Juan
Ortega Fuentes
"Si
antes al sujeto político le bastaban las ideas pertinentes para llegar al electorado, hoy
él no sólo transmite sus ideas por medio de las palabras escritas, sino que con sus
gestos y las relaciones de proximidad y lejanía".
Rafael
Del Villar
El
discurso político de fin de siglo se articula sobre la base de establecer oposiciones
entre diversos sentidos, principalmente, con
relación al recuerdo de los gobiernos autoritarios que desde la década de los setenta
asolaron a América Latina. Por lo tanto, la
mayoría de los gobiernos de tendencia progresista de la región, que se encuentran
actualmente en el poder, han debido recurrir a la renovación de su discurso y, por tanto,
de los conceptos asociados a una apertura discursiva ante la opinión pública. Los
conceptos democráticos se instalan como significados importantes
entregados a una ciudadanía que también ha sufrido mutaciones y que, en consecuencia,
está en condiciones de consumir, cambiando así el referente obligado de la
clase política tradicional.
Los procesos de apertura y democratización de los ochenta redefinieron asimismo la
relación del político con ciertos saberes y tecnologías.
Como ya se mencionó en la Introducción, la pérdida de poder y prestigio de los
partidos políticos ha generado un cambio en la clase dirigente, en el sentido que lo que
caracteriza la política desde los años 90 es el surgimiento de una actividad pública
que se desenvuelve preferentemente a través de los medios de comunicación, especialmente
a través de la televisión. Los políticos
asociados a ella son hombres esencialmente carismáticos y cercanos a la
gente. Se trata, en todo caso, de un
fenómeno mundial: los políticos norteamericanos y europeos formados en una cultura
moderna se han ido cada vez más alejando de la política tradicional.[1]
Ricardo
Lagos no escapa a esta evolución[2]. Un Presidente de raíces socialistas, que nos
remite al político que se encuentra en un contexto idóneo para la aplicación de cambios
en la entrega de significados masivos. Lagos
simboliza la socialdemocracia de la Tercera Vía.
Digamos,
por otra parte, que toda entrega de mensaje en cualquier tipo de texto cultural es
polisémica, es decir, remite a un sinnúmero de significados que radican tanto en el
contenido como en la materialidad de dicho mensaje. A nivel del discurso, hoy es posible
apreciar que lo anterior se manifiesta ya no sólo en los mensajes que emanan de un
gobierno, sino también en los expresados a través de los medios de comunicación, en las
acciones concretas del quehacer del ejecutivo y por sobre todo en la forma que toma la
materialidad de dicho mensaje. Entendiendo por materialidad aquel vehículo
transportador de sentido, el que en muchas ocasiones, adquiere más relevancia que el
mensaje en sí[3].
Dicha materialidad/prensa en tanto significante, nos reenvía a diferentes aspectos del mensaje que también adquieren un significado, no necesariamente implícito en el mensaje propiamente tal, pero que puede modificar substancialmente la recepción.
La prensa,
por ejemplo, ha mostrado en estos siete meses de Gobierno las metas establecidas por Lagos
en la campaña por la presidencia, las que ha bautizado como las promesas de
Lagos, centradas fundamentalmente en ocho áreas: adulto mayor, nuevo código de
procesamiento penal, seguro de desempleo, defensoría penal pública, eliminación de
funciones de carabineros, ley de drogas, discriminación por edad y acoso sexual. Al mismo
tiempo, despliega subyacentemente la figura de Lagos más allá de su papel presidencial:
un hombre que recorrió el país y observó en terreno, junto a sus ministros, la precaria
situación que afectaba a miles de chilenos,
fruto de los fuertes temporales ocurridos en el mes de junio. Esto, por un lado, constata
un liderazgo político que implicaba esta estrategia, y por otro, da cuenta del afán de
los medios por mostrar el perfil humano de Lagos[4].
La prensa escrita recogió la siguiente impresión: ...El Presidente se transformó
en uno de los destacados protagonistas durante las fuertes lluvias que afectaron la zona
central del país. Fue él quien anunció las principales medidas del gobierno y decidió
salir personalmente a terreno para recibir directamente las inquietudes de la gente.[5]
Esto puede
reflejarse en el titular de un matutino que reza: Lagos celebró en una
parrillada[6]. Aquí se analiza el fin del
conflicto que enfrentó al Gobierno con el gremio de los camioneros, pero se destaca la
acción coloquial del hombre que comparte en instancias no protocolares.
Lo expuesto
puede ser reforzado por la Prueba de Conmutación[7],
planteada por Roland Barthes, que consiste en introducir artificialmente un cambio en el
plano de la expresión (significantes) y en constatar si ese cambio provoca una
modificación correlativa en el plano del contenido (significado).
Aplicado a
nuestro caso, esto se relaciona con las modificaciones que ha hecho el Gobierno de Lagos
en la manera de entregar su mensaje: una materialidad cargada de nuevos simbolismos. Claro
ejemplo de ello es la imagen corporativa que distingue a esta tercera administración de
la Concertación, cuyo elemento central es un cubo tridimensional, compuesto por varios
cubos menores que en conjunto conforman la bandera de Chile, que reemplazó al tradicional
escudo de metal de la administración de Eduardo Frei.
Este nuevo logo junto al lanzamiento de una página web del Ejecutivo
(http://www.gobiernodechile.cl), pese a que ha generado un rechazo por uniformar en
forma autoritaria los servicios públicos[8],
no deja de evidenciar esta modificación en los significantes.
Esta
operacionalización basada en la individualidad del significante, no tendría sentido si
no tuviera como receptores a ciudadanos aptos para ella. La habilidad de la Secretaría de
Comunicación y Cultura, a cargo de Patricia Politzer, radica en haber dado cuenta de esta
nueva forma de recepción de los significados de un mensaje, donde un signo se transforma
en una infinidad de significados. Estas nuevas categorías de sentido cargadas de
simbolismos son propias de la actual coyuntura teórica y cultural, que mezcla la cultura
clásica (narrativa, simbólica, referencial), con la posmoderna (fragmentaria,
contradictoria, polidialógica).[9]
Ante este panorama, no resulta ilógico pensar que el vehículo transportador de sentido elegido sean los medios de comunicación - aún cuando para estos fines la televisión adquiere más relevancia que la prensa escrita- y no los partidos políticos, plataforma tradicional del político clásico. Las estrategias comunicacionales del Gobierno y el soporte prensa han logrado construir una imagen de Lagos, que resalta con creces a la de sus predecesores.
Imagen que, en tanto es una construcción, puede ser precaria y de ello da cuenta la prensa. El caso que mencionábamos de los temporales que asolaron al país fue uno de los momentos en que esta imagen pudo verse altamente afectada por una sobreexposición[10]. Sin embargo, el mismo Gobierno se ha encargado de defender esta constante presencia de Lagos en los medios, aseverando que desde que asumiera el mando, no ha pasado un día sin que el Presidente de la República... aparezca en los noticieros radiales o de televisión, o encabezando las principales páginas de la prensa nacional, es una estrategia comunicacional que, a juicio del Ejecutivo, ha demostrado ser sumamente exitosa.[11]
El gobierno
de Lagos ha debido enfrentar en pocos meses temas muy complicados, tales como la lenta
reactivación económica, la alta tasa de cesantía que en el mes de octubre llegó a un
10, 7%, el desafuero de Pinochet, el caso de las Indemnizaciones (tal vez el escándalo
político más grave en 10 años de gobiernos de la Concertación), entre otros, todos
temas que no han derrumbado dicha imagen.
A través
de la prensa, los distintos actores políticos han coincidido al asegurar que las
estrategias comunicacionales usadas para bajarle el perfil a estas crisis, se
han realizado con bastante peripecia. La Moneda aplicó la doctrina de
la verdad, es decir, la estrategia de tratar los asuntos delicados con total
transparencia[12]. Tras el caso Indemnizaciones[13], los medios valorarón el hecho de
que Lagos supo salir del paso, estableciendo, al exigir la devolución de los
dineros o la renuncia a los cargos ocupados, un marco ético, político y
legal.[14]
Es dentro del campo perceptivo caótico que instala la posmodernidad, donde se percibe el nicho que está siendo ocupado para reinstalar los conceptos democráticos (de los que hacía referencia el comienzo de este capítulo) en un supuesto inconsciente colectivo. Se colocan en una nueva era cultural ocupando los mismos conceptos (significados) maquillados para este nuevo campo perceptivo caótico (la forma es nueva, pero el fondo es conocido).
La
importancia otorgada al cómo se dice, más que al qué se dice,
se hace patente en nuestros días, en la recepción de cualquier mensaje y signo que
aparezca ante nuestras miradas. La importancia del significante por sobre la del
significado, contemplando la doble articulación del signo lingüístico, es consecuencia
de una sociedad inmersa desde hace años - y en sintonía con la tendencia mundial- en un
acelerado e ininterrumpido desarrollo de una cultura audiovisual (que convive con una
cultura letrada)[15], por lo tanto ya acostumbrada a
situarse como meros receptores de formas, más que de contenidos.
El
estilo de Lagos utiliza tales recursos de materialidad con el fin de hacer
llegar su mensaje. Resulta hasta anecdótico recordar que si bien era un personaje
político conocido, con una trayectoria pública, el ciudadano común lo recuerde desde
que el 25 de abril de 1988, en el programa De cara al país, de un canal
nacional, este hombre haya levantado su dedo índice y emplazado a Pinochet a que se
pronunciara sobre las violaciones a los derechos humanos. Desde ese día se convirtió en
el líder natural de la oposición que, más tarde, conduciría la transición pactada.
Esta imagen ha significado que la prensa reconozca en ese dedo
acusador[16] la impronta que ha traído este
tercer gobierno de la Concertación.
Si se
analizan los medios escritos en lo que va corrido desde que iniciara su mandato, todos han
hecho mención a este estilo de Lagos, a la marca Lagos, el
sello Lagos.
Ejemplos de
dicho estilo abundan. El día en que su madre cumplía 104 años, como es natural fue a
saludarla. Los medios captaron cuando se
bajó del auto con un gran ramo de hortensias blancas y amarillas, reflejando
la imagen de hijo preocupado y querendón, de un concepto de familia integrada, también
de respeto por la gente de la tercera edad; en suma el lado humano de un hombre duro y
muchas veces tajante[17] (nuevamente un
significante, muchos significados). La apertura de La Moneda a la gente, los plazos dados
a sus ministros para solucionar los problemas más urgentes (política de
plazos), la instalación de un monedamático - un puesto de consulta
para las personas- son medidas que avalan lo
dicho.
Insistimos
en todo caso que en la creación de esta nueva imagen, cuidando cada gesto y cada palabra,
la Secretaría de Comunicación y Cultura juega un rol fundamental. Ha sido tan llamativo su despliegue
comunicacional, que la oposición no ha vacilado en declarar que las acciones del gobierno
son más holywoodenses que reales[18]
e incluso su estilo ha sido catalogado de un activismo casi hiperkinético[19].
De este
modo, se han ido constituyendo referentes semánticos que están en la memoria de las
personas desde tal vez desde el día del dedo acusador.
La
semiologización de la política implica una transformación de ésta en una
multitextualidad, donde los sentidos en flujo constante y los signos empleados constituyen
un lenguaje.
Lagos apela
a un receptor múltiple. La pluralidad del destinatario supuesto de los discursos del
Presidente se pone de manifiesto en las alocuciones hechas para un receptor que no es un
actor social, el sujeto ya no es el pueblo, es el individuo. Sus mensajes van enviados a
los chilenos y a sus familias, a sus mujeres, a los jóvenes, a los niños que nos
acompañan[20]. En sus discursos habla: a
los chilenos que están aquí y también a los chilenos que están en el extranjero... a
los chilenos que son de centro, de izquierda o de derecha, a los que se interesan por la
política y a los que no se interesan; a hombres y mujeres, a ancianos y adultos; a
jóvenes y niños; a los que habitan en los extremos del territorio; a campesinos y
obreros; a empresarios y profesionales; a mapuches y otros pueblos originarios; a nortinos
y sureños; a los capitalinos.[21]
De hecho,
uno de los requisitos ideales para una efectiva estrategia de comunicación política es,
a nivel del discurso, utilizar la primera persona en función de marcar un liderazgo
personal: ...Quiero explicar las razones de por qué estoy aquí hoy. Personalmente
quise volver a esta casa de la Vicaría...[22],
y también referirse al receptor utilizando la segunda persona: ...En esos años
Monseñor- conocí esta casa...[23], donde
Lagos se dirige especialmente a un interlocutor visible.
La
ingeniería política ha resultado ser exitosa porque focaliza y acota los discursos hacia
temas que tienen receptividad en la gente. Para ella la encuesta de opinión pública es
de vital importancia. El descubrimiento por la derecha de centrar el debate político en
los problemas reales de la gente ha permitido no solamente perfilar la imagen
del líder individual, sino también dar cuenta de un discurso que apela al individuo.
Ello explica que para llegar a ese sujeto, que no se da por aludido cuando se habla en
términos tradicionales (compañeros, pueblo, ciudadanos), es necesario individualizarlo
también en el discurso, para que sienta cercanía con el poder que, como ya expusimos, lo
personalice. Hace diez años se privilegiaba la consistencia, hoy la
cercanía.[24]
La excesiva
difusión de contenidos a la que el ciudadano
es expuesto diariamente, lo inserta en un mundo donde la comunicación y la
internalización de sentidos sufre cambios. En este contexto, dentro de un espacio
perceptivo como el actual, la rapidez de los mensajes es clave. Muestra palpable de ello
es la obsesión de políticos
light por crear la cuña
perfecta, esto es, por emitir un mensaje corto y efectivo que dentro de todo el flujo
informativo quede en la memoria del ciudadano común. [25]
Otro
modo de aproximación a la faceta semiológica de la política laguista se
vincula con el llamado posicionamiento. Los estadounidenses Jack Trout y Steve
Rivkin, plantean la teoría del Posicionamiento[26],
que se aplica a la publicidad de productos de consumo. En este contexto, la política y su
mensaje actúan como productos de consumo, por lo tanto también se las puede concebir y
proyectar en tanto que tales.
Cabe
señalar, que compartimos una idea de consumo nada maniqueísta, puesto que se trata de un
proceso más complejo que la relación entre medios manipuladores y audiencias
dóciles.[27]
El posicionamiento nace como reacción al exceso de
información y sentidos que inundan los medios y el espacio perceptivo general de los
sujetos. Trabaja un mecanismo para llegar de manera clara y directa a la mente del
público. La claridad y la sencillez de las
ideas son factores claves al momento de tratar de instalar un discurso en una sociedad
saturada de ellos.
El
posicionamiento no busca llegar con planteamientos nuevos a la mente de las personas, sino
que opera con conceptos que ya están almacenados y que constituyen el atributo de una
marca determinada. Al momento de aprehender ideas, la gente debe relacionar los nuevos
contenidos con otros que ya están en la mente, ya que el cerebro opera mediante la
apercepción, que consiste en vincular la nueva información con aquellos datos que están
almacenados previamente. Por lo tanto, el posicionamiento no crea algo nuevo, sino que
manipula lo que ya está.[28]
Es posible
visualizar esta estrategia, que es reconocida por los medios de comunicación en los
últimos meses, donde el tema ha sido cómo dicho posicionamiento se ha visto menguado por
el contexto concreto. El diario económico
Estrategia, señaló que: ...hasta los más complacientes de la administración
Lagos reconocen que no se han cumplido las altas expectativas que generó el poder... el
esquema pretendido para estos meses con el objeto de posicionar a un presidente ejecutor
fue superado por la realidad...[29]
Para esto
la utilización de las encuestas de opinión pública en la
formulación de los mensajes es crucial. De tal manera se puede medir de antemano
el impacto que puedan tener en la ciudadanía dichos mensajes. En cualquier caso, el
producto es ofrecido como si fuera de interés general y como si no moviera otra cosa a
ofrecerlo que el interés general.[30]
Lagos, a
nuestro juicio, ha sabido buscar, entre las ideas de su proyecto discursivo, aquellas que
tienen mayor acogida en las personas, o mejor dicho, en este nuevo sujeto individual.
Estas ideas pasan por ser las que más resonancia encuentran en los sentidos situados en
la mente del receptor. Como mencionamos
antes, Lagos había establecido ciertos semas en
el inconsciente colectivo con respecto a su persona: ya fuera por su historial como
figura, o por lo que se esperaba de él en función de su tendencia política.
Es a estos
sentidos a los que Lagos apela con la materialidad de su discurso. Su posicionamiento es
claro, remite a la confianza, la credibilidad, la capacidad como estadista, visionario
(por su concepto de país), cercano a la gente y que está en todas partes siempre activo.[31]
La
materialidad que da cuenta de la búsqueda de sentidos
se hace presente en, por ejemplo, la apertura del Palacio de La Moneda, el cambio de color
de dicho edificio (que remiten al concepto de transparencia y la doctrina de la verdad que
ha establecido); la gala de honor en la Estación Mapocho en vez del Teatro Municipal
(cercano a la gente); el día del Patrimonio Cultural (haciéndose cargo de un tema
abandonado hasta ahora), las continuas reuniones con trabajadores en las calles,
construcciones y carreteras (recordemos su primer día de trabajo), la política de los
plazos en salud.
(Promesa =
hecho
concreción = credibilidad)
La
aparición de promesas que se cumplen en un futuro no muy lejano, otorga un grado válido de credibilidad y de
concreción en aquellas acciones que Lagos lleva a cabo.
Como
decíamos, los textos culturales no poseen una lectura única. Los textos políticos no
son la excepción. Luego, los soportes del discurso deben proveer vías interpretativas
coherentes para todos los destinatarios del mensaje. Deben considerar espacios no vistos,
áreas de ambigüedad y de sustitución.
Rafael del
Villar señala que es posible trabajar la ambigüedad del texto para provocar un
posicionamiento plural. Esto se debe hacer para que distintos receptores se reconozcan,
incluso si el imaginario individual (ensoñación en palabras de Del Villar)
que leen es totalmente contradictorio. Por otra parte, si se ha estudiado con anterioridad
a los electores aquí nuevamente la estrategia de los estudios de opinión pública
es relevante -[32] se pueden captar los protocolos
interpretativos que éstos harán al leer un texto. Así también, se podrán ordenar los
significantes para prefigurar la lectura según los fines persuasivos que se tengan. Esto
significa tener en cuenta la necesidad que tiene toda estrategia persuasiva plural de
diagnosticar los mundos posibles pulsionales y semánticos de los grupos que se consideran
como electores potenciales[33].
La
ambigüedad presente en el mensaje de Lagos responde, precisamente, a una necesidad de
pluralizar (es decir, diversificar en función de la recepción) su posicionamiento. Lagos
necesita cubrir todos los temas, nada se le escapa, ante cualquier eventualidad tiene una
respuesta en tono coloquial. Él debe llegar a todos, y crear sentidos también en sus
adversarios. Ejemplo de ello fue el discurso en La Moneda el día que llegó al poder.
Lagos mandó sentidos hacia la izquierda, en un tema no tranzable para dicho sector
político: los derechos humanos. Prometió
justicia y solución. Un guiño hacia la izquierda, subtituló La Tercera al
día siguiente, y con razón. Luego hizo un llamado a las Fuerzas Armadas a cooperar,
realzando su papel y alabándolas. Lo mismo a los trabajadores, a quienes habló del
seguro de desempleo y de mejores
condiciones. Respondió así al imperativo de quedar bien con todos,
permitiendo una lectura amplia de su mensaje
y que distintos lectores se identificasen con éste.[34]
Sustentando
lo anterior, argumentamos lo que Eliseo Verón plantea que, en el discurso político, el
enunciador se sitúa a sí mismo y a los receptores en un imaginario político. Este
imaginario es susceptible de análisis descomponiendo las expresiones o términos que se
utilizan, para reconocer en ellos a los componentes y entidades que prescriben, evalúan y
fijan compromisos, por medio de los cuales el
enunciador diseña una estrategia discursiva desde donde busca legitimarse y construir una
relación con los destinatarios[35].
Esta
teoría busca a nivel macro comprender y formular hipótesis sobre el discurso
político-social, como una forma de llegar a la comprensión del funcionamiento de la
sociedad, vista como un proceso.
De acuerdo con el autor, en la estrategia política
discursiva el enunciador establece relaciones con ciertas entidades, que se pueden
reconocer en el discurso y utilizar en la construcción de los destinatarios. Estos, a su
vez, componen el público apto, ya que rastrean la identificación personal en cada
mensaje que reciben.
La
política semiologizada, si se permite el término, puede tener éxito en un contexto
posmoderno, pero no hay que dejar de percibir que la primacía de la imagen
disuelve, hace imposible el establecimiento de un debate político por temas[36]. A diferencia de la cultura letrada
en donde el debate se nutre de las ideas y contenidos, donde el juego político se
fundamenta en el raciocinio, ahora todo se vuelve más soft, ficcional y manipulable
emocionalmente.[37] Las encuestas demuestran parcialmente que estas
estrategias basadas en la imagen política han dado resultado: la popularidad de Lagos en
abril, según un estudio realizado por la Fundación Futuro, llegaba al 57,3%, mientras
que en mayo era del 67%. La encuesta Cerc, realizada en Julio, señaló La Tercera, no
registra caída del Gobierno y éste obtiene un 62% de aprobación, seis puntos menos que
en mayo, la estrecha pérdida de popularidad del Gobierno contrasta con el momento
en que se llevó a cabo el sondeo... cuando el escándalo de las indemnizaciones no sólo
era de dominio público, sino que se encontraba en uno de los momentos más álgidos[38]
Sin
embargo, este imagocentrismo, ¿no acercará cada vez más los planteamientos
de la centro izquierda con la derecha?. Instalados en un escenario confuso, esta tendencia
podría favorecer a la actual oposición, la que nunca fue muy fanática del partido
como forma de acción política[39].
[1] Ejemplo de esto son el presidente
estadounidense, Bill Clinton o el Primer Ministro británico, Tony Blair.
[2] La misma prensa ha reconocido este
atributo de la política Laguista: En terreno Lagos tuvo la oportunidad de reforzar
su estilo de trabajo ´cercano a la gente ` y aprovecho
su absoluto manejo sobre el tema de catástrofes naturales, adquirido gracias a su
experiencia como ministro de Obras Públicas. El
Metropolitano, 15 de junio del 2000.
[3] Kristeva, Julia, La révolution du langage poétique, Ed. du Seuil,
París, 1974.
[4] La Revista Ercilla escribía:
Sin duda llamó poderosamente la atención el vertiginoso estilo que impuso el
propio Ricardo Lagos, quien recorrió personalmente, y con veloz tranco, las zonas anegadas, pero también ordenó
a todos sus ministros salir a terreno para adoptar en caliente las mediadas
pertinentes... En esta ocasión la ciudadanía toda corroboró, a través de la
televisión, el ya comentado nuevo estilo de liderazgo impuesto por el mandatario.
(28 de junio de 2000)
[5] El Metropolitano, 15 de junio de
2000.
[6] Las Ultimas Noticias, 20 de octubre
de 2000.
[7] Barthes Roland, Elementos de Semiótica. Editorial Tiempo
Contemporáneo, Buenos Aires, 1970.
[8] Poco después que la Secretaría de
Comunicación y Cultura, encargada de la imagen del presidente, informara del cambio del
logotipo del gobierno, comenzó a circular una carta en La Moneda y en diferentes
servicios públicos, indicando la cercanía de este hecho con lo realizado en tiempos de
Pinochet. El Metropolitano, 27 de julio de 2000.
[9] Del Villar, Rafael, La materialidad a través de la cual se transmite la
información en el texto audiovisual o la problemática de los códigos. Proyecto de
Investigación, FONDECYT N 1000954.
[10]
Fuentes de La Moneda señalaron... que sus asesores cuidaron que la estrategia del
presidente no se transforme en una sobre exposición. La evaluación que se hace es que la
presencia directa de Lagos en los medios, a propósito del temporal, es un triunfo para su
imagen, pero también se resalta que puede tener un riesgo que habría que eliminar, pues
la repetición de estas situaciones disminuye su impacto. El Metropolitano, 15 de junio de 2000.
[11]
El Mercurio, 29 de junio de 2000.
[12]
El 15 de mayo, las FFAA también utilizaron el despliegue escénico para expresar, en un
acto de irritante deliberación, su malestar por el desafuero del Pinochet. La reunión de
los altos mandos militares en un restaurante de la Comuna de Vitacura, fue filtrada a la
prensa generando un efecto comunicacional tan bullado como el boinazo del año
93; de hecho el ambiente político lo bautizó como el servilletazo. Esta
reunión fue la ocasión precisa para que el presidente Ricardo Lagos pusiera en
práctica tal doctrina, exhibiéndole sin pudores al país las dificultades que enfrenta
con las FFAA. Revista Qué Pasa, 22 de mayo de 2000.
[13]
Así se le ha llamado al pago millonario que recibieron por concepto de indemnizaciones
varios altos ejecutivos de empresas estatales, que fue conocido a mediados de octubre de
este año.
[14]
Marcelo Trivelli, socio de la empresa de asesorías comunicacionales Extend y ex
secretario del gabinete del ex presidente Patricio Aylwin, señaló en la Revista Qué
Pasa del 15 de octubre de 2000 que queda claro que se jugó por la transparencia,
que no ha practicado la política del avestruz, ni ha minimizado los hechos.
[15]
...Asistimos a la emergencia de un homo ocular, de la persona vídeo formada
que se relaciona con el mundo desde los lenguajes visuales, quedando atrás el homo
sapiens y sus virtudes ilustradas. Landi, Oscar, Op. Cit. Pág 31.
[16]
Revista Qué Pasa, 22 de mayo de 2000.
[17]
Revista Ercilla, 29 de mayo de 2000.
[18]
El Mercurio 08 de junio de 2000.
[19]
Revista Ercilla 13 de junio de 2000.
[20]
Ricardo Lagos, Discurso del Presidente de la República con motivo de la celebración del
día internacional del trabajo. Chuquicamata, 1 de mayo de 2000.
[21]
Ricardo Lagos, Palabras del Presidente desde los balcones del Palacio de La Moneda.
Santiago 11 de marzo de 2000.
[22]
Ricardo Lagos, Discurso del Presidente de la República en la Vicaría de los
Trabajadores. Santiago, 1 de mayo de 2000.
[23]
Idem anterior.
[24]
Para un mayor detalle sobre el proceso de personalización que ha sufrido el espacio
político, el elector puede acudir al Capítulo en el que analizamos esta perspectiva en
el gobierno de Ricardo lagos.
[25]
Uno de los tres requisitos básicos con que se maneja la clase política chilena...
[es con] el uso profuso de cuñas, esto es, esmerarse en elaborar la cita
precisa e incluso patentar palabras o frases, que le permitan ser identificada con
facilidad por la opinión pública..., Revista Que Pasa, 27 de junio de 2000.
[26]
Trout, Jack y Rivkin, Steve: El nuevo
posicionamiento; Ed. Mc Graw-Hill; Ciudad de México; México; 1995.
[27]
García Canclini, Nestor. Consumidores y Ciudadanos, Editorial Grijalbo,
Pág. 41.
[28]
Cofre, René y Wiegand, Mónica "Lectura y
Electorado: La Campaña Municipal de Joaquín Lavín". Revista Chilena de
Semiótica nº 4-5. http://www.bibliotecas.uchile.cl/revistas/semiótica/
[29]
Estrategia, 13 de noviembre de 2000.
[30]
Habermas, Jurgen op.cit., págs. 21 y 22.
[31]
Lagos, a una hora está en terreno viendo los problemas de los anegamientos y a la
otra conversando con los mayores empresarios del país abogando por la
reactivación. El Mercurio, 29 de junio de 2000.
[32]
Oscar Landi señala que la nueva ingeniería política viene incorporando de manera
sostenida en América Latina, funciones de larga data en la política: los estudios de
opinión, el ghost-writer, la publicidad, op.cit.Pág 29.
[33] Del Villar, Rafael: Fases de la puesta en marcha de una estrategia
persuasiva política, en Persuasión política
y semiótica; 1994.
[34]
La Tercera, 13 de marzo de 2000.
[35] Verón, Eliseo.
El discurso político; Ed.Hachette;
Buenos Aires; Argentina; 1987.
[36] Landi, Oscar. Videopolítica... Pág.32.
[37]
Ibid., p.32.
[38] La Tercera, 20 de octubre de 2000.
[39]
Landi,, Oscar. Op.Cit., Pág..32.
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