenes de la burguesía en medio de la
crueldad de la guerra "descubren" a los indígenas, éstos se "hacen
visibles". Florece entonces una gran corriente de novelas y ensayos, cuyos autores
buscan la "Bolivia verdadera" y se preguntan por la tierra, las razas y las
clases.
Los jóvenes de
clase media y los obreros ya habían manifestado su descontento, antes de la contienda, nutriendo las filas de los sindicatos y los
partidos de izquierda. Después de la guerra
la situación económica empeoró, especialmente para estos sectores, porque quedaron
expuestos al desempleo y la inflación.(Malloy, 1989: 59)
Los
revolucionarios de la posguerra chaqueña constituían una mezcla de elementos
nacionalistas, socialistas, anarquistas, comunistas estalinistas y trotskistas; todos
agrupados o no en un pensamiento social. (Bedregal, 1999:
250)
La Generación
del Chaco se había nutrido de la literatura de posguerra, especialmente de la inspirada
en el marxismo. Tanto el leninismo como el
aprismo se ofrecían como fuentes de solución para los problemas asociados a la pobreza.
El pensamiento de los jóvenes se nutría de
Marx, Lenin y Haya de la Torre.
El contacto
entre los nacionalistas populares latinoamericanos no sólo se realizó a través de las
lecturas; la permanencia en otros países debido al exilio contribuyó al conocimiento
mutuo y el intercambio de ideas con políticos de posiciones afines. En el Perú, José
Cuadros Quiroga y el sindicalista Waldo Alvarez se relacionaron con Victor Haya de la
Torre y con el venezolano Rómulo Betancourt. En la Argentina, Victor Paz Estenssoro,
Fellman Vellarde y otros miembros del MNR tienen acceso a la bibliografía marxista y
pasan largas veladas discutiendo en las confiterías de Buenos Aires. El justicialismo
argentino también fue una experiencia y una fuente de inspiración para este grupo.
En su primera
estadía en Buenos Aires (1935 - 1939), Carlos Montenegro, que fungía como diplomático,
participó en reuniones sociales donde asistían frecuentemente intelectuales argentinos, artistas y escritores
refugiados de la Guerra Civil española, centroamericanos
como Pedro Henríquez Ureña y los apristas peruanos. Sus relaciones más significativas
con el mundo de las ideas fueron las que estableció con Arturo Jauretche y otros
escritores argentinos alineados en el revisionismo histórico.
En su segunda estadía en Buenos Aires - esta vez en
calidad de exiliado- tomó contacto con Raúl Scalabrini Ortiz (nacionalista
independiente) Rodolfo Puiggrós (estalinista), Jorge Abelardo Ramos (trotzkysta) y Abel
Alexis Latendorff (socialista) Todos ellos eran políticos y escritores, y venían de distintas corrientes de pensamiento, aunque
terminaron apoyando al peronismo.
(La) dicotomía
entre nación y colonia estaba incipientemente esbozada por el revisionismo popular
argentino, pero sólo llegaría a expresarse cabalmente y en obras de envergadura dos
décadas después. De allí que no sea aventurado pensar que los diálogos que sostuvieron
con Montenegro hayan sido decisivos en este sentido (Piñeiro
Iñiguez, s/f)
El punto de
partida de la ideología nacionalista en Bolivia es la obra Nacionalismo y coloniaje de Carlos Montenegro. Los otros documentos
fundamentales son Bases y principios del MNR de J.Cuadros
Quiroga, la Tesis de Ayopaya de Walter Guevara
Arce y la novela El Metal del Diablo de Augusto
Céspedes. Guevara y Céspedes formaron parte de la redacción del periódico La Calle que tuvo gran impacto popular.
5.
Naturaleza y
circulación de los discursos
Las comunidades
intelectuales se mezclan continuamente e intercambian influencias que no siempre son
fáciles de identificar; éste es un terreno donde operan argumentos, demostraciones, pero
también emociones. Las rupturas, los giros y las discontinuidades de las formaciones
ideológicas se originan en los conflictos
sociales, aunque las líneas de fractura y las transformaciones no expresan necesariamente
antagonismos de clase.
Las mutaciones
ideológicas, lejos de arrasar con la visión del mundo vigente, son procesos de
transformación y rearticulación de elementos ideológicos ya existentes (Laclau,
1980:143). Por lo tanto, son importantes las
relaciones con otros textos / discursos (las relaciones intertextuales e interdiscursivas)
para la construcción del sujeto de enunciación. El análisis del discurso de una época
supone examinar la lógica discurso /
contradiscurso, y el contradiscurso suele surgir en la periferia, en los márgenes.
La influencia de
los escritores del nacionalismo marxista no se circunscribió a la Argentina. Torcuato Di
Tella fue testigo de que muchos socialistas chilenos eran lectores atentos de Ramos y
Hernández Arregui, y se ha visto en páginas anteriores que ocurría lo mismo en el Uruguay[3].
Al margen de la
denominada sociología científica, existe en
Nuestra América una gran producción
ensayística sobre temas políticos y sociales; la que, según autores como Poviña y
Marsal (1963), no debería ser incluida en la ciencia sociológica; aunque ambos autores
admiten que en algunos casos es difícil delimitar claramente donde termina la ciencia y
donde comienza la intuición.
Este tipo de
producción que puede llamarse, según los casos, "parasociología" o bien
"sociología potencial" tiene límites bien definidos y no puede confundirse con
la literatura, porque los ensayistas insertan (aunque no siempre de una manera explícita)
el andamiaje sociológico y sus obras se
ocupan de la realidad política y social. Sus cultores buscan soluciones para los
problemas nacionales y, cuando las encuentran, aconsejan a la opinión pública. La
sociología y el ensayo parasociológico se influyen mutuamente. El ensayista suele
recibir información sobre los resultados de la investigación sociológica y los toma
como objeto de sus elaboraciones; aunque, en
otras circunstancias, sus análisis intuitivos pueden ser
los primeros insumos para una investigación llevada a cabo por sociólogos
profesionales (Marsal, 1963:138-140). Dice Marsal, en otra obra:
Pero aunque ciertamente literario en la forma, el ensayismo
social incorpora muchos conceptos de las ciencias sociales, como aparece explícitamente
en las citas de Martínez Estrada o en la educación antropológica formal de Gilberto
Freyre. Son « esqueleto científico y carnadura
literaria » como Carlos Octavio Bunge definió su propia obra parasociológica (Marsal, 1966)
En la época en
que escribían los autores que aquí analizamos, predominaban los enfoques sobre la
"totalidad", tanto en su versión marxista como en la estructural -
funcionalista. En sus versiones más extremas se alude a una "sociedad aparato"
o a una "sociedad cosa", y no pocas
veces ellas caen en concepciones mecanicistas acerca de las relaciones interestructurales.
Por otra parte,
algunos de estos autores, parecen sostener que hay posiciones sociales (los humildes, el
pueblo, los obreros) que tienen privilegios
especiales para acceder al saber. En esos casos, existe el peligro de que la idealización
de lo popular lleve al intelectual a depositar
"en la conciencia práctica de su ' otro ' comunitario, el valor de un conocimiento
considerado más ' verdadero ' (directo, vivenciado, auténtico) que aquel que se
construye y autoconstruye teóricamente" (Richards, 2002) Las corrientes nacionalistas populares, pese a su
adhesión al socialismo científico, se conformaron (con notables excepciones y no
obstante la fecundidad de sus ideas) como doctrinas o más aún como ideologías, en el
sentido que Morin (1998; 145) atribuye a estos conceptos: la doctrina tiende a filtrar los
elementos para nutrirse de aquellos que la confirman. De esta forma, surge una sociología espontánea a menudo cargada de prenociones indiscutidas.
Uno de los
principales aportes de los teóricos del nacionalismo es el análisis de las oligarquías
tradicionales, cuestionando su versión de la historia y sus ideas. Sin embargo, dicha
crítica se hizo - al decir de Campione (2001)- con herramientas metodológicas precarias,
pocas fuentes primarias y recurriendo con frecuencia a la historia - relato más que a la historia-proceso.
En Puiggrós
encontramos el deseo de elaborar una historia
basada en el materialismo dialéctico, pero su obra se limita a reinterpretaciones de obras escritas por liberales y nacionalistas, que eran leídas
partiendo de un punto de vista distinto. Lejos de tener en cuenta la historia
económica como era su deseo, su obra siguió girando en torno a los grandes hombres,
batallas y gobiernos. Según Myers, esto ocurrió porque cualquier pregunta sobre el desarrollo económico tenía respuestas
ya codificadas por los moldes esquemáticos del estalinismo. (Myers, 2004: 86)
Jauretche, en
cambio, apela a un método original que daría origen a una peculiar sociología del estaño. La propuesta del
"estaño"[4]
como método de conocimiento supone privilegiar el saber interpretativo del ensayista,
basado en su propia experiencia, por encima del dato científico cuya validez dependerá
de quien lo interprete. He aquí una sociología intuitiva que prescinde de la
metodología científica (Saítta, 2004: 121). Los sociólogos de las autodenominadas
"cátedras nacionales" que se consideraban continuadores de Jauretche, dieron un
paso más allá al considerar que la construcción de una sociología nacional precisaba
al peronismo como un espacio necesario para la producción
del conocimiento (Rubinich, s/f)
No sólo se
puede apreciar aquí una confusión entre el sentido
vivido de la fenomenología social con el sentido
objetivo de la semiología social, sino la ausencia de
los controles propios de la vigilancia
epistemológica.
La interpelación del discurso nacionalista al sujeto pueblo no presenta una connotación
clasista determinada. Si bien los nacionalistas populares admiten que la expresión
concreta del "pueblo" son las clases y fracciones de clase subalternas, abordan
esta categoría como un sujeto interclasista interpelado desde un proyecto hegemónico que
intenta fundar una burguesía nacional incubada por el Estado.
La palabra "pueblo" es el operador
semántico que subordina las clases sociales
al proyecto estatal. Aquí se utiliza el concepto pueblo como si fuese una esencia
supraindividual, una unidad monolítica. No se trata de eliminar a la clase dominante
tradicional, sino de neutralizarla construyendo una hegemonía
sintética (Chaterjee, 1997: 225) ubicada por
encima de la sociedad civil, subordinando a todas las categorías sociales al proyecto del Estado.
En el
pensamiento nacionalista popular hay una suerte de eje imaginario que va de lo nacional a
lo antinacional, donde el polo nacional se presenta como algo homogéneo, sin
contradicciones, que expresa el espíritu nacional a lo largo de toda la historial del
país. La combinación del ensayo con la lógica
binaria proporciona certeza sobre lo social, una certeza basada en un sistema
de valores transparente que atribuye a los actores intenciones simples y comprensibles
(Saítta, 2004: 113) Es que, de alguna manera, el ensayo enuncia y ordena de otro modo
cosas que ya han sido dichas y forman parte del "saber común", por eso puede
adquirir una alta eficacia persuasiva.
El movimiento
que en la Argentina encabezó Germani trató de clausurar las formas ensayísticas de los
estudios sociales, recurriendo a la investigación empírica para rescatar la neutralidad
valorativa y lograr el conocimiento objetivo de la realidad. No obstante, Germani reconoce
la importancia de la tradición intelectual latinoamericana plasmada en el ensayo. Por su
parte Marsal admite que, paradójicamente, la "colectividad
reconoce en la literatura parasociológica el saber de sí misma y no así, en cambio, en
la ciencia sociológica, a la que considera alejada de su realidad político-social"
(Marsal, 1963: 159)
6. Conclusiones
Bourdieu habla
en diversos pasajes de sus obras de los intelectuales
comprometidos que intervienen en los
asuntos políticos, a la manera de Zola,
basando su autoridad en su competencia en el
arte o la ciencia; de intelectuales menores que
utilizan la política para tomar revancha sobre quienes dominan el mundo intelectual Bourdieu, 2001: 57) (como los
intelectuales "peligrosos" que actuaron en el nazismo, el estalinismo o en la
revolución china); y, por último, de aquellos que - por carecer de
capital simbólico- tienden a desarrollar
estrategias de subversión de las estructuras, aunque en la mayoría de los casos estos
antagonismos conducen a rupturas o revoluciones parciales donde se cuestiona las jerarquías, pero no las reglas del juego (Bourdieu, 2001: 69)
En los
pensadores del nacionalismo popular encontramos estos tres tipos de intelectuales: Los que
acusaron a las empresas extranjeras denunciando sus negociados, a costa de perder sus
fuentes de subsistencia y hasta su vida; los
que actuaron como propagandistas al servicio de gobiernos
autoritarios; y los que impulsaron reformas
económicas y sociales influyendo sobre el público,
especialmente sobre los actores políticos.
Todo análisis del pensamiento nacionalista popular
debe tener en cuenta sus condiciones históricas de producción:
- la necesidad de hablar a distintos públicos desde
distintos lugares y registros, porque estos escritores se dirigen principalmente a los
actores sociales y no al ámbito académico;
- la falta de herramientas de investigación que
eviten el recurso a una explicación única transferible a todos los objetos; y
- la influencia de las huellas de un marxismo
determinista que intenta explicar lo social a partir de leyes universales, donde las
proposiciones generales suelen reemplazar al conocimiento de lo particular
A lo dicho hay
que agregar las persecuciones políticas, las difíciles condiciones de subsistencia, las
barreras para el intercambio de opiniones con pensadores de otros países, en fin sus
escasas posibilidades para alcanzar el estado del
arte. Desde luego que estas constricciones explican pero no avalan la mayor o menor calidad de sus teorías.
Sin embargo no
se puede negar que en ellos hay clara conciencia de que, detrás de cada producción de
conocimientos, hay una determinada ideología, ciertos valores que justifican en última
instancia una cosmovisión.
Los
intelectuales populistas fueron agentes de formación de una conciencia nacional. Es
evidente que no publicaban para ser leídos por otros teóricos, sino fundamentalmente
para comunicarse con los actores sociales e influir sobre los procesos políticos. Se trata de ensayos que no pueden ser encuadrados
siguiendo los criterios de las llamadas "ciencias duras", por lo que algunos
catedráticos consideran que no deben ser incluidos en el ámbito de las ciencias sociales
y, por esta causa, generalmente suelen quedar al margen de las prácticas consideradas académicas, aunque influyen y son influidas por las mismas.
También podemos
encontrar en estas corrientes una deslegitimación del eurocentrismo y construcciones
teoréticas que intentan romper con el discurso colonial. Es posible encontrar, en algunos
de los nacionalistas populares, ideas que se oponen a lo que la Modernidad tiene de
progresista y revolucionario; pero, en la mayoría de ellos, hay un ataque al nacionalismo
de las grandes potencias que apela a lo
universal para legitimar su dominación en
los países dependientes.
Por eso,
mientras sus partidarios afirman
que el populismo es la estrategia de supervivencia de pueblos abandonados (Abraham, 2004),
sus críticos los acusan de culpar de todos los males de América Latina a los
"intereses foráneos" (Aguinis, 2004) para eludir la propia responsabilidad.
Lo cierto es que
ellos iniciaron un discurso que enfatizaba la ruptura con el sistema colonial, el
fortalecimiento de la identidad nacional de los pueblos
de las "semi - colonias" y la construcción de una formación social
nacional sin agudos antagonismos de clase. Su gramática es la de la Modenidad, aunque
nunca se preguntaron acerca del estatus epistemológico de su discurso.
Los males que
observaban en nuestros países eran considerados desviaciones con respecto al proyecto de
la Modernidad,
que podían ser corregidas a través
de una revolución nacional impulsada por los sectores populares; aunque algunos de ellos pensaron al líder como si se
tratara del misterio de la encarnación: el
pueblo hecho hombre.
El discurso del
nacionalismo popular tuvo efectos performativos que contribuyeron a legitimar regímenes
políticos que, en el mejor de los casos, fueron una versión - aproximación "a la latinoamericana"
del Estado de Bienestar.
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BIBLIOGRAFÍA DE
LOS AUTORES DEL NACIONALISMO POPULAR
(No se indican los
datos completos de las ediciones debido a la dificultad para recabar los mismos,
tratándose de publicaciones que en su mayor parte están agotadas, algunas fueron
secuestradas por los gobiernos y otras no se han vuelto a publicar)
ARGENTINA
Eduardo Artesano
1941 Contenido
social de la revolución de mayo
1947 Historia de
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1950 Teoría y
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1960 Rosas y el
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1961 San Martín y
el origen del capitalismo argentino
1965 Martín
Fierro y la justicia social
1973 Historia
socialista de América
1973 Bases
histórica de la de la doctrina nacional: San Martín, Rosas y Martín Fierro
1975 Historia
económica y social de la humanidad
1979 Juan Bautista
de América, el rey inca de Manuel Belgrano
1984 Filosofía
histórica de la comunidad organizada
1985 La nación
sudamericana
Juan José
Hernández Arregui
1957 Imperialismo
y cultura
1960 La formación
de la conciencia nacional.
1962 ¿Qué es el
ser nacional?
1969 Nacionalismo
y liberación
1971 Peronismo y
socialismo
1955. El Plan Prebisch. Retorno al
coloniaje
1957 Los profetas
del odio.
1958. Ejército y
política. La patria grande y la patria chica (En colaboración con Alberto Methol Ferré)
1959. Política nacional y revisionismo
histórico
1960 Prosa de hacha y tiza
1964
Filo, contrafilo y punta
1967 El medio pelo
en la sociedad argentina. Apuntes para una sociología nacional. 7ª ed.
1968 Manual de
zonceras argentinas
1969 Mano a mano
entre nosotros
1969. La década
infame.
1972 De memoria,
pantalones cortos (biografía)
1984 Política y
economía
1989 FORJA y la
década infame
1940 De la Colonia
a la Revolución
1940 La herencia
que Rosas dejó al país
1940 A 130 años
de la revolución de mayo
1941 Mariano
Moreno y la revolución democrática argentina
1942 Los caudillos
de la revolución de mayo
1944 Rosas el
pequeño
1944 Los utopistas
1945 Historia
Económica del Río de la Plata
1956. Historia
crítica de los partidos políticos
1961 La España
que conquistó al Nuevo Mundo
1965. El
yrigoyenismo
1966 Las
izquierdas y el problema nacional
1966. El
proletariado en la revolución nacional. 2ª ed.
1969. La cruz y el
feudo.[publicado en 1965 como Génesis y desarrollo
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1949 América
Latina: un país. Buenos Aires
1951 Alem, historia de un caudillo
1954 Crisis y
resurrección de la literatura argentina
1959 De octubre a
setiembre. Los ensayos políticos de Victor Almagro
1959. Perón:
historia de su triunfo y su derrota.
1960 La Nación
Latinoamericana
1960 Marxismo para
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1961 Manuel Ugarte
y la revolución latinoamericana
1962. El Partido
Comunista en la política argentina.: su historia y su crítica
1962 1973
Revolución y contrarrevolución en Argentina (5 vol.)
1964 Historia
política del ejército argentino
1964 La lucha por
un partido revolucionario
1968 Historia de
la Nación Latinoamericana
1968 Ejército y
semi - colonia
1974 La lucha
política en un país semicolonial
1975. Adiós al
coronel.
1983 ¿Qué es el
FIP?
1985 Introducción a la
América criolla
Esteban Rey
1947. En Bolivia
la revolución empieza ahora
1957 ¿Es
Frondizi un nuevo Perón?
1931 El hombre que está solo y espera
1936 Política
Británica en el Río de la Plata (Cuaderno de FORJA
No. 1, marzo 1963 [3ª. Ed. Hechos e Ideas. 1950]
1936 Los ferrocarriles
factor primordial de la independencia nacional [Folleto Centro Estudiantes de Ingeniería
La Plata]
1937 El petróleo
argentino (Cuaderno de FORJA No. 4)
1938 Política
Británica en el Río de la Plata.
1942 La gota de
agua [folleto de política internacional]
1946 Los
ferrocarriles deben ser del pueblo argentino (Unión Revolucionaria)
1946 Defendamos
los ferrocarriles del Estado (Unión Revolucionaria)
1948 Identidad y
línea histórica de Yrigoyen y Perón.
1948 El capital, el
hombre y la propiedad en la vieja y la nueva Constitución Argentina.
1949 Perspectiva para
una nueva esperanza argentina
Jorge Enea
Spilimbergo
1958 Nacionalismo
oligárquico y nacionalismo revolucionario
1959 De Yrigoyen a Frondizi
1960 Peronismo,
frondizismo y socialismo
1961 Juan B. Justo
y el socialismo cipayo
1962 La
revolución nacional en Marx
1964 Clase obrera
y poder
1988 Historia
crítica del radicalismo
2004 La cuestión
nacional en Marx
1908 Socialismo y
patria.
1910 El porvenir
de América Latina. Buenos Aires. Indoamericana. [reeditado con prólogo de J. A. Ramos en 1953.
Buenos Aires. Edit. Indoamericana]
1922 Mi campaña
hispanoamericana
1922 La patria
grande
1923 El destino de un continente [reeditada en 1962]
1986 La nación latinoamericana
BOLIVIA
Augusto
Céspedes
1946. Metal del diablo. La vida de un rey del
estaño.
1956. El dictador
suicida. 40 años de historia de Bolivia
1962. Sangre de mestizos. Relatos de la Guerra del Chaco
[1936]
1966. El presidente colgado
1968. Trópico enamorado
(s/d). Un regalo de los incas
(s/d). Imperialismo y desarrollo
1973 Salamanca o el metafísico del fracaso
1975.
Crónicas heroicas de una guerra estúpida
1984.
Las dos queridas del tirano.
José Cuadros
Quiroga
1941.
Nosotros frente a los traidores
1941.
Las bases y principios de acción inmediata del MNR
Walter Guevara
Arce
1946.
Manifiesto de Ayopaya
1954.
Planteamientos de la Revolución Nacional en la Décima Conferencia Interamericana
1961.
Acusación a Paz
Estenssoro
1969.
Exposición de motivos y declaración de principios del Partido del Movimiento
Nacionalista Revolucionario Auténtico
Carlos
Montenegro
1936.
El derecho del Estado frente al oro de la Standard
Oil.
1943.
Nacionalismo y coloniaje.
1948.
Caducidad de las concesiones mineras
1948.
Biografía de Spruille Braden
1949.
La hora cero del capitalismo
1954.
Pensamientos políticos. Documentos
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Las inversiones extranjeras en América Latina
Victor Paz
Estenssoro
1942.
El pensamiento económico en Bolivia
1961.
La revolución boliviana
2003.
Pensamiento político (compilación)
PERÚ
Haya De la Torre
1927. Por la
emancipación de América Latina
1930. Ideario y
acción aprista
1931. Programa
mínimo del Partido Aprista Peruano
1932. Manifiesto
de 1932
1933. Construyendo
el aprismo
1936 El antiimperialismo y el APRA
1955. El imperialismo
URUGUAY
Roberto Ares
Pons
1961
Uruguay: ¿Provincia o nación?
1964
Uruguay en el siglo XIX: acceso a la modernidad
1967
Curso de historia nacional y americana
1973
El gaucho
1980
Artigas conductor rioplatense.
1988
América Latina: raíces y opciones
Alberto Methol
Ferré
1971
El Uruguay como problema. Montevideo. Banda Oriental
Washington Reyes
Abadie
El
ciclo artiguista
Crónica
general del Uruguay
DESCRIPTORES
* Dr ( c
) En Filosofía y ciencias sociales en
América Latina (UAGRM). Master en sociedad de la información y el conockmiento.
Diplomado en Estudios Avanzados (UOC) Lic. En Administración Pública. Bachiller en
Ciencias Políticas (USAL)
[1] Shumway, Nicolás (s/f) "La imaginación tribal: Raúl Scalabrini Ortiz y su reconstrucción de la tribu que nunca fue", En Cuadernos de recién venido[www.fflch.usp.br/dlm/posgraduacao/espanol/cuader5].
[2] Cerqueira Leite Zatur, George de, "A ideia do Brasil", FLACSO, Etnia e naçao na America Latina [www.flacso.org]. Escritores como Sérgio Buarque de Hollanda, Alceu Amoroso Lima y Gilberto Freyre intentaron influir en la sociedad de su época a través de sus libros, por la actividad política o mediante una combinación de ambas cosas. El gobierno de Vargas llamó a los intelectuales a colaborar con la propaganda ideológica: "Mientras los 'grandes intelectuais ' - como el escritor de derecha Francisco Campos, también ministro de justicia - desempeñaban el papel de sociólogos del Estado Novo desde las páginas de Cultura Política, los ' intelectuales meios ' - como el periodista Pedro Vergara -prestaban su pluma a la retórica de la propaganda en la revista Ciencia Política, estructurando un mensaje dirigido a un público mayor". Fiorucci, Flavia, "¿Aliados o enemigos? Los intelectuales en los gobiernos de Vargas y Perón", En revista [publicación electrónica] Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, N° 2, Vol. 15 (julio - diciembre 2004), Facultad de Humanidades de la Universidad de Tel Aviv [www.tau.ac.il/eial/XV2/forucci.html].
[3] El Partido Socialista Popular chileno había apoyado al frente de partidos nacionalistas que sostenía la candidatura del General Carlos Ibañez del Campo en 1952; y abandonó dicho frente en 1953, recuperando su independencia. Entre sus máximos exponentes figuraban Oscar Waiss y Clodomiro Almeyda. Waiss escribió Nacionalismo y socialismo en América Latina (1954), donde trata de encontrar un « nexo entre la espontánea insurgencia nacionalista de las masas del continente » y los movimientos revolucionarios, ataca a terratenientes e imperialistas y aboga por la revolución democrático burguesa como una etapa ineludible de la revolución socialista. Es digno de destacar que Almeyda en sus memorias deja constancia del interés que había despertado, en los intelectuales de izquierda chilenos, la Revolución Boliviana de 1952. Véase Jobet, Julio César, « El Partido Socialista de Chile », En Cuadernos de orientación y pensamiento socialista (junio 2004) Santiago, [www.salvador-allende.cl/Cuadernos/].
[4] Los mostradores de los viejos bares de Buenos Aires estaban recubiertos de estaño en la parte superior. Por eso, en el lenguaje coloquial, "tener estaño" al igual que "tener asfalto" (calle), equivale a tener una profunda experiencia de la vida.