Sincronía Invierno 1996


 

Problemas de Periodización de la Historia Literaria de Jalisco

Dr. Wolfgang Vogt

Departamento de Estudios de la Cultura Regional, Universidad de Guadalajara


Obviamente no podemos aplicar los períodos de la historia europea a la americana de manera automática. Sin duda hay estrechas relaciones entre los dos continentes a partir de 1492, el descubrimiento del Nuevo Mundo. Sin embargo el nuevo continente está buscando caminos propios de desarrollo y eso se nota sobre todo a partir de las luchas de independencia a principios del siglo XIX. En este siglo las fuerzas progresistas del liberalismo tratan de negar la importancia de la herencia cultural española y buscar modelos para su propio desarrollo político, económico y cultural en los países del norte de Europa. Sin embargo la parte conservadora de la sociedad sigue apegada a los valores culturales de la antigua madre patria. Así se crean situaciones especiales en México y en los demás países hispanoamericanos. Solo conociendo la historia de Europa podemos entender la de América. Sin embargo las influencias europeas causan en América un desarrollo histórico que es diferente al de Europa.

Y eso ha sido siempre así desde 1492. Los conquistadores llegaron al Nuevo Mundo proyectando sus valores europeos en él. Con la conquista se inicia un largo período histórico llamado la Colonia. Hablamos de historia, literatura o arquitectura colonial. En Europa en cambio se habla de la reforma, el renacimiento, el barroco o la ilustración. Una fecha clave de la historia europea en 1789, el año en que estaña la Revolución Francesa. Todos estos acontecimientos y estas corrientes históricas tienen también una repercusión en México, pero allí se manifiestan de manera diferente. El protestantismo casi no tiene presencia en la Nueva España, porque no logró penetrar en la península. La Inquisición sí se estableció en el Nuevo Mundo, pero no causó un éxodo de judíos como en la madre patria, porque muy pocos judíos llegaron a América.

En la literatura y el arte sí predomina el barroco en la época colonial, sin embargo en la arquitectura el barroco colonial no tiene exactamente las mismas características del barroco peninsular. También con respecto a la literatura observamos fenómenos en la colonia que no se dan en España.

En América se desarrolla la crónica de la conquista debido a circunstancias históricas especiales. Sin embargo por razones extrañas casi no se producen novelas en las colonias. Las ciencias naturales y exactas tienen un auge más fuerte durante la ilustración en América que en España.

Alejandro de Humboldt, el gran científico alemán, admira la vida científica de la ciudad de México en 1800 y sueña incluso con pasar los últimos años de su vida allá. Los jesuitas que en España más bien se oponen a la política ilustrada de Carlos III, fomentan en América el progreso y la ilustración en la cual allí no ven un peligro para la religión.

Un acontecimiento histórico como la Revolución Francesa no se dan en las colonias, donde los intelectuales leen con avidez las obras de los filósofos ilustrados franceses y sobre todo el "Contrato Social" de Rousseau. Pero las guerras de independencia que no son completamente idénticas a una revolución, se explican en parte por la Revolución Francesa.

Vemos que las historias europeas y americanas se enlazan sin ser idénticas. Las semillas europeas dan frutos diferentes en América. Eso se ve sobre todo en el siglo XIX, cuando México busca su propio camino que tiene que ser diferente del de los españolas según el deseo de los liberales. Pero los conservadores se oponen a la política liberal que se inspira en modelos franceses e ingleses y esta lucha entre las corrientes sociales opuestas marca la vida política y cultural de México en el siglo pasado.

También en la historia europea hay una lucha entre conservadores y liberales, pero ésta se inicia ya después de la Revolución de 1789 en Francia. En este país el liberalismo y romanticismo surge antes que en España e Hispanoamérica y a la larga tiene más fuerza que en México. Como siempre encontramos ironías y contradicciones en la historia.

Fue Francia que a través de Napoleón III impuso al emperador Maximiliano en México. Pero allí igual que en México las fuerzas republicanas se impusieron definitivamente. La historia francesa va por nuevos rumbos a partir de 1789 y la mexicana desde 1829, cuando se consuma su independencia.

Al siglo XX entran los mexicanos con la revolución de 1910 y los franceses y otros países con la primera guerra mundial de 1914-1918. Esta guerra se lleva a cabo entre naciones industrializadas y el ella se usa armamento moderno que da a la lucha un carácter anónimo e inhumano.

Los caudillos de la Revolución Mexicana son campesinos que andan a caballo y luchan de la misma manera heroica que los europeos del siglo XIX. España se quedó al margen de la historia europea industrializándose sólo parcialmente y sin participar en las dos guerras mundiales. Cuando este país en 1898 pierde Cuba y otras colonias, el mundo se da cuenta de que su fuerza está muy limitada y que el gobierno de Madrid tendrá poca participación en las decisiones internacionales.

Todas estas reflexiones nos muestran que la periodización de la historia de México es diferente a la de los países de Europa del norte y de España.

Frecuentemente surgen malentendidos, por que generalmente se aplican esquemas de Europa del norte a la periodización de la historia de México. Eso ocurre sobre todo en la historia de la literatura.

Cuando abrimos un manual de literatura mexicana, tenemos primero la impresión de que la historia literaria de México es igual o por lo menos muy parecida a la de Francia o España, donde al barroco sigue la literatura del clasicismo o neoclasicismo, y después con la independencia surge el romanticismo, y luego el realismo y naturalismo.

El único movimiento literario hispanoamericano que no nació en Europa sería el modernismo, una corriente literaria ecléctica típicamente hispanoamericana que fue difundida también un poco en España. Con respecto al siglo XX la historia de la literatura europea no ofrece una periodización clara y ésta tampoco la vamos a encontrar en Hispanoamérica.

Las vanguardias europeas como por ejemplo el surrealismo francés o el futurismo italiano dejan sólo reflejos débiles en los países americanos de lengua española. A diferencia del surrealismo el estridentismo mexicano es un movimiento que no influye de manera decisiva la historia literaria de su país. Lo que ocurre en la literatura posterior a las vanguardias aún no puede ser clasificado de manera definitiva, ni en Europa y tampoco en México. Sólo podemos afirmar que en México hay más literatos sobresalientes a nivel internacional en el siglo XX que en el siglo XIX. En Francia a la situación es más bien inversa.

El investigador literario tiene que tomar en cuenta toda esta situación confusa, cuando revisa la historia de la literatura mexicana. A veces se ve en la necesidad de hacer modificaciones en la periodización como me pasa a mi, cuando estaba escribiendo la historia de la literatura jalisciense.

No siempre se puede aplicar el sistema de periodización que viene de Europa a lo mexicano. Sin duda es gran utilidad para las letras hispanoamericanas, pero hay que manejarlo de manera crítica, Hace años me explicó Ernesto Mejía Sánchez, un especialista reconocido de la obra de Rubén darío y el modernismo en general que muchos investigadores, sobre todo los europeos, cometen el error de querer analizar la literatura mexicana con criterios que han funcionado para las literaturas europeas. En Hispanoamérica éstos sólo nos ayudan a medias.

Allí igual que en Europa encontramos las corrientes del neoclasicismo y romanticismo, pero su periodización es diferente. A España ya llegó más tarde el romanticismo que a Alemania, Inglaterra y Francia. Aún más tarde es asimilado en la ciudad de México, desde donde se difunde con lentitud en las ciudades del interior.

Además de eso durante todo el siglo XIX podemos observar una continua resistencia contra el romanticismo de numerosos escritores que consideran que esta corriente literaria desde el punto de vista artístico es inferior al neoclasicismo. Eso tiene como consecuencia que el romanticismo no sigue al neoclasicismo sino que las dos corrientes literarias coexisten pacíficamente durante todo el siglo XIX, hasta que a finales del siglo pasado surge el modernismo, donde se superan los conflictos entre clásicos y románticos

Todos estos datos nos muestran que a veces también en la historia literaria hay diferencias fuertes en la periodización entre Europa y México. Un desfase en la sucesión de corrientes literarias no es nada extraordinario, sin embargo el hecho de que el movimiento neoclásico tenga una fuerte presencia en la literatura mexicana hasta finales del siglo pasado, marca claras diferencias entre la literatura europea y mexicana.

Es difícil señalar fechas exactas para el inicio del romanticismo en Hispanoamérica y México. Alfredo A. Rogiano describe la transición de la ilustración hacia el romanticismo de la siguiente manera:

"O sea que de la ilustración salen las ideas que, en el plano de la acción, fueron perfilando una visión romántica que dio nuevo sesgo a la España de los Borbones y a sus colonias ya liberadas, aunque el romanticismo como doctrina y programa no se impusiera hasta después de 1830", (1)

Podemos decir que en España el romanticismo no se impone antes de 1830 (2)

Según Orlando Rodríguez, estudioso del teatro hispanoamericano. Esta "penetro en México hacia 1838". (3) A la provincia mexicana llega aún más tarde. Con respecto a Jalisco se puede comprobar que la primera generación romántica surge alrededor de 1850.

En 1851 exactamente se constituye en Guadalajara la organización cultural "Falange de Estudio". Sus integrantes en su mayoría son jóvenes intelectuales educados en el seminario por maestros con gustos neoclásicos, entre los cuales destaca el carmelita descalzo Fray Manuel Nájera. Algunos de estos jóvenes que se hicieron famosos como el historiador y crítico José María Vigíl, el poeta y dramaturgo Pablo Jesús Villaseñor o el orador y narrador Miguel Cruz Ahedo, no aceptaron la educación conservadora que habían recibido y se entusiasmaron por lo nuevos valores estéticos del romanticismo.

En la política estos románticos eran liberales. Gracias a loa protección del gobernador Jesús López Portillo, padre del novelista José, pudieron publicar la revista de corta vida "El Ensayo Literario" en 1852. Esta primera revista literaria en Guadalajara era el portavoz de la primera generación romántica y liberal de Jalisco. Aunque haya algunas excepciones, los románticos generalmente se identifican con el liberalismo o los liberales con el romanticismo.

Cuando consultamos las historias de la literatura, tenemos la impresión de que romanticismo debe haber llegado antes de 1850 a Jalisco. ¿No nació Fernando Calderón, en primer romántico de México", en 1809 en Guadalajara, donde reestrenó en 1827 su primera obra de teatro? ¿Cómo se puede afirmar que el romanticismo se desarrolla en Guadalajara a partir de 1850, si Calderón se murió en 1845?

Al examinar detenidamente la periodización de la historia literaria mexicana descubrimos algunas negligencias y fallas. Obviamente hay rasgos románticos en varias obras de Calderón, pero me parece inexacto ver en este dramaturgo un autor plenamente romántico. Es más bien un escritor de transición del neoclasicismo al romanticismo. Sus dramas históricos como "El torneo" (1839) o "Ana Boleno" (1842) son obras típicamente románticas, sin embargo su pieza más famosa "A ninguna de las tres" de la cual no conocemos la fecha exacta de estreno, es una comedia típicamente neoclásica que sigue la tradición de Moratín. Como se perdieron sus primeras obras estrenadas entre 1827 y 1836 en teatros de Guadalajara Zacatecas, no podemos confirmar la creación de obras románticas en Guadalajara en este período. Como Calderón es un dramaturgo de transición hacia el romanticismo, es muy probable que sus primeras obras extraviadas sean neoclásicas.

El ambiente cultural de la primera mitad del siglo XIX en Guadalajara es marcado por la ilustración que se prolonga más tiempo en los países de lengua española que en el norte de Europa. Como la ilustración llegó tarde a España e Hispanoamérica, tenía que retrasarse también la llegada del romanticismo. El neoclasicismo es la expresión literaria del movimiento filosófico y político de la ilustración. Los primeros liberales de Guadalajara como por ejemplo Anastasio Cañedo, diputado de las Cortes de Cádiz. conservan todavía mucho de la mentalidad de los ilustrados. Eso se nota en el órgano en que se expresan y que bajo el nombre de "La Estrella Polar" (4) se publica de 1822 a 1824. El nombre de la asociación que edita la revista nos recuerda las famosas "Sociedades de los amigos del país" que abundan como manifestaciones ilustradas en la España del siglo XVIII.

Es "La sociedad guadalajarense, de amigos deseosos de la ilustración" que edita "La Estrella Polar". En Jalisco estamos antes de 1850 en una fase de transición de la ilustración hacia el liberalismo y del neoclasicismo hacia el romanticismo. Pero antes de 1850 no surge una verdadera conciencia romántica y curiosamente hasta finales del siglo el neoclasicismo conserva una presencia parcial.

Ramón López Velarde, poeta zacatecano quién participó en la vida literaria tapatía con numerosas publicaciones, admiró la poesía de Manuel José Othón, cuya obra es de corte más bien neoclásico. En las dos últimas décadas del siglo pasado neoclasicismo y romanticismo son absorbidos por el modernismo.

En la segunda mitad del siglo pasado se difunde el romanticismo en todo el país. Igual que en Europa sigue a esta corriente el realismo y el naturalismo. Sin embargo a veces nos resulta difícil diferenciar los textos románticos de los realistas. El naturalismo surge en la misma época que el modernismo.

En México igual que en España los escritores naturalistas aceptan sólo una parte de los postulados del naturalismo francés de Zola, porque esta corriente en algunos puntos contradice los dogmas del catolicismo que está fuertemente arraigado en el mundo hispánico. En realidad en muchas novelas encontramos sólo elementos o influencias del naturalismo.

En 1900 coexisten realismo, naturalismo y modernismo en México, sin embargo en Guadalajara se conocen entonces sólo los primeros movimientos. La poesía del realismo y naturalismo peca de una retórica excesiva basada del romanticismo de Víctor Hugo. En 1900 aún no llega el mensaje estético del modernismo a la provincia jalisciense.

Enrique González Martínez el gran poeta modernista originario de Guadalajara, difunde su poesía desde la ciudad de México. De allí llega a Guadalajara, donde el crítico y profesor de literatura Agustín Basave lo hace leer a sus alumnos de la Escuela Preparatoria de Jalisco. Solo hasta 1920 el modernismo es plenamente aceptado en Jalisco. Eso significa un retraso de más de treinta años con respecto a la capital de la República

La política centralista del gobierno de Porfirio Días obliga a muchos escritores a radicar en la capital de la República. Enrique González Martínez abandonó Guadalajara para trabajar como médico en Sinaloa. Desde allí ya no regresa a su ciudad natal, sino se establece en la ciudad de México que le ofrece más facilidades para su carrera literaria.

Otros escritores de nuestro siglo como Mariano Azuela, Agustín Yañez, Alfonso Gutiérrez Hermosillo o Juan Rulfo emigran también a la capital de la República, porque sólo allá pueden alcanzar fama literaria.

Después de la revolución, la vida literaria de Guadalajara cada vez más está marcada por los reflejos de las actividades culturales de la ciudad de México.

El movimiento vanguardista de los estridentistas no cuaja en el occidente de México, sin embargo un poeta tapatío joven, de talento, difunde en Guadalajara sus poemas "ultraístas", pero los demás poetas de la ciudad no lo toman en serio. Así Jesús Aguilar Villaseñor figura en la historia de la literatura jalisciense como único representante de la vanguardia en Guadalajara.

Más importante que la literatura de vanguardia para México es el grupo de "Contemporáneos". Los autores de esta asociación dejaron más huellas en la creación literaria de Jalisco. Así por ejemplo los poemas de Adalberto Navarro Sánchez son influenciados por los "Contemporáneos".

Durante el siglo XIX Guadalajara igual que otras ciudades de provincia tenía una vida literaria independiente de la ciudad de México. Un escritor destacado como José López Portillo y Rojas pasó la mayor parte de su vida en su ciudad natal. Pero Mariano Azuela, un novelista de la generación posterior a él. se ve obligado a emigrar a la capital de la República por culpa de la política centralizadora del porfiriato.

Lo mismo pasa a los demás autores de éxito del siglo XX. Por eso desde la revolución podemos aplicar el mismo esquema de periodización de la historia literaria de Jalisco que en México. La literatura jalisciense ya no se diferencia de la de la capital, a la cual se ha integrado en gran parte.

En este momento se lleva a cabo una política descentralizadora, pero sólo los historiadores del siguiente milenio nos podrán decir de que manera marca este descentralización la literatura jalisciense actual.

NOTAS

1) A. Roggiano, la poesía decimónonica, en: Luis Iñigo Madrigal, coordinador, Historia de la Literatura Hispanoamericana, tomo II, Del neoclasicismo al modernismo, p. 277-288, p. 278

2) Vea Hans Juratschke, El neoclascismo y el romanticismo en España, su visión del mundo, su estética y poética, en" Arbor, Revista general de cultura , Madrid , sept-oct. 1963, p. 520

Juretscheke comenta sobre todo la tesis del especialista en romanticismo español E.A. Peers y el libro de Wolfgang Kromer, Zur Weltanschauungdes Neoklassizismus und der Romantik in Spnie Munster 1968

3) O. Rodríguez, teatro del siglo XIX, en: L. Iñigo Madrigal, op. cit., p. 361-385. p. 368

Carlos González Peña, en su Historia de la literatura mexicana, fija la fecha de la llegada del romanticismo a México en 1830.

4) Hay un edición moderna de esta revista con un estudio introductorio de José Cornejo Franco. La Estrella Polar. Polémica federalista; Poderes de Jalisco, Guadalajara 1977.


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