Sincronía Winter 2007


Deterioro ambiental de la Microcuenca San Marcos de la zona inmediata al Lago de

Chapala, como resultado de la falta de planeación.

Armando Juárez[1]

Antonio González Salazar

José H. Gómez Sención


 

INTRODUCCIÓN

La Microcuenca San Marcos es un sistema hidrológico que se encuentra en la zona colindante al principal cuerpo de agua de la República Mexicana, el Lago Chapala.

 

La región donde se encuentra esta microcuenca[2]  está relacionada directamente a este vaso lacustre, por lo que las cuencas como la analizada en este trabajo, son determinantes en el comportamiento ambiental del lago debido a la función que cumplen como zonas de captación de agua. Por esta razón, es necesario manejar dicha zona de una manera sustentable; sobre todo si se pretende conservar el lago. De ahí la importancia que adquiere el estudio de cuencas pequeñas como ésta, cuyo comportamiento está relacionado a sus condiciones físicas y, por ende, a los usos del suelo relacionados a la agricultura y la urbanización, donde el hombre juega un papel relevante.

 

Al mismo tiempo, el presente trabajo es representativo de los sistemas hidrológicos que  tienen un fuerte impacto urbano y,  que además, están asentados en una zona marginada, sin planeación y con un elevado índice de crecimiento de la población. Por el contrario, en la localidad, los grandes desarrollos urbanísticos se localizan al otro lado de la ciudad de Chapala, es decir, a lo largo del corredor Chapala-San Antonio Tlayacapan-Ajijic-San Juan Cosalá. En la actualidad, el área de la microcuenca se encuentra en un proceso de degradación, principalmente relacionado a la urbanización que se desarrolla sin ningún control por parte de las autoridades, generando procesos singulares en la transformación de las tierras rurales a urbanas, con los consiguientes asentamientos en los sitios no aptos para el crecimiento urbano, como lo son los lechos de inundación de los arroyos o los  sitios de elevada pendiente.

 

En estos lugares el costo de instalación y mantenimiento de la infraestructura urbana es elevado, aunque necesario, desde el punto de vista de la justicia social. De acuerdo a lo anterior, este trabajo pretende destacar la importancia de la planeación, la cual, de implementarse, contribuiría a la reducción de muchos problemas ambientales y sociales que se podrían presentar en otras microcuenca similares al área estudiada.

 

Características Generales.

Aspectos Físicos

El Lago de Chapala es el cuerpo de agua interior más importante de la República Mexicana. Este depósito natural, que se encuentra aproximadamente en la cota 1529 msnm,  se encuentra rodeado de bloques montañosos de origen tectónico-volcánico, lo que propicia un peculiar patrón de climas y paisajes, donde destaca el papel regulador de la humedad, que junto con los suaves vientos y la temperatura moderada, propician una sensación de frescura que no se observa en otras partes de la región Centro Occidente de México. Estas características hacen que la Ribera del Lago Chapala, no sólo sea el principal polo de atracción turística de la región, sino también el sitio donde algunas familias de alto nivel económico, principalmente de Guadalajara, tienen su residencia de fin de semana, o donde los jubilados de Estados Unidos y Canadá, ávidos de un clima saludable, tienen su morada permanente. De esta manera, los miles de visitantes que cada semana saturan a los principales puntos de interés y las residencias de lujo, demandan numerosos servicios, lo cual hace que la localidad de Chapala se convierta en una economía de escala que atrae a cientos de trabajadores, principalmente para los restaurantes y para el mantenimiento de las residencias. Por esta razón, la tasa de crecimiento de la población de la localidad para el período de 1995-2000 fue de 1.8 %, un poco inferior a la tasa de crecimiento de los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara, que tuvieron una tasa promedio de 2.7 %; los cuales, para ese período tuvieron tasas de crecimiento de 4.89 % (Tlajomulco de Zúñiga) y 5.16 % (Tonalá), mientras que Guadalajara tuvo el menor crecimiento con 0.19 %[3].

 

La Microcuenca San Marcos abarca una parte de la ciudad de Chapala, la cual se encuentra a 42 km al SSE de la Ciudad de Guadalajara. Este sistema hidrológico tiene una superficie de 9.25 km2 (925 ha), por lo que, de acuerdo a su tamaño, se clasifica de acuerdo a Campos Aranda (1992) como una cuenca muy pequeña; es decir, es un sistema hidrológico donde las condiciones físicas de la cuenca, así como las características de la superficie donde el hombre juega un papel importante por su capacidad para influir en el uso del suelo de las unidades territoriales, influyen en la magnitud y distribución de los escurrimientos; características que hacen a este sistema hidrológico un lugar adecuado donde se puede detectar la degradación ambiental, así como las consecuencia ambientales de las prácticas de manejo irracionales.

 

La microcuenca se localiza entre los paralelos 20º 17’ 24.97” y 20º 20’ 02.58”  de latitud norte y, los meridianos 103º 10’ 47.39” y 103º 13’ 21.65” longitud oeste. La altura máxima sobre el nivel del mar es 2175 m, en tanto que la mínima es de 1529 m, por lo que el desnivel es de 646 m. La pendiente general de este sistema hidrológico es de 18 %, en tanto que, la pendiente del escurrimiento principal es de 4.05 %. De acuerdo a su curva hipsométrica, es una cuenca geológicamente madura, en la cual la longitud total de los escurrimientos es 35 822.51 metros, por lo que la densidad de escurrimientos es de 3.8 Km/Km2 (Fig. 1).

Fig. 1. Localización de la Microcuenca San Marcos.

 

Por la naturaleza tectónica del lugar, los escurrimientos tienen propiedades torrenciales en la Sierra el Tecuán, pero cuando llegan a las zonas con menor pendiente, bruscamente disminuyen su velocidad lo que ocasiona una disminución en su capacidad de transporte, depositando una parte importante de su carga, provocando el azolve de los cauces, la formación de meandros y las consecuentes fluctuaciones en los escurrimientos. Por esta razón, las zonas de los cauces de las partes bajas son susceptibles a las inundaciones, incluso con los gastos medios máximos anuales.

 

En la actualidad, como efecto del cambio de uso del suelo mencionado anteriormente, el Arroyo San Marcos presenta durante el estiaje un caudal insignificante como resultado de la desaparición del Bosque Tropical Caducifolio de la parte media de la microcuenca. En el área donde comienza el área urbana, el cauce principal, al ser el talweg natural de esa parte de la microcuenca, se aprovechó para instalar el colector hidráulico de todas las aguas de la parte alta de la microcuenca. Pero como un alto porcentaje de las viviendas de la parte alta de la microcuenca no están conectadas a la red de desagüe de la ciudad y, como hay fugas de los conductos de la red de drenaje, un porcentaje importante de las aguas negras de desecho fluyen encima del colector principal, es decir, en la superficie, ocasionando numerosos problemas a los habitantes que viven en la zona de inundación de la parte baja de la microcuenca (Fig. 2).

Fig. 2. Vivienda de la calle Guerrero ubicada en una terraza socavada por el gasto máximo extraordinario  del día 13 de Septiembre de 2007.

Las condiciones ambientales del área de estudio propician un patrón de suelos que va desde los Regosoles, Phaeozems y Leptosoles, en la partes más accidentada, hasta Vertisoles en las mesetas y planicies; incluso, en la zona del lago, sujeta a inundaciones esporádicas, se encuentran suelos del grupo de los Solonchaks, algunos con propiedades gleicas. Tomando en cuenta  sus características hidrológicas, los suelos de montaña con vegetación poco alterada se clasifican como suelos con un moderado bajo potencial de escurrimiento (Grupo Hidrológico B), mientras que los de la primera terraza se caracterizan por tener un moderado alto potencial de escurrimiento (Grupo Hidrológico C); por su parte, los materiales del talud de la terraza estructural dentro del Grupo Hidrológico B, si tienen vegetación y dentro del Grupo C, si la vegetación está muy degradada; finalmente, los suelos con un alto potencial de escurrimiento (Grupo D) se presentan en  la planicie y las cimas planas.

 

De acuerdo a las condiciones ambientales  y a los manchones de vegetación que todavía se pueden observar en algunos sitios de la microcuenca, que son los relictos de la vegetación original que existió hace más de 50 años, la vegetación que predominaba en la mayor parte de de la microcuenca era de Bosque Tropical Caducifolio, formada por Burcera,sp (papelillo), Pistacia mexicana, Fouqueria formosa, Euphorbia tanhuahuete, Ciba aescilifolia, Ptelea trifoliata, Leucaena esculeta (huaje), Lyiíloma acapulcense (tepehuaje) Ipomoea intrapilosa (ozote), etc; pero en la planicie, la vegetación predominante era Bosque Espinoso, donde destacaban los mezquites  y huizaches (Acacia farnesiana).

 

Por su parte, la zona de contacto entre el lago y la microcuenca es afectada por  inundaciones, por lo que la formación vegetal característica es una vegetación acuática intermitente. Finalmente, a lo largo de las márgenes de los arroyos, la formación vegetal que predominaba  era de galería, formada por huizaches, higueras y sauces. A causa de un cambio de uso del suelo, que se generó a partir de 1950, la mayor parte del Bosque Tropical Caducifolio y del Bosque  Espinoso desaparecieron, dando lugar a zonas de pastizales y cultivos, las cuales propiciaron  un incremento sustancial del escurrimiento a expensas de la infiltración, que ocasionó la desaparición  de la mayor parte de los manantiales de la parte media y baja de la microcuenca y un incremento de los gastos máximos, los cuales incrementaron la frecuencia de las inundaciones de las zonas urbanas adyacentes a los cauces.

 

Del total de la superficie, 12.85 %  está ocupada por vegetación natural en condición aceptable, 1.92 % por vegetación riparia, 31.29 % por superficies con vegetación degradada, 1 9.25 % por áreas pecuarias, 20.47 % por agricultura y 14.22 % por áreas urbanas. El resto, son cuerpos de agua y áreas de suelo desnudo[4].

 

La agricultura que se practica en la microcuenca es de bajo rendimiento, y sus productos son destinados principalmente a la ganadería extensiva en la zona. En general, la agricultura se explota de manera tradicional, aunque aplicando residuos de las cosechas, abonos orgánicos y los fertilizantes más usuales que utilizan los campesinos de México. Los cultivos principales son el maíz de temporal, el garbanzo de la temporada otoño-invierno y, en menor proporción agave y ciruelos. Aunque no se tuvo una evidencia durante el levantamiento que se explotara de una manera sostenida, si se pudo detectar degradación en el suelo, el cual, como ya se mencionó, repercute en el comportamiento de la microcuenca.

 

En el área de estudio no hay especies arbóreas con calidad como para permitir la explotación forestal, por lo que esta actividad es mínima y destinada al consumo doméstico, especialmente para la construcción de cercas, ya que como combustible tiene bajo valor energético.

 

Aspectos Sociales

Según el Conteo de Población y Vivienda 2005[5], la cabecera municipal tuvo una población total en ese año de 19,925 habitantes, de los cuales, aproximadamente 10,000 vivían en una porción urbana de la microcuenca, que representa el 37.6 % de la superficie de la localidad. Para ese año, la densidad del municipio fue de 112.41 hab/km2. De acuerdo al mismo conteo, la población urbana del municipio representaba el 90.76 % de la población total.

 

De la población en edad de trabajar, la  población económicamente activa representa el 36.91 %; de esta población, 36 % estuvo ocupada; de esta última, 54.87 % estuvo ocupada en el sector secundario. En relación a los ingresos de las personas ocupadas, el 24 % recibieron menos de 2 salarios mínimos y sólo el 8.5 %, recibió más de 5 salarios mínimos, lo cual implica la existencia de un porcentaje importante de población marginada en el municipio, la cual demanda vivienda y, por lo tanto, puede colonizar los sitios menos aptos para el crecimiento urbano del municipio.

 

Problemática General

Aunque el municipio carece de un plan de ordenamiento territorial, sí cuenta con un Plan de Desarrollo Urbano, aprobado por el Congreso de Jalisco en 1981; por consiguiente, existe una zonificación general de los usos del suelo más apropiados para todas las unidades ambientales de la microcuenca, especialmente las cercanas a las principales localidades del municipio.

 

Sin embargo, por el desconocimiento de la zonificación del plan, por la falta de consenso, por la falta de seguimiento y por problemas de gestión, no se ha respetado la normatividad en algunas unidades paisajísticas, especialmente en las zonas contiguas a los principales núcleos urbanos del municipio. De todas, destaca el relleno sanitario municipal, el cual hasta 2005 sirvió como el depósito de basura de todo el municipio; en la zona donde se estableció, no sólo el nivel freático se encuentra cerca de la superficie, sino que es el área de alimentación directa de dos escurrimientos de primer orden, cuyo destino inmediato es la parte baja del área urbana de la microcuenca.

 

En el área de Bosque Tropical Caducifoilio y en las zonas abruptas de la microcuenca se produce la extracción de camote de cerro, lo que propicia zonas de inestabilidad del suelo, donde posteriormente se pueden desencadenar procesos de deslizamientos rápidos y erosión acelerada; posteriormente, los sedimentos generados afectan a la zona urbana, azolvando sus líneas de drenaje, lo que incrementa  el peligro de inundaciones. De la misma manera, se observa una degradación de las zonas riparias, cuyas laderas se utilizan para agricultura.

 

En general, en la parte alta de la microcuenca, se pude señalar que la calidad de las aguas de los arroyos es buena para diferentes actividades; sin embargo, una vez que atraviesan la ciudad empiezan a recibir las aguas de desecho de los hogares, por lo que se convierten en aguas negras sépticas, las cuales se caracterizan por su color negruzco, así como su olor fétido y desagradable, que afecta a los habitantes que viven en la zona de inundación del arroyo. Por lo menos la mitad de las aguas negras generadas llega al Lago Chapala, debido a que la planta de tratamiento no tiene la capacidad para tratar todo el caudal de la microcuenca.

 

Problemática Urbana

En general, las áreas más apreciadas para el desarrollo inmobiliario se encuentran al poniente y al sur de la localidad; exactamente, en la zona adyacente al lago, que forma parte del corredor Chapala-San Antonio Tlayacapan- Ajijic, así como a lo largo del Boulevard González Gallo. En estas zonas se encuentran las residencias Victorianas del siglo XIX y las casas de fin de semana de la gente pudiente de Guadalajara. En el resto de la zona urbana se encuentran las colonias populares.

 

Precisamente, en una parte de esta zona se encuentra  enclavada la Microcuenca San Marcos y, dentro de ésta, los asentamientos con más necesidades se localizan en la parte alta del sistema hidrológico, es decir, al norte de la calle Francisco I Madero, que es la entrada principal de la ciudad. En esta porción de la microcuenca, la mayor parte de las viviendas son de autoconstrucción o de construcción por encargo, normalmente por etapas, donde el propietario o un solo trabajador controla el aspecto técnico de la construcción; incluso utilizando la fuerza de trabajo de la familia del propietario, lo cual baja considerablemente los costos de edificación de las viviendas. El modelo arquitectónico de traslape cúbico de las construcciones es el resultado de este proceso. De acuerdo a la información levantada en la zona de estudio, la mayoría de los habitantes de la microcuenca que tienen casa propia participaron activamente en la construcción de sus viviendas[6].

 

Toda el área de estudio se encuentra dentro de los límites originales del Ejido Chapala, el cual, a su vez, se formó de la Hacienda “El Cuije”. Prácticamente, la urbanización de la microcuenca comenzó a finales de la década de 1960, con la venta o la donación de lotes a los familiares de los ejidatarios. No fue sino hasta la década de 1990, cuando empezó la legalización de los lotes con programas que tenían como objetivo ir regularizando diferentes porciones del área urbana de la microcuenca. Antes de esos programas, los colonos sólo tenían derechos de avecinados, es decir, no tenían todos los derechos de los ejidatarios, pero si tenían que pagar cuotas a la asamblea ejidal.

 

Esta situación repercutía en las finanzas del municipio, el cual, por una parte, tenía la obligación de proporcionar servicios de alumbrado, agua potable y drenaje; pero por otra parte, al que le pagaban los colonos era al ejido, el cual, por cierto, no les proporcionaba ninguno de estos servicios. En la actualidad, todavía una parte de la periferia urbana no se encuentra regularizada y, por lo tanto, le sigue pagando a la asamblea ejidal; tampoco están regularizadas las viviendas que se encuentran en la zona federal o algunos predios legalizados que ocupan una parte de la zona federal, de la que, como es obvio, no cuentan con escrituras legales que avalen la posesión esa parte de su propiedad.

 

En general, el trazado de las calles es ortogonal, sobre todo, en la planicie donde las calles se cortan en ángulos rectos. La parte alta también se caracteriza por un trazado ortogonal, aunque modificado por el tamaño y forma de las parcelas de los promotores urbanos –que generalmente fueron los ejidatarios- y en menor importancia por el relieve y los escurrimientos. Esta traza urbana origina en la zona conocida como el Tepehua una gran cantidad de calles con pendientes pronunciadas, por si fuera poco, con un lecho rocoso a pocos centímetros de profundidad, donde, en su momento, fue muy difícil la introducción de las redes de agua potable y drenaje. El trazado de las calles demuestra que los principales promotores del crecimiento urbano fueron los vendedores de lotes, es decir, los usufructuarios de las parcelas; sobre todo, porque el diseño aludido es el que permite una lotificación y un reparto por venta más fácil y efectivo.

 

En las zonas accidentadas de la microcuenca el costo de edificación es elevado; en primer lugar, por ser consumidores minoristas de material de construcción, por la dificultad para trasladar de material de construcción, pero, sobre todo, por la dificultad técnica para edificar en zonas rocosas con pendiente, donde se tienen que levantar plataformas, hacer rellenos y realizar nivelaciones. En comparación con las zonas planas, los colonos de estas zonas gastaron más del doble en la construcción de sus viviendas.

 

En las zonas con pendiente la introducción de servicios de agua potable y drenaje es costosa y, se incrementa más cuando existe un lecho rocoso a pocos centímetros de profundidad, pues no sólo se tiene que bombear el agua potable, lo cual implica la construcción de tanques de almacenamiento; sino que, además, para introducir el drenaje doméstico se tienen que hacer perforaciones en la roca y construir cajas rompedoras de la energía del agua.

 

Tampoco se pudo controlar la urbanización de la zona de influencia del Arroyo San Marcos, lo que propició el asentamiento de construcciones en el área federal, incluso dentro del cauce. Esta situación es injustificada ya que las áreas federales fácilmente se pueden determinar con los gastos máximos ordinarios, con un período de retorno de 2 años, tal y como lo específica el Artículo 3 de  la Ley Aguas Nacionales y, que necesariamente debió estar plasmado en el Plan de Desarrollo Urbano de Chapala de 1981.

 

Como resultado de las modificaciones de la microcuenca tratadas anteriormente, es de esperar un incremento en las avenidas máximas extraordinarias, lo cual repercute en los asentamientos que se encuentran dentro de la zona federal de los escurrimientos, donde los afectados de las partes bajas, no sólo sufren inundaciones cada año, sino que tienen que soportar la basura arrastrada y los gases producto de la descomposición de las aguas negras del arroyo. Las demandas de los habitantes que viven en la zona federal obligaron al municipio a entubar el arroyo, lo que se facilitó por ser el talweg general del área urbana de todo el sistema hidrológico; sin embargo, en esta obra, el municipio gastó una parte importante de su presupuesto.

 

A pesar de lo anterior, la población asentada en el área federal sufre recurrentemente inundaciones, por lo que es necesaria la implementación de obras hidráulicas adicionales aguas arriba que disminuyan la ocurrencia de inundaciones. Por lo tanto, si el municipio hubiera manejado adecuadamente el territorio, esta zona federal posiblemente pudo haberse destinado como un espacio abierto, donde estuviera prohibida la edificación de viviendas y, por lo tanto, se hubiera ahorrado inversiones que se pudieron haber destinado para solucionar otros problemas de infraestructura del municipio, incluso la compra de terrenos para programas de vivienda popular.

 

Estas dificultades son una consecuencia de falta de seguimiento de los programas del municipio, pues si el ayuntamiento hubiera contado con un plan con una zonificación  condensada por la población y, sobre todo, si hubiera tenido capacidad de gestión, jamás se hubiera  presentado la urbanización de las áreas problemáticas del municipio.

 

Independientemente de toda la normatividad federal y estatal, el municipio cuenta con un plan de desarrollo urbano desde 1981, un reglamento de ecología y, además, dispone de una división de ecología y otra de planeación urbana. Sin embargo, a pesar de lo anteriormente expuesto, se puede decir que el municipio no tiene ni ha contado con una adecuada gestión ambiental, lo cual es resultado de una debilidad estructural, sobre todo, en términos organizativos y, hasta cierto punto, financieros; lo que explica a la carencia de reservas territoriales para el crecimiento urbano, así como a la falta de programas de vivienda popular; para colmo, los terrenos en las zonas de reserva urbana han aumentado su valor, quedando fuera del alcance de las familias más necesitadas. Así, la limitada capacidad financiera y de gestión, restringe cualquier intento de planificación en el Municipio de Chapala.

 

Además, no hay una continuidad en los planes y programas de gobierno, no sólo porque cada tres años cambia la administración, sino porque muchas veces hay un relevo partidario en el Ayuntamiento. Esta situación es aprovechada por los diferentes grupos de presión, los cuales sólo responden a sus intereses, que no siempre son los mismos que los del resto de  la población; y en numerosas ocasiones estos grupos han estado insertados  en las diferentes administraciones del municipio.

 

Conclusiones

La Microcuenca San Marcos es un ejemplo de las consecuencias que tiene el mal manejo de las unidades ambientales de la zona inmediata al Lago de Chapala. Sobre todo, por las dimensiones del sistema hidrológico, las cuales permiten determinar los efectos ambientales que tiene el uso del suelo en el sistema hidrológico y, por consiguiente, sobre el Lago Chapala. En este sentido, los errores que se tuvieron en la gestión del territorio de esta unidad espacial podrían servir de experiencia en otras cuencas de México que se urbanizarán en los próximos años, donde se deben evitar los errores señalados en este estudio.

 

Por otro lado, es preciso recalcar que en la microcuenca todavía quedan recursos, como el Bosque Tropical caducifolio o los arroyos de de la parte alta de la microcuenca, que es necesario preservar o manejar de una manera racional, para impedir que muchos procesos actuales que degradan el ambiente se incrementen y afecten, todavía más, las condiciones de vida de las generaciones futuras. Por tal motivo y para evitar los errores cometidos en el área de estudio, es necesario destacar la importancia que tendría en el manejo del territorio la implementación de un plan de ordenamiento territorial, donde la componente ambiental sea el soporte del manejo racional del Municipio de Chapala.

 

Además, muchos de los problemas sociales, de salud y de contaminación que sufre la microcuenca, se deben a la ausencia de una adecuada gestión ambiental  de los ayuntamientos que han gobernado el municipio, independientemente de su filiación partidista. De tal modo que se deben implementar políticas que tengan como objetivo lograr una gestión ambiental efectiva sobre el territorio. Sin embargo, para que la planeación sobre el espacio sea aceptada por la población, es necesario que  el manejo del territorio tenga el consenso de la población, por lo que necesariamente debe ir acompañada por un programa efectivo de educación ambiental que permita la identificación de los habitantes con su territorio.

 

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Vargas Inclán, M. El impacto de la contaminación  ambiental en la Microcuenca San Marcos, Municipio de Chapala. Inédito.

 



[1]  Profesores investigadores del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial de la Universidad de Guadalajara.

[2] De acuerdo a Campos Aranda (1992),  es un sistema hidrológico que tiene menos de 25 km2 de superficie.

[3] De acuerdo al documento inédito de  Mtra. Evangelina Salinas Escobar, Base de Datos: Número de habitantes por Municipio en el Estado de Jalisco, Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, Universidad de Guadalajara.

[4] Quezada Chico, Guadalupe. Base de Datos  de Uso del Suelo y Vegetación de la Microcuenca San Marcos (inédito)

[5] Gobierno Municipal de Chapala. Plan Municipal de Desarrollo: Chapala 07-09. H. Ayuntamiento Constitucional 2007-2009. Presidencia Municipal, Jalisco (documento pdf)

[6] Vargas Inclán, M. El impacto de la contaminación  ambiental en la Microcuenca San Marcos, Municipio de Chapala. Inédito.

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