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  La construcción del ethos en el capítulo inicial de
Matadero cinco de Kurt Vonnegut

Jorge Aloy

             

RESUMEN
El 13 de febrero de 1945 la ciudad de Dresde fue arrasada por bombas explosivas e incendiarias de los ejércitos norteamericanos e ingleses. El joven Kurt Vonnegut, que se hallaba  prisionero de los alemanes, fue un sobreviviente del ataque. Su originaria intención había sido plasmar el suceso en una novela, pero demoró veinticuatro años en conseguirlo. Cuando en 1969 publicó Matadero cinco debió superar diversos escollos narrativos. En esta breve exposición, guiada por los estudios de Dominique Maingueneau y de Oswald Ducrot, se va a revisar uno de ellos: la construcción del ethos en el primer capítulo de la novela.

PALABRAS CLAVE: ethos-enunciado-enunciador-coenunciador-tono.

ABSTRACT
On February 13, 1945 the city of Dresden was devastated by explosive and incendiary bombs from the American and British armies. The young Kurt Vonnegut, who was a prisoner of the German, was a survivor of the attack. His primary intention had been to reflect the event into a novel, but it took him twenty four years to achieve it. When, in 1969, he published Slaughterhouse-Five, he had to overcome several narrative obstacles. One of these is going to be revised In this brief presentation, guided by the research of Dominique Maingueneau and Oswald Ducrot: the construction of the ethos in the first chapter of the novel.

KEY WORDS: ethos-enunciation-enunciator-coenunciator-tone.

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El enunciador, el ethos y el coenunciador

El concepto de ethos, proveniente de la retórica, plantea en el análisis del discurso, y puntualmente en el texto de ficción, una mirada amplificada sobre aquel que hace uso de la palabra. El ethos, en esta circunstancia, si bien toma distancia de la argumentación, aún sigue siendo deudor de cierta persuasión que debe ejercer. Aristóteles (trad. en 1990) sostenía que “Tres son las causas que hacen persuasivos a los oradores; y su importancia es tal que por ellas nos persuadimos, prescindiendo de las demostraciones. Esas causas son la sensatez, la virtud y la benevolencia” (p. 309). En una palabra, hablar o callar, mentir o decir verdades, sucede únicamente por alguna o por las tres causas mencionadas. En las obras de ficción el narrador también busca formar una idea de sí, ya no para conseguir la complicidad del lector o realizar algún pacto ficcional, sino para que el lector construya una figura en la que pueda depositar toda su confianza. Dominique Maingueneau (2008) afirma que “Todo discurso, oral o escrito, supone un ethos: implica cierta representación del cuerpo de su garante, del enunciador que asume su responsabilidad” (p. 48) (Las cursivas son del autor). El garante, a través del enunciado, logra dar forma a un mundo que es posible sólo desde el propio enunciado. Dicho de otro modo, es en el enunciado donde se halla la información necesaria que el coenunciador necesita, pero es el garante, a través de su manera de decir, quien pone en acción a tal enunciado. La idea de coenunciador es aportada por A. Culioli y refiere a lo que habitualmente se denomina destinatario. El concepto de coenunciador es un reconocimiento al rol activo que cumple el lector, similar al del enunciador. Por lo tanto, reafirma la postura sobre que el enunciado es un producto compartido, y permite visualizar la relación que el coenunciador mantiene con el ethos de un discurso. Esta relación, presente también en las obras de ficción, parece desentrañar algunas construcciones en torno al narrador.

_____ Matadero cinco de Kurt Vonnegut es uno de los textos de la literatura norteamericana que más estudios y análisis despertó y, aún, despierta. Su primer capítulo narra la génesis de la novela: la confesión de Vonnegut por demorarse veinticuatro años en conseguir escribirla, algunas declaraciones de principios y la presentación de un narrador que intenta esconderse en la biografía del propio autor. Esta última mención es, per se, un hecho significativo: recordemos que este narrador inicial va a entregar la palabra, a partir del segundo capítulo, a otro narrador, pero no se llamará a un mutis absoluto ya que posteriormente se inmiscuirá dos veces más en la historia. Entonces, el narrador inicial tiene una función ineluctable que excede la de ser un informante de sucesos históricos: construir una imagen de sí mismo para que legitime el transfondo de la fábula en donde se pone de relieve su situación de sobreviviente de La masacre de Dresde. A partir de esta distinción surge, con todo su esplendor en el enunciado, la noción de ethos. Si seguimos el razonamiento de Maingueneau (1999) se puede inferir que a través de esta noción se puede analizar el modo en que los sujetos apoyan una línea discursiva. El enunciador en Matadero cinco muestra una serie de sucesos, luego se retrae porque necesita convencer al coenunciador sobre lo traumático que resultaron los veinticuatro años posteriores a la guerra. El coenunciador que adhiere a la figura del ethos del primer capítulo lo hace porque recurre a un pensamiento lógico: Un escritor, a pesar de sus inconvenientes, debe escribir, pues si no lo hace está terminado; en consecuencia si, finalmente, existe Matadero cinco se debe a que el autor se sobrepuso a sus dificultades.

_____ El narrador del capítulo inicial pretende presentarse como Kurt Vonnegut, aquel joven soldado norteamericano que sobrevivió en Dresde y que a su regreso se convirtió en escritor. Si todo lo dicho estuviera en un prólogo no hubiese generado tantos interrogantes a cerca del portador de esa voz narrativa que se funde y/o confunde con la existencia empírica del escritor. Oswald Ducrot (1984) se opone a la expresión el sujeto hablante que proviene de la teoría Un enunciado-un sujeto hablante “la cual presupone como una evidencia que existe un sujeto único autor del enunciado y responsable de lo que en el enunciado se dice” (P. 256). Ducrot, a partir de su Teoría de la polifonía, pone en entredicho esta postura de la unicidad del sujeto hablante. Para ello, profundiza su teoría lingüística y la lleva al terreno literario, pero ya no sólo se respalda en Bajtín sino también en Genette. Equipara los conceptos Locutor y Productor efectivo con los conceptos narrador y autor, respectivamente. El Productor efectivo, en este caso Vonnegut, es un ser empírico que trama los acontecimientos de la novela, y el Locutor es aquel que la narra y que no posee existencia material. El Productor efectivo nombra al Locutor como el responsable de la narración cuyo rol es para Ducrot “un ser de discurso que pertenece al sentido del enunciado y que depende de esta descripción que da el enunciado de su enunciación” (P. 268). La coincidencia entre el Vonnegut empírico y el Vonnegut ficticio no es azarosa y deja la sensación de que no existe distancia entre ellos. Es una sensación que se disipa en el momento que se desvela que en el enunciado participa sólo uno, y que el otro está por fuera del lenguaje impulsando la construcción del ethos.

_____ La constitución de un ethos no debe presuponer que el Locutor, para influir sobre el coenunciador, hable de sí mismo, sino que debe centrar su poder en el modo de decir. Matadero cinco no se aferra a La matanza de Dresde para conseguir la adhesión a partir del dolor o la lástima, sino que escarba en un hecho histórico que fue negado desde las esferas del poder norteamericano y que, a través de un humor ácido y lacónico obliga muchas veces a tener más muecas que risas. Así comienza: “Todo esto sucedió, más o menos. De todas formas, los partes de guerra son bastante más fieles a la realidad” (1999: 9). La aclaración “más o menos” explicita que el enunciado se aleja tanto del discurso histórico como del realismo literario, ya que en ambos casos sería intolerable admitir esa situación irresoluta. Por otro lado, la novela pierde sustento, en su comparación con los hechos sucedidos, frente a los partes de guerra. Entonces ¿Qué sucede? Vonnegut rompe con el estatuto de verdad y desnuda los procedimientos literarios de construcción, y a través del humor solapado y la ironía establece su estrategia para la conformación de un narrador que, a través de su ethos, se legitime y  busque la confianza del lector para seducirlo.

El ethos prediscursivo y el tono

Hasta aquí, todos los estudios parecen apuntar sólo a la figura del ethos en la enunciación, pero debemos tener en cuenta que existe una elaboración previa. Maingueneau (1999) afirma que

Si el ethos está esencialmente unido al acto de enunciación, no se puede sin embargo ignorar que el público se construye también con las representaciones del ethos del enunciador incluso antes de que comience a hablar. Parece necesario, entonces, establecer una primera distinción entre ethos discursivo y ethos prediscursivo. (P. 2-3)

Del mismo modo que existe una interacción entre lo que el enunciador dice y lo que muestra se debe pensar una interacción entre el ethos discursivo y el ethos prediscursivo. Esto parece quedar muy claro en discursos políticos o publicitarios en donde cada uno de los destinatarios ya se predispone de cierta manera ante los enunciadores, pero en el terreno literario se presentan ciertas dificultades, no sólo porque al abrir una novela no se sepa nada de ella, sino también debido al carácter extemporáneo que exhiben. De este modo, como lectores de un tiempo impreciso respecto al momento de enunciación, se nos obliga a tomar como prediscursivos a otros enunciados que, a la sazón, también son discursivos, pero fechados con anterioridad. En el caso de Matadero cinco no debemos olvidar los veinticuatro años que median entre el hecho invocado y la aparición del libro. En ese lapso de tiempo, Vonnegut se encargó de difundir La masacre de Dresde en conferencias y en los prólogos de sus novelas. En la introducción de Madre noche, editada en 1966, se puede leer el relato del bombardeo en Dresde y las oprobiosas participaciones de Norteamérica e Inglaterra: “Las bombas no perseguían objetivos concretos. Se esperaba crear con ellas una enorme conflagración que obligara a los bomberos de la ciudad a guarecerse en los refugios subterráneos” (Vonnegut: 1974, 9).

_____ En el momento de publicación de Matadero cinco, los lectores de las obras anteriores de Vonnegut tenían una idea de los sucesos de Dresde, el papel que le cupo al escritor y la injerencia norteamericana en la matanza. La vergüenza o la culpa que el soldado Vonnegut pudo haber sentido por ser norteamericano quizá hayan quedado lavadas en el momento de asumir la tarea de difusor de la masacre. Esta situación, sumada a las intervenciones en reportajes y conferencias en donde Vonnegut descubrió que en EEUU se sabía muy poco sobre lo sucedido en Dresde, fue conformando un ethos prediscursivo que, una vez llegada la hora de Matadero cinco, el lector ya había creado para sí ciertas expectativas sobre ese discurso. Este ethos prediscursivo incide en la conformación del ethos discursivo porque se puede producir un acercamiento político del lector con el escritor o porque le genera cierta empatía el modo en que asumió su situación.

_____ Maingueneau (1999) asimila a todo tipo de discurso la existencia de un “tono”, y no se refiere exclusivamente a la oralidad. Sostiene que “todo discurso escrito, incluso si la niega, posee una vocalidad específica que permite conectarla con un origen enunciativo a través de un ‘tono’ que atestigüe lo que está dicho” (P. 3). A través del tono se complementa la constitución del ethos, ya que no se produce sólo con la voz del enunciador sino también con el cuerpo. No es un cuerpo empírico pero es un cuerpo que establece una postura y una actitud psíquica ante el mundo. Maingueneau (1999) afirma que “Esta determinación de la vocalidad implica una determinación del cuerpo del enunciador (y no, por supuesto, del cuerpo del autor efectivo). La lectura hace emerger un origen enunciativo, una instancia subjetiva encarnada que juega el rol de garante” (P.  3). El lector construye, entonces, a partir de la lectura la figura del garante. En el texto surgen indicios que se relacionan con el modo de actuar ante situaciones determinadas y el modo de conducirse socialmente. El garante posee carácter y corporeidad. “El ‘carácter’ corresponde a un conjunto de rasgos psicológicos. En cuanto a la ‘corporeidad’, está asociada a una complexión corporal pero también a un modo de vestirse y de moverse en el espacio social” (Maingueneau: 1999, 3). El carácter y la corporeidad son inseparables, y se constituyen a través de los estereotipos que posee una determinada sociedad. Estos estereotipos, elaborados por una comunidad, pueden tener rasgos positivos o negativos según el momento histórico en que se produzca la enunciación.

_____ Cuando en 1969 apareció Matadero cinco, a lo largo de EEUU se desarrollaban diversas expresiones pacifistas en contra de La Guerra de Vietnam. El movimiento hippie acaparaba la atención de los jóvenes y, en ese sector etáreo, la paz se afirmaba como un valor positivo. La novela de Vonnegut trastocó los principios del establishment político, reveló el accionar oculto de su país durante la Segunda Guerra Mundial y sacudió las estructuras de la narrativa. Los jóvenes se sintieron identificados con la historia personal de Vonnegut y construyeron un ethos prediscursivo. En relación directa con este carril, Maingueneau (1999) sostiene que “El texto no está destinado a ser contemplado, es la enunciación tendida hacia un coenunciador que hace falta movilizar para hacerlo adherir ‘físicamente’ a cierto universo de sentido” (P. 4). Y el texto no fue contemplado, se convirtió en un símbolo en contra de La Guerra de Vietnam. La figura del garante estuvo a la altura de las circunstancias contextuales del momento y supo legitimar su accionar y modo de ser a través del modo de decir.

Bibliografía
Aristóteles (1990). Retórica (Q. Racionero, trad.). Madrid, España: Editorial Gredos.
Ducrot, Oswald (1984). El decir y lo dicho. Buenos Aires. Hachette.
Maingueneau, Dominique (1999). Ethos, scénographie, incorporation, en: Amossy, R. (dir.) Images de soi dans le discours,
_____ Lausanne-Paris, Delachaux et Neistlé, pp.75-100, Traduc. al español de Elvira Ezcurra: Ethos, escenografía, incorporación, Cap _____ 3, 2006.
Maingueneau, Dominique (2008). Los términos clave del análisis del discurso. Buenos Aires. Nueva Visión.
Vonnegut, Kurt (1974). Madre noche. Buenos Aires. Ed. Sudamericana.
------------------- (1999) Matadero cinco. Barcelona. Anagrama.

   
 
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