Sincronía Invierno 2000


El texto como productor de sociedad

Fernando-Carlos Vevia Romero


A lo largo de todo el siglo XX, sectores mayoritarios de intelectuales, dentro de muchos países llamados " occidentales" y otros que no lo son, dedicaron sus esfuerzos a investigar las relaciones entre sociedad y literatura, llegando a conformar una especie de " teoría oficial", que podríamos resumir así:

la crítica literaria con pretensiones marxistas va a cegarse cada vez más sobre la especificidad del registro de la lengua y va a recuperar la antigua dicotomía plejanoviana del arte y la vida social, disociando la forma y el contenido. Se da al contenido una primacía absoluta sobre la forma en nombre del materialismo histórico: el " fondo" de la obra, las ideas que contiene, traducen las intenciones del autor, las concepciones sociales y las mentalidades que se "reflejan" en el espejo de la sociedad... La forma literaria es pues la condición externa de tal o cual tendencia ideológica y no tiene ningún papel esencial[...] El método sociológico se identifica de esta manera con el marxismo y lucha en su nombre contra el formalismo y ante todo contra la idea de una relativa autonomía de las formas literarias(Gadet,Francoise y Pêcheux,Michel,La lengua de nunca acabar,F.C.E.México1984,pag101).

Se trasluce en este tipo de mentalidad una lucha abierta contra el formalismo ruso, que había considerado a la obra de arte como la suma de procedimientos que son empleados en su producción. En 1929 se publicó el libro Marxismo y filosofía del lenguaje, firmado por V. Volochinov. Puede considerarse a este libro como uno de los exponentes más puros de la lingüística materialista. Sus afirmaciones eran rotundas y definitivas.En la página 38 leemos:

Las relaciones de producción y la estructura sociopolítica que directamente condicionan, determinan todos los contactos verbales posibles entre los individuos, todas las formas y los medios de comunicación verbal: en el trabajo, en la vida política, en la creación ideológica (op.cit. pag 104).

La historia de cómo se han entendido estas relaciones entre las producciones lingüísticas y la sociedad es muy larga y enmarañada, como todos ustedes conocen muy bien. Sólo quisiera retomar el hilo de la historia en Roger Chartier y su libro Escribir las prácticas (Ediciones Manantial Buenos Aires, 1996,pag.7s.).

Al referirse a las obras de Michel Foucault, Michel de Certeau y Louis Marin, afirma:

Más allá de las diferencias que las separan o las oponen,esas obras enuncian una pregunta fundamental: ¿ cómo pensar las relaciones que mantienen las producciones discursivas y las prácticas sociales?.

Pregunta que va directamente en contra de la mentalidad de aquellos que ven solamente juegos del lenguaje y que no hay realidad fuera de los discursos. Tal vez sea Richard Rorty uno de los portaestandartes más definidos de esa manera de pensar. Cito textualmente:

Me consternó descubrir que insistía en una distinción similar a la que hace E.D.Hirsch entre sentido y significación, una distinción entre meterse dentro del texto y relacionar el texto con otra cosa. Esa es exactamente la clase de disstinción que los antiesencialistas como yo deploramos: una distinción entre dentro y fuera, entre las características no relacionales y relacionales de algo. ( Eco, Umberto.Interpretación y sobreinterpretación,Cambridge University Press,Siglo XXI,1997,pag 109).

Dejemos a este tipo de autores gozar con sus juegos de lenguaje y regresemos a Roger Chartier, cuya manera de entender el problema compartimos. Se trata pues de:

articular la construcción discursiva del mundo social con la construcción social de los discursos (ibidem).

Destaca muy bien Chartier una idea, que muchos compartimos. En los tres autores citados (Foucault, Certeau y Marin) se insiste en una distancia entre los mecanismos que tratan de controlar el discurso ( lo que llaman la dominación) y los rechazos, las distorsiones y trucos del discurso para oponerse a la representación que se le impone del poder, del otro o de uno mismo;dicho de otro modo: entre las coacciones trasgredidas y las libertades limitadas (ibidem).

Probablemente muchos de ustedes estén pensando en este momento que ya muchos sociólogos han tenido en cuenta el carácter disparejo de la sociedad. Puede citarse el caso del imperio inglés en el siglo XIX. Muchos antropólogos británicos se habían dado cuenta de los aspectos negativos de las sociedades que habían entrado en el régimen de las colonias. Pero en virtud de la teoría que fue llamada funcionalismo estimaban que los administradores coloniales no debían alterar las comunidades indígenas, pues todo elemento, aun el más extraño para los ojos europeos tenía una función dentro de la maquinaria social.

En las sociedades modernas el funcionalismo fortaleció las tendencias conservadoras. Reconocía la existencia de problemas dentro de la sociedad,y por ello introdujo la noción de disfunción. Una sociedad busca el éxito, pero no todos tienen las mismas posibilidades de alcanzarlo; aparece entonces una disfunción.Muchos buscarán salida en la delincuencia o en las drogas; lo cual fue designado con el nombre de anomia.En el fondo, sseguimos detectando en esos sociólogos el concepto de una sociedad clara, delimitada, organizada, aunque se reconozcan algunas dificultades y se trate de poner remedio a ellas. Se acepta la sociedad tal como es, de ahí su carácter conservador ( Véase la reseña que hace Francisco Moreno al libro de John Rex,El conflicto social,Siglo XXI, Madrid,1985, en:Relaciones,37 El Colegio de Michoacán).

Dejamos pues constancia de un problema; a saber: la necesidad de actualizar los conceptos de sociedad y de literatura, pues no son algo que pueda darse por sabido.En efecto: con frecuencia puede recibirse la impresión de que las palabras literatura y sociedad han sido manejadas por todos los autores desde Marx hasta nosotros,como conceptos eternos, inamovibles,absolutamente claros por sí mismos.

Incluso hay una cierta ingenuidad en el manejo de ambos conceptos; como desde el punto de vista temporal tienen que existir los cuerpos físicos ANTES de que se pongan a hablar, se deduce, que primero es la sociedad y luego la literatura.

Así se manifiesta por ejemplo Lukács. Leamos lo que escribe en su obra: La novela histórica(México, Era, 1966). Dice allí:

(El escritor) se afana por presentar las luchas y las oposiciones de la historia a través de algunos personajes que en su psicología y en su destino se mantienen siempre como representantes de corrientes sociales y poderes históricos (pag 33).

La sociedad es para este autor un objeto claro y preciso, aunque por ella discurran diversas corrientes,¿ pero podemos decir hoy que la confusión en que vivimos es un todo organizado, articulado, al que se pueda llamar sociedad?. ¿ Vivimos dentro de un conjunto que recuerde de alguna manera, aunque sea de lejos, un pacto fundante, una convención mutuamente aceptada?. ¿ No tenemos más bien la impresión en el mundo moderno de que vivimos dentro de una "sopa" informe en la que de pronto surjen, se desarrollan y estallan grandes burbujas independientes: poder político, crimen organizado, grandes propietarios, medios de comunicación,iglesias, ejército etc?. ¿Qué sociedad de las que conviven en esa sopa informe es la productora de textos?.¿ Cómo acontece realmente esa transformación de la práctica social en texto literario?.

Ese es un tema interesante,pero lo que deseamos compartir en este momento con ustedes es la experiencia de que hay numerosos hechos que imponen la convicción de que no solamente la sociedad produce determinados textos, sino todo lo contrario. A saber: determinados textos producen determinados tipos de sociedad. Aquella mecánica rígida según la cual una sociedad produce textos parece no funcionar,por ejemplo, en el caso de la literatura feminista.

El 1 de julio de 1804 nació Amandine Aurore Lucile Dupin en Paris, quien después se hizo llamar Georges Sand. No sé si todavía queden personas que tengan la idea de una mujer adicta a las pasiones escandalosas, la amante de Chopin y de Musset,etc.Deberíamos recordarla más bien como la heroína romántica,combatiente inteligente de un feminismo razonado; militante de un socialismo humanista, que se duele de las violencias de la Comuna, pero que comprende las razones del alzamiento y las aprueba ( tomado de :Magazine littéraire,295, enero 1992,pag.16). Una mujer así dirige la proa de su barco contra todo lo establecido. ¿ Cómo clasificarla cobijada por las mismas explicaciones que explican ,por ejemplo, la novela histórica o la novela de Balzac?.

Hemos de tomar en toda su seriedad y fuerza este producto de la sociedad que va con tanta fuerza contra la sociedad que la ha producido. En su novela Consuelo, de su época de socialismo místico:

busca difundir el "evangelio socialista" cuyo fin era establecer una religión de la humanidad, suprimiendo los prejuicios y liberando a las mujeres (op.cit.,pag 48).

Todavía hoy, una mujer con estas ideas sería considerada perturbadora del orden social. No podemos afirmar sin más: era un producto de la sociedad de su tiempo.Es necesario afinar nuestra reflexión. Lo mismo sucede con otros grandes nombres de la literatura. Pensemos en el caso de Sade.

Apollinaire hizo sobre él una profecía:" Ese hombre que parecía no contar para nada durante todo el siglo XIX podría dominar el siglo XX"(citado en: Magazine littéraire,267-268,pag 25). Hoy se le llama a Sade " el explorador de nuestros límites"(ibdidem) y quizás nadie como él escapa a las líneas directrices que tejen el tejido de la sociedad.

Pero no es solamente el caso de autores que van CONTRA la sociedad, los que atraen nuestra atención. Se trata más bien de los que fundan sociedad, sobre la base de un texto;las religiones, las revoluciones, los movimientos repentinos, violentos. Los que proclaman un libro como sagrado, como fundador de un modo de vivir, los que destruyen lo anterior con violencia. No hay revolución silenciosa; el lenguaje tiene que nombrar a la revolución. Sólo entonces comienza ésta a vivir plenamente.

El discurso anti-inmigrante es el comienzo del linchamiento verbal de las llamadas "clases peligrosas"; lichamiento verbal que pasa enseguida a ser linchamiento físico. El odio anti-judío se concretó en textos a lo largo de la historia y los textos produjeron una sociedad atrozmente brutal para los judíos.

Albert Memmi se preguntaba:

¿Por qué los integristas llegan a ser asesinos con tanta facilidad? ¿ Por qué matan de preferencia a los intelectuales? Matando a hombres conocidos por todo el mundo ¿ quieren aterrorizar a la población más fácilmente?( Magazine littéraire,323, pag 31).

La explicación parece ser más bien, que el intelectual, con sola su presencia, hace visible la posibilidad de lo Otro, otra sociedad, otras relaciones humanas, y es esa visión de lo otro lo que aterroriza e irrita al integrista, hasta llevarle a la locura del asesinato. St texto se ve amenazado por otros textos, que podrían fundar una sociedad distinta.

Tal vez los textos que más atraen la atención desde el punto de vista que hoy estudiamos sean las utopías y las ucronías.Son ellas ese tipo de textos que como programa tienen precisamente la instauración de una sociedad nueva.Desde el siglo IV antes de Cristo tenemos constancia del texto de La República de Platón, donde el filósofo imagina una ciudad regida por la filosofía. Pero fue en 1516 cuando Tomás Moro publicó La mejor de las repúblicas y Utopía" Se hizo necesaria la creación semántica de Moro para llenar una laguna lingüística.El enorme éxito del término demuestra la necesidad que a este respecto experimentaba el espíritu humano"(Reale,Giovanni y Antiseri,Dario.Historia del pensamiento filosófico y científico,tomo II,Herder,Barcelona 1988,pag125). Los principios básicos del relato son muy sencillos ( según los autores citados). Moro está profundamente convencido de que bastaría con seguir la sana razón y las más elementales leyes de la naturaleza, para evitar los males que afligen a la sociedad.

Tres son los textos utópicos, que han servido de base a las demás utopías, después de Moro: la propia Utopía del canciller inglés, los lugares que visita Gulliver y la isla de Robinsón Crusoe. Se trata de construir una sociedad ideal, en el primer caso, o construir un mundo para uno solo, como en Robinson ( y precisamente la utilización que hace Robinson Crusoe de la Biblia es muy interesante. Cuando tiene un problema, abre el libro al azar, para encontrar la solución).El tercer modelo, el de Jonathan Swift es una sociedad-espejo en la que puedan mirarse los seres humanos para corregirse. Es difícil imaginar una utopía que siga una línea diferente, si exceptuamos las que podríamos llamar anti-utopias, propias sobre todo del siglo XX, como la de Orwell o Margaret Atwood.

Alberto Manguel ( Magazine littéraire,387, pags.20ss)autor del Diccionario de lugares imaginarios en 1998, respondía así en una entrevista a la cuestión de si hoy hay una vuelta de las utopías:

Ahora imaginamos que la tecnología puede crear una utopía...una sociedad ideal.Pensamos que ese no-lugar ya no es una isla o un planeta lejano, sino un espacio cibernético[...]. Por primera vez podemos crear una geografía que posee una realidad concreta[...] Hoy día el mundo parece transformado por Internet. Se nos dice:" ustedes son iguales, tienen los mismos derechos,su libertad-incluso la sexual- es absoluta, pueden ustedes saber incluso los secretos del Pentágono si son ustedes hackers" Pero todo esto es absolutamente falso.Virtual tiene el sentido de falso. no tenemos nada de todo eso, estamos absolutamente bajo control.

Dicho en resumidas palabras: la anti-utopía ya está entre nosotros. ¿Qué significan las anti-utopías o contra-utopías para el tema que estamos tratando hoy de los textos como productores de sociedad? ¿Podremos decir que la Internet está creando una sociedad nueva? Para algunos, la literatura se ha poblado de pesadillas, como si la depresión o cierta forma de locura se hubieran posesionado del planeta tierra. Eric Faye las ha llamado " los laboratorios de lo peor". Pero podemos entenderlas también como el trabajo que lleva a cabo la literatura para evitar que las pesadillas se hagan realidad. De nuevo tendríamos a los textos en lucha para crear sociedades distintas.

Va siendo hora de resumir y precisar lo que venimos diciendo. Por un lado es un hecho que no se puede cuestionar, que determinadas prácticas sociales crean textos de todo tipo. Por otro lado, muchos textos crean o se esfuerzan por crear prácticas sociales. Hay una relación tensa entre ambas realidades y desgraciadamente muchos espíritus no soportan estas tensiones; exigen unas palabras salvadoras que alejen las dudas y tranquilicen como los finales de los cuentos de hadas..¿ Cómo intentar dormir si queda la duda de que la cecinicienta y el príncipe fueron felices?.

Si adoptamos la teoría de que los textos producen sociedad, podríamos hacernos la pregunta que se hacen Bob Hodge y Roger Fowler en su estudio sobre la lingüística de Orwell ( en: Lenguaje y control,F.C.E.México,1983,pag.):

¿Qué o quién es responsable del uso del lenguaje de una manera tal...que coagule a la gente en los papeles socioeconómicos existentes?.

Si nos abrazamos a la idea de la sociedad como productora de textos,¿ cómo es posible que dé origen a los que reflejan la vida social, y al mismo tiempo a los que quieren destruir esa vida social?.

Los autores antes citados, en su estudio sobre Orwell, resumen así sus conclusiones:

Le preocupaba ( a Orwell) especialmente un aspecto de la estructura social: la desigualdad en las distribuciones del poder. Las relaciones particulares son todas realizaciones variantes de una sola oposición estructural entre los que poseen el poder autorizado y los que carecen de él.Está en el interés material del primer grupo mantener su autoridad sobre el segundo(y persuadir a sus miembros de que en realidad lo más conveniente para ellos es no desafiar a la autoridad).

Tendríamos en esas palabras una posible explicación de las dos fuentes que alimentan dos tipos de texto dentro de una misma sociedad.

Hay una reflexión muy interesante sobre la cuestión de la relación entre textos y sociedad, que creo que no se ha tenido muy en cuenta. Se trata de la relfexión que hizo Hegel sobre la relación entre hechos sociales y textos históricos.

En el libro que llamamos Filosofía de la Historia,y que atribuímos a Hegel, aunque se trata de sus apuntes para dictar la clase, más los apuntes de algunos alumnos, distingue el filósofo varias clases de historia. Nos interesa recordarlas, aunque nuestra visión es la de encontrar la transformación de los hechos sociales en texto.En lo que él llama la historia simple,

los[escritores] narraron sobre todo las acciones, sucesos y situaciones que presenciaron y cuyo espíritu habían percibido ellos mismos, y trasladaron al reino de la mental representación aquello que había sucedido en el exterior. De este modo la manifestación externa viene trasplantada al concepto interior (Ediciones Zeus,Barcelona, 1971,pag32).

Añade Hegel una frase muy interesante, desde nuestro punto de vista:" Así es como también el poeta elabora para la Idea, la materia presente en su sensación"(ibidem).

Nuestra cultura es esencialmente interpretativa, piensa Hegel, y transforma enseguida todos los acontecimientos en informaciones para el entendimiento.Hasta aquí Hegel camina al lado de todos nosotros, diríamos que es el sentido común aplicado a nuestra materia.

Pero enseguida distingue un segundo tipo de historia: la historia reflexiva. Suelen ser los libros que se escriben sobre la historia completa de un país. Pero:

una historia que se proponga abarcar largos períodos o toda la historia universal debe de hecho renunciar a la exposición detallada de lo real y sintetizarse mediante abstracciones; no sólo en el sentido de que queden descartados sucesos y hechos, sino en el de que la compilación se haga atendiendo a una Idea ( op.cit.pag 35).

Aquí es donde los que tienen temperamento realista y adoran las teorías del espejo y del reflejo de la sociedad en sus textos, quedan desconcertados. Un tipo especial de esta historia reflexiva es la pragmática.El escritor, al manipular el pasado, ve entre los sucesos dispares el fondo, lo general, que es uno.Esto elimina el pasado y hace actual al acontecimiento. Diríamos, por poner un ejemplo, que el mexicano que asalta la alhóndiga de Granaditas en Guanajuato es uno con el mexicano que lee hoy su hazaña. El pasado se hace presente.Esto sin embargo da origen a diversas historias pragmáticas sobre los mismos sucesos, ya que cada uno realiza su propia síntesis personal.

Es únicamente la profunda, libre y amplia intuición de las situaciones y el hondo sentido de la Idea (como por ejemplo en El espíritu de las leyes de Montesquieu) lo que puede conferir verdad e interés a la reflexiones ( op. cit. pag 36).

Estas palabras siguen describiendo una intuición a todos los efectos, con todo el riesgo del subjetivismo. Pero para Hegel ahí se produce el milagro ya que si se reproducen los hechos verídicos:"representan no sólo el hilo externo, un orden exterior, sino la misma alma interna...( pag 37)".

Pues es la Idea en realidad el conductor de los pueblos y del mundo; y el espíritu, su voluntad racional y necesaria, es quien dirige y ha dirigido los sucesos mundiales...( pag 37).

La tercera y última manera de relación entre los hechos producidos por los hombres y la Historia es la filosofía de la historia. La Razón domina el mundo y en la Historia Universal todo ha ocurrido según la Razón. La Razón consume de sí y es ella misma el material que manipula.( El nous.P.ej. el movimiento de los astros).

Naturalmente sabe Hegel las monstruosidades que cosntantemente constituyen la Historia. Es al darse cuenta de ello cuando surge la parte más original de la teoría hegeliana.

Las transformaciones del Espíritu no son meros tránsitos ...sino reelaboraciones de sí mismo ( pag 98).

Estas reelaboraciones se producen por medio de la antítesis, la negación del momento existente. Es el movimiento de la dialéctica, que tantas veces ha sido mencionado, aunque tal vez no en el sentido hegeliano.

Aquí dejamos a Hegel. Habíamos empezado pisando un terreno conocido. la historia, el texto, como reflejo o espejo de la sociedad. La sociedad se piensa a sí misma en sus textos. Y hemos terminado en el Espíritu, la Idea, la Razón, que se conoce a sí misma desplegándose en los hechos. El escritor es, según esta manera de pensar, un puntito de la Razón universal. Su Yo es un destello del único Yo universal.Contribuye, quizás sin saberlo, a que el Espíritu cree su contradicción, aniquile el momento presente, para dar paso a algo nuevo.

Donde con más fuerza presenta Hegel su doctrina es en la obra que él consideró la más importante de su sistema, a saber La ciencia de la Lógica. Sólo tomaremos un aspecto de lo que allí dice. La contradicción no se da sucesivamente en el tiempo, como podrían sugerirlo las Lecciones sobre la Historia. La contradicción está sucediendo siempre y al mismo tiempo.El ser está pasando siempre al no-ser. Ser y no-ser son lo mismo. Dice textualmente:

Por tanto el Devenir ( das Werden) contiene Ser y Nada como dos entidades tales, que cada una de ellas es unidad de Ser y Nada( Cap. 1,inciso b), pag 112 de la edición:Wissenschaft der Logik,I,Werke 5,Suhrkamp Taschenbuch,Frankfurt a. M. 1969,pag 112).

De la misma manera que solamente pasa electricidad cuando los dos polos, positivo y negativo están presentes, sólo hay existencia cuando ser y nada se hallan presentes, pasando constantemente del uno al otro.

Así de tajante y extraña es la filosofía de Hegel. Si la aplicáramos al caso concreto de la relación entre la sociedad y sus textos, diríamos que ambos están presentes simultáneamente: las práctica sociales producen textos y estos están produciendo prácticas sociales. En contradicción viva y generosa, produciendo existencia.

Esta manera de entender el problema de la relación entre las sociedades y sus textos nos confirma en nuestro trabajo cotidiano como comentaristas de texto. Por un lado seguiremos buscando el origen de los textos que estudiamos dentro de alguna forma de sociedad en el interior del grupo humano en que habitamos. Por otro lado se nos abre la posibilidad de estudiar el impacto de determinados textos en la producción de sociedades.


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