Sincronía Fall 2009


 

Elvia Vega Llamas

Departamento de Letras

Universidad de Guadalajara

 

 

“ENSEÑAR FUTURO A EXTRANJEROS, ¿QUÉ ENSEÑAR?”

 (Parte II, la alternancia)


 

 

 

En el trabajo anterior hablábamos de la dificultad que presenta para un estudiante no hispanohablante la elección adecuada de alguno de los tiempos verbales que suelen  funcionar en alternancia. Elegir entre el pretérito simple y el imperfecto, o entre presente de indicativo y presente de subjuntivo suelen ser tan sólo dos de las problemáticas más conocidas. De manera muy similar, pero menos obvia, resulta la enseñanza de las dos formas de futuro, conocidas como futuro sintético y futuro perifrástico (trabajaré/ voy a trabajar). Las gramáticas no les conceden importancia al tratarlos como casos de sinonimia[1] en tanto hacen referencia a lo venidero: un valor meramente temporal, y asignando un reparto tan simplista como el hecho de decir que la síntesis es propia de textos escritos, y de hablados la perífrasis, o que la primera se emplea en discursos formales, y en informales la segunda.

            Otra postura extrema sostiene que entre los dos futuros no hay ninguna relación, afirmando que se trata de homonimia, como dice R. Trujillo quien además niega que la perífrasis sea una forma de futuro[2]. En el extremo del absurdo hay quien afirma que el reparto de contextos para ambas formas es de orden económico-social: la síntesis para las clases altas, la perífrasis para las bajas, distribución libre para las clases medias.

            Aquí nos interesa mostrar la manera en que ambas formas se reparten los contextos en la alternancia, observando sus funciones dentro de los textos, con miras a orientar a los estudiantes que aprenden español a utilizar adecuadamente ambas formas, a partir de sus valores semánticos, pragmáticos, textuales y extrasistémicos, incluso. No es fácil intentar conciliar los trabajos teóricos con la enseñanza propiamente dicha. Pero este es un primer acercamiento.

 

Guía:

1-Importancia de los valores modales: temporal es también

2. Enseñar con textos: valores modales y temporales.

3. Organización del texto: planeación, marcadores textuales, grounding

4. Variación geográfica y estilística. Tipos de textos y situación comunicativa: exaltación de las emociones.

5. Distribución y alternancia. ¿Qué cambia cuando cambiamos una forma por otra en el mismo contexto?

 

 

 

1. Importancia de los valores modales: temporal es también modal.

En la enseñanza de español para extranjeros pretendemos que al presentar el tiempo verbal futuro con sus dos variantes formales, se trabaje sobre los valores modales y temporales sin privilegiar ningún valor, como suelen hacerlo las gramáticas que consideran simples ‘usos’ o valores secundarios a los no temporales, por lo que se les presta escasa atención.

El reconocimiento de modalidad[3] en tiempos gramaticales como el futuro debe hacer reflexionar sobre los medios que los alumnos utilizan en sus propias lenguas para expresar los mismos valores semánticos y pragmáticos: la modalidad, no debe olvidarse, es un fenómeno universal[4].

J. Bybee et al. (1994) han encontrado en varias lenguas que los valores de obligación, permiso, capacidad, habilidad, necesidad y posibilidad suelen encajar en las formas de futuro, es decir, que en la base del futuro se encuentran precisamente valores modales, en tanto que el sentido de predicción o posterioridad, según muestran las rutas de evolución, ha sido el último en gramaticalizar; con lo que podríamos decir que la temporalidad misma puede explicarse, hasta cierto punto, desde lo modal.

En muchas lenguas se ha encontrado también que el futuro y el imperativo no sólo comparten funciones, sino que suelen asociarse a los conceptos ‘real/irreal’, los términos con que tradicionalmente se explican los modos indicativo y subjuntivo (Chung y Timberlake, 1986, Smith 1996), puede así ‘presentirse’ la naturaleza del futuro: la dificultad para poner límites precisos entre los tres modos gramaticales de lenguas como el español.

En cualquier cultura los individuos tienen necesidad de establecer reglas de convivencia, ordenamientos para la interacción entre las personas. Del mismo modo, todo individuo puede valorar la probabilidad o posibilidad de la ocurrencia de los fenómenos observando las circunstancias, deduciendo, hipotetizando. Estamos hablando de lo que en Lógica se llamó lógica modal, y responde a las dos clasificaciones más conocidas: modalidad deóntica y modalidad epistémica.

            Las estructuras para realizar estas operaciones no tienen por qué ser las mismas en las diferentes lenguas.

 

2. Enseñar con textos: valores modales y temporales.

Al trabajar con textos es más claro aún que no tiene sentido privilegiar ningún valor sobre los otros, pues cualquiera, o incluso más de uno, puede presentarse en una estructura dada.

            En el texto es posible mostrar que los hablantes realizan operaciones semántico-pragmáticas en el momento de la elección para producir los valores con los que desea dar un matiz o ‘la coloración pretendida’ a sus discursos. Pero además, que los recursos empleados no sólo son de orden semántico o resultado de la interacción entre los hablantes, sino que todavía hay una serie de factores textuales y extrasistémicos que intervienen en la elección tanto de los valores como de las formas que trabajan en alternancia, como veremos más adelante.

Eligiendo tipos de textos se pueden  reconocer los distintos valores  modales y la temporalidad en las dos formas de futuro. Por ejemplo, los valores deónticos que expresan obligación, permiso, intención, determinación, predestinación, son abundantes en textos legales, religiosos, códigos, reglamentos, en los discursos de los padres a sus hijos, etc.; en estos textos observamos la modalidad que tiene que ver con la interacción y la regulación de la conducta de los participantes de un discurso.

Al considerar esta relación, y al ubicar las clases de textos que desempeñan las mismas funciones en sus lenguas, el alumno tendrá de dónde asirse, independientemente de la estructura gramatical o léxica con la que expresan dicha modalidad. El texto muestra todos los elementos culturales y sociales imbricados de una lengua, lo que una oración o un verbo conjugado aislado jamás podrán mostrar[5].

            En la parte I recordábamos, por ejemplo, cómo en la Biblia, y otros textos antiguos, puede leerse una gran variedad de valores deónticos en la forma sintética, en los que la temporalidad no puede ser el foco de la atención en la forma del futuro.    Mostramos también cómo el futuro expresa también una serie de valores epistémicos además del temporal con los cuales el hablante valora, estima las condiciones para la probabilidad de que algo ocurra; incluso, una predicción puede ser considerada modal, si la vemos como una especie de deducción de premisas no expresas.

Del mismo modo presentamos los conocidos casos en que el valor de temporalidad es completamente nulo en ambas formas del futuro; casos en los que, especialmente con la síntesis, pueden lograrse grados extremos de incertidumbre, por la propia evolución interna del texto.

En esta parte trabajaremos más con funciones discursivas y de fenómenos de variación que afectan las formas del futuro en fragmentos de diferente tipos de textos, sin dejar de recordar que la referencia siempre será el texto completo.

 

 

 

3. Organización del texto: planeación, marcadores textuales, grounding

No siempre se puede explicar el futuro por sus valores semánticos y pragmáticos, hay además una serie de factores extrasistémicos que ayudan a explicar el por qué de su variación y de la alternancia misma. Dentro de estos, los que conciernen a la organización del texto:

 

-Deja todo un imperio.

-Sí.

-¡Tantos años a la cabeza de sus negocios!

-Será difícil sustituirlo.

-Le diré. Después de don Artemio, nadie más indicado que usted.

-Sí. Estoy compenetrado...  (La muerte de Artemio Cruz, pág.136)

 

            Moreno de Alba (1986:96) llama clichés a estos empleos del futuro “por su bajo contenido semántico”, siguiendo a  L. Carreter (1968:64) quien adopta el término para el español: “Con este término francés se designa la expresión estereotipada, banal y escasamente significativa, a fuerza de ser repetida”.

            Pero el futuro empleado así  no es una simple estructura vacía, posee funciones discursivas: sirve para conectar enunciados, para argumentar, y en particular para planear los discursos: para abrirlos y para cerrarlos[6], esto no implica negar los valores de las diferentes modalidades cifrados en dichas estructuras (reserva, necesidad) en distintos grados.

 

            En textos técnicos y científicos el futuro desempeña una importante función de orden comunicativo. Tiene que ver con la organización del texto y las pistas que el autor da al lector sobre el orden y acomodo de la información. El futuro es claramente un marcador textual, suele acompañarse de estos[7], y desempeñar actividad metacomunicativa:

 

A continuación expondré algunas explicaciones provisionales basadas en hipótesis complementarias que buscaré comprobar en este trabajo…  Examinaré todo con más detalle en el capítulo siguiente. (Fragmento de una tesis de maestría)

 

En las instrucciones para elaborar un objeto o realizar un trabajo dado, el futuro explicita tanto la orden como el orden para el desarrollo[8], continuidad y jerarquía de las acciones de dicha elaboración o realización:

 

El travesaño cuenta con otros dos agujeros circulares, uno a cada lado, en los cuales se ajustarán las dos patas de madera que, rematarán en punta, picarán en tierra, sujetando así debidamente la “garrastea”....  (J. Garmendia,  1980: 103)

 

            El empleo del futuro para dar instrucciones o describir cómo se ha de realizar un objeto o una actividad dada, ocurre abundantemente también en los textos hablados pero con la perífrasis. El efecto más que de obligación o solemnidad es uno de cercanía o inminencia con los eventos que se presentan, y en ese sentido, temporal, o más como de modo de acción:

           

A: en la zona ra / en la / radiografía del órgano dentario cuarenta y  / seis // se alcanza a percibir zona radiolúcida a nivel de la furca  (…)  presenta un tratamiento endodóntico / que posiblemente  // fueee / un fracaso  ((…)) el plan de tratamiento / lo explicaráaa nuestro colega Juan Carlos ///

B: sí bueno / aquí   ennn este órgano dentario cuarenta y seis  lo / que vamos a hacer  antes que nada vamos a anestesiar con la técnica mandibular// eeeh//laaa la cual nos va a servir para anestesiar todo el cuadrante inferior  eeeh  de  derecho del paciente // AQUÍ vamos a hacer nuestra  DIÉRESIS con el bisturí  vamos a hacer una  INCISIÓN /  de forma contorneante / vamos a contornear  la   segunda molar ((…)) vamos a hacer una / odontosección // ((…) después de esto / eh vamos a / a ejercer un punto de apoyo / con nuestro elevador // vamos a /  tratar de hacer la palanca  // Y sacar primero la raíz distal / y luego sacaremos la raíz mesial /// después de esto / nuestro plan de tratamiento / consistirá ((…))[9]

 

            La síntesis está allí, en el discurso hablado con funciones distintas y en la alternancia. Se puede percibir su carácter en la toma de decisiones o en la determinación de realizar algo. Aquí, además de indicar cierre de un tema u objetivo, también señala el cambio de turno de los participantes

                El futuro sintético podría estar realizado una función de relieve con respecto al fondo en que se realizan las instrucciones con la forma perifrástica. Se ha observado que los tiempos verbales que suelen aparecer en alternancia también desempeñan funciones discursivas cognitivas como las de destacar o dar fondo a los eventos. Este fenómeno es conocido como grounding: foreground (figura) y background (fondo)[10]:

 

Hoy lo sabrás. Se va a detener. El cauce se va a secar. (...) Durante setenta y un años tu arteria mesentérica pasará, presionada, por esta prueba, por este salto mortal. Hoy ya no podrá. Hoy no resistirá la presión (...). Hoy (...) se detendrá… (La muerte de Artemio Cruz, pág. 65)

           

            Al contrario del fragmento anterior que es propio de un discurso hablado, la novela de Carlos Fuentes está marcadamente escrita en futuro sintético, de modo que la perífrasis produce un efecto contrario: destaca los eventos cruciales según la intención del autor, sobre el fondo que cubre la síntesis.

            Hay obviamente una intención estilística al escribir todo el turno de la segunda persona (una tercera parte del texto) en futuro sintético.

 

 

4. Variación geográfica y estilística. Tipos de textos y situación comunicativa: exaltación de las emociones.

 

Las funciones del futuro tienen que ver con cuestiones de estilo, pero también con la situación comunicativa.

Podríamos ver por un lado, que parte de los resultados del estudio de Futuridad en el español de D. Villa Cresap (1997) en los que el uso de la forma perifrástica domina casi por completo, está también condicionado por el tipo de las muestras empleadas. No sólo se trata esencialmente de textos propios del discurso oral, sino que no se puede esperar ningún tipo de tensión ni exaltación de las emociones en situaciones comunicativas tan específicas: entrevistas y programas de radio, entre personas que solidariamente están reconociendo sus raíces culturales, en la variante del español de Nuevo México.

La variación geográfica es también una causa para la elección de la alternancia de los futuros, que se puede observar en el  discurso del propio autor: la preferencia de la perífrasis sobre la síntesis, dado que el español nuevomexicano es esencialmente oral, con respecto a los países con gran tradición escrita en lengua española:

 

 (...) en este punto sólo voy a señalar que considero ésta una intersección entre la función de predicción y la de reservación... (pág.102) (...) en este punto sólo voy a observar que decir señala que lo relatado por el hablante (...) podríamos decir que la expresión de futuridad sea perifrástica o flexionada va a encajar cierto contenido modal (...) ...De interés es esta dominancia del futuro analítico en (...) (págs.76-77).

 

            Pragmáticamente, la síntesis puede preferirse para enfatizar el poder o autoridad del emisor, pero ya hemos visto que la elección puede estar condicionada por la situación comunicativa: hay una mayor ocurrencia de la síntesis en situaciones de tensión extrema causada por emociones como el enojo, la ansiedad, la angustia, la rabia, el temor, etc. En general, estas emociones están  comúnmente asociadas con temáticas relacionadas con el destino, la fatalidad y la muerte.

                En obras donde hay mayor relajamiento de las emociones y en las que intervienen el juego, la alegría, la ironía leve, etc. hay un dominio casi absoluto de la perífrasis, como ocurre con las comedias, las farsas y en general el teatro que trata de representar el discurso oral con esta clase de géneros y temas.

            Las obras de teatro de E. Carballido impresionan por la manera en que ‘atrapan’, entre otras razones, el discurso oral, a pesar de la escritura.

 

Rosalba y Los Llaveros 56 / 205 

El relojero de Córdoba 30/76

El día que se soltaron los leones 25/89

           

            Sin embargo en obras en que predomina el fatalismo, la angustia, la tristeza, etc., la presencia de la síntesis es contundente[11].

 

El gesticulador 209 / 9 (Rodolfo Usigli)

La mujer no hace milagros 228 / 83  (Rodolfo Usigli)

La mañana debe seguir gris 163 / 64  ( Silvia Molina)

El Llano en llamas  (Juan Rulfo)[12]

La increíble y triste historia de la cándida Eréndira: 30 / 7  (G.García Márquez)

           

            La situación de los textos científicos y técnicos es especial: en La artesanía vasca de Juan Garmendia (1981) en 263 páginas no encontramos ningún caso de futuro perifrástico: 106 / 0 

Lo que responde por una parte a la afirmación gratuita de que el futuro sintético se ha perdido o ha quedado relegado a unos cuantos usos. Y por otra, a una notable asociación de esta forma a la escritura, que no es lo mismo que hacer que decir simplemente que la síntesis es propia de textos escritos y de hablados la perífrasis; no habría entonces ni que preocuparse por la alternancia.

 

Lo que sí resulta un verdadero absurdo es la división por clases sociales propuesto por Larry Grimes y Raúl Ávila, citados por Moreno de Alba (1986): la síntesis para las clases altas, la perífrasis para las bajas, y la conclusión de similar magnitud de Moreno de Alba: distribución libre (sinonimia) para las clases intermedias.         Pero de semejantes afirmaciones resulta todavía

 

(…) Larry Grimes, que analiza este mismo problema en la novela de Pedro Páramo de Juan Rulfo y en el libro de Oscar Lewis, Los hijos de Sánchez, muestra su sorpresa al comprobar, contra lo que podría esperarse, que los personajes de la novela de Rulfo emplean abundantemente la forma en –re. Considerando que los personajes de Lewis hacen exactamente lo contrario, Grimes opina: “En su intento de reflejar (o recrear) el habla popular, parece que Rulfo ha recurrido muchísimo al uso de futuro simple, hecho que nos hace pensar que o es un hábito literario, o es una interpretación o reproducción equivocada o mal hecha del habla popular. Personalmente yo opto por el último (...)” (Moreno de Alba, 1986: 92-93)

 

 

 

5. Distribución y alternancia. ¿Qué cambia cuando cambiamos una forma por otra en el mismo contexto?

 

La diferencia entre las dos formas se puede enseñar aplicando pruebas de conmutación, un trabajo que se puede hacer en clase y después de haber estudiado sus valores y funciones.

            A causa de la formación de matices de significado tan sutiles, la diferenciación puede no ser tan obvia. En este sentido no es un trabajo que pueda realizarse con alumnos de los niveles básicos, pero sí una labor excelente que se puede llevar a cabo con los alumnos de los niveles más altos, que suelen fastidiarse por la enseñanza repetitiva de los temas, casi siempre ofrecidos como repasos de cursos anteriores y que no implican un avance o evolución a formas más especializadas y finas en el empleo de la lengua. Propongo algunos ejemplos:

 

(1)  Voy a admitir esto porque...  /  Admitiré esto porque... 

(2)  ¡No van a pasar!  / ¡No pasarán! 

(3)  Vas a amar a dios sobre todas las cosas / Amarás a dios sobre todas las cosas 

 

En (1) el futuro analítico, dado su carácter ingresivo focaliza inicio y proceso icónico con la estructura sintáctica misma, mientras que el futuro sintético parece ubicarnos en el final de la ‘acción’: decisiones ya tomadas, absolutas, imposibles de cambiar. (2) nos coloca en la perspectiva del proceso, frente al absolutismo de la síntesis, como si nos ubicara más adelante, al final de todo: en la perspectiva de alguien que ya conoce el resultado, podríamos decir; ambos presentan una fuerte determinación. En (3) la perífrasis tiene más carácter de estricta instrucción, la síntesis es un mandato categórico.

 

(4)  Cómo te nombraré... amor  /  Cómo te voy a nombrar... amor

(5)  Cómo te voy a olvidar...  /  Cómo te olvidaré...

(6)  ¿Quién será? / ¿Quién va a ser? 

 

En esto ejemplos hay diferentes grados de la reserva con los dos futuros y temporalidad nula. Con la elección de un futuro u otro el cambio de significado es dramático: desde el negarse a olvidar o nombrar (4), hasta buscar la forma de olvidar, precisamente (5); en este caso se producen dos efectos opuestos en la conmutación, similares: con futuro analítico significa el acto involuntario: No es posible que te olvide / haya olvidado , y la búsqueda: “Cómo te nombrare” (Ø posterioridad); o el acto voluntario (y puede significar o no posterioridad): Tengo que encontrar la manera de olvidarte. Con futuro sintético sólo tiene la última lectura. En la lectura de (6) a la duda de extrema de la síntesis, la respuesta-réplica de la perífrasis es un reclamo en la interacción.

 

(7)  Ay, ya pasará... / Ay, ya va a pasar...

(8)  Se van a callar. Se van a alejar ... / Se callarán. Se alejarán...

(9) ¿Cómo te diré? ... todos... todos necesitamos testigos de nuestra vida / ¿Cómo te voy a decir? ... todos...todos necesitamos testigos de nuestra vida.

 

En (7) y (8) la síntesis es más bien el deseo o la esperanza de que algo llegue a su fin, en tanto que la perífrasis es casi la certeza del final de algo, final que se advierte ya por su proximidad: es proceso hacia el final inminente. El futuro así es más modo de acción que tiempo[13]. La síntesis nos vuelve a la ambigüedad de los valores epistémicos de certeza o reserva (por el contexto de la novela la síntesis expresa más bien suposición)[14], con la perífrasis parece mayor o más real el convencimiento de que algo va a ocurrir. (9) es un caso de reserva de alguien que busca la manera de explicar o decir algo, no es un simple cliché. El futuro sintético es ese intento de iniciar o abrir una idea que no es fácil de comunicar. La perífrasis focaliza la reserva, la  necesidad de decir algo y el deseo de encontrar el modo o camino para hacerlo.

 

 

 

 

 

Conclusiones

No es fácil intentar conciliar los trabajos teóricos con la enseñanza propiamente dicha. Este es un primer acercamiento, el cual, a pesar de mi experiencia en el pasado enseñando español a extranjeros durante varios años, se encuentra limitado por ahora para realizar las pruebas pertinentes y observar con mayor precisión su funcionalidad. Queda más bien como material de sugerencia para los profesores, como el ofrecimiento de una investigación de un tema específico con posibilidades de  aplicación en clase, material que ellos con su creatividad podrán adaptar mucho mejor eligiendo lo que es viable.

            La propuesta va con la intención de abrir a los profesores a encontrar la multiplicidad de factores que pueden explicar un fenómeno, lo que dará herramientas para atender las demandas de alumnos perspicaces o con gran conocimiento de sus propias lenguas, en lugar de atenerse sólo a respuestas unilaterales, casi siempre, de los manuales de enseñanza de lengua, que son verdaderas misceláneas y que por cubrir todo no profundizan gran cosa.

            Los niveles avanzados de los distintos programas de enseñanza de lengua que he visto, no sólo de español, sino en mi experiencia como estudiante de otros idiomas, suelen ser repetición de temas-problema de gramática de los cursos anteriores pero sin avance cualitativo, prácticamente; si bien lo que compensa es el hecho de que la complejidad deviene con la exigencia del desarrollo de las cuatro habilidades de la lengua en los últimos niveles.

 

 

No tiene sentido que los alumnos aprendan a mecanizar funciones o a memorizar formas porque no se entienden las operaciones. La complejidad de lenguas como el español, por su abundancia de tiempos verbales tanto en indicativo como en subjuntivo, supone un gasto enorme en la memorización de su morfología, dicho gasto será un gasto inútil si se supone que los tiempos tienen una función y un valor únicos: las lenguas son polisémicas, de ahí la multiplicidad de valores en una misma forma: el ahorro y la simplificación paradójicamente están allí, no en la relación forma-significado, sino en el empleo de una forma y la multiplicidad de sentidos relacionados con ella.

 

 

 

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[1] Por lo que se refiere concretamente al español mexicano culto medio, me parece que en general, con las excepciones de las preferencias señaladas, el uso de las variantes tiene lo que podríamos llamar una distribución libre; es decir, se manifiesta en ello un fenómeno, el polimorfismo, que es habitual en todos los niveles de la lengua (fonético, morfosintáctico y léxico) (Moreno de Alba,1986: 93-94) (subrayado mío).

 

[2] «ir a + infinitivo» ni es futuro ni significa futuro, como se ve si comparamos dos expresiones como el «venceremos» de los cubanos, con un desabrido «vamos a vencer». (R. Trujillo, 1996: 337)

 

[3] Para una revisión del problema de modalidad ver PALMER, F.R.  (1986, 2001) 

 

[4] Mantenemos la diferencia que varios autores proponen entre modo y modalidad: modo como un medio morfológico para expresar modalidad: modo indicativo, subjuntivo, imperativo. Modalidad como la expresión de los distintos valores: posibilidad, necesidad, obligación, deseo, etc., que las lenguas expresan a través de diferentes estructuras: modos, verbos modales, adverbios, afijos, partículas, etc.

 

[5] Para la clase será fundamental elegir diferentes tipos de textos, discutir en clase, descubrir valores, guiar, redactar textos similares, de diversa índole: tonos formales, informales, estilo; cuestiones geográficas, orales, escritos, etc.     

 

[6] ‘Cómo te diré; ‘De qué modo te explicaré; ‘A ver te pondré un ejemplo; ‘Eso dirás tú; ‘Pues le diré, yo no  estoy de acuerdo’; ‘Será el sereno, etc.

 

[7] en Ma. A. Martín Zorraquino y E. Montolío: Coords.; 1998.

 

[8] El trabajo de las funciones del futuro como el orden/la orden será presentado en un trabajo que ya se prepara.

 

[9] El fragmento es una grabación de estudiantes de odontología. A da el diagnóstico de un problema molar sobre una radiografía. El hablante B da las instrucciones para la extracción y curación del problema:

 La grabación y transcripción es de un alumno de la licenciatura en Letras de la U de G, México.

 

[10] S.Fleischman, 1985; H.Weinrich (1974[1964]; Nessa Wolfson, 1979

[11] Por ejemplo, en el último capítulo de la novela (La muerte de Artemio Cruz) en el que se alcanza el grado máximo de la tensión, la fatalidad (muerte) que se ha ido de algún modo hilando a lo largo del texto, desahoga en un sorprendente empleo de futuro: 46 ocurrencias, de las cuales 6 son perifrásticas, (la cuarta parte del total de los futuros sintéticos de toda la novela) en sólo cinco páginas.

 

[12] ): Diles que no me maten: 13 / 1; Luvina: 18 / 3; La noche que lo dejaron solo: 8 / 0; Paso del norte:13 / 7; Talpa: 12 / 0; No oyes ladrar los perros: 8 / 0; Anacleto Morones: 14 / 7; El hombre: 27 / 2.

 

[13] Pasamos de la incertidumbre y la dilatación (síntesis) a la inminencia de un hecho más cierto o más real: es tanta la proximidad que ya se ‘sienten’ los efectos (mejoría).

 

[14] Los dos valores, aparentemente tan contrapuestos, dejan un margen muy grande de ambigüedad: no se sabe en qué punto están indicando certeza o duda; la transición de uno a otro es automática e imperceptible como la que ocurre con el dibujo de dos rostros de perfil o una copa. (Ver Poston, 1987 en comentario y cita de E. Bernárdez , 1995:110-111)


Sincronía Fall 2009