Deterioro
ambiental de la Microcuenca San Marcos de la zona inmediata al Lago de
Chapala,
como resultado de la falta de planeación.
INTRODUCCIÓN
La Microcuenca San
Marcos es un sistema hidrológico que se encuentra en la zona colindante al principal
cuerpo de agua de la República Mexicana, el Lago Chapala.
La región donde se
encuentra esta microcuenca[2]
está relacionada directamente a este vaso
lacustre, por lo que las cuencas como la analizada en este trabajo, son determinantes en
el comportamiento ambiental del lago debido a la función que cumplen como zonas de
captación de agua. Por esta razón, es necesario manejar dicha zona de una manera
sustentable; sobre todo si se pretende conservar el lago. De ahí la importancia que
adquiere el estudio de cuencas pequeñas como ésta, cuyo comportamiento está relacionado
a sus condiciones físicas y, por ende, a los usos del suelo relacionados a la agricultura
y la urbanización, donde el hombre juega un papel relevante.
Al mismo tiempo, el
presente trabajo es representativo de los sistemas hidrológicos que tienen un fuerte impacto urbano y, que además, están asentados en una zona
marginada, sin planeación y con un elevado índice de crecimiento de la población. Por
el contrario, en la localidad, los grandes desarrollos urbanísticos se localizan al otro
lado de la ciudad de Chapala, es decir, a lo largo del corredor Chapala-San Antonio
Tlayacapan-Ajijic-San Juan Cosalá. En la actualidad, el área de la microcuenca se
encuentra en un proceso de degradación, principalmente relacionado a la urbanización que
se desarrolla sin ningún control por parte de las autoridades, generando procesos
singulares en la transformación de las tierras rurales a urbanas, con los consiguientes
asentamientos en los sitios no aptos para el crecimiento urbano, como lo son los lechos de
inundación de los arroyos o los sitios de
elevada pendiente.
En estos lugares el
costo de instalación y mantenimiento de la infraestructura urbana es elevado, aunque
necesario, desde el punto de vista de la justicia social. De acuerdo a lo anterior, este
trabajo pretende destacar la importancia de la planeación, la cual, de implementarse,
contribuiría a la reducción de muchos problemas ambientales y sociales que se podrían
presentar en otras microcuenca similares al área estudiada.
Características Generales.
Aspectos Físicos
El Lago de Chapala es
el cuerpo de agua interior más importante de la República Mexicana. Este depósito
natural, que se encuentra aproximadamente en la cota 1529 msnm, se encuentra rodeado de bloques montañosos de
origen tectónico-volcánico, lo que propicia un peculiar patrón de climas y paisajes,
donde destaca el papel regulador de la humedad, que junto con los suaves vientos y la
temperatura moderada, propician una sensación de frescura que no se observa en otras
partes de la región Centro Occidente de México. Estas características hacen que la
Ribera del Lago Chapala, no sólo sea el principal polo de atracción turística de la
región, sino también el sitio donde algunas familias de alto nivel económico,
principalmente de Guadalajara, tienen su residencia de fin de semana, o donde los
jubilados de Estados Unidos y Canadá, ávidos de un clima saludable, tienen su morada
permanente. De esta manera, los miles de visitantes que cada semana saturan a los
principales puntos de interés y las residencias de lujo, demandan numerosos servicios, lo
cual hace que la localidad de Chapala se convierta en una economía de escala que atrae a
cientos de trabajadores, principalmente para los restaurantes y para el mantenimiento de
las residencias. Por esta razón, la tasa de crecimiento de la población de la localidad
para el período de 1995-2000 fue de 1.8 %, un poco inferior a la tasa de crecimiento de
los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara, que tuvieron una tasa promedio de
2.7 %; los cuales, para ese período tuvieron tasas de crecimiento de 4.89 % (Tlajomulco
de Zúñiga) y 5.16 % (Tonalá), mientras que Guadalajara tuvo el menor crecimiento con
0.19 %[3].
La Microcuenca San
Marcos abarca una parte de la ciudad de Chapala, la cual se encuentra a 42 km al SSE de la
Ciudad de Guadalajara. Este sistema hidrológico tiene una superficie de 9.25 km2
(925 ha), por lo que, de acuerdo a su tamaño, se clasifica de acuerdo a Campos Aranda
(1992) como una cuenca muy pequeña; es decir, es un sistema hidrológico donde las
condiciones físicas de la cuenca, así como las características de la superficie donde
el hombre juega un papel importante por su capacidad para influir en el uso del suelo de
las unidades territoriales, influyen en la magnitud y distribución de los escurrimientos;
características que hacen a este sistema hidrológico un lugar adecuado donde se puede
detectar la degradación ambiental, así como las consecuencia ambientales de las
prácticas de manejo irracionales.
La microcuenca se
localiza entre los paralelos 20º 17 24.97 y 20º 20 02.58 de latitud norte y, los meridianos 103º 10
47.39 y 103º 13 21.65 longitud oeste. La altura máxima sobre el nivel
del mar es 2175 m, en tanto que la mínima es de 1529 m, por lo que el desnivel es de 646
m. La pendiente general de este sistema hidrológico es de 18 %, en tanto que, la
pendiente del escurrimiento principal es de 4.05 %. De acuerdo a su curva hipsométrica,
es una cuenca geológicamente madura, en la cual la longitud total de los escurrimientos
es 35 822.51 metros, por lo que la densidad de escurrimientos es de 3.8 Km/Km2
(Fig. 1).
Fig. 1. Localización de la
Microcuenca San Marcos.
Por la naturaleza
tectónica del lugar, los escurrimientos tienen propiedades torrenciales en la Sierra el
Tecuán, pero cuando llegan a las zonas con menor pendiente, bruscamente disminuyen su
velocidad lo que ocasiona una disminución en su capacidad de transporte, depositando una
parte importante de su carga, provocando el azolve de los cauces, la formación de
meandros y las consecuentes fluctuaciones en los escurrimientos. Por esta razón, las
zonas de los cauces de las partes bajas son susceptibles a las inundaciones, incluso con
los gastos medios máximos anuales.
En la actualidad, como
efecto del cambio de uso del suelo mencionado anteriormente, el Arroyo San Marcos presenta
durante el estiaje un caudal insignificante como resultado de la desaparición del Bosque
Tropical Caducifolio de la parte media de la microcuenca. En el área donde comienza el
área urbana, el cauce principal, al ser el talweg
natural de esa parte de la microcuenca, se aprovechó para instalar el colector
hidráulico de todas las aguas de la parte alta de la microcuenca. Pero como un alto
porcentaje de las viviendas de la parte alta de la microcuenca no están conectadas a la
red de desagüe de la ciudad y, como hay fugas de los conductos de la red de drenaje, un
porcentaje importante de las aguas negras de desecho fluyen encima del colector principal,
es decir, en la superficie, ocasionando numerosos problemas a los habitantes que viven en
la zona de inundación de la parte baja de la microcuenca (Fig. 2).
Fig. 2. Vivienda de
la calle Guerrero ubicada en una terraza socavada por el gasto máximo extraordinario del día 13 de Septiembre de 2007.
Las condiciones
ambientales del área de estudio propician un patrón de suelos que va desde los
Regosoles, Phaeozems y Leptosoles, en la partes
más accidentada, hasta Vertisoles en las mesetas y planicies; incluso, en la zona del
lago, sujeta a inundaciones esporádicas, se encuentran suelos del grupo de los
Solonchaks, algunos con propiedades gleicas. Tomando en cuenta sus características hidrológicas, los suelos de
montaña con vegetación poco alterada se clasifican como suelos con un moderado bajo
potencial de escurrimiento (Grupo Hidrológico B), mientras que los de la primera terraza
se caracterizan por tener un moderado alto potencial de escurrimiento (Grupo Hidrológico
C); por su parte, los materiales del talud de la terraza estructural dentro del Grupo
Hidrológico B, si tienen vegetación y dentro del Grupo
C, si la vegetación está muy degradada; finalmente, los suelos con un alto potencial
de escurrimiento (Grupo D) se presentan en la
planicie y las cimas planas.
De acuerdo a las
condiciones ambientales y a los manchones de
vegetación que todavía se pueden observar en algunos sitios de la microcuenca, que son
los relictos de la vegetación original que existió hace más de 50 años, la vegetación
que predominaba en la mayor parte de de la microcuenca era de Bosque Tropical Caducifolio,
formada por Burcera,sp (papelillo), Pistacia mexicana, Fouqueria formosa, Euphorbia tanhuahuete, Ciba aescilifolia, Ptelea trifoliata, Leucaena esculeta (huaje), Lyiíloma acapulcense (tepehuaje) Ipomoea intrapilosa (ozote), etc; pero en la
planicie, la vegetación predominante era Bosque Espinoso, donde destacaban los mezquites y huizaches (Acacia
farnesiana).
Por su parte, la zona
de contacto entre el lago y la microcuenca es afectada por
inundaciones, por lo que la formación vegetal característica es una vegetación
acuática intermitente. Finalmente, a lo largo de las márgenes de los arroyos, la
formación vegetal que predominaba era de
galería, formada por huizaches, higueras y sauces. A causa de un cambio de uso del suelo,
que se generó a partir de 1950, la mayor parte del Bosque Tropical Caducifolio y del
Bosque Espinoso desaparecieron, dando lugar a
zonas de pastizales y cultivos, las cuales propiciaron
un incremento sustancial del escurrimiento a expensas de la infiltración, que
ocasionó la desaparición de la mayor parte
de los manantiales de la parte media y baja de la microcuenca y un incremento de los
gastos máximos, los cuales incrementaron la frecuencia de las inundaciones de las zonas
urbanas adyacentes a los cauces.
Del total de la
superficie, 12.85 % está ocupada por
vegetación natural en condición aceptable, 1.92 % por vegetación riparia, 31.29 % por
superficies con vegetación degradada, 1 9.25 % por áreas pecuarias, 20.47 % por
agricultura y 14.22 % por áreas urbanas. El resto, son cuerpos de agua y áreas de suelo
desnudo[4].
La agricultura que se
practica en la microcuenca es de bajo rendimiento, y sus productos son destinados
principalmente a la ganadería extensiva en la zona. En general, la agricultura se explota
de manera tradicional, aunque aplicando residuos de las cosechas, abonos orgánicos y los
fertilizantes más usuales que utilizan los campesinos de México. Los cultivos
principales son el maíz de temporal, el garbanzo de la temporada otoño-invierno y, en
menor proporción agave y ciruelos. Aunque no se tuvo una evidencia durante el
levantamiento que se explotara de una manera sostenida, si se pudo detectar degradación
en el suelo, el cual, como ya se mencionó, repercute en el comportamiento de la
microcuenca.
En el área de estudio
no hay especies arbóreas con calidad como para permitir la explotación forestal, por lo
que esta actividad es mínima y destinada al consumo doméstico, especialmente para la
construcción de cercas, ya que como combustible tiene bajo valor energético.
Aspectos Sociales
Según el Conteo de
Población y Vivienda 2005[5],
la cabecera municipal tuvo una población total en ese año de 19,925 habitantes, de los
cuales, aproximadamente 10,000 vivían en una porción urbana de la microcuenca, que
representa el 37.6 % de la superficie de la localidad. Para ese año, la densidad del
municipio fue de 112.41 hab/km2. De acuerdo al mismo conteo, la población
urbana del municipio representaba el 90.76 % de la población total.
De la población en
edad de trabajar, la población
económicamente activa representa el 36.91 %; de esta población, 36 % estuvo ocupada; de
esta última, 54.87 % estuvo ocupada en el sector secundario. En relación a los ingresos
de las personas ocupadas, el 24 % recibieron menos de 2 salarios mínimos y sólo el 8.5
%, recibió más de 5 salarios mínimos, lo cual implica la existencia de un porcentaje
importante de población marginada en el municipio, la cual demanda vivienda y, por lo
tanto, puede colonizar los sitios menos aptos para el crecimiento urbano del municipio.
Problemática General
Aunque el municipio
carece de un plan de ordenamiento territorial, sí cuenta con un Plan de Desarrollo
Urbano, aprobado por el Congreso de Jalisco en 1981; por consiguiente, existe una
zonificación general de los usos del suelo más apropiados para todas las unidades
ambientales de la microcuenca, especialmente las cercanas a las principales localidades
del municipio.
Sin embargo, por el
desconocimiento de la zonificación del plan, por la falta de consenso, por la falta de
seguimiento y por problemas de gestión, no se ha respetado la normatividad en algunas
unidades paisajísticas, especialmente en las zonas contiguas a los principales núcleos
urbanos del municipio. De todas, destaca el relleno sanitario municipal, el cual hasta
2005 sirvió como el depósito de basura de todo el municipio; en la zona donde se
estableció, no sólo el nivel freático se encuentra cerca de la superficie, sino que es
el área de alimentación directa de dos escurrimientos de primer orden, cuyo destino
inmediato es la parte baja del área urbana de la microcuenca.
En el área de Bosque
Tropical Caducifoilio y en las zonas abruptas de la microcuenca se produce la extracción
de camote de cerro, lo que propicia zonas de inestabilidad del suelo, donde posteriormente
se pueden desencadenar procesos de deslizamientos rápidos y erosión acelerada;
posteriormente, los sedimentos generados afectan a la zona urbana, azolvando sus líneas
de drenaje, lo que incrementa el peligro de
inundaciones. De la misma manera, se observa una degradación de las zonas riparias, cuyas
laderas se utilizan para agricultura.
En general, en la parte
alta de la microcuenca, se pude señalar que la calidad de las aguas de los arroyos es
buena para diferentes actividades; sin embargo, una vez que atraviesan la ciudad empiezan
a recibir las aguas de desecho de los hogares, por lo que se convierten en aguas negras
sépticas, las cuales se caracterizan por su color negruzco, así como su olor fétido y
desagradable, que afecta a los habitantes que viven en la zona de inundación del arroyo.
Por lo menos la mitad de las aguas negras generadas llega al Lago Chapala, debido a que la
planta de tratamiento no tiene la capacidad para tratar todo el caudal de la microcuenca.
Problemática Urbana
En general, las áreas
más apreciadas para el desarrollo inmobiliario se encuentran al poniente y al sur de la
localidad; exactamente, en la zona adyacente al lago, que forma parte del corredor
Chapala-San Antonio Tlayacapan- Ajijic, así como a lo largo del Boulevard González
Gallo. En estas zonas se encuentran las residencias Victorianas del siglo XIX y las casas
de fin de semana de la gente pudiente de Guadalajara. En el resto de la zona urbana se
encuentran las colonias populares.
Precisamente, en una
parte de esta zona se encuentra enclavada la
Microcuenca San Marcos y, dentro de ésta, los asentamientos con más necesidades se
localizan en la parte alta del sistema hidrológico, es decir, al norte de la calle
Francisco I Madero, que es la entrada principal de la ciudad. En esta porción de la
microcuenca, la mayor parte de las viviendas son de autoconstrucción o de construcción
por encargo, normalmente por etapas, donde el propietario o un solo trabajador controla el
aspecto técnico de la construcción; incluso utilizando la fuerza de trabajo de la
familia del propietario, lo cual baja considerablemente los costos de edificación de las
viviendas. El modelo arquitectónico de traslape
cúbico de las construcciones es el resultado de este proceso. De acuerdo a la
información levantada en la zona de estudio, la mayoría de los habitantes de la
microcuenca que tienen casa propia participaron activamente en la construcción de sus
viviendas[6].
Toda el área de
estudio se encuentra dentro de los límites originales del Ejido Chapala, el cual, a su
vez, se formó de la Hacienda El Cuije. Prácticamente, la urbanización de la
microcuenca comenzó a finales de la década de 1960, con la venta o la donación de lotes
a los familiares de los ejidatarios. No fue sino hasta la década de 1990, cuando empezó
la legalización de los lotes con programas que tenían como objetivo ir regularizando
diferentes porciones del área urbana de la microcuenca. Antes de esos programas, los
colonos sólo tenían derechos de avecinados, es decir, no tenían todos los derechos de
los ejidatarios, pero si tenían que pagar cuotas a la asamblea ejidal.
Esta situación
repercutía en las finanzas del municipio, el cual, por una parte, tenía la obligación
de proporcionar servicios de alumbrado, agua potable y drenaje; pero por otra parte, al
que le pagaban los colonos era al ejido, el cual, por cierto, no les proporcionaba ninguno
de estos servicios. En la actualidad, todavía una parte de la periferia urbana no se
encuentra regularizada y, por lo tanto, le sigue pagando a la asamblea ejidal; tampoco
están regularizadas las viviendas que se encuentran en la zona federal o algunos predios
legalizados que ocupan una parte de la zona federal, de la que, como es obvio, no cuentan
con escrituras legales que avalen la posesión esa parte de su propiedad.
En general, el trazado
de las calles es ortogonal, sobre todo, en la planicie donde las calles se cortan en
ángulos rectos. La parte alta también se caracteriza por un trazado ortogonal, aunque
modificado por el tamaño y forma de las parcelas de los promotores urbanos que
generalmente fueron los ejidatarios- y en menor importancia por el relieve y los
escurrimientos. Esta traza urbana origina en la zona conocida como el Tepehua una gran
cantidad de calles con pendientes pronunciadas, por si fuera poco, con un lecho rocoso a
pocos centímetros de profundidad, donde, en su momento, fue muy difícil la introducción
de las redes de agua potable y drenaje. El trazado de las calles demuestra que los
principales promotores del crecimiento urbano fueron los vendedores de lotes, es decir,
los usufructuarios de las parcelas; sobre todo, porque el diseño aludido es el que
permite una lotificación y un reparto por venta más fácil y efectivo.
En las zonas
accidentadas de la microcuenca el costo de edificación es elevado; en primer lugar, por
ser consumidores minoristas de material de construcción, por la dificultad para trasladar
de material de construcción, pero, sobre todo, por la dificultad técnica para edificar
en zonas rocosas con pendiente, donde se tienen que levantar plataformas, hacer rellenos y
realizar nivelaciones. En comparación con las zonas planas, los colonos de estas zonas
gastaron más del doble en la construcción de sus viviendas.
En las zonas con
pendiente la introducción de servicios de agua potable y drenaje es costosa y, se
incrementa más cuando existe un lecho rocoso a pocos centímetros de profundidad, pues no
sólo se tiene que bombear el agua potable, lo cual implica la construcción de tanques de
almacenamiento; sino que, además, para introducir el drenaje doméstico se tienen que
hacer perforaciones en la roca y construir cajas rompedoras de la energía del agua.
Tampoco se pudo
controlar la urbanización de la zona de influencia del Arroyo San Marcos, lo que
propició el asentamiento de construcciones en el área federal, incluso dentro del cauce.
Esta situación es injustificada ya que las áreas federales fácilmente se pueden
determinar con los gastos máximos ordinarios, con un período de retorno de 2 años, tal
y como lo específica el Artículo 3 de la
Ley Aguas Nacionales y, que necesariamente debió estar plasmado en el Plan de Desarrollo
Urbano de Chapala de 1981.
Como resultado de las
modificaciones de la microcuenca tratadas anteriormente, es de esperar un incremento en
las avenidas máximas extraordinarias, lo cual repercute en los asentamientos que se
encuentran dentro de la zona federal de los escurrimientos, donde los afectados de las
partes bajas, no sólo sufren inundaciones cada año, sino que tienen que soportar la
basura arrastrada y los gases producto de la descomposición de las aguas negras del
arroyo. Las demandas de los habitantes que viven en la zona federal obligaron al municipio
a entubar el arroyo, lo que se facilitó por ser el talweg
general del área urbana de todo el sistema hidrológico; sin embargo, en esta obra, el
municipio gastó una parte importante de su presupuesto.
A pesar de lo anterior,
la población asentada en el área federal sufre recurrentemente inundaciones, por lo que
es necesaria la implementación de obras hidráulicas adicionales aguas arriba que
disminuyan la ocurrencia de inundaciones. Por lo tanto, si el municipio hubiera manejado
adecuadamente el territorio, esta zona federal posiblemente pudo haberse destinado como un
espacio abierto, donde estuviera prohibida la edificación de viviendas y, por lo tanto,
se hubiera ahorrado inversiones que se pudieron haber destinado para solucionar otros
problemas de infraestructura del municipio, incluso la compra de terrenos para programas
de vivienda popular.
Estas dificultades son
una consecuencia de falta de seguimiento de los programas del municipio, pues si el
ayuntamiento hubiera contado con un plan con una zonificación condensada por la población y, sobre todo, si
hubiera tenido capacidad de gestión, jamás se hubiera presentado
la urbanización de las áreas problemáticas del municipio.
Independientemente de
toda la normatividad federal y estatal, el municipio cuenta con un plan de desarrollo
urbano desde 1981, un reglamento de ecología y, además, dispone de una división de
ecología y otra de planeación urbana. Sin embargo, a pesar de lo anteriormente expuesto,
se puede decir que el municipio no tiene ni ha contado con una adecuada gestión
ambiental, lo cual es resultado de una debilidad estructural, sobre todo, en términos
organizativos y, hasta cierto punto, financieros; lo que explica a la carencia de reservas
territoriales para el crecimiento urbano, así como a la falta de programas de vivienda
popular; para colmo, los terrenos en las zonas de reserva urbana han aumentado su valor,
quedando fuera del alcance de las familias más necesitadas. Así, la limitada capacidad
financiera y de gestión, restringe cualquier intento de planificación en el Municipio de
Chapala.
Además, no hay una
continuidad en los planes y programas de gobierno, no sólo porque cada tres años cambia
la administración, sino porque muchas veces hay un relevo partidario en el Ayuntamiento.
Esta situación es aprovechada por los diferentes grupos de presión, los cuales sólo
responden a sus intereses, que no siempre son los mismos que los del resto de la población; y en numerosas ocasiones estos
grupos han estado insertados en las
diferentes administraciones del municipio.
Conclusiones
La Microcuenca San
Marcos es un ejemplo de las consecuencias que tiene el mal manejo de las unidades
ambientales de la zona inmediata al Lago de Chapala. Sobre todo, por las dimensiones del
sistema hidrológico, las cuales permiten determinar los efectos ambientales que tiene el
uso del suelo en el sistema hidrológico y, por consiguiente, sobre el Lago Chapala. En
este sentido, los errores que se tuvieron en la gestión del territorio de esta unidad
espacial podrían servir de experiencia en otras cuencas de México que se urbanizarán en
los próximos años, donde se deben evitar los errores señalados en este estudio.
Por otro lado, es
preciso recalcar que en la microcuenca todavía quedan recursos, como el Bosque Tropical
caducifolio o los arroyos de de la parte alta de la microcuenca, que es necesario
preservar o manejar de una manera racional, para impedir que muchos procesos actuales que
degradan el ambiente se incrementen y afecten, todavía más, las condiciones de vida de
las generaciones futuras. Por tal motivo y para evitar los errores cometidos en el área
de estudio, es necesario destacar la importancia que tendría en el manejo del territorio
la implementación de un plan de ordenamiento territorial, donde la componente ambiental
sea el soporte del manejo racional del Municipio de Chapala.
Además, muchos de los
problemas sociales, de salud y de contaminación que sufre la microcuenca, se deben a la
ausencia de una adecuada gestión ambiental de
los ayuntamientos que han gobernado el municipio, independientemente de su filiación
partidista. De tal modo que se deben implementar políticas que tengan como objetivo
lograr una gestión ambiental efectiva sobre el territorio. Sin embargo, para que la
planeación sobre el espacio sea aceptada por la población, es necesario que el manejo del territorio tenga el consenso de la
población, por lo que necesariamente debe ir acompañada por un programa efectivo de
educación ambiental que permita la identificación de los habitantes con su territorio.
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Microcuenca San Marcos, Municipio de Chapala. Inédito.
[1] Profesores investigadores del Departamento de
Geografía y Ordenación Territorial de la Universidad de Guadalajara.
[2] De acuerdo a Campos Aranda (1992), es un sistema hidrológico que tiene menos de 25 km2 de superficie.
[3] De acuerdo al documento
inédito de Mtra. Evangelina Salinas Escobar,
Base de Datos: Número de habitantes por Municipio en el Estado de Jalisco, Departamento
de Geografía y Ordenación Territorial, Universidad de Guadalajara.
[4] Quezada Chico, Guadalupe. Base de
Datos de Uso del Suelo y Vegetación de la
Microcuenca San Marcos (inédito)
[5] Gobierno Municipal de
Chapala. Plan Municipal de Desarrollo: Chapala 07-09. H. Ayuntamiento Constitucional
2007-2009. Presidencia Municipal, Jalisco (documento pdf)
[6] Vargas Inclán, M. El
impacto de la contaminación ambiental en la
Microcuenca San Marcos, Municipio de Chapala. Inédito.