Sincronía Otoño 2002


La Mulata en la expresión artística

Guadalupe Mejía Núñez
Universidad de Guadalajara


La Mulata, ha sido fuente de inspiración en diversos expresiones artísticas. Los antecedentes de la mujer de piel oscura los encontramos en la literatura hebraica: El Cantar de los Cantares, cantos de amor del rey Salomón y Sulamita, que evidencian la belleza de una mujer de piel oscura, ella se proclama hermosa y justifica el oscurecimiento de su piel, a causa del sol: "Nigra sum, sed formosa"

Tengo la tez morena, pero hermosa, muchachas de Jerusalén,

como las tiendas de cadar, los pabellones de Salomón

no se fijen en mi tez oscura,

es que el sol me ha bronceado:

enfadados conmigo, mis hermanos de madre

me pusieron a guardar sus viñas;

y mi viña, la mía, no la supe guardar. (1)

En realidad se trata de una mujer de tez oscura que explica la transformación que ha sufrido el color de su piel, a causa del sol. La belleza femenina estaba asociada a lo blanco, el texto lo constata al equiparar la belleza de Sulamita con la blancura de las flores:

(Ella) Soy un narciso de Sarón, una azucena de las vegas.

(El) Azucena entre espinas es mi amada entre las muchachas.(2)

El Rey Salomón enaltece la belleza blanca de su amada, aún cuando su tez es oscura: « …tú, la más bella de las mujeres »(3) en ambos enamorados es evidente la trascripción de valores culturales de la época que se inclinan por lo blanco como símbolo de belleza.

La Mulata surgió de un activo mestizaje iniciado durante la Colonia, la mezcla de dos razas dio por resultado un estereotipo de belleza y sensualidad que constituyó una fuente de inspiración en las corrientes artísticas de Hispanoamérica. Su valorización se ha dado dentro del contexto del placer; es amante o prostituta, no se la concibe como esposa del blanco ni del negro, tampoco se la incluye dentro de una práctica religiosa-cristiana, ya que su belleza y su atractivo han sido asociados a lo diabólico. La fusión de dos sangres y dos culturas han dado a esta mujer, una exuberante sexualidad que se describen en la poesía y la narrativa hispanoamericana a través de imágenes y metáforas que la asocian dentro de un espacio paradisíaco.

Por lo que respecta al tema de la mujer Mulata en la poesía hispanoamericana, son varios los escritores que a ella han recurrido. En el periodo 1926-1940 surgió el movimiento de la poesía negrista, inaugurada por el puertorriqueño Luis Palés Matos(1899-1959), el tema fue abordado con el deseo de reivindicar social y culturalmente a negros y mulatos, quienes a través de la historia habían sido víctimas de la discriminación racial y la esclavitud.

El término negro tenía un valor peyorativo asociado a lo feo, lo inferior y lo salvaje, el vocablo nace según René Dépestre a partir de que el hombre de tez oscura es tratado como esclavo: "Avant l’aventure de la traite négriere et de la colonisation, le mot nègre n’existait pas." (4) La trata de negros había crecido enormemente durante la colonización de América, en esta época negros y mulatos ocuparon la posición más baja de las jerarquías sociales, siendo el color más oscuro de la piel, quien realizaba los trabajos más pesados. No se consideraba necesario que el esclavo mereciera un trato diferente, pues el color negro estaba asociado a la fealdad y la maldad.

La presencia del negro en la literatura hispanoamericana data de siglos atrás, pero fue, según Mónica Mansour, en el teatro del siglo XVI cuando aparece como personaje y con peculiaridades de un castellano mal pronunciado, características que siglos más tarde vienen a ser uno de los rasgos estilísticos de la poesía negrista.

 

Las alusiones a la belleza de la Mulata han sido asociadas a una connotación sexual, ya desde el periodo Colonial el español Juan Caviedes en la poesía Caballeros chanflones señalaba a la :

Manda que las cuarteronas

tengan sin tasa el valor,

porque todo lo trigueño

anda caro el día de hoy.

Manda que toda mulata

la del turbante mejor

que al cielo sube el copete

para ser presa del sol,

dé los cariños a cuarto;

porque una pobre afición

les pide una ceña vuelta

en un medio real de amor ("Pregón" fragmento)(5)

Durante el Romanticismo, el cubano Francisco Muñoz del Monte (1800-1868) abordó el tema de la Mulata desde la perspectiva social en que se la ha concebido: diabólica, salvaje, erótica e insaciable, se muestra victoriosa ante su presa: el hombre blanco

 

Es la mulata la fatal manzana

que al suelo arroja la infernal discordia;

…………………………………

punto de transición entre dos razas

discordes, implacables, rencorosas,

el Cáucaso por suya la reclama,

como suya el desierto la pregona.

Y la barbarie y la cultura luchan

en su frente tostada y majestuosa,

como en la frente de Luzbel un día

lucharon bien y mal allá en la gloria.

De blanco y negro inexplicable engendro,

sublime cuando quiere se enamora,

insaciable en sus iras como el tigre,

apacible en su amor como paloma.

Antítesis viviente de dos mundos,

cambiante anfibio, esfinge misteriosa,

que el enigma propone a los pasantes,

y al que no lo descifra lo devora.

.......

Y so tu labio morado

luce el diente su blancura,

como el volcán abrasado

ve en su cráter apagado

cuajarse la nieve pura.

Y en cada globo turgente

de tu pecho estremecido,

terso, elástico, latiente,

de magnetismo viviente

se eleva un vórtice fluido.

 

Y el deleite te rodea

como el sol al prado baña;

y su tallo se cimbrea,

y flexible se menea

como palma en la montaña.

Y en tus brazos locamente

el hombre cae sin sentido,

como cae en fauce hirviente

de americana serpiente

el pájaro desde el nido.

….

Y crece, y crece, la embriaguez en tanto,

y crece el suspirar y la lid crece,

y la víctima muerde y se estremece,

y agoniza y sin duda va a expirar.

¡Piedad, por Dios, piedad! No es piedra el hombre,

el placer tiene un límite marcado,

oprobio y confusión al desgraciado

que salva las barreras del placer.

No lo provoques más, Cirse insaciable,

la muerte vela en tu flexible lecho,

y en el horno candente de tu pecho

se enrosca la serpiente del dolor.

¡No más, por Dios, no más! No es piedra el hombre.

No hay más que un ser de bronce: la mulata.

Plegaria inútil. Ella goza y mata,

abre y cierra la tumba a su querer.

Cuando al son de la lúgubre campana

a la fosa su víctima desciende,

la cruel mulata su cigarro enciende,

y a inmolar va otro hombre a su placer. (fragmento) (6)

 

El fragmento de este poema data de 1845, en el se vislumbran aspectos nuevos en el tratamiento del tema e incluso anticipados a su época. A través de este fragmento se perciben símiles y metáforas que describen en un crescendo el erotismo del acto sexual en donde "el hombre blanco le obedece servilmente" hasta expirar rendido de placer.

La fusión de dos razas: negra y blanca viene por consiguiente a crear un nuevo estereotipo de belleza femenina en el que el ritmo, la magia y la sexualidad de la tradición africana se mezclan.

A partir del Romanticismo el tema de la Mulata adquirió una connotación diferente, la poesía se convirtió en la expresión de una conciencia nacional, en la que tuvieron lugar la búsqueda de los orígenes y se hizo una protesta contra las injusticias del sistema colonial. Dentro de éste contexto, el tema negro comenzó a cobrar importancia y se concibió al negro como integrante de una sociedad que había sufrido la opresión del colonialismo. Los poemas que hablan de la Mulata la contemplan desde un punto de vista estético y sensual, pero al mismo tiempo dan continuidad a una valoración negativa en la sociedad, por considerarla un híbrido carente de identidad.

El español Creto Gangá (1811-1871) quien vivió y murió en Cuba, describe la visión social que a través de la tradición se ha tenido de la Mulata:

Es un compuesto de todo,

es entre hereje y cristiana,

es como su misma piel,

entre negra y entre blanca;

es lo mismo que la trucha

que fluctúa entre dos aguas;

pulga que quieta atormenta,

y pacifica si salta;

pimiento que visto, gusta,

y que comido da rabia;

licor que olido conforta,

y que bebido emborracha;

cantárida que da vida

unas veces, y otras mata.

Pero como hemos de verla

no es en estado de esclava,

sino cuando libremente

y por sus respetos anda.

esa, en fin, a quien parece

muy poca toda la acera

por donde pasa, y con cuyos

contoneos de caderas

hace agitar por do marcha

cortinas, toldos y muestras. (fragmento del poema Mulata, 1847) (7)

Durante la época del Romanticismo, el tema negro fue tratado con mayor interés que en otras regiones de Hispanoamérica debido a la importancia de la población negra en Cuba.

Ya en el auge del Modernismo, el nicaragüense Rubén Darío (1867-1916) se percató de los prejuicios y la discriminación racial contra los negros en Hispanoamérica, especialmente en Estados Unidos de Norteamérica, su obra en prosa, inspirada en nobles ideales humanitarios habla del tema. El único poema de tema negro que se le conoce es la negra Dominga, escrito desde una perspectiva estética y sensual, en donde se concibe a la mujer negra en un entorno exótico, alegre, de colorido y ritmos musicales y muy lejos de abordarla desde su problemática social

 

 

¿Conocéis a la negra Dominga?

es retoño de cafre y mandinga,

es flor de ébano henchida de sol.

Ama el ocre y el rojo y el verde,

y en su boca, que besa y que muerde,

tiene el ansia del beso español.

Serpentina, fogosa y violenta,

con caricias de miel y pimienta

vibra y muestra su loca pasión:

fuegos tiene que Venus alaba

y envidiara la reina de Saba

para el lecho del rey Salomón.

Vencedora. Magnífica y fiera,

con halagos de gata y pantera

tiende al blanco su brazo febril,

y en su boca, do el beso está loco,

muestra dientes de carne de coco

con reflejos de lácteo marfil. (8)

Al igual que Darío, el mexicano José Juan Tablada (1871-1945) recurrió a la figura de piel de ébano como un recurso de exuberante sensualidad, descrita a través de símiles, imágenes y metáforas que la asocian a los frutos, lo salvaje y exótico de la naturaleza describen el ritmo cadencioso de sus caderas equiparable al vaivén de la hamaca:

Mi cuerpo es una hamaca

tropical con vaivén de danzón;

mis labios tienen miel de níspero;

mi cuerpo es un jardín nocturno;

mis senos dos guanábanas;

mis ojos dos cocuyos...

Esos que mascan goma, vengan,

¡aquí hay candela!

De la reina de Saba, Salomón

amaba la candela;

vengan; para encenderse el corazón

¡aquí hay candela! (Canción de la Mulata, fragmento) (9)

Dentro de las formas del haiku japonés, Tablada recurre a él, con la concepción del misterio y encanto que caracteriza a la mujer Mulata, retomando el color oscuro de su piel desde la tradición hebraica en la reina del Saba. Tablada sitúa a la Mulata en condición de mujer fatal dentro de un entorno hedonista-paradisíaco en donde los contrastes claro-oscuro (piel obscura- lágrimas blancas) la integran en su condición humana:

La mulata de ébano

mece en una canción

como en fácil hamaca

su candor animal.

Y abre su faz lustrosa

de anona tropical

la miel de una sonrisa

granizo y bermellón

El cabello es pavesa

de la hoguera sensual

de sus ojos abiertos

en la estrangulación,

Del cuello y la garganta

henchida de pasión

que agrieta con su sangre

un hilo de coral...

Oh poeta maligno

que a Salomón arrancas

el Nigra sed formosa

broquel de tu desliz!

 

 

 

Tapándose los ojos

que dan tus novias blancas;

y tú desde el crepúsculo

de un pésame infeliz.

Ves, al huir la Conga,

que sus móviles ancas

en el Desierto pierden

las yeguas de Belkiss.

Jaikai

Lágrimas que vertía

la prostituta negra

¡blancas, como las mías!

 

 

Otro poema sobre el tema es Nombres negros en el son del cubano Emilio Ballagas (1908-1954):

Rita de la madrugada, Rita de la noche tibia,

Rita Barranco, mulata, tu nombre cálido y lindo,

Tu voz, tu color…envuelven en pulpa de tamarindo.

(Fragmento) (10)

En ocasiones nos encontramos con una transposición de la Mulata en instrumentos musicales:

 

Para mí se hace el talle de la guitarra

esbelta como una mulata

que canta en la noche endulzada de estrellas

mientras le acariciamos con indolencia el vientre.

(Emilio Ballagas, fragmento) (11)

 

 

 

El dominicano Manuel del Cabral describe el cuerpo de la Mulata como una composición musical:

 

 

Sobre las marejadas de la hamaca

meces tu carcajada de maraca:

como si de repente fabricaras la aurora

en tu carne de cuero de tambora,

de tambora, que a veces, roncos ruidos arrancas

para las tempestades de tus ancas.

( fragmento, Trópico suelto I ) (12)

 

Los recursos que utiliza la poesía son metáforas referentes al color, texturas, aromas y movimientos en donde el paisaje y el ritmo musical son propios de tierra caliente.

La mujer de piel de ébano, siempre aparece altiva, orgullosa de su belleza y de sus cualidades, no existe en ella sentimiento de inferioridad, por el contrario, su presencia tiene un aire de superioridad fundamentado en la sexualidad, ya que su presa, es el hombre blanco, quien agoniza ante ella y claudica ante sus encantos.

 

El puertorriqueño Luis Palés Matos (1899-1959) inspirado también en la Mulata escribió:

Eres ahora mulata

todo el mar y la tierra de mis islas.

Sinfonía frutal, cuyas escalas,

rompen furiosamente en tu catinga.

He aquí en su verde traje la guanábana

con sus finas y blandas pantaletas

de muselina; he aquí el caimito

con su leche infantil; he aquí la piña

con su corona de soprano…Todos

los frutos ¡oh mulata! Tú me brindas

en la clara bahía de tu cuerpo

por los soles del trópico bruñida. (13)

 

Nicolás Guillén escribió varios poemas sobre la situación social que vivía el hombre de tez oscura. El movimiento de la poesía negra (1928-1940) se integró a la poesía nacional por ser un elemento en la búsqueda del carácter nacional de los países hispanoamericanos; dentro de una protesta contra la injusticia social y explotación del capitalismo e imperialismo extranjero, la poesía ve al negro "desde dentro" esto implicaba hablar como él, pronunciar el español como él, sentir, llorar y reír como él. Guillén ha sido uno de los máximos exponentes de este género, ya desde Sor Juana se transcribía la pronunciación del negro en la poesía y se hacía uso de la onomatopeya para reproducir sonidos musicales negros, pero es en Cuba con Guillén, donde este movimiento alcanzó su plenitud. Su obra ha sido considerada la cumbre del movimiento por representar el proceso de transformación del negrismo africano al "latinoamericanismo", su poesía tiene un nuevo vigor, es rumba y son que canta y baila al ritmo de la poesía, la sensibilidad cubana integró la cultura africana en la poesía hispanoamericana. Sobre la Mulata escribió el siguiente poema:

Ya yo me enteré mulata,

mulata, ya sé que dice

que yo tengo la narise

como nudo de cobbata.

Y fíjate bien que tú

no ere tan adelantá,

poqque tu boca e bien grande,

y tu pasa colorá

Tanto tren con tu cueppo,

tanto tren;

tanto tren con tu boca,

tanto tren;

tanto tren con su sojo,

tanto tren.

Si tu supiera, mulata,

la veddá;

¡que yo con mi negra tengo,

y no te quiero pa na! (14)

En este poema de Nicolás Guillén (1902-1989), la mujer negra, es la esposa o compañera, mientras la Mulata es vista como objeto del deseo, ajena a la raza negra, su mestizaje es producto de otros valores sociales y su presencia es perturbadora de la integración familiar.

La Mulata surgió de un activo mestizaje iniciado durante la Colonia, la mezcla de dos razas dio por resultado un estereotipo de belleza y sensualidad que constituyó una fuente de inspiración en las corrientes artísticas de Hispanoamérica. Su valorización se ha dado dentro del contexto del placer, a diferencia de la mujer negra, compañera del hombre de color. La fusión de dos sangres y dos culturas han dado a esta mujer, una exuberante sexualidad que se describen en la poesía y narrativa hispanoamericana, no se la concibe como esposa del blanco ni del negro (V. supra. La Mulata de Nicolás Guillén), tampoco se la incluye dentro de una práctica religiosa-cristiana, ya que sus encantos han sido asociados a lo diabólico. La Mulata representa lo primitivo y lo salvaje, en oposición a la cultura y civilización del hombre blanco, reproduce el mito de la superpotencia sexual de la raza negra. A diferencia del negro, ella no maneja sentimientos y se le ha concebido a través del imaginario colectivo como imagen de la mujer fatal, que fascina y aniquila.

Por lo que respecta a la narrativa, diversas versiones han surgido sobre la leyenda de la Mulata, entre ellas cabe mencionar a José Bernando Couto, autor de la primer versión escrita y publicada en la revista Mosaico mexicano (1837), con el título de La Mulata de Córdoba y la Historia de un peso, en dicha versión se habla de una hechicera que vivía en Córdoba, pero no se hace alusión al color de su piel,

12 años después, 1869, el jalisciense Aurelio Luis Gallardo escribió entre sus piezas teatrales La Hechicera de Córdoba, traducida al inglés y representada en San Francisco California el 11 de febrero de 1869.

Otros escritores como Ramírez Aparicio (1861), Vicente Riva Palacio en Tradiciones y Leyendas mexicanas (1922), Luis González Obregón en Las Calles de México, Heriberto Frías y varios más han escrito su versión sobre la leyenda de la Mulata de Córdoba. Todos ellos retoman el mito de una seductora Mulata que práctica la magia; cura enfermos, aparece y desaparece en diferentes espacios, se la acusa de hereje y de tener pacto con el diablo, se la lleva a juicio, y antes de ser ejecutada por el tribunal del Santo Oficio, ella pinta una embarcación sobre los muros de la celda y desaparece ante el asombro de los espectadores.

En 1939 Xavier Villaurrutia escribió un escenario cinematográfico titulado la Mulata de Córdoba, 6 años más tarde (1945) se filmó (a partir del 28 de mayo) en los estudios Azteca y en locaciones diversas, bajo la dirección de Adolfo Fernández Bustamante, su estrenó se realizó el día 20 de marzo del mismo año en el cine Palacio de la ciudad de México. El guión fue publicado en la revista literaria El Hijo Pródigo.

Con el mismo título Agustín Lazo (pintor y escenógrafo) presentó (1939) un ballet, musicalizado por Blas Galindo y representado en el Palacio de Bellas Artes y posteriormente en Nueva York.

En 1948 Villaurrutia modernizó el tema, escribiendo un libreto musical para ópera, la puesta en escena se llevó a cabo en colaboración con Agustín Lazo y la escritura musical fue realizada por José Pablo Moncayo. La obra se estructuró en un acto y tres cuadros y se estrenó el 19 de octubre de 1948 en el Palacio de Bellas Artes, bajo la batuta de Moncayo, en décadas posteriores se ha representado tanto en México como en España.

La protagonista de Villaurrutia es un estereotipo de la belleza femenina, es la mujer prohibida que seduce y castiga, personifica la destrucción masculina, enigmática, voluptuosa y bravía. A través de su discurso, reivindica un ansia de libertad e independencia hacia la tutela masculina.

 

Entre los textos más recientes, nos encontramos con algunos que evocan al tema de la Mulata y figuran bajo títulos diversos que deconstruyen el mito de la leyenda; entre ellos cabe señalar Mulata de Tal de Miguel Ángel Asturias, novela en la que el autor reinterpreta las tradiciones del mítico pasado maya-quiché, la novela se publicó en 1963 y cuatro años más tarde (1967) Asturias obtuvo el Premio Nóbel.

La obra tiene como protagonista una Mulata recreada a través del universo mágico de las tradiciones indígenas de Guatemala, Asturias reconstruye el relato oral de antiguas creencias para transportarnos a un mundo mágico de enanos, gigantes, hombres-jabalís y una jerarquía de demonios. El autor le ha dado el calificativo de tal, con el fin de ignorar su procedencia, o insistir en el anonimato de su presencia como trasgresora del orden social en una comunidad.

Mulata del diablo, una novela publicada en 1998 por José Trigos, en ella el autor retoma el tema de La Mulata de Córdoba, para hacer una comedia fálica. La novela se ubica dentro de la literatura de hemoficción; es decir, literatura de lo insólito, el autor habla de la Mulata como estereotipo de belleza, cuya presencia es el fantasma o fijación de la libido masculina. En un estilo directo y procaz el autor nos ubica en un universo de ritos y prácticas diabólicas; el léxico es erótico, fuera de tabúes y prejuicios, el diablo Luzbel o Lucifer entra en cópula con la Mulata y la hace su mujer, a cambio, ella adquiere protección e identidad, además de poderes sobrenaturales y eterna juventud.

La Mulata ha sido valorizada dentro del contexto del placer asociándola con el arquetipo de la femme fatale que hechiza y mata a sus víctimas, ella es la bruja hechicera, transgresora del orden social, no se la concibe como esposa o compañera del hombre, ni se la incluye dentro de una práctica cristiana ya que su belleza va asociada a lo diabólico, al mundo de las tentaciones y del pecado.

El mito de la Mulata ha sido deconstruido a través de diversas versiones, en la mayoría de los casos su presencia corresponde a la de una figura sobrehumana que evoca el mito de la sexualidad negra dentro de un espacio paradisíaco.

Desde la perspectiva de la expresión artística la figura de La Mulata representa lo primitivo y salvaje, en oposición a la cultura y civilización del hombre blanco. Su figura ha venido a constituir un nuevo estereotipo de belleza femenina en donde ella es el objeto de atención. Su imagen se ha construido en torno al mito de la sensualidad y se la focaliza desde una perspectiva masculina, que la concibe como objeto del deseo. Cabría entonces cuestionarnos si desde este punto de vista, el sujeto masculino ejerce la función de colonizador con respecto a la Mulata, ya que la visión que se tiene de ella a través de la literatura hispanoamericana, ha sido descrita desde una perspectiva masculina.

 

 

 

 

 

 

 

Notas

 

(1)"El Cantar de los Cantares" en la Biblia, A.T. Trad., por L.Alonso Schöekel y

Juan Mateos, Madrid: Cristiandad, 1982, p.945.

(2) Id. p.946.

(3) Id. p.945.

(4) René Dépestre, Bonjour et adieu à la négritude, Paris: Robert Laffont, 1980,

p.30
(5) Monica Mansour, la Poesía Negrista, México: Era, 1973.p.70

(6) Id., p.90

(7) Id., p.92

(8) José Luis González, Poesía Negra de América, México: Era, 1976, p.129

(9) Id., p.120

(10) Monica Mansour, Op.Cit., p.180

(11) Id., p.184

(12) Id., p.183

(13) Luis Palés Matos, Tuntun de Pasa y Grifería, San Juan de Puerto Rico:

Biblioteca de autores puertorriqueños, 1974, p.103

(14) Nicolas Guillén, "Mulata" en Obra poética (1920-1972) t.1. Guadalajara:

UdeG.1978, pp.93,94

 

 

Bibliografia

 

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Madrid:Cristiandad, 1982.

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Villaurrutia, Xavier y Agustín Lazo, La Mulata de Córdoba en Obra Completa

México: FCE, 1974.


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