Dimensión de lo humano y lo divino en el ideario de la
literatura náhuatl
Yoon Bong-Seo
Universidad Nacional de Seúl
Resumen
En el presente estudio se
elabora un esquema de las ideas principales de la cultura náhuatl a través del
análisis de la obra literaria en este idioma, a fin de establecer la relación
que existía entre las ideas en la literatura y la realidad en su vida
cotidiana. La investigación gira en torno a la poesía náhuatl y toma como
textos básicos los poemas recopilados y traducidos al español por Ángel María
Garibay K., publicados bajo el título de Poesía
náhuatl (UNAM, 1964) en sus tres tomos.
Palabras claves: numerología, cultura náhuatl, filosofìa náhuatl,
principio dual.
Tu corazón es tu canto y tu libro.
Nuestra tristeza se enlaza con algo precioso:
Es tu canto, ¡oh dios!
Poesía náhuatl
1. Introducción
En la categoría del arte, la literatura puede
reflejar efectivamente la realidad de la sociedad y expresar la imaginación
creativa del hombre. La literatura cumple su tarea de representar la riqueza de
la cultura humana de todos los tiempos y las obras literarias antiguas conservan
siempre las ideas esenciales de nuestros antepasados. Para entender el
pensamiento de los nahuas es necesario estudiar las obras literarias que
produjeron, ya que los autores de literatura fueron los sabios, los pensadores,
los líderes, los maestros, en su mayoría políticos y guerreros pertenecientes a
la clase noble de la sociedad.
La vocación del escritor náhuatl era una
misión que le exigía un compromiso con la sociedad y consigo mismo: tenía que
ser más sabio cada día, para cumplir su tarea de dirigir el pensamiento del
pueblo por medio de la educación. En el presente estudio se elabora un esquema
de las ideas principales de la cultura náhuatl a través del análisis de su obra
literaria, a fin de establecer la relación que existía entre las ideas en la
literatura y la realidad en su vida cotidiana. La investigación gira en torno a
la poesía náhuatl y toma como textos básicos los poemas recopilados y traducidos
al español por Ángel María Garibay K., publicados bajo el título de Poesía náhuatl (UNAM, 1964), en sus tres
tomos.
Sobre los textos consultados diremos que los
Cantares mexicanos son una recopilación de poemas escritos en lengua náhuatl,
procedentes de tres regiones principalmente: Texcoco, Huexotzinco y Chalco, en
la altiplanicie mexicana. En esta colección no se incluyen poemas redactados
después de la evangalización cristiana, razón por la cual su ideario pertenece
a la filosofía que regía la cultura prehispánica. El sacerdote y filólogo Ángel
María Garibay Kintana se dio a la tarea de publicar los poemas nahuas en tres
tomos intitulados Poesía náhuatl,
publicados por la UNAM en 1964, 1965 y el tercer tomo póstumamente en 1968. Su
trabajo consistió en la presentación total de los textos: paleografía, versión
castellana, introducción, notas y apéndices, conformando el más completo corpus
que hubiera realizado erudito alguno en su momento. Los poemas que hemos
revisado proceden de los tres tomos citados, clasificados dentro del género de
poesía lírica en las modalidades de cantos de guerra “yaocuícatl”, cantos de
Águila “cuauhcuícatl”, cantos de flores “xochicuícatl”, cantos de angustia
“icnocuícatl” y cantos desvergonzados “cuecuechcuícatl”. El corpus seleccionado
para este estudio comprende 178 poemas.
Por otra parte, destacaremos que la cultura
náhuatl presenta líneas de coincidencia con la cultura oriental, en este
sentido, la numerología ocupa un lugar importante. Los números representan un esquema
sistematizado del contenido central de la cultura. La dimensión de lo humano y
de lo divino están estrechamente unidas, aunque por razones metodológicas de la
investigación se hayan separado. Entre los símbolos que destacan en la
literatura náhuatl la flor ocupa el lugar primordial. Se encuentra presente en
la vida del hombre y en la concepción divina, y su presencia es constante en la
obra literaria. Este símbolo como otros que destacaremos constituyen rasgos que
han seguido apareciendo en la literatura mexicana, tanto en ideas como en
estilo, dando prueba de la permanencia de la cultura prehispánica en el
pensamiento contemporáneo.
2. Dimensión de lo humano
El origen del hombre es divino.
Es resultado del proceso creador que dio vida al universo, por lo tanto, el
hombre procede de Ometéotl, el Principio Dual. Esta idea es semejante en otras
culturas, donde también se concibe en primer término
a dios y como creación suya al universo y al hombre. Entre los nahuas, la
creación del hombre tuvo cuatro intentos, pero los dioses prefirieron un hombre
completo, que sobreviviera ante las pruebas de los cuatro elementos de la vida:
tierra, viento, fuego y agua,
para que tuviera la fuerza y la capacidad de vivir en el periodo del Quinto
Sol, participando del ‘movimiento’ y del equilibrio de las cuatro fuerzas
anteriores.
La literatura náhuatl refleja las realidades del ser humano, los problemas
existenciales se abordan desde el punto de vista de los cantores, los cuales
eran filósofos a la vez. Los fragmentos seleccionados a continuación ilustran
las ideas que les preocupaban en esta dimensión de lo humano.
2.1 Hombre mortal
Los nahuas tenían como forma de gobierno una teocracia, cabe preguntarse entonces
¿en qué plano se ubicaba al hombre como una existencia entre el universo, dios
y la naturaleza? El hombre fue creado por dios, era una existencia dependiente
de su dios. Si hacemos una comparación entre dios y hombre, tenemos: inmortal versus mortal, eternidad versus finitud, lo único verdadero versus lo que busca ser verdadero; creador
versus creado -y por consecuencia, el
destino marcado para lo creado. El hombre deseaba adquirir o alcanzar la divinidad.
Su anhelo se proyecta en las obras artísticas y también en los aspectos de la
vida cotidiana, especialmente en el sacrificio humano que estaba ligado a la
economía de la guerra florida:
En
la tierra dicen nuestros corazones:
¡Ojalá
que no fuéramos mortales, oh príncipes!
¿Dónde
está la región en que no hay muerte?
¿No
habré de ir allá yo? (Garibay, 53)
2.2 Personalidad
“Corazón” y “rostro” eran los elementos que simbolizaban la personalidad
del hombre. Tener un corazón verdadero y poseer un rostro era la meta a
alcanzar. Por ello, para adquirir personalidad propia, el hombre necesitaba
encontrar y poseer la verdad:
Viendo
estoy el rostro de Águilas y Tigres,
estoy contemplando el rostro de jades y joyas. (Garibay
II: 3)
Allí
vivirá mi corazón, allí vendrá de la región de niebla
mi
recuerdo y vivirá mi nombre. (Garibay III: 4)
La finalidad última del cantor era encontrar la inspiración divina para que
sus poemas fueran verdaderos y así transmitir esa verdad a los que lo oyeran.
Si lo lograba, pasaba a formar parte del selecto grupo de “los que se hacen
verdaderos”, por ejemplo, el gran poeta y gobernante Nezahualcóyotl:
¡Algunos
solamente aquí en la tierra
con
perfumadas flores y con cantos,
y
con el mundo se hacen verdaderos ciertamente! (Garibay I: 30)
Concebir la muerte como crisol de su personalidad dice mucho de su profunda
filosofía y su ascetismo, porque fueron capaces de aceptar las pruebas más
duras por el anhelo de poseer lo divino, la vida inmortal:
Aunque
fuera yo jade,
aunque
fuera yo oro,
seré
fundido,
seré
perforado,
en
el crisol:
mi
Corazón, yo Cuacuauhtzin. (Garibay I: 69)
El hombre náhuatl vivía con angustia la incertidumbre sobre el más allá por
temor a perderse en la Región del Misterio. Hubo tres escuelas de pensamiento
entre los tlamatinime, sabios nahuas, sobre la definición del mundo despues de
la muerte y sus características:
1ª:
“Solamente aquí en la tierra es el sitio de los descarnados”, es decir, no hay más
vida que esta, ya que con la muerte todo termina:
Acaso
tan solo ahora así es:
allí
delante de mí,
enseguida
se los lleva
al
sitio de los descarnados,
a
la región del existir problemático. (Garibay I: 10)
2ª:
“Nuestro mundo está en el Mictlán”, donde tal vez solo hay sufrimiento:
Veo
con odio la muerte y sufro.
¿Qué
me resta que hacer? Ya nada a la verdad.
Vosotros
estáis cavilosos, vosotros estáis muy airados. (Garibay II: 55)
3ª:
Hay vida en un más allá donde existe la felicidad. Esta escuela sostiene que “rostro”
y “corazón”, es decir, la personalidad, le permitirá al ser humano elevarse y
escapar del mundo transitorio del “tlanticpac”, para encontrar la felicidad “en
el lugar donde en verdad se vive”:
Dicen
que dentro del cielo hay dicha,
se
vive y hay alegría: allí está en pie el atabal,
es
persistente el canto, y con él se disipa
nuestro
llanto y tristeza,
su
casa es lugar de vida… ¡eso lo saben vuestros corazones,
oh
príncipes! (Garibay II: 41)
En los Cantares mexicanos se localiza frecuentemente la invitación del
cantor a gozar de esta vida antes de que se termine. La efimeridad es una
constante en el pensamiento del poeta, lo efímero de la vida del hombre, de los
reinos, del gozo:
Vano
afán… Gozad,
gozad,
amigos míos.
¿No
hemos de gozar,
no
hemos de ser felices, oh amigos?
Tomaré
bellas flores, tomaré bellos cantos. (Garibay I: 72)
3. Destino
El destino de la vida del hombre en la tierra, según el pensamiento
náhuatl, es de sufrimiento, de efimeridad y de mortalidad. El hombre piensa: “nací
en vano, en vano salí de la casa del dios.” De esta manera, tendríamos que el
alma -que vive en la casa de dios- nace en la tierra transformándose en mortal,
y por ende, soportando el sufrimiento en cuerpo y alma, y una vez llegada la
muerte del cuerpo, el alma seguiría sufriendo aun después de la muerte.
De ahí se deriva la angustia del cantor buscando la verdad, la identidad
verdadera, la razón de vivir. Después de la muerte si el hombre había alcanzado
la verdad, se transformaba en ave, en colibrí o en otra especia, según sus méritos
en la vida y el tipo de su muerte. No se trata de reencarnación en el sentido
estricto como se piensa, por ejemplo, en el budismo. En esta filosofía, la tristeza
es el fruto de la consideración de la razon de vivir. Los nahuas no se permitían
la alegría ni la felicidad en esta vida. Sacrificaban el presente por el futuro
pensando que el sufrimiento en esta tierra les garantizaba la vida eterna en el
más allá:
Solo
él: por quien todo vive…
yo
estaba sin saber rectamente…
¿Quién
acaso nunca? ¿Quién acaso nunca?
No
tenía yo deleite entre los hombres.
Pero
tú amablemente la haces llover,
de
ti procede tu riqueza y dicha,
oh,
por quien todo vive… (Garibay I: 53)
Se trata, entonces, de un deseo y de la esperanza de poder alcanzar la
amistad con su dios. Pero reconociendo que realmente es dificil saber la verdad
absoluta, conocer al dios único o encontrar a una persona que sepa la verdad.
Los tlamatinime hicieron la meditación para buscar la verdad de la vida.
Quisieron estar cerca del dios y una manera que idearon para identificarse con él
fue el sacrificio humano. Todos morirían, nobles y plebeyos, sin distinción de
clases sociales. Los nahuas obedecían a su dios aceptando la ley de la
naturaleza y aceptando su destino:
Gozad,
con ellos se teje
el
gremio de Águilas y Tigres:
con
ellos nos iremos hacia allá igualmente. […]
No
os entristezcáis, príncipes…
¡Nadie,
nadie ha de ir quedando en la tierra! (Garibay I: 77)
En las ideas del pensamiento náhualt, el anhelo de inmortalidad es una búsqueda
de la eternidad y es también una constante en los temas poéticos. La
inmortalidad es exclusiva de los dioses, de ahí que anhelar la inmortalidad sea
querer compartir la divinidad. De esta manera, tendríamos que el anhelo de
inmortalidad comprendería dos elementos fundamentales: canto y flor en relación
con el sacrificio (revestirse con la piel del sacrificado); en el segundo nivel
tendríamos la meditación, el ritual y la guerra generadora de la muerte pero
también de la vida, y en consecuencia una nueva generación de flor y canto,
ahora ya con la inspiración del dios, en una actitud poética que sumaba en el anhelo
de inmortalidad la angustia del ser humano y el miedo natural (o primario) del
cuerpo. Definiendo:
-
La
flor y el canto son, entonces, símbolos de la divinidad.
-
Durante
el sacrificio por desollamiento, el sacerdote se pone la piel del sacrificado
porque en ese momento el sacerdote es el representante del dios.
-
La
meditación es la negación de sí mismo para abrirse al mundo espiritual.
-
El
ritual considera un momento de muerte.
-
La
guerra lleva implícita la idea de morir.
-
Cualquiera
de los tres tipos anteriores de muerte (desollamiento, sacrificado, en guerra) era
el medio para llegar a una nueva vida con dimensiones divinas.
-
El
hombre como ser material teme a la muerte de su cuerpo. Aunque se trate de una
manifestación de su primitivismo, todo hombre se angustia ante la muerte.
4. Hombre social
Para los nahuas era de suma importancia encaminar la educación hacia el
logro del ‘hombre social’. Y de tal manera lo lograron que cuando el cantor
reflexiona sobre la espiritualidad, no olvida que forma parte de una comunidad,
de una hermanidad. Por ello, el mismo temor de que su vida desaparezca se hace
extensivo hasta esa sociedad:
¿Qué?,
¿por mí ha de cesar
la
sociedad?
¿Qué?,
¿por mí ha de cesar
la
hermandad? (Garibay I: 82)
Una muestra patente del profundo patriotismo que se inculcaba se encuentra
en el siguiente canto; el poeta pide la inmortalidad de Tenochtitlan, aunque él
mismo no la pueda alcanzar:
¡Perdure
en bien la ciudad de Tenochtitlan!
¡La
proteja en paz el autor de la vida!
¡Yo
me entristezco: que perdure aún
que
en ella estemos
como
ella ha de durar! (Garibay II: 19)
Tanto el poema como el autor tienen una estrecha relación con lo divino. El
cantor se concibe como un mediador entre dios y los hombres. En la historia de
la literatura náhuatl hubo poetas que por su genio creador pasaron a ser
considerados como “cantores verdaderos”. Entre ellos encontramos a Nezahualcóyotl.
¿Cómo podemos saber que un cantor es verdadero? Cuando recibe la inspiración
del dios y la comparte con la sociedad por medio de sus cantos. El poeta se
convierte de esta manera en canto divino, hay una identificación entre su
esfuerzo y el canto del alma.
Nezahualcóyotl tiene a su dios dentro de sí: vive y escribe dentro de él.
Por eso los cantos de Nezahualcoyotl son de origen divino. Así lo afirmaron
siempre los demás tlamatinime, según podemos ver en los siguientes poemas:
Dentro
de ti vive
dentro
de ti escribe,
crea
el autor de la vida,
oh
príncipe chichimeca, Nezahualcóyotl. (Garibay I: 83)
De
allá solo vienen todas
del
sitio de la Dualidad,
de
dentro del cielo:
con
ellas deleitas a los hombres,
oh príncipe
Nezahualcóyotl (Garibay I: 93)
El gran poeta y rey de Texcoco es el modelo del cantor por excelencia en la
historia de la literatura náhuatl. Después de su muerte se convirtió en pájaro
rojo, un colibrí. La hermandad y la nobleza fueron siempre su deseo. Las flores
de amistad, su gran ahnelo:
Junto
a él vive
el
precioso pájaro rojo:
en
ave se ha convertido
Nezahualcoyotzin:
se
alegra con las flores (Garibay II: 14)
5. Vida
La vida de los nahuas estaba regida por una organización social
perfectamente definida que regulaba todos los aspectos de la vida cotidiana. Al
mismo tiempo que su angustia por el más allá después de la muerte sentían la
preocupación por la realidad de esta vida, por ello, la vida también era un
problema existencial dentro de su pensamiento. La literatura es representación
de la vida y los nahuas, mucho mejor que otros pueblos, tenían conciencia de
ese principio poético.
5.1 Vida cotidiana
Una vida muere y desaparece de este mundo y
luego nace transformada en otro mundo. Este concepto significaba un límite en
sus ideas porque querían solucionar en un mundo ideal su angustia existencial.
El esfuerzo para remediar dicha angustia se manifestó en diversas formas: la
guerra florida, el sacrificio, pero también la organización social. Los
aspectos de la vida cotidiana de los aztecas que se reflejan en sus poemas son
los siguientes:
a)
Ambiente:
natural, económico y político.
b)
Angustia:
mediante preguntas filosóficas y una visión religiosa que permeaba los
problemas religiosos y políticos.
c)
Esperanza:
a través de la sociedad pensaban solucionar sus problemas.
d)
Humanismo
en las ideas, en relación con la religión.
En el anterior esquema tenemos, en primer
término, el ambiente en el cual nos referimos a las condiciones naturales de
vida en combinación con la situación político económica de su momento. Le sigue
la angustia, resultante de los cuestionamientos por los problemas
existenciales, de índole filosófica, política y religiosa. Simultáneamente, la
esperanza en la organización social, la hermandad, la fraternidad, que ayudaba
a solucionar dicha angustia. Finalmente, el destino del hombre que dependía de
su dios, pero en ocasiones el hombre podía convertirse en dios revirtiendo su
propio destino, como el caso de Quetzalcóatl o Tlacahuepan. Entre los aspectos
anteriores, el ambiente tenía gran importancia como tema literario:
Allí
se entrelazan
la
Acacia, el Sabino y la Ceiba:
de
flores de esmeralda redondas
rodeada
está tu ciudad México:
echando
espigas de pluma de quetzal. (Garibay I: 33)
Rodeada
con círculos de jade perdura la ciudad,
irradiando
relejos verdes cual quetzal está México aquí. (Garibay II: 37)
México está rodeado de flores, tierra
divina, sagrada, ideal, hermosa, tierra del dios, así la cantan los poetas y
ahí viven los aztecas, con orgullo y patriotismo, en el lugar señalado por su
dios Huitzilopochtli para vivir. La visión que se presenta de México es ideal,
semejante a un paraíso donde vive dios. Sin embargo, hay una contradicción, en
realidad viven sufriendo, su ambiente sociopolítico los oprime y la población
lo acepta. La justificación es religiosa.
5.2 La vida es sueño
En la tierra nadie conoce la verdad. Es por
eso que se busca a los que sepan la verdad de la vida, del universo. Pero en
esta tierra no se les puede encontrar tan fácilmente. Los tlamatinime tenían
como campo de estudio la reflexión profunda sobre ideas, eduación e ideología.
Eran consultores, los dirigentes espirituales, pertenecían a la clase alta y
noble, la mayoría eran poetas. El pueblo podía tener acceso a la filosofía a
través del contenido de los cantos, de los cantares mexicanos. Los tlamatinime
supieron captar la angustia existencial del hombre de todos los tiempos y de
todas direcciones, y la condensaron en la célebre frase: “La vida es sueño”.
En
obras clásicas de autores de todos los tiempos y de diversas culturas han
llegado a esta misma idea, por ejemplo:
...Una leyenda de China:
Un hombre se quedó dormido debajo de un gran árbol, este
hombre encontró dentro de su sueño un país donde vivían personas de otro mundo.
El hombre pudo vivir en medio de lujos y comodidades dentro del palacio de ese
mundo. Al despertar se dio cuenta de su realidad y de que su fortuna solo había
sido un sueño.
...En la obra de Francisco de Quevedo:
Los
sueños de Quevedo con una
pesadilla de la realidad grotesca. En esos relatos, la fealdad de la vida es lo
que pretende ser irreal, por medio del sueño.
...En la obra de Calderón de la Barca:
La
vida es sueño dramatiza el punto
en que dudamos de la realidad de esta vida. En la obra, el protagonista vence a
su destino cruel por la virtud.
...En un poema de Tochihuitzin:
Solo
hemos venido a dormir,
solo
hemos venido a soñar:
no
es verdad, no es verdad
que
venimos a vivir en la tierra.
Nos
vamos haciendo cual hierba
en
cada primavera:
viene
a brotar,
viene
a estar verde nuestro corazón,
es
una flor nuestro cuerpo,
abre
unas cuantas corolas,
entonces
se marchita. (Garibay II: 135)
La pregunta de si la vida es realidad o sueño se corresponde con la
inquietud de saber para qué vivir. El grado de angustia sobre este problema
existencial varía de unos cantores a otros. Unos lo reflexionan como parte de
su realidad cotidiana y otros se sumen en la desesperación al profundizar en
las preguntas que justifican su existencia:
En
vano nací, en vano vine al mundo:
estoy
padeciendo.
¡Ojalá
no hubiera venido al mundo!
¡Ojalá
no hubiera nacido!
Y
digo: ¿Qué harán los hijos que sobreviven?
Pero
a nadie ofenda yo. (Garibay II: 37)
Y como resultado del pesimismo existencialista, si el cantor no encuentra
razón a la vida en la sociedad entonces se aisla en una soledad destructora de
su propio ser. Sus poemas llevan el tono pesimista y desdichado de
autocompasión. Sin embargo, aun en ese estado, el poeta no puede evitar pensar
en la hermandad en el verso “pero a nadie ofenda yo”.
Si comparamos con el budismo, en esta doctrina la vida es sufrimiento y
angustia también. De forma permanente, el hombre vive el dolor de la vida. Pero
tiene la esperanza. Las palabras de Buda dicen que después de quitar todos los
deseos humanos, el hombre se podrá salvar de esa angustia.
6. La cultura
La palabra “tolteca” era sinónimo de artista. El arte formaba parte
importante de su arraigo histórico, como descendientes de los habitantes de la
antigua Tula. El arte comprendía varias manifestaciones, como el canto, el
baile, la pintura y la escultura. Todas existían en conjunción y armonía. En la
educación se comprendía la enseñanza de las artes. El sabio y estratega
político Tlacaélel mandó llamar a los principales artistas de las regiones
vecinas para desarrollar y elevar el espíritu artístico de Tenochtitlan.
6.1 Humanismo
El pensamiento náhuatl tenía el aspecto de humanismo,
aunque pareciera que se contradecían a sí mismos. Nos explicaremos. Eran
humanistas porque deseaban lal paz, morir tranquilamente, buscaban la erdad de
la vida haciendo meditación y educaban a sus hijos para el bien social y el
servicio de la comunidad. Pero al mismo tiempo hacían sacrificios humanos. Los
aztecas sabían que su dios no comía su sangre, pero la sociedad tenía necesidad
del sacrificio como estrategia política.
Tlacaélel propuso una ideología eficaz para
la sociedad de los aztecas. En esa época su ideología tenía la influencia de la
religión y los dirigentes aprovecharon esa circunstancia para justificar su
invasión a otras tribus vecinas: el concepto de que los dioses necesitaban
alimento de humanos. La educación de los niños y de los jóvenes estaba
encaminada a la socialización en las costumbres y en las ideas. Tanto en el
Calmécac como en el Telpochcalli aprendían las formas de organización para la
vida cotidiana y para la vida religiosa, simultáneamente; como consignó fray
Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas de la Nueva España:
[...]
sabed que estoy triste y afligido, porque pienso que alguno de vosotros ha de
salir inútil y para poco, y alguno ha de salir de poca habilidad y que no sepa
hablar, y que ninguno de vosotros ha de ser hombre ni ha de servir a dios. (Sahagún:
10)
7. A manera de conclusión
La revisión de las ideas de los nahuas en su
poesía lírica nos lleva a la conclusión general de que el origen y el centro de
su pensamiento está en el concepto de la vida terrena en relación con el
destino del hombre después de su muerte. Entre los símbolos que destacan se
encuentra la flor, como prototipo del canto y de la verdad que permite la
relación del hombre con la divinidad a la que espera alcanzar con su canto y
con su muerte.
Estas ideas que conformaban la base de su
pensamiento filosófico tenían su justificación en su religión que influía en
todos los aspectos de la vida política y social. Los tlamatinime se encargaron
de mantener vigente este pensamiento y lo inculcaban mediante la educación en
los niños y mediante sus creaciones poéticas en el resto de la población. La
cultura náhuatl es un ejemplo de la conjunción y armonía entre pensamiento y
vida política, la cual derivó en un profundo sentimiento de fraternidad y amor
a la patria.
Bibliografía
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