Marx, hoy
Samuel F. Velarde *
En estos tiempos hablar de Karl Marx, puede significar "obsolescencia" o "nostalgia trasnochada" más que ser un peligro revolucionario en el sentido ideológico con que siempre se le vio. Marx, tuvo la mala suerte de ser usado generalmente con fines propagandísticos y panfletarios; esto paradójicamente por varios de sus aduladores. Por otro lado para sus enemigos eternos significaba ateísmo, lucha armada, desorden; pero sobre todo, lo que más temían, era aceptar su postulado de la explotación, ya que no fue un cuento meramente marxista, sino algo que incluso tenía similitud con concepciones del más genuino cristianismo primitivo.
Hoy cuando Marx se encuentra en el museo de la historia, donde los jóvenes lo desconocen por completo y que no representa ya un peligro para el establishment, debemos reconocer en él a un pensador que lo único malo que hizo, fue haber sido un constante crítico de las injusticias que el mismo capitalismo propició, pero que finalmente la historia le daría la razón. Las infamias de un actual sistema globalizador e inhumano, son la muestra general de lo que Marx hace años predijo, más cuando este sistema no ha podido corregir las injusticias que permitieron que el mismo marxismo naciera.
Pero de Karl Marx hay varias cosas que son rescatables. A pesar de estar encerrado en el armario del conocimiento y de la historia, y muy por encima de sus grandes y pequeños detractores. Es necesario volver a sus planteamientos que puedan ayudar en buscar luces en un horizonte oscuro, repleto de seres humanos sin perspectiva económica, cultural e incluso espiritual; pues para rareza de los que catalogan a Marx de ateo o poco sensible a la espiritualidad humana, tuvo la gran capacidad de tocar en muchos de sus escritos, la importancia de la esencia humanista del individuo, que se acerca bastante a una espiritualidad y a una posibilidad de reencuentro con un hombre y mujer nuevos. En el joven Marx muy cercano a Hegel, podemos visualizar a un hombre idealista (aún cuando en su tiempo el idealismo representara el statu quo), donde ahora el idealismo puede ser visto como la posibilidad de buscar y encontrar caminos que ayuden a redimir a un ser humano venido a menos.
Sus conceptos de enajenación, explotación, dialéctica, solidaridad, aún son vigentes. Si bien es cierto que la carga ideológica fue un aspecto que matizó su teoría e hizo chocar tales conceptos con otros no menos ideologizados; hoy los podemos retomar para entender y tratar de corregir caminos equivocados que han hecho de la vida social de principios de siglo XXI algo nada halagueño.
Hoy por hoy, la ideología dominante de un materialismo casi irracional, que ha trastocado el comportamiento humano y lo desvía en aras de la tecnología y el capital cibernético, un poder ominoso de grupos (filósofos del software y las finanzas) que con distintos proyectos desean reproducir sus propios intereses pero que se antojan muy por encima de la mayoría, nos hace pensar en la frase que Marx escribiera en la Rheinische Zeitung. " Los filósofos no nacen de la tierra como si fuesen setas; son el fruto de su tiempo, de su pueblo, cuyas esencias más sutiles, preciosas e invisibles se vierten en las ideas filosóficas...toda filosofía es la quintaesencia espiritual de su tiempo".
Así pues, nuestro tiempo ha reducido al ser humano a un estado de encogimiento intelectual, moral y espiritual, sobre todo en nuestras sociedades caracterizadas por la pobreza y la violentación del estado de derecho. Estamos asistiendo a comportamientos sociales cuasi patológicos, donde el hombre diría Fromm se ha convertido en un homo lupus, únicamente dispuesto a lanzar la mordida contra su prójimo. De igual manera jóvenes que se han perdido en las insulseces de una sociedad desprovista de valores humanistas; donde el cuerpo incluso, se puede lacerar y "adornar" de manera grotesca.
Marx tiene la gran virtud de haber llegado a reflexiones que ahora pueden leerse de forma desprejuiciada ( perdón a los marxistas ortodoxos si aún viven) de manera aislada, como si estuviéramos leyendo a Paulo Cohelo e interpretarse de forma automotivadora. Sin el temor o escozor que antaño causara la palabra comunismo, o el miedo a la estigmatización, encontré un significado de este concepto que para Marx no es más que " la apropiación de la esencia humana por y para el hombre: por tanto, como el retorno total, consciente y logrado dentro de toda la riqueza del desarrollo anterior, del hombre para si como un hombre social, es decir, humano... la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza; y del hombre contra el hombre, la verdadera solución de la pugna entre la existencia y la esencia". Creo que estas palabras no son otra cosa, más que la respuesta a un psicoanálisis colectivo que la sociedad moderna necesita de urgencia; buscar para llegar a uno mismo, un reencuentro con la esencia misma de nosotros, sobre todo evitar el desastre ecológico, esa nueva escatología moderna. O el terrorismo y su combate también violento y demoledor.
Marx fue lanzado al precipicio de la historia con alevosía y ventaja, dicen que de los muertos se hacen leña; este fue el caso. Al caer el Muro de Berlín y la destrucción de la URSS, parece que nuestro personaje perdía validez, sin embargo esos acontecimientos poco tenían que ver con el humanismo y pensamiento marxista, de visualizar al ser humano como un ente complejo y digno de estudiarse dialógicamente. Fuera de la ideología enfermiza de ultraizquierda y de las fobias de ignorancia de la ultraderecha, Marx nos hereda elementos necesarios para observar a los individuos en su profunda naturaleza humana: sus vanidades, miedos y placeres. La dialéctica y su modo de apreciar la historia aclararon las distintas actitudes del comportamiento social. Ante un pensamiento que parecía lineal, Marx posibilita voltear a varios lados y recurrir a las contradicciones sociales, para explicar e ir más allá en la comprensión del desarrollo humano.
Hoy cuando las circunstancias sociales nos han puesto frente a una realidad que se antojan sin explicación (jóvenes que no leen, que no poseen referencias históricas porque les dijeron que era inútil, así como el gran consumo de drogas, violencia sistemática y el vacío existencial de los individuos), creo que Marx al menos; puede ayudarnos a entender tan caóticos momentos. Primero analizando las causas de tales problemas, luego criticando la apatía social o las posturas asumidas ante dichos eventos y por último, buscando alguna luz en el sinuoso y gris camino de este sistema de grandes adelantos tecnológicos, pero en retroceso respecto al valor humano. Hasta Bill Gates y Soros (ambos multimillonarios) se sienten en ocasiones "incómodos" de este proceso globalizador e inhumano.
Volver a Marx, no es en el sentido de revivir la revolución como instrumento de un proletariado siempre ausente en el poder (recordar las camarillas socialistas), eslogan de riesgos y vía infructuosa para conseguir avances sociales (además sería pura demagogia); ni mucho menos convertir en marxistas a los que nunca lo fueron; más bien tomarlo como el gran intelectual que tuvo la enorme capacidad de analizar al hombre en sus diferentes aristas, crudamente; pero tratando de encontrar lo que podría ser su aspecto más humano. Desde la perspectiva marxista la conciencia sería un elemento importante de tomar en consideración, esa posibilidad que tiene el hombre de ver, captar, practicar, cambiar, racionalizar. A propósito Karel Kosik afirma. "La conciencia humana es reflejo y al mismo tiempo proyección, registra y construye, toma nota y planifica". Tal vez esa conciencia es la que se ha perdido en estos tiempos; la cambiamos por una filosofía hueca, la del confort material, el dinero, la autoenajenación, la imagen televisiva, o simplemente nos sirve tan solo para convertir a la mujer y al hombre en entes funcionales; tristemente operativos.
Quitarle la culpa a Marx de lo que se hizo en su nombre no es parte de mi artículo, ni soy nadie para pugnar por ello. Sin embargo sí pudiera recomendar volver a realizar una lectura distinta sobre nuestro personaje; que nos auxilie en la tarea académica cotidiana de comprender aspectos que nos enfrentamos como educadores y transmisores de conocimiento. Esto me remite nuevamente a Fromm que hace énfasis en el ser más que en el tener ." Tener y ser como dos formas distintas de la existencia humana son el núcleo de las ideas de Marx para el surgimiento del Hombre nuevo. Con estos modos Marx avanza desde las categorías económicas hasta las psicológicas y antropológicas" .
Las aberraciones sociales que hoy existen, son producto de un sistema que no es sensible a las necesidades humanas, a lo menos responde a un individuo aislado. Es un sistema donde flotan pensamientos irracionales, mezcla de la ambición y lo insano del hombre. Por fortuna los que estamos en la educación y podemos enseñar los mejores valores a los jóvenes, nos vemos obligados a promover actores sociales sanos, comprometidos con la conciencia práctica; respetando la pluralidad de ideas, pero insistiendo en la necesidad de ir siempre más allá de los supuestos cambios que exaltan a equis o tal persona, solamente entre todos promoveremos los cambios reales, tangibles en materia y espíritu. Tal vez así, Karl Marx nos parecerá todavía útil, en nuestras esperanzas de continuar buscando un mundo mejor. Sin muchos Bin Laden o George Bush.
Notas
1 Lowy, Michael, La teoría de la revolución en el joven Marx, 1978, Siglo XXI, p. 55. México
2 ibid, p.139
3 Kosik, Karel, Dialéctica de lo concreto, 1967, Grijalbo, México, p. 45
4 Fromm Erich, ¿ Tener o ser?, 1985, FCE, México, p.150
Bibliografía
Claudín, Fernando, Marx, Engels y la revolución de 1848, 1975, Ed. S.XXI, México.
Marx, Karl, El Capital libroI, cap. VI, (inédito), 1983, Ed. S. XXI, México.
Lowy, Michael, La teoría de la revolución en el joven Marx, 1978, Ed. S. XXI, México.
Kosik, Karel, Dialéctica de lo concreto, 1967, Ed. Grijalbo, México.
Rodríguez Alonso, Jesús A., Individuo y sociedad en Habermas y Foucault, Mayo 2000, UACJ, Departamento de Ciencias Sociales. documento no. 5
Escuela Nacional de Trabajo Social, UNAM, Metodología de las Ciencias Sociales, Antología, 1989, UNAM, México.
· Sociólogo. Profesor de Sociología en el Instituto Tecnológico de Ciudad Juárez. Ha publicado anteriormente en Sincronía.
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