Sincronía Otoño 2001


Las asociaciones de extranjeros y su origen:Algunos comentarios para el caso de Alemania

Luis Rodolfo Morán Quiroz


Las asociaciones de intereses representan un escalón en la transición entre, por un lado, el ámbito de la vida individual y la vida íntima de actuación y, por el otro, el ámbito de la vida pública del trabajo colectivo y la política. Las asociaciones de extranjeros en Alemania tienen también una larga data, como deja entrever el apartado anterior, pero en las líneas que siguen nos interesa principalmente el conjunto de las asociaciones fundadas por extranjeros en la Alemania de la posguerra. Cabe comentar, sin embargo, que al igual que las asociaciones de extranjeros en otras latitudes y en otras épocas, una de las primeras motivaciones para la fundación de estas asociones que podrían denominarse étnicas o nacionales, no es precisamente el provenir de un lugar común, sino la necesidad de comunicarse en un idioma que les parece „natural". Es evidente que en algún momento, y muchas veces desde las primeras reuniones para la fundación de una asociación formal, se toman en cuenta otras razones para la construcción de identidades que con mucho rebasan el manejo de un idioma.

Sin embargo, a lo largo de este trabajo nos permitiremos ajustarnos a la hipótesis de que las reuniones de extranjeros primero se facilitan por el manejo de un idioma común, y sólo después de establecida una comunicación les es posible comenzar a discutir acerca de otros objetivos y funciones de la asociación. Es decir, no toda reunión informal de extranjeros conduce a la fundación de una asociación, pero sí es posible encontrar que la búsqueda de soluciones a problemas con los que se topan como extranjeros en una sociedad de llegada, les motiva a buscar soluciones organizadas y reiterativas, en vez de dependientes únicamente de los recursos con los que cuenta cada individuo o familia recién llegada. En principio, las asociaciones en general parecen surgir de la necesidad de resolver problemas que afectan a un grupo poblacional, para luego pasar al plano de ser organizaciones de intereses. En este sentido, las organizaciones de extranjeros surgen en la mayoría de los casos a partir del reconocimiento, en reuniones no planeadas e informales, de problemas comunes que requieren de una solución más o menos estables.

Evidentemente las asociaciones, en especial cuando cuentan con un local para pasar el tiempo libre o con una oficina para la atención de problemas de una determinada nacionalidad o de un determinado grupo lingüístico (hay quien asegura que ellos no prestan servicios a quienes portan un determinado pasaporte, sino a quienes tiene problemas que sólo pueden comunicar en su propio idioma: entrevista Herr Mauck, Munich, marzo 2001), sirven para favorecer la reunión de personas que comparten algunos problemas, o que tienen intereses en común. Estas reuniones en buena parte de los casos sirven para promover la relación dirtecta entre los connacionales, quienes comparten un idioma e incluso antecedentes geográficos, históricos y culturales.

Una vez superado el primer momento de reunión informal entre quienes comparten un mismo idioma y que se dan cuenta de que comparten un mismo conjunto de problemas en una sociedad de llegada (entrevista Eretekin Özcan, Berlín, marzo 2001), hay dos caminos generales de orientación de las asociaciones de extranjeros. Además de la necesidad primaria de atender a los interlocutores con los que se tiene una relación personal, las asociaciones se plantean la decisión de organizar sus acciones en relación con la sociedad de partida (y por ello algunos reproducen en la sociedad de llegada las organizaciones políticas y de ayuda al terruño) o en relación con la sociedad de llegada (con lo que de alguna manera genera organizaciones paralelas a las de la sociedad receptora para resolver problemas que tienen en su calidad de extranjeros: conseguir documentos para la estancia, trámites para la reunificación familiar, para conseguir un trabajo, una vivienda, pagar impuestos, entre otras).

Una línea más o menos general parece encontrarse en el origen de las asociaciones de extranjeros en Alemania. Aparentemente, diversos elementos de la cultura alemana se combinan con las necesidades de los integrantes de estas asociaciones para generar condiciones específicas para la multiplicación de estas organizaciones. Por una parte, la tendencia en los actuales territorios alemanes a la creación de Bruderschaften data de siglos atrás, de la misma manera que las agrupaciones gremiales, con una membresía de carácter más obligatorio y pre-establecido, fueron complementadas por asociaciones a las que se ingresaba de manera libre e individual. Así, esta membresía basada en los intereses de los miembros cristalizaría la tendencia y la necesidad de agruparse, matizándola con la generación de asociaciones en las que el miembro se unía con personas cercanas en intereses afectivos o deportivos.

Aparentemente, las asociaciones de extranjeros (en muchos casos, por las especificidades legales alemanas, el término incluye a los descendientes de personas que llegan de otros países) y de inmigrantes (personas que en algunos casos tienen la nacionalidad alemana pero no nacieron aquí ni han vivido en sus instituciones desde la infancia, como los llamados „spät Aussiedler" con el apellido alemán pero provenientes sobre todo de la ex-Unión Soviética) se generan a partir de la conjugación de al menos cinco factores:

1. una cerrazón relativa de la sociedad alemana frente a los extranjeros, que se explica por la manera en que los alemanes luchan por conservar una diferenciación entre las esferas pública y privada, y en donde el trabajo y la amistad tienden a vivirse en momentos y espacios diferentes (Dienst ist Dienst und Schnaps ist Schnaps); (1)

2. una tradición alemana que refiere al duelo entre los nobles y su derivación hacia el uso habilidoso del discurso verbal, que reforzaría la tendencia a que quienes no manejaran el idioma alemán quedaran excluídos de gran parte de los círculos de reunión; (2)

3. la tradición de la Stammtisch, en parte derivada de los usos del discurso verbal, en parte como una forma de expresar formas de socialización en espacios públicos entre miembros de un grupo relativamente cerrado, que serviría de ejemplo pero a la vez de forma de exclusión para los extranjeros; (3)

4. una tendencia alemana a la institucionalización de sus agrupaciones informales, que en parte se deriva de la necesidad de generar límites tanto frente a aquellos que no son parte de la membresía, como para asegurar que quienes lo son tampoco traspasen los límites de la intimidad familiar, considerada en la cultura germana como accesible a tan sólo unas pocas personas; (4)

5. la necesidad de los extranjeros en Alemania de reunirse con sus compatriotas, dadas las condiciones de idioma, hospedaje, trabajo. Las asociaciones cumplirían así la función de recepción del inmigrante en la nueva sociedad y de contribuir a su eventual integración. (5)

Un último elemento se ha añadido en las décadas posteriores a la segunda guerra mundial, en especial a partir de los años sesenta, por parte de gobiernos interesados en la generación de grupos locales que conservaran la posibilidad de vínculos entre nacionales de países antes en conflicto. Tal es el caso de los apoyos de los gobiernos de los países europeos para generar Partnerschafts entre ciudades de sus países, en las que se articularan asociaciones y federaciones con representaciones locales. Este fenómeno generó la posibilidad, a fines de los sesenta, de clubes o Gesellschaften (como la Deutsch-Französische y la Deutsch-Englische en Bayreuth, entre muchas otras; véanse las entrevistas a Peter Schmidt y a Hermann Metzner, nov. 2000).

En todo caso, la historia de las asociaciones de extranjeros está aún por escribirse, pero podemos señalar algunos elementos para entender su desarrollo. Las asociaciones fundadas por italianos fuera de su país tienen una larga tradición a partir de la gran cantidad de individuos que dejaron Italia desde mediados del siglo XIX. Los vínculos de los italianos entre sí, una buena parte de las veces, fueron reforzados por esfuerzos partidistas de conservación de solidaridades políticas con los exiliados y emigrados, al mismo tiempo que a través del interés de la iglesia católica por la conservación de sus fieles incluso más allá de las fronteras de Italia. El caso más notorio de conjugación de los esfuerzos de reforzar las identidades nacionales italianas con las religiosas es el de Juan Bautista Scalabrini, quien inició esfuerzos formales desde la iglesia por atender a los italianos emigrantes, para luego extenderlos a las demás nacionalidades. El esfuerzo de Scalabrini y de las congregaciones fundadas por él (una de religiosos, otra de religiosas, y otra de católicos laicos) es notorio también porque en la Italia de su época se libraban importantes conflictos entre la iglesiade Roma y las fuerzas interesadas en la unificación de Italia bajo un régimen que no dependiera de la autoridad papal. En medio de las luchas que en Italia condujeron al concordato entre la iglesia y el estado, Scalabrini desarrolló la mayor parted e sus esfuerzos de apoyar y organizar a los italianos y a los católicos, dos identidades que en su visión debían coincidir, pero que los hechos políticos y las ideologías en orno al poder de la iglesia y de la República parecían contradecir: Años más adelante, sin embargo, la iglesia a la que se le delimitó territorialmente, sabría vincularse con otras ideologías nacionalistas. En cualquier caso, los italianos tienen una larga historia de organización fuera de su terrtorio nacional y tanto los partidos como las organizaciones católicas directa o indirectamente vinculadas con los migrantes han realiazado una importante labor de organización y seguimiento de los emigrados. Algunas de las asociacioens enlistadas en el grueso directorio de asociaciones de italianos en el mundo, enlistan algunas de las primeras que fueron en Alemania desde 1948. Ya el régimen de Mussolini se había preocupado por conservar las ligas con Italia por parte de los italianos en el extranjero y por ello incluso antes de la guerra y de los contratos de trabajadores huéspedes se daba una persencia organizada de los italianos en Alemania y en otras partes del mundo. Para fines de la época de los contratos, existían unos 260 clubes italianos registrados en Alemania; de ellos 25 enla circunscripción consular de Munich, 22 en la de Nuremberg y tres en la circunscripción de Berlín. Para 1980, el número había ascendido a 540; 34 de estas asociaciones en Munich, 26 en Nuremberg y 12 en Berlín. En el año 2000 estaban registradas cerca de 600 organizaciones en Alemania; 52 en la circunscripción consular de Munich, 43 en Nuremberg y 12 de ellas en Berlín. A diferencia de los griegos, que afirman que la mayoría de los emigrados pertenecen o al menos frecuentan un club o asociación griego, los italianos no parecen tener el mismo interés en esa participacíón, pues se calcula que sólo un cinco por ciento de los inmigrados participaba en alguna asociación o club italiano para el año de 1978 (es decir, unos 30 mil de los cerca de 600 mil inmigrantes). En los últimos años, los italianos han comenzado a constituir federaciones que intentan reunir a las asociaciones en Alemania (tres actualmente), pero también los oriundos de determindas regiones, en cuyos orígenes hacen énfasis en la fundación de organizaciones, han estado interesados en fundar federaciones y confederaciones a nivel mundial. Igualmente, una de las preocupaciones de los grupos de emigrados ha sido el de conservar la identidad italiana y través de los clubes y por ello inisisten en la necesidad de recuperar "las generaciones perdidas" de los jóvenes descendientes de italianos pero nacidos en el extranjero (Cfr..entrevista Graziano Tazello, Basilea, 10 de abril 2001)

En el caso de los españoles, las asociaciones se formaron a partir de la percepción que ellos señalan (entrevista Joseph Geigl, octubre 2000) de la dificultad de comuniacrse en un idioma y en un contexto cultural muy distinto al de su lugar de origen. Las asociaciones de españoles que llegan a Alemania a trabajar como „Gastarbeiter" se generan a partir de la necesidad de comunicación, pero eventualmente el gobierno de Franco, que accede a estos contratos, tiene un interés en apoyar este tipo de asociaciones como una forma de controlar y estar al tanto de las actividades de los españoles fuera de España. Sin embargo, las asociaciones en el extranjero fueron capaces de generar espacios de discusión y de propuesta opositoras al régimen franquista. Una asociación vinculada al franquismo y apoyada por el régimen sería el centro gallego de Nuremberg, mientras que una instiución opositora, la primera asociación de extranjeros fundada en Alemania y la segunda en Europa, sería el centro español de Nuremberg. Las asociaciones españolas tienen de algún modo una relación estrecha con los elementos religiosos de la doctrina de la iglesia católica, pero no siempre tienen una ligazón positiva con la jerarquía eclesiástica. Sea como sea, las agencias vinculadas con la iglesia católica han sido un conducto importante para los emigrantes de esta nacionalidad, al igual que para otros que llegaron a la Alemania de los sesenta (entrevista Centro Español de Nuremberg, octubre 2000; Lehmann s/f. [ca. 1999]). Por ejemplo, Lehmann señala que existieron dos olas importantes de fundación de asociaciones de extranjeros en la ciudad de Ulm, una a fines de los sesenta, en que comenzaron a registrar sus agrupaciones (lo que no significa que no tuvieran previamente alguna forma de clubes informales, de puntos de reunión o de momentos de discusión entre miembros de una nacionalidad o grupo étnico), y otra después de que se cancelaron los contratos para los trabajadores huéspedes, en 1973. La caída del muro marcaría en la ciudad bávara de Ulm el surgimiento de otro conjunto de asociaciones pertenecientes a los grupos de inmigrantes provenientes de naciones con relaciones previas con Alemania del este. Es decir, tras las asociaciones fundadas por los trabajadores huéspedes, se suscitaría un aumento de las asociaciones vinculadas con los inmigrantes que solicitaban asilo en Alemania, para luego ser seguidas por la fundación de uniones por parte de extranjeros que habían tenido oportunidad de tener contactos con la antigua Alemania oriental.

Por su parte, los griegos declaran que las asociaciones fundadas en Alemania primero sólo servían para que se reunieran los trabajadores de origen griego que habían llegado a partir de 1960 con el contrato temporal, pero pronto se convirtieron en una posibilidad de apoyar las actividades políticas opositoras al régimen dictatorial griego de los sesenta. Las asociaciones griegas evolucionarían hacia la difusión de la cultura una vez que se acaba el régimen fascista, y se ocuparían de mejorar las condiciones de las siguientes generaciones en vez de las suyas propias (entrevista en Berlín, marzo 2001). Además de la llegada a Alemania de trabajadores griegos desde 1960, en 1967 se suscitó un flujo que tenía más motivaciones políticas que económicas. Según las declaraciones de los propios directivos de la „congregación" griega que agrupa a varias organizaciones (Griechische Demokratische Gemeinde, e. V., entrevista marzo 2001), la mayoría de los 12 mil griegos residentes en Berlín son miembros de esa federación que ha evolucionado de ser un club de reunión para trabajadores a un grupo con interses políticos, hacia su actual función de realizar trabajo social de apoyo a los compatriotas y cultural en el sentido de apoyar las escuelas que el gobierno griego financia en Alemania y sobre todo de promover la difusión del idioma y la cultura griegas en ese país.

Las asociaciones fundadsas por los turcos son actualmente más diversas, en buena parte por la gran diversidad de intereses que atraen a la creciente minoría más grande de Alemania (junto con los yugoslavos). Ya en 1962 se habían comenzado a fundar asociaciones (sobre todo de estudiantes y trabajadores. En 1965 se fundó una de las primeras asociacioens deportivas de extranjeros en Berlín, la Türkspor. También en la década de los sesenta se comenzaron a fundar asociaciones para unirse a orar en forma colectiva, y luego para conseguir espacios fijos para las actividades religiosas y para la fundación de mezquitas en el lugar de acogida. Para inicios de los setenta, las asociaciones tuvieron un tinte marcadamente político tras el golpe militar de 1971. Los emigrantes políticos de Turquía encontraron su principal destino en Alemania. Así, los turcos (entrevista y texto de Özcan) se encontraron en una situación de oposición al régimen del golpe militar en Turquía, pero también se vieron en la conciencia de que los inmigrantes debían organizarse para permanecer en la sociedad alemana. Según Özcan, desde que se fundó la primera asociación turca en Alemania (de orientación de izquierda en el abanico político), con sede en Berlín, en noviembre de 1967, estas asociaciones evolucionaron hacia una orientación de su trabajo para favorecer la integración de los turcos en la sociedad alemana. Este fenómeno se suscitó a partir de que los trabajadores se dieron cuenta que sin importar la situación política en Turquía ellos y sus hijos ya no regresarían a su país, sino que debían organizarse para mejorar sus condiciones en Alemania, al mismo tiempo que para lograr la conservación del idioma turco, la conservación de su religión, y el trabajo que partía de la necesidad de que los turcos encontraran mejores oportunidades de educación y con ello de trabajos mejor remunerados y de capacidad de decisión en su comunidad y en la sociedad alemana. Las organizaciones turcas parecen haber seguido un mismo proceso de desarrollo que las de otras nacionalidades, es decir, desde las reuniones informales de trabajadores que se consideraban a sí mismos como temporalmente en Alemania, hacia personas más comprometidas con el acontecer político en su país, y por ello vinculados durante los setenta y ochenta a partidos de izquierda o de derecha (con las correspondientes asociaciones en suelo alemán), hacia la búsqueda de mejores condiciones para los turcos en la sociedad receptora.

Según Lehmann (s./f. [ca. 1999]: 9) a medida que pasaron los años y avanzaban la década de los setenta, las asociaciones comenzaron a incluir, además de los trabajadores originales, a sus familias. Por otra parte, los regímenes locales comenzarían a despertar el interés en la aceptación y tolerancia de los extranjeros por parte de los alemanes, a la vez que se promovía entre los extranjeros, fueran o no miembros de las asociaciones, el interés por participar en festivales multiculturales. El primero de estos festivales, realizado en Munich a principios de los setenta, según relatan Dunkel y Stramaglia-Faggion (2000), incluiría una importante participación las asociaciones de extranjeros. Estos festivales parecen marcar el inicio de los esfuerzos por incluir a los extranjeros en las tareas de integración en la nueva sociedad.

A medida que evolucionan los flujos migratorios, las asociaciones se ven modificadas en el énfasis que dan a diversar tareas. De los primeros momentos en que los extranjeros se organizan informalmente para hablar de sus experiencias, compartir noticias de su país natal, intercambiar opiniones acerca de los alemanes, la organización de sus intereses los va alejando de los juicios sobre la sociedad alemana y sus miembros a medida que se integran ellos mismos en la sociedad (según se desprende de la discusión en la reunión de la presentación oral del trabajo Morán, 2001 en el Centro Español de Nuremberg) y los inserta en la búsqueda de soluciones a problemas de ciudadanos en un nuevo contexto. Igualmente, las asociaciones se ven influidas por las distintas fases y etapas por las que atraviesa la migración y se van especializando en la atención de problemas específicos de los connacionales y sus descendientes en la sociedad receptora. Así, de ser en general asociaciones de tiempo libre y de difusión de la cultura, sobre todo las asociaciones de turcos en Alemania, mucho más numerosas en los últimos años que las demás (un hecho que se explica también por ser una de las dos más grandes nacionalidades de origen de los inmigrantes) se han convertido en asociaciones de padres de familia, de salud, de mujeres, de profesionistas, de académicos, de empresarios. Las asociaciones de extranjeros echarían mano de sus recursos idiomáticos y de sus lazos informales para construir así lazos formales primero entre los miembros de la asociación, luego con los otros inmigrantes y sus descendientes conocedores del idioma y con los que pueden realizar intercambios de mutuo beneficio, y luego con las redes con funciones similares en Alemania y con las redes generadas en sus países de origen (por ejemplo para el intercambio académico, la recepción de nuevos imames, el comercio con Turquía desde Alemania). En otras palabras, las asociaciones de extranjeros han evolucionado de tal manera que se puede afirmar que existen asociaciones que incluyen todo el abanico de los objetivos de las asociaciones de intereses, de tiempo libre y culturales, mientras que existen a la vez asociaciones especializadas que promueven áraes específicas de acción.

El número y la variedad de asociaciones de extranjeros, y las demandas que realizan a los gobiernos locales, estatales y federal en Alemania, más aquellas que dirigen hacia los gobiernos de las sociedades de origen, las han convertido en un conjunto de interlocutores que parecería demasiado confuso para quienes deben atenderlas. Des tal forma, las diferentes asociaciones han tenido que reorientarse hacia el diálogo con oficinas específicas y en algunos casos sirven de intermediarias de los inmigrantes para la resolución de sus problemas, quienes declaran recurrir a ellas antes que a las agencias oficiales (Fijalkowski y Gillmeister, 1997), pero otras veces las consideran sólo una parte de las ofertas de apoyo para la resolución de problemas.

Congruentes con la necesidad de apoyar a los connacionales, las asociaciones de extranjeros se han convertido en importantes agencias de mediación cultural e idiomática, pero también para conseguir información, contactos y ayuda para la resolución de problemas cotidianos en la sociedad de destino. Desde el punto de vista de las agencias gubernamentales, estas asociaciones pueden lograr muchas cosas mientras tengan la representación de sus miembros, pero un problema que surge es el de qué tan representativas son, pues existen algunas asociaciones con muy pocos miembros que intentan „competir" por los recursos de tiempo y dinero de los gobiernos alemán y del país de origen. Una estrategia en la que coinciden los dirigentes de las asociaciones (por ejemplo la Türkisch-Islamische Union der Anstalt für Religion –DITIB, y la Türkische Gemeinde zu Berlin –TGB, la Griechsche Demokratische Gemeinde en Berlín y la Griechische Gemeinde en Munich), las autoridades del país de origen (cónsul general de Turquía en Berlín, empleados de la embajada griega en Berlín, ex-embajador de México en Alemania), los empleados de agencias religiosas y gubernamentales (por ejemplo las iglesias y el gobierno de la ciudad en Munich) consiste en que las diversas asociaciones se unan en federaciones para reducir el número de interlocutores. Según diversos entrevistados, las asociaciones pueden así establecer consensos entre ellos en cuanto a qué proyectos les interesa atender de manera prioritaria, y promover que las asociaciones faciliten recursos a los miembros y a los connacionales.

En meses recientes, la discusión acerca de la integración de los extranjeros ha resonado de manera importante en los locales de las asociaciones y en las reuniones de miembros de estas organizaciones. Una de los temas recurrentes es cómo, a pesar de que los extranjeros fueron rápidamente integrados al trabajo, ello no significa que se haya logrado la integración social plena. De alguna manera, el manejo del idioma y el acceso a oportunidades educativas incide también en cómo distintos grupos nacionales se pueden o no integrar en el mercado de trabajo. La discusión vuelve así a plantear que no es suficiente con conseguir un trabajo, sino también es necesario establecer una estructura de oportunidades que se acerque lo más posible a la que está disponible a quienes manejan el idioma desde sus primeros años de existencia y tienen la nacionalidad y el estuto legal que les da acceso a una serie de recursos y oportunidades a los que los miembros de las asociaciones aspiran (para algunos argumentos en torno a la discusión de los procesos de integración frente a los de asimilación, Leveau y Schnapper, [1987] 2000; Obendörfer, 1998; Beger, 2000; Wedell, 1999; Münz et alt, 1999; Bade, 1994; Weirauch, 1993; Özcan, 1999.

NOTAS

[1] „Germany is neither a melting pot society, nor is it mobile. Germans have remained in the same geographic region for centuries and had little interaction with foreigners. The influx of guest workers (Gastarbeiters) from Turkey, Yugoslavia, Italy, Pakistan and Greece is relatively recent. (The largest group are the Turks who seek to maintain their own culture and religion and live in little enclaves and there has been little intermingling with Germans. In fact, it is very distressing to the Germans that the Turks do not show signs of wanting to become acculturated). Many Germans stay where they were born and raised and limit their interaction to family and a close group of friends. Compared to Americans they are not used to meeting and interacting with strangers at home. As a result, they treat the Ausländer with a certain warines.“ (Edward T. Hall y Mildred Reed Hall, 1983:45). Del mismo modo, Greg Nees (2000: 46-54) insiste en la separación entre las esferas pública y privada y señala la clara diferenciación entre el espacio del unter uns y los demás espacios de interacción, lo que ejemplifica con la diferenciación en el uso de los términos Sie y Du del idioma, pero también en la gran diferencia entre ser amigos y ser conocidos. Igualmente en los patrones de comunicación de los alemanes en comparación con los estadounidenses (cfr. también Nees, 2000: 65-85).

[2] Norbert Elias (1993:88 y ss.) señala cómo funcionaba el duelo como un conjunto de reglamentaciones no escritas que iban por encima de la ley en los cánones oficiales. Cabe mencionar que el mismo Elias afirma que la integración social tardía de la que Alemania es un caso haría que algunas instituciones antiguas se refuncionalizaran para adaptar esta función de integración. Esta forma de funcionamieto de las „gute Gesellschaften“, mejor desarrollada en Francia e Inglaterra, parece estar en la base de las ligas estudiantiles alemanas y el diseno de los criterios para la membresía (Elias, 1993: 66 y ss.).

[3] Al respecto vale la pena consultar las obras ya mencionadas de Nees (2000) y de Hall y Reed Hall (1983) para una exposición de los temas de la discusión, la Unterhaltung y la exposición expresa de la Stammtisch como forma de socialización entre un grupo de conocidos que se reúnen periodicamente como clientela estable de un lugar para comer, beber y socializar.

[4] En otras palabras, una tendencia a obtener el reconocimiento oficial (en el sentido de formalidad utilizado por Elias, 1993) mientras al mismo tiempo una acción de instituicionalización dirigida a señalar a los demás miembros del grupo de la Verein que sus intereses asociativos tenían fines y actividades definidos

[5] Sabemos ya que esta integración no se da plenamente a menos que el nuevo inmigrante sea capaz de entrar en otras esferas de la nueva sociedad en la que no cuenta con la protección de la red social de su sociedad de origen. Así, los clubes sireven para socializar y conservar los lazos de oriundez y practicar el idioma materno, pero no puede ayudar, y en algunos casos sí parece estorbar, a la integración cultural y linguística en la nueva sociedad. En cambio, algunas asociaciones sirven para integrar al recién llegado en el mercado laboral e incluso para conseguirle escuela y formación, pero no puede asegurar que el nuevo inmigrante se integre en la sociedad a menos que establezca como propósito la gradual separación de sus miembros, propósito que no puede proponer sin el riesgo de su propia desintegración. Véase Richard Münz et altere (1999:118 y 133-148) en cuanto al problema de la integración, cuando apuntan cómo el contacto estrecho con sus coterráneos es una ventaja sólo al principio. En sus palabras: „Enger Kontakt zu den eigenen Landsleuten ist nur in der Anfangsphase nach der Zuwanderung von Vorteil“ (Münz, 1999:118).


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