Sincronía Fall 2009
Elvia
Vega Llamas
Departamento
de Letras
Universidad
de Guadalajara
“ENSEÑAR FUTURO A
EXTRANJEROS, ¿QUÉ ENSEÑAR?”
(Parte II, la alternancia)
En el trabajo anterior
hablábamos de la dificultad que presenta para un estudiante no hispanohablante
la elección adecuada de alguno de los tiempos verbales que suelen funcionar en alternancia. Elegir entre el pretérito simple y el imperfecto, o entre
presente de indicativo y presente de subjuntivo suelen ser tan sólo dos de las
problemáticas más conocidas. De manera muy similar, pero menos obvia, resulta la
enseñanza de las dos formas de futuro, conocidas como futuro sintético y futuro
perifrástico (trabajaré/ voy a
trabajar). Las gramáticas no les conceden importancia al tratarlos como casos
de sinonimia en
tanto hacen referencia a lo venidero: un valor meramente temporal, y asignando
un reparto tan simplista como el hecho de decir que la síntesis es propia de
textos escritos, y de hablados la perífrasis, o que la primera se emplea en
discursos formales, y en informales la segunda.
Otra postura extrema sostiene que entre los dos futuros
no hay ninguna relación, afirmando que se trata de homonimia, como dice R.
Trujillo quien además niega que la perífrasis sea una forma de futuro[2].
En el extremo del absurdo hay quien afirma que el reparto de contextos para
ambas formas es de orden económico-social: la síntesis para las clases altas,
la perífrasis para las bajas, distribución libre para las clases medias.
Aquí nos interesa mostrar la manera en que ambas formas
se reparten los contextos en la alternancia, observando sus funciones dentro de
los textos, con miras a orientar a los estudiantes que aprenden español a
utilizar adecuadamente ambas formas, a partir de sus valores semánticos,
pragmáticos, textuales y extrasistémicos, incluso. No es fácil intentar
conciliar los trabajos teóricos con la enseñanza propiamente dicha. Pero este
es un primer acercamiento.
Guía:
1-Importancia de los valores modales: temporal es también
2. Enseñar con textos: valores modales y temporales.
3. Organización del texto: planeación, marcadores textuales, grounding
4. Variación geográfica y estilística. Tipos de textos y situación
comunicativa: exaltación de las emociones.
5. Distribución y alternancia. ¿Qué cambia cuando cambiamos una forma por
otra en el mismo contexto?
1. Importancia
de los valores modales: temporal es también modal.
En la enseñanza de español
para extranjeros pretendemos que al presentar el tiempo verbal futuro con sus
dos variantes formales, se trabaje sobre los valores modales y temporales sin
privilegiar ningún valor, como suelen hacerlo las gramáticas que consideran
simples ‘usos’ o valores secundarios a los no temporales, por lo que se les
presta escasa atención.
El
reconocimiento de modalidad
en tiempos gramaticales como el futuro debe hacer reflexionar sobre los medios
que los alumnos utilizan en sus propias lenguas para expresar los mismos
valores semánticos y pragmáticos: la modalidad, no debe olvidarse, es un
fenómeno universal.
J. Bybee et al.
(1994) han encontrado en varias lenguas que los valores de obligación, permiso,
capacidad, habilidad, necesidad y posibilidad suelen encajar en las formas de
futuro, es decir, que en la base del futuro se encuentran precisamente valores
modales, en tanto que el sentido de predicción o posterioridad, según muestran
las rutas de evolución, ha sido el último en gramaticalizar; con lo que
podríamos decir que la temporalidad misma puede explicarse, hasta cierto punto,
desde lo modal.
En muchas lenguas se ha encontrado también que el
futuro y el imperativo no sólo comparten funciones, sino que suelen asociarse a
los conceptos ‘real/irreal’, los términos con que tradicionalmente se explican
los modos indicativo y subjuntivo (Chung y Timberlake, 1986, Smith 1996), puede
así ‘presentirse’ la naturaleza del futuro: la dificultad para poner límites
precisos entre los tres modos gramaticales de lenguas como el español.
En cualquier
cultura los individuos tienen necesidad de establecer reglas de convivencia,
ordenamientos para la interacción entre las personas. Del mismo modo, todo
individuo puede valorar la probabilidad o posibilidad de la ocurrencia de los
fenómenos observando las circunstancias, deduciendo, hipotetizando. Estamos
hablando de lo que en Lógica se llamó lógica
modal, y responde a las dos clasificaciones más conocidas: modalidad deóntica y modalidad epistémica.
Las estructuras para realizar estas operaciones no tienen
por qué ser las mismas en las diferentes lenguas.
2. Enseñar con textos: valores modales y temporales.
Al trabajar con textos es
más claro aún que no tiene sentido privilegiar ningún valor sobre los otros,
pues cualquiera, o incluso más de uno, puede presentarse en una estructura
dada.
En el texto es posible mostrar que los hablantes realizan
operaciones semántico-pragmáticas en el momento de la elección para producir
los valores con los que desea dar un matiz o ‘la coloración pretendida’ a sus
discursos. Pero además, que los recursos empleados no sólo son de orden
semántico o resultado de la interacción entre los hablantes, sino que todavía
hay una serie de factores textuales y extrasistémicos que intervienen en la
elección tanto de los valores como de las formas que trabajan en alternancia,
como veremos más adelante.
Eligiendo tipos
de textos se pueden reconocer los
distintos valores modales y la
temporalidad en las dos formas de futuro. Por ejemplo, los valores deónticos
que expresan obligación, permiso, intención, determinación, predestinación, son
abundantes en textos legales, religiosos, códigos, reglamentos, en los
discursos de los padres a sus hijos, etc.; en estos textos observamos la
modalidad que tiene que ver con la interacción y la regulación de la conducta
de los participantes de un discurso.
Al considerar
esta relación, y al ubicar las clases de textos que desempeñan las mismas
funciones en sus lenguas, el alumno tendrá de dónde asirse, independientemente
de la estructura gramatical o léxica con la que expresan dicha modalidad. El
texto muestra todos los elementos culturales y sociales imbricados de una
lengua, lo que una oración o un verbo conjugado aislado jamás podrán mostrar[5].
En la parte I recordábamos, por
ejemplo, cómo en la Biblia, y otros textos
antiguos, puede leerse una gran variedad de valores deónticos en la forma sintética, en los que la temporalidad no
puede ser el foco de la atención en la forma del futuro. Mostramos también cómo el futuro expresa también una
serie de valores epistémicos además
del temporal con los cuales el hablante valora, estima las condiciones para la probabilidad
de que algo ocurra; incluso, una predicción puede ser considerada modal, si la
vemos como una especie de deducción de premisas no expresas.
Del mismo modo
presentamos los conocidos casos en que el valor de temporalidad es
completamente nulo en ambas formas del futuro; casos en los que, especialmente
con la síntesis, pueden lograrse grados extremos de incertidumbre, por la
propia evolución interna del texto.
En esta parte
trabajaremos más con funciones discursivas y de fenómenos de variación que
afectan las formas del futuro en fragmentos de diferente tipos de textos, sin
dejar de recordar que la referencia siempre será el texto completo.
3. Organización
del texto: planeación, marcadores textuales, grounding
No siempre se puede explicar
el futuro por sus valores semánticos y pragmáticos, hay además una serie de
factores extrasistémicos que ayudan a explicar el por qué de su variación y de
la alternancia misma. Dentro de estos, los que conciernen a la organización del texto:
-Deja todo un
imperio.
-Sí.
-¡Tantos años a
la cabeza de sus negocios!
-Será difícil
sustituirlo.
-Le diré. Después de
don Artemio, nadie más indicado que usted.
-Sí. Estoy
compenetrado... (La muerte de Artemio Cruz, pág.136)
Moreno de Alba (1986:96) llama clichés a estos empleos
del futuro “por su bajo contenido semántico”, siguiendo a L. Carreter (1968:64) quien adopta el término
para el español: “Con este término francés se designa la expresión
estereotipada, banal y escasamente significativa, a fuerza de ser repetida”.
Pero el futuro empleado así no es una simple estructura vacía, posee
funciones discursivas: sirve para conectar
enunciados, para argumentar, y
en particular para planear los discursos:
para abrirlos y para cerrarlos, esto no
implica negar los valores de las diferentes modalidades cifrados en dichas
estructuras (reserva, necesidad) en distintos grados.
En
textos técnicos y científicos el futuro desempeña una importante función de
orden comunicativo. Tiene que ver con la organización
del texto y las pistas que el autor da al lector sobre el orden y acomodo
de la información. El futuro es claramente un marcador textual, suele acompañarse de estos,
y desempeñar actividad metacomunicativa:
A continuación expondré algunas explicaciones provisionales basadas en hipótesis
complementarias que buscaré
comprobar en este trabajo… Examinaré todo con más detalle en el capítulo siguiente. (Fragmento de
una tesis de maestría)
En las instrucciones
para elaborar un objeto o realizar un trabajo dado, el futuro explicita tanto
la orden como el orden para el desarrollo,
continuidad y jerarquía de las acciones de dicha elaboración o realización:
El travesaño
cuenta con otros dos agujeros circulares, uno a cada lado, en los cuales se ajustarán las dos patas de madera que, rematarán en punta, picarán en tierra, sujetando así
debidamente la “garrastea”.... (J.
Garmendia, 1980: 103)
El empleo del futuro para dar instrucciones o describir
cómo se ha de realizar un objeto o una actividad dada, ocurre abundantemente
también en los textos hablados pero con la perífrasis. El efecto más que de
obligación o solemnidad es uno de cercanía o inminencia con los eventos que se presentan, y en ese sentido,
temporal, o más como de modo de acción:
A: en la zona ra / en la / radiografía del
órgano dentario cuarenta y / seis // se
alcanza a percibir zona radiolúcida a nivel de la furca (…) presenta
un tratamiento endodóntico / que posiblemente // fueee / un fracaso ((…)) el plan de tratamiento / lo explicaráaa nuestro colega Juan
Carlos ///
B: sí bueno / aquí ennn este órgano dentario cuarenta y
seis lo / que vamos a hacer antes que nada
vamos a anestesiar con la técnica
mandibular// eeeh//laaa la cual nos va a
servir para anestesiar todo el cuadrante inferior eeeh de derecho del paciente // AQUÍ vamos a hacer nuestra DIÉRESIS con el bisturí vamos a hacer una INCISIÓN /
de forma contorneante / vamos a
contornear la segunda molar ((…)) vamos a hacer una / odontosección // ((…) después de esto / eh vamos a / a ejercer un punto de apoyo /
con nuestro elevador // vamos a / tratar de hacer la palanca // Y sacar primero la raíz distal / y luego sacaremos la raíz mesial ///
después de esto / nuestro plan de tratamiento / consistirá ((…))
La síntesis está allí, en el discurso hablado con
funciones distintas y en la alternancia. Se puede percibir su carácter en la
toma de decisiones o en la determinación de realizar algo. Aquí, además de
indicar cierre de un tema u objetivo, también señala el cambio de turno de los
participantes
El futuro sintético podría estar realizado una función
de relieve con respecto al fondo en que se realizan las
instrucciones con la forma perifrástica. Se ha observado que los tiempos
verbales que suelen aparecer en alternancia también desempeñan funciones
discursivas cognitivas como las de destacar o dar fondo a los eventos. Este
fenómeno es conocido como grounding: foreground (figura) y background
(fondo)[10]:
Hoy lo sabrás. Se
va a detener. El cauce se va a secar. (...) Durante setenta
y un años tu arteria mesentérica pasará,
presionada, por esta prueba, por este salto mortal. Hoy ya no podrá. Hoy no resistirá la presión
(...). Hoy (...) se detendrá… (La muerte de Artemio Cruz, pág. 65)
Al contrario del
fragmento anterior que es propio de un discurso hablado, la novela de Carlos
Fuentes está marcadamente escrita en futuro sintético, de modo que la
perífrasis produce un efecto contrario: destaca los eventos cruciales según la
intención del autor, sobre el fondo que cubre la síntesis.
Hay obviamente una
intención estilística al escribir todo el turno de la segunda persona (una
tercera parte del texto) en futuro sintético.
4. Variación
geográfica y estilística. Tipos de textos y situación comunicativa: exaltación
de las emociones.
Las funciones del futuro
tienen que ver con cuestiones de estilo,
pero también con la situación comunicativa.
Podríamos ver
por un lado, que parte de los resultados del estudio de Futuridad en el español de D. Villa Cresap (1997) en los que el uso
de la forma perifrástica domina casi por completo, está también condicionado
por el tipo de las muestras empleadas. No sólo se trata esencialmente de textos
propios del discurso oral, sino que no se puede esperar ningún tipo de tensión
ni exaltación de las emociones en situaciones comunicativas tan específicas:
entrevistas y programas de radio, entre personas que solidariamente están
reconociendo sus raíces culturales, en la variante del español de Nuevo México.
La variación
geográfica es también una causa para la elección de la alternancia de los
futuros, que se puede observar en el discurso del propio autor: la
preferencia de la perífrasis sobre la síntesis, dado que el español
nuevomexicano es esencialmente oral, con respecto a los países con gran
tradición escrita en lengua española:
(...) en este punto sólo voy a señalar que considero ésta una
intersección entre la función de predicción y la de reservación... (pág.102)
(...) en este punto sólo voy a observar
que decir señala que lo relatado por el hablante (...) podríamos decir que la
expresión de futuridad sea perifrástica o flexionada va a encajar cierto contenido modal (...) ...De interés es esta dominancia
del futuro analítico en (...) (págs.76-77).
Pragmáticamente, la síntesis puede
preferirse para enfatizar el poder o
autoridad del emisor, pero ya hemos
visto que la elección puede estar condicionada por la situación comunicativa:
hay una mayor ocurrencia de la síntesis en situaciones de tensión extrema
causada por emociones como el enojo, la ansiedad, la angustia, la rabia, el
temor, etc. En general, estas emociones están
comúnmente asociadas con temáticas relacionadas con el destino, la
fatalidad y la muerte.
En obras donde
hay mayor relajamiento de las emociones y en las que intervienen el juego, la alegría,
la ironía leve, etc. hay un dominio casi absoluto de la perífrasis, como ocurre
con las comedias, las farsas y en general el teatro que trata de representar el
discurso oral con esta clase de géneros y temas.
Las obras de teatro de E. Carballido impresionan por la
manera en que ‘atrapan’, entre otras razones, el discurso oral, a pesar de la
escritura.
Rosalba y Los Llaveros 56 / 205
El relojero de Córdoba 30/76
El día que se soltaron los
leones 25/89
Sin embargo en obras en que
predomina el fatalismo, la angustia, la tristeza, etc., la presencia de la
síntesis es contundente.
El gesticulador 209 / 9
(Rodolfo Usigli)
La mujer no hace milagros 228 / 83 (Rodolfo Usigli)
La mañana debe seguir gris 163 / 64 ( Silvia Molina)
El Llano en llamas (Juan
Rulfo)[12]
La increíble y triste
historia de la cándida Eréndira: 30 / 7 (G.García Márquez)
La situación de los textos
científicos y técnicos es especial: en La
artesanía vasca de Juan Garmendia (1981) en 263 páginas no encontramos
ningún caso de futuro perifrástico: 106 /
0
Lo que responde por una parte a la afirmación gratuita de que el
futuro sintético se ha perdido o ha quedado relegado a unos cuantos usos. Y por
otra, a una notable asociación de esta forma a la escritura, que no es lo mismo
que hacer que decir simplemente que la síntesis es propia de textos escritos y
de hablados la perífrasis; no habría entonces ni que preocuparse por la
alternancia.
Lo que sí resulta un verdadero absurdo es la división por clases
sociales propuesto por Larry Grimes y Raúl Ávila, citados por Moreno de Alba
(1986): la síntesis para las clases altas, la perífrasis para las bajas, y la
conclusión de similar magnitud de Moreno de Alba: distribución libre
(sinonimia) para las clases intermedias. Pero
de semejantes afirmaciones resulta todavía
(…) Larry Grimes, que analiza
este mismo problema en la novela de Pedro
Páramo de Juan Rulfo y en el libro de Oscar Lewis, Los hijos de Sánchez, muestra su sorpresa al comprobar, contra lo
que podría esperarse, que los personajes de la novela de Rulfo emplean
abundantemente la forma en –re. Considerando que los personajes de Lewis hacen
exactamente lo contrario, Grimes opina: “En su intento de reflejar (o recrear)
el habla popular, parece que Rulfo ha recurrido muchísimo al uso de futuro
simple, hecho que nos hace pensar que o es un hábito literario, o es una
interpretación o reproducción equivocada o mal hecha del habla popular.
Personalmente yo opto por el último (...)”
(Moreno de Alba, 1986: 92-93)
5. Distribución
y alternancia. ¿Qué cambia
cuando cambiamos una forma por otra en el mismo contexto?
La diferencia
entre las dos formas se puede enseñar aplicando pruebas de conmutación, un
trabajo que se puede hacer en clase y después de haber estudiado sus valores y
funciones.
A causa de la formación de matices
de significado tan sutiles, la diferenciación puede no ser tan obvia. En este
sentido no es un trabajo que pueda realizarse con alumnos de los niveles
básicos, pero sí una labor excelente que se puede llevar a cabo con los alumnos
de los niveles más altos, que suelen fastidiarse por la enseñanza repetitiva de
los temas, casi siempre ofrecidos como repasos de cursos anteriores y que no
implican un avance o evolución a formas más especializadas y finas en el empleo
de la lengua. Propongo algunos ejemplos:
Conclusiones
No es fácil intentar
conciliar los trabajos teóricos con la enseñanza propiamente dicha. Este es un
primer acercamiento, el cual, a pesar de mi experiencia en el pasado enseñando
español a extranjeros durante varios años, se encuentra limitado por ahora para
realizar las pruebas pertinentes y observar con mayor precisión su
funcionalidad. Queda más bien como material de sugerencia para los profesores, como
el ofrecimiento de una investigación de un tema específico con posibilidades
de aplicación en clase, material que ellos
con su creatividad podrán adaptar mucho mejor eligiendo lo que es viable.
La propuesta va con la intención de abrir a los profesores
a encontrar la multiplicidad de factores que pueden explicar un fenómeno, lo
que dará herramientas para atender las demandas de alumnos perspicaces o con
gran conocimiento de sus propias lenguas, en lugar de atenerse sólo a
respuestas unilaterales, casi siempre, de los manuales de enseñanza de lengua,
que son verdaderas misceláneas y que por cubrir todo no profundizan gran cosa.
Los niveles avanzados de los distintos programas de
enseñanza de lengua que he visto, no sólo de español, sino en mi experiencia
como estudiante de otros idiomas, suelen ser repetición de temas-problema de
gramática de los cursos anteriores pero sin avance cualitativo, prácticamente;
si bien lo que compensa es el hecho de que la complejidad deviene con la
exigencia del desarrollo de las cuatro habilidades de la lengua en los últimos
niveles.
No tiene
sentido que los alumnos aprendan a mecanizar funciones o a memorizar formas
porque no se entienden las operaciones. La complejidad de lenguas como el español, por su abundancia de tiempos
verbales tanto en indicativo como en subjuntivo, supone un gasto enorme en la
memorización de su morfología, dicho gasto será un gasto inútil si se supone
que los tiempos tienen una función y un valor únicos: las lenguas son
polisémicas, de ahí la multiplicidad de valores en una misma forma: el ahorro y
la simplificación paradójicamente están allí, no en la relación forma-significado,
sino en el empleo de una forma y la multiplicidad de sentidos relacionados con
ella.
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